Contribuciones a las Ciencias Sociales
Marzo 2010

 

HACÍA UN ACERCAMIENTO A LA FIGURA DE JOSÉ MARTÍ: APUNTES BIOGRÁFICOS Y LITERARIOS


 

Juan Ruiz Zambrana (CV)
ruizambrana@hotmail.com

 

RESUMEN

El artículo expone apuntes biográficos sobre la figura del cubano José Martí, atendiendo especialmente a su vertiente literaria. El texto se completa con una contextualización histórica y social de la época para poder comprender mejor la importancia del autor. El artículo finaliza con breves reseñas sobre los últimos días de José Martí en su lucha por la independencia cubana, intercalando textos de sus propios Diarios.

PALABRAS CLAVES

José Martí, Modernismo, Literatura, Independencia cubana.



Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ruiz Zambrana, J.: Hacía un acercamiento a la figura de José Martí: apuntes biográficos y literarios, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, marzo 2010, www.eumed.net/rev/cccss/07/jrz.htm 


 “Lo que me duele no es vivir; me duele vivir sin hacer el bien. “

José Martí.

El presente artículo pretende acercar la figura de José Martí desde esa doble perspectiva literaria y social que siempre le ha caracterizado. Para ello, hemos querido recoger aquellos elementos claves que nos ayuden a comprender la figura humana y literaria de Martí; es decir, aquellos aspectos que contribuyeron especialmente a configurar su personalidad como poeta y como político. Este acercamiento se completa con algunos apuntes históricos y sociales de la época, así como algunas líneas dedicadas a la última trayectoria vital de José Martí que refuerzan y resumen gran parte de su personalidad.

Expresar en unas líneas toda la trayectoria biográfica de una persona implica siempre dejar atrás muchos aspectos que, por causas materiales, se van suprimiendo para centrarse en los momentos más importantes y significativos. Este problema se acentúa aún más si tratamos la biografía de personas con una vida tan repleta de vivencias, experiencias y actividad como nos ocurre al referirnos a José Martí.

La vida de José Martí tiene unos momentos y fechas claves que nos hacen definir al poeta como guía y referente de la independencia de su país, como autor de una de las obras más amplias y variadas de su tiempo, como poeta, periodista, político, como exiliado, como una persona de su época que sigue aún viva en nuestra historia.

José Martí nació en La Habana el 28 de enero de 1853, hijo de una familia humilde de inmigrantes, padre de origen valenciano y madre canaria. Cursa sus estudios primarios y secundarios en La Habana. En 1896 colabora con el periódico El diablo cojuelo y publica el único número de La patria libre. Antes de cumplir los 20 años, fue condenado a trabajos forzosos en una cantera por haber participado en la conspiración de 1868 a favor a la independencia, hecho del que no se tienen pruebas seguras. Trabajó como un esclavo durante los meses que precedieron a la conmutación de su sentencia por el destierro. Esta injusta decisión es uno de los momentos cruciales en la vida de Martí, un hecho que debía marcarle y así lo demuestra en mucha de su obra literaria.

Desde 1871 a 1873 José Martí estudió en su destierro español, en 1873 dirigió en México la Revista Universal, en 1874 viaja a París. A finales de 1876 se establece en La Habana. En 1877 se casa en México con Carmen Zayas Bazán. Este mismo año es nombrado profesor de la Universidad de Guatemala. En 1880 llega a Nueva York, donde realiza una intensa actividad como escritor y revolucionario. Desde entonces, sólo volvió en una ocasión a Cuba, sería antes de participar en su última y final expedición libertaria, al mando del general Máximo Gómez.

Como podemos ver en estos apuntes biográficos, la vida de Martí no se podría entender sin el sentido político que tiene. Su muerte, así como su etapa final en la expedición de Cuba, será tratada con más profundidad en el último punto de este estudio.

Pero sin dejar al margen el carácter político de Martí, no podemos olvidar tampoco su actividad literaria, hecho que hace que estemos ahora tratando su figura.

Precursor del modernismo en poesía, destacan sus colecciones Versos sencillos (1891) y Versos libres (póstuma). Entre su producción en prosa se encuentran representada gran variedad de géneros: novelas, panfletos políticos, discursos, etc... pero destacan por su número y calidad los artículos periodísticos, ensayos, etc,...

En cuanto a la prosa, decimos que Martí es el creador de la prosa modernista porque en escritos suyos, que arrancan de 1875, se empiezan a valorar símiles, imágenes, metáforas y símbolos que son acogidos jubilosamente por los modernistas y con base en palabras que se convirtieron e lugar común de los mismos.

Hay en la obra de Martí un periodo esteticista y otro más moral. El primero se refleja en una novela, la única que escribió: Amistad funesta (1885). La trama, con su historia de un amor trágico, entreteje hebras románticas. Martí fue el primero en colaborar con el género de novela en la renovación literaria que llamamos “modernismo”.

En la prosa de Martí, la lengua castellana experimenta una profunda renovación, constituye la expresión más acabada de todo el siglo XIX, en un estilo apasionado, a veces desbordante, pero caracterizado, sobre todo, por un sugestivo lirismo con la fascinación que la da una belleza exquisita.

El carácter político de Martí, su espíritu de rectitud moral, el culto por el hombre y por la libertad, así como su implicación en la vida social de su país están presentes, sobre todo, en la prosa de sus variados artículos y ensayos. Muchos de ellos destinados a distintos periódicos desde Nueva York, sobre todo para La opinión nacional de Caracas o para La edad de oro. Entre sus ensayos podemos destacar El presidio político de Cuba (1871) o Nuestra América, entre otros.

El primero de los nombrados fue escrito en su periodo de destierro en España, en él denuncia el sufrimiento de las penalidades sufridas por los condenados, incluye una lista de atrocidades y casos de gran sensibilidad humana. Permanece fiel a la idea de derecho a la libertad, a la mejora de la humanidad. Ensayos de prosa funcional que dedicaría a héroes como Bolívar, San Martín, o el general Páez. El imperativo moral que guía la vida del héroe se hace siempre patente en la obra de Martí.

En su ensayo Nuestra América resume la teoría de que las naciones hispánicas son muy débiles, y que esta debilidad se debe al abismo que separa a unas clases dirigentes e intelectuales alienadas y al pueblo.

En cuanto al verso, ya en 1882 el propio Martí anunciaba con estas palabras la próxima poesía: “Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava “.

En sus versos puede advertirse el preanuncio de un clima nuevo, que deja a un lado el Romanticismo, para acercarse al Modernismo, para lanzarse a la búsqueda de una musicalidad difícil, de un ensanchamiento espiritual que se apoya en el movimiento de la literatura inglesa, norteamericana, francesa e italiana. La poesía de Martí es tan original como su prosa. Se afirma una sinceridad esencial, su concepción de la poesía como desahogo espontáneo y necesario del alma, no como ejercicio literario. La espontaneidad y el dominio de la forma dan originalidad al verso.

Durante su vida publicó una serie de poemas dedicados a su hijo, aún niño, Ismaelillo (1882) y sus Versos Sencillos ( 1891 ). Sus Versos libres se publicaron póstumamente. Sus imágenes se funden en una visión dualista de la humanidad, de ideal y realidad, espíritu y materia, verdad y falsedad, la luz de la conciencia y las tinieblas del inconsciente.

Ismaelillo se basa en la paradoja de que la debilidad, la inconsciencia y la dependencia del niño constituyen su fuerza, ya que despiertan lo mejor y lo más noble que hay en el padre. Escrito en metros de apariencia popular y con el tema también popular de recuerdos del hogar y del hijo ausente.

Martí elabora en esta obra una poesía breve, pictórica, de rimas inesperadas, de sintaxis compleja, de arcaísmos y riquezas verbales. Sigue preocupado por sus compromisos en la lucha civil y política. Se puede decir que Martí desnudó en Ismaelillo su ternura, hecho que los modernistas consideraron como algo inaugural.

En Versos sencillos (1891) Martí fue original porque llegó a las zonas más profundas de sí y nos la cifró en apretados símbolos. En el prólogo de este libro anunció que estaba escrito con la sencillez de un hombre genial y sincero. Pero es una sencillez aparente. Se puede ver el Martí romántico y modernista, personalísimo siempre. Moderno por una concepción superior de la lucha política, así su poesía afirma una toma de posición digna, inamovible. Se repite de nuevo la concienciación plena de una hispanidad activa.

Diferentes fueron sus póstumos Versos libres, tal como indican su título, se escribieron en verso libre. Son afirmaciones directas de sus luchas y de sus convicciones personales. Se vuelve a la idea de la función de la poesía sobre el verdadero valor del hombre. Muchos de estos poemas tratan del sentido que ha de darse a la vida, de la diferencia entre los que se dedican a fines personales egoístas y el hombre auténtico.

La poesía de Martí, como vemos, ha de estudiarse en relación con toda su vida, sin posibilidad de separar el “Martí hombre “con el “Martí político “.

Para él la concepción de la poesía no es una alternativa a la acción política. El poema es afirmación, no máscara ni ritual.

Literatura y sociedad hispanoamericana en la época de Martí.

Anderson Imbert en uno de sus capítulos dedicados a los autores nacidos de 1855 a 1870 resume el marco histórico de Hispanoamérica con unos sintagmas brevísimos como: Nuevas fuerzas económicas y sociales. Prosperidad. Inmigración. Desarrollo técnico. Capitalismo. Mayor estabilidad política.

Igualmente resume brevemente las tendencias culturales de la época como: Culto a las novedades europeas. El Parnaso francés. El Naturalismo. La primera generación “modernista “.

Estos epígrafes resumen, aunque de manera esquemática, un marco sociocultural general de Hispanoamérica, pero nosotros debemos centrarnos en la zona de las Antillas, porque es esta zona la que ahora nos interesa, sus características sociales o históricas están, como no, íntimamente relacionados con el movimiento literario de los orígenes del modernismo.

El ambiente político y social que se vive en Hispanoamérica en esta época caracteriza el movimiento cultural que ahora tratamos. Los epígrafes de Imbert nos vienen a decir que después de cierto tiempo de anarquía revolucionaria, Hispanoamérica conoce un periodo donde la estabilidad política y , derivado de ella, la paz, como “ tranquilidad en el orden “, parece ser una realidad. Esta calma política, que tiene como compañero de viaje al liberalismo y positivismo, se logra mediante la instalación en el poder de oligarquías conservadores o liberales, cuyo apoyo les viene de los militares, la Iglesia y las clases altas.

Aún dentro de este tono de tranquilidad, al que hacen referencia los historiadores del mundo hispanoamericano, no pueden quedar marginados tres acontecimientos históricos en el área americana, porque los tres influyen de un modo u otro en los escritores modernistas: el movimiento panamericanista, la guerra hispano-norteamericana (1898) y el nacimiento, con la ayuda de los EEUU, de la República de Panamá. Los tres hechos denunciaron a los contemporáneos el poder dominante de los EEUU y el consiguiente peligro para la cultura hispánica. La reacción está latente en la obra de los escritores contemporáneos a estos hechos.

La sociedad, que sigue movida por la constante inmigración que une sus valores culturales a los nacionales para lograr una síntesis entre lo mejor de cada cual, mantiene el cuadro social – aristocracia, clase media burguesa , proletariado – si bien la aristocracia se ve fortalecida por los nuevos ricos en alguno de los cuales también se manifestarán ambiciones culturales.

En cuanto al ambiente cultural, el de más significación respecto al Modernismo hispanoamericano, lo marcan las prestigiosas revistas que se editan. Ellas son el elemento vivo del ser y del estar del movimiento sobre el que se polemiza. Entre ellas La revista de América, El Mercurio, Revista Azul, Revista Moderna, etc.

Veamos qué supuso este movimiento cultural, sus temas, sus autores y sus obras. Muchos de los escritores que ahora nos encontramos se apartarán de la lucha y se dedicaron a la literatura, o como Martí, utilizaron la literatura como arma para la lucha. De nuevo política y literatura están fuertemente relacionadas.

En este periodo hay escritores muy distintos; pero lo común entre todos ellos parece ser la denuncia contra las condiciones de vida social, escritores que se sienten irritados por la sociedad.

El Modernismo se trata de un cambio radical de sensibilidad, de una rebeldía contra los motivos informadores de la literatura ya desgastados por el uso. En el periodo de transición que va del Romanticismo al Modernismo se afirman artistas complejos. Se trata a menudo de hombres de acción, en los cuales la actitud romántica se funde con el espíritu nuevo, en el descubrimiento de novedades expresivas que se manifiestan en la búsqueda de nuevos elementos métrico s y en una predominante curiosidad cultural.

Entre los poetas hispanoamericanos que se encaminan hacia el nuevo estilo y contribuyen a la afirmación del movimiento renovador figuran con José Martí, Manuel González Prada (1848- 1918), Salvador Díaz Mirón (1853- 1928) entre otros.

La crítica también ha señalado una serie de autores configurando una generación, dicha generación la formarían autores nacidos entre 1845 y 1859, los llamados precursores del modernismo. Aparte de los que ya hemos nombrado, podemos señalar a Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva, Manuel J. Othón, Julián del Carol,...

En general, estos autores se resistieron a ser identificados con los modernistas, fueron originales, innovadores y al mismo tiempo anticipadores de Darío y de los modernistas de la generación siguiente. La cronología de esta generación la muestra en su periodo aspirante de 1875- 1890, y en su vigencia 1890 – 1905. Es así palpable la superposición de la aspiración o gestación de la generación de Darío, considerados como premodernitas.

Al señalar los antecedentes del modernismo se suele decir que es el resultado de la confluencia de tres corrientes literarias, que llegan a Hispanoamérica principalmente de Francia, y que son el Romanticismo, Parnasianismo y Simbolismo.

Ateniéndose solamente a la técnica se podría suponer que la influencia de Martí en el Modernismo fue menos que la de otros precursores . Martí fue una gran fuerza vital que contribuyó a la depuración del lenguaje literario de las generaciones subsiguientes. José Martí es moderno en el sentido en que se entienden sus novedades, más que por los elementos característicos del modernismo que pueden encontrarse en sus obras. Pero es moderno también por una concepción superior de la lucha política, en la cual se abre paso constantemente un espíritu de fraternidad universal.

El movimiento cultural en el que ahora nos detenemos, el Modernismo hispanoamericano, limita su origen hacia 1880 y entra en crisis, aunque nos encontraremos con obras de fechas posteriores, en 1905, fecha en la que el mismo Rubén Darío pone su espíritu y verso en la realidad, declarada amarga.

Se puede hablar, de forma general, tres etapas dentro de este movimiento:

1.- Etapa de los precursores, a la que pertenece José Martí.

2.- Etapa esteticista que consigue su clima con Prosas Profanas de Rubén Darío en 1896.

3.- Etapa de crisis esteticista o de reencuentro con el mundo real, que se inicia con Cantos de vida y esperanza (1905) y que posibilita la aparición del postmodernismo.

José Martí, la “voz de América “

Queríamos terminar este breve estudio sobre Martí dedicando unas líneas a la importancia de esta figura, a la repercusión e influencia que ha dejado en otros autores y en muchos ciudadanos de Hispanoamérica. Martí es, para muchos críticos, la presencia más gigantesca en todo el periodo de fin de siglo, uno de los lujos que la lengua española puede ofrecer al público universal. Pero ¿ cómo fueron los últimos días de este hombre, ¿cómo vivió su particular historia implicándose hasta el último extremo con su pueblo?

Desde el día de su 42 cumpleaños, el 28 de enero de 1895, Martí va a vivir unos días intensos llenos de vivencias y experiencias que dejó plasmados en sus Diarios. Vivencias agradables como la celebración de una fiesta en su honor por parte de la población de Santiago el 15 de febrero de ese año o tan tristes y desalentadoras como el anuncio de que Cuba estaba en guerra.

El Martí literario se une de nuevo al Martí político, un Martí que sabía claramente todo lo que iba a acontecer, era consciente de que su tarea era difícil de llevar.

“Aún me que da mucho por sufrir “(a C. Mantilla, 18 / 3 / 1895).

El 25 de marzo firma con Gómez el Manifiesto de Montecristi, con las bases políticas de la guerra contra España y de la futura república.

“... El deber de un hombre es estar allí donde es más útil. (...) Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América.....Los cubanos empezamos la guerra, y los cubanos y los españoles la terminaremos. No nos maltraten y no se les maltratará “

En la lectura de este manifiesto se puede ver claramente no sólo la ideología de Martí como revolucionario, sino su carácter de entrega hacia su país, su genio para llevar a cabo tal empresa, su dedicación, sus ideas tan reseñadas ya en sus escritos, la libertad del hombre.

Son momentos intensos, momentos de una rápida sucesión de hechos que hacen que el 15 de abril los Jefes de la Revolución lo nombraron como Mayor General del Ejercito Liberador. Con motivo de nombramiento, Martí escribe a De Quesada y Guevara:

“....Hasta hoy no me he sentido hombre. He vivido avergonzado y arrastrando la cadena de mi patria toda mi vida.....”

A partir de ahí, Martí se implica totalmente en la expedición, a partir de ese momento hasta el día de su muerte Martí va a presenciar cómo mucha de su gente de la vida por su país, reuniones, traiciones, redacciones de cartas y circulares, la propia expedición, van a ser el vivir, o sobrevivir, de Martí en sus últimos días.

En el campamento de Dos Ríos, donde Martí pasa sus últimos días, redacta una circular “A los Jefes y Oficiales el Ejercito Liberador “donde anuncia:

“Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber- puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlo, de impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extienda por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso (....) En mi, sólo defenderé lo que tenga yo por garantía o servicio de la revolución “

Las palabras de Martí aquí no necesitan comentario, sus intenciones están claramente reflejadas. Tan sólo un día después de escribir esta circular, el 19 de abril de 1895, una escuadra española oculta por la hierba sorprende a Martí en una emboscada y cae herido de 3 disparos. Al enterarse de la noticia, Gómez intenta en vano rescatarlo. Una patrulla española encuentra a Martí, y según algunas versiones, el práctico cubano Antonio Oliva, al hallarlo con vida, lo remató de un disparo. Identificado el cadáver, lo atan de un caballo y lo conducen al poblado de Remanganaguas.

Máximo Gómez escribió sobre la muerte de Martí en su diario:

“Se arengó a la tropa y Martí habló con verdadero ardor guerrero; ignorando que el enemigo venía marchando por mi rastro y que la desgracia preparada a nosotros y para Martí, la más grande desgracia. (...) Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma podemos decir del alzamiento “

Un día después el cadáver de José Martí es enterrado si ataúd en una fosa común. El general Gómez escribe una carta pidiendo razón en Martí, o su resto, pero Ximénez Sandoval jamás responde.

El 21 de abril, enterada de la muerte de Martí, la comandancia española en Santiago de Cuba envía al médico Pablo Valencia a Remanganaguas parta exhumar, identificar y preparar el cadáver para su traslado. Días más tarde, su cadáver, en tosco ataúd con ventana al rostro, llega a Palma Soriano y durante varias horas es colocado en el parque del pueblo par exhibición pública.

El 26 de abril a las 6 de la tarde llega en tren el cadáver de José Martí a Santiago de Cuba, esa noche es trasladado al cementerio de Santa Igficia. Ante una muchedumbre silenciosa de cubanos, el coronel español Ximénez Sandoval, jefe de la columna que le dio muerte, despide el duelo a primeras horas de la mañana.

Martí vivió y murió heroicamente al servicio de la libertad de Cuba. Vivió toda su vida adulta en el exilio y, sin embargo, es el más cubano de los cubanos. Su instrumento político más eficaz, aparte de su muerte, es el discurso político, del que es uno de las grandes muestras del idioma, sino el más grande. Martí escribió abriendo puertas de par en par. Para los cubanos, Martí no es sólo literatura cubana, sino también la fundación de su tradición.

La vida de Martí consistió en tratar de recobrar toda su tierra, terminar su destierro y al mismo tiempo crear una Cuba libre porque le era imposible vivir bajo un régimen doblemente oneroso: totalitario y extranjero. En palabras de Guillermo Cabrera Infante, Martí muere cuando recobra Cuba. El martirio de Martí fue su exilio y su éxito.

Finalmente, Martí, como Byron o como el poeta húngaro Petrofi , busca la muerte romántica en el campo de batalla y se apresuró a encontrarla en la primera escaramuza porque la esperaba hacía tiempo y desesperaba de estar vivo. Los cubanos lamenten durante décadas la desaparición de Martí. Para muchos, Martí no ha muerto, está vivo en su prosa viva. Esa prosa es el hombre. “José Martí es un hombre hecho de prosa “

José Martí, auténtica “voz de América “, como se ha llamado más de una vez, se convirtió con el tiempo en símbolo vivo de la lucha americana por la libertad en un mundo terriblemente atormentado.

Una persona del calibre de Martí no hace pensar en la fuerte influencia que ejercería sobre muchos autores contemporáneos y posteriores a él. Conocida es la influencia que ejerció sobre Rubén Darío, estandarte del movimiento que fue precursor el propio Martí. Su acento místico, la intensidad de su percepción de la belleza del universo – manifestaciones de su grandeza moral – son algunas características de su obra que no pudieron menos de ejercer una influencia honda y duradera; y todo dentro de lo más auténtico de la tradición hispánica.

Marinello insiste en la posición del activismo político de Martí frente a las reverencias ante monarcas, dictadores y potentados de Darío. Martí y Darío, para muchos autores tienen en común su cosmopolitismo intelectual, aunque ese cosmopolitismo sea en “Martí más dado al estudio del pensamiento trascendentalita norteamericano, Darío más inclinado al estudio de las innovaciones rítmicas y sensuales europeas “

Al igual que en Darío, Martí influenció a muchos de los poetas de su generación, su carácter personal y su desenlace fatal hicieron que éste se convirtiera en todo un símbolo, una especie de mito que incluso nubló durante los primeros años de su muerte a su producción literaria.

Hoy, cuando ya ha pasado un siglo de la existencia del autor, la historia lo ha reconocido como un “político literario” cuya arma más eficaz fue la palabra, una palabra con ideales libertarios que buscaba la mejora de su pueblo. Tres años más tarde de su muerte se producirían la pérdida de las colonias, y con ellas Cuba dejaba de ser española. Momentos que Martí buscaba incesantemente, momentos que no pudo vivir, pero que, como él mismo dijo se conformaba por la acción que emprendió, aunque no pudo disfrutar esas horas por las que tanto luchó.

Acabamos también el estudio con palabras suyas, palabras que se han cumplido con el paso de los años; nuestras líneas sólo han pretendido recordar una vez más al que es para muchos “la auténtica voz de América “.

“Se desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad “(A M. Mercado)

José Martí.

Referencias bibliográficas

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Editor:
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