RESUMEN
El propósito del presente artículo es fundamentar el proceso metodológico para valorar el efecto de las turbulencias sociales en la competitividad de los lugares centrales, tomando como referente empírico la Zona Metropolitana de la Ciudad de Oaxaca, México. Supone que la competitividad espacial está determinada por la centralidad y por las turbulencias sociales que existen en los lugares centrales de las zonas urbanas. Concluye que durante 2005-2006 en la zona de estudio las turbulencias sociales existentes generaron efectos desfavorables en la competitividad de sus lugares centrales.
Palabras Clave: Lugar central, competitividad, turbulencias sociales, desarrollo urbano-regional, caos.
1. PROPÓSITOS
Al  encontrarse en el centro del territorio de la entidad oaxaqueña, la Zona  Metropolitana de la Ciudad de Oaxaca, Oaxaca, México (ZnMetCO2),  constituye el espacio de la dinámica económica y de amortiguamiento de la  problemática que afecta al estado de Oaxaca. Su crecimiento poblacional impulsa  la concentración de su infraestructura, servicios públicos, instituciones y  empresas, así como desórdenes y turbulencias cotidianas que derivan de una  demanda creciente de vivienda, salud, educación, empleo, y otros servicios  públicos. Una expresión de estas turbulencias lo son las marchas, plantones y  el bloqueo de calles que producen catástrofes cotidianas entre la población.  Así por ejemplo, en el año 2000, los habitantes del municipio de Oaxaca de  Juárez resentían un promedio de 1.8 manifestaciones diarias, cifra que había  crecido a 2.2 en el 2003, aumentando a 3.1 manifestaciones diarias en el 2006,  hasta culminar con las tres megamarchas del mes de junio de 2006 que agruparon  cerca de un millón de personas encabezadas por el magisterio oaxaqueño, y que  paralizaron completamente la actividad de la Zona Metropolitana de Oaxaca  (Miguel et al 2008), afectando sus actividades cotidianas, y por consiguiente  su competitividad.
                  El  objetivo del presente artículo es fundamentar el proceso metodológico para  valorar el efecto de las turbulencias sociales en la competitividad de los  lugares centrales, tomando como referente empírico la Zona Metropolitana de la  Ciudad de Oaxaca, Oaxaca, México (ZnMetCO2)  durante el periodo 2005-2006. 
                  La  hipótesis del presente artículo es que la competitividad espacial está  determinada por la centralidad y por las turbulencias sociales que existen en  los lugares centrales de las zonas urbanas. De manera específica se propone que  durante 2005-2006  las turbulencias sociales que existieron generaron efectos desfavorables en la  competitividad de sus lugares centrales. 
                  El  artículo pretende apoyar nuevos diseños metodológicos para la formulación de  los planes de desarrollo urbano-regionales, particularmente en los lugares  centrales de las áreas urbanas. 
2. MARCO TEÓRICO
2.1. El lugar central
El  enfoque teórico del lugar central tiene su origen en el pensamiento neoclásico.  En 1933 se publicó en Alemania el trabajo de Walter Christaller, dando inicio a  la “Teoría del Lugar Central” (Christaller 1966). Esta teoría se refiere a la  distribución espacial de la demanda del consumidor, y los patrones de ubicación  de los servicios y de ciertas industrias manufactureras orientadas hacia el  mercado. 
                  El  modelo de lugar central de Christaller ayuda a explicar algunos aspectos  interrelacionados del desarrollo urbano: (1) la ubicación de los asentamientos  humanos como centros óptimos de distribución para los servicios y ciertas  mercancías; (2) la forma en la cual estos servicios y mercancías se distribuyen  dentro del sistema espacial de los lugares urbanos; (3) las funciones  desarrolladas por los lugares centrales; y (4) la jerarquización de los lugares  centrales. 
                  En  lo general, un lugar central es el que genera "centralidad", es  decir, posee un excedente de infraestructura, servicios, y su aprovechamiento  en beneficio de la población de su área de influencia, la cual determina su  jerarquía y operatividad ante el conjunto de localidades que se interrelacionan  con el mismo. En las regiones o zonas urbanas en vías de desarrollo, a pesar de  que en determinadas localidades se manifiesta dicho excedente, también resulta  accesible conceptualizar la  "centralidad" como el grado de concentración de infraestructura,  equipamiento, servicios y funciones administrativas que posean las localidades.  Los lugares centrales pueden ser localidades en sí, o zonas específicas dentro  de las aglomeraciones urbanas, sean estas ciudades o zonas metropolitanas.
                  Esta  teoría supone que la movilidad y los asentamientos humanos son eventos que se  encuentran influenciados por diversos factores tales como los servicios, las  mercancías, educación, oportunidades de trabajo, el abastecimiento de  alimentos, etcétera, es decir, por la búsqueda de bienes y servicios  especializados, respaldados por la infraestructura existente.
                  Lo  que en términos prácticos se deduce de está teoría es que los centros de  población se ordenan de acuerdo a una jerarquía que depende del número de  funciones (o actividades) que realizan los mismos. De esta manera el área de  mercado de mayor jerarquía (casi siempre la de más población o más  infraestructura) realizará “m” funciones. La siguiente en importancia m-1, y  así sucesivamente, hasta la población (o centro de población) de jerarquía “n”,  la cual realiza m-n funciones.
2.2. El desarrollo y la competitividad en las zonas urbanas
El  “desarrollo”, incluido el que se manifiesta en las zonas urbanas, debe  reflejarse en las capacidades humanas y su ampliación permanente, en  procurarlas de manera productiva, equitativa, sostenible además de  participativa, lo que implica que las personas aumenten de manera permanente su  productividad, participen en el proceso de generación de ingresos y en el  empleo remunerado; tengan acceso equitativo a las oportunidades para que puedan  beneficiarse de ellas; protejan las oportunidades de vida de las generaciones  futuras, al igual que las actuales, y promuevan el respeto a los ecosistemas  (CONAPO 2001). Haciendo énfasis en el aspecto urbano-regional, el desarrollo  puede entenderse como el proceso de cambio sostenido, que tiene como finalidad  el progreso permanente de la región, de la comunidad regional como un todo y de  cada individuo residente en ella (Boisier 1996). 
                  Las  expectativas creadas por el concepto de desarrollo aun buscan una comprobación  plena en las denominadas regiones en "vías de desarrollo" o de  "economías emergentes", e incluso en muchas áreas de las ciudades o  zonas metropolitanas. Por tal motivo, algunas zonas dentro de las ciudades aun  transitan en busca de los medios o factores para acelerar su desarrollo. Uno de  estos medios considerados lo es el mercado, básicamente a través de los  mecanismos de competencia y “competitividad” que éste conlleva, dando por hecho  que entre mayor competitividad posea una zona determinada, mayores serán sus  oportunidades de desarrollo.
                  Al  respecto, algunos autores (Rosales 1994) consideran que en el mundo globalizado  no compiten empresas sino sistemas. La empresa es el nudo crucial de la  competitividad y la innovación, pero ella está integrada a una red de  vinculaciones que incluye a sus proveedores de bienes y servicios, al sector  financiero, al sistema  educacional,  tecnológico, energético, de transportes, telecomunicaciones, entre otros, así  como la infraestructura y la calidad del sector público y de las relaciones al  interior de las propias regiones y empresas. 
                  La  competitividad urbano-regional puede conceptualizarse como una compleja  amalgama conformada por la variedad de factores demográfico, geográfico,  ecológico-ambiental, económico, infraestructura y apoyos públicos  urbano-regionales, en permanente unidad e interacción. La interrelación de esta  diversidad de factores permite a las empresas y regiones ser más competitivas  con respecto a otras.
                  La  visión clásica del desarrollo urbano-regional interpreta el comportamiento de  las ciudades o regiones a partir del principio de las “ventajas comparativas y  la especialización” de David Ricardo, pero Porter (1985) estableció la  diferenciación entre “ventajas comparativas” y “ventajas competitivas” en  países e industrias. Las “ventajas comparativas” promueven en las regiones las  actividades con abundancia de recursos para producir con costos y precios  menores a sus competidores, sugiriéndoles participar competitivamente en el  mercado, pero hoy en día, la dinámica de la actividad de las empresas y las  regiones en el mercado y en el contexto internacional está más en función de su  velocidad de innovación (Loyola y Schettino 1994), así como en el mejoramiento  tecnológico, y en su capacidad de acceso a los recursos públicos y privados.
                  La  Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE 1992) define la  competitividad como el grado en el cual un país, bajo condiciones de mercados  libres y justas, puede producir bienes y servicios que superen el test de los  mercados internacionales, incrementando en forma sostenida los ingresos reales  de su población. La competitividad estructural analizada por la OCDE (1992) se  refiere a la especialización de la economía, la innovación tecnológica, la  calidad de las redes de distribución y los factores de localización (host) todo  lo cual constituye el estado de suministro de bienes y servicios  (Hatzichronoglou 1996). La competitividad así entendida tiende a mejorar el  desarrollo de las economías, y de la región (López 1999). 
                  Los  cambios observados a partir de los ochentas del siglo XX en el contexto  internacional, muestran que en la economía globalizada no se compite bajo el  esquema tradicional de empresa versus empresa, sino en uno nuevo de cadena  empresarial versus cadena empresarial, cluster versus cluster, región, versus  región, país versus país (Villareal y Villareral 2002), y en las ciudades o  grandes aglomeraciones metropolitanas “lugar central” contra “lugar central”. Yoguel (2000) postula que las ventajas comparativas de  los países, regiones y agentes no se derivan necesariamente de su dotación  factorial tangible, sino también de factores intangibles que se construyen a  partir del desarrollo de competencias endógenas y de la articulación con otros  agentes. 
                  De  manera específica, la “competitividad espacial” puede entenderse como la  capacidad de una región o zona para adelantar a otras en el acceso al  conocimiento y tecnología, a los recursos públicos y privados (materiales y  financieros), infraestructura, seguridad, comodidad, así como al mercado para  la venta de sus productos o la adquisición de recursos naturales y materias  primas. La zona que en un momento consigue adelantar a las demás, genera un  aumento de su desarrollo, mejora su accesos a los recursos públicos y privados,  y asimismo logra una presencia más segura en el mercado, lo cual le permite,  hacerse durante cierto tiempo de mayores recursos privados y públicos,  reinvirtiéndolos con la perspectiva de obtener nuevas ventajas, que necesitará  para mantenerse o avanzar en su posición en el contexto urbano-regional  (Lengnick 1992). 
                  Estas  ventajas pueden provenir inicialmente de la presencia de los factores clásicos  del desarrollo en las regiones o zonas más competitivas, es decir, la competitividad urbano-regional se  convierte en la habilidad para crear y aprovechar la centralidad del área  considerada, y generar así una  mayor atracción de empresas, una mayor preferencia de los consumidores, nuevas  y crecientes inversiones, productos más recientes, nuevas tecnologías, y más y  mejores apoyos públicos.
                  La  teoría clásica del desarrollo urbano-regional (Hermansen 1979) supone que la  manifestación de los factores de la organización espacial de la economía  influye de manera tal que una región o lugar central tendrá mayor  competitividad, y por consiguiente más desarrollo, si posee: 1) mayor  infraestructura, transporte y servicios; 2) mejores condiciones  económico-administrativas, incluyendo la seguridad pública; 3) mejores  condiciones geográficas (ubicación, calidad y usos del suelo); 4) mejores  apoyos financieros (privados y públicos); 5) mejores condiciones ambientales  (recursos y calidad del ambiente); 6) mejores condiciones demográficas (mas  población capacitada); y 7) en las ciudades latinoamericanas, también influyen  los problemas o conflictos sociales, de tal manera que entre menores problemas  de este tipo manifiesten los lugares centrales, tienden a ser más competitivos  con respecto a las concentraciones urbanas que se encuentran acosadas por las  turbulencias sociales. La propuesta es que a mayor competitividad se tendrá un  mayor desarrollo urbano-regional de las áreas que logren acrecentar y mantener  su centralidad, la cual se ve disminuida por las turbulencias sociales. 
2.3. Las turbulencias sociales y el lugar central
La  “metodología de la complejidad” aporta al análisis teórico la multicausalidad, la  multidisciplinariedad y la multifuncionalidad, y se entiende como el conjunto  de conocimientos sustentados en el andamiaje categórico-conceptual basado en el  principio de la existencia simultánea de una heterogeneidad estructural y de  una reciprocidad funcional de los elementos o subsistemas, ocasionando caos, el  cual puede llegar a formar parte constitutiva de una región y sus lugares  centrales, y que puede repercutir en su competitividad, la cual en si misma es  resultado de una interacción compleja de diversos factores.
                  El  “caos” es un conjunto de desórdenes o un desorden de gran magnitud, y puede  entenderse como el comportamiento impredecible que se presenta en las regiones  y sus lugares centrales, y no necesariamente posee la connotación destructiva que  popularmente se le atribuye, pues expresa la evolución errática de los eventos  o sucesos, el rompimiento de la armonía de la actividad cotidiana. Desde el  punto de vista de su magnitud, el caos puede clasificarse en: a) megacaos: tipo  de caos que en un sistema urbano-regional tiende a ocasionar los mayores  estragos, y sus consecuencias tienen manifestaciones cualitativas nuevas, es  decir, ocasiona verdaderas conmociones al sistema urbano-regional; b)  macrocaos: tipo de caos que en un sistema urbano-regional ocasiona  transformaciones, reformas o nuevas normatividades; c) microcaos: tipo de caos  que en un sistema urbano-regional está casi siempre presente, genera  incomodidades, pero ocasiona cambios lentamente. Estos “niveles de caos” pueden  operar de manera aislada, o bien, sincronizadamente, entendiendo por  “sincronización” el acoplamiento repentino, sin causa aparente, de los sucesos  caóticos.
                  El  caos que aparece en una región y sus lugares centrales deriva de la interacción  de los “atractores”, los “activadores” y los “receptores” de caos, los cuales  provienen a su vez de los círculos de retroalimentación positiva y negativa de  los desórdenes del lugar central. Todos son resultado de desórdenes arraigados  en las regiones y sus lugares centrales, y al ser activados repentinamente  tienden a originar “turbulencias” en la economía, cultura, política o ambiente.  Los atractores son resultado de la acumulación de experiencias, situaciones,  conocimientos y actitudes resultado de la interacción de la sociedad, la economía,  la cultura, la ecología y el territorio de las propias regiones y sus lugares  centrales. Se convierten en sistemas referentes que en ocasiones repentinamente  son impulsados por los activadores. A través de la interacción de los  atractores y los activadores, las regiones y sus lugares centrales confirman su  carácter complejo, cambiante, su comportamiento no lineal, oscilante entre el  orden y el caos, el cual en las ciudades es resentido por los receptores de  caos, casi siempre personas, hogares, empresas, automovilistas, estudiantes, o  el medio ambiente del lugar donde físicamente se manifiestan las turbulencias. 
                  En  un sistema complejo como el de una región o ciudad es posible la existencia de  “atractores y activadores múltiples”. Esto significa que los sistemas  urbano-regionales pueden tener múltiples estadios inestables activos que son  los que activan los “círculos de retroalimentación” positiva o negativa de la  región y sus lugares centrales (Briggs 1994: 19-23). Estas interacciones  generan las “turbulencias sociales” (Ti), que son las que pueden  repercutir en contra de la calidad de vida de la población de los propios  lugares centrales (por generar stress, contaminación, violencia social,  desempleo, etcétera). Es decir, la transformación de la región o lugar central  no solo depende de la centralidad, sino que también ocurre en gran medida  debido a la actividad de sus atractores y activadores, que al actuar generan Ti.  Si se acepta que la competitividad aumenta las oportunidades de desarrollo, las  turbulencias tienden a reducirlas o destruirlas si no se manejan adecuadamente. 
                  En  resumen, la competitividad de los lugares centrales inicialmente se determina  por su capacidad de atraer clientes, captar más ingresos, y generar más  oportunidades y beneficios a las empresas que pueden localizarse en ellos. Esto  significa que la competitividad se fundamenta en la centralidad de las zonas  respectivas, fundamentada ésta en la infraestructura, servicios, apoyos  públicos, y atractivos empresariales que poseen. Pero la presencia de Ti puede ocasionar el deterioro o la carencia  de infraestructura, servicios, apoyos públicos y atractivos empresariales, lo  que repercute en la pérdida de clientes, ingresos, beneficios, y por  consiguiente, en la competitividad de las empresas o zonas urbanas afectadas.
3. PROCEDIMIENTO METODOLÓGICO
3.1. La centralidad
La ZnMetCO2  es la capital del estado de Oaxaca, localizándose en la parte central del  mismo.
                  Los lugares  centrales analizados se definieron detectando las áreas de aglomeración más  importantes de la ZnMetCO2, tomando en  cuenta la ponderación de sus estructuras: 1. comercial; 2. administrativa; 3.  financiera; 4. educativa; 5. turística; 6. unidades habitacionales; 7. salud; y  8. servicios. Los lugares centrales considerados en la ZnMetCO2  se indican. 
                  La  centralidad con que se valoran los lugares centrales de la ZnMetCO2  se fundamenta en la relación
                  Ce= nLi ---(1)
                  donde  Ce: centralidad; Li: es el coeficiente de localización de  la función i considerada, y ni es el total de establecimientos de la  zona estudiada. Los elementos y factores considerados se indican en la Tabla  No. 2.
3.2. Las turbulencias sociales
Las “turbulencias económico-sociales” (Ti) se determinaron a través de información secundaria y de trabajo de campo, en este último caso efectuando un recorrido por las áreas seleccionadas para determinar las principales zonas o puntos de conflicto, a través de entrevistas a expertos, a autoridades o a ciudadanos. Se ubicaron espacialmente los puntos o áreas de conflicto, y posteriormente se detectaron los atractores y activadores de caos en las zonas de estudio tomando en cuenta la clasificación de la Tabla No. 4.
Las Ti detectadas  inicialmente se ajustaron a una ponderación derivada de los tiempos estimados  en los cuales se manifestaron diversos desórdenes en los lugares centrales, es  decir:
                  Tfinales  = a*b* Tinicial
                  donde  Tinicial: ponderación de las turbulencias de la zona; Tfinales:  nivel de turbulencias final incluyendo los parámetros “a” y “b” para ajustar el impacto final  de las Ti en base a la consideración que el tiempo  de impacto máximo alcanza un valor de “1 (uno)” cuando operan los 365 días del  año, y las 24 horas del día. La proporción correspondiente a los lugares  centrales está dada por las relaciones:
                  a = ni / 365; b = ti  / 24
                  donde  a: parámetro del número de días cuando operan las turbulencias en la zona; b:  parámetro del número de horas cuando operan las turbulencias en la zona; ni:  número de días estimado en que operan las turbulencias en la zona i  considerada; ti: número de horas por día estimado en que operan las  turbulencias en la zona i considerada. 
3.3. La competitividad de los lugares centrales
En el presente artículo la “competitividad  espacial” (Co) se define por la relación establecida entre la  “centralidad” (Ce), que muestra la cobertura de la infraestructura y  servicios de la zona analizada, y el impacto de las “turbulencias sociales  finales” (Tfinales), la cual muestra la reducción de la  cobertura de la infraestructura y servicios de la zona analizada, es decir: 
                  Co = Ce - Tfinales       (3)
                  El nivel de competitividad  de los lugares centrales de la ZnMetCO2 se  evaluó en base a la Tabla No. 6.
4. RESULTADOS
Durante 2005-2006 la mayor  centralidad de la ZnMetCO2 fue de nivel 4  (alta centralidad), la cual correspondió al Centro Histórico y a la Colonia Reforma.  Este nivel indica una cobertura de servicios entre el 61 al 80% de su área de  influencia. El siguiente nivel (competitividad regular, nivel 3), implica una  cobertura de servicios entre el 41 al 60% de su área de influencia, y la  compartían la Central de Abastos, Ciudad Universitaria-Plaza del Valle, Sta.  Rosa, Etla y Sta. Lucía. El nivel 2 de centralidad (baja centralidad)  correspondió al resto de los lugares centrales: Monte Albán, Xoxo, Tlalixtac-El  Tule, Aeropuerto, Reyes Mantecón-Jalpan. La cobertura de servicios fue menor al  40% del área de influencia de estos lugares centrales (ver Tabla No. 7). La  centralidad promedio de las zonas consideradas fue de nivel 3; ninguno de los  lugares centrales poseía el nivel 5 de centralidad (el máximo) durante el  periodo considerado, que indicaría una zona que proporciona una cobertura de  servicios del 100%. 
                  Por lo que respecta a las  turbulencias (Ti), se observó que los tiempos de impacto de las  mismas para los lugares centrales de la ZnMetCO2  prácticamente fueron de poca duración en el 2005, pero en el 2006 los días y  horas de Ti se dispararon notoriamente. Las zonas donde más destacó  el impacto de las mismas fueron aquellas en las cuales anteriormente no se  manifestaban como Xoxo, Santa Rosa, Santa Lucía, Monte Albán y Jalpan. Los  lugares centrales en los cuales estas se manifestaban con anterioridad, como la  Colonia Reforma, Ciudad Universitaria-Plaza del Valle, y el Centro Histórico de  Oaxaca, aparentemente no resintieron tan bruscamente el aumento de la frecuencia  de Ti. Etla, la Central de Abastos y el Aeropuerto fueron los  lugares centrales menos afectados por la mayor frecuencia de las mismas (ver  Tabla No. 8).
                  Para  el año 2005 todos los lugares centrales poseían un nivel de Ti igual  a 1, lo que indica desórdenes aislados. Para el 2006, cuando se recrudecieron  los problemas sociales derivados del conflicto magisterial, la situación  cambió, con una tendencia a aumentar. En promedio, las mayores turbulencias  (nivel 3: microcaos), correspondieron a los lugares centrales del Centro  Histórico, la Colonia Reforma y Ciudad Universitaria-Plaza del Valle. El nivel  de turbulencias 2 (conjunto de desórdenes) correspondió a Sta. Rosa, Etla,  Xoxo, Tlalixtac-El Tule y Sta. Lucía. El siguiente nivel (muy bajas  turbulencias, nivel 1, con tendencias a los desórdenes aislados), lo  manifestaron la Central de Abastos, Sta. Rosa, Reyes Mantecón-Jalpan, Monte  Albán y Aeropuerto (ver Tabla No. 9). Pero hubo días en los cuales las Ti  alcanzaron el nivel 5 (megacaos), especialmente en el centro Histórico de  Oaxaca y Ciudad Universitaria-Plaza del Valle. 
                  En la ZnMetCO2  la mayor competitividad durante 2005 fue de nivel 4 (competitividad alta), y  correspondió a los lugares centrales del Centro Histórico y la Colonia Reforma.  El siguiente nivel (competitividad media, nivel 3), lo manifestaron la Central  de Abastos, Santa Rosa, Etla, Ciudad Universitaria-Plaza del Valle, Santa Lucía  y Monte Albán. En el nivel de baja competitividad (nivel 2) se encontraban  Xoxo, Tlalixtac-el Tule, Aeropuerto y Jalpan. 
                  Durante  el 2006, la competitividad decayó en casi todos los lugares centrales, a  excepción de Monte Albán, Aeropuerto y Jalpan que mantuvieron el mismo nivel.  En este año, la competitividad más alta la mantuvo Monte Albán (nivel 3:  competitividad media); el Aeropuerto y Jalpan lograron un nivel 2 (baja  competitividad). El resto de los lugares centrales alcanzó el más bajo nivel de  competitividad (nivel 1: muy baja competitividad). Las bajas más notorias  correspondieron al Centro Histórico y a la Colonia Reforma, que de un nivel 4  bajaron hasta el nivel 1 de competitividad (ver la Tabla No. 10 y la Figura No.  1). 
5. CONCLUSIONES
La  propuesta metodológica del presente artículo es que la competitividad de los lugares  centrales de la ZnMetCO2 está determinada  tanto por su centralidad como por las turbulencias que existen en las  diferentes zonas. También se comprobó la hipótesis que durante 2005-2006 en la  ZnMetCO2 las turbulencias sociales que  existieron generaron efectos desfavorables en la competitividad de sus lugares  centrales, pues en promedio esta disminuyó en un 51% entre 2005-2006: pasó de  una competitividad media de nivel 3 (2005), al nivel 1 (2006), que indica una  muy baja competitividad. 
                  El  análisis muestra que los lugares de mayor competitividad espacial tienden a ser  aquellos que aparte de poseer una mayor centralidad son los que poseen las  menores turbulencias socioeconómicas, o que aunque no posean una alta  centralidad tampoco poseen Ti muy altas, lo cual en la ZnMetCO2  se confirmó mejor en los casos del Tule, Aeropuerto, Jalpan. En el Centro  Histórico y la Colonia Reforma, lugares que poseen una alta centralidad, pero  también un alto nivel de turbulencias, la competitividad se vio afectada,  debido a que estas contrarrestan el impacto o importancia de la centralidad  derivada de la infraestructura que poseen. 
                  Las  Ti dificultan la actividad socioeconómica normal de los lugares  centrales y regiones, y pueden ocasionar el deterioro de la economía y la calidad  de vida de la población, pues modifican (aumentando o eliminando) la  centralidad de las zonas que impactan. 
                  En  un sentido positivo, la presencia de Ti permite: a) determinar las  funciones del lugar central que deben corregirse para propiciar su comportamiento  armónico; y b) detectar que aspectos o elementos del lugar central sufren las  mayores desventajas o ventajas de dicha interacción, proporcionando señales que  prevén su rescate o remoción. Los resultados obtenidos sugieren que la  competitividad mejoraría si lograran reducirse o solucionarse los problemas  sociales, políticos y de tráfico que de manera especial desde el año 2006 se  reflejan en los lugares centrales más relevantes de la ZnMetCO2,  de tal manera que sin dañar el derecho de manifestación de la ciudadanía,  también se logre el respeto al derecho de terceros, sean estos personas,  familias, viviendas, automovilistas, infraestructura o el medio ambiente de los  lugares centrales.
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