INFORMACIÓN BÁSICA PARA IMPLEMENTAR Y ORGANIZAR EL VOTO DE LOS NAYARITAS EN ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA

INFORMACIÓN BÁSICA PARA IMPLEMENTAR Y ORGANIZAR EL VOTO DE LOS NAYARITAS EN ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA

Arturo Lizárraga Hernández
y Eduardo Meza Ramos

Universidad Autónoma de Nayarit

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CAPÍTULO I

LA EMIGRACIÓN INTERNACIONAL DE LOS MEXICANOS

1.1 Los mexicanos en Estados Unidos
Los movimientos migratorios internacionales son un signo distintivo del mundo contem-poráneo. Así lo indican las cifras del caso: en el año 2002, la División de Población de las Na-ciones Unidas estimaba que 185 millones de personas habían vivido fuera de su país de naci-miento, cifra que aumentó considerablemente para el año 2010, alcanzando los 214 millones de migrantes internacionales, según la misma dependencia (http:www-un.org/esa/population/ migration/2010migrantsday-sgs.pdf, consultada el 3 de febrero de 2012). Tal cantidad, superior al 2 por ciento de la población mundial, sin embargo, aumentaría si se tomara en cuenta a los migrantes de corta duración, toda vez que aquel organismo considera sólo a los que han dejado sus países al menos por 12 meses.

En el caso de México, si bien la migración hacia el extranjero ha sido una característica des-de los primeros años de vida independiente, en los últimos tiempos se ha constituido en uno de los fenómenos demográficos más complicados, dada su importancia en los aspectos económico y social (Corona, 2003). En este país es tan generalizada la emigración internacional, que hoy 2,350 municipios (96 por ciento del total) registran algún vínculo con ella, y sólo 93 de ellos están exentos, según el Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2006). La misma dependencia en el año 2000 calculaba en 8.8 millones los mexicanos que radicaban permanentemente en un lugar del extranjero, pero en 10.6 millones en el 2005. Sin embargo, para 2010, según estimaciones del mismo CONAPO1, ya existían 11, 811, 732 emigrantes mexicanos en Estados Unidos.

1.1.2 La importancia de las remesas
Contrariamente a la concepción que se tenía hasta los años setenta, estos migrantes, ade-más de los vínculos emocionales que los unen con los lugares de origen y con sus familiares, también tienen lazos económicos y participan en el desarrollo regional mediante sus remesas: según el Banco de México, durante el año 2011 por este concepto nuestro país tuvo un ingreso de 22,730.94 millones de dólares (Banxico, 2012), cantidad de divisas superada tan sólo por las que ingresan al país por las del petróleo y por las del turismo.

Los migradólares llegan a todas las zonas del país y son destinadas predominantemente a las familias, quienes las dedican al consumo 86.8%), para realizar mejoras a la vivienda (6.0%) y, en menor medida (3.6%) a las inversiones productivas (de Vega, Germán y González, Humberto (2007), con ello aligeran las urgencias en las necesidades materiales, con lo que sirven para ate-nuar los riesgos potenciales de alguna explosión social en el país.

En el año 2011, el estado Mexicano que más remesas recibe es el de Michoacán, con un monto total 2,238.1 millones de dólares, seguido por Guanajuato con 2,147.7 millones, Jalisco con 1889.8, Estado de México con 1,653.3, Puebla con 1465.1, Oaxaca con 1,423, Veracruz 1,269.2, Guerrero 1,258.5, Distrito Federal 1,148.3, Hidalgo 760.3, San Luis Potosí con 698.6, Zacatecas con 623.5, Chiapas 593, Morelos 585, Sinaloa 510.2, Tamaulipas 443.9, Chihuahua 418, Durango 415.3, Baja California 395.5, Querétaro 382.1. Por su parte, Nayarit, en 2011, fueron enviados por los paisanos 355.3 millones de dólares, cantidad equivalente al 1.6% del total nacional2 para el mismo año, según información del Banco de México.

Pero las remesas no son el único beneficio que aportan los migrantes internacionales a sus comunidades. Aparejado con ellas, ya se han organizado y exigido a los gobiernos federal, estata-les y municipales que participen en el apoyo a los pueblos, mismo que llega a través del Programa 3X1: a través de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) se organiza la aplicación de los recur-sos, los que a poco más de una década de la creación del programa han ayudado a financiar más de 13,000 proyectos de desarrollo en comunidades.

1.1.3 El apego socio-territorial
El envío de remesas es la parte material, digamos, de las relaciones que mantienen los mi-grantes con sus lugares de origen. Pero las relaciones son diferentes tipos, además de las econó-micas: familiares, culturales, emocionales. Las primeras, porque viéndose obligados a dejar su terruño, al menos durante un primer periodo tuvieron que dejar a sus padres, a sus hermanos y, en su caso, a sus parejas y a sus hijos, relaciones que se siguen manteniendo. Ello significa que los migrantes se mantienen informados de los aconteceres del pueblo y las familias, pero tam-bién que a su vez, apoyan moralmente cuando así se requiere y, en caso de que algunos otros integrantes de las comunidades deseen aventurar con la emigración, dan todo el apoyo mediante información y ofreciendo sus casas y sus relaciones mientras que se establecen.

Desde el momento en que dejan sus lugares, en su imaginario permanecen los recuerdos de la parte de su vida tenida en sus orígenes. La nostalgia se convierte en compañera permanente, re-cordando olores, colores y formas: “Dichas formas pueden encarnarse directamente en el paisaje re-gional, natural o antropizado, convirtiendo el territorio en símbolo metonímico de toda la región, o también en signo mnemónico que señala las huellas del pasado histórico” (Giménez, G., 2007: 163) .

Cuando el emigrante pisa otro territorio, lleva consigo –en su cuerpo o en sus bienes- y de manera permanente, símbolos de su tierra: fotografías, objetos artesanales, alimentos, costumbres, mitos y leyendas, etc., a través de los cuales evoca el lugar donde nació y pasó su primera infancia.

No sólo eso. También mantiene y alimenta redes de amigos, familiares, vecinos, conformando una suerte de comunidades extraterritoriales que facilitan la ida, el establecimiento en el extran-jero y/o el regreso tanto de él como de otros miembros. Estas comunidades, a las que se les ha llamado comunidades migrantes transnacionales, pueden ser “el vértice que representa el hecho de que aquellos que emigran de su país no se desligan totalmente del mismo; por el contrario, en su nuevo lugar de residencia y en el marco de mejores condiciones económicas desarrollan múl-tiples lazos sociales, económicos y políticos que van más allá de los estrechos límites fronterizos”, como afirma Rafael Castilla Peniche (1998).

1.2 La participación de los migrantes mexicanos en la defensa de sus derechos
Contrariamente a la percepción que se tenía hasta hace unos años respecto a los mexicanos que, por una razón u otra tuvieron que irse a vivir al extranjero, los migrantes siempre han estado interesados en la política mexicana. De hecho, en 1928 ellos invitaron a José Vasconcelos a estar con ellos en la casa del inmigrante ubicada en Chicago. Para entonces, ya existían algunas organi-zaciones, de entre las cuales destacaba la Sociedad Mutualista Ignacio Zaragoza, la que por cierto participó en la invitación a aquel intelectual mexicano.

Más recientemente, destacan los clubes y asociaciones de migrantes, como los de Zacatecas, Michoa-cán, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca. Entre las organizaciones que aglutinan a mexicanos de diferentes estados, está la Red Unida por los Derechos de Inmigrantes y Refugiados, la que por cierto invitó a Cuauhtémoc Cárde-nas Solórzano siendo éste precandidato a la Presidencia de México. Igualmente se organizan en clubes de oriundos de un determinado lugar. Estos clubes “constituyen redes de apoyo para los migrantes, distintas de las familiares, que se forman en el proceso de establecimiento. Un aspecto sobresaliente de este tipo de organización no gubernamental, no lucrativa y de tipo asistencial es su presencia, en algunos casos, en la toma de decisiones de ambas comunidades: en la que forman en el país vecino y en el pueblo natal, pues han provocado cambios sociales en numerosas comunidades de México”, afirma Cecilia Imaz3.

1.2.1 Discusiones que dieron lugar al COFIPE para que reconociera el derecho al voto de los migrantes en el extranjero.

El voto es un derecho político. El voto es el derecho político que todos los ciudadanos tienen a participar en los asuntos públicos de su país, directamente o por medio de representantes libre-mente elegidos. En este sentido, el diagnóstico del año 2003 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, sobre la Situación de los Derechos Humanos en México, establece como su recomendación número 30: “Reformar la legislación electoral, a fin de incorporar [entre otras cosas], la reglamentación del voto de los mexicanos en el extranjero” (Tomado de Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, pág. 31).

Voto y modernidad democrática. Las democracias contemporáneas han extendido el sufragio a todos los ciudadanos, con independencia de género, propiedad de bienes, nivel de instrucción o lugar de residencia4. En este sentido, el entonces Consejero Electoral del IFE, Juan Molinar Horcasitas, planteó en un ensayo publicado en el periódico Reforma sobre la extensión del sufragio que, “el de-sarrollo de un sistema electoral puede medirse a partir de dos dimensiones: una es cuantitativa, y se refiere a la extensión del sufragio, la otra es cualitativa, y se refiere a la limpieza de los comicios”. Así, cuantitativamente, “desde 1912 [en nuestro sistema electoral] se removieron las barreras censatarias y educativas extendiendo el derecho a votar a todos los varones mayores de 21 años; desde 1952 se derrumbó la barrera de género, incorporando a las mujeres a la ciudadanía en las elecciones federales y a partir de 1970 se extendió el sufragio a la franja de población juvenil, mayor de 18 años.” Y añade: “nuestro país alcanzó niveles de extensión del sufragio comparables a los de las democracias estable-cidas desde hacía varias décadas”. Sin embargo, “tal como se argumentó en su momento se regateó la ciudadanía a los iletrados, a los indígenas o a las mujeres, hay quienes hoy parecen ceder al prejuicio que discrimina a nuestros compatriotas emigrantes”5.

  1. CÁRDENAS BATEL, Lázaro, Exposición de Motivos a la Iniciativa de reformas y adiciones a diversas disposiciones del COFIPE, Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados, número 32, jueves 30 de abril de 1998; disponible en: http://gaceta.cddhcu.gob.mx.
  2. MOLINAR HORCASITAS, Juan; “Ensayo: La extensión del sufragio” en Reforma, México, D.F., 20 de septiembre de 1998.

Al respecto afirma el Dr. Gabriel Székely que, “al no haber jurisprudencia en México para la protección de los derechos políticos que los considere derechos humanos, no se ha podido acudir a la justicia federal en búsqueda de dicha protección y la decisión al final sobre temas como la instrumentación del derecho para el voto en el extranjero, deberá ser de carácter político”(ver “México una Nación de Migrantes”, Documento Ejecutivo de la Memoria del Coloquio Internacio-nal El Voto de los mexicanos en el Extranjero, organizado por el Tribunal Electoral del Estado de México, celebrado los días 8 y 9 de agosto de 2002; disponible en: http://www.teemmx.org.mx/. págs. 39-40).

El voto y los instrumentos internacionales. De acuerdo con el artículo 133 de la Constitución, el Estado Mexicano está comprometido a garantizar el ejercicio de los derechos ciudadanos consignados en distintos instrumentos internacionales firmados y ratificados por nuestro gobierno. En efecto, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1984 señala en su artículo 21 que “toda perso-na tiene derecho a participar en el gobierno de su país de manera directa o por sus representantes libremente escogidos”. Esa disposición se repite casi textual en los artículos 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Además, nuestro gobierno ratificó la “Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados” que dispone en sus artículos 26, 27, 29 y 42.2, que todo Estado parte de un tratado no puede suspender su aplicación, ni invocar derecho interno en contrario una vez que se ha comprometido.

La ciudadanía no se cancela con la residencia en el exterior. Emilio Zebadúa considera que “no hay leyes, en efecto, en los Estados Unidos que eviten que un ciudadano mexicano, por po-seer una segunda o tercera nacionalidad, pueda votar en más de una elección; y si esto significa una doble lealtad, no es esto un fenómeno que surja a partir de sus derechos políticos, sino que tiene profundas y complejas raíces sociológicas y culturales. [Los mexicanos en el extranjero man-tienen] una lealtad, tanto con su comunidad, con su estado y con la sociedad que los rodea en ese país, –su herencia, sus orígenes, y sus relaciones actuales. Siguen enviando, por ejemplo, más de 15 mil millones de dólares al año [a México, su país de origen] (…); pero, además, México también, ha suscrito la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabaja-dores Migratorios y de sus Familiares de la ONU, que en su artículo 42 de la declaración de dicha Convención, establece lo siguiente: “1. Los trabajadores migratorios y sus familiares tendrán de-recho a participar en los asuntos públicos de su Estado de origen y a votar y ser elegidos en elec-ciones celebradas en ese Estado, de conformidad con su legislación; 2. Los Estados de que se trate facilitarán, según corresponda y de conformidad con su legislación, el ejercicio de esos derechos”.

La democracia es reflejo de la sociedad. La democracia mexicana debe reflejar que nuestra sociedad ha venido transformándose en una sociedad de migrantes. Según el Consejo Nacional de Población (CONAPO), entre el 2000 y 2002, el promedio anual de flujo migratorio ascendió a 390,000 personas. Como consecuencia de esta salida anual de mexicanos, el CONAPO estima que actualmente residen 9.9 millones de mexicanos en Estados Unidos, equivalentes al 29% del total de inmigrantes residentes en ese país. Para el año 2006 serán 12.5 millones los ciudadanos mexicanos en edad de votar que residan en otras naciones, lo que representará una población de electores mayor a la de cualquier estado de la República, 2.6 millones más que en el año 2000. Frente a esta realidad, Juan Molinar Horcasitas argumenta a favor del voto de los mexicanos en el extranjero y sostiene: “Actualmente, una gran proporción de las familias mexicanas ha experi-mentado la emigración, al menos temporal, de uno de sus miembros. [De esta manera], si nuestra democracia es incapaz de reflejar políticamente esta realidad de nuestra vida social, no podrá madurar ni dar la plenitud de sus frutos”.

El voto en el extranjero es un voto caro. El jurista Jorge Carpizo, expone algunos casoscomo ejemplo en torno a este tema. Uno es el caso de Argentina donde “el costo se multi-plica siete veces respecto al voto respecto al elector en territorio nacional, en Australia es un 13% más alto y en Canadá, mientras el costo por elector es de 10.50 dólares, en el extranjero fue de 13.60”. Según lo que informó José Woldenberg (ex Presidente del Consejo General delIFE) en octubre del 2003: “El costo de una elección mexicana en el extranjero puede costar desde 356 millones de dólares en su método más sencillo hasta 76 millones en el caso del me-canismo más elaborado”. Y continúa, –“se calcula que en el exterior hay unos 10 millones de mexicanos”, es decir, con este dato se estima que el voto en el extranjero costaría entre 7.6y 35.6 dólares por voto, dependiendo de la modalidad que se aplique. Por otro lado, el costo oficial en México en las elecciones federales del 2003 “fue de 60 pesos, según el Secretario General del IFE, Fernando Zertuche Muñoz. Pero deduciendo el abstencionismo, de más del 59% de votantes, el costo real por voto podría ser de más del doble”.

De acuerdo con toda la argumentación anterior, fue que finalmente se reconocieron los de-rechos de los migrantes. Estos quedaron asentados en el COFIPE, cuya reforma estableció, en su Artículo 313, que:

“1. Los ciudadanos que residan en el extranjero podrán ejercer su derecho al voto exclusiva-mente para la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.

1.2.2 Distribución de los mexicanos en Estados Unidos
Para que el IFE haya podido implementar el voto en el extranjero, fue necesario saber dónde están ubicados (países, estados, ciudades) los migrantes mexicanos, recurriendo a un grupo de expertos en la migración. Ellos concluyeron que la distribución de los mexicanos obedece a ciertos patrones de concentración y de dispersión:

“Se estima que, en la actualidad, cerca del 84 por ciento de los mexicanos en edad ciudadana y nacidos en México, se concentran en 5 entidades federales: California (46.3 por ciento), Texas (21.3 por ciento), Arizona (6.6 por ciento), Illinois (6.3 por ciento) y Nueva York (3 por ciento). Si a estos estados sumamos la población que reside en Florida, Oregon, Colorado, Nuevo México y Nevada, se concluye que en 11 entidades reside casi 90 por ciento del total.

“Un dato de suma importancia para la organización electoral, es que la mitad de los mexica-nos en edad ciudadana y nacidos en México, se concentra en 8 condados ubicados en 4 Estados. En California son los condados de Los Ángeles, Orange y San Diego; en Illinois, el condado de Cook. En Texas, los condados de Harris, El Paso y Dallas; en Arizona, el condado de Maricopa. Adicionalmente, se encontró que en 33 condados (incluidos los 8 anteriores) se concentra casi 75 por ciento del total, y si se toman en cuenta los condados vecinos a éstos, que no figuran por no presentar altos grados de concentración, entonces se estima que se podría alcanzar, tan sólo en esas zonas, cerca de 80 por ciento de mexicanos en edad ciudadana nacidos en México” (Informe final de la comisión de especialistas que estudia las modalidades del voto de los mexicanos en el extranjero,12 de noviembre de 1998).

En cuanto a los patrones de dispersión, los especialistas dijeron que:

“Los mexicanos en edad ciudadana nacidos en México, prácticamente viven en todo el terri-torio de los Estados Unidos de América, incluyendo Alaska y Hawai. Solamente en 11 estados se puede hablar de muy baja o nula presencia de población de origen mexicano (ver mapa de estados). De hecho, 25 por ciento de la población se dispersa en 395 condados ubicados en casi todo el territorio de los Estados Unidos de América.

“Se reconoce que en los últimos 10 años se han diversificado los destinos de la migración mexicana. La localización de los nuevos centros de atracción de la mano de obra mexicana en los Estados Unidos de América, debe ser objeto de estudios más precisos por parte del IFE, a fin de que la geografía electoral alcance la mayor precisión posible, dependiendo de la modalidad o las modalidades que sean adoptadas” (idem).

1.2.3 La participación electoral de los mexicanos desde el exterior
A pesar del interés manifiesto de algunos líderes de organizaciones de mexicanos en el ex-terior por exigir el cumplimiento de su derecho a votar no ha sido posible hacer que lo hagan de manera contundente. Más de la mitad de los mexicanos que radican en EU carecen de documen-tos de trabajo o, siquiera, para cruzar la frontera norteamericana; lo que les impide la posibilidad de conseguir una credencial de elector: una encuesta aleatoria -dirigida por James A. McCann de la Universidad de Purdue- aplicada a adultos mexicanos en la ciudad de Dallas un mes antes de la elección de 2006, encontró que el 65 por ciento no contaba con aquel documento. La com-plejidad del proceso para registrarse en la lista nominal y el alto costo del voto postal, también desalentaron la participación en aquellas elecciones. Sin embargo, a pesar de los obstáculos, más de 54,000 mexicanos se registraron para emitir su voto postal y 86 organizaciones de la sociedad civil migrante mexicana en Estados Unidos se registraron para promover el voto.

Algunas de las lecciones aprendidas del 2006 se han traducido en modificaciones menores al libro sexto del COFIPE. Por ejemplo, se elimina el requisito del envío de comprobante de do-micilio en el extranjero y el IFE distribuirá sobres postales con franquicia pre-pagada para agilizar el proceso de envío. Inclusive, para las próximas elecciones federales de 2012, los ciudadanos que se registraron en el Listado Nominal de Electores Residentes en el Extranjero podrán utilizar su credencial de elector incluso si esta venció en el 2003. Así mismo, el presupuesto del IFE para administrar el voto en el extranjero es de 200 millones de pesos para las elecciones de 2012.
Los migrantes han ofrecido ideas innovadoras para reducir los costos del empadronamiento e impulsar nuevas iniciativas en el Congreso de la Unión para reformar el COFIPE, por ejemplo: utili-zar la matrícula consular de alta seguridad como una alternativa de elegibilidad para el registro en la lista nominal. La visita de dos consejeros electorales del IFE a Chicago en julio de 2011 resultó en un diálogo para intercambiar ideas con activistas, académicos y organizaciones comunitarias, incluyendo aquellas que han avanzado en presionar a congresos estatales para otorgar el voto postal estatal, como es el caso de Michoacán y del Distrito Federal.
Hace falta mucho camino por recorrer para conseguir derechos políticos plenos para los mi-grantes mexicanos que viven fuera del territorio nacional pero la sociedad civil migrante mexicana continúa organizándose para poder incidir en la aprobación de las reformas que garanticen que el derecho a votar en el extranjero sea un derecho para todos. Una de sus demandas es que el Congreso de la Nación apruebe nuevas reformas que permitan empadronar a los mexicanos en sus nuevos lugares de residencia. Por ahora, algunas organizaciones de migrantes han decidido iniciar una campaña mundial de promoción del voto denominada “Regístrate como puedas, vota como quieras” cuya idea central es demostrar al Instituto Federal Electoral que miles de migran-tes mexicanos quieren votar desde el extranjero en las elecciones del 2012 y están dispuestos a enviar documentos oficiales alternativos para probar su elegibilidad.

1.2.4 Participación de migrantes en elecciones locales
Michoacán

En este estado se reconoció el ejercicio del voto a quienes radicaran en el extranjero me-diante la adición al Libro Noveno del Código Electoral del Estado de Michoacán, cuya reforma fue publicada el 11 de febrero de 2007, en el Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado. De esta manera Michoacán se convirtió en la primera entidad federativa en legislar al respecto. De esta forma, por primera vez, en el proceso electoral de aquel año, fue posible que los migran-tes emitieran su voto para elegir al Gobernador del Estado, mediante la vía postal. Sin embargo, debido a la falta de credencialización en el exterior, de las casi 1,000 solicitudes que se recibieron ese año, apenas 320 cumplieron con los requisitos que marcaba el reglamento para votar en el extranjero. Para las elecciones de 2011, se calculaba en 160 mil ciudadanos que se encuentran inscritos en el Registro Federal de Electores Cisneros (2011), por lo que esperaban se incremen-tara la votación obtenida en 2007; sin embargo una vez que transcurrieron las elecciones, se obtuvieron los resultados siguientes:

El voto de los michoacanos en el extranjero le costó al erario público estatal 17 millones de pesos. Cada uno de los connacionales que participaron en las elecciones del 13 de noviembre pudieron sufragar desde el exterior mediante un desembolso del erario de casi 50 mil pesos, 250 veces más de lo se invierte en un voto emitido en el país (200 pesos en promedio).

Distrito Federal

En la capital de la República Mexicana ya es posible implementar el derecho de los migrantes para elegir autoridades desde el exterior, según la normativa acordada en diciembre de 2010, para elegir Jefe de Gobierno. Este derecho podrá implementarse durante este año 2012. Para efectos de lo anterior, a través del Consejo General del Instituto Electoral del Distrito Federal, en febrero de 2011, se creó el Comité encargado de coordinar las actividades tendientes a recabar el voto de los ciudadanos del Distrito Federal residentes en el Extranjero (COVEDF). La modalidad de voto que se ejercerá es la electrónica. Si bien es temprano para analizar la efectividad de la modalidad, es conveniente hacer un seguimiento, pues ésta es una de las más avanzadas del mundo, además de que permite abaratar los costos del ejercicio http://www.votachilango.org.mx

Zacatecas

El estado de Zacatecas es uno de las entidades que más expulsan población, y lo hace prin-cipalmente hacia Estados Unidos. Si bien es cierto que la entidad no ocupa un primer lugar de acuerdo a la proporción que guarda con respecto a la nacional, sí lo ocupa si se considera el número de emigrantes en relación con el tamaño de su población. Esta es la razón por la que las organizaciones de migrantes son de las más activas, tanto que son las que más han propugnado para transformar las leyes nacionales en defensa de los derechos políticos de los residentes en el exterior. Sin embargo, la legislación local, hasta el momento no permite, si bien en ese estado ya realizan los estudios de factibilidad para hacer posible el voto de los zacatecanos en el extranje-ro, propuesta que será presentada a la Legislatura local en próximos meses y que pretende ser aplicada en las elecciones locales de 2013. Una de las modalidades que buscan implementar es la posibilidad de impulsar el voto electrónico.