FINANZAS PÚBLICAS. TEMAS DE CÁTEDRA

FINANZAS PÚBLICAS. TEMAS DE CÁTEDRA

Norma Noya (CV)
Néstor Fernández
Diego Andrada
Leticia Gerez
Daniela González
Nicolás Ricotta

Universidad Nacional del Comahue

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9.2 Argumentos a favor de un Gobierno Descentralizado
El defecto básico de una forma centralizada de gobierno es su probable insensibilidad a la diversidad de necesidades y preferencias entre los residentes en las distintas comunidades. Si un Gobierno Central proporciona todos los bienes públicos, cabría esperar una tendencia hacia la uniformidad en las políticas públicas para todas las comunidades. El problema que existe es que el nivel de consumo de un bien público implica casi siempre cierto compromiso. Ciertos individuos pueden preferir unos programas de servicios públicos amplios y de alta calidad, mientras que otros pueden desear menos, y en consecuencia estar dispuestos a afrontar menores niveles impositivos.
Para los bienes públicos genuinamente nacionales, aquellos que todos los individuos consumen idénticas cantidades prescindiendo de la comunidad de residencia, tal provisión centralizada es más eficiente. Sin embargo, para otros cuyos beneficios se limitan a un conjunto específico de población, una mayor descentralización del sector público sería deseable.
Consideremos un bien cuyo consumo se limita a los residentes de la comunidad en la que se provee, como por ejemplo el alumbrado público en una ciudad. Si la provisión estuviera a cargo del Gobierno Central, el resultado más probable serían niveles similares de consumo en todas las comunidades. Sin embargo, tales niveles uniformes de consumo pueden no ser eficientes al no tener en cuenta las posibles diferencias entre los residentes de las distintas comunidades. Si, por el contrario, cada comunidad tiene la provisión del gobierno local, podría esperarse variaciones en el nivel de producción del bien, entre las distintas localidades. Esa diferencia reflejaría, al menos en cierto grado, las distintas valoraciones de los habitantes de las distintas comunidades. El punto básico, es que la eficiencia económica se consigue proporcionando la mezcla que mejor refleje las preferencias y necesidades de los individuos que componen la sociedad.
Si todos los individuos están obligados a consumir en igual proporción un bien (provisión uniforme), aun cuando son posibles variaciones en los consumos individuales, el resultado más probable es la asignación ineficiente.
Una forma de gobierno descentralizada ofrece, por lo tanto, la perspectiva de una eficiencia económica más elevada, a través de un conjunto diversificado de ciertos bienes públicos que se ajustan a las diferentes culturas, necesidades y preferencias de los habitantes de las comunidades.
Los argumentos a favor a la descentralización, se pueden sintetizar como la mejor posibilidad que existe en las comunidades pequeñas de lograr una correspondencia fiscal entre el gasto público y el impuesto pagado; además de ejercer un mejor control de la responsabilidad política que les compete a los que toman las decisiones sobre el gasto. Este argumento se sintetiza en la frase “es más accesible ir al despacho del Intendente que del Presidente”.
Las posibilidades de ganar bienestar por medio de la descentralización se refuerzan, también, por el fenómeno de la movilidad en el consumo. En un sistema de gobiernos locales, un consumidor puede, en cierta medida, seleccionar como lugar de residencia una comunidad que proporciona una estructura fiscal perfectamente adaptada a sus preferencias y necesidades.
Musgrave (1991) plantea que una forma descentralizada de gobierno posee, supuestamente, la ventaja de tener en cuenta diferentes niveles de ciertos bienes públicos, en base a los recursos que posee y que puede emplear más eficientemente en la satisfacción de las preferencias de los habitantes. Para ello, idílicamente cabría suponer que los ciudadanos se podrían  trasladar a la comunidad que tenga un comportamiento fiscal más acorde a sus deseos o preferencias. Sabemos que en realidad las migraciones son muy costosas en cuanto a cuestiones emotivas, culturales y económicas. Dicho planteo a favor de la descentralización es a todas luces poco realista.
La descentralización si, puede dar lugar a una mayor experimentación e innovación en la producción de ciertos bienes públicos. Con un gran número de productores de un servicio, se puede esperar una variedad de enfoques innovadores. Un ejemplo serían las distintas técnicas de tratamiento de los desechos tóxicos que se producen en una ciudad; la descentralización a largo plazo permitirá un progreso en las formas de proporcionar dicho servicio. Estrechamente relacionadas con este punto están las presiones competitivas que resultan de un número elevado de productores; tales presiones tenderán a impulsar la adopción de las técnicas de producción más eficientes.
En cambio, si el Gobierno Central proporciona todos los bienes públicos de una única forma, se podría esperar que la innovación y la eficiencia sean débiles. Por lo tanto, un sistema de gobiernos locales podría promover la innovación en la provisión de algunos bienes y servicios públicos de forma más eficiente que un gobierno centralizado.
Finalmente, existen otras razones para pensar que la descentralización puede llevar a niveles más eficientes, puesto que las decisiones de gasto están mucho más relacionadas con el costo real de los recursos. Si una comunidad se ve obligada a financiar su propio programa público a través de la tributación local, los residentes estarán en mejor situación para sopesar los beneficios del programa frente a los costos efectivos; ello se denomina correspondencia fiscal. Por el contrario, si los fondos para los proyectos públicos locales procediesen totalmente de un Gobierno Central, los residentes de cualquier comunidad tendrían un incentivo para expandir los niveles de servicios públicos locales tanto como fuera posible, dado que ellos soportarían solamente una parte de los costos del programa. Para desanimar esta tendencia el Gobierno Central podría adoptar otras medidas fiscales; por ejemplo, intentar que una comunidad soportara el costo de muchos de sus programas variando los tipos impositivos entre las comunidades o, donde fuera posible, aplicando tasas o contribuciones especiales a los usuarios. 
En resumen, un sector público descentralizado posee diversas características económicamente deseables. La primera es que  proporciona un medio a través del cual pueden ajustarse más rápidamente los niveles de consumo de una comunidad. De este modo, la eficiencia económica se fortalece al permitir una asignación de recursos que está más en concordancia con las preferencias de los ciudadanos. La segunda es que favorece la innovación al dar lugar a las presiones competitivas en la producción de los bienes y servicios. En tercer lugar, un sistema de gobiernos locales puede proporcionar un contexto institucional que estimule una mejor adopción de decisiones públicas, al obligar a un examen más explícito de los costos de los programas públicos. Podemos generalizar la ventaja diciendo que el gobierno local está más cerca de los habitantes de la comunidad.