ABUSO SEXUAL INFANTIL EN MÉXICO: Análisis Jurídico-Social de las Causas Consecuencias y Prevención

ABUSO SEXUAL INFANTIL EN MÉXICO: Análisis Jurídico-Social de las Causas Consecuencias y Prevención

Janeth García Velázquez
Macarena del Carmen López Huerta
María Fernanda Ramírez Navarro

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CAPITULO I. ETIMOLOGÍA Y CONCEPTUALIZACIÓN DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL.

Sin lugar a dudas dedicar un apartado a la conceptualización de un tópico es el primer paso para lograr el desglose de un tema multifactorial, e irónicamente poco convencional para la sociedad Mexicana; pues a pesar del desarrollo continuo que esta entidad país a ha presentado en diversos ámbitos, aún muestra rasgos muy arraigados de una cultura purista que con frecuencia evade problemas de carácter sexual, propiciando con ello la indefensión de un sin número de víctimas.
Resulta inverosímil imaginar que existen miles de niños y niñas que lejos están de ser respetados como seres humanos y que son minimizados a objetos sexuales, por ser el blanco perfecto de agresores de los cuales no pueden huir, pues en muchas de las ocasiones, éstos se encuentran en su propio hogar, una problemática de semejantes alcances merece un análisis efectivo que responda al cuestionamiento que aún en pleno siglo XXI representa tabú debido a la gran carencia cultural generada por una red de ignorancia, complicidad, tolerancia, pudor  y apatía ¿Qué es el abuso sexual infantil?
En primera instancia, es un tema tratado por diversas ramas científicas, son muchos los ámbitos que impacta este problema, por lo cual existe una gran gama de definiciones, todas prendiendo dar respuesta a las interrogantes que surgen al enfrentar una problemática jurídico-social de dimensiones que se incrementan con el paso del tiempo, esta abundante terminología difundida a través de los años y multiplicada por la constante creciente estadística crea incertidumbre respecto a la correcta interpretación que debe hacerse de este fenómeno social con repercusiones evidentemente jurídicas, pues las investigaciones arrojan distintos elementos referentes al abuso sexual pero no logran conjugarse en una definición universal.
Partiendo desde un punto de vista etimológico, nos permite analizar detalladamente el génesis de un concepto creando así un panorama más amplio de nuestro objeto de estudio, el vocablo abuso deriva del latín abusus, significando ab: contra y usus: uso, en acepción general significa el aprovechamiento de una situación en contra de una persona o de una cosa, no es difícil imaginar que en el tema que hoy nos ocupa, éste provecho lo obtiene un adulto de un menor incapaz de defenderse, se trata  de la utilización de un infante para la satisfacción y los fines más degradantes.
Para lograr un acercamiento a una definición acertada creemos conveniente comenzar  explicando que es “abusar”, término que en su sentido más amplio, nos es proporcionado por la Real Academia de la Lengua Española partiendo de dos acepciones, que a continuación se describen:
“1. Usar mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente de algo o de alguien.
2. Hacer objeto de trato deshonesto a una persona de menor experiencia, fuerza o poder”. (López , Aportes de la Educación Social para la Prevención del Abuso Sexual Infantil., 2015)
Estas definiciones de abuso nos introducen perfectamente en el tema que hoy nos ocupa, pues en éste se señala que efectivamente el abuso es un uso,  realizado con la característica que hace alusión a “malo, excesivo, injusto”, por lo cual, nos coloca en una situación alarmante cuando no se trata de algo si no de alguien, en este punto se señala el común denominador de todas las definiciones de abuso sexual infantil entre los cuales se encuentra el desequilibrio de poder, que se debe al estado de indefensión en que se encuentra un menor frente a su agresor.
Sin embargo, para iniciar un estudio a profundidad del abuso sexual infantil es necesario partir de las generalidades, es decir, este delito más allá de su aspecto estrictamente legal, es una forma de maltrato infantil y según la Organización Mundial de la Salud se define: “como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, sexual,  negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder”. (Organización Mundial de la Salud., 2015)
Es evidente que maltrato no es un hecho aislado, sino que es un proceso que viene determinado por la interacción de múltiples factores que en muchos casos dará lugar a uno o más tipos de agravios, por lo que no podemos considerar el abuso sexual infantil como un fenómeno ajeno al resto de tipologías; al contrario suele estar íntimamente ligado con una extensa gama de vejaciones cometidas con menores que tienen en muchos casos este desenlace fatal: el abuso sexual infantil, una de las formas de maltrato a menores que acompañó al desarrollo del hombre durante toda su historia, aparece en la literatura, en el cine, frecuentemente en noticias periodísticas y aun a pesar de ello sigue representando un estigma social, es por ello que el abordaje de este tema suele ser muy complejo, entre otras razones, porque se trata de un problema multidisciplinario que debe ser tratado desde distintas perspectivas y por diferentes profesionales, aunado a que existen múltiples distinciones en los conceptos psicológicos, jurídicos y los proporcionados por varias organizaciones, lo que merece un análisis detallado para poder comprender plenamente su significado, pues aunque a simple vista resulta obvio inferir de que se trata; es necesario ahondar en las concepciones que se tienen del mismo con el objetivo de visualizarlas una a una y así reconocer cuales son las más acertadas al lograr una definición que englobe todos los elementos esenciales de este delito, es por ello que este apartado es exclusivamente para establecer un comparativo entre la diversidad conceptual existente de este problema que demanda un análisis más detallado y visto desde distintos enfoques que permitan desglosar la complejidad del mismo, por lo cual, es necesario valerse de los criterios expuestos por distintos organismos uno de ellos citado en el documento titulado “Análisis del Abuso Sexual Infantil en la legislación Penal y Civil” realizado por  el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género como la Organización de Defensa de Niños y Niñas Internacional (DNI) la cual define el abuso sexual infantil como:
“Los contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual también puede ser cometido por un menor de 18 años, cuando éste es significativamente mayor que el niño (la victima) o cuando el (agresor) está en una posición de poder o control sobre otro menor”. (UNICEF, 2015)
Esta acepción, establece claramente que se refiere a un contacto de índole sexual entre un infante y un adulto e incluso una tercera persona, resulta importante  hacer hincapié, en que también puede ser ejecutado por otro menor siempre y cuando éste sea considerablemente mayor que el sujeto pasivo ya que muchas definiciones dejan de lado este hecho.
Continuando con el análisis de esta terminología, podemos darnos cuenta de que existen múltiples definiciones al respecto, y esto se debe a la inquietud que se ha manifestado sobre este tipo de maltrato infantil, es por ello que se pretende encontrar la acepción que contemple los aspectos inherentes al fenómeno y que dé respuesta a sus múltiples manifestaciones en nuestra realidad.
Ahora bien, desde el campo medico un estudio realizado para el Instituto del Niño y el Adolecente del Uruguay denominado Aportes desde la Educación Social para la Prevención del Abuso Sexual Infantil hace mención de la definición proporcionada por INTERNACIONAL PLANNED PARENTHOOD FEDERATION,  “El abuso sexual de menores que se puede definir como el involucramiento de un niño en actividades sexuales para las cuales no se encuentra preparado y no puede otorgar su consentimiento informado”. (López, Aportes desde la Educación Social para la Prevención del Abuso Sexual Infantil., 2015)
Se muestra claramente la ausencia de dicha aceptación por parte del menor, que está en una postura de desigualdad o frente al agresor; sin embargo, no podemos dejar pasar por desapercibido que no siempre se refiere a la falta de un consentimiento, por cuestiones de edad, o que no diferencie lo bueno de lo malo, sino que pueden existir otros factores, como alguna especie de sometimiento, aunado a amenazas, entre otros factores; por lo tanto esta definición es un tanto deficiente, por reducir el problema de gran magnitud como lo es el Abuso Sexual Infantil, el cual transgrede la integridad tanto física y psicológica del menor.
Por otro lado la Dra. Corina Araceli García Piña, el Dr. Arturo Loredo Abdalá y la Psicóloga Marta Gómez Jiménez en su Guía para la atención del abuso sexual infantil aportan la descripción dada del concepto por   La Academia Americana de Pediatría definiendo al Abuso Sexual Infantil como: “la práctica de un contacto físico o visual, cometido por un individuo en el contexto sexual; con violencia, engaño o seducción, ante la incapacidad del niño para consentir, en virtud de su edad y diferencia de poder.” (Dra. Corina Araceli García-Piña)
Por otro lado, en la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado del Instituto Nacional de Pediatría (CAINM-INP-UNAM) se define como: “una interacción sexual que puede o no ser física, entre un niño y un individuo de una mayor edad, quien lo utiliza en forma violenta, con engaño o seducción, para su estimulación sexual, la del menor o la de otro.” (Mojarro Iñiguez, 2015)
Ambas definiciones muestran que este acto se desarrolla en un contexto de superioridad y de dominación, haciendo uso de la violencia física y psicológica lo que nos hace inferir la potencialidad del daño causado al infante, quien en pleno proceso de desarrollo sufre una afección que sin lugar a dudas necesitara de ayuda emergente, pues aunque en muchas ocasiones el daño no es evidente a la vista, ésta puede generar secuelas que en algún punto del tiempo se manifestaran activamente.
MEDwave Revista Biomédica Revisada por Pares proporciona la opinión del Ministerio de Salud respecto a este tema considerándolo como “toda participación de un niño o adolescente en actividades sexuales que no está en condiciones de entender, inapropiadas para su edad y su desarrollo psicosexual, forzada, con violencia o seducción, o que transgrede los tabúes sociales”; (Rivera Rel, 2015) es importante resaltar que esta definición es acertada, al incluir el concepto adolecente, pues éste es considerado también un menor y por lo tanto debe ser tratado como tal, sufriendo éste una profunda inestabilidad en todos los ámbitos de su vida pues al impacto del abuso se unen los profundos cambios físicos, psicológicos, sexuales y sociales que se experimenta en esta etapa humana.
En el documento denominado El Abuso Sexual Infantil Definiciones, C.H.KEMPE, fundador de la sociedad internacional para la prevención de los niños abusados y maltratados, define el abuso sexual como: “ la implicación de un niño o de un adolecente menor en actividades sexuales ejercidas por el adulto y que busca principalmente la satisfacción de estos, siendo los menores de edad inmaduros y dependientes y por tanto incapaces de comprender el sentido radical de estas actividades ni por tanto de dar su consentimiento real.
Estas actividades son inapropiadas a su edad y a su nivel de desarrollo psicosexual y son impuestas bajo presión por la violencia o la seducción, y transgreden tabúes sociales en lo que concierne a los roles familiares.” (Kempe, 2015)
Todo abuso sexual, aunque sea sin violencia física, constituye una forma de maltrato, que tiene alta probabilidad de producir daños en el desarrollo, social  y mental del niño (a), los que pueden repercutir en edades posteriores y ser de complejo tratamiento.
El abuso sexual infantil, tiene que ver con el dominio y existe en la medida en que haya poder relacionado a la subordinación. Mientras más edad tenga la víctima, mayores posibilidades existen de conocer el tema y por lo tanto, ahondar en posibles y efectivas soluciones al mismo. En este sentido es importante terminar con el mito de que entre menos edad tenga el infante, es más el abuso. El atropello es el mismo aunque la victima  tenga 6, 14, o 17 años.
La coerción y el desequilibrio del poder entre el adulto y el niño son factores fundamentales en la génesis del abuso sexual infantil; la evidente desventaja está basada en la diferencia de edad, la vulnerabilidad y la dependencia del niño en relación con el agresor, por lo tanto impide al menor la libre determinación, sobre lo que desea o no hacer,  aunado a ello es relevante señalar que los niños tienen, a diferencia del adulto experiencias, grados de madurez, y finalidades muy distintas.