El ALBA-TCP: integración bolivariana en Nuestra América

El ALBA-TCP: integración bolivariana en Nuestra América

Eugenio Espinosa Martínez*
Universidad de La Habana

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Teorías desde la Sociología y las Ciencias Políticas

Una de las teorías desde las ciencias políticas proviene del llamado transaccionalismo, así denominado por la importancia que le asigna a las transacciones o interacciones entre las comunidades  internacionales que se integran.  Proviene este concepto del cientista político de Cambridge Karl Deustch, quien construye su conceptualización  a partir del estudio de la comunidad del atlántico del norte en tanto que comunidad política y de seguridad 1.

La propuesta teórica de Deutsch presenta algunas formulaciones rescatables al concebir el resultado del proceso de integración como un sistema formado por partes antes separadas que, al integrarse, resultan interdependientes con propiedades nuevas antes inexistentes.
Otras de sus propuestas presentan mayor interés desde el ángulo que nos ocupa en este libro y una es el concepto de comunidad política internacional formada a partir de valores compartidos, la otra es la de diferenciar la integración como proceso y como situación.
Para Deutsch las transacciones entre países generan un acercamiento paulatino entre sus pueblos, lo cual redunda en un mayor sentido de pertenencia. Su análisis de la Comunidad atlántica lo condujo a absolutizar la idea de que en la medida que se intensificara la interacción entre los Estados, se iría afianzando la confianza entre los mismos y por consiguiente la integración. Por ello apuntaba la necesidad de crear organismos internacionales que estimularan la interacción a nivel económico, social y cultural entre los pueblos.

Su estudio de la experiencia atlántica lo condujo también a absolutizar que el aumento de las interacciones y comunicaciones en el tiempo, constituía un proceso de aprendizaje y de construcción de símbolos y valores compartidos entre las partes, que poco a poco irían fomentando la noción de identidad común. Bajo esta perspectiva, la integración sería exitosa en tanto redujera las probabilidades de resolver los conflictos entre los diferentes territorios utilizando la fuerza.

La vertiente del transaccionalismo identifica dos formas de comunidad: la amalgamada y la pluralista de seguridad. El primer caso, contempla la fusión formal de los Estados en una  estructura de gobierno ampliada. En el segundo, la integración de los diferentes elementos se produce a través de la interacción pero sin crearse una estructura de gobierno superior o la fusión de sus instituciones, sino que cada miembro mantiene organismos legales independientes.

Como insuficiencias de esta corriente, destacan su excesivo atlantismo en el que pareciera que no existen relaciones internacionales más allá del atlántico norte, hiperbolización de la dimensión política y comunicacional de la integración olvidando otras dimensiones, no considerar la posibilidad de que el aumento de las interacciones, en ocasiones, puede conducir al conflicto, al intervencionismo por parte de las grandes potencias, en incluso a la agresión y no a la cooperación.

Otra de las primeras formulaciones teóricas provino del funcionalismo. Era el momento de los años 60s del siglo pasado en que proliferaban los acuerdos de integración regional en Europa, América Latina, África y Asia. La importancia de la Teoría Funcionalista radica en que constituye una de las bases teóricas del proceso de integración europea.
Propone Galtung una definición que conserva sus cualidades: “La integración es el proceso mediante el cual dos o más actores forman un nuevo actor. Cuando el proceso se completa, se dice que los actores están integrados. En sentido inverso, la desintegración es el proceso por el cual un actor se quiebra en uno o más actores. Cuando se completa dicho proceso se dice que el actor esta desintegrado” 2. Más adelante apunta que “la integración debe ser considerada como un proceso que implica no solo a los actores que lo constituyen, sino también su medio ambiente. Tan solo cuando el nuevo actor se encuentra tan firmemente integrado que su propia imagen coincide con la de otros, se ha completado el proceso de integración3 . De manera que en este enfoque se destacan dos parámetros fundamentales, el reconocimiento por parte de otros actores externos y la capacidad de las interacciones internas del nuevo actor o sujeto internacional.
Como una de las bases para la integración destaca la similitud sea por status o por compartir los mismos valores, señalando que esta es altamente compatible con una pauta horizontal de asociación.  Distingue tres maneras de avanzar:

  • Integración territorial: agrupar a las naciones según el principio de vecindad. Frecuentemente a esto se le llama regionalismo.
  • Integración organizacional o vertical: Agrupar a las naciones en un sistema interdependiente con división del trabajo.
  • Integración asociacional u horizontal: congregar a las naciones según el principio de afinidad. 4

La dinámica de uno a otro tipo de integración la concibe Galtung a partir de los conflictos y crisis  en que se desenvuelven cada una de ellas.
Aunque este enfoque presenta la virtud de centrarse en los actores, sus intereses, capacidades y conflictos, principalmente en las interacciones internas que conforman al nuevo actor, sin embargo, adolece de no tener en cuenta aspectos relevantes: la dimensión económica en los procesos de integración regional, las condiciones internacionales como factor de integración o desintegración, no resuelve el tema de la desaparición o no de los actores que se integran para formar un nuevo actor, y tampoco la forma en que surge el nuevo actor: si mediante la fuerza, la anexión o la cooperación.
Muchos autores cuestionan como integración la formación de un actor a partir de la absorción, ocupación o mediante el ejercicio del poder y consideran que la cooperación debe ser un paso previo a la integración5 .
También ha sido objeto de debate, tanto en la Unión Europea como en la América Latina y el Caribe, el tema del traslado de lealtades y soberanías a un ente supranacional, condición que los neofuncionalistas consideran indispensable para realizar la integración. Ese debate continúa hoy en la teoría y en la práctica.
Claro ejemplo de ello es la definición propuesta por el neo funcionalista Haas: “La integración política es el proceso por el cual los actores políticos de diferentes entornos nacionales son llevados a trasladar sus lealtades, expectativas y actividades políticas hacia un nuevo centro, cuyas instituciones poseen o exigen la jurisdicción sobre los estados nacionales preexistentes. El resultado final de un proceso de integración política es el de una nueva comunidad política, sobreimpuesta sobre las comunidades políticas preexistentes6 (Haas, 1968: 16)
El enfoque de Haas no es el de la Sociología sino el de las Ciencias Políticas, lo que torna más visible aspectos relevantes del concepto funcionalista de integración regional. El funcionalismo y el neofuncionalismo han sido cuestionados desde dos vertientes principales: una le critica su excesivo eurocentrismo, y la otra destaca el carácter intergubernamental de la integración regional.
Otro cuestionamiento tiene que ver con el hecho de que al insistir en una entidad supranacional olvida el déficit democrático que puede crear el alejamiento de la distancia entre los órganos comunitarios y la ciudadanía a la cual debe rendirle cuentas políticas por su actuación.
Un intento de superar el problema interestatal pero no el democrático lo ofreció tempranamente Mitrany 7, al incorporar la noción de soberanías compartidas y enfatizar que los procesos intergubernamentales lejos de conducir a la desaparición de los Estados nacionales en un ente supranacional, más bien conducen al fortalecimiento de los mismos en determinadas condiciones, aspecto desarrollado posteriormente por Alan Milward.
El concepto de soberanías compartidas constituye uno de los aportes más importantes de estos autores, inicialmente propuesto por David Mitrany y Alan Milward8 , sin embargo, no recibió mayor atención por los neofuncionalistas que consideran la soberanía únicamente como fuente de conflictos a partir de la exacerbación de los nacionalismos. Dicho de otra manera, los neofuncionalistas visualizan los nacionalismos únicamente como fuentes de conflictos y no como factor de defensa de identidades y de comunidades integradas y amenazadas por factores externos.
Tampoco recibió mayor destaque por los intergubernamentalistas que centraron su enfoque en el mutuo reforzamiento entre las instituciones comunitarias y los Estados miembros, y en la dinámica particular entre ambas a medida que avanzaba la integración europea.
El concepto de integración regional en Lindberg como " los procesos por los cuáles las naciones anteponen el deseo y la capacidad para conducir políticas exteriores e internas clave de forma independiente entre sí, buscando por el contrario tomar decisiones conjuntas o delegar su proceso de toma de decisiones a nuevos órganos centrales"9 , es similar al de Haas, aunque a diferencia de aquel no supone como indispensable la delegación a entidades supranacionales.
 Otro concepto fundamental en los funcionalistas es el de spill over (derrame), desarrollado por Haas y Schmitter  y mejorado por Lindberg al flexibilizar la automaticidad y linealidad del spill over y considerar la posibilidad del spill back, lo que en términos latinoamericanos se conoce como tendencias a la integración y a la desintegración.
La idea del derrame consiste en considerar que los procesos de integración tienen una dinámica de expansión de unos a otros sectores, generando expectativas, intereses e identidades positivas entre los actores y sujetos nacionales e internacionales en los diferentes sectores a medida que avanzan los acuerdos integracionistas. Para los funcionalistas y neofuncionalistas este proceso transitaría de la economía a la política, lo cultural, hasta la política exterior, la defensa y la seguridad.
Más allá de sus coincidencias y herencias comunes, la diferencia fundamental entre funcionalistas y neofuncionalistas consiste en que para los primeros el traslado de lealtades y de cesión de soberanías así como la dinámica expansiva de la integración en un proceso gradual y acumulativo transcurriría a nivel de la ciudadanía, mientras para los neofuncionalistas dicho proceso se produciría entre las élites de cada país.
La crítica al neofuncionalismo provino de los teóricos realistas y pluralistas en las relaciones internacionales, que asumen una perspectiva intergubernamentalista para el análisis de la integración europea, sobre todo de Stanley Hoffman, y también de Joseph Nye y Robert Keohane. La crítica inicial desde la teoría coincidió con el momento en que la integración europea transitaba hacia un énfasis en lo intergubernamental. Hoffman10 apuntó tres aspectos relevantes.
En primer lugar, siguiendo su lógica realista Hoffman consideró que los Estados Nacionales continúan siendo la principal unidad política señalando lo erróneo de la tesis neofuncionalista en cuanto a su tendencia a desaparecer. Su argumento se basa en el control que ejercen los gobiernos sobre la dinámica comunitaria (en su época, de la Comunidad Económica Europea). Destacó además que no ocurre la “transferencia de lealtades” desde los gobiernos a las instituciones comunitarias 
La segunda crítica de Hoffmann al neofuncionalismo reconoce que para  los asuntos de “baja política” (economía, cultura y comunicación) los gobiernos europeos han creado órganos centrales encargados de formular estrategias comunes identificando convergencia de  intereses, sobre todo en cuanto a la interdependencia económica resultando viable la integración económica. Señala sin embargo que no ocurre así en la “alta política” ya que los gobiernos no aceptarían crear órganos comunes supranacionales de políticas comunes ni de seguridad. Considera por ello que en tal caso el spill over o derrame no funciona al transitar de lo económico a lo político.
Señala Hoffmann que al fortalecer las economías de los estados europeos, la integración en lo económico aumentó su margen de autonomía política y actuó como un elemento de desánimo para la integración política. Las dificultades europeas para una política exterior común y un sistema de seguridad comunitario parecieran dar la razón a Hoffmann, sin embargo, tampoco ha logrado la Europa comunitaria una política social común.
La tercera observación de Hoffmann al neofuncionalismo subraya la falta de atención de esa corriente a la importancia del contexto internacional en el desarrollo del proceso de integración comunitario.
La argumentación neorealista de Hoffman está dirigida a dos conceptos fundamentales del funcionalismo, al cuestionar tanto la dinámica automática del spill over como el proceso de traslado de soberanías de los Estados al ente supranacional.
A pesar de lo atinado de las observaciones de Hoffman, puede argumentarse la ausencia en este autor de una dimensión inclusiva de las relaciones internacionales, ya que considera a las grandes potencias como los únicos actores relevantes en este ámbito11 .
Tampoco diferencia la integración regional de acuerdo a las particularidades entre los actores, lo que conduce a suponer que el camino europeo es el  modelo de integración regional a seguir, y que cada país debe recibir trato igual sin tener en cuenta su tamaño, nivel de desarrollo e historia.
Aun se debate si se cumplieron o no las predicciones funcionalistas del traslado de lealtades y soberanías a la entidad supranacional comunitaria, pero su noción del spill over (derrame hacia adelante) y del spill back(derrame hacia atrás) puede ser de utilidad, y hay otros dos aspectos que meritan destacarse:

  • La idea de la cooperación para evitar los conflictos entre los Estados
  • Resolver problemas del bienestar que los Estados por sí mismos no serían capaces de enfrentar dada la naturaleza internacional de estos y las limitaciones de los Estados nacionales para asegurar el bienestar público.
  • La noción de la importancia de las instituciones internacionales para promover la cooperación.

Las nociones actuales de cooperación internacional, bienestar público y del papel de las instituciones internacionales han cambiado en el tiempo en dependencia de los intereses de los actores, o para ser más precisos en lenguaje de Carlos Marx, de acuerdo a los intereses políticos y de clase de los Estados nacionales.
Para un proceso de integración como el ALBA, resultan de importancia las nociones de cooperación internacional y de soberanías compartidas. De igual manera la idea de que los Estados aumentarían su capacidad de atender necesidades de interés nacional mediante la cooperación. Sin embargo, habría que precisar que en los marcos del ALBA estas ideas presentan contenidos nuevos. En primer lugar, el concepto de soberanías cooperativas más adecuado a sus objetivos, intereses, sujetos sociales actuantes y medios  de realización, por ejemplo.
La Teoría Intergubernamental continuó sus aportes en los trabajos del propio Hoffman así como en los de Robert Keohane, Joseph Nye, Andrew Moravcsik12   y Paul Taylor. El enfoque en estos casos constituye una simbiosis de las teorías realistas en las relaciones internacionales con las teorías institucionalistas y de los pluralistas, incorporando los conceptos de régimen internacional (entendido como normas, reglas y valores) y de interdependencia. En este caso nos encontramos principalmente en el plano de las ciencias políticas.
Elementos claves en sus análisis lo constituye la importancia concedida al papel de las instituciones internacionales en su interacción con los Estados Nacionales en el proceso de integración regional, apuntando que ambos se refuerzan mutuamente, lo que convierte en teoría la descripción del proceso real. Esto que puede ser criticado como empirismo, sin embargo, tiene la virtud de cierta tendencia a reconocer los hechos tal y como son, uno de los postulados de la escuela realista.
La tesis que subyace fue expresada por Paul Taylor13 al destacar que el poder de las instituciones comunitarias proviene de los Estados y de sus relaciones con los grupos de intereses en cada Estado, de manera que la instancia comunitaria resulta un actor dependiente de las instancias nacionales, una idea muy en el campo del realismo.
Enfatizaron estos autores la idea de que lo determinante es el proceso de toma de decisiones a través del cual se dinamiza o no el proceso de integración.
Así, son tres las tesis propugnadas por la corriente intergubernamentalista: el papel principal de los Estados, la interacción entre los Estados y las instancias comunitarias, que algunos autores caracterizan como simbiosis, y centrarse en el proceso de toma de decisiones.
No obstante las virtudes de algunos de sus conceptos y análisis, puede objetársele a esta corriente algunos aspectos de importancia:

  • Omiten a los actores no gubernamentales, no solo a los grandes oligopolios transnacionales sino, sobre todo, a las organizaciones sociales y a diversos sectores sociales, enfatizando excesivamente las capacidades de los actores supranacionales y estatales. No toman en cuenta el papel de las diversas clases y sectores sociales.
  • Teorizan a partir de la experiencia única de la Unión Europea, por lo que no sería exagerado afirmar que basan sus percepciones a través de la mirada europea y/o de la percepción que desde los EUA se tiene de Europa, indudablemente un actor o actores relevantes internacionalmente pero no los únicos existentes en las relaciones internacionales.
  • Si bien remiten el origen de los intereses de las instituciones internacionales comunitarias a las de los Estados y, a la vez, relativizan estos al llamar la atención sobre las particularidades de los intereses a nivel de la Unión Europea, no explican el  origen de los intereses estatales, atribuyéndole a los Estados nacionales el status de actores per se.

Para un proceso de integración regional como el ALBA, que en poco tiempo ha avanzado en la creación de mecanismos e instrumentos intergubernamentales de cooperación entre sus miembros, y en la que se ha tornado más complejo el proceso de toma de decisiones en el mismo, algunos conceptos y análisis de la corriente intergubernamentalista resultan de utilidad.
A modo de resumen parcial podría adelantarse que son rescatables algunas nociones y conceptos:

  • Diferenciar cooperación internacional e integración regional internacional, pero a su vez, considerarlas relacionadas. Ambas suponen cierta interdependencia e interacción, pero se diferencian en el grado en que interactúan las partes y en el grado en el que son interdependientes.
  • Integración es un proceso y una situación, de carácter multidimensional: económica, política, cultural, tecnológica, social, de seguridad, ambiental
  • La integración supone valores, percepciones e intereses comunes compartidos
  • La integración no presupone necesariamente órganos estatales supranacionales a los cuales deba cedérseles soberanías, ya sus formas institucionales de organización pueden ser y de hecho son y han sido diversas.
  • La integración no es un proceso lineal, puede y de hecho ha estado sometido a tendencias de integración y de desintegración

Para algunos autores la integración regional internacional no supone necesariamente un mayor bienestar, aún sin precisar cómo entender tal noción de bienestar. Otros autores, sin embargo, consideran que la cooperación e integración regional entre países periféricos “constituye una alternativa frente a los desafíos económicos, políticos, sociales, militares, tecnológicos y culturales (...)”  de las relaciones internacionales actuales. “No solo contribuye a ampliar mercados, mejorar la competitividad, reducir vulnerabilidades económicas externas y reforzar la autonomía política sino también, a consolidar la identidad cultural y favorecer la capacidad estratégica en un mundo hegemonizado por las grandes potencias(…) La integración es un imperativo de nuestra época, por sí misma no garantiza el desarrollo ni se asegura la solución de los problemas sociales, pero sin ella se incrementan los obstáculos económicos, se multiplican las dificultades políticas y resultan más difíciles las condiciones para la propia seguridad”14 . Este es un asunto de la mayor importancia para un proceso de integración regional internacional como el ALBA.

1 Deutsch, Karl, et al, Political community and the north Atlantic area: international organization in the light of historical experience, Princeton University Press, 1957. Deutsch, Karl y otros, “Integración y formación de comunidades políticas. Análisis sociológico de experiencias históricas”, BID-INTAL, Buenos Aires, Argentina, 1966.

2 Johan Galtung, “Una Teoría Estructural de la Integración”, Revista de Integración, #5, INTAL, BID, 1969.

3 Galtung, ibídem.

4 Esto es a lo que Deutsch denomina valores compartidos.

5 Espinosa, Eugenio, (2004) La cooperación internacional en las relaciones internacionales de Cuba, en: Diálogos sobre a Patria Grande, Contribuçoes dos ocupantes (2003/2004) da Cátedra Vilmar Faria de Estudos Latinoamericanos, Brasilia, Flacso Brasil/Abare.  Aftalion, Marcelo, (1990) “La interdisciplina de la integración”, en: Integración Latinoamericana #159, agosto, Buenos aires: INTAL.

6 Haas, Ernest.B. (1968) The Uniting of Europe. Stanford: Stanford University Press (2a. ed)

7 Mitrany, D. (1970) “The functional approach to World organisation”, en Cosgrove, C. A. y Twitchet, K. (eds.) The new international actors: the UN and the EEC. Londres: Macmillan.

8 Alan Milward, (1992) The European Rescue of the Nation-State. Londres: Routledge.

9 León Lindberg, Scheingold, S.  Europe’s Would-be Polity: Patterns of Change in the European
Community. New Jersey: Englewood Cliffs, 1970.

10 Hoffmann, S. “Europe’s identity crisis: between the past and America”, Daedalus, vol. 93: 1271-1296, 1964.
Hoffmann, S.  “Obstinate or obsolete? The fate of the nation-state and the case of Western Europe”, Daedalus, vol. 95, 3: 862-915, 1966.
Hoffmann, S. “Reflections on the Nation-State in Western Europe Today”, Journal of Common Market Studies, vol. XXI, 2/2: 21-38, 1982.

11 Espinosa, E (2004) La cooperación internacional en las relaciones internacionales de Cuba, en: Diálogos sobre a Patria Grande, Contribucoes dos ocupantes (2003/2004) da Cátedra Vilmar Faria de Estudos Latinoamericanos, Brasilia, Flacso Brasil/Abare.

12 Andrew Moravcsik,  (1993) “Preferences and Power in the European Community: A Liberal Intergovernamentalist  Approach”, Journal of Common Market Studies, vol. 31, 4: 473-524. http://www.politicalreviewnet.com  http://www.wiley.com

13 Paul Taylor, (1996) The European Union in the 1990’s, Oxford: Oxford University Press.

14 Eugenio Espinosa, “Globalización e integración: desafíos y oportunidades para América Latina y el Caribe: la AEC y el Mercosur”, en: Economía y Desarrollo # 1, 1996, Facultad de Economía de la Universidad de La Habana. ISSN: 0252-8584