Organizaciones de migrantes
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LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL COMO ESTRATEGIA DE REPRODUCCIÓN FAMILIAR EN LA REGIÓN ORIENTE DE TLAXCALA.

José Dionicio Vázquez Vázquez

 

 

 

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Organizaciones de migrantes.

Anteriormente se ha descrito la importancia de las redes en la transnacionalidad, y en esta parte se mencionan sus características más acentuadas. Las primeras organizaciones de migrantes detectadas y estudiadas en los años 60 y 70 tenían estructuras organizativas informales, sin vida estatutaria, con una membresía inestable, y con más actividades y de convivencia social. El especialista Moctezuma (2005), señala que las redes sociales son inherentes a las comunidades de los migrantes, e indica que aquéllas se inician originalmente de forma individual y/o familiar, sin llegar a integrar alguna comunidad transnacional. Es decir, el hecho de que en los lugares de destino nazcan redes sociales, marcan indicios, pero sólo eso, de que se encuentra en proceso de formación la comunidad transnacional.

Falta entonces que se formen las llamadas comunidades hijas, que se convierten en la base donde surgirán los comités sociales, sin que necesariamente evolucionen por ese mismo rumbo; puede que otros, por caminos distintos, desarrollen otro tipo de redes mucho más extensas que deriven en asociaciones o clubes de migrantes.

Primero, los migrantes integran las comunidades filiales, entendidas como el núcleo de migrantes establecidos (de origen y destino), aunque no toda comunidad filial puede dar origen a la organización migrante. Es decir, que las primeras organizaciones de migrantes (léase: comunidades filiales) no contenían alguna formalidad, ni estatutos. Más bien se inclinaban por las actividades cívicas y de convivencia social. Sus objetivos eran explícitos, donde sus prácticas se diferenciaban muy poco de lo que efectuaban los equipos deportivos, los amigos y familiares. Aquí, la vida comunitaria sobresalía (y sobresale) de la estructura organizativa, lo cual sigue ocurriendo hasta nuestros días. Las comunidades filiales de los Estados Unidos comparten su cultura de origen con la de destino

De las comunidades filiales se derivan los comités de pueblos: es en esta formación donde pasan de la acción comunitaria a la propiamente participativa, caracterizándolos el involucramiento y compromiso con las prácticas binacionales, metas, proyectos y utopías. Es esto último lo que hace posible que se eleven de agentes a sujetos sociales (Moctezuma: 2005). Lo que caracteriza permanentemente a los comités de pueblos son las obras sociales que realizan en sus lugares de origen, pagadas íntegramente por los propios migrantes en forma de remesas. Los primeros migrantes destinaron muchos recursos a la fiesta del pueblo, del santo patrono, donando ambulancias, autobuses, a personas de la tercera edad e incluso a indigentes. En sus inicios sus acciones eran “esporádicas, escasas, poco formales e invisibles para la sociedad y el Estado” (Moctezuma, 2005: 66). En síntesis, eran relaciones culturales, de reforzamiento de la identidad.

Este proceso, tiene un mínimo de formalidad y de legitimidad que les permite negociar con las autoridades de los municipios, y excepcionalmente con el Estado, sin pasar desapercibido en este nivel la alta significación de las remesas en su monto e impacto. Pese a ello, sus prácticas aún son muy locales.

Las organizaciones que han trascendido a la comunidad, son aquéllas que han madurado y rebasado a los comités: cada asociación de migrantes se encuentra referida no sólo a la entidad mexicana del lugar de origen de los migrantes, sino al radio de acción que tiene en los Estados Unidos, incluyendo además a varios clubes o comités que ya han adoptado la denominación de sus comunidades de origen. “Es decir, se trata de estructuras permanentes con un alto grado de formalización, reconocimiento y legitimidad social, basadas en la colectividad y la práctica binacional de sus miembros” (Moctezuma, 2005: 69). Esto configura lo que el autor denomina migrante colectivo u organizado, en tanto que es sujeto social transterritorial.

Actualmente, las asociaciones han pasado a una etapa de maduración, integrando a varias organizaciones de segundo nivel en diferentes localidades de Estados Unidos, dando cuenta este procesos de tres aspectos distintivos: 1) el establecimiento de varios circuitos poblacionales previos (Durand: 1988) ; 2) transición de los clubes a las asociaciones regionales en los Estados Unidos, y 3) la conformación de la asociación de asociaciones, es decir, lo que viene a ser una confederación. Éstas vienen a definir, en sus procesos maduros y evolucionados una diferenciación de sus actividades organizativas y comunitarias, distinguiendo con claridad las actividades de inversión empresarial y de organización política. Así han salido iniciativas pioneras en lo empresarial como los programas zacatecanos de Uno por Uno, Dos por Uno y Tres por Uno, mientras que en el aspecto político, el Frente Cívico Zacatecano, haciendo alianza con el AFL-CIO, protagonizó la defensa en California de las licencias de manejo; además fue protagonista único en la promoción de la Primera Iniciativa de Reforma a la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Zacatecas, que viene a ser nada más ni nada menos que una iniciativa de Ley Migrante. En ella, de modo muy general se plantea brindar apertura a la participación de los migrantes zacatecanos en las decisiones políticas, que incluyen las de naturaleza ciudadana.

- Las organizaciones de migrantes, desde la óptica de la migración (Castellanos, 2006) afirma que las organizaciones de migrantes podrían clasificarse en:

- Redes de inmigración cuyo objetivo principal es el movimiento de personas, unidades familiares y la migración en cadena.

- Redes que tienen un enfoque más transnacional, pues sus actividades (en los ámbitos económico y político), se dirigen principalmente hacia su país de origen.

- Redes que actúan principalmente en el ámbito local en el país de destino.

Lo que debe precisarse es que estas redes son multidimensionales y cambian según su tipo. Por un lado, la ayuda que éstas prestan puede ser esencial y con una duración larga y estable, mientras que en otras, sus prácticas pueden ser secundarias y con un carácter de tiempo limitados.

Al inicio, los migrantes se organizan en redes pequeñas de conocidos y paisanos, lo que les permite afrontar el ambiente hostil que muchos inmigrantes perciben a su llegada. Los migrantes que se incorporan a las distintas asociaciones buscan superar las dificultades cotidianas; sin embargo, al transcurrir el tiempo las organizaciones adquieren múltiples dimensiones, tornándose sus relaciones más complejas debido a los contactos que tiene con sus comunidades de origen, llevándolos a construir prácticas transnacionales por sus constantes relaciones económicas, sociales y culturales. Los vínculos iniciales con sus comunidades de origen se limitan al contacto que mantienen con sus familias mediante el envío de remesas, entre otros. Pasado algún tiempo, las organizaciones crecen y sus mismas necesidades hacen que sus relaciones y acciones reivindicativas se trasladen del terreno de lo local al transnacional, pues se enfocan en aspectos de la defensa de los derechos civiles (derecho al voto o la legalización de su situación, por ejemplo), y protección y denuncia por discriminaciones.

Las organizaciones mexicanas en Estados Unidos son un ejemplo de las prácticas de la inmigración, pues han consolidado una extensa red que cuenta con más de 583 organizaciones en 30 ciudades, permitiéndoles fortalecer sus vínculos con sus lugares de origen. Las continuas luchas han llevado a las organizaciones mexicanas a transformar sus formas organizativas en otras más complejas como las federaciones, que incluyen asociaciones de diversas regiones mexicanas, lo que representa una afiliación de miles de migrantes.

Según Castellanos (2006), citando al Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) con cifras de 2004, la comunidad mexicana en Estados Unidos se encuentra concentrada fundamentalmente en los Ángeles, ciudad en la que se encuentran “218 clubes y federaciones de oriundos; le sigue Chicago, con casi 170 organizaciones; mientras que los estados de origen con mayor número de clubes son Zacatecas (132), Jalisco (99), Guerrero (49), Guanajuato (48), Michoacán (35), Puebla (34), Oaxaca (31) y Nayarit (25). Dentro de éstas por ejemplo, se encuentran organizaciones como el Frente Indígena Oaxaqueño Binacional, que tiene entre sus principales objetivos la defensa de la salud y los derechos humanos de los pueblos indígenas”. A estas prácticas deben sumársele consecuencias como la formación de identidades colectivas más amplias a escala técnica y regional.

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