Contribuciones a las Ciencias Sociales
Febrero 2012

EL RESURGIMIENTO DE TENDENCIAS NEOFASCISTAS, XENÓFOBAS Y RACISTAS EN LA ALEMANIA. EL "OTRO" TERRORISMO

 

Angel Rodríguez Soler (CV)
angelrs@uci.cu
Universidad de las Ciencias Informáticas, Cuba.

 

Resumen
Porque Alemania y no Austria, Hungría o los Países Bajos que han experimentado un aumento de las fuerza derecha y de su ala más radical en los últimos 20 años, por varias razones, es el país que ha provocado las dos guerras mundiales,  incluyendo el holocausto judío en la actualidad muchos historiadores revisionistas trata de ocultar la verdadera historia de los campos de concentración a las nuevas generaciones, su fuerte nacionalismo unido a un el discurso xenófobo, racista contra la minoría que le atribuyen los problemas que presenta la sociedad.
El proceso de reunificación alemana,  que se caracterizado por la derechización de su partidocracia, influida por los neoconservadores norteamericanos y las políticas neoliberales que propone el capitalismo postindustrial. 
Los rasgos del nuevo fascismo moderno, según el profesor Lawrence Britt, a partir del estudio del fascismo de corte alemán, italiano y chileno apunta que son el nacionalismo a ultranza y el desdén por los derechos humanos, la alimentación sistemática del miedo a los enemigos, a veces invisibles y la consiguiente necesidad de seguridad, con lo que han conseguido el apoyo del propio pueblo, persuadido de que tales derechos deben de ser ignorados cuando sean necesario. Tiene el control sobre los medios de comunicación; obsesión con la seguridad nacional; uso de la religión por parte del poder, elecciones fraudulentas; protección de las corporaciones. Supresión de la actividad de los sindicatos. El crecimiento del racismo, la xenofobia y la intole­rancia en Alemania es síntoma también de la crisis del Estado de Bienestar.
Palabras claves: neofascismo, racismo, xenofobia, nacionalismo, Estado de Bienestar, desnazificación.

Abstract
For Germany and Austria, Hungary and the Netherlands have experienced an increase in strength and his right wing radical in the last 20 years, for various reasons, is the country that has provoked the two world wars, including the Holocaust in today many revisionist historians try to hide the true story of concentration camps to new generations, strong nationalism linked to a speech xenophobic, racist minority that attributed the problems in society.
The process of German reunification, which is characterized by its' party rightward, influenced by American neo-conservatives and neo-liberal policies proposed by the post-industrial capitalism.

The new features of modern fascism, according to Professor Lawrence Britt, from the study of fascism cutting German, Italian and Chilean points that are extreme nationalism and contempt for human rights, systematic feeding the fear of enemies, sometimes invisible and the consequent need for security, which have secured the support of the people themselves, convinced that such rights should be ignored when they are needed. Has control over the media, obsession with national security, use of religion by the power, fraudulent elections, protection of corporations. Suppression of union activity.
The growth of racism, xenophobia and intolerance in Germany is a symptom also of the crisis of the welfare state.

Key words:  ascism, racism, xenophobia, nationalism, welfare state, denazification.

 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Rodríguez Soler, A.: "El resurgimiento de tendencias neofascistas, xenófobas y racistas en la Alemania. El "otro" terrorismo ", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Febrero 2012, www.eumed.net/rev/cccss/18/

Introducción
El escenario europeo ha sido testigo en el último cuarto de siglo del avance, consolidación y establecimiento, desde posiciones de poder, de las fuerzas más retrógradas de la derecha tradicional a las que se han sumado otras instituciones que antaño militaban en el centro y hasta en la izquierda, hecho que se agudizó luego del desmantelamiento del “Socialismo Real” y la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se ha traducido en una situación extremadamente peligrosa y compleja, que no ha dejado de avanzar.
Dicha situación es sumamente preocupante, tanto por la amenaza que representa esta tendencia, como por desarrollarse en países de relativa importancia, a ello no escapan otras potencias capitalistas y lo más peligroso es que este fenómeno se está desarrollando de manera vertiginosa en la República Federal de Alemania (RFA),  con la derecha en el poder, de manera más evidente, desde el año 2009 y donde han comenzado a reaparecer manifestaciones que debieron ser erradicadas durante el proceso de “desnazificación” de la sociedad germana.
Con o sin derecha en el poder, porque también la socialdemócrata de “izquierda” es cuestionable, la refascitización en Alemania retomó sus fuerzas a finales de los años 70 del siglo XX.
La derechización no se limita sólo a la política, abarca también todas las esferas de la vida social, está presentes en todas las clases y grupos y trasciende la intención de voto por los partidos de esta orientación política. La misma ha aflorado junto a la intolerancia y los sentimientos ultranacionalistas, acompañada de posiciones abiertamente fascistas que se han propuesto revertir el curso de la historia y hasta reivindicar al Führer.
La absorción de la República Democrática Alemana (RDA) por la República Federal de Alemania (RFA) 1, produciría substanciales transformaciones en el escenario germano, que modificaron, de manera radical, no solo a la sociedad, sino que también el estatus como potencia regional de ese país resultó beneficiada al incrementarse sus atributos geopolíticos.
Por tanto, no se puede soslayar el hecho de que la reunificación alemana revivió justificados recelos en sus vecinos, sobre todo si tenemos en cuenta que el Estado teutón siempre ha actuado o se ha comportado como una potencia agresiva en diversos períodos históricos.  lo que es una amenaza real para el proyecto de unidad cultural, simbolizado hasta nuestros días en la construcción de un hogar común en la diversidad. Se los marco, porque la unidad cultural alemana sí existe, (sus autores, músicos, idioma, etc están identificados), con independencia de diferencias regionales en un Estado federal. Los que  no se aceptan son Los de afuera: minorías, inmigrantes, matices étnicos, entre otros grupos.
La presencia de los grupos ultraderechistas y sus ataques en contra de minorías y de extranjeros pueden ser considerados como indicadores del resurgimiento de un movimiento racista generalizado en Europa como no había tenido lugar en los últimos 50 años. A pesar de que las autoridades germanas han intentado minimizar el impacto de dicho fenómeno, las manifestaciones violentas en contra de aquellos considerados "no arios" forman parte de la vida cotidiana y amenazan el orden democrático de este país.
En Francia los partidarios de Le Pen aguzaron la xenofobia desde los 80 y las precarias condiciones de vida de inmigrantes y descendientes en las afueras de París y Lyon provocaron manifestaciones xenófobas; en Italia Berlusconi arremetió hace tres años una ley contra los gitanos, los confinó a campos y comenzó la expulsión; los británicos establecieron ghettos para las minorías –no forzados- pero sí ubicados en zonas específicas.


Desarrollo

La extrema derecha en Alemania después de la reunificación
Si hablamos de neofascismo, o del resurgimiento del propio fascismo en Alemania, se debe tener en cuenta que este es revivido a partir de los recuerdos de los éxitos durante la II Guerra Mundial, desde el pasado militar; y en sentido contrario, a partir la experiencia común de la derrota durante dicha contienda y desde la esperanza de una posible revancha. Ese era el espíritu que primaba en las fuerzas de la ultraderecha en los años 50 y 60, donde predominaban los patrones ideológicos del pasado, sustentados en el antiparlamentarismo y el antisemitismo, mezclados con cierta demagogia anticapitalista y la esperanza de conquista de territorios.
Más tarde, y de acuerdo con el cambio generacional por un lado, luego de desaparecidos los testigos directos de la Segunda Guerra Mundial y fortalecido del sistema parlamentario euroccidental, cambiaron las condiciones. De manera que, la democracia representativa debía ser aceptada como nuevo escenario de lucha, lo que obligó a adecuar la retórica y a cambiar algunos patrones, por ejemplo, ya no primaba el antisemitismo cuyo lugar lo va a ocupar el odio al extranjero, fundamentalmente por la presencia de los trabajadores inmigrados.
Por otro lado, los movimientos radicales de derecha por sus orígenes, características y áreas de influencia varían de un país a otro. Conviene recordar, que aunque no provienen ya de los totalitarismos nazi fascistas del pasado, en la actualidad se encuentran argumentos válidos, por lo menos en el caso alemán, para aplicar a dichos movimientos el término de neofascismo, sin excluir las características específicas de dicho fenómeno.
En este sentido, y para el abordaje del variado contexto de los movimientos radicales de derecha, se observan en la tipología metodológica marxista dos direcciones fundamentales2 para definir el carácter fascista de un partido o movimiento. La primera se aviene a una entidad de tipo fascista clásico, con ligeros afeites pero tendiente a conservar lo mas posiblemente pura la ideología y métodos del nacional socialismo alemán y del fascismo italiano de los años 30 y 40. Sobre esta base se proyectan los grupos y grupúsculos neofascistas aglutinados, en el caso de Alemania, en partidos como el Partido Nacional Democrático Alemán (NPD) y Unión del Pueblo Alemán (DVU).
El NPD ya fue capaz de alcanzar un 1,5% de aceptación en las elecciones generales de 2009 y desde ese mismo año cuenta con 9 representantes, de entre 124 diputados, en el parlamento regional de Sajonia. En su programa de gobierno argumenta que el fundamento de la sociedad alemana es la familia germana, que Alemania tiene que volver a ser de los alemanes, que un pueblo sin pasado no tiene ningún futuro, que hay que reforzar los poderes de la policía, que el servicio militar es un honor, y que Alemania es mucho más grande que el territorio de la República Federal de Alemania.
El Partido NPD organiza sistemáticas manifestaciones públicas y entre otras cosas demanda, que se revise el proceso de Nüremberg, donde los países aliados juzgaron a algunos de los líderes  nazis por el holocausto de millones de personas. Los partidos neonazis siguen manteniendo su política de rechazo a los extranjeros. Como partido legal, el NPD se financia también con el dinero de los impuestos de todos los contribuyentes en Alemania.
En la década de los años 80, Gerhard Frey, con una retórica antisemita y antisionista comienza a aparecer constantemente en las páginas de su órgano informativo, el “National Zeitung” y lo ha continuado haciendo. Desde dicho medio creó una fundación de la cual nacerá después la DVU, cuyo mensaje se centra en una defensa a ultranza del nacionalismo alemán, que incluye la oposición a la integración de Alemania al resto de Europa, el reclamo de territorios como Silesia que pertenece hoy a Polonia y que así ha sido reconocido por la ley federal germana.
La DVU, que es hostil hacia Israel y los intereses judíos, es un pequeño partido nacionalista alemán, con experiencia parlamentaria, aunque en estos momentos está fuera del parlamento, pero se une en alianza a los movimientos derechistas, de esa manera durante la primera década del siglo XXI la DVU ha crecido y en el 2004, un año después de firmar el "Deutschlandpakt" con el NPD, mantuvo representación parlamentaria en Brandenburgo al conseguir un 6,2% de votación, algo inédito para un partido considerado de la más rancia extrema derecha.
Sin embargo, en 2007 vivió dos experiencias electorales beneficiosas, la primera fue en los comcios comunales de Sajonia-Anhlat, donde concurrió en solitario, luego de repartirse los distritos con el NPD; a la DVU solo le correspondió uno, mientras al NPD 5 y sus resultados fueron aceptables al llegar al 2,4% de los votos. La otra elección fue para renovar el parlamento de Bremen, y su porcentaje de votos subió del 1,9% al 2,7% y aunque en Bremenhaven bajó desde el 8 al 5,3%, consiguió, gracias el sistema especial que rige en la región, que  Siegfried Tittmann, se mantuviera como el único diputado nacionalista de ese parlamento. Es en dicho Landtag donde único tienen una representación, pero esto no es poco, dada la visibilidad que le concede a dicho parlamentario, lo que le convierte en un líder.
En la segunda dirección de la proyección de la extrema derecha germana se observa otra proyección neofascista, que se materializa al intentar utilizar a su favor los efectos de la crisis sociopolítica del capitalismo contemporáneo a la usanza de Hitler. Los partidos y organizaciones neofascistas que han asumido esta proyección abogan por evadir las teorías y slogans del sistema y sin duda alguna, el éxito de este “neo nacionalismo” se debe al uso y abuso de mitologemas, como forma de expresión del mito, el cual tiene una importante función, históricamente validada, en los procesos de cambio social.
Esto es lo que explica porque muchos de los partidos políticos y fuerzas de extrema derecha euroccidentales, ávidos de poder, llenos de odios y sin otra cosa que ofrecer, han conformado “programas políticos” vertebrados en torno a un mito-mitologema central, que plantea que la concreción de la UE implica la desaparición de las naciones, la disolución de lo “europeo” en lo difuso y con ello, la pérdida de los nexos históricos y hasta de la seguridad.
Como se puede apreciar, para estos grupúsculos y fuerzas de extrema derecha, la oposición y crítica al proceso de integración europeo continúa siendo uno de los principales temas de su agenda, en tanto que por sus características, puede ser utilizado para manipular al ciudadano medio europeo que se siente atemorizado por la expansión de la UE con miembros que pudieran generar problemas tales como: el desvío de inversiones de capitales por lo atractivo de los bajos salarios producto de la existencia de mano de obra barata en el Este, la presencia en el escenario europeo de religiones ajenas a ese contexto como el Islam, así como la presencia de millones de gitanos, discriminados y excluidos por las fuerzas xenófobas presentes en algunos de los países y territorios ex socialistas, aunque en la culta y civilizada Europa también, por ejemplo, Francia.
Los contrastes actuales entre la realidad económica y la situación política y las casi ilimitadas esperanzas asociadas al proyecto de una Europa única y sus magros resultados, amén de otras amenazas, es parte de la explicación del renacer de una corriente de extrema derecha y la creciente emergencia de estos partidos en el viejo mundo, que se yerguen sobre la crisis social generada por una mundialización económica que produce grandes bolsas de exclusión social, incluso en el primer mundo, que suelen surtir las filas de “militantes” extremistas.
Si a ello le sumamos que el abandono del sur y los cambios radicales ocurridos en los países del este han provocado un incremento de la pre­sión migratoria sobre el primer mundo, que tampoco está en condiciones de asumirlos, estamos en presencia entonces de otro fenómeno generador de tensiones sociales, de los que desgraciadamente suelen favorecer, a partir de la generación de desempleo, la afectación a la seguridad social de amplios sectores de población y la subsiguiente precarización de la vida, la aparición de la potencial “clientela” electoral de los partidos de extrema derecha.

La política capitalista neoliberal para enfrentar la crisis se orientó hacia una flexibilización radical del mercado del trabajo en toda Alemania. Lo que significó agudizar la competencia entre los trabajadores, mediante la eliminación de la estabilidad en el empleo y la introducción de la famosa “flexibilidad”, con la que la burguesía trató de utilizar el desempleo oriental para forzar la reducción de los salarios, las condiciones de trabajo y las prestaciones sociales de los obreros del oeste. Esta fue una de las causas que provocó la aparición de sentimientos xenófobos y acciones antisemitas perpetradas por organizaciones de extrema derecha y grupos neonazis.
Esta ola de intolerancia es la mejor prueba de que un fascismo generacionalmente renovado emerge y desarrolla una propuesta “atractiva” para muchos adolescentes y jóvenes urbanos, que sin trabajo y con escasos estudios, viven marginados y sin la posibilidad de ser escuchados o de ser un alguien en esta sociedad. Ellos son, como lo fueron sus abuelos, un sabroso caldo de cultivo para la formación de grupos radicales nazis en Alemania. Es el producto de una sociedad decadente socialmente, donde el fracaso personal  y la frustración se entremezclan con una crisis microeconómica y una educación insuficiente3 , que les impide a muchos jóvenes ingresar al mercado laboral teniendo como marco una sociedad altamente competitiva.
El contraste entre la actualidad económica  y la situación política es parte de la explicación  del renacer de esta corriente de extrema derecha, que se manifiesta en la creciente emergencia de estos partidos. No obstante el crecimiento del racismo, la xenofobia y la intole­rancia en Alemania es síntoma también de la crisis del Estado de Bienestar4.
Si la crisis económica de los 70 y la política neoliberal aplicada, afectó al Estado de Bienestar General, esto condicionó la aparición, por una parte, de un escepticismo generalizado sobre las concepciones y las teorías emancipadoras y sobre la tolerancia de las décadas anteriores y generó nuevas formas de exclusión política y social. El fin del socialismo en Europa Oriental propició el inicio de un cambio profundo en el sistema de partidos, que se traduce en la crisis de representación de los grandes partidos, en favor de los éxitos logrados en la década del noventa por la extrema derecha.
Por otra parte, todos los partidos de denominación comunista en los países donde existen fuerzas de extrema derecha, presas del desaliento y la desorientación, se vieron sometidos a un proceso de redimensionamiento organizacional que llevó a muchos de ellos fragmentarse y hasta a disolverse, desapareciendo prácticamente del escenario político. Por lo que se puede afirmar,  que a partir de 1985, precisamente el año en que Mijaíl Gorbachov accede a la primera magistratura en la URSS, las fuerzas y partidos de extrema derecha se revitalizan y avanzan, al tiempo que algunas fuerzas de izquierda se repliegan del escenario político bajo el influjo del proceso de derrumbe del socialismo en los países de Europa central y oriental que este favorece.
Como resultado de ello, en las últimas dos décadas del siglo XX, y en respuesta a una variedad de problemas económicos, sociales y políticos, los países euroccidentales se encontraron inmersos en una fase de ajuste institucional, que crearon las condiciones favorables para el desarrollo de la extrema derecha. A primera vista, es cierto que estos problemas fueron causados por los vaivenes de la economía mundial, que se vio inmersa en un verdadero proceso de cambio estructural y funcional, que influyó en el desmantelamiento del Estado de Bienestar, pero este era su objetivo y por tanto, no es una consecuencia.
Luego de esto, los nuevos pobres se sienten socialmente marginados y abandonados por el Estado y muchos de ellos creen, como le dicen los radicales, que con menos extranjeros en el país se solucionarían sus problemas. También es válido considerar que el espacio ganado por la extrema derecha euroccidental fue favorecido por la llamada crisis de la cultura política5 contemporánea, que constituye la esencia de uno de los procesos contradictorios, con ribetes antagónicos, que se manifiestan en el actual escenario geopolítico euroccidental, entiéndase la “no correspondencia entre las necesidades, demandas y aspiraciones políticas del ciudadano medio y el portafolios de respuestas que ofrece el establishment  político” 6.
Los componentes de la crisis de la cultura política contemporánea se manifestaron en todo el sistema de relaciones de la sociedad europea contemporánea en general, y en particular en aquellos países donde han emergido fuerzas de ultraderecha. Se trata de la crisis de identidad que afecta a los partidos tradicionales, desfasados de la realidad y que no trasmiten en sus discursos y programas políticos, mensajes a tono con las demandas de las actuales masas electorales, las que no tienen nada que ver con el sistema de valores y normas sociales de la sociedad de posguerra (1946-1970) en la que nacieron y/o se desarrollaron los grandes actores de la escena política tradicional europea.
El ciudadano común de Europa occidental, vive en un medio social afectado por problemas globales y otros de nuevo tipo, que lo convierten en un demandante de respuestas y soluciones políticas diferentes a las que les ofrecen los partidos. Por eso, “otros reclamos, entre ellos los problemas feministas, ecologistas, pacifistas y juveniles, reclaman su propio espacio político y social” 7.
Para el especialista cubano, Francisco Álvarez Somoza, “…la reconversión industrial trajo aparejada la reestructuración de las bases socioclasistas de los movimientos y partidos tradicionales y el surgimiento de nuevos sectores sociales y con ellos nuevas reivindicaciones políticas, sociales y económicas, que entre otros factores, fueron los causales y el germen de la aparición, en el escenario político, en la década de los 80 del siglo XX, de los llamados “nuevos movimientos sociales” y que, en los años 90, evolucionaron hacia los llamados “movimientos alternativos de participación ciudadana…”8 .
En este sentido, los partidos de extrema derecha utilizaron un discurso político conformado por mitos-mitologemas, que por su diseño son perfectamente decodificados por sectores sociales inconformes con las respuestas y acciones de partidos políticos despersonalizados y fosilizados por la homogeneización del discurso político y el accionar gubernamental que impone el actual mundo globalizado. Naturalmente, la actual división del trabajo, generadora de determinadas condiciones en las masas obreras, le ofreció a los partidos y fuerzas de derecha, la posibilidad de sacarle partido. Estas condiciones están dadas por el temor de los obreros industriales a perder sus empleos ante el proceso de integración europeo y la inmigración extracomunitaria; por lo que no es sorprendente encontrar que parte de la clientela electoral de los partidos de derecha esté compuesta precisamente por obreros, lo que constituye una aberración, si nos atenemos a Marx.
Otra de las formas en que se manifiesta la referida crisis de representatividad, que las masas electorales tienen con los mecanismos de poder, es el poco vínculo efectivo que existe entre el ciudadano medio europeo y los diputados al parlamento continental.
Resultado de la crisis de la cultura política contemporánea, es la legitimidad que alcanzaron en las urnas, los partidos de derecha. En este contexto marcado por la incertidumbre  y la confusión de las masas electorales, se pone de manifiesto una de las aristas de la crisis de la cultura política de Europa occidental, nos referimos a la llamada “ley del silencio”, entendida como la actitud de complacencia y de oportunismo político, que observan el resto de los actores políticos frente al discurso ultraderechista, lo que tampoco es nuevo.
Al ejemplificar con Alemania la situación política continental, sigue siendo objeto de preocupación en la prensa internacional que en tres länder germanos: Sarre, Sajonia y Brandeburgo, se celebraron elecciones parlamentarias y los resultados fueron inquietantes. En tiempos de crisis económica prolongada y de desmantelamiento del Estado de Bienestar, para algunos alemanes la ultraderecha parece ser una alternativa adecuada, mientras que los partidos tradicionales, socialdemócratas (SPD) y democristianos (CDU), pierden apoyo popular.
En resumen, como dice Eric Hobsbawm, “…durante las décadas de crisis las estructuras políticas de los países capitalistas democráticos, hasta entonces estables, empezaron a desmoronarse. Y las nuevas fuerzas políticas, que mostraron un mayor potencial de crecimiento, eran las que combinaban una demagogia populista con fuertes liderazgos personales y la hostilidad hacia los extranjeros…” 9.


Racismo y xenofobia en Alemania: una vieja historia
El espacio alcanzado por la extrema derecha de Europa occidental a partir de la segunda mitad de la década de los 90, se debe en buena medida, a la complejidad del escenario europeo caracterizado, entre otros elementos por la presencia de millones de inmigrantes. Un grupo de intelectuales alemanes le dieron vida renovada a las concepciones racistas y xenófobas más aberrantes, contenidas en un texto que se conoce como “The Heidelburg” (“El Manifiesto”) 10, donde actualizaron las ideas del racismo tradicional.
La ultraderecha, influida sin duda alguna por la ideología neonazi, explota la idea de rechazo al extranjero mediante una falsa ecuación, conocida como “tetralogía de la xenofobia”, que establece la identidad Inmigración + Desempleo + Delincuencia = Inseguridad Ciudadana. Es la sombra de una Europa neo racista que se extiende y que ha alcanzado a Alemania, sin que se hayan tomado todas las medidas necesarias para evitarlo.
La sombra de una Europa “lepenizada” avanza a un buen ritmo y el objetivo central de estos gru­pos está siendo, por ahora, la inmigración. El tema de la incruenta “invasión de Europa” por los extranjeros, especialmente los magrebíes, ha sido crucial para la extrema derecha gala en la difusión del racismo nacionalista, lo que le ha permitido ubicar fácilmente un enemigo, un chivo expiatorio. El observatorio Europeo alertó en 1999 sobre el aumento del racismo y la xenofo­bia informando que se había hecho común en la vida cotidiana en algunos países el crecimiento de los crímenes racistas y que las cifras ya eran alarmantes.
Informes del Bundestag dan fe de que durante 1992, a solo dos años de la reunificación, bajo la consigna de "Alemania para los alemanes”, se perpetraron cerca de 2 000 ataques neonazis contra inmigrantes, dejando un saldo de 17 muertos y 452 heridos y 59 casos de extremismo de derecha en los que estuvieron involucrados 80 militares. El propio informe resaltaba la diferencia con los años anteriores en que se habían producido 270 ataques en 1990 y 1 483 en 1991, pero  sólo en noviembre de ese año la policía registró 951 de esos ataques en los que 89 personas resultaron heridas11 .
Las víctimas del prejuicio racista y de la intolerancia, sufren, desde la discriminación social e institucional, hasta ataques y agresiones por su condición social, incluyendo abusos y maltratos de parte de los miembros de las fuerzas de seguridad. Las fuerzas policiales de Alemania han sido acusadas de cometer abusos  durante las repatriaciones de los y las inmigrantes.
También las personas de estos colectivos pueden ser víctimas de acciones de odio y violencia, ya sea en forma de amenazas, ofensas y propagación de calumnias hasta ataques directos a su vivienda u otras propiedades, y pueden ser víctimas de la propaganda racista. Desgraciadamente la mayor parte de estos sucesos son recogidos como riñas entre jóvenes, ajustes de cuentas o crímenes no aclarados.
La población turca, que asciende a 1,5 millones de personas es, probablemente, la que se lleva la peor par­te del acoso, que incluye hasta el incendio de los edificios donde residen con los moradores dentro. Otro grupo que sigue padeciendo una notable discriminación es el grupo de los gitanos, de los que se calcula viven en Ale­mania unos 60 000, a pesar de que los nazis exterminaron a más de medio millón durante la época hitleriana.
Según un sondeo de opinión, el 75% de los alemanes entiende que hay demasiados extranjeros en el país y el 69% opina que los solicitantes de asi­lo se están aprovechando injustamente del sistema de bie­nestar social, mientras tanto, el 93% es partidario de reducir el nú­mero de los llamados “refugiados económicos”. El odio racial contra africanos o asiáticos es compartido por el 20% de los encuestados.
Las leyes anti nazi, vigentes en el país, contemplan la proscripción de grupos que divulguen propaganda nazi y las autoridades están facultades para confiscar las propiedades de estos movimientos. En virtud de estas disposiciones, Rudolf Seiters, ministro del Interior, proscribió en noviembre de 1992 al Frente Nacionalista que pretendía crear un IV Reich.
Así mismo, las autoridades del país vetaron la existencia de dos grupos neonazis muy violentos: “Alternativa Alemana” y “Ofensiva Nacional”. Sin embargo, las figuras públicas en la nación germana experimentan amenazas antisemitas con bastante frecuencia. Charlotte Knoblauch, presidenta de la “Sociedad Cultural Israelí” en Munich, informó que sus miembros reciben amenazas telefónicas y por correo con regularidad. Por su parte Ralph Giordano, escritor judío-alemán, declaró que en los últimos meses ha aumentado el número de amenazas e insultos en su contra. El terror abierto es tan alarmante como el hecho de que formas sutiles de antisemitismo se hayan convertido en prácticas aceptables para la sociedad germana.
También la legislación de algunos países europeos, entre ellos Alemania, contemplan disposiciones legales para combatir el racismo y la incitación al odio racial. Sin embargo, esto no es óbice para que se produzcan persecuciones por motivos raciales en estos países y aunque los inmigrantes pueden apelar a las leyes contra quienes los discriminan o persiguen, pero no siempre se hace justicia y también pueden correr el riesgo de la deportación.
Otro escenario tremendamente peligroso donde han proliferado las prácticas racistas y xenófobas es el que está vinculado a las NTICs. La difusión en los espacios de ocio, tanto en la red como en diversos soportes de películas, videojuegos y jue­gos de rol, por parte de divulgadores de ideas y discursos neonazis y racistas hasta la presencia, crecientemente notoria, en los campos de fútbol de estos grupos, que en un ambiente de exaltación, configuran el mapa estratégico del odio que encuentra en las actuales circunstancias internacionales un buen momento para su expansión.
El NPD ha encontrado en la música una nueva forma de difundir sus ideas y mediante el empleo de jóvenes, divulga y distribuye folletos y discos compactos de música de rock cuyos textos tienen una orientación explícita de extrema derecha, lo que hacen fuera de las escuelas secundarias y organizando actividades juveniles tales como festivales para niños y parrilladas. Sus partidarios también han tomado la iniciativa de vestir ropas más elegantes, en lugar del “look agresivo” tradicional que incluía las rudas botas de combate que desalentaban a los electores. Los mensajes xenófobos circulan también por la Internet12 en numerosas páginas Web.
Sin embargo, al discurso xenófobo se le comienza a ver emerger ahora de una forma mucho más arrogante y hasta desafiante se podría decir, pero no de la manera burda de antaño. El mismo se monta en columnas de prensa y hasta se presenta también en algunos programas mediáticos de la radio y la televisión, y aunque se enfoca contra el inmigrante, lo hace desde posiciones conciliatorias con la decencia y busca impulsar un cuestionamiento de los valores democráticos que permiten que en el país se encuentren, en igualdad de condiciones, ciudadanos que ellos consideran de una calidad inferior.
Este contagio social en forma de fobia frente a la realidad migratoria emerge por cualquier causa ante cualquier conflicto, aunque el detonante del mismo haya sido de especie diferente. Por ejemplo, en la ciudad de Elche se produjo el pasado año una protesta popular por la deslocalización empresarial de la industria del calzado. Las reivindicaciones de los manifestantes  eran de tipo económico y carácter objetivo que afectaba a un grupo de trabajadores y pequeños comerciantes, pero se transforma, mediante manipulación y propaganda, en violentos ataques a varias naves regentadas por inmigrantes chinos, a quienes quemaron contenedores de mercancías y sus locales, sucesos que luego recibieron todo tipo de condena institucional y social, pero no castigo para los instigadores y ejecutores.
No obstante, pese a todos los datos acumulados como síntomas preocupantes del incremento de actitudes sociales xenófobas y salvo los diversos informes del Parlamento Europeo (Evrigenis, Ford....), dos Directivas europeas, las medidas adoptadas por los gobiernos para prevenir la intolerancia y xenofobia han sido prácticamente inexistentes y no han tomado en cuenta de que desde los 80 se viene produciendo un resurgimiento de organizaciones de ultraderecha que utilizan el tema de la inmigración para exacerbar sentimientos nacionalistas excluyentes.
Estos temas en la actualidad tienen un considerable peso político en Alemania y son capaces hasta de provocar alguna que otra grave crisis y comprometer la gobernabilidad como es en el caso del accionar del NPD, el más virulento de todos los partidos y movimientos políticos neonazis, que continúa divulgando la ideología de la supremacía racial de la raza blanca, además de reivindicar la demanda "¡Empleos para alemanes primero!" al tiempo que utiliza la presencia de inmigrantes como chivos expiatorios para cuestionar el desempleo. Los éxitos regionales del NPD son una vergüenza para Alemania y una clara advertencia, en el sentido, de que la xenofobia es muy común en el país, principalmente en los espacios económicamente deprimidos.
En los últimos años ha tenido lugar un acercamiento entre los “grandes” partidos de la extrema derecha, especialmente el NPD, con los más radicalizados grupos neonazis. El NPD ha desarrollado un intensivo trabajo entre los jóvenes, acercándose no solo a los reconocidos como  militantes neonazis, también a los jóvenes comunes y corrientes, para ello han fundado centros juveniles en muchas ciudades pequeñas y pueblos y llevan a cabo “proyectos sociales” para los sectores menos favorecidos. Resultado: el NPD repunta en las elecciones federales y comunales.
El error reside en considerar, que sectores aparentemen­te distantes entre si, como los tristemente célebres “skinheads” (los cabezas rapadas13 ) y los partidos de la de­recha radical xenófoba, actúan por separado y son distintas sus agendas. Sin embargo, estos grupos de skin heads han sido un campo de cultivo preferente para el accionar de las células del NPD. 
La propaganda burguesa señala sistemáticamente, que muchos de estos grupos tienen un carácter “apolítico” y una presencia “efímera”14 y que en cualquier caso gozan de una percepción negativa por parte de la gran mayoría de la sociedad. A ello agregan que los contactos entre éstos y los partidos de extrema derecha funcionan solamente a nivel informal. Lo cierto es que de una u otra forma han sido bastante mediatizados y su asociación y existencia en Alemania constituye una forma de desacreditar a los partidos tradicionales.
Un símbolo de esta nueva rebelión ultraderechista contra los valores de la democracia tradicional y la tolerancia es el denominado “Oí music o rock”, que acompaña a las cabezas rapadas. La intención de sus mensajes es la de incitar, de manera explícita, a la violencia dentro de los límites impuestos por las leyes antinazis de la Alemania unificada.
Sobre esto, Otto Schilly, responsable de Ministerio de Interior alemán destacó en una rueda de prensa, que la función "instigadora de sentimientos" la desempeña la música en el ambiente de la derecha radical y se refirió preocupado al aumento continuado del número de asistentes a conciertos de este tipo. 
Nuevas bandas musicales skin heads, que propagan de manera brutal el odio hacia el extraño, están cosechando gran éxito. En este caso, el “amor” y el “nacionalismo” son dos aseveraciones que, en la práctica, podrían traducirse como “violencia” y “xenofobia”. Para darse cuenta basta con leer algunas letras de los temas cantados por estas bandas de rock neonazi:15
Mastican ajos y vienen a Alemania
a ensuciar todo lo que tocan.
Hay que golpearlos.
Hay que matarlos.
Metámoslos en la cárcel.
Arrojémoslos a los campos de concentración.
No nos conformemos con que se vayan ellos.
Matemos a sus hijos.
Violemos a sus mujeres.
Exterminemos su raza.
Si te cruzas con un turco en el Metro,
dale diecisiete puñaladas.
Y si lo ves con una mujer alemana,
acuérdate que es tu raza la que está profanando.
Repitamos lo que hemos sabido hacer en otros tiempos.
El tema anterior se titula “La canalla”, y está interpretado por la banda “Victoria Final” (Endsieg), uno de los cincuenta grupos neonazis que a mediados de los años noventa irrumpieron con éxito en el rock and roll alemán. Esta banda po­see otros títulos como “Sieg Heil”, una recreación contemporánea de la danza del paso de la oca adaptada al ritmo rocke­ro, o el nauseabundo tema “Canción del Extranjero”, donde abunda el mensaje racista y criminal:
Estoy en la calle
con los ojos bien abiertos,
espero a un turco
y a ése le golpeo.
Alemania tiene hoy en el sello discográfico “Rock-O-Rama” la punta de lanza para la propagación de la ola musical skin neonazi, protagonizada por formaciones de nombres tan ilustra­tivos como: “La Última Parada”; “Vómito”, “Cabezas Rapa­das”, “Locos de Atar”; “Tabula Rasa”; “Tropas de Asalto” y otros, donde “Comando de Eliminación de Extranjeros”, un grupo de la ciudad de Hamburgo, se destaca por llamar abiertamente a “…la caza de negros…” y los miembros de “Ofensiva Final” se consideran a sí mismos “…guerreros sin piedad…”; también están “Tíos Malos”, auto­calificados como “…los vengadores de Francfort…”, que llevan tatuajes racistas y lanzan en sus canciones consig­nas como éstas: “…Me gustan los niños pequeños en pica­dillo y su carne tibia para practicar mis vicios…” y “…Fuera la chiquillería turca…”.
Pero el sello de “Rock-O-Rama” no es exclusivo, desgraciadamente, a él se unen otras casas discográficas como “Resistence”; “White Terror” o “Destiny”, términos que en boca de estos personajes alcanzan otra dimensión y que ofrecen tranquilamente su mercancía por catálogo y a través de In­ternet.
En cuanto a los partidos políticos urge señalar, que además del NPD existen otros pequeños grupos o iniciativas políticas que difunden la ideología neonazi, como son la DVU, y el Partido Republicano. A su derecha, si bien con un menor grupo de seguidores, pero más dispuestos a la acción, se encuentran el Partido Liberal Alemán de los Trabajadores (FAD), Ofensiva Nacional (NO), Lista Nacional (NL) y los recientemente prohibidos: Frente Nacionalista (NF) y Alternativa Alemana (DA).
Se conoce que en este país existen decenas de sujetos políticos de ultraderecha, que carecen de organización formal y fuerza política. Empero, son peligrosos por los actos terroristas que comenten y por su marcado sentimiento ultranacionalista y xenófobo. Estos grupúsculos están conformados básicamente por elementos muy jóvenes en Alemania, lo que le concede una peligrosidad adicional si tomamos en cuenta de que serán los hombres del futuro. De este tipo se cuentan hoy alrededor de 180 grupos ultraderechistas que agrupan a más de 41 000 militantes, de los cuales unos 25 000 están organizados en partidos autorizados que participan en las elecciones para los parlamentos regionales y federal. Todos ellos tienen una ideología común, basada en los principios neonazis.
Según un informe de los organismos de seguridad alemanes, existen estrechos contactos entre estos grupos alemanes y con otros partidos fascistas extranjeros. Tienen en común la defensa de un nacionalismo exacerbado y agresivo, unido a un racismo y antisemitismo basados en ideas socialdarwinistas. Resaltan los valores militares, interpretados a su manera y la idea de una jerarquía autoritaria sobre la base de un Estado en el que reine el orden y la seguridad.


La extrema derecha en la antigua Alemania del Este
Es significativo, sin embargo, que los atentados de tipo ra­cista en la República Federal de Alemania no se hayan producido en los lugares en los que es mayor la presencia de extranjeros, que es en la parte occidental, sino en la antigua RDA, donde estos son menos pero los problemas son de índole social y económica son mayores, lo que es interesante. La violencia de la extrema derecha no es un problema exclusivo de la antigua Alemania Oriental, pero la xenofobia arraiga con más fuerza en esta región. Capitalismo y fascismo van juntos tanto en el pasado como en el presente.
Con la fundación de la RDA era ser antifascista, era una de las justificaciones para la creación del Estado, pero con una finalidad política de justicia social, igualdad y  libertades democráticas, además de obtener su legitimidad a partir de la resistencia frente al nacionalsocialismo, esta argumentación al mismo tiempo ofrecía el atributo del poder político de los comunistas en esta zona ocupada por los soviéticos.
El mito antifascista de la RDA creaba una imagen que se basaba fundamentalmente en la definición según Walter Ulbricht “El fascismo era y es aquella forma de dominación de poder del capitalismo monopolista-estatal que fue creado para superar la crisis del capitalismo con terror hacia el interior y con una nueva división del mundo hacia el exterior... El fascismo es la obra de las fuerzas más agresivas y expansionistas del capital monopólico que, mediante la militarización, la dominación estatalmente formada y la manipulación de la gente, crea un sistema inhumano…” 16
La desnazificación prometió eliminar los modos de comportamiento de esa idolología, los modos de comportamientos sociales y morales, con la construcción del Muro de Berlín uno de su significación fue la de formar una “barrera protectora antifascista-democrática”, se mostró como la culminación violenta del mito antifascista, donde en realidad era la separación real de la propia nación alemana en dos estados.
La narración de la resistencia antifascista por parte de la RDA, no confirmada por los cuidadnos de esa experiencias provocó una incoherencia entre la memoria histórica y cultural, todos los ciudadanos se incluyeron en esa resistencia. La caída del sistema nacionalsocialista no fue por lo tanto concebida como una derrota militar frente a las fuerzas armadas aliadas, sino más bien como una obra de la resistencia antifascistas de los alemanes, europeos e incluyendo al ejército rojo. Era no darle un papel secundario de la resistencia antifascista, la que nunca hubiera sido lo suficientemente fuerte para fundamentar la creación de un nuevo estado, como resultado fue necesario reescribir la historia por completo, por lo que la responsabilidad y culpa a unos pocos.
La resistencia antifascista, que voluntariamente fue adoptada por la población, exigía por un lado un alto grado de participación para la limpieza de la memoria colectiva que descarga su propia culpa. La expulsión mental por parte de la mayoría de la población alemana respecto a su propia vinculación con el nacional-socialismo fue extremadamente problemática porque el individuo, como también la sociedad, tiende a reproducir acontecimientos reprimidos de una u otra forma.
La escenificación cultural e institucionalizada del antifascismo con medios de expresión narrativos, iconográficos y rituales cumplía en la RDA un rol importante. En la educación, en las escuelas, en la literatura, en obras de teatro, exposiciones y monumentos políticos, durante días de festivo y rituales políticos, ocupaba el mito antifascista hasta los años 70 el lugar central.
Un buen ejemplo de esto eran los lugares rememorativos de antiguos campos de concentración, como Buchenwald17 , Sachsenhausen y Ravensbrück, para dar un llamado que el pasado nunca se debería repetir, con el apoyo de la idea de la construcción de una nueva sociedad socialista y el orden antifascista-democrático, esos monumentos conmemorativos estaban dedicados mayormente a la resistencia: al sufrimiento y la muerte de los antifascistas torturados y asesinados en los campos de concentración.
Según los estudios del centro Amadeo Antonio, hay varios factores que explican la necesidad de vigilar el comportamiento de este fenómeno con especial atención. Ellos señalan que en la ex RDA se pasó de un régimen Nacionalsocialista a una dictadura comunista sin transición, es decir, que ahí hay una baja cultura democrática18 y agregan, que apenas hubo relación de la población con otros extranjeros, salvo con los “trabajadores invitados”, que según aseguran, vivían en guetos, todo lo cual resulta poco creíble.
El autor de este trabajo, a instancias de su tutor conversó con algunos cubanos que se capacitaron en la RDA para comprobar esta afirmación. Sin embargo, todos sin excepción, tanto obreros como profesionales, le señalaron una situación completamente diferente a la relatada por los expertos del centro “Amadeo Antonio”, donde extranjeros y germanos convivían y compartían los mismos espacios en un ambiente de cordialidad camaraderil, que resultaba muy calurosa en el caso de los cubanos, una nación que como se sabe es multiétnica.
Sin embargo, el mismo centro añade que la tasa de paro en las llamadas nuevas regiones federadas (Brandemburgo; Sajonia; Sajonia-Anhalt; Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Turingia), las que formaban parte de la RDA, es más del doble que en el resto de Alemania y que alcanza un 17%. Esa si puede ser, a nuestro criterio, una causa de estos problemas.
El argumento de la crisis económica como causa para el repunte de la extrema derecha en la antigua RDA es válida, sin embargo, es también limitado. El autor pudo conocer que la gran mayoría de militantes neonazis y del electorado de los partidos de extrema derecha no son precisamente desempleados. Según estudios, el neonazi “típico” tiene trabajo estable y ejerce un oficio de mando medio y para algunos analistas del fenómeno, hay causas explicativas que tienen que ver con el sistema político de la antigua RDA, que no compartimos, sobre esto mencionan los siguientes argumentos:
1) Que en la RDA no hubo un real proceso de desnazificación y arguyen que fueron pocos los criminales de guerra nazis que fueron sancionados allí, aunque aceptan que fueron muchos más que en la RFA, pero que el número, en ambos casos es realmente insignificante. En la RDA el discurso oficial señalaba que los nazis fueron derrotados por los soviéticos y esto ocultaba que el pueblo germano, incluso el de la parte Oriental, había sido el mismo que sostuvo a Hitler y se entregó a su soberbia genocida y bélica por más de 12 años. Lo que elude otras cosas como que los criminales de guerra prefirieron entregarse, y muchos fueron “salvados” y hasta utilizados, por occidente en la guerra fría contra la URSS y el campo socialista y por tanto se fugaron de los territorios ocupados por los soviéticos.
2) Que en el territorio de la RDA existe un sentimiento de “colectividad” mucho más acentuado que en Alemania occidental. Esto, que está relacionado no sólo con la ideología de la antigua RDA sino con la poca movilidad existente antes de la caída del muro de Berlín se usa en detrimento del socialismo, en su afán de equipararlo con el nacionalsocialismo de Hitler. Sin embargo, no es tan así de que las comunidades del Este sean sociedades más cerradas y con ello se eleva la posibilidad de excluir a todo aquel que no pertenezca a un pretendido colectivo, sea este real o imaginario pues hay exclusión social en el occidente. Detrás de todo esto hay un marcado afán de desacreditación y manipulación política.
3) Que los valores promovidos por el antiguo Estado en la RDA como el autoritarismo, el nacionalismo y el etno-centrismo coinciden con valores de la extrema derecha, lo que es incierto, si tomamos en cuenta que no había intolerancia en ese país y a sus ciudadanos se les educaba en la solidaridad humana y en otros elevados valores humanistas.
4) Que el derrumbe del “Socialismo Real” ha significado el deceso de un sistema que ofrecía a sus ciudadanos no solamente empleo sino también sólidas referencias socio-políticas basadas en seguridad, estabilidad y orden, que ahora se ven amenazados por la llegada de elementos foráneos a la cultura nacional, lo que es otro exabrupto descabellado. 19
En sentido contrario el  concejal, Jörg Hähnel, señalaba en un trabajo publicado en El País, un periódico que no se suele identificar con la izquierda, lo siguiente: “…En la RDA, la gente no fue tan adoctrinada como en la RFA y ha mantenido una relación más sana con la propia historia, porque no tenía complejo de culpa por el nazismo…" y concluía señalando que, "…El complejo de culpa hizo que los alemanes occidentales se sometieran rápidamente a la cultura de los McDonalds…”20.
Estos elementos y otros factores que hemos señalado aquí, que algunas veces nos llegan velados o evidentemente manipulados, sirven para tratar de acercarse aun fenómeno complejo y muy peligroso. La aparición de grupos neonazis en Alemania ha contribuido a que la extrema derecha se sitúe en el centro mismo de la sociedad alemana y a que sus partidos y agrupaciones, lo mismo que el nacional socialismo en la década de los años 30, se vengan convirtiendo en una opción para el electorado germano, para el alemán común, tanto en el Este como en el Oeste.
Sin embargo, contrario a lo que resaltan los medios occidentales, los partidos de extrema derecha no la han tenido nada fácil en los estados de la antigua RDA, fundamentalmente porque la gente sencilla, la que lamenta la pérdida de la RDA es reacia al discurso de los políticos neonazis de la  Alemania Occidental y está mejor preparada, desde el punto de la cultura política, para comprender sus proclamas y sus programas y conocen, por una experiencia válida de más de 40 años, los valores del socialismo, a pesar de lo imperfecto del modelo del que disfrutaron.
La experiencia neonazi en la Alemania del Este se desarrolló a partir de los años 90, y aunque de manera constante, dista mucho de los postulados de los grandes partidos de extrema derecha: el NPD, el DVU y los Republicanos. También es cierto que vastas zonas de la antigua RDA, más por la pobreza que pos la ideología, se convirtieron en “zonas nacionales liberadas” es decir, libres de extranjeros donde, en la práctica, grupos neonazis han ejercido el poder. Para ello han tenido que aterrorizar no solo a los jóvenes de izquierda y a todo aquel que no siga su ideología, se han tenido que enfrentar, de manera violenta a toda la sociedad y solo mediante la más feroz violencia se han podido mantener, pero eso dista de cualquier discurso racional.
Las diferencias ideológicas y hasta de una estrategia común de supervivencia han determinado que los diferentes grupos neonazis no se hayan  podido unificar. Cabe resaltar que estos grupos existen por el masivo que reciben de algunos sectores de la población local, ya sea por terror, o por temor a fenómenos que les presentan de manera manipulada, lo cierto es que los menores sostenes se les suman por convicción y esto es lo más importante, por ahora.
Observadores  bastante confiables de tipo político y jurídico que le han dado seguimiento a  procesos contra neonazis han manifestado que en muchas ciudades y pueblos de Alemania, los  grupos neonazis se apoyan en estructuras políticas y sociales consolidadas y que muchos de los militantes neonazis son hijos, primos, sobrinos, amigos o vecinos del alcalde, el sacerdote, el policía, el juez y hasta del fiscal, muchos de los cuales tienen una militancia secreta en estos grupos, lo que explica en parte la falta de efectividad con que estos grupos han sido combatidos por el Estado y que es válido para cualquiera de los principales países capitalistas.
Estados Unidos, el gendarme global y país que ocupa militarmente Alemania y marca las pautas político-ideológicas del mundo capitalista, es un buen ejemplo de esto, y no nos estamos refiriendo sencillamente a grupos como el KKK, el Tea Party no tiene nada que envidiar a los más rancios grupos neonazis europeos y germanos.
En Europa, por otra parte, se puede observar que a nivel comunitario se han adoptado algunas medidas, algunas de ellas cosméticas, para combatir el fenómeno. Por ejemplo, el Tratado de Maastricht 21 de 1992, propone  en su artículo K las bases intergubernamentales para una inmigración armoniosa y una adecuada política de asilo dentro de la UE, y en 1993 el Parlamento Europeo propuso una directiva sobre la adopción de una legislación anti discriminatoria, pero cada día se hace más compleja su aplicación, y en última instancia esto es un indicativo de cuan extendida esta la preocupación por este estigma de inicio de siglo.
Otro fenómeno contemporáneo ha sido el de ocultar el papel que jugó Alemania en el Holocausto judío. El antisemitismo ha permanecido velado en el país o simplemente ha sido públicamente desaprobado. En Alemania como resultado de esa política durante el régimen nazi existen tan sólo 35 000 judíos. No obstante, las autoridades alemanas han exhortado a sus ciudadanos a rechazar la violencia xenófoba y por ello, numerosas marchas antinazi se realizan con frecuencia, para subrayar el repudio de muchos sectores de la sociedad a esta corriente.
Sin embargo, esto resulta insuficiente si tomamos en cuenta la existencia creciente de partidos de corte ultranacionalista, que se sustentan sobre una plataforma hostil hacia quienes son o parecen extranjeros, lo que exige acciones directas más efectivas, que incluya la prohibición de este tipo de entidades en vez de jugar a la democracia y permitirles ocupar espacios en el sistema político local y nacional, para evitar que en elecciones locales, como las realizadas en abril de 1992, los partidos “Unión del Pueblo” y el “Republikaner”, quienes desafían las leyes liberales de asilo político y otras, obtuvieron por primera vez dos asientos en el Parlamento.
La coalición dirigida por el canciller Helmut Kohl temió entonces que los partidos de derecha lograran aún mayor fuerza en las elecciones de 1994, pero lejos de enfrentarlos les hizo el juego y como respuesta la proclama de una Alemania sin extranjeros de estos grupos, Kohl propuso que fuera revisado el artículo 16 de la Constitución, que es el que aborda lo relacionado a las leyes de asilo, las que fueron modificadas y solo permiten a los refugiados políticos permanecer en Alemania hasta que su situación se regularice en su país de origen.
Kohl aspiraba a que aplicando con mayor rigor las regulaciones migratorias se pudiera reducir la entrada de extranjeros al país y por consiguiente neutralizar la violencia, lo que es un absoluto desatino, que por el contrario estimuló la xenofobia y la intolerancia.
Tanto para los ultras, como para los liberales de la burguesía tradicional el peligro, según ellos es otro y reside en que el recién llegado rompe con los modelos de organización del Estado-Nación germano, al estar identificados con otros valores y otras relaciones cotidianas. El desconocido no solo tiene un aspecto distinto y no se sabe apenas nada de él, también suscita desconfianza al tratarse de individuos que se reúnen entre si y hasta tratan de conservar sus costumbres, su lengua y su religión, distintos a todo lo germano
Para el ciudadano tradicional, se trata de una persona que ha abando­nado su comunidad y busca acceder a la suya, y que no es un extranjero de paso22 , toda vez que ha fracasado rotundamente esta idea ante la experiencia del asentamiento definitivo de los inmigrantes y sus hijos en la sociedad alemana. Las políticas restrictivas han convertido a no pocos de estos individuos en una suerte de apátridas, ya que no dis­frutan de su nacionalidad de origen pero tampoco tienen acceso a la nacionalidad germana.
Son por tanto, una negación del ciudada­no moderno, “Denizen”, les denominan algunos autores estadou­nidenses, y a estas alturas lo de menos es el nombre que se les de, se trata de personas que carecen de derechos, y en la práctica el extranjero en semejantes condiciones se convierte en un ciudadano de ninguna parte y carece de toda protección.
La sociedad alemana se encuentra hoy sumida en medio de la crisis sistémica del capitalismo internacional, la que amenaza hasta con un profundo retroceso económico en toda Europa, lo que incrementará todos los males sociales que en este trabajo hemos descrito. Por otra parte, el desconcierto y la vergüenza de un lado, y la actitud pusilánime del otro, impiden adoptar medidas concretas y resueltas para poner freno a los crímenes xenófobos, que en condiciones de crisis y depresión se presagian incalculables.
Por ello resulta válido citar en este momento al ministro alemán del Interior, Rudolf Seiters, quien acertadamente señaló que "…con seis millones y medio de extranjeros, se necesita algo más que el trabajo de la policía, es una tarea para toda la sociedad…”23 y tiene toda la razón, ojala que los políticos y los representantes de la sociedad civil lo entiendan en la misma dimensión y trabajen de conjunto para ponerle freno a los excesos.

Conclusiones.
La división en dos Estados alemanes del pueblo germano se desarrolló de manera artificial y fue provocada desde el exterior, mediante la fuerza, y como parte de la ocupación del país que siguió a la derrota del régimen fascista en la II Guerra Mundial. El desmembramiento de Alemania respondió pues a los intereses o a los temores de las potencias vencedoras: Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia. En el caso de los aliados occidentales, la ocupación militar se conserva hasta hoy y la URSS lo hizo en el Este hasta la reunificación.
Para Estados Unidos una Alemania dividida era la garantía de dejar de contar con un sólido competidor por los mercados para sus producciones industriales y de alto valor agregado en tecnología y conocimientos en Europa y por extensión, en el mundo. Para la URSS-Rusia significaba eliminar el presunto peligro de una revancha germana por sus derrotas en dos guerras mundiales seguidas.
En los casos de Gran Bretaña y Francia había una combinación de las dos cosas y para el segundo, una Alemania disminuida le permitía aspirar a conseguir algunas concesiones territoriales en la frontera común.
Por tanto, el proceso de reunificación alemana no es del interés de ninguno de los vencedores, aunque no se diga de manera explícita o se señale lo contrario, puesto que le devolvía a la nación teutona una serie de atributos geopolíticos que la convertían, por mucho, en la primera potencia europea. Sin embargo, el proceso de reunificación se desarrolló en la época menos indicada para ello y en las peores condiciones para conseguir, de inmediato, el despliegue de todas las potencialidades de la nación germana.
La reunificación se concibió y se ha desarrollado desde los presupuestos ideo-políticos y económicos del neoliberalismo y en un mundo signado por el “Nuevo Orden Mundial”, instituido por Estados Unidos, que se ha erigido como potencia hegemónica única y universal y una suerte de “Hegemón Depredador”, que asume a los aliados en calidad de acompañantes subordinados para lo que emplea los mecanismos de dominación del sistema de la ONU y de la OTAN.
En el caso alemán se impone considerar como elemento principalísimo las 500 bases militares y los más de 60 000 efectivos norteamericanos desplegados en suelo germano en calidad de fuerzas de ocupación, de los servicios especiales norteamericanos y de la actividad injerencista de su embajada, como se ha visto en las revelaciones hechas de los cables de la sede diplomática estadounidense en Berlín por el portal WikiLeaks en fecha reciente.
La reunificación alemana, por otra parte, se desarrolló dentro de los marcos del proceso de globalización neoliberal, que desde los centros de poder del imperialismo norteamericano se le ha impuesto a la sociedad mundial, donde Europa occidental, y más tarde la Unión Europea ampliada, le han acompañado en calidad de aliados subordinados, por lo que han tenido que asumir lo que se les ha exigido desde Washington, con toda su carga de incertidumbre y desvaríos para el proyecto común.
Este proceso globalizador, de signo erróneo y errático se caracteriza por la concentración de todos los fenómenos y procesos sociales se supeditan a los intereses corporativos. El paradigma del sistema imperialista, a su vez, ha sido desbordado y la especulación financiera ha superado con creces a la economía real, cuyos efectos ficticios y negativos se expanden gracias al empleo de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones. En este modelo el Estado, de manera abierta y desmesurada ha sido supeditado a esos intereses.
El Estado, maniatado por las corporaciones transnacionales, no ha reducido su volumen, todo lo contrario, se ha hecho más grande e irracional, solo que ha dejado de atender las urgencias de antaño, como los servicios sociales, y se ha incrementado desproporcionalmente en cuanto a los gastos en el mantenimiento y accionar de sus elementos represivos.
La reunificación alemana para los alemanes del Este significó, una verdadera anexión de su territorio. La denominada “reconstrucción”, que les debía equipar con la parte occidental se orientó básicamente hacia la esfera política y no económica. Veinte años después la brecha económica y social entre el Este y el Oeste sigue siendo muy grande, lo que se puede apreciar en los índices de desempleo, en los salarios, la productividad en el trabajo y el estancamiento del PIB por habitante, entre otras. A este escenario se debe añadir la reducción de los beneficios de la seguridad social que brindaba el socialismo germano democrático.
El sistema político alemán, que se había caracterizado por la existencia de determinados partidos de masas, con una sólida presencia y tradición durante el siglo XX se ha comenzado a fragmentar peligrosamente. Partidos que habían soportado estoicamente y hasta resurgido de los desastres germanos en las dos guerras mundiales, no han encontrado, sin embargo, respuestas coherentes para enfrentar y conjurar los peligros de la actual crisis y sus espacios comienzan a ser ocupados por otros de nueva creación.
La crisis de la partidocracia germana ha estado acompañada por una negativa tendencia a la derechización de sus fuerzas políticas, lo que ha llevado a que organizaciones tan tradicionales como el SPD, asuman el discurso y el programa de la derecha en un improbable propósito de convertirse en representante de toda la sociedad y aunque en los últimos comicios perdió 75 escaños en el parlamento, todavía se mantiene como segunda fuerza política en el país.
Las elecciones de 2009 reflejaron, entre otras cosas, la pérdida de identidad y de capacidad de convocatoria de algunos de los partidos tradicionales por una parte y por otra, la aparición de  signos de desorientación política entre el electorado, lo que constituye un escenario de desgaste de la legitimidad de la partidocracia histórica germana que abre las puertas a nuevas propuestas, ya sea desde la izquierda, lo que sería loable y ventajoso, pero también podría permitir la entrada de las fuerzas más reaccionarias en la Cancillería Federal dominando el espectro político mediante el empleo de discursos chovinistas y emancipatorios, lo que no es nada nuevo allí.
La izquierda europea se encuentra todavía dividida, desalentada y desorientada como consecuencia de la debacle del socialismo real y una buena parte de su membrecía se ha desafiliado y la otra ha optado por orientarse hacia la derecha, de la misma manera lo han hecho algunas agrupaciones de tipo socialista y socialdemócrata, el SPD es un ejemplo de ello.

La socialdemocracia alemana está en crisis, luego que desde la “izquierda” tradicional, neoliberalismo mediante, devino en un partido de “derecha” en el ejercicio de poder, como resultado del proceso de desideologización por el que viene atravesando desde hace años, lo que unido al desgaste sufrido a partir de su actuación en el gobierno de coalición aplicó en el país políticas neoliberales en las condiciones del actual capitalismo pos-industrial.
La mayor cantidad de atentados y acciones de tipo racista y xenófobo no se han efectuado en la parte occidental, donde es mayoritaria la presencia de extranjeros en la nueva Alemania, sino en los territorios de la otrora RDA, donde la presencia de estos es significativamente menor pero los problemas de tipo socio-económico y la incertidumbre mayor, lo que demuestra que es en la vida precaria de la sociedad donde encuentran espacio estas conductas extremistas e intolerantes.
El fortalecimiento de la derecha en Alemania se evidencia en el crecimiento de su presencia en la preferencia de un electorado al que ha “cautivado” a partir del empleo de un discurso coherente y más atractivo, sin que por ello deje de ser demagogo y populista, y que aprovecha a su favor los efectos de la crisis económica y de las manifestaciones de los aprietos de la cultura política occidental y sus secuelas. Esto les ha permitido canalizar a su favor el escepticismo de la población y su desconfianza en los partidos políticos tradicionales. Mientras tanto, las fuerzas de izquierda siguen repitiendo el mismo discurso de hace 20 años.
Los resultados de las elecciones del 2009 son una demostración de la crisis de identidad, de legitimidad y representatividad de los partidos políticos en Alemania y en casi toda la Europa Occidental. También el voto de castigo de los ciudadanos favoreció a los partidos menores y un alto grado de abstencionismo en el electorado, todo esto posibilitó aún más el ascenso de las fuerzas y partidos de derecha, lo cual ha conllevado a la continuidad de un largo proceso de fortalecimiento del conservadurismo en lo político, lo económico y lo social.
La alternancia en el poder de los conservadores y socialdemócratas con una proyección de derecha. El voto de castigo de los ciudadanos concretado en la fuga de votos hacia organizaciones menores como FDP, los Verdes, La Izquierda, que introdujo transformaciones importantes en la correlación de fuerzas dadas por una acentuación de la tendencia general del voto de las últimas tres convocatorias federales. El abstencionismo del electorado que demuestra el signo de incertidumbre provocada por la crisis estructural del sistema capitalista, que trajo consigo un corrimiento hacia la derecha de partidos tradicionalmente opuestos. Todo esto posibilitó aún más el ascenso de las fuerzas y partidos derecha.

Una de las causas del resurgimiento del Racismo, la Xenofobia, el Antisemitismo y la Intolerancia en Alemania es la propia derechización de la política, que es la muestra más visible de que existen contradicciones dentro del sistema de órdenes políticas, económicas y sociales que están sucediendo dentro del modelo capitalista de carácter neoliberal.
La crisis económica internacional, la presión de los movimientos sociales  y los movimientos demográficos, además del complejo y pausado proceso de unidad europea, con el temor e inseguridad por el futuro ante el desempleo y la pobreza son, entre otros, algunos elementos que nos  señalan los factores que propician el también el proceso de derechización de la política Alemana.
Junto a estos factores señalados se configura un ambiente cultural y psico-social en amplios sectores de la población donde el fanatismo intransigente de las ideas, hasta la banalización de la violencia en la cultura del ocio, pasando por las manifestaciones de homofobia o nacionalismo exacerbado, posibilitan el desarrollo de brotes de intolerancia que alimentan un amplio conjunto de actitudes y manifestaciones que desprecian, niegan o invitan a violar y desconocer de los Derechos Humanos, dificultando de manera definitiva la posibilidad de una convivencia civilizada y decente.
Estas son algunas de las repercusiones de la política neoliberal imperialista en la vida cultural de Alemania, una gran nación que junto a no pocos de los hitos más importantes de la civilización humana ha producido algunos de sus hechos más bárbaros.

1 Alemania fue reunificada oficialmente el 3 de octubre de 1990, cuando los cinco Estados de la Alemania Oriental (Brandemburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia) formalmente se incorporan a la República Federal Alemana. El “Estado” de Berlín fue el resultado de la fusión entre Berlín Oriental y el Occidental, tiene un status especial pero no se puede considerar como uno de los Estados federados. 

2 Ver: Ivonne Diago: Inventario de la ultraderecha en Europa occidental, en Serie Monografías, en Centro de Estudios de Europa, La Habana, 1982, p. 5-6.

3 Ver: Nivel de alfabetización y educación en Alemania, en http://www.edualemania/anal/1908/grado

4 Se refiere no solo a la importancia que el aparato del Estado ha tenido desde siempre en la estructura y gestión de la sociedad, sino sobre todo al papel protagónico alcanzado a partir de la Segunda Guerra Mundial, permeando todos los rincones públicos y privados de la vida social, de tal forma, que se transformó en el agente más importante de la producción y  reproducción de la sociedad.

5 Para un estudio más extenso de este tema  ver, F. Álvarez Somoza: “Cultura política: componentes  y crisis” en Revista de Estudios Europeos, no. 3, La Habana, 1995.

6 Enix Berrio Sarda: La otra Europa, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2000, p. 61.

7 F. Álvarez Somoza: La crisis de la  democracia representativa. Sistema político y electoral, en revista Cuba Socialista, 3era. época, no. 5, La Habana, 1997, p. 56.  Ver para mayor información: El derrumbe del socialismo en Europa central y oriental y la crisis de la cultura política contemporánea, en http://www.lajiribilla.co.cu/pdf/europa/europa3.pdf

8 Ibídem, p. 56.

9 Eric Hobsbawm: ob.cit, p.417

10 Los redactores fueron quince académicos de diversas disciplinas. Este grupo expresaba su preocupación por la inmigración en forma altamente xenófoba. Los millones de extranjeros constituían una amenaza para el idioma, la cultura y el carácter alemán. Y rechazan de plano toda posibilidad de “germanización” de los inmigrantes. El grupo llamo a preservar el pueblo alemán, su identidad espiritual basada en la tradición cristiana occidental. Es un documento con gran dosis de cinismo, se declaran opuestos al racismo, al nacionalismo, y a los extremismos sean de derecha o izquierda. Para ampliar mas sobre el estudio del documento ver: Quince Duncan: Contra el silencio, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, San José, (s.a) , p. 19-55

11 Ver: Antisemitismo en Alemania, en http://jinuj.net/articulos_ver.php?id=257

12 Ver: Eduardo Tamayo, G.: Los Múltiples Tentáculos del Racismo Contemporáneo, en
http: //www.edicionessimbioticas.info

13 Suelen justificar su violencia diciendo que quieren limpiar la sociedad, que están contra la democracia porque la gobierna el capital judío, contra los policías por ser unos vendidos al sistema y contra los negros, homosexuales, rojos... porque son basura. En general estos grupos violentos, alimentados por una ideología nazi, dan lugar a un tipo de jóvenes con sentimiento de superioridad que glorifican a Hitler y aspiran a crear un mundo blanco, la unión aria. Es una marea negra que se extiende por Europa y que amenaza la convivencia democrática. Tras su aparente violencia ciega y amónica, se oculta una rigurosa intencionalidad y un continuo adiestramiento que hace eficaz el uso de armas blancas, readaptación de las dagas que portaban las secciones de asalto hitlerianas.

14 Le señalan vida efímera alegando que por lo general no se constituyen como grupos formales y que se agrupan en torno a acciones específicas como un partido de futbol, una fecha concreta, o una acción determinada. Por lo general coordinan sus acciones por medio de Foros de Internet o directamente mediante teléfonos móviles.

15 Ver:Sánchez Soler, Mariano: Descenso a los fascismos, en  http://www.revistafuturos.info/nosotros.htm  

16 Ulbricht, Walter: Die Bedeutung und die Lebenskraft der Lehren von Karl Marx für unsere Zeit (La importancia y la vitalidad de las enseñanzas de Karl Marx para nuestro tiempo). Berlin 1968.

17 Los visitantes en Buchenwald tienen que pasar primero por un portal que está en la orilla del cerro Ettersberg, cerca de Weimar. Un camino de columnas, que muestra diferentes escenas de la vida en el campo de concentración, dirige a los visitantes hacia abajo, a la calle de las naciones, pasando directamente al lado de dos fosas comunes. La calle termina en la tercera fosa común, que los visitantes tienen que cruzar para poder subir las escaleras hacia la plaza de encuentro, hasta llegar al campanario y a la escultura de Fritz Cremer que representa a la autoliberación del campo de concentración. La historia que viven los visitantes consiste en el tormento de los presos, la muerte que hay que cruzar, la resistencia, la autoliberación y finalmente la libertad. Es como la historia cristiana de la resurrección: sufrimiento y muerte y finalmente gloria y salvación, pero no a través de la gracia de Dios, sino que a través de la resistencia y la liberación. El sufrimiento y la muerte de los presos no fue en vano, sino más bien cumplió su sentido en la creación de la RDA, tal como ésta adquirió su sentido principal refiriéndose a las víctimas y sobre todo a la resistencia de los presos, ese lugar recibió una función clave para la transmisión del mito antifascista.

18 Ver: Francisco Brown Infante: Xenofobia y racismo en Europa oriental: ¿un rasgo de las sociedades postcapitalistas?, en Revista de Estudios Europeos, no. 18, Centro de Estudios de Europa, La Habana, 1991,  pp. 134 -137.

19Ver Gabriel Adrián: Extrema derecha repunta en Alemania, en http://www.eldiariointernacional.com/spip.php?article540

20 Ver: Bonet, Pilar: La ultraderecha que surgió del Este, en http: //www.elpaís/racismo.htm 

21 El Tratado de Maastricht constituyó el instrumento jurídico que definió los objetivos y calendario de la Unión  Económica y Monetaria (UEM) de Europa. Además contempla igualmente el concepto “libre circulación de personas”, el cual implica una doble connotación, que hace referencia a colectivos distintos y cuyo tratamiento es diferenciado.

22 Así concebía la doctrina alemana de los “tra­bajadores invitados” a las personas que venían con una estancia prolongada vinculada a un contrato de trabajo en las actividades que los nacionales no quieren realizar, pero siempre estuvo enfocada a la obligación del re­torno al país de origen una vez concluida la relación labo­ral

23 Ver: Panorama del racismo en los distintos países de la CE, en http://www.movimientocontralaintolerancia.com