Contribuciones a las Ciencias Sociales
Junio 2012

CONSIDERACIONES SOBRE LA DIMENSIÓN ÉTICA EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA

 

Gloria Arleny Suárez Rodríguez (CV)
Maite Tovar Horta (CV)
maiteth@ucm.cfg.sld.cu
Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos

 

 

Resumen: La tecnología se ha convertido en un factor de poder en las relaciones internacionales, ambas son procesos sociales, encaminados al  propio desarrollo de la humanidad. La ciencia debe estar al servicio del conocimiento y la razón para contribuir a la emancipación del ser humano, lejos de la influencia del poder, debe detenerse ante el juicio moral sin pretender juzgarla ni invalidar sus propuestas. Tanto la ciencia como la tecnología modifican todas las formas de vida, establecen nuevas creencias, comportamientos e  ideologías. El vertiginoso impulso de la ciencia y la tecnología nos conduce a valorar cada vez más las consecuencias e impactos que este causa a la naturaleza y a la  sociedad; razón por la cual pretendemos plasmar en este apartado algunas consideraciones sobre su dimensión ética.

Palabras clave: tecnología, ciencia, dimensión ética

 

Abstract:

The technology has become a factor of power in international relations; they are both social processes pointing to human development. Science should be at the service of knowledge and wisdom to contribute to human liberation, far away from the influence of power, it should stop in the presence of moral judgement without the pretension of invalidating it or judging its proposals. All forms of life are modified by science and technology; they establish new believings, behaviors and ideologies. The impetuous advance of science and technology drives us to valorize more frequently the consequences and impacts caused by them in nature and society; this is the reason why we pretend to offer some considerations about ethic dimensions in this article.

Key Words: Technology, Science, Ethic Dimension




Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Suárez Rodríguez, G. y Tovar Horta, M.: "Consideraciones sobre la dimensión ética en ciencia y tecnología ", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Junio 2012, www.eumed.net/rev/cccss/20/

Introducción:

La tecnología es un fenómeno social que surge y se despliega en un complejo sistema cultural, donde hay que tener en consideración los conocimientos, hábitos y valoraciones que cada sociedad impone por medio de rasgos singulares y universales. Esta ha invadido la sociedad contemporánea e incluye la dinámica  de vida del ciudadano común, es un proceso donde no solo el hombre transforma el entorno, sino que se transforma a sí mismo y a su vez la escala de valores.

La ciencia debe estar al servicio del conocimiento y la razón para contribuir a la emancipación del ser humano, lejos de la influencia del poder, debe detenerse ante el juicio moral sin pretender juzgarla ni invalidar sus propuestas,  tanto la una como la  otra  modifican  todas las formas de vida, crea nuevas creencias, comportamientos e  ideologías.

Desarrollo:

La importancia de la ciencia y la técnica en pleno siglo XXI está fuera de discusión. La tecnología se ha convertido en un factor de poder en las relaciones internacionales, ambas son procesos sociales, encaminados al  propio desarrollo de la humanidad. Sin embargo, el desarrollo acelerado de las tecnologías  no ha hecho otra cosa que agravar las desigualdades entre los pueblos.
La ciencia debe estar al servicio del conocimiento y la razón para contribuir a la emancipación del ser humano, lejos de la influencia del poder, debe detenerse ante el juicio moral sin pretender juzgarla ni invalidar sus propuestas,  tanto la una como la  otra  modifican  todas las formas de vida, crea nuevas creencias, comportamientos e  ideologías.
En el  presente,  el vertiginoso impulso de la ciencia y la tecnología, nos conduce a valorar cada vez más las consecuencias e impactos que este causa a la naturaleza y a la  sociedad; razón por la cual pretendemos plasmar en este apartado algunas consideraciones sobre su dimensión ética.   
La tecnología es un fenómeno social que surge y se despliega en un complejo sistema cultural, donde hay que tener en consideración los conocimientos, hábitos y valoraciones que cada sociedad impone por medio de rasgos singulares y universales; “en la maquinaria existen valores humanos, la máquina  no tiene ni  exigencias ni fines, es el espíritu humano  el que tiene exigencias y establece las finalidades” (1)
Esta ha invadido la sociedad contemporánea e incluye la dinámica  de vida del ciudadano común, es un proceso  donde no solo el hombre transforma el entorno, sino que se transforma a sí mismo y a su vez la escala de valores. Por esto,  resulta casi automático afirmar que cada sociedad posee el tipo de ciencia que corresponda a su modo de producción. (2)
Sin dudas, el progreso científico tecnológico  deviene cada vez más como un asunto  contradictorio y ambivalente que abre a la humanidad  posibilidades, en muchos casos en bien y en otros en mal, en dependencia del espejo con que se observen los resultados alcanzados.
Algunos científicos ven  a la tecnología  como la solución de todos los males sin importar las consecuencias y beneficios. En cambio otros se desvelan con  las terribles consecuencias que va dejando tras de sí el uso indiscriminado del desarrollo y el avance científico-tecnológico. Según, Agazzi (1996),  el hombre ha estado habituado largo tiempo a ver la ciencia y la tecnología como actividades destinadas únicamente a producir beneficios para la humanidad, incluso porque se consideraba capaz siempre de seleccionar  lo positivo  y dominar  o eliminar los eventuales efectos negativos del desarrollo científico- tecnológico por medio de los instrumentos procurados por este. (3)
No debemos estar tan seguros de la capacidad del hombre para regular con sensatez  los desafíos de sus propios actos en la producción, así  como de su interactuar práctico con la naturaleza y la sociedad.
Tomar conciencia y realizar valoraciones de estos peligros no debe quedarse a nivel individual sino que “deben  producirse solamente a un nivel social, pues efectivamente, son la humanidad o la sociedad en sentido alto las que están expuestas al riesgo de futuros  desastres, o ciertamente a la futura aniquilación, mientras que, a pesar de todo, el individuo singular tiene tendencia  a creer  que la tragedia se producirá en todo caso después de él”. (4)
Es preciso poner coto a tiempo y revertir tendencias negativas con reglamentaciones, normativas éticas y jurídicas para la creación científica y tecnológica, así como para su aplicación práctica.
Muchos autores afirman que la ciencia y la tecnología son neutros y desplazan la responsabilidad de sus efectos nefastos a los decisores de su utilización ¿Será acaso que los científicos no tienen responsabilidad alguna con las consecuencias negativas de los descubrimientos? ¿Entonces, no nos queda otra que aceptar de forma positiva las consecuencias negativas del desarrollo científico-tecnológico?
¿Acaso la sociedad no tiene derecho a elegir qué tipo de avance científico necesita, a preguntarse al servicio de quién se encuentra o cual será su impacto?
En las últimas décadas de este siglo existe una institucionalización de los estudios socio-humanistas de la tecnología y su historia, específicamente la filosofía de la tecnología.
Según, Carl Mitchan, la primera conferencia que expresó este tipo de filosofía fue el   Congreso Mundial de Filosofía en 1911 siendo retomado después de la Segunda Guerra Mundial aunque  desde el siglo pasado  han existido intentos  por comprender e interpretar a la tecnología. Los estudios filosóficos  acerca de la tecnología tienen como motivación esencial reflexionar acerca de esta y su relación con el hombre y la sociedad.
Durante los años 60 se intentan integrar los intereses teóricos y prácticos. En los 70 se renueva el debate sobre la dimensión socio humanista con respecto a la tecnología donde comienzan aparecer publicaciones periódicas. La década del 80 promovió la  creación de centros de investigación  acerca de estos temas. Actualmente  se consolidan e institucionalizan ramas del saber que abordan el fenómeno tecnológico. 
Afirma Núñez (1999),  los estudios sociales  de la ciencia desarrollada durante este siglo han puesto de manifiesto la naturaleza social de la práctica científica y su consecuente comprometimiento con los valores, prioridades e intereses propios de la estructura y los  agentes sociales. Es decir, la ciencia es una actividad social vinculada a las restantes formas de la actividad humana. (5) (6
En este contexto de interconexiones ocupa un lugar de importancia el de las implicaciones éticas del propio avance tecnológico. Los problemas valorativos  del quehacer tecnológico  está entre la cuestiones de mayor complejidad en la actual filosofía de la tecnología y en la práctica de los cambios especializados. 
La cuestión resulta tanto más crucial en la medida que el propio conocimiento ha puesto de manifiesto que, a las puertas  del siglo XXI, la  humanidad  afronta la inexcusable necesidad de rectificar estilos y formas de desarrollo económico   que de continuar su desenfrenado ritmo y seguir agravando las terribles contradicciones entre la opulencia y la precariedad de la subsistencia, amenazan agotar para siempre recursos inapreciables del patrimonio planetario,  y lo que es peor, comprometer la existencia misma de las futuras generaciones (Clark, 1999). (7)
Son innegables,  cuestiones tales,  como: la creciente interdependencia  ciencia-economía pues el mercado necesita nuevos aportes para poder ofertar otras opciones que le ofrezca la innovación,  el acortamiento creciente del tiempo entre el momento de un descubrimiento científico y el de su aplicación. Sin embargo, las investigaciones demandan  financiamiento cada vez más mayores.
Por supuesto, estas contradicciones reflejan algunas consecuencias,  por ejemplo en el campo de  la propiedad intelectual en las ciencias biológicas. Algunos consideran inaceptable todo tipo de patente con respecto a los seres vivos, hasta los que rechazan el planteamiento de genes naturales, pero no así el de los organismos manipulados o construcciones genéticas artificialmente obtenidas. En el campo de la informática, el desarrollo del conocimiento es tan acelerado que la capacidad de los nuevos sistemas tiende a mantener   en constante obsolescencia a los materiales de propagación existentes; sin incertidumbre, una nueva era  de la informática y las comunicaciones se vislumbran. 
No es menos cierto que el progreso científico-tecnológico,  nos ha conducido a una mejor comprensión de los naturales, al mejoramiento de las condiciones de vida  y trabajo del hombre, hoy sabemos que las enfermedades no son provocadas  por seres sobrenaturales, se pueden curar con vacunas y medicamentos.
En alguna medida, la tecnología ha liberado al hombre facilitando su productividad en el trabajo humanizando sus condiciones, pero no se puede obviar que a lo largo de la historia de la ciencia y la tecnología han sido esgrimidos diversos ejemplos como amenazas  creadas por él mismo sin una denuncia adecuada.
La velocidad del crecimiento de los conocimientos, el impacto de sus aplicaciones y la repercusión de sus efectos amenazan  no a un individuo sino a la humanidad que se encuentra en peligro de extinción o de estar agredida en sus normas de existencia más profundas y desarrolladas durante milenios, es un dilema ético obligado a examinarlo con responsabilidad en toda su magnitud.
En las postrimerías del siglo XX aparecen fenómenos insospechados, tales como: el adelgazamiento de la capa de ozono, el llamado efecto invernadero, la desertificación, entre otros, son los que ponen al orden del día un nuevo debate ético.
Estos  grandes conflictos que acontecen en el mundo contemporáneo muestran a la humanidad la carencia que tiene de la veracidad de sus  auténticas necesidades esenciales, así como de un imperativo que le permita reconocer los beneficios del desarrollo  científico-tecnológico de la sociedad. Por mi parte, cuestiono la neutralidad de la ciencia y de sus decisores, así como la operatividad  con respecto a esos criterios que históricamente  hasta hoy se ha  pretendido demostrar su existencia y creo en sus beneficios para el progreso.
Precisamente, con el pretexto de contribuir al progreso social de las naciones subdesarrolladas, muchas empresas corporativas  de países desarrollados trasladan al tercer mundo sus tecnologías de riesgos, casi siempre obsoletas  incluyendo en ellas  los peligros de desperdicios industriales. Lo más irónico  e interesante del asunto es que lo hacen con la aceptación de estos países.
Ante otra arista de esta problemática hay una parte de la población mundial que no se siente amenazada por los actores ciencia-tecnología, más bien por su falta de acceso.
Los procesos de difusión tecnológica pueden generar alteraciones  en los socio-sistemas semejantes a los que ocurren en los ecosistemas cuando alteramos el equilibrio que los caracteriza. El intento conocido de controlar la natalidad en países carentes de hábitos, cultura y sistemas sanitarios apropiados a través de la transferencia de dispositivos intrauterinos   de amplio uso en sociedades donde las condiciones sanitarias y culturales son bien distintas con el consiguiente costo de vidas humanas, es un ejemplo claro de la pertinencia da la noción de socio sistema. No importa solo el artefacto, hay que tomar en cuenta el socio sistema real donde deberá funcionar. (Núñez, 1999).(8)(9) (10)
Se puede hablar de neutralidad de la ciencia, es algo controvertido. Cuántos individuos  fallecen en el Tercer Mundo envenenados por pesticidas del mundo desarrollado. El asunto no radica  en el rechazo total a las transferencias de tecnología, sino en colocar la tecnología apropiada.
Sencillamente se trata de tener acceso  a las tecnologías que se avienen  a nuestras condiciones objetivas acordes con las políticas científicas y estrategias trazadas por los países en función  de garantizar un desarrollo sostenible.
Se considera que es  primordial un enfoque ético junto al económico. El tema  va más allá de la tecnología en sí, sino en la proyección estratégica en toda su dimensión justa teniendo en cuenta el contexto y sus necesidades. Las nuevas tecnologías  algunas son portadoras de beneficios, pero también de riesgos para los cuales debemos adoptar actitudes y medidas.
Para ello es necesario interpretar, comprender y valorar los fenómenos de la realidad que permitan identificar y determinar el uso de las tecnologías adecuadas, diseñar, adaptar  y mejorar tecnologías según las realidades sociales. Estamos obligados aprender la nueva racionalidad del hacer y del vivir del mundo contemporáneo.
Es fundamental reconocer el marcado carácter social de la tecnología como fenómeno, ella no surgió sola nace, crece y  progresa gracias a las propias necesidades prácticas del hombre en su afán de conquistar y dominar al mundo que nos rodea. Indiscutiblemente las condiciones de existencia influyen en los modos de actuación del hombre,  la propia realidad técnica es inseparable de éstas. Por tanto, la tecnología además de encerrar un valor crea nuevos modificando los patrones morales existentes del ser humano en dependencia de las  condiciones y la cultura  donde se desarrolla.
Después de estos análisis cabe reflexionar ¿Hacia dónde va la sociedad? ¿Realmente progresa la humanidad? ¿Es la ciencia y la tecnología un beneficio para la humanidad?
La globalización y el precipitado ritmo del binomio ciencia-tecnología están ocasionando profundas mutaciones en la percepción del mundo, así como los propios valores que orientan la conducta humana.
Hoy estás problemáticas requieren  solución a escala global, el impacto de los cambios climáticos actuales, la propagación desmesurada del SIDA y el uso indiscriminado del agua constituyen ejemplos relevantes, entre otras,  de problemas de primera magnitud capaces de afectar a comunidades humanas. El mundo es un entramado complejo social donde la prosperidad de unos pocos tiene severas implicaciones para el resto.
Desde el propio surgimiento de las formas organizativas de la sociedad arcaica espontáneamente  para satisfacer las necesidades de producción de bienes materiales la humanidad ha visto cometer crímenes  abominables bajo un mundo ético asumido institucionalmente, basta el ejemplo del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki sólo para demostrar el poderío de  los Estados Unidos.
La propia carrera armamentista cada vez más sofisticada  ha sido una  de las consecuencias más trascendentales  del desarrollo científico junto a  la contaminación del medio ambiente y  su implicación para la supervivencia humana. No hay dudas, el poderío económico y militar descansa en el desarrollo  de la ciencia y la tecnología.
Es vital una mirada más altruista en el quehacer científico tecnológico y sus impactos sobre todo  desde el punto de vista económico y productivo. Hoy el sector informático se ha convertido en una gran industria, son los países informatizados los que tienen la mayor ventaja y controlan el resto, quién tenga el control de la información tendrá el poder.
En consecuencia, la investigación y educación en ciencia-tecnología, la  formación de personas altamente calificadas en esos campos y el robo de cerebros se convierten en acciones priorizadas  para los estados y empresas.
La ciencia no debe constituir un factor de poder en tanto todos laboremos haciendo uso de ello,  estamos  obligados a concebir mecanismos para crear y fortalecer el potencial científico  y hacer viable el regreso de los emigrados, así como conservar y arraigar a los que decidieron permanecer en sus países de origen. Del mismo modo corresponde considerar la formación ética de la personalidad de los científicos junto a otros enfoques de ética institucional y social. 
En el mundo contemporáneo el rápido perfeccionamiento científico tecnológico  y sus constantes cambios son experimentos sociales que precisan de control social, regulaciones y proyecciones. En este sentido, es importante comprender y valorar el contexto social donde se ponga en práctica la tecnología como requerimiento primordial, está debe responder a las cuestiones más urgentes mediante soluciones adecuadas  pues el desarrollo técnico no es simplemente el descubrimiento de una técnica y su puesta en práctica en el vacío, es un fenómeno cultural contradictorio complejo y de transformación social. Sobre todo se requiere de decisión política en nuestros países  para afrontar el desarrollo como una necesidad hacia lo interno.
La humanidad atraviesa en nuestros días condiciones especiales, encaramos una realidad donde desaparecen viejas situaciones y se trata de afrontar el manejo de demandas crecientes de recursos  los cuales tienen tendencia a decrecer, por tanto, consideramos se debe restringir  el consumo indiscriminado de los mismos sobre todo adquirir conciencia de la implicación del  su mal manejo y administración haciendo énfasis en su importancia para  lograr satisfacer las propias necesidades humanas de forma holística sobre la base de los aportes  de la ciencia y la técnica.
La responsabilidad ética ante el nuevo orden mundial científico tecnológico debe ser compartida por todos: científicos, tecnólogos, dirigentes y decisores de políticas.
A nuestro juicio en la actualidad solo la ciencia,  la técnica y la productividad podrán enfrentar el grandioso desafío que tiene por delante el planeta que se empobrece y cuya tierra agrícola disminuye por año. El trabajo científico  debe sustentarse en valores éticos de humanismo, responsabilidad con el futuro de la humanidad, prosperidad de las sociedades, respeto por la preservación del medio ambiente, avances de la ciencia y consagración al futuro.
Los recursos humanos son pilar fundamental de la actividad científico técnica y por ello debe ser políticas de los estados su formación, superación, preservación, renovación y estimulación en función de las posibilidades de los países.
Un mundo mejor es posible. Nuestra especie ha adquirido  conocimientos, valores éticos y recursos acreditados suficientes para marchar hacia una nueva etapa histórica de infalible humanismo. La promoción del desarrollo científico tecnológico no sólo corresponde fundamentarse sobre la base de las  necesidades económicas, sino que debe estar ligada a defender  la independencia y soberanía nacional, fomentar la identidad  cultural de los países con profundos principios humanistas.
En resumen, son diversas las contradicciones éticas que el sistema de ciencia y tecnología plantea a las exigencias de la vida;  la generalización del carácter empírico  del discurso científico  a todos los planos de la vida    ha eliminado la posibilidad  de atribuir sentidos justos  a nociones como humanismo, justicia, deber, mal y bien. Como consecuencia de lo anterior,  la esfera axiológica se ha relegado a la subjetividad de los individuos derivando un vaciamiento del contenido ético y la falta de compromiso del hombre moderno.

Conclusiones:

Los grandes conflictos que acontecen en el mundo contemporáneo muestran a la humanidad la carencia que tiene de la veracidad de sus  auténticas necesidades esenciales, así como de un imperativo que le permita reconocer los beneficios del desarrollo  científico-tecnológico de la sociedad.
Los procesos de difusión tecnológica pueden generar alteraciones  en los socio-sistemas semejantes a los que ocurren en los ecosistemas cuando alteramos el equilibrio que los caracteriza
Se considera que es  primordial un enfoque ético junto al económico. El tema  va más allá de la tecnología en sí, sino en la proyección estratégica en toda su dimensión justa teniendo en cuenta el contexto y sus necesidades. Las nuevas tecnologías  algunas son portadoras de beneficios, pero también de riesgos para los cuales debemos adoptar actitudes y medidas.
En el mundo contemporáneo el rápido perfeccionamiento científico tecnológico  y sus constantes cambios son experimentos sociales que precisan de control social, regulaciones y proyecciones. En este sentido, es importante comprender y valorar el contexto social donde se ponga en práctica la tecnología como requerimiento primordial, está debe responder a las cuestiones más urgentes mediante soluciones adecuadas.
A nuestro juicio en la actualidad solo la ciencia,  la técnica y la productividad podrán enfrentar el grandioso desafío que tiene por delante el planeta que se empobrece y cuya tierra agrícola disminuye por año. El trabajo científico  debe sustentarse en valores éticos de humanismo, responsabilidad con el futuro de la humanidad, prosperidad de las sociedades, respeto por la preservación del medio ambiente, avances de la ciencia y consagración al futuro.

Referencias Bibliográficas:

1- Munford, Lewis. Tecnología y Civilización. España: Alianza Editorial; 1971. pág 22-24.

2- Agazzi, Evandro. Algunas consideraciones de la objetividad científica: ¿Qué es la ciencia? En: El bien, el mal y la ciencia. Madrid: Editorial Tecnos, SA; 1996. pág .43-47.

3-Agazzi, Evandro .La ciencia como producto social: Ciencia y Sociedad.  En: El bien, el mal y la ciencia. Madrid: Editorial TECNOS; 1996. pág.47-53.

4- Agazzi, Evandro .La conciencia del impacto de la ciencia en la sociedad: Ciencia y Sociedad. En: El bien, el mal y la ciencia. Madrid: Editorial Tecnos,SA; 1996. pág.55-57.

5- Núñez Jover, Jorge. De la ciencia a la tecnociencia: Pongamos los conceptos en orden. En: La ciencia y la tecnología  como procesos sociales. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1999.  pág. 6-24.

6- Núñez Jover, Jorge. La industria científica se transforma. En: La ciencia y la tecnología  como procesos sociales. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1999.  pág. 43-47.

7- Clark, Ismael. Ciencia, tecnología y sociedad. Desafíos éticos. En: Tecnología y Sociedad. La Habana: Editorial Félix Varela; 1999.  pág. 261-270.

8- Núñez Jover, Jorge. Lo que la educación científica no debería olvidar. En: La ciencia y la tecnología  como procesos sociales. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1999.  pág. 1-6.

9- Núñez Jover, Jorge. Rigor, objetividad y responsabilidad social: La ciencia en el encuentro entre Ética y Epistemología. En: La ciencia y la tecnología  como procesos sociales. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1999.  pág. 64-78.

10- Núñez Jover, Jorge. La ciencia y la tecnología como procesos sociales. En: Tecnología y Sociedad. La Habana: Editorial Félix Varela; 1999.  pág. 43-62.