Contribuciones a las Ciencias Sociales
Julio 2011

PRESENCIA DE VICENTE GARCÍA EN EL IMAGINARIO TUNERO



José Luis Marañón Rodríguez (CV)
joseluis@ult.edu.cu




RESUMEN

Vicente García González es la personalidad más importante de la memoria histórica tunera; considerado como uno de los más grandes estrategas militares de nuestras guerras por la independencia, capaz de mantener a la defensiva al enemigo que operaba en la región, aún en los años más difíciles de la guerra; ocupó altos cargos militares y civiles durante la Guerra de los Diez Años y su trayectoria revolucionaria se vio afectada por algunas decisiones políticas que dañaron sensiblemente el desarrollo de la contienda.

La presente investigación aborda una arista poco estudiada acerca de esta personalidad. En la misma se hace un análisis del estado actual del imaginario tunero acerca de la personalidad de Vicente García.

Esta investigación reflexiona acerca de una temática que constituye en la actualidad uno de los mayores retos de los estudios regionales, referido al estudio de la problemática de la identidad cultural, sus debilidades y acciones necesarias para su fortalecimiento, imprescindibles en una época caracterizada por las grietas que ha provocado la globalización de la cultura; así como el papel hegemónico y agresivo de los mecanismos al servicio de los círculos de poder capitalistas.

A pesar de que la historiografía tradicional ha convertido a Vicente García en una figura polémica y controvertida, al sobredimensionar sus errores, lo que se ha reflejado en la enseñanza de la Historia de Cuba en los diferentes niveles educacionales, y a lo que se ha sumado la falta de información relacionada con la vida y obra de este patriota, el pueblo tunero lo venera, respeta y considera paradigma de patriota y revolucionario, y sus hazañas se han transmitido como una leyenda de generación en generación manteniéndose como un símbolo de patriotismo, heroísmo e independentismo.
 



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Marañón Rodríguez, J.L.: Presencia de Vicente García en el imaginario tunero, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, julio 2011, www.eumed.net/rev/cccss/13/

INTRODUCCIÓN

Admiramos a Vicente García no sólo por sus méritos militares. Lo admiramos, especialmente, porque fue un hombre que surgió de las entrañas de nuestro pueblo y que, no obstante su posición social, murió pobre y unido a la gran causa de los humildes de su tierra. Él murió unido a la causa de los pobres de Cuba, la causa de la independencia de la Patria y de la abolición de la esclavitud.

Armando Hart Dávalos

La historia, más que realidad vivida, es fuerza inspiradora de la sociedad. Los pueblos tienen la facultad de conservar las acciones de las generaciones pasadas en su memoria histórica, evocarlas y proyectarlas al presente, convertidas en emblemas, en símbolos, en pujanza. Los pueblos necesitan poseer su memoria histórica, que lo ayude a conocer su pasado para enfrentar los problemas del presente y del futuro.

José María Pedreiro, Presidente del Foro por la Memoria en España escribió:

El pueblo que no conoce su historia no comprende su presente y, por lo tanto, no lo domina, por lo que son otros los que lo hacen por él (…) El desconocimiento provoca falta de comprensión sobre los procesos históricos que han dado como resultado nuestro presente.

En Cuba, una parte importante de nuestra historia se conserva en documentos, fotos, mapas y textos que guardan testimonios y resultados de investigaciones históricas; en la arquitectura, urbanística, la literatura y otras artes; así como en la prensa escrita, documentales, grabaciones de audio y filmes; sin embargo, falta mucho por hurgar en la búsqueda de lo acontecido para hallar la riqueza que llene aún más nuestra espiritualidad de valores.

No se trata de almacenar conocimientos y mantener o conservar la memoria histórica en libros y museos. Si el recuerdo no incluye una reflexión acerca de las circunstancias que motivaron los hechos y acontecimientos del pasado y a descubrir patrones de conducta, paradigmas, normas morales, las experiencias e ideales acumulados, repitiéndose y multiplicándose de generación en generación, conformando sus tradiciones patrias, esa memoria se convierte en un simple anecdotario que no ejerce influencia alguna ni contribuye a convocar a las actuales generaciones a emular o pedir prestadas a las generaciones pasadas sus consignas, valores, lecciones y ejemplos.

En su obra El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Carlos Marx escribió:

Los hombres hacen su propia historia pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino que existen y les han sido legadas por el pasado. Las tradiciones de todas las generaciones muertas oprimen como una pesadilla el cerebro de los vivos y cuando aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto en estas épocas de crisis revolucionarias es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para con ese disfraz venerable y este lenguaje, representar la nueva escena de la historia universal.

En el siglo XIX José Martí plantea en su estrategia política para América, que para salvaguardar a los países latinoamericanos de las intenciones expansionistas del vecino poderoso se hacía necesario preservar la cultura de nuestros pueblos, su identidad nacional, así como la unidad desde el río Bravo hasta la Patagonia.

Este planteamiento sigue teniendo vigencia, porque educar en las tradiciones no es solo el compromiso total con el pasado: significa sentir continuidad de altas aspiraciones humanas y conocer que antes que nosotros hubo hombres que lucharon por elevar la dignidad del país y lograr la independencia nacional.

De nuestras tradiciones, derivó Martí las fuerzas apostólicas y patrióticas para luchar y cambiar los destinos de Cuba. En este sentido expresa: De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas

Como parte de la memoria histórica tunera, la figura de Vicente García constituye uno de los elementos conformadores de nuestra identidad por constituir un paradigma en las luchas revolucionarias del pueblo de este territorio.

Para la historiografía cubana, Vicente García constituye una personalidad controvertida y polémica, dado el papel que jugó en la gesta independentista de los Diez Años y su participación en procesos complejos que se producen en las filas insurrectas, provocando múltiples interpretaciones con juicios en muchos casos inexactos que han afectado la imagen de este patriota.

Desde los primeros textos relacionados con la temática de la Guerra de los Diez Años escritos por participantes de la gesta y publicados en los primeros años del siglo XX y los libros escritos y publicados por diversos historiadores, la historiografía cubana se ha caracterizado por los ataques constantes y la crítica más agresiva en contra de Vicente García y su participación en procesos complejos de indisciplina y sedición, llegando a utilizarse fuertes e irrespetuosos calificativos al referirse a su persona.

Una relación de estos textos incluye como los más relevantes los siguientes:

• Diario de Campaña de Máximo Gómez (1868-1899)

• La Revolución de Yara, de Fernando Figueredo (1902)

• Historia de Cuba, de Fernando Portuondo (1965)

• Desde Yara hasta el Zanjón, de Enrique Collazo (1967)

• Aventuras, venturas y desventuras de un mambí, de Raúl Roa (1970).

• La Guerra de los Diez Años de Ramiro Guerra (1972)

• Historia de Cuba, de Julio Le Riverend (1974)

• Antonio Maceo, apuntes para una historia de su vida, de José Luciano Franco (1975)

• Historia de Cuba, de la Dirección Política del MINFAR (1981)

• Memorias de la guerra, de Enrique Loynaz (1989)

• Cuba. La forja de una nación, de Rolando Rodríguez (1997)

• La Revolución inconclusa: la Protesta de los Mangos de Baraguá contra el Pacto del Zanjón, de Rolando Rodríguez (1999).

• Historia de Cuba. 1492-1898, de Eduardo Torres-Cueva y Oscar Loyola (2001)

• Historia de Cuba (Las luchas), de un colectivo de autores (2002)

• Libros de textos de Historia de Cuba de las diversas enseñanzas (varios años)

El 23 de septiembre de 1976, Armando Hart pronuncia un discurso en el acto de conmemoración del centenario de la toma de Las Tunas por las tropas al mando de Vicente García, con el que se inició una nueva etapa en la revalorización colectiva de la figura de Vicente García en Las Tunas.

En octubre de 1984 la prestigiosa historiadora cubana, Dra. Hortensia Pichardo Viñales, visita a la provincia de Las Tunas con el objetivo de acudir a sitios de interés, especialmente San Miguel del Rompe, para rendir homenaje a Vicente García. Sus actividades en el territorio, especialmente la conferencia que impartió, el intercambio con investigadores y la entrevista que ofreció al periodista Ulises Espinosa Núñez, del periódico 26, permitió seguir abriendo caminos para valorar con mayor profundidad la personalidad de Vicente García.

Es a partir de ese momento que en Las Tunas comienzan a realizarse estudios acerca de esta personalidad, o que lo incluyan como parte de estudios generales, entre los que se pueden mencionar:

• Miedo a Vicente García, de Carlos Tamayo (1986).

• Cronología mínima de Vicente García, de Víctor M. Marrero (1988)

• Para una cronología de la provincia Las Tunas, de Leonides Perdomo González y Plácido Cruz Infante (1989).

• Vicente García: leyenda y realidad, de Víctor M. Marrero (1992)

• Tras la luz de sus estrellas, de Víctor M. Marrero (1996).

• Las Tunas a través del tiempo, de un colectivo de autores (1999).

Artículos acerca de esta figura histórica han aparecido, además, en publicaciones nacionales y tuneras. En todos los casos prima el enfoque biográfico y factual, y son limitados los estudios en los que se aborde la personalidad de Vicente García relacionada con el imaginario social, así como los efectos que la visión distorsionada acerca de este patriota ha provocado en la representación que del mismo tienen los tuneros.

DESARROLLO

¡Nosotros entonces habríamos sido como ellos;

ellos hoy habrían sido como nosotros!

Fidel Castro Ruz

Visión historiográfica tradicional acerca de la personalidad de Vicente García

La historiografía tradicional, en el caso de Vicente García, se ha caracterizado por los más agudos ataques a su personalidad haciendo énfasis en sus errores, minimizando sus aportes a la gesta independentista y los principios que identificaron su pensamiento. Las razones las plantea así Víctor Manuel Marrero, historiador de la ciudad de Las Tunas y principal estudioso del tema:

…la opinión de personas como Raúl Roa que por su personalidad y las diferencias con su abuelo Ramón Roa, quiso incidir en que a Vicente García se le estigmatizara como el sedicioso que jamás fue, y a partir de ahí, la tradición de muchos historiadores de copiar y no investigar pues hicieron de eso una leyenda que ha perjudicado mucho a la Historia de Cuba, no sólo con Vicente García sino con muchos otros (…) se ha exacerbado hasta la saciedad a los testimoniantes de la guerra, sin tomar en cuenta que los testimonios llevan la carga emotiva y los intereses de los que escriben… (Ver anexo 1)

Un repaso por textos históricos de épocas diferentes, corrobora lo anterior. En 1902 Fernando Figueredo publica bajo el título de La Revolución de Yara 1868-1878, nueve conferencias que dicta el autor entre los años 1882 y 1885 ante la emigración cubana en Cayo Hueso. Protagonista de la guerra, relata, desde sus puntos de vista, momentos de la guerra. La figura de Vicente García es juzgada con argumentos muy críticos que ponen en tela de juicio la actuación del mismo en la guerra. Desde el propio prólogo escrito para la primera edición por Pedro Martínez Freire. Un fragmento del mismo, relacionado con los movimientos sediciosos de Lagunas de Varona y Santa Rita, basta para ilustrar lo anterior:

Es indudable que la actitud de Vicente García, jamás explicable, dio al traste con nuestras lisonjeras esperanzas de independencia. Nada disculpa la punible conducta del valeroso y aguerrido soldado (…) El juicio de la historia lo condenará siempre, como cuantos con él contribuyeron a la nefasta obra. Eran los judíos haciendo jirones la túnica de la Patria! (Figueredo, 2000, 3)

Otros autores de esta época mantienen un discurso similar relacionado con Vicente García. Así aparecen, entre otros textos, Memorias de la guerra, de Enrique Loynaz y Desde Yara hasta el Zanjón, de Enrique Collazo.

Los textos historiográficos posteriores comienzan a hacerse eco de los puntos de vista expuestos por sus antecesores. La repetición de los relatos y los ataques a la figura de Vicente García pasan de mano en mano casi sin alteraciones, llegando incluso a posiciones injustificables desde cualquier punto de vista.

Un ejemplo elocuente es Aventuras, venturas y desventuras de un mambí, de Raúl Roa, publicado en 1970. Texto reivindicador de la figura de su abuelo, Ramón Roa, no repara en los ataques más duros e irrespetuosos con relación a figuras de la guerra. Con relación a Vicente García es ilustrativo el siguiente fragmento:

Si es un simplismo inexcusable atribuir el Zanjón a la conducta facciosa y al regionalismo secesionista de Vicente García, no lo es menos ignorar, desconocer u omitir que fue uno de los principales agentes, directo a veces, indirecto otras, de los factores que promueven e impulsan el proceso que remata en su capitulación (…) Macao, de nuestra milicia insurrecta, lo llamó Gerardo Castellanos. Fuera el totí, de haber sido de veras víctima de una leyenda negra. Pero si se prefiere el símil ornitológico para caracterizarlo, he aquí lo que fue: la lechuza de la revolución de 1868. (Roa, 1970, 185-186)

Más cercano en el tiempo, y dejando a un lado otros textos ya mencionados con anterioridad, incluyendo los textos de Historia de Cuba de las diferentes enseñanzas, encontramos a uno de los historiadores que más ha criticado en sus textos la figura del León de Santa Rita: Rolando Rodríguez. De este autor es La Revolución inconclusa: la Protesta de los Mangos de Baraguá contra el Pacto del Zanjón, publicada en 1999, obra que se convierte en un verdadero tratado en contra de la personalidad de Vicente García y su papel en la guerra independentista.

La reivindicación de la imagen del Mayor General Vicente García

El discurso de Armando Hart por el centenario de la toma de la ciudad de Victoria de Las Tunas por las tropas al mando de Vicente García, inició una nueva etapa en la revalorización colectiva de la figura de Vicente García en Las Tunas. Otro momento importante lo constituyó la visita realizada a la provincia en 1984 por Hortensia Pichardo y la entrevista que ofreció al periodista del periódico 26, Ulises Espinosa Núñez, que fuera publicada ese mismo año bajo el título Las hazañas de Vicente García, en la que esta prestigiosa historiadora llama a juzgar la historia “más serenamente” (Espinosa, 1985, 21)

Miedo a Vicente García, de Carlos Tamayo, publicado en 1986, es el punto de partida en el empeño de vindicar la imagen del General tunero. En este texto, su autor sacó a la luz argumentos históricos que ponían en evidencia que las virtudes del prócer imponían una revalorización de su personalidad y la necesidad impostergable de acometer acciones para perpetuar su memoria.

A esta obra le continuaron: Cronología mínima de Vicente García, de Víctor M. Marrero (1988), Para una cronología de la provincia Las Tunas, de Leonides Perdomo González y Plácido Cruz Infante (1989). En ambas, como sus títulos indican, se compilaban cronológicamente hechos y momentos históricos relacionados con la historia del territorio y dentro de ella de la vida de Vicente García.

En 1992 Víctor M. Marrero publica Vicente García: leyenda y realidad, primera biografía del héroe, donde se expone, a partir de una minuciosa investigación, los aspectos que conforman la vida, obra y pensamiento del patriota, esclareciendo ideas y exponiendo la verdad histórica acerca de su actuación durante la Guerra de los Diez Años.

Tras la luz de sus estrellas, de Víctor M. Marrero (1996), expone la síntesis biográfica de los generales tuneros de las guerras de independencia; Las Tunas a través del tiempo, de un colectivo de autores (1999), acerca al lector a una reseña histórica de la provincia y dedica un amplio capítulo a la Guerra del 68, resaltando el papel de Vicente García en la misma.

Sobre la vida y obra del Mayor General Vicente García González han aparecido diversos artículos, publicaciones provinciales, nacionales y extranjeras.

Sitios evocadores de la personalidad de Vicente García en territorio tunero

• Memorial Vicente García González

El Memorial Mayor General Vicente García González, está situado donde antes estuvo la casa natal de Vicente García, en la calle que hoy lleva su nombre, número 5, entre Julián Santana y Francisco Vega. En esta mansión residió con su familia hasta 1868.

La construcción del inmueble se remonta al año 1800. En sus primeros tiempos era apenas un caserón de paredes de ladrillos y cubierta de tejas ubicado junto a la Casa de Gobierno, en la entonces Calle Real.

Brígida Zaldívar, esposa del Mayor General Vicente, fue encerrada con varios de sus hijos y su anciana suegra. El coronel español Eugenio Loño pretendía con tal acto presionar al mambí para que depusiera las armas.

Para hacer más severa la reclusión, el oficial colocó soldados junto a las puertas del inmueble, clausuró con tablas sus ventanas y prohibió la entrada de alimentos. La crueldad no consiguió vencer el temple de Brígida, quien perdió allí a dos de sus hijos. La repulsa nacional e internacional logró que el coronel Loño suspendiera el encierro. Sabía que el mambí no se doblegaría.

El 23 de septiembre de 1876 el Mayor General Vicente García asaltó y ocupó con sus hombres su ciudad natal. El combate fue dirigido por el jefe tunero desde el portal de la casa de la familia Nápoles Fajardo. La única arma utilizada por los insurrectos fue el machete. Se dice que fue esa la única vez en la historia en que una ciudad fue tomada utilizando solamente armas blancas.

En septiembre de 1876 después de haber tomado la ciudad y someterla durante tres días, el Mayor General Vicente García ordena incendiarla, y el sitio escogido para iniciar el incendio es precisamente su casa, pronunciando las épicas palabras que refulgen en el escudo municipal como símbolo de la firmeza de principios y amor a la tierra natal: Tunas con dolor en el alma te prendo candela, pero prefiero verte quemada antes que esclava.

A finales de 1876 comienza a reconstruirse el pueblo y con él la casa natal del General García, que vuelven a ser incendiados y destruidos en agosto de 1897 con el ataque mambí dirigido por Calixto García. En esta ocasión quedaron sin destruirse como símbolo de firmeza las columnas del colgadizo que hoy son el exponente más representativo de Las Tunas colonial.

La ciudad comenzó a reconstruirse en los primeros años de la seudorrepública. En 1901, Pelegrín Boris adquiere la casa de los descendientes de García y edifica en el patio una de madera.

Posteriormente la casa es comprada por José y Rosendo Carbonell, quienes en 1919 edifican sobre las ruinas un gran salón con la finalidad de utilizarlo como tienda de ropas, a la que llaman la Casa Grande. La reconstrucción del año 1919 tuvo el cuidado de conservarle a esta casa insignia su planta colonial en forma de U, el amplio patio interior, los colgadizos sostenidos por columnas y las ventanas con guardapolvo. En cambio, la fachada permutó para el eclecticismo, con las columnas estriadas, el capitel corintio y las grandes balaustradas. En la década del 40 se amplía el puntal y la anchura, además se construye un agregado afuera para el almacén, o sea en lo que hoy constituye el salón polivalente.

En el año 1946 se inaugura la tienda La Sortija, manteniéndose en esas funciones hasta los años posteriores al Triunfo de la Revolución en 1959. A partir del año 1970 comparte el local con otro comercio La ortopedia. A finales del año 1985, después de inmensos esfuerzos, el local es entregado a la Dirección de Cultura, quien conjuntamente con el Centro de Conservación y Restauración de Monumentos (CENCREM) comienza los trabajos de restauración para rescatar el sitio histórico que vio nacer al patriota tunero.

En sus vitrinas se exhiben más 200 piezas relacionadas con el León de Santa Rita y otros próceres independentistas. Algunas tienen gran valor museológico, como un reloj de brújula y la corneta de órdenes que utilizó en combate el Mayor General Vicente García, quien fue presidente de la República en Armas en 1878 y General en Jefe del Ejército Libertador tras la Protesta de Baraguá.

Entre los exponentes se destacan por su importancia el machete y funda que fueron utilizados por el mayor General, un álbum de Doña Brígida Zaldívar, una carta original de Vicente García, escrita en el exilio en 1881, así como otros objetos de gran valor para la historia local de la ciudad. El Museo Memorial Mayor General Vicente García reserva también importantes potencialidades, pues guarda en sus archivos documentos relacionados con los sucesos de San Miguel del Rompe, Lagunas de Varona y hasta detalles constructivos del cuartel de las 28 columnas.

Las actividades caracterizadoras de esta institución relacionadas con la historia local y especialmente con Vicente García son las siguientes:

• Incendio simbólico de la ciudad el 26 de septiembre. (se realiza desde 1992)

• Evento científico Vicente García, la Patria, el honor. (se realiza anualmente desde el 2000)

• El 4 de marzo - día de su muerte - se desarrolla una conferencia científica y la peregrinación al cementerio.

Las cuatro salas de exposición están dedicadas al Mayor General Vicente García, a sus generales, los combates más importantes, los principales pueblos asaltados, así como los cargos ocupados durante toda la guerra de los Diez Años.

• Parque Vicente García

El parque Vicente García es la instalación de su tipo más populosa de la capital tunera. Tal vez por encontrarse situado en el vórtice mismo de su casco histórico, exhibe siempre gran actividad y concurrencia. La gente acude allí para conversar sobre cualquier tema, o, simplemente, para tomar el fresco de la mañana. No existe en la ciudad un sitio de mayor popularidad y carisma.

Este parque tuvo como antecedente la otrora Plaza de Armas, inaugurada en el mismo sitio el 3 de abril de 1858, un decenio antes de que los clamores del ingenio azucarero La Demajagua, cerca de la ciudad oriental de Manzanillo, convocaran a los cubanos a la lucha por la independencia de la isla. Según los investigadores del tema, aquí tuvieron lugar encarnizados combates entre las tropas cubanas y las españolas durante nuestras guerras de liberación del siglo XIX.

La plaza cumplió su función social por espacio de varias décadas. Pero en tiempos de la seudorrepública, el comandante del Ejército Libertador Eduardo Vidal Fontaine (Lalo), primer alcalde de Victoria de Las Tunas, acogió la idea de construir en el área un parque justamente el día en que asumió su cargo público, en el año 1910.

Las iniciativas para concretar tan noble propósito no se hicieron esperar, y el 11 de enero de 1911 quedó constituido en la ciudad el comité Pro Vicente García, cuyos integrantes recolectaron fondos para erigirle un monumento en la plaza al bien llamado León de Santa Rita. El pueblo y las fuerzas vivas locales halaron de la billetera para consumar aquel homenaje de mármol.

Según los libros de actas del Ayuntamiento de Victoria de Las Tunas, la historia de la estatua de mármol de Carrara que honra al Mayor General Vicente García en el parque que lleva su nombre, comienza el 6 de abril de 1911, cuando el concejal Gaspar Cruz solicita a sus colegas brindarle todo el apoyo posible a una comisión encargada de recaudar fondos para materializar la iniciativa. En la reunión, además, se acuerda enrolar en la financiación a todos los ayuntamientos cubanos, por lo cual se les cursa una petición para que contribuyan con pequeñas cantidades de dinero. La compañía italiana presidida por Juan Dopta, realizó el monumento. Finalmente, la estatua fue inaugurada el 10 de octubre de 1915 con un acto donde usó de la palabra el doctor Alfredo Zayas, quien años después sería Presidente de la República. En el acto fue distribuido un folleto biográfico del general insurrecto escrito por Armando Prat Lerma que viene a ser la primera biografía del héroe.

El costo de las actividades ascendió a 285 pesos. El 25 de agosto del propio 1915, antes de su inauguración, el Ayuntamiento decidió que la estatua que inmortaliza al León de Santa Rita se situara de modo que su frente diera a la calle Vicente García, con la iglesia de perfil.

Los bancos del parque eran de madera y el piso de losas de barro. Tenía forma cuadrada, la cual perdió por exigencias constructivas al pasar por la ciudad la carretera central. Hubo que rebanarle un ángulo, justamente en el sitio donde se encuentra hoy el busto de José Martí.

• Museo provincial Vicente García

Esta importante construcción que hoy atesora parte de las evidencias de la historia y el patrimonio de la provincia, convertido en Museo Provincial, fue edificado para que sirviera como Casa de Gobierno o Ayuntamiento Municipal. Dicho edificio fue construido en el sitio que había ocupado la casa del señor Enrique Rosende situado en la calle Francisco Varona en el barrio Segundo en la ciudad de Victoria de Las Tunas, que posteriormente se convirtió en el Tambor de Voluntarios y más tarde en el Cuartel de Telégrafos.

Originalmente el Gobierno Municipal tunero, creado en 1910, tuvo su sede en la calle Colón y trasladado en 1916 hacia la calle Lorenzo Ortiz pero se hizo necesario un local más adecuado en lugar céntrico. Obedeciendo a las ordenanzas urbanísticas de la época debía ser frente a la plaza principal del pueblo, es decir, el Parque Vicente García. El órgano oficial de la época, El Eco de Tunas, en artículos de 1919, reflejó así los hechos alrededor de la construcción del inmueble:

Ya desde 1919 la Alcaldía se había dirigido al señor Gobernador Provincial de Oriente, interesándole le preste los servicios de uno de los ingenieros a sus órdenes para que haga los planos de las obras del Palacio Municipal que se levantará frente al Parque en un espléndido solar adquirido por el municipio. (El Eco de Tunas, Jueves 13 de Febrero, 1919, 1)

Y este otro artículo publicado en abril le da seguimiento al tema:

Por mensaje del alcalde municipal, se solicita al ayuntamiento su atención para adquirir este solar y se acuerda consignar la cantidad de 500.00 $ en el presupuesto de 1916 a 1917 para expropiar la faja de terreno en el solar de la sucesión de Rosende. Por unanimidad a propuesta de los concejales se aprueba una moción para construir dicho edificio del Ejecutivo Municipal, la Junta Electoral, y la Jefatura de Policía.

El alcalde comunica al ayuntamiento el plano del Palacio Municipal que fuera presentado por el ingeniero del Gobierno Provincial Majín L. Meléndez. Se habla de tener a la vista la memoria descriptiva. Se anota que debe tenerse en cuenta el orificio para el reloj municipal y debajo la palabra Ayuntamiento. (El Eco de Tunas, 5 de Abril, 1919, 1)

El Alcalde Municipal, pidió a José Luis Villoch Vicepresidente del Ayuntamiento en un viaje de este a Santiago, que se entrevistara con el ingeniero que levantó los planos de la casa, a fin de que introdujera en el mismo, algunas modificaciones.

Los planos de la fachada de este inmueble se encuentran actualmente en el Archivo Histórico de Santiago de Cuba, firmados por el ingeniero Majín L. Meléndez, no así los planos de planta.

El 11 de Febrero de 1918 se acordó la construcción del Palacio Municipal, en el solar propiedad del Municipio por lo que se convocó a una subasta para cuya obra existía un presupuesto de $ 42 705.23 que sería abonada al adjudicatario de la misma, subasta que se hizo en Victoria de Las Tunas.

El inmueble erigido para Palacio Municipal de Gobierno y que ocupa hoy el Museo Provincial Mayor General Vicente García fue inaugurado el lunes 10 de octubre de 1921.

• Plaza de la Revolución Mayor General Vicente García

Ubicada en la Loma de Peralejo, al nordeste de la ciudad de Las Tunas, su construcción se inició en febrero de 1997. Se construyó en la loma de Peralejo, aprovechando la connotación histórica adquirida por el lugar durante las guerras independentistas, pues desde este sitio, en 1868, y ante la presencia de Carlos M. de Céspedes, Manuel de Quesada dirigió el intento de toma de la ciudad de Las Tunas; y en este lugar, en 1897, Calixto García emplazó su artillería en el ataque a la ciudad.

En el centro del área de concentración se observa un rombo como figura geométrica, simbolizando el emblema que identifica a los Comandantes de la Revolución. Un pequeño parque situado en la propia área está dedicado a Brígida Zaldívar, la esposa del General insurrecto. Esta área está poblada por árboles que representan la vegetación característica de Cuba: palmas, arecas, yuraguana, tuna y árboles maderables y de sombra.

Sede de importantes actos del territorio, atesora las esculturas de los generales tuneros del Ejército Libertador en su salón principal. La tribuna posee tres niveles que representan los ataques a la ciudad: en 1851 por Joaquín de Agüero; en 1876 por Vicente García y en 1897 por Calixto García. Resalta en el frente de su segundo nivel, a relieve, la histórica frase de Vicente García al iniciar el incendio de la ciudad en 1876: Quemada antes que esclava.

El conjunto escultórico se construyó bajo la asesoría de Rita Longa y cuenta con un mural en chamota , que representa un recorrido histórico desde el inicio de la lucha por la independencia en 1868, hasta el triunfo de la Revolución, destacando momentos importantes de la historia local. El centro está coronado por la escultura del León de Santa Rita con el machete en alto, como símbolo de rebeldía y vigencia de su pensamiento y ejemplo revolucionario.

El 26 de julio de 1997 fue inaugurada oficialmente con el acto por el 44 aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, con la presencia de Fidel y Raúl.

Sus actividades caracterizadoras relacionadas con la historia local y Vicente García son:

• Naciste como Vicente, actividad que reconoce a la familia del primer varón nacido el 23 de enero.

• Concurso El León de Santa Rita, que se celebra en Enero.

• Encuentro nacional de Plazas de la Revolución Cuba, historia y rebeldía, que se realiza en abril desde 1999.

• Actividad de animación relacionada con temas históricos, que se realiza cada mes, dirigida a públicos diversos.

• Cada 21 de abril se siembra una palma real en homenaje a la fundación del Ejército Oriental.

Catorce anos después de su fundación, la Plaza de la Revolución Mayor General Vicente García González sigue siendo lugar de encuentro de los tuneros con la historia patria y local.

• Cementerio municipal Vicente García

Aunque nuestro territorio tuvo ermita católica desde 1690, esta no alcanzó la categoría de iglesia hasta 1752. Años antes, el Obispo don Jerónimo Valdés había autorizado edificarla al heredero del hato de Las Tunas, Diego Clemente del Rivero. Por entonces la población de la comarca se encontraba sumamente dispersa, por la cual no hubo enterramientos allí hasta 1790. Ya para esa fecha muchos lugareños se congregaban en torno al templo.

Aquella parroquia fundacional estaba en el mismo lugar donde se encuentra hoy. Su patio incluía la zona actual del parque Vicente García y de la vecina Casa Azul. Fue esta área el primer cementerio que tuvo la ciudad. Anónimos y seculares, reposan allí desde entonces los restos mortales de quién sabe cuántos tuneros de la época.

En el año 1847, la necrópolis trasladó su sede para la zona donde se encuentra actualmente. Y algo curioso: en aquella etapa fue bautizada con el nombre de Cementerio de Colón, igual que su homólogo capitalino. No fue hasta el siglo XX que pasó a llamarse como lo conocemos ahora: Cementerio Municipal Vicente García.

Cuando se construyó tenía 45 varas de fondo por 44 de frente. La fachada era de mampostería y el resto de tablas de jiquí. Los féretros se cargaban al hombro y eran hechos por carpinteros locales. Durante la Guerra de los Diez Años los españoles lo utilizaron como área de defensa, por lo que fue escenario de encarnizados combates.

En 1945 el cementerio fue sometido a un amplio proceso de reconstrucción por colecta pública. Un Patronato pro-reconstrucción, aumento y mejoramiento del cementerio ad hoc, presidido por el doctor Rafael Arenas, recaudó mil 177 pesos para las obras generales. Las fuerzas vivas citadinas donaron materiales y otros recursos. El estado constructivo de la necrópolis mejoró, pero el proyecto originó que muchas tumbas de la parte delantera se perdieran para siempre.

De todos los sepulcros que se conservan hoy en día en el Cementerio Municipal Vicente García, el más antiguo es el de la francesa Victoria Martinell, fallecida en 1860. Por cierto, esta mujer era la madre de Iria Mayo, la compañera en la vida de Charles Peiso, el legendario colaborador de los mambises que tomó parte en la Comuna de París, quien cayó en combate el 7 de julio de 1877.

Actualmente tiene una extensión de cuatro mil metros cuadrados y está dividido en 12 patios, con un promedio de 500 tumbas cada uno. Su estilo es más bien ecléctico, con un importante nivel de arte funerario. La mayoría de las esculturas son obra del español Nicasio Menza, y casi todos los panteones abovedados salieron de la imaginación del cubano José Domínguez.

Algunas de las más relevantes figuras tuneras de los dos últimos siglos están enterradas aquí También reposan en su osario los restos de nuestros mártires internacionalistas. El mausoleo del Mayor General Vicente García clasifica como uno de los sepulcros más visitados. Está hecho de mármol de Carrara y es la ofrenda de Las Tunas a uno de sus hijos más entrañables. En él, junto a los restos del excelso patriota se encuentran los de su esposa Brígida y su hijo Braulio.

• Avenida Vicente García

Hace poco más de 150 años, la otrora Victoria de las Tunas fue declarada Ciudad por las autoridades coloniales españolas. En 1868, cuando estalló en la antigua provincia de Oriente la Guerra Grande, la villa contaba con 15 vías urbanizadas. Ninguna conserva en la actualidad su nombre original.

La arteria tunera más populosa es la avenida Mayor General Vicente García. Su nombre original (1868) fue Isabel Segunda, reina de España entre los años 1833 y 1886. Casi 20 años después, su rótulo se cambió por calle Campoamor, apellido de un célebre poeta peninsular.

Hasta inicios del siglo XX, resultó común que la gente de campo recorriera a caballo esta popular calle. Se conservan aún varias argollas empotradas en los contenes, donde sus dueños amarraban las bridas de sus corceles.

En la avenida Vicente García se encuentran situados el memorial Mayor General Vicente García, el Museo Provincial y el parque Vicente García, sitios relacionados con la personalidad del patriota tunero.

• Monumentos en San Miguel del Rompe y Santa Rita

Sitios relacionados con el Mayor General Vicente García; el primero, lugar donde se desarrolla la primera reunión entre los revolucionarios camagüeyanos y orientales, el 4 de agosto de 1868, para unificar las fuerzas y dar inicio a la lucha por la independencia. Presidida por Carlos Manuel de Céspedes, tuvo entre sus participantes al patriota tunero. También conocida como Convención de Tirsán, en ella se puede decir que se inició el pensamiento revolucionario, se decidió la revolución. El segundo es el sitio donde las tropas a su mando batieron, el 5 de septiembre de 1871, a fuertes columnas españolas que atacaron el campamento de Vicente García situado en el lugar, siendo rechazadas sufriendo grandes pérdidas sin poder penetrar en el reducto mambí. A partir de ese momento los españoles le dan el epíteto de León de Santa Rita al valiente patriota tunero.

En el municipio existe también un centro educacional, la ESBU Vicente García González, que honra la memoria del patriota, así como el sitio donde emplazó su campamento a orillas del río Hórmigo.

Finalmente, se distinguen las dos esculturas monumentarias que representan a este patriota: la situada en el parque que lleva su nombra y la que integra el conjunto escultórico que preside la Plaza de la Revolución.

Presencia de Vicente García en el imaginario tunero

Vicente García González nació en Las Tunas el 23 de enero de 1833. Se incorporó a la guerra desde sus inicios al frente de un fuerte contingente de hombres que los seguían por el prestigio de que gozaba en su jurisdicción. Considerado como uno de los más importantes estrategas militares de nuestras guerras por la independencia, fue capaz de mantener a la defensiva al enemigo que operaba en la región, aún en los años más difíciles de la guerra.

Ocupó altos cargos militares y civiles durante la Guerra de los Diez Años. Su trayectoria revolucionaria se vio afectada por algunas decisiones políticas que dañaron sensiblemente el desarrollo de la contienda. Hombre de gran patriotismo, se opuso al Pacto del Zanjón y estuvo junto a Antonio Maceo en Mangos de Baraguá, continuando la lucha junto al Titán de Bronce. Sus fuerzas fueron de las últimas en deponer las armas.

Sin alternativas para continuar la lucha, Vicente García se entrevistó con el general español Penderganst al que le manifestó “que no podía aceptar dinero del gobierno (español), pero que poseía 150 caballerías de buen terreno en la costa Norte y que quería que se le ayudase, para su venta inmediata, pues carecía de recursos”.

Los españoles le ofrecieron 50 000 pesos, cifra por debajo del valor real de las tierras. De esa cantidad solo recibió 30 000, que consta lo repartió entre sus hombres.

El 7 de junio de 1878 embarcó por Manatí a bordo del vapor Guadalquivir, en unión de una parte de sus oficiales y subalternos, hacia el extranjero, estableciéndose en Río Chico, Venezuela, donde es asesinado el 4 de marzo de 1886. Poco antes de morir dijo al grupo de combatientes que le rodeaban: Muero en tierra extranjera, pero ahí quedan ustedes para que ayuden a libertar a Cuba.

La historiografía ha convertido a Vicente García en una figura polémica y controvertida a partir del sobredimensionamiento de sus errores, lo que se ha visto reflejado también en la enseñanza de la historia de Cuba en los diferentes niveles educacionales.

Como personalidad histórica ha tenido detractores y defensores. Al respecto plantea el Lic. Carlos Tamayo Rodríguez:

Felizmente, en los últimos años, se escriben y publican trabajos que se ajustan a la verdad histórica, tan difícil de alcanzar. Pero la mayoría de los libros lo distorsionan, solo reflejan el lado malo, y apenas le reconocen sus valiosos aportes a la Guerra de Independencia de 1868-1878 (Ver anexo 2)

Sin embargo, sus hazañas se han transmitido como una leyenda de generación en generación, y a pesar de las versiones de los historiadores, el pueblo tunero lo ha mantenido como un símbolo de patriotismo, heroísmo e independentismo.

En este sentido el Dr. Eusebio Leal Spengler, en la emisión del programa Tribuna del historiador de Habana Radio dedicado al General Vicente García expresa:

(…) Las Tunas, el territorio y hoy provincia de Cuba que él definió siempre con su actuar como algo muy particular en el Oriente de la nación, es hoy escenario de la veneración, del culto, del respeto a su persona, situado allí, en el centro de la plaza, en su monumento, con su perfil enmarcado por aquel rostro severo, por aquel largo cabello, que lo sitúa junto a Céspedes, Agramonte y los hombres del 68, como uno de aquellos rebeldes que se negaron a aceptar, ni un solo día más, el yugo y la dominación extranjera. (Ver anexo 3)

Y así expresa Víctor M. Marrero:

Las personas de Las Tunas siempre han querido bien a Vidente García, de modo General siempre en los tuneros ha encontrado un defensor a ultranza, con sentido de pertenencia e identitario. Siempre existen personas que detractan hasta de su raza, pero con Vicente cada tunero se ve en él representado, y lo veneran y quieren bien. (Ver anexo 1)

La literatura tunera ha dedicado su atención a reflejar la vida y obra del León de Santa Rita. Como muestra de esto se puede mencionar la obra de Daniel Laguna Labrada (Las Tunas, 1961). En 1993, la Editorial Sanlope publicó su poemario Parto de todos los días, dedicado por el autor a “la memoria del Mayor General Vicente García González, para la ciudad de Las Tunas”. Conjunto de poemas en décima con el que el poeta recorre los caminos del héroe, haciendo referencia a momentos y sitios relacionados con la vida del tunero mayor. (Ver anexo 4)

Al decir de Alberto Garrido:

Parto de todos los días es la catarsis del epos, un martillazo contra la historia que parece perderse irremisiblemente en papeles amarillentos. El poeta interroga y cuestiona; no le importan las estatuas que petrifican la imagen de los hombres, sino el hombre, con todos sus golpes y resacas. Partos de todos los días es un decimario que se inscribe en la postmodernidad; el poeta paga una deuda, exorciza uno de los viejos demonios. (Laguna Labrada, 1993)

En el año 2004, y por la propia Editorial Sanlope, se publica Y todos son sagrados, de Daisy Cué Fernández (Chaparra, Las Tunas, 1942), conjunto de “viñetas que, en hermosa prosa, recoge la prodigiosa historia de su provincia natal, Las Tunas”, como expresa Olga Portuondo Zúñiga en su prólogo al texto. (Cué Fernández, 2004, p. 13)

Al decir de la propia autora en la presentación del texto:

Este cuaderno no obedece a investigaciones históricas o a estudios documentales –aunque sí revisé muchas fuentes-, sino a un elemento mucho más entrañable: la narración oral. Durante mi infancia, a menudo escuché de labios de mi padre anécdotas y sucesos sobre la gesta independentista en Las Tunas y os héroes que la hicieron posible, siempre aderezadas por la devoción patriótica y la pasión auténtica del historiador que fue. Solo soy por tanto la transcriptora de un pasado que vi desfilar ante mis ojos como una cinta cinematográfica y me siento en la obligación de compartir con los demás. (Cué Fernández, 2004, p. 11)

Hermoso texto, muestra de la presencia de Vicente García en el imaginario tunero, su lectura constituye un placer al recorrer junto al patriota la ruta de la guerra por la independencia. La autora, desde el imaginario evoca momentos, acontecimientos, personajes, sentimientos, que forman parte de la memoria histórica tunera.

…la ciudad que una vez fue la Villa, también tiene su historia y su dolor oculto, y ese pasado permanece detenido entre los hombres que cruzan las calles con prisa por llegar al trabajo… (Ver anexo 4)

Las artes plásticas también han acogido a Vicente García y su quehacer patriótico como tema especial y se han convertido en reflejo de la presencia de este patriota en el imaginario social.

En la década de 1930, Esteban Valderrama, realiza una galería de patriotas a plumilla y en pastel, que ha ilustrado numerosas obras de la historia cubana. Entre ellos aparece un retrato de Vicente García, que estuvo en la galería del Museo Nacional y luego lo retiraron para restaurarlo, pero jamás volvió a colocarse.

La primera obra realizada a Vicente García con la Revolución le pertenece a Alexis Roselló Labrada, quien en 1986, hace un retrato del héroe montado a caballo para el Memorial Vicente García. Alexis vuelve a retomar a Vicente García en 1995, cuando se realiza una exposición de Las Tunas en Expo-Cuba con otro óleo sobre lienzo que estuvo presidiendo las actividades de aquella jornada, obra que se encuentra en la galería de la Oficina del Historiador.

En 1999, Rogelio Ricardo elabora un mural cerámico bajo el título de Síntesis, en el que representa las esculturas de carácter histórico o leyendas de la ciudad en un solo cuerpo y en él incluye un relieve con el rostro de Vicente García.

En el bicentenario de la fundación de la ciudad, en 1996, el Consejo de las Artes Plásticas convocó a un concurso y fue premiada la obra La Ciudad quería tener un nombre, de Jesús Vega Faura. En la misma, se trasluce la influencia del Guernica de Picasso, pues su autor va dejando constancia de los incendios de la ciudad, el mal y el bien, la lucha cruenta, los fantasmas que invaden a un pueblo en guerra.

Ese mismo año el pintor Gustavo Polanco realizó un óleo que existe en el Museo Provincial de la ciudad y al año siguiente confeccionó otro que ubicó en la División Mambisa que lleva el nombre de Mayor General Vicente García.

En el 2002, Jesús Vega Faura, realizó una obra en acrílico sobre lienzo que se encuentra en la colección privada del Historiador de la Ciudad. Este año por encargo del Historiador de la Ciudad, el armero del Ché en la Sierra, excelente artesano, repujó en cobre un Vicente García que atesora en su colección personal.

En el año 2005, con la finalidad de llevar la historia a las Artes Plásticas, la Oficina del Historiador de la Ciudad creó el premio Artes Plásticas e Historia, mediante el cual se convocaba a concursos o encargos con temas de interés para la ciudad. De este intento salieron obras como la de Mercedes Varona realizada por Vladimir Santiago, Francisco Varona de Jesús Vega Faura, Julián Santana realizado por Eduardo Rivera, pintor jobabense radicado en Güáimaro, La Fuente de Las Antillas del pintor Rogelio Ricardo, Carlos Manuel de Céspedes en Ojo de Agua de los Melones de Vega Faura entre otros.

De esta hornada es el Vicente García del pintor Alein Gutiérrez, quien con maestría académica, lleva al lienzo, en el año 2005, un retrato fiel del héroe de Las Tunas, utilizando óleo, principalmente de color negro, para el traje, y los elementos principales con combinaciones del blanco y otros, que dan un retrato sobrio y verdaderamente creíble. Es, según los especialistas, la mejor obra que se ha realizado a Vicente García. Al año siguiente, del propio autor, nació la obra Brígida Zaldívar, esposa del León de Santa Rita, trabajada en óleo sobre lienzo y con tanta maestría como la anterior.

Del año 2006, es la obra El 13 de octubre, realizada en óleo sobre lienzo por el pintor Rogelio Ricardo; una caballería iniciando la lucha en Las Tunas en 1868, ambientado por las casas del pueblo y un Vicente García en primer plano comandando las fuerzas cubanas. Este año José Ángel Naranjo Pérez realizó una obra que tituló Vicente García: el artífice de la inteligencia, un óleo sobre cartulina, la cual está trabajada en colores sepia y blanco y forma parte de la colección del Historiador de la Ciudad. De este propio autor existe una obra en pequeño formato con un retrato de Vicente García, también en la misma colección, que representa al militar en campaña, trabajado al óleo sobre lienzo hecho con espátula.

En el año 2006, Leonardo Roque realizó la obra que tituló Incendio, que con la técnica de óleo sobre lienzo representa el asalto e incendio de la ciudad en 1876. Eduardo Rivera, nacido en el Diez de Macagua, Jobabo, realizó al óleo sobre lienzo El Combate de Santa Rita, obra en la que logra una atmósfera exacta del combate, acercándose a la topografía del terreno y a la lucha que allí se desarrolló.

Técnica novedosa fue la empleada por el artista Lisnoy Acosta del municipio de Güáimaro, quien fue colocando sobre el lienzo hojas de tabaco a color natural para lograr en su composición artesanal un Vicente García auténtico, luego fue tratado con cera y barniz para esos fines, dándonos una obra de incuestionable valor artístico e histórico. Este propio año el pintor y escultor Eduardo Peña Ruiz, elaboró en óleo sobre lienzo, su composición Alegoría de Vicente García, consistente en la imagen del patriota cubano sobre el escudo de la ciudad orlado por plantas de tuna, conformando un conjunto realmente interesante.

Firmado el 28 de enero del 2007, el artista Wilber Ortega, pinta El Combate de Río Abajo, acción desarrollada por el Mayor General Vicente García entre los días 13 al 16 de marzo de 1870, en este lugar de Majibacoa. La obra trabajada a pincel con óleo sobre lienzo, es una suerte de encuentro entre cubanos y españoles, que si bien no se delimitan exactamente por el modo de vestir sus uniformes que hay que discernir muy bien, hay en la obra una academia impresionante por el modo realista en que el pintor lleva al lienzo la acción militar, respetando la topografía del terreno y las proporciones de las figuras humanas.

Para una exposición que se realizó en la Oficina del Historiador en el año 2007, el pintor camagüeyano, Mauricio Gómez Chacourt, excelente miniaturista, realizó un Vicente García en pequeño formato.

El joven pintor Armando Mastrapa Báez, pintor de la ciudad por su dedicación a la arquitectura desde la pintura, realizó en acrílico sobre lienzo, un Vicente García de exquisita factura, colocándole de traje un dril azul con proporciones muy bien logradas.

Con relación al conocimiento que el tunero posee acerca de la vida y obra de Vicente García se destacan los siguientes resultados en la encuesta aplicada. Las vías para obtener información sobre esta personalidad, más reconocidas por los encuestados son: la escuela (87,4 %), con un predominio de personas menores de 50 años; los libros (71,2 %), con predominio de mayores de 25 años; y la televisión (49,6 %), más reconocido por personas mayores de 50 años. Esto está relacionado con hábitos y modos de conducta, teniendo en cuenta que las personas menores de 25 años dedican más tiempo a la escuela y en los mayores de 50 años el hábito de ver televisión está más arraigado.

Existe una imagen muy positiva de Vicente García en el sentido de identificarlo como un patriota (100 %), así como reconocer entre otros rasgos de su personalidad la honestidad, el humanismo, el regionalismo y la valentía.

Es muy reconocido su papel como uno de los iniciadores de la Guerra de los Diez Años, pero se evidencia desinformación acerca de su papel en la misma en momentos relevantes como el Pacto del Zanjón y la Protesta de Baraguá.

Este es un aspecto en el que se pone de manifiesto la influencia del discurso historiográfico y la escuela en la visión relacionada con Vicente García y su participación en la guerra. En este sentido está muy arraigado el punto de vista sobre el papel jugado por este patriota en el fracaso de la contienda pues el 46,0 % de los encuestados ve en su actitud sediciosa una causa importante del fracaso de la gesta independentista del 68.

Es muy preocupante el desconocimiento por parte de la mayoría de los tuneros encuestados de los textos que abordan la vida y obra de Vicente García, pues solo el 2,8 % identificó dos de esos libros.

Es significativo que los tres sitios relacionados con Vicente García más mencionados son: el Memorial Vicente García, Plaza de la Revolución Vicente García y Parque Vicente García; sin embargo otros sitios son muy poco reconocidos. Llama mucho la atención como los tuneros se identifican en mayoría con la escultura de Vicente García que corona el conjunto monumentario de la Plaza de la Revolución.

En los talleres de reflexión los participantes refirieron que esta escultura representa la verdadera imagen de Vicente García al simbolizar su patriotismo y valentía, y es un llamado permanente al combate por defender nuestra independencia y soberanía.

Otros criterios significativos obtenidos en los talleres de reflexión son los siguientes:

Los estudiantes manifiestan su orgullo por contar con uno de los más grandes patriotas cubanos pero se muestran preocupados porque es casi nula la presencia de Vicente García y sus hazañas en los medios nacionales de comunicación. Todos coinciden en su insatisfacción porque en los textos de Historia de Cuba se hace más énfasis en sus errores que en sus aciertos y virtudes.

Al respecto es opinión generalizada que en las clases de Historia de Cuba se nota la poca presencia de la historia local y que cuando esto sucede no pasa de ser una simple enumeración de hechos y nombres, sin un análisis profundo y objetivo.

Una de las exigencias didácticas elaboradas por el Ministerio de Educación para trabajar el contenido histórico en clases es la de “asegurar mediante la historia local, el vínculo del contenido aprendizaje con la práctica social, al utilizar las vivencias de los alumnos, su realidad más próxima cultural, social y política”

Diversas investigaciones relacionadas con la temática han demostrado que en la práctica, en los diferentes niveles de enseñanza, a pesar de las potencialidades que el sistema de conocimientos de la asignatura posee para vincular la historia nacional y local, prevalece la espontaneidad, el voluntarismo y la improvisación.

Profesores de Historia de la Enseñanza Media, participantes en un taller de reflexión, reconocen lo anterior y muestran su preocupación porque a pesar de las investigaciones realizadas con relación a la vida y obra de Vicente García, los textos de Historia de Cuba no actualicen su discurso alrededor del patriota y que ese mensaje siga llegando al estudiante. Recuerdan como sus estudiantes cuestionaban la ausencia de su retrato en la galería de Héroes de la Patria editada en 1995 en conmemoración del Centenario de la Guerra del 95 y que circuló por todos los centros estudiantiles del país.

Las personas mayores de 50 años recuerdan que en los años 80 se publicaban por la Oficina del Historiador materiales y textos relacionados con la gesta independentista y especialmente de Vicente García y muestran su insatisfacción por que hoy son muy escasas esas publicaciones a pesar de contar la provincia con la Editorial Sanlope.

Los participantes coinciden en reconocer que los medios de comunicación tuneros prestan atención a reflejar la historia local y en especial la vida y obra del General tunero. Se destaca en este sentido el periódico 26 que publica en sus páginas, de forma sistemática, artículos al respecto. Radio Victoria y Tunasvisión también reflejan en su programación esta temática. Con relación a los medios nacionales no se manifiesta el mismo criterio, pues opinan que es escasa la presencia de la historia de Las Tunas y de Vicente García, y cuando aparece algún trabajo al respecto, mantiene el reflejo de la historiografía tradicional.

En este sentido expresa Víctor M. Marrero:

En la prensa periódica he publicado, más de doscientos artículos sobre su figura y son bien leídos por el pueblo, también se ha tratado bien por la radio y TV en Las Tunas, asesorándose con lo que hemos publicado, sin embargo en la TV nacional aún llegan los efluvios de la historiografía tradicional, aunque últimamente se ha notado un cambio en la política a seguir con Vicente García, tal vez están leyendo más y mejor. (Ver anexo 1)

Se manifiesta desconocimiento de las actividades que las instituciones culturales del territorio vinculadas con Vicente García desarrollan como parte del trabajo por la difusión de la historia local y especialmente de la vida y obra del León de Santa Rita. Es reconocida por las instituciones la poca asistencia del público no solo a las actividades sino para apreciar las muestras expuestas en los museos o para realizar trabajos de investigación en el caso de los estudiantes.

Es consenso también la crítica de los tuneros a la realización de actividades festivas en el área de la Plaza de la Revolución, teniendo en cuenta la solemnidad del lugar y el respeto que merece.

Finalmente, los talleres de reflexión permitieron comprobar el alto grado de identificación de los tuneros con la personalidad de Vicente García, que es considerado como paradigma de patriota y combatiente.

A manera de resumen final, la personalidad de Vicente García ha resultado muy polémica y controvertida. A esto han contribuido, entre otros, los siguientes factores:

• La historiografía tradicional ha sobredimensionado sus errores, sobre todo a partir de basar los análisis en los testimonios de participantes en la gesta independentista con la gran carga emotiva y parcializada que esto conlleva. La historiografía posterior ha seguido copiando fielmente el discurso antivicentista, sin recurrir a nuevas fuentes y análisis.

• Los programas de Historia de Cuba y los libros de texto correspondientes han mantenido los puntos de vista historiográficos y ha faltado la voluntad por parte de los profesores de actualizar sus puntos de vista al respecto.

• En este sentido, en los diferentes niveles de enseñanza, a pesar de las potencialidades que el sistema de conocimientos de la asignatura Historia de Cuba posee para vincular la historia nacional y local, prevalece la espontaneidad, el voluntarismo y la improvisación.

• En los medios de comunicación nacionales ha sido escasa la presencia de la historia local tunera.

• No se explotan las potencialidades de la gráfica mural para destacar la personalidad y el pensamiento de Vicente García en diferentes sitios de la ciudad.

No obstante los anteriormente planteado, el tunero guarda un especial recuerdo del General insurrecto y lo ve como paradigma de patriota y revolucionario, al que le rinde tributo permanente de recordación, respeto y veneración.

Las palabras finales del Dr. Eusebio Leal en el programa radial ya citado (Ver anexo 3) ilustran claramente el significado que la personalidad de Vicente García tiene para los tuneros:

Ya hoy el General ha regresado, y ha regresado definitivamente. Ahí está con nosotros, está en el lugar que le corresponde, y nosotros lo recordamos hoy con emoción, en Cuba y en cualquier rincón de la tierra donde existan cubanos y gente de Las Tunas, porque el hombre que no es capaz de amar la casa natal, el pedazo de tierra, la aldea, el pueblo, la ciudad donde vino al mundo, difícilmente podrá entender el misterio de la Patria.

CONCLUSIONES

Vicente García González es la personalidad más importante de la memoria histórica tunera; considerado como uno de los más grandes estrategas militares de nuestras guerras por la independencia, capaz de mantener a la defensiva al enemigo que operaba en la región, aún en los años más difíciles de la guerra; ocupó altos cargos militares y civiles durante la Guerra de los Diez Años y su trayectoria revolucionaria se vio afectada por algunas decisiones políticas que dañaron sensiblemente el desarrollo de la contienda.

A pesar de que la historiografía tradicional ha convertido a Vicente García en una figura polémica y controvertida, al sobredimensionar sus errores, lo que se ha reflejado en la enseñanza de la Historia de Cuba en los diferentes niveles educacionales, y a lo que se ha sumado la falta de información relacionada con la vida y obra de este patriota, el pueblo tunero lo venera, respeta y considera paradigma de patriota y revolucionario, y sus hazañas se han transmitido como una leyenda de generación en generación manteniéndose como un símbolo de patriotismo, heroísmo e independentismo.

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PERIÓDICOS Y REVISTAS

• PERIÓDICO 26. Colección Completa (1980-2009) Archivo Histórico Provincial de Las Tunas.

 

 

ANEXO 1

Testimonio de MSc. Víctor M. Marrero, Historiador de la ciudad.

Opino que los motivos que han motivado los ataques a Vicente García por diversos historiadores es en primer lugar la opinión de personas como Raúl Roa que por su personalidad y las diferencias con su abuelo Ramón Roa, quiso incidir en que a Vicente García se le estigmatizara como el sedicioso que jamás fue, y a partir de ahí, la tradición de muchos historiadores de copiar y no investigar pues hicieron de eso una leyenda que ha perjudicado mucho a la Historia de Cuba, no sólo con Vicente García sino con muchos otros. Otro problema a mi modo de ver, es que se ha exacerbado hasta la saciedad a los testimoniantes de la guerra, sin tomar en cuenta que los testimonios llevan la carga emotiva y los intereses de los que escriben de modo que no siempre se les aplica la crítica historiográfica a los mismos y entonces repiten miméticamente lo que leen, cometiendo insondables errores. Otro factor es que el Archivo de Vicente García se mantuvo en manos privadas hasta 1965, en que entro en el Archivo Nacional, de modo que los que escribieron anterior a esa fecha no dispusieron de esa fuente y sólo se guiaron por los libros de los testimoniantes. Vicente García comenzaría a conocerse en su justa dimensión con las investigaciones de Juan Andrés Cue y Raúl Addine Simón, quienes fueron buscadores y divulgadores de muchas informaciones, y luego yo que aprendí con ellos comenzaría una investigación a fondo en el Archivo Nacional y he publicado varios libros y numerosos artículos que han permitido atemperar esas opiniones permeadas durante más de un siglo.

El discurso de Hart, fue como la llave que abrió las puertas para un análisis más abierto sobre la figura, hizo una valoración más integral, no sin estar permeado de la historiografía pero mucho más justo y eso nos permitió a los investigadores entrar en la búsqueda de nuevas aristas. En mi opinión fue fundamental.

Cada una de las instituciones culturales vinculadas directa o indirectamente a esta figura, ha jugado un papel importante en la divulgación de su figura, a través de las actividades caracterizadoras, de sus propias colecciones y de los actos y eventos que desarrollan, han permitido una mayor divulgación de la figura, la vinculación con los centros educacionales y de trabajo, las visitas de delegaciones cubanas y extranjeras.

Las personas de Las Tunas siempre han querido bien a Vidente García, de modo General siempre en los tuneros ha encontrado un defensor a ultranza, con sentido de pertenencia e identitario. Siempre existen personas que detractan hasta de su raza, pero con Vicente cada tunero se ve en él representado, y lo veneran y quieren bien. Esa es mi opinión, a pesar de las influencias de la historiografía, pues eso no es exactamente lo que se enseña en la escuela y los estudiantes sienten siempre el peso de los errores de Vicente en la Historia pues sólo se les enseñan esos datos y no las grandes virtudes que tuvo en la lucha revolucionaria, pero a pesar de eso en el tunero medio hay admiración y respeto por Vicente García, lo toman como paradigma sobre todo después que mis libros comenzaron a circular y mis escritos en la prensa local y nacional.

En la prensa periódica he publicado, más de doscientos artículos sobre su figura y son bien leídos por el pueblo, también se ha tratado bien por la radio y TV en Las Tunas, asesorándose con lo que hemos publicado, sin embargo en la TV nacional aún llegan los efluvios de la historiografía tradicional, aunque últimamente se ha notado un cambio en la política a seguir con Vicente García, tal vez están leyendo más y mejor.

ANEXO 2

Testimonio del Lic. Carlos Tamayo, Presidente de la UNEAC, Las Tunas.

Miedo a Vicente García en el sentido de recurrir al maniqueísmo histórico, al no decir la verdad sobre Vicente García porque tendrían que sacar a la luz los errores de muchos dignos patriotas y lo inculparon a él de los que no cometió. Miedo a buscarse un problema por defenderlo y a que no te publicaran la defensa histórica del Mayor General.

No es un miedo metafórico sino literal. Felizmente, en los últimos años, se escriben y publican trabajos que se ajustan a la verdad histórica, tan difícil de alcanzar. Pero la mayoría de los libros lo distorsionan, solo reflejan el lado malo, y apenas le reconocen sus valiosos aportes a la Guerra de Independencia de 1868-1878.

Cuando entregué Miedo a Vicente García en Las Tunas no lo publicaron de inmediato, lo remitieron a La Habana, al Comité Central del Partido, donde lo aprobaron. Los primeros que lo leyeron aquí podían haberlo aprobado, pero prefirieron que fueran otros los funcionarios ideológicos que tomaran la decisión…

El discurso de Armando Hart constituyó un paso de avance en la rectificación de los enfoques sobre Vicente García; aplicó conceptos del materialismo histórico y dialéctico; no pasó por alto aspectos del lado bueno, pero todavía es deficiente en asuntos como Lagunas de Varona. Y lamentablemente le dio credibilidad a una supuesta carta que Antonio Maceo le escribió a Vicente García, cuya redacción original no se le puede acreditar a Maceo fehacientemente porque el original no está en ningún archivo, ni en el Copiador de Comunicaciones de Antonio Maceo consta que él le escribiera la carta de marras.

Los tuneros han tenido dos visiones de Vicente García, sean escritores o artistas o no: la positiva y la negativa. Y la del desconocimiento. Porque debería dedicársele mayor espacio en los medios masivos a la difusión de la verdad vicentista. Existen personas que lo denigran, lo difaman, y otras que lo han referido en versos como Gilberto E. Rodríguez, quien le dedicó una elegía; y los que oralmente lo defienden con apasionamiento cuando otros han pedido que quiten su estatua del parque. La intelectualidad tunera está a favor de la reivindicación total, y no parcial, de Vicente García.

La visión maniqueísta ha influido negativamente en la reivindicación de la imagen del patriota. Siempre se saca a relucir Lagunas de Varona como la peor que sucedió durante la guerra, pero no se profundiza en lo que provocó su decisión, que la compartieron otros mambises, tuneros y de otros lugares donde se luchaba contra España.

ANEXO 3

Evocación de Vicente García por el Dr. Eusebio Leal Spengler en el programa “Tribuna del historiador” de Habana Radio

Mi amigo Héctor García Soto me pide con el corazón que diga unas palabras para el Mayor General Vicente García. Debo decirle o introducirlos a todos en un tema cotidiano. Hace un momento, aquí en el estudio, mirando La Habana tras los cristales de la emisora evocamos al Mayor General Serafín Sánchez Valdivia porque era el día 18 una fecha particular en su historia.

Hoy nosotros vamos a hablar del General Vicente García, colocándolo no separado, sino dentro de la multitud de los que lucharon por la independencia de Cuba y de los cuales su vida y su obra, por razones diversas, se convirtió en un paradigma.

En mi ensayo sobre Céspedes, escrito hace varios años, señalé que las figuras que más luz reciben son las que grandes sombras proyectan, pero que nadie puede tratar de comprender las sombras si no ha visto alguna vez la luz.

Por eso, acostumbrados a lo uno y a lo otro, introduzco esta brevísima semblanza solo con la intención de rendir tributo, porque allá en Las Tunas, el territorio y hoy provincia de Cuba que él definió siempre con su actuar como algo muy particular en el Oriente de la nación, es hoy escenario de la veneración, del culto, del respeto a su persona, situado allí, en el centro de la plaza, en su monumento, con su perfil enmarcado por aquel rostro severo, por aquel largo cabello, que lo sitúa junto a Céspedes, Agramonte y los hombres del 68, como uno de aquellos rebeldes que se negaron a aceptar, ni un solo día más, el yugo y la dominación extranjera.

Fue Vicente García gran caudillo de los tuneros, y cuando hablo de caudillo hablo de ese que es capaz de encabezar a pie o a caballo a un pueblo que se rebela. Ese que hay que consultarlo en su casa o en su hacienda, o en el campamento, o en lo profundo del monte, para todo aquello que se quiera hacer en un determinado territorio. Es un hombre indispensable, sin el cual aquella historia no puede ser contada.

Valeroso entre los que lo fueron, fue llamado el León de los orientales, un batallador, un incansable luchador, y todo el territorio de Las Tunas pacificado y conquistado palmo a palmo por su machete y por aquellos incondicionales que le siguieron, se constituyen en una página gloriosa de la Historia de Cuba.

Si el General Vicente García tuvo discrepancias con la dirección de la Revolución, la tuvo con hombres que dirigían el proceso histórico, es natural.

Generalmente estamos acostumbrados a una historia ageográfica, a una loa continua y permanente, que omite todo error, todo defecto.

Al analizarlo a él estamos colocando ante un espejo a toda una gran generación a la cual se le podría preguntar quién de ellos pudo alguna vez no haberse dado cuenta con exactitud dónde estaba el camino correcto.

¿Acaso no nos ha dejado la historia la dolorosa página de la discusión grave que precedió a la Constitución de Guáimaro y aún en la propia sala de sesiones? ¿Acaso no tenemos ante nuestros ojos permanentemente a Céspedes, el Padre, cayendo de lo alto del risco en San Lorenzo, como resultado de un acorralamiento político que no tuvo límites?

¿Acaso el propio General Antonio Maceo no dice con palabras claras, profundas y modestamente autocríticas que cuando se quiere buscar a un responsable de los grandes acontecimientos que perdieron la Revolución de los Diez Años, se busca uno y muchos quieren hallarlo en el General García?. Y no cito literalmente sus palabras, más bien su espíritu, responde: todos fuimos culpables, yo el primero, y pasa a hacer un análisis que está contenido en el epistolario publicado y que forma parte del notable trabajo de recopilación de José Luciano Franco.

La experiencia del General García, lo ocurrido en Lagunas de Varona, lo ocurrido en cada uno de los lugares en que se produjo una grieta o una disensión en el seno de la unidad, es parte de una historia que tenemos que asumir totalmente.

Cuando la asumimos totalmente, es todos más capaces y aptos para poder ver el futuro, y para comprender las dramáticas circunstancias que nos tocó vivir en nuestro presente.

Hoy, que las pasiones se han apagado, hoy que tengo ante mi la carta de Antonio Maceo precisamente del 13 de junio de 1886 en la cual dice: ahora solo nos falta que Vicente García comulgue con nosotros, me permito evocar aquel viaje con la escolta y los compañeros que le siguieron fieles, que salen de Cuba en un exilio sin regreso, y parten a las islas del Caribe primero, y a la Venezuela hermana, próxima y distante, después.

Allá en tierras venezolanas, se le vio con humildad, como a otros tantos, empuñar el arado y arar la tierra para vivir, acompañado y sostenido por la fe de su esposa Brígida, heroína impar de la Revolución Cubana, ella que una vez volvió a Cuba trayendo un sus propias manos las cenizas del héroe que no pudo volver nunca.

Ya hoy el General ha regresado, y ha regresado definitivamente. Ahí está con nosotros, está en el lugar que le corresponde, y nosotros lo recordamos hoy con emoción, en Cuba y en cualquier rincón de la tierra donde existan cubanos y gente de Las Tunas, porque el hombre que no es capaz de amar la casa natal, el pedazo de tierra, la aldea, el pueblo, la ciudad donde vino al mundo, difícilmente podrá entender el misterio de la Patria.

ANEXO 4: Vicente García en la literatura tunera

Parto de todos los días

(Daniel Laguna Labrada)

La estatua no es un espejo

- Parece como si estuviera derrotado. Transeúnte

- Tuve miedo. Lo confieso. Cuando era niño miré la estatua de Vicente García y me atemoricé. Carlos Tamayo

Cada mármol es un trozo

de memoria. Piedra a piedra

su memoria no se arredra

a la memoria del foso.

En cada mármol reposo

con cada vientre maduro

si mi vientre va seguro

sobre el olvido.

Mi vientre

deja que el mármol se adentre

en el vientre del futuro.

¿Y quién dejó tu recuerdo

tan insípido que a veces

han confundido tus peces

con las bestias del recuerdo?

¿Hubo tintes? ¿Hubo un cuerdo

talismán con estropajo?

Si ante la voz del carajo

diste la tierra por medio

para salirnos del tedio…

… ¿Qué hace tu espada hacia abajo?

Y todos son sagrados…

(Daisy Cué Fernández)

El General y la Villa.

Alrededor de la casa, mi barrio, vecindades
que contemplo y por donde camino; hace ya tantos años.
Con alegría o con dolor os he creado:
Con tantos acontecimientos, con tantas cosas.
Y todos tus sentimientos eran para mí.

Kavafis

La Villa es hoy una ciudad y como tal adorna con edificios y esculturas las calles recalentadas por el asfalto. Tiene plazas y parques donde los niños sostienen combates imaginarios. Pero la ciudad que una vez fue la Villa, también tiene su historia y su dolor oculto, y ese pasado permanece dormido entre los hombres que cruzan las calles con prisa por llegar al trabajo en tanto los visitantes se fijan más en en las modernas esculturas que en la estatua levantada en el centro de la antigua Plaza de Armas. La ciudad lo ha querido así porque no olvida que bajo su pavimento el polvo está amasado con sangre y sueños – mezcla insuperable para fundar un pueblo – y, según los más viejos del lugar, el viento suena distinto allí, pues la estatua y la ciudad conversan a diario; recuerdan los tiempos en que esta era solo un hato polvoriento y la estatua ni siquiera era el General sino un jovencito impetuoso incapaz de permitir se ofendiera en su presencia a las mujeres de su Patria y presto a rebelarse ante cualquier injusticia conocida o por conocer. Quizás, como todos a su edad, ya soñaba con acometer grandes empresas y derrotar gigantes o molinos, lo mismo daba, si resultaban un obstáculo para el cumplimiento de un sueño mayor. No podía suponer que un día todo sería realidad y asombraría a muchos con su audacia y talento para la guerra. Después la Villa tuvo su nombre punzante y héroes para quitarle las espinas. El jovencito se convirtió en General y llenó junto a ellos las páginas de los libros con letras de fuego. Mucho se dijo de él y no todo fue bueno, lo que acabó por amargarlo. Pero allí estaba la Villa para perdonarle los errores porque fue mucho amor y poca la ambición; por eso la estatua, desde el mismo escenario de sus hazañas, contempla con nostalgia como todo se transforma y aunque ya se ha acostumbrado al ruido de los autos y a los niños que juegan bajo sus pies, siente a veces, como una herida antigua, el ruido de la caballería y las voces del combate. El General y la Villa no olvidan el pasado.

La entrevista.

Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

Federico García Lorca

¿Qué si conocía bien al General? Fueron muchos años correteando juntos por esos montes para que no pudiera conocer a un hombre. Ahora usted me pregunta por él y el tiempo se baja del caballo y todo vuelve a ser lo mismo. Sí, sé las cosas que por ahí se dicen y es verdad que el General se equivocó a veces, como hacemos todos, pero ponga ahí también que en el combate se portaba como un león – no lo llamaban así por gusto – y cuidaba a sus hombres como a las niñas de sus ojos. Yo estuve con él cuando la sublevación y sé de buena tinta las cosas que ocurrieron y nunca se han dicho. No es que yo trate de defenderlo ahora por haber estado allí. Ya han pasado muchos años y no crea, bastante he pensado en todo aquello, pero también otros metieron la pata entonces y quién les ha pasado la cuenta como a nosotros. Al General lo pincharon mucho y un hombre no conoce las aguas donde navega hasta estar hundido en ellas y tocar el fondo. Las de él eran profundas y tenían remolinos en los que se hubiera ahogado el mejor nadador. Ya no quiero hablar de esto porque nadie me ha creído cuando he contado mi verdad y primero me dijeron que estaba apasionado con el asunto porque era uno de los sediciosos, años más tarde lo tomaron por chocheces de viejo demasiado acostumbrado a la guerra y que solo quería recordar la parte buena de las cosas. Después de todo yo también tengo mis aguas y no quiero ahogarme en ellas pero óigalo bien, si va a escribir esa historia como dice, averigüe primero lo que pasó allí o no escriba nada. Los muertos merecen respeto y mi General era muy hombre para que nadie, aunque escriba bonito, venga a echarle fango encima.