UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO LOCAL

UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO LOCAL

Alejandro Hernández Renner (CV)

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4.4. ECONOMÍA GEOGRÁFICA (O NUEVA GEOGRAFÍA ECONÓMICA)

Una perspectiva del desarrollo muy interesante es la fundamentada en el desarrollo endógeno, pero desde la óptica del territorio. Existen autores importantes agrupados normalmente bajo la clasificación de geografía económica, que a veces se denomina economía geográfica, término que prefiero personalmente.
Todo el conocimiento comienza como conocimiento local, y lo poseen sólo aquellos que han dado los pasos necesarios para su aprendizaje. Este nuevo conocimiento existe además en forma de conocimiento tácito, y sólo lo poseen aquellos que lo comparten entre sí. Si bien no es necesario que todos estos conocedores pertenezcan al mismo ámbito local, normalmente es así. Cuando este conocimiento tácito se codifica (se hace explícito), se vuelve ubiquo y accesible para la totalidad del mercado, con lo que deja de ser una ventaja competitiva para los que lo poseían en forma tácita. La globalización ha acelerado este tipo de procesos. El carácter tácito del conocimiento al crearse contribuye a su condición de “conocimiento pegajoso”, y a su valor estratégico. En algunos sitios concurren circunstancias que permiten que la creatividad y el entorno les estimulen a producir continuamente nuevo conocimiento, promueven el aprendizaje en un proceso continuado, y eso les convierte en zonas, comarcas o ciudades innovadoras. Estas zonas pueden ser consideradas, de alguna manera, emprendedores colectivos (Malecki, 2000).
La visión del conocimiento en íntima relación con el territorio subyacente lleva a configurar modelos en los que en condiciones de equilibrio, los derramamientos de conocimiento a través del territorio, y decisiones óptimas de acumulación de conocimiento, determinan una distribución del conocimiento utilizado a través del espacio y del tiempo de manera dinámicamente fluctuante y espacialmente suave, produciendo un crecimiento también distribuido de manera igualitaria (Quah, 2002).   
Las teorías de la economía espacial (que también se conoce con este nombre a la economía geográfica) mantienen cierta asimetría con otras teorías económicas, integrando diferentes perspectivas de diferentes escuelas económicas (Martin y Sunley, 1996). Krugman (1995) hace gala de incorporar cinco tradiciones en la materia. Para él, la del análisis del uso y de la renta de la tierra de Von Thünen es una especie de teoría huérfana separada desde hace tiempo conceptualmente de las demás aproximaciones. Los otros grupos de teorías con las que trabaja parecen cuatro maneras diferentes de mirar la misma cosa. Se está refiriendo a:

  • la geometría germánica, con dos ramas, la Weberiana y la teoría del lugar central;  
  • la física social, surgida en los EE.UU después de la segunda guerra mundial;
  • la teoría de la causación acumulativa, acuñada por Harris y Lowry, y desarrollada por Myrdal (1959) y por Kaldor (1970);
  • las teorías referidas a las externalidades, empezando por Marshall y que ha dado después lugar a modelos avanzados.

Respecto a este último punto, conviene destacar que Krugman se fundamenta en el análisis de Marshall acerca de la localización industrial, y menciona tres factores que promueven economías de escala externas en las aglomeraciones regionales: la constitución de un fondo común de mano de obra; la aparición de proveedores especializados; y el desarrollo de derramamientos tecnológicos (Eng, 2004). 
Existe un claro resurgimiento de la percepción de las regiones como elementos clave en la organización y diseño de la creación de riqueza y del crecimiento económico. Dentro de esta perspectiva, ocupa un lugar destacado en la actualidad la cuestión de la competitividad regional (Kitson et al., 2004). La economía geográfica nos aporta evidencias de que una base acumulativa de conocimiento y competencias no es suficiente para asegurar la colaboración entre las empresas y el proceso de aprendizaje que parecen estar en la base del crecimiento. Se requieren una serie de mecanismos complementarios (mercados, redes) que ayuden a coordinar las acciones entre organizaciones con insumos complementarios. Un amplio complejo de otros actores y organizaciones producen insumos complementarios para el proceso innovador. En consecuencia, la competitividad de una región no se define sólo en función de una masa crítica de organizaciones cualificadas en ese territorio, sino por su capacidad de coordinar las acciones de todos los actores, que en su interacción innovadora intercambian, ante todo, conocimiento. La geografía puede proporcionar una plataforma sobre la que el conocimiento se puede organizar de manera efectiva (Feldman y Audretsch, 1999), al igual que las nuevas TIC la proporcionan en el tercer entorno. Las relaciones intra e inter-organizativas que se producen entre las organizaciones están profundamente enraizadas en el entorno institucional específico de la región (Boschma, 2004).
La idea central de la Nueva Geografía Económica es que el crecimiento regional obedece a una lógica de causación circular, en la que las relaciones de encadenamiento entre las empresas conducen a una aglomeración de actividades que se auto-refuerza progresivamente. Este proceso tiene naturalmente un límite, que se alcanza cuando las fuerzas centrípetas que conducen a la aglomeración comienzan a ser compensadas por fuerzas centrífugas como los costos de la tierra, los del transporte y las deseconomías externas (congestión y polución) (Moncayo, 2003).    

Merece la pena comentar aquí la existencia de una sub-disciplina dentro del campo de la geografía económica, que es la geografía industrial, y que ha experimentado, como aquella, una evolución metodológica amplia, pasando de la ciencia espacial y las teorías de la ubicación en los años 1950, las teorías behavioristas de la empresa de los 60, el estructuralismo marxista y el realismo crítico en los 70 y 80, hasta un acercamiento reciente a las teorías institucionales, dando especial importancia al contexto cultural y social. Uno de los objetivos esenciales de la geografía industrial es el diseño de teorías o modelos sensibles al contexto local, y en la actualidad la orientación general de esta disciplina es hacia explicaciones más contextuales y menos universalmente deterministas (Barnes, 1999).