POLÍTICA INDUSTRIAL, CLÚSTERES Y PARQUES TECNOLÓGICOS: LA EXPERIENCIA RECIENTE DE MÉXICO

POLÍTICA INDUSTRIAL, CLÚSTERES Y PARQUES TECNOLÓGICOS: LA EXPERIENCIA RECIENTE DE MÉXICO

Daniel Mora Máynez
Hiram Marquetti Nodarse

Tecnológico de Monterrey Campus Ciudad Juárez

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III- Parques Tecnológicos, Clústeres y el Rol de las Universidades

3.1.- Las Relaciones Universidad-Empresa y la Formación de Clústeres

El rol de las universidades adquirió una relevancia creciente al amparo del desarrollo de la actual revolución tecnológica. La progresiva evolución de esta tendencia condujo a la introducción de importantes transformaciones en el quehacer tradicional de estas instituciones, en tanto se convirtieron gradualmente en el centro de diversas decisiones de políticas gubernamentales de alcance estratégico, sobre todo aquellas relacionadas con la búsqueda de respuesta efectiva a la conversión de la ciencia en una fuerza productiva directa, lo que condujo a la necesidad crear las condiciones organizativas y funcionales que facilitaran asimilar la gradual transformación del conocimiento en un eslabón decisivo de la actividad económica,1 al mismo tiempo fomentar un ambiente proclive a la innovación. 2

En estas circunstancias, el rol de las universidades se comenzó a enfocar en una proyección muy diferente a las de períodos anteriores, debido entre otras razones a que se le concede a estas instituciones un papel protagónico, en la consecución del propósito de contribuir a la transformación del sector educativo, en un sector “productivo” de gran impacto económico y social.

De tal forma, las universidades se transformaron en un recurso esencial del desarrollo socioeconómico en la inmensa mayoría de los países, por supuesto que no resulta posible trazar un cuadro homogéneo al respecto; sin embargo, se aprecia con diferentes matices que en la inmensa mayoría de las naciones se han introducidos cambios sustanciales, en los enfoques y criterios en los que descansan el amplio espectro que comprende las relaciones que mantienen las universidades con el gobierno y el sistema empresarial.

En sentido general, el espectro que comprenden o abarcan las relaciones universidad-empresa es sumamente amplio y en no pocas ocasiones resulta complejo establecer con precisión el extenso espectro que abarcan. A esto añade que las referidas complejidades han evolucionado en correspondencia por las diferentes etapas que han transitado en su desarrollo estos vínculos. 3
La extensa literatura que se ocupa del estudio de este tema en la actualidad se destaca por el empleo de esta categoría, para expresar de forma sintética aquel conjunto de las actividades en las que participan de forma mancomunada las instituciones académicas y las empresas encaminadas a producir bienes y servicios, las cuales abarcan desde la formalización de convenios, el desarrollo de asesorías, consultorías, alianzas, la creación de nuevas empresas, incluso el fomento de esquemas de cooperación de alcance estratégico (Ver Figura 9). La incorporación con relativa fuerza de los aspectos anteriores originó la necesidad de realizar la reevaluación desde otra perspectiva del “modelo de las tres hélices”.4
La reevaluación sobre nuevas bases del funcionamiento denominado “modelo de las tres hélices”, se encuentra estrechamente vinculado con la relevancia estratégica que han adquirido el diseño y la necesaria armonización de un conjunto de políticas gubernamentales, entre las que se destacan la política industrial, tecnológica, científica y de investigación y desarrollo (I + D). En este contexto, sobresale también el nivel de respaldo y de prioridad que se le debe conceder al sector educativo, en particular al sistema de la educación superior.
La evolución del proceso anterior condujo al surgimiento de un nuevo paradigma en la actividad académica, 5 el cual se encuentra íntimamente relacionado con los cambios que han tenido lugar en la producción, el intercambio y el uso del conocimiento que implicaron: 6 i) la transformación del desarrollo económico y tecnológico, sobre todo este última en una función de las universidades; ii) el fomento del “spin off” universitario;7 iii) la creación de encubadoras de empresas y de oficinas especializadas en la transferencias de tecnología (las denominadas OTRI); iv) el fomento empresas de base tecnológicas y de los parques científicos y tecnológicos.
En rigor, el vínculo más activo entre las instituciones académicas con el mundo empresarial, se ha transformado en una tendencia estratégica del desarrollo económico, tecnológico y cultural en diferentes países, ya que ha propiciado a las universidades el acceder a fuentes financiamientos alternativas para respaldar el desarrollo de investigaciones y proyectos, entre los que se incluyen algunos de gran impacto económico y social.
Asimismo ha sido posible por intermedio de las labores de asesoría y consultoría contribuir a la mejoría del desempeño competitivo en diversos sectores empresariales. Sin embargo, la actuación de las universidades como “unidades de negocios” suigeneris”, no siempre es interpretada de la mejor manera, e incluso en el ámbito empresarial son sometidas a críticas por no lograr ocasiones satisfacer plenamente sus necesidades.
Así, por ejemplo, las empresas frecuentemente muestran su preocupación por la falta de adecuación entre la oferta universitaria y sus necesidades, lamentándose de la escasa atención que les es prestada por parte de las instituciones universitarias. Esta falta de adecuación que posee razones causales objetivas, se manifiesta en diversos aspectos y se identifica bajo rótulo de la presencia de asimetrías entre quehacer de las universidades y los requerimientos de las empresas como se puede apreciar en la tabla No.26.
Según el referido estudio de la CEPAL resulta imprescindible ponderar aquellos en que se deben concentrar el mayor énfasis, en función de aminorar el impacto negativo de las asimetrías y en sus efectos potenciar aquellos canales o mecanismos que pueden facilitar un trabajo más orgánico entre las instituciones académicas y las empresas, sobre todo en aquellas áreas en las resulte posible lograr hacer viables este sistema de relaciones (ver tabla 27).
En correspondencias con los aspectos que recoge la tabla anterior, las  universidades deben potenciar su rol cómo instituciones que facilitan la colaboración, promueven e incentivan el emprendimiento, así como identificando áreas con capacidades de reales de productividad, el desarrollo de estas acciones deben contribuir al logro de una mejor coordinación con segmentos específicos del sistema empresarial.
Otras de las opciones que podría emplearse en pro de contribuir a la profundización de los vínculos universidad-empresa, se encuentra relacionada con el reforzamiento de accionar de función de estimular el emprendedurismo y la encubación de empresas. Durante los años noventa adquirió fuerza la creación de las denominadas “universidades emprendedoras”, que son aquellas instituciones académicas que tiene aspectos comunes con la actividad empresarial y que se caracterizan por utilizar su capacidad de generar conocimiento como un potencial al servicio de los objetivos de su entorno socioeconómico.8 Asimismo, se identifican también por fomentar como parte de sus estructuras áreas o departamento, cuya prioridad principal es la evaluación de su entorno; pero no solo desde la perspectiva académica si no para realizar propuestas concretas que contribuyan a logro de un mejor desempeño.

1. Tradicionalmente este ha constituido un elemento central de la problemática del desarrollo; sin embargo, lo nuevo en las condiciones actuales es que los progresos de una economía, se vinculan de forma directa con el empleo efectivo del conocimiento, de hecho estos criterios se sintetizan en las definiciones de nueva economía o de economía del conocimiento.

2. Las universidades constituyen uno de los componentes principales de los sistemas nacionales y regionales de innovación, lo que presupone que desempeñe un papel activo en función de incentivar esta actividad.

3. Las primeras referencias a este tema se realizaron en los Estados Unidos al cierre del siglo XIX. Mientras que en la segunda mitad del siglo XX comienza adquirir cierta divulgación; sin embargo, las referencias recurrentes a esta problemática lo van a convertir en omnipresente a escala internacional en los años ochenta del pasado siglo, lo cual estuvo relacionado con la emergencia de la actual revolución tecnológica y el progresivo avance del proceso de globalización.

4 Morales Parra, Adela, (2007, p.2).

5. Los orígenes de este nuevo paradigma se ubican con posterioridad a la culminación de la segunda guerra mundial en los Estados Unidos, esta tendencia progresó ante el imperativo que enfrentaron un grupo universidades de esta nación como MIT, Berkeley, Stamford, entre otras de dar respuesta a la realización de programas gubernamentales diversas. Al mismo tiempo otras instituciones se vieron forzadas incorporar elementos de carácter empresarial en su gestión.

6 . Mora Máynez, Daniel y Otros. (2007), Op.cit, pp.27-28.

7 . Se puede hablar de “spin-offs universitarios”, de aquellas empresas que se originan como desprendimiento de las universidades o también a las que continúan empleando de productos o servicios desarrollados y/o patentados en laboratorios o centros de investigación universitarios. Véase. Ortín; Pedro, Vicente; Salas, María; Trujillo, Victoria y Vendrell, Ferrán, (2004).

8. En determinado momento se trató de generalizar este tipo de clasificación de las instituciones universitarias de naturaleza privada; sin embargo, la experiencia práctica demostró que muchas de instituciones priorizan más la obtención de utilidades, incluso en una proyección a corto plazo, que la atención y búsqueda de respuesta a los problemas presente en su entorno.