PERSPECTIVAS DEL MICROFINANCIAMIENTO PARA LOS MUNICIPIOS DE JEREZ Y JALPA, ZAC., AL INICIO DEL SIGLO XXI

PERSPECTIVAS DEL MICROFINANCIAMIENTO PARA LOS MUNICIPIOS DE JEREZ Y JALPA, ZAC., AL INICIO DEL SIGLO XXI

Celina Varela Maldonado (CV)
Universidad Autónoma de Zacatecas

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MARCO TEORICO
       El mundo de las Microfinanzas es muy amplio, por lo que es conveniente en un principio dar su definición de lo que significa:
       Para Joanna Ledgerwood (2000:1) las microfinanzas han evolucionado como un enfoque de desarrollo económico dirigido a beneficiar a mujeres y hombres de bajos ingresos. La expresión se refiere a la prestación de servicios financieros a clientes de bajos ingresos, incluyendo a los autoempleados. Los servicios financieros, por lo general, incluyen ahorro y crédito; sin embargo algunas organizaciones de microfinanzas también proveen servicios de seguro y pago. Además de la intermediación financiera, muchas IMFs (Instituciones de  Microfinanzas)1 ofrecen servicios de intermediación social 2, tales como la formación de grupos, el desarrollo de la confianza en sí mismos y en entrenamiento para desarrollar las capacidades financieras administrativas entre los miembros de un grupo. Por lo tanto, la definición de las microfinanzas frecuentemente incluye tanto la intermediación financiera como la intermediación social. Las microfinanzas no son simples operaciones bancarias, sino una herramienta de desarrollo.
      
       Para Ben Rogaly (1999:8): El Microfinanciamiento es la provisión de pequeños préstamos, de servicios de ahorro sin requisito mínimo (o muy bajo) y de otros servicios financieros como seguros, transferencias de dinero o pagos de cuentas, diseñada para gente de bajos ingresos o excluida del acceso a los productos comerciales de las instituciones financieras convencionales.

       Para Gulli (1999:1) El concepto de “Instituciones de Microfinanzas” se aplicará a todas las instituciones formales que proporcionan servicios financieros a personas de bajos ingresos, entre ellas cooperativas de crédito, bancos de aldea, ONG, bancos comerciales y bancos de desarrollo. El término “Microfinanzas” se usa para hacer referencia a servicios financieros en pequeña escala en general, como servicios de crédito o ahorro.

       Encontramos en estos conceptos similitudes y diferencias; dentro de los puntos de encuentro se desprende que los 3 autores referidos anteriormente coinciden que este tipo de institución ofrece servicios financieros primordialmente de ahorro, crédito, seguro y pago a personas de escasos recursos.  En donde hay discrepancia es en los puntos de vista en cuanto al límite que marcan las IMFs dentro de lo que sería precisar lo que significa servicio financiero formal e informal, para Ledgerwood una IMFs es aquella que realiza operaciones financieras sea dentro del sistema formal e informal, por el contrario Rogaly acota asumiendo que los clientes usuarios de las IMFs son aquellos desplazados del sistema convencional, por lo que entendemos es que se refiere al sistema formal 3 por lo que sugiere que se encuentran dentro del sistema informal; esto en objeción con la propuesta de Gulli, pues en su definición ubica a todas las IMFs dentro del sistema financiero formal. Estas contradicciones en mi particular punto de vista es muy importante a la hora de querer determinar qué tipo de IMFs se piensa establecer, pues de ello va a depender sí estará dentro del marco jurídico vigente lo que a su vez determinara el alcance, profundidad y fortalecimiento institucional a las mismas. Ahora por otro lado, la definición que encontramos más completa es la de Ledgerwood pues hemos hallado que hay IMFs tanto dentro del sistema financiero formal como del informal dependiendo de los objetivos para los que son concebidas dependiendo enérgicamente de su vocación como puede ser la intermediación financiera o intermediación social que es lo que las va a distinguir.

    Ledgerwood añade (op.cit.:p.2): Las IMFs pueden ser organizaciones no gubernamentales (ONGs), cooperativas de ahorro y crédito, uniones de crédito, bancos gubernamentales, bancos comerciales e instituciones financieras no bancarias. Los clientes de microfinanzas suelen ser empresarios autoempleados de bajos ingresos tanto en áreas urbanas como rurales. Muchas veces los clientes son comerciantes, vendedores callejeros, pequeños agricultores, proveedores de servicios como peluqueros, artesanos y pequeños productores, tales como herreros y costureras. Por lo general sus actividades constituyen una fuente estable de ingresos (frecuentemente provenientes de más de una sola actividad). Aunque son pobres, no se les suele considerar como “los más pobres entre los pobres”. Los prestamistas informales, las casas de empeño y las asociaciones de crédito y ahorro rotativo son proveedores informales de Microfinanciamiento y constituyen fuentes importantes de intermediación financiera.

       El perfil del cliente que requieren los productos de las IMFs, son personas que suelen ser pequeños empresarios que ponen un establecimiento con la finalidad de obtener ingresos que les permita incrementar su calidad de vida. Este tipo de empresario lo podemos encontrar con dos aptitudes diferentes según comenta López (2001:24-25), la primera será la de ser microproductor lográndolo por medio de la combinación de sus elementos del costo de producción como son las materias primas y la mano de obra que nos dará por resultado un artículo terminado; la segunda es la de ser microempresario el cual sólo desarrollara 3 de las cuatro funciones básicas de la actividad empresarial como son la adquisición, comercialización y administración. En cambio el microproductor tiene que ejercer además de la producción las otras 3 funciones básicas, lo que le puede traer como consecuencia cierta distracción en el ejercicio de sus acciones, pero que sin embargo son esenciales para la subsistencia de la propia empresa.

       Para el caso específico de México presentamos los nuevos criterios de estratificación de las empresas de acuerdo al tipo de sector establecidos en razón al personal ocupado (Ver Cuadro 1) a diferencia de la base anterior en la que también se tomaban en cuenta las ventas netas. 4
PRINCIPALES PRODUCTOS DE LAS IMF’S
       Habiendo descrito previamente lo que son los clientes potenciales y determinado el tamaño de las empresas, es conveniente comentar sobre dos de los productos principales que ofrecen las IMFs como son el ahorro y el crédito, comenzando primeramente con el ahorro, aunque como dice Rutherford (2002:19), “…uno podría suponer que los pobres 5 son demasiado pobres para ahorrar” pues cabría pensar que su limitado ingreso se va totalmente en el consumo, y añade (óp. cit. p.26): “La gran ironía de ser pobre es que uno es demasiado pobre para ahorrar, pero demasiado pobre para no ahorrar”. Esta frase retrata muy bien cuál es la razón primordial de ¿por qué, el pobre ahorra? La respuesta que expresamos es por su misma necesidad de cuidar su poco dinero, de tratar de hacerlo lo más elástico posible, es una combinación entre el querer y el tener que ahorrar debido a que sí los pobres no toman medidas precautorias, el carecer, se puede presentar con más ímpetu. Tal vez ellos no quieran hacerlo, prefieran disfrutar su poco dinero en el presente, ¿pero qué pasará en el momento en que tengan que cubrir compromisos económicos y no puedan hacerlo? La descripción para Cotler (2003:20) queda plasmado en la siguiente frase:
  
    …el ahorro es pieza fundamental para evitar que un contexto desfavorable se traduzca en una importante merma del bienestar de los individuos. De ahí que el ahorro genera ganancias en bienestar, pues posibilita que los individuos puedan consumir –en determinados contextos- más allá de sus posibilidades de ingreso le permitan en ese momento. Sin embargo, al ahorrar los individuos toman una decisión que implica una pérdida de bienestar el día de hoy ya que voluntariamente sacrifican su consumo.
       
        Sí no hay ahorro y ocurriera una eventualidad, el dinero que pudieran conseguir por los distintos medios, sería un “dinero caro” pues tendrían que pagar un interés, y tarde o temprano tendrían que sacrificar el gasto futuro, por lo que vendría en detrimento de su “nivel de vida” económica. El no ahorrar representa más allá del ahorro mismo para los pobres, pues tiene implicaciones que son transcendentales incluso dentro del núcleo familiar, y en sus relaciones sociales con el resto de la comunidad.  El no ahorrar puede generar incluso cierto nerviosismo emocional al momento de sufrir un revés económico. Es importante tratar de infundir “la cultura del ahorro” como una disciplina familiar, y al mismo tiempo, que ese dinero que se ahorró con tanto esfuerzo sea bien aplicado, y no se tire en consumo superfluo para que valgan la pena los esfuerzos realizados y se puedan ver coronados en un mejor bienestar de vida; hacemos hincapié que es muy importante la adecuada aplicación del recurso en menesteres que contribuyan con el ascenso del nivel de vida de los ahorradores, creando como destino círculos virtuosos. Para Beverly&Sherraden (2001:4) el ahorro es muy valioso por varios motivos pues representa:

       …la acumulación de activos se ha convertido en una nueva estrategia para combatir la pobreza…
 
       Además del papel que desempeñan en el consumo futuro, Sherraden sugiere que los activos pueden mejorar el bienestar de los hogares de distintas formas. Postula, por ejemplo, que los activos pueden mejorar la estabilidad económica del hogar, crear una orientación hacia el futuro, estimular el desarrollo de otros activos, aumentar la participación cívica y mejorar el bienestar de los descendientes.

       Evidentemente, los individuos con bajos ingresos tienen que superar grandes obstáculos para ahorrar y acumular activos, pero muchos sí logran el ahorrar dinero. Lo que es más, aun cuando los individuos de bajos ingresos no ahorran con frecuencia, manifiestan comportamientos y actitudes que favorecen la acumulación de activos. Por ejemplo, los individuos tratan de reducir sus gastos utilizando cupones, comprando al mayoreo y ahorrando energía. Hacen un presupuesto, no pierden de vista los apoyos públicos o privados disponibles y en ocasiones posponen el cobro de cheques como un medio para restringir sus gastos.

       Bajo la perspectiva de Rutherford (óp. cit., p.17-27), las personas ahorran por 3 grandes motivos “acontecimientos del ciclo de vida, necesidades urgentes y oportunidades de inversión” del cual se desprende que se refiere el ciclo de vida a las etapas donde el ser humano requiere tener “un guardadito” para hacer frente a eventos como son el nacimiento de un hijo, matrimonio, vejez, educación de los hijos, aniversarios y muerte; en cuanto a las necesidades urgentes pudiera ser alguna enfermedad o imprevisto como un accidente y las oportunidades de inversión para la adquisición de vivienda , tierra, vehículo.  Así mismo agrega que “las 3 formas comunes de reunir dichas cantidades son: i) vender activos que ya poseen (o esperan tener), ii) hipotecar (o empeñar) dichos activos y iii) encontrar una manera de convertir sus múltiples pequeños ahorros en grandes montos globales.”  Una forma de hacer lo que nosotros llamamos “fuerte el dinero” es como bien señala Rutherford reuniendo una cantidad “X” para llegar a formar los citados “grandes montos globales de dinero” que les permita hacer frente a compromisos de pago como pudiera ser la compra de útiles escolares para la escuela de los hijos en agosto, la compra de algún animalito que ayude en la economía doméstica como pudiera ser la adquisición de una vaca, etc…. Clasificando en 2 formas la acumulación de montos globales:

    i) Ahorro Ascendente: Hace posible disfrutar de un monto global en el futuro a cambio de una serie de ahorros que se hace ahora.
   ii) Ahorro Descendente: Es otra forma de convertir exactamente la misma serie de ahorros en un monto global es que alguien le dé a uno el monto global primero y luego se usan los ahorros para pagar el préstamo con el paso del tiempo. El préstamo de este tipo se puede considerar “anticipo de ahorros futuros”.

       Carola Conde por su parte (2000:25-26) comenta cuales son las diferentes maneras de ahorrar “…efectivo, ahorro institucional o en especie. El institucional incluye los depósitos de entidades financieras formales (bancos), semiformales (cooperativas) e informales (rosca o guardadito). El ahorro en especie puede ser de granos, animales, oro, tierra, materias primas, bienes terminados o materiales de construcción.” 

       Hasta ahora hemos estado analizando que es el ahorro y cuáles son las causales de que se requiera tomar providencias por parte de los usuarios para la acumulación del mismo, simultáneamente, añadiremos también, porque es conveniente que las Mis manejen el ahorro tomando en cuenta la aportación de Gulli (óp. cit., p.67):
           La capacidad para movilizar ahorros puede convertirse en un elemento fundamental de la sostenibilidad de las instituciones de micro finanzas.  Los depósitos de ahorros muestran la capacidad de los clientes para ahorrar y, por consiguiente, relejan su capacidad de endeudamiento.  Sin embargo, como las ONG no están autorizadas para movilizar ahorros, es difícil proporcionar servicios de depósito al sector.

Por consiguiente, Gulli nos da una respuesta determinante que sirve como directriz en la búsqueda para el momento de decidir sobre cuál es la mejor opción para la instalación de una IMFs, pues comenta que el ahorro es un órgano vital para la permanencia y sostenibilidad en el tiempo de las propias instituciones y sí contamos con este recurso elemental se podría pensar incluso en el diseño de una planeación estratégica a largo plazo, por otro lado también señala que no todas las IMFs tienen las condiciones legales para recibir ahorro e incluso movilizarlo y especialmente se convierte en algo relevante cuando el ahorro es pieza imprescindible en la supervivencia de la propia institución.

       Ahora pasemos al segundo producto que ofrecen las IMFs como es el crédito, según Ledgerwood (óp. cit., p.153, 159):

           Por definición, la IMFs proporcionan crédito. Sin importar el enfoque elegido, los productos crediticios reales deben diseñarse según las demandas del mercado objetivo. Esto implica establecer montos de préstamos, plazos, requisitos de garantías (o sustitutos), tasa de interés y cargos y, potencialmente, ahorros obligatorios o requisitos de contribuciones de grupos apropiados. Los productos crediticios con un diseño exitoso que respondan a las necesidades de los microempresarios son una necesidad para cualquier IMF.  Es importante que las personas que proporcionan y evalúan los servicios de préstamos conozcan los diferentes elementos de los productos crediticios y la forma en que éstos afectan a los prestatarios y la viabilidad de la IMFs.

       Los préstamos deberían basarse en los patrones de efectivo de los prestatarios y en lo posible deberían diseñarse de una forma que permita que el cliente tenga la capacidad de pagar su préstamo sin demasiadas dificultades. Esto ayuda a la IMF a evitar potenciales pérdidas y motiva a los clientes a manejar sus fondos prudentemente.

       Las instituciones financieras convencionales al otorgar préstamos solicitan que le sea garantizado por medio de un bien (escrituras de un inmueble, de sus tierras) etc…, el monto de la cantidad otorgada, o bien la firma de un aval para que responda por ellos, esto es dentro del sector formal, por otro lado Ledgerwood (óp. cit. p.159) nos recuerda que los clientes de las IMFs son personas de bajos ingresos por los que se buscaron alternativas de garantías para sustituir los requisitos de la banca comercial, se diseñaron metodologías innovadoras como son las garantías colectivas o grupos solidarios, préstamos basados en el prestigio de los clientes, ahorros obligatorios, garantías personales, que harán las veces de respaldar el monto de la cantidad prestada hasta la devolución total del mismo.  Dentro de la concesión de los créditos es importante no olvidar cual va a ser la tasa de interés a fijar en los créditos requeridos sufriendo variaciones en cuanto a su precio dependiendo de la Institución que lo otorgue; para ello la postura de Ledgerwood es (op.cit. p.159-160):

           La fijación de los precios de los préstamos es un aspecto importante del diseño de los productos crediticios. Debe alcanzarse un equilibrio entre lo que pueden pagar los clientes y lo que debe ganar la organización crediticia para cubrir todos sus costos. Generalmente, los clientes de IMFs no son sensibles a las tasas de interés; es decir, aparentemente los microempresarios no han solicitado más o menos préstamos en reacción al incremento o la disminución de las tasas de interés. En su mayoría, una tasa de interés que está muy por encima de las tasas de interés de los bancos comerciales es aceptable porque los prestatarios tienen un acceso limitado al crédito. Sin embargo, una IMFs debe garantizar de que sus operaciones sean tan eficaces como sea posible para no colocar una carga indebida en sus clientes, en forma de tasas de interés y cargos elevados. Las IMFs pueden determinar la tasa de interés que deben aplicar a los préstamos en base a su estructura de costos. Las IMFs incurren en cuatro tipos diferentes de costos:

  • Costos de financiamiento
  • Costos de operaciones
  • Provisiones para pérdidas de préstamos
  • Costos de capital

Por otra parte dentro del sector informal, en cuanto a prestamistas se refiere, es bien sabido el interés elevado que cobran, e incluso estas personas cargan con el estigma de aprovecharse de la necesidad de la gente para obtener ganancias muy elevadas, sin embargo Mansell (1995:55 envía a Karam:1994) reivindica esta clase de prácticas cuando argumenta que es “la prima de hígado” pues hay muchos prestatarios que no pagan a tiempo y se esconden, por lo que se convierte en un malestar para el prestamista informal, además de que no manejan economías de escala para reducir sus costos.
       En esta tesitura siempre se suscitan intensos debates los cuales nunca son acabados ni terminados respecto a cuál es la cantidad adecuada al momento de fijar el precio de las tasas de interés; uno de los matices es el que manifiesta López (op.cit. p.27):
   …si bien resulta saludable desechar el antiguo mito de que la microempresa requiere de tasas subsidiadas en sus créditos, también es conveniente cuestionar el nuevo mito de que las microempresas y los microproductores de bajos ingresos pueden absorber, siempre y en todos los casos, tasas de interés excesivas y desproporcionadas en términos reales, aun cuando se trate de actividades productivas, de transformación y del financiamiento de inversiones de activos fijos.
    Por lo que hace al financiamiento de capital de trabajo6 a través de tasas de interés indiscriminadamente elevadas, se retira la totalidad del excedente generado por la muy pequeña unidad productiva, probablemente se esté contribuyendo a la rentabilidad del intermediario financiero o a la defensa de un cierto paradigma metodológico, pero de ninguna manera al desarrollo empresarial o al combate a la pobreza. Es por ello que las organizaciones de microcrédito en América Latina tienden a concentrarse en los sectores de comercio y servicio en detrimento de las actividades industriales y propiamente rurales; es por ello también que prácticamente la totalidad de sus apoyos se dirigen al financiamiento de capital de trabajo operativo (ni siquiera al inicial, incremental o permanente), en detrimento del financiamiento de activos fijos; la consecuencia inevitable es que la formación bruta de capital en estos grupos de escasos recursos ha venido siendo prácticamente inexistente.
Recapitulando es menester concretar el tipo de intermediación de la IMFs a proponer, lo cual va a redundar en los tipos de productos que se ofrecerán a los usuarios, estableciendo su precio final basados en su estructura particular de costos si lo que queremos es que sean sostenibles a largo plazo y sean colaboradoras y copartícipes en el combate a la pobreza, como argumenta Gulli.(op.cit. p.28).: “:…hay una correlación positiva entre sostenibilidad financiera y la atención a una gran cantidad de pobres”.
Para ello Gulli, agrega (op.cit. p.67, envía a Adams y Von Pischke, 1992):
…lo que más ayuda a reducir la pobreza probablemente no sea el crédito o el ahorro en sí, sino el establecimiento de un sistema financiero sostenible que ofrezca préstamos pequeños y oportunos, servicios de depósito y seguros. Tanto el ahorro como el crédito son importantes. Sí se ofrece una amplia gama de servicios financieros no sólo se atenderán mejor las necesidades de los clientes, sino que también habrá mejores fuentes de financiamiento para las instituciones de micro finanzas.
       Para finalizar nuestro bosquejo que permita ir construyendo una propuesta en firme, retomamos lo que aporta Lucano (2001:10), señala “…no todas las IMFs son iguales. Se trata de un grupo heterogéneo de entidades crediticias”.  Así mismo añade que luego de haber analizado diversos países y entornos microfinancieros, se puede afirmar que son tres los elementos fundamentales para el desarrollo de las micro finanzas.

    • Libertad de tasas. La única manera de rentabilizar las Microfinanzas es aplicando tasas de mercado que reflejen los niveles de costos y riesgos de contraparte. En los mercados donde se establecen tasas límites de usura, las Microfinanzas no se pueden expandir y son presa fácil de las dañinas subvenciones que no promueven ni la eficiencia ni la disciplina en el otorgamiento de créditos.
    • Competencia. El motivador más favorable de la mejora de la eficiencia, de la calidad de los servicios y de la baja de las tasas activas es la competencia entre las IMFs.
    • Marco regulador apropiado.  Los países cuyas finanzas están más desarrolladas son aquellos donde se ha generado un marco legal que permite la creación de una nueva generación de entidades financieras populares. Asimismo, en dichos entornos se han establecido normas prudenciales, ad hoc, en materia de provisión de carteras de cobranza dudosa y apalancamiento.  Las entidades reguladas generan una mejor calidad de información debido a las exigencias del ente supervisor y de sus financiadores. Finalmente, una entidad regulada puede evolucionar hacia la captación del ahorro popular, costoso de administrar por tratarse de pequeños montos, pero de volumen potencial insospechado y de poca volatilidad en caso de crisis sistémica.

Así mismo, repasaremos las experiencias más exitosas a nivel internacional como el Banco Rakyat de Indonesia y en México la Urac y Amucss, que serán guía para una propuesta en los Municipios citados.
HIPÓTESIS
1.-Ante la creciente exclusión de los sectores populares del acceso al sistema financiero nacional, debido al achicamiento del Estado y la desnacionalización del sistema bancario y financiero, el Microfinanciamiento puede ser una de las pocas alternativas para que los sectores mencionados puedan acceder a los servicios financieros como soporte de sus proyectos comunitarios.
2.-El Microfinanciamiento como una nueva Institucionalidad financiera al servicio del desarrollo comunitario puede ser un instrumento muy importante de apoyo para los proyectos productivos y de desarrollo local y regional sí se cuentan con estrategias adecuadas de capacitación comunitaria para la cultura del Microfinanciamiento y políticas públicas de acompañamiento.
3.-En Jerez y Jalpa, Zacatecas, existen condiciones objetivas para que el Microfinanciamiento pueda ser el complemento adecuado de los proyectos productivos y de desarrollo local en curso.  Pero ello requiere iniciar la capacitación comunitaria de las microfinanzas y buscar el apoyo de los tres niveles de Gobierno e Instituciones Educativas para su implementación, desarrollo y consolidación.

METODOLOGIA
1.-Estudio de la Bibliografía sobre el tema.
2.-Análisis de las experiencias internacionales.
3.-Análisis de las experiencias nacionales.
4.-Diagnóstico socioeconómico de los Municipios de Jerez y Jalpa, Zac.
4.-Estudio de la Oferta y Demanda de Servicios Financieros en el Estado de Zacatecas y en especial de los dos municipios mencionados.
5.-Estudio de los Informes Gubernamentales, INEGI y CNBV.

1 La expresión “actividad microfinanciera se utiliza para describir las operaciones de una institución de microfinanzas, un proyecto de microfinanzas o un componente microfinanciero de un proyecto. Al referirse a una organización que presta servicios microfinancieros, sean regulados o no se utiliza la expresión “Instituciones de Microfinanzas”. Según Ledgerwood Joanna, Manual de las Microfinanzas, Una perspectiva institucional y financiera, Banco Mundial, Washington, D.C. Estados Unidos, 2000, p.1.

2 Dentro del marco de sistemas hay dos categorías generales de servicios que pueden prestarse a los clientes de Microfinanciamiento: La intermediación financiera o la prestación de productos y servicios financieros, tales como ahorro, crédito, seguros, tarjetas de crédito y sistemas de pago. La intermediación financiera no debería requerir subsidios constantes. Y la Intermediación social o el proceso de desarrollo del capital humano y social requerido por la intermediación financiera sostenible para los pobres. La intermediación social podría requerir subsidios por un período más prolongado que la intermediación financiera, pero al final los subsidios deberían ser eliminados. Op. cit, p.75.

3 Cualquier operación, servicio, mercado o institución de tipo financiero puede considerarse formal si su cumplimiento está respaldado por el sistema legal. De lo contrario si se basa en la buena fe, en sanciones sociales, presión de grupo, amenaza de pérdida en la relación comercial, inquilinaria o laboral, o incluso en la intimidación física o la violencia puede considerarse informal. (Mansell op.cit. p.40 envía a Krahnen y Schmidt: 1994).
En el caso particular de México, al decir formal se refiere al hecho de que es regulada por la SHCP y supervisada por la CONDUSEF para asegurarse que el servicio financiero que presta se apega a los estándares que dictan las autoridades, sin embargo no en todos los casos sus depósitos estarán garantizados por el Gobierno Federal por lo que debe conocer los términos y condiciones en que ahorra o invierte. http://www.condusef.gob.mx (Consulta 041003)

4“Acuerdo de estratificación de empresas Micro, Pequeñas y Medianas”, por la Secretaría de Economía. <www.economía.gob.mx (consulta070804)>.

5 La definición tanto popular como útil de una persona pobre es alguien que no tiene mucho dinero. Gente que comparada con otros ciudadanos, no tiene mucho dinero. (Rutherford:2002:17)
La pobreza, de por sí, es contextual: sus manifestaciones y los procesos que llevan a la pobreza o la intensifican varían según el momento y el lugar. (Gulli: 1999: 3)

6 Los préstamos de capital de trabajo son para gastos corrientes que ocurren como parte del desarrollo normal de la Empresa. El capital de trabajo se refiere a la inversión en activo actual o activos de corto plazo para utilizarse en el transcurso de un año, algunos ejemplos son: madera adquirida para un taller de carpintería, alimentos o bienes adquiridos para su venta en el mercado o alimentos para aves de corral adquirido para la crianza avícola. Un préstamo para capital de trabajo debería tener un plazo que se ajuste al ciclo económico del prestatario. Los préstamos de capital de trabajo de las IMFs, generalmente tienen plazos que van de dos meses a un año.
Los préstamos de activos fijos son aquéllos que se utilizan para la adquisición de activos que se utilizan en la empresa a través del tiempo; estos activos suelen tener un ciclo de vida mayor de un año. Usualmente, los activos fijos se definen como maquinaria, equipo y propiedades. Entre los ejemplos de activos fijos se encuentran las motocicletas, máquinas de coser, incubadoras para huevos. Debido a que el activo fijo no se consume con la actividad productiva (es decir, no se vende como parte del producto), se percibe su impacto en la rentabilidad durante un período de tiempo más prolongado. Un préstamo obtenido para un activo fijo, generalmente es de un monto más elevado y tiene un plazo más largo que un préstamo para capital de trabajo (es decir, los préstamos para activos fijos no necesariamente se ajustan al ciclo económico. Esto resulta en un mayor riesgo para una IMFs. Joanna Ledgerwood, Manual de las Microfinanzas, Una perspectiva institucional y financiera, Banco Mundial, Washington, D.C., 2000, p.156.