Elsa de J. Hernández Fuentes (CV)
             elsahdezf@uabc.edu.mx
          David F.Fuentes Romero (CV) 
            Irma A. González Hernández (CV) 
             irma@uabc.mx
             Elsa del Carmen Villegas Morán (CV) 
              evillegas@uabc.edu.mx
           Universidad Autónoma de Baja California 
                                 
		      
			
			
			 
			
              
            
RESUMEN
              El presente artículo tiene como objetivo caracterizar la  mortalidad debido a suicidios y su comportamiento por género en la ciudad de Mexicali,  Baja California, México, Municipio de Mexicali. 
              Este estudio parte de la consideración de la dinámica  social como la relación e interacción de las variables exógenas o variables  autónomas, es decir aquellas que no se explican a través de un modelo económico  determinado, por lo cual el suicidio será visto como un fenómeno social,  producto de la dinámica en la sociedad y de la coevolución del hombre con ella,  debido a esto consideramos, a la tasa de suicidios como elementos  constituyentes de un orden único de hechos sociales, que a pesar de ser un acto  individual tiene un impacto social.
              Visto así, la tendencia  creciente a los suicidios aflige colectivamente a la sociedad, pues los actos  que en ocasiones un individuo lleva a cabo, y que a simple vista expresan una  decisión personal, son en realidad consecuencia y prolongación de un estado  social que el individuo experimenta en su interacción con la sociedad. Ya que  por cada suicidio se ven afectados al menos 4 familiares directos y 4  indirectos (según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e  Informática INEGI 2000, la familia se compone de 4 personas en promedio), sin  contar a su grupo de amigos y compañeros de escuela y trabajo. De ahí su  trascendencia e impacto social a pesar de que numéricamente el índice de  suicidio no es tan alto comparado con otras  formas de muerte violenta como el homicidio y los hechos de tránsito (choques  vehiculares y atropellamientos), entre otras.
              Es importante notar además  que en gran parte del mundo el suicidio está estigmatizado, es decir, es  condenado por razones religiosas o culturales, y en algunos países el  comportamiento suicida constituye un delito castigado por la ley, es pues, un  acto subrepticio y rodeado de tabúes, y es probable que no se reconozca, se  clasifique erróneamente o se oculte de forma deliberada en las actas oficiales  de defunción. A pesar de que el suicidio es sólo la parte más  visible de un problema con amplias conexiones sociales, psicológicas y  personales, y de que con frecuencia se ha argumentado que los registros  habituales de suicidios tienden a subestimar el problema (Marusic, et. al,  2003) la mayor parte de las conclusiones que se pueden obtener a partir de las  cifras oficiales son en esencia correctas (Speechley, et. al, 1991).
              Este es un estudio de caso de carácter descriptivo utilizando  como fuentes de información los registros oficiales de muerte violenta del  Servicio Medico Forense (SEMEFO) durante el periodo de 1999 a 2005. Para calcular  las tasas de mortalidad se usaron las poblaciones estimadas por el Consejo  Nacional de Población (CONAPO), describiendo la mortalidad por género, por  grupo de edad y por zona del municipio en estudio, así como los cambios  observados en las tasas y los métodos de suicidio en el periodo estudiado. Sin  embargo, debido a la complejidad del tema existe información que se ignora ya  que los familiares no se encuentran en disposición de otorgarla o bien la  desconocen.
              La importancia de éste estudio se basa en la  consideración de que  aunque las  sociedades son cambiantes a través del tiempo y contexto, el suicidio sigue  siendo la expresión más lamentable de las dolencias que aquejan a las  sociedades actuales. La  Organización Mundial de la Salud asegura que más personas mueren cada año  debido al suicidio que a la suma de homicidios y guerras (OMS, 2002).
              
  PALABRAS CLAVE: Suicidio, mortalidad,  tasa de mortalidad, género, hecho social, violencia.
INTRODUCCIÓN
La República Mexicana ocupa  5'152,406 km² de superficie.  Tiene actualmente una población total de 112,  337 mil habitantes presentando un crecimiento anual de 1.8 porciento. El Estado  de Baja California está situado en la región noreste de la República Mexicana,  limita al oeste y al sur por el Océano Pacífico, al este por el Golfo de  California y al norte con Estados Unidos de Norteamérica formando parte de la  península de Baja California. Actualmente se encuentra integrado por cinco  municipios: Mexicali, Tijuana, Ensenada, Playas de Rosarito y Tecate, siendo  Mexicali la Capital del Estado de Baja California. (INEGI 2010).
La ventaja de operación en la frontera ante los mercados  de los Estados Unidos de América. Ha permitido el avance de actividades  económicas como la agricultura, la industria y los servicios turísticos. De  acuerdo con el XIII Censo General de Población y Vivienda 2010 realizado por el  Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI, 2011) la  población del Municipio de Mexicali era de 936,826 habitantes con una densidad  poblacional calculada para el todo el Estado de 44 habitantes por kilómetro  cuadrado, es decir una zona de baja densidad poblacional. El Municipio de  Mexicali tiene una población joven numerosa distribuida proporcionalmente en  ambos sexos, viviendo en las zonas urbanas en mayor medida, siendo en su  mayoría católicos. Un elemento poblacional importante tanto en el Municipio de  Mexicali como en el Estado es la migración. 
Este estudio inicia en el conocimiento de que el Estado  de Baja California presentó por dos años consecutivos (1999 y 2000) la más alta  tasa de muerte violenta por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, manteniendo  esta tendencia durante 2004 cuando alcanzó el segundo lugar nacional con 15.4  %  de muertes violentas muy superior al  nivel nacional de 10.8 %, continuando para 2010 en los primeros tres primeros lugares  nacionales por Estado. Por su parte, el municipio de Mexicali, capital del Estado,  registró de 1999 a  2002 una tasa que lo ubicaba como el centro de población con más muertes  violentas (entre ellas el suicidio) en el Estado, por encima de localidades  importantes como Tijuana (Fuentes, 2006). 
Reconociendo la relación del suicidio y las muertes violentas el Informe  Mundial sobre la Violencia  y la Salud (OMS,  2002) nombra al suicidio como violencia  autoinfligida o comportamiento  suicida (parasuicidio o intento deliberado de matarse) definiendo a la  violencia como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o  como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause  o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos,  trastornos del desarrollo o privaciones”.. 
En 1897, Emilio Durkheim (2000,4-17) realizó una  investigación de corte sociológico sobre el suicidio de la que se desprende una  tipología de este fenómeno. Además, existen diversas obras con enfoque  psicológico y sociológico;  sin embargo, todos ellos retoman gran parte de la teoría de Durkheim, debido a  lo cual ésta se tomó como base teórico-metodológica del presente estudio.
Karl  Menniger (2002) afirma que el suicidio revela tres elementos: el deseo de  matar, el deseo de ser muerto y el deseo de morir. Al igual que Freud, vincula  al suicidio “con el instinto de la muerte”. Al sentirse derrotado, el sujeto  sometido a presiones y tenso por la frustración de algún motivo, impulso o  deseo, puede apelar a la agresión, cuyas formas más graves son, evidentemente,  el suicidio y el homicidio. 
METODOLOGÍA
Para  este estudio se construyó una plataforma de información soportada por dos  bases: la del Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde se analizaron el 100% de  las necropsias, esto es, la totalidad de los suicidios consumados, sumando 288  casos; y la información proporcionada por la prensa local (periódicos de mayor  circulación como El Mexicano, La Voz de la Frontera y La   Crónica de Baja  California) alcanzando el 47.9% de los casos antes mencionados. Además, se  realizó un análisis de información de las dos bases para generar así el perfil  del suicidio en el municipio de Mexicali, Baja California.
Para  este estudio se registraron las siguientes variables: Sujeto identificado,  número de acta, fecha de necropsia, año del evento, mes del evento, sexo de la  víctima, edad, grupos de edad, prueba de laboratorio, estudio toxicológico,  causa determinante de la muerte, ubicación geográfica, fuente de información,  método utilizado, lugar del deceso, estado civil, ocupación, sector económico  laboral, escolaridad, servicio medico, señas particulares, lugar de nacimiento,  horas de deceso, domicilio particular. 
Cabe  mencionar que en algunas variables (ocupación, escolaridad, lugar del deceso,  lugar de nacimiento, acceso a servicio médico y estado civil) no se obtuvo el  100% de los datos debido a que es información que se ignora (casos perdidos)  porque el familiar o amigo que identificó a la víctima no la otorgó. Sin  embargo, el porcentaje de casos perdidos es menor que el presentado por INEGI en las mismas variables. 
Se  referenció la información otorgada por el INEGI  (2002) y por el Consejo Estatal de Población (CONEPO), la cual se registró en  una base de datos en el Programa “Statistical Package for the Social Sciences”  (SPSS).  El 51% de la información tuvo como fuente principal el SEMEFO y el 47.9%  se obtuvo de Semefo-Prensa local.
ANÁLISIS
                  La  tasa de suicidios en México ha aumentado un 200% en los últimos treinta años.  Desde 1970, se ha registrado un incremento sostenido de muertes por suicidio,  ya que en ese año atentaban contra su vida 1.13 personas por cada cien mil  habitantes, en tanto en 1994 esa cifra había aumentado a 2.89 personas, lo que  revela un incremento de 1.56 personas por cada cien mil habitantes. En ese  periodo la mayoría de los suicidas fueron hombres, por lo que su tasa de muerte  por cada mil habitantes aumentó 169%, el mismo año, el suicidio llegó a  representar el 0.6% del total de muertes en el país.
                  Es  de notar que la evolución del suicidio indica incrementos recientes entre los  adultos jóvenes, con marcado énfasis en adolescentes (10 a 14 años de edad)  presentándose también incremento en los casos conforme avanza la edad de los  individuos (personas mayores de 65 años).
                  Esta  tendencia se observa de igual manera globalmente, ya que en el mundo se produce  una media de tres suicidios masculinos por uno femenino, proporción que fluctúa  entre los distintos países, desde apenas 1:1 en China, a 10:1 en Puerto Rico.  Las tasas de suicidio también varían dentro de los países entre las poblaciones  urbanas y rurales y entre diferentes grupos raciales y étnicos (Lester, 1997).  Aunque tradicionalmente las tasas de suicidio han sido más altas entre el  anciano masculino, las tasas en la gente joven han aumentado a tal magnitud que  éste es ahora el grupo de más alto riesgo en un tercio de los países, tanto  desarrollados como en vías de desarrollo.
                  A  escala nacional, en 1999 ocurrieron 417 intentos de suicidio; de ellos 158  (37.9%) fueron de hombres y 259 (62.1%) de mujeres; en es mismo año hubo 2531  suicidios, de los cuales 2142 correspondieron a hombres y 389 a mujeres (15.36 %)(INEGI, 2000).  En el caso de nuestro trabajo en Mexicali  podemos encontrar que de los 288 suicidios reportados entre 1999 y 2005, 260  fueron cometidos por hombres y sólo 28 mujeres, alcanzando una proporción de  una mujer por cada 10 hombres. 
                  Adentrados  en los casos de la localidad pudimos observar los siguientes resultados: Se  realizaron pruebas de laboratorio en el 80.2% de los casos para identificar el  nivel de alguna sustancia tóxica en el organismo de la víctima, encontrándose  resultados positivos en 52.8% de ellos. La principal sustancia identificada  fueron las metanfetaminas (16.5%), seguidas por el alcohol (10.4%) y la  combinación de alcohol y drogas (8.2%). El resultado negativo se ubica en el  47.2% restante. Cabe señalar que 19.8% no fue procesado o especificado por  motivos ajenos a la investigación. 
                  Del total de hombres, 55.7% dio positivo en  algún tipo de sustancias tóxicas, en tanto que entre las mujeres la prueba  toxicológica sólo resultó positiva en el 23.8% de los casos. El 17.6% de los  hombres consumieron metanfetaminas antes de consumar suicidio, promedio que  entre las mujeres es de 4.8% para la misma sustancia. Asimismo, del total de  hombres 10.0% consumió alcohol antes de consumar el suicidio, en tanto que  entre las mujeres dicha circunstancia se presentó en 14.3% de los casos. El 9%  de las personas del sexo masculino dio positivo a una mezcla de alcohol y  drogas, mientras que ninguna persona del sexo femenino presentó rastros de  dicha mezcla. El 44.3% de los varones obtuvo un resultado toxicológico negativo  al consumar el suicidio, mientras que en mujeres se obtuvo un resultado  negativo del orden del 76.2%, lo cual indica un patrón de consumo de drogas  ilícitas más elevado entre hombres que entre mujeres y una mayor adicción en  general a algún tipo de droga, ya sea de curso legal o no. 
                  Consideramos  entonces que, el consumos de drogas y alcohol ligados al varón que pueden estar  relacionados de manera directa con la frecuencia de suicidios. No obstante,  estas diferencias no explican por qué los intentos de suicidio son más  frecuentes entre las mujeres que entre los hombres.
                  Con  respecto al estado civil de los suicidas durante el periodo de estudio, se  ignora en el 35.1% de los casos, pero de la información obtenida, se desprende  que 32.1% era casado, 17.1% vivía en unión libre; el 43.3% era soltero y el  7.5% restante eran viudos, divorciados, o separados.
                  Del  total de hombres, 41.5% era soltero. A mismo estado civil correspondía el 56.5%  de las mujeres. El 3.7% de los hombres eran viudos sin que se registrara  ninguna mujer en la misma condición. El 8.7% de las mujeres y el 1.8% de los  hombres eran divorciados. El 17.7% de los hombres y el 13.0% de las mujeres  vivían en unión libre, en tanto que 34.1% de los varones y 17.4% de las mujeres  eran casados. Por último, 4.3% de las mujeres y 1.2% de los hombres estaban  separados. 
                  En  lo que respecta a su ocupación, se ignora en un de un 35.4% de los decesos por  suicidio, pero de acuerdo a la información válida 44.6% laboraba en el sector  terciario, 17.2% en el sector primario y 14.5% en el sector secundario. Un  porcentaje de 8.6 estaba desempleado, el 13.4% se dedicaba al hogar o a  estudiar y 1.6% se ubica como trabajador independiente.
                  En  el rubro de la escolaridad se encontró que 41.2% terminó la primaria, 35.7% la  secundaria, 13.2% la preparatoria y 4.4% alcanzó el nivel profesional. En  general, 94.5% tuvo acceso a la educación y sólo el 4.5% no cursó ningún grado  escolar.
     Con respecto a los métodos empleados, el 65.4% utilizó  como medio la asfixia por ahorcamiento (soga), el 30.6% un arma de fuego  (herida por arma de fuego, principalmente en la cabeza) y el 4% restante algún  otro medio, como arma blanca, veneno o precipitación, entre otros. 
                  La  relación entre medio utilizado y género muestra lo siguiente: del total que  utilizaron un arma de fuego, 88.6% eran varones y 11.4% mujeres; del total que  consumaron suicidio por medio de la asfixia por ahorcamiento (soga), 91% eran  varones y 9% mujeres; del total que utilizaron un arma blanca, 66.7% eran  varones y 33.3% mujeres. El resto de los medios fueron utilizados únicamente  por varones, entre ellos envenenamiento, precipitación, machacamiento,  intoxicación y quemaduras. Esto ubica al arma de fuego y la asfixia por  ahorcamiento como los medios más utilizados por ambos sexos.
                  Sin  embargo, entre las personas de sexo masculino el método más utilizado fue la  asfixia por ahorcamiento alcanzando un 59 % del total de suicidios estudiados,  mientras que entre las mujeres el mismo método llegó al 3.1 %. El arma de fuego,  como método utilizado para consumar el suicidio alcanzó el 27.4% entre los  varones, y sólo el .48% del total en mujeres. En un lejano tercer lugar, se encuentra el  uso del arma blanco con un .69 % de hombres y .34% de mujeres.
                  Con  respecto al lugar elegido, la mayoría de los sujetos –esto es, el 71%– consumó  el suicidio en casas-habitación, de las cuales el 58% era el domicilio de la  víctima, lo cual genera mayor impacto y dolor en la familia que le sobrevive y  continúa residiendo en el lugar del deceso. Lo anterior refleja a su vez que el  suicidio se práctica a puerta cerrada por el estigma social. Por su parte, el  13% consumó el suicidio en casa de otra persona conocida, el 8.3% se suicidó en  la vía pública y sólo el 15% tuvo atención médica y por lo tanto falleció en un  hospital o consultorio.
                  De los hombres, el 70.3% cometió el suicidio  en casa-habitación, incluyendo su domicilio particular. Esta circunstancia  también se presentó en 76.2% de las mujeres del total de casos observados. De  lo anterior se desprende que la mayoría de mujeres y hombres culminaron su vida  en casa, aunque estos últimos en un porcentaje menor pues también utilizaron  otros lugares, tal como se describe a continuación: en vía pública (9.3% de los  hombres, ninguna mujer), en alguna cárcel o tutelar de menores (2.3% de los  hombres, ninguna mujer), en otro lugar (3.5% de los hombres, 4.8% de las  mujeres), en algún hospital o consultorio (14.5% de las personas de sexo masculino,  19% de las personas de sexo femenino) debido a que fueron auxiliadas por algún  amigo o familiar en su esfuerzo fallido por salvarles la vida.
                  El 57.2% de los hombres era originario de Baja California  y de las mujeres el 47.6%. El 7.2% de los hombres era originario de Sonora y de  las mujeres el 14.3%. El 6.5% de los hombres era originario de Sinaloa y de las  mujeres el 4.8%. El 11.6% de los hombres era originario de Guanajuato y  Michoacán, sin embargo ninguna mujer. El 3.6% de los hombres era originario de  Jalisco y de las mujeres el 4.8%. El 3.6% de los hombres eran originarios del  DF. y Durango, y en las mujeres el 9.5% y el 4.8% del DF. y Durango  respectivamente. El 9.6% de las mujeres eran originarias de Coahuila y Nayarit.
                  El solo el 1.4% de los hombres era originario de los  Estados Unidos de América y de las mujeres el 4.8%. Y el resto de los hombres  8.9% eran de otros Estados Aguascalientes, Colima, Guerrero, Hidalgo, Nayarit,  Querétaro, Tabasco, Tlaxcala, Zacatecas y El Salvador.
  CONCLUSIONES
                  La  relación entre el género y el suicidio– es evidente. Concluyendo que el perfil  del suicida en el municipio de Mexicali, Baja California, posee las siguientes  características:
Por  lo cual la mayor coincidencia entre la teoría de Durkheim y el contexto social  nacional se da en la manifestación del fenómeno entre sexos, ya que a pesar de  que dicha teoría se elaboró hace 115 años, es aplicable dada la carga social  mayor del varón. Lo mismo puede decirse respecto a la cuestión del empleo y del  desempleo, así como del incremento de la violencia en general en el país.
                  Como  se ha indicado el total de suicidios en el municipio de Mexicali durante el  periodo de 1999 a 2005 suma 288 casos, el 90.3% de los cuales corresponde a  personas del sexo masculino en comparación con el 9.7% restante, el cual ocupan  las personas del sexo femenino. La proporción es de 9 a 1, lo cual establece una  notable diferencia entre un sexo y otro. Lo anterior coincide con la media de  suicidios consumados a nivel nacional. Durkheim también reconoce que existe una  diferencia entre sexos respeto al suicidio, y sostiene asimismo que la actitud  femenina está muy lejos de ser superior o equivalente a la masculina.
                  Tomando  en consideración los resultados obtenidos a través del estudio se han  identificado los siguientes factores relacionados con la incidencia de este  fenómeno en mayor medida sobre la población de género masculino:
Con base en los resultados del presente estudio, se propone una serie de recomendaciones generales para disminuir la magnitud del suicidio en el municipio de Mexicali y en el país en general.
El incremento acelerado de este fenómeno, particularmente en hombres y mujeres jóvenes, debe ser una llamada de atención para implementar a la brevedad medidas tendientes a disminuir su magnitud, por lo que de continuar esta tendencia en la región, aunada al escaso interés y a la falta de una política de prevención por parte del Estado, la situación se agravará creando cada vez más conflictos de carácter social y psicológico para los integrantes de los diferentes entornos en los que se desenvuelve el suicida.
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