MOVIMIENTOS Y LUCHAS SOCIALES, TERRITORIO  Y DESARROLLO SUSTENTABLE

MOVIMIENTOS Y LUCHAS SOCIALES, TERRITORIO Y DESARROLLO SUSTENTABLE

Rivera Espinosa Ramón (Coordinador)
Universidad Autónoma Chapingo

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TRANSFORMACIONES DEL TERRITORIO EN TEPOZTLÁN, MORELOS

María Cristina Saldaña Fernández,  CIByC - UAEM,
 masaldana@uaem.mx,
Alfonso Valenzuela Aguilera, aval@uaem.mx 
 Concepción Alvarado Rosas,
connie_ar2004@yahoo.com.mx, 
Fac.  Arquitectura - UAEM.

Resumen
La mirada turística puesta en los escenarios locales de rica tradición cultural y bellos paisajes forma parte de las tendencias de desarrollo a partir de las cuales se generan propuestas internacionales y nacionales que se concretan en los espacios locales. En este trabajo se analiza el caso de la cabecera municipal de Tepoztlán, Morelos, misma que pertenece al programa Pueblos Mágicos y que presenta un gran dinamismo en el ámbito turístico,  con predominancia del ámbito regional, con sus diversas implicaciones en la transformación del espacio y la dinámica socioeconómica y cultural. Es evidente una reducción significativa de la vocación agrícola. A pesar de que en  recientes décadas mostró una amplia movilización social que integró a varios sectores de la sociedad local, nacional e internacional, para oponerse a proyectos que planteaban severas  transformaciones en su territorio, actualmente continúa tal tendencia mediante la venta de terrenos y la ampliación de la carretera.  Ante ello se plantea la necesidad de identificar los mecanismos de diálogo a través de los cuales la comunidad expresa sus impresiones acerca de las distintas propuestas de desarrollo que hay en Tepoztlán y la manera en que responde a éstas. La propuesta parte de la Hipótesis: “El impulso del turismo acelera el proceso de transformación de la cultura, el espacio y la organización social en Tepoztlán, Morelos”. El objetivo central es el de evaluar el impacto provocado por las transformaciones del territorio que afectan el patrimonio natural y cultural. La metodología consiste en investigación bibliográfica y trabajo etnográfico.
Palabras clave: transformaciones, patrimonio cultural y natural

Abstract
A touristic promotion approach over the local scenes of rich cultural tradition and beautiful landscapes accounts for the national and international strategies that impact local communities. In this work the case of the municipality of Tepoztlán, Morelos is assessed, which belongs to the federal program of “Magical Towns” showing great touristic dynamism at a regional scale, through its diverse  influences in the transformation of the spatial, socioeconomic and cultural dynamics. A significant reduction of the agricultural vocation is evident. Although in recent decades it showed ample social mobilizations gathering different sectors of the local, national and international community, to oppose development projects which carried along severe transformations of its territory, this trend continues such tendency by means of the land sale and the extension of the highway.  Considering this, we aim to identify the dialogue mechanisms through which the community expresses its views about the development options offered in Tepoztlán and the way its people respond to it. The point of departure for the Hypothesis is: “The drive of the tourism industry in Tepoztlán accelerates the process of transformation of the culture, the space and the social organization”. As a main objective we aim to assess the impact caused by the transformations the territory that affect the natural and cultural patrimony. The methodology comprises bibliographical investigation and ethnographic work.
Key words: transformations, cultural and natural patrimony.


Introducción
Los contextos locales están en estrecha y continua relación con la globalización, quedan sujetos a tendencias del capital que representan una gran acumulación de riqueza, frente a los sectores pobres de la sociedad que debido a los compromisos adquiridos por sus respectivos gobiernos, que responden a políticas internacionales, no ven respuesta a sus demandas de mejoramiento en sus condiciones de vida. La mirada turística puesta en los escenarios locales de rica tradición cultural y bellos paisajes, naturales y construidos, forma parte de las tendencias de desarrollo a partir de las cuales se generan propuestas internacionales y nacionales que se materializan en estos contextos locales. En este trabajo se analiza el caso de la cabecera municipal de Tepoztlán, Morelos, la cual pertenece al programa Pueblos Mágicos y que presenta un gran dinamismo en el ámbito turístico,  con predominancia en ámbito regional, con sus diversas implicaciones en la transformación del espacio, la dinámica socioeconómica y cultural. En este municipio es evidente una reducción significativa de la vocación agrícola. Si bien en  décadas recientes este pueblo mostró una amplia movilización social que integró a varios sectores de la sociedad local, nacional e internacional, para oponerse a proyectos de desarrollo que planteaban severas  transformaciones de su territorio, actualmente continúa tal tendencia mediante la venta de terrenos y la ampliación de la carretera, obra que ha provocado el corte de antiquísimos árboles, la afectación de áreas comunales, la destrucción de un sector de un basamento arqueológico , conocidos e identificados por la gente de la comunidad y testigo de la indiferencia ante su destrucción por parte de las autoridades correspondientes.  Ante ello se plantea la necesidad de identificar los mecanismos de diálogo a través de los cuales la comunidad expresa sus impresiones acerca de las distintas propuestas de desarrollo que hay en Tepoztlán y la manera en que responde a éstas. El presente trabajo propone como  Hipótesis que: El impulso del turismo acelera el proceso de transformación de la cultura, el espacio y la organización social en Tepoztlán, Morelos”. El objetivo central es el de evaluar el impacto provocado por las transformaciones del territorio que afectan el patrimonio natural y cultural. La metodología consistió en investigación bibliográfica y trabajo etnográfico referido a la observación directa en la localidad, referente a las manifestaciones culturales, las condiciones socioeconómicas, el patrimonio cultural material, y las transformaciones del tejido urbano, entre otros.

Local vs. global
La relación entre lo local y lo global deriva en las transformaciones territoriales que se observan en las últimas décadas y que están condicionadas estructuralmente por la tendencia de una dinámica económica, que se ha propagado progresivamente a través del impulso de la globalización, proceso que involucra a la mayor parte de los países del mundo. Tal dinámica se presenta “como una respuesta al agotamiento del modelo de acumulación y crecimiento conocido generalmente como fordismo que, bajo diversas modalidades, había logrado imponerse en buena parte del mundo capitalista a partir de la crisis de 1929”, (De Mattos, 2006:42). Castells sintetizó el objetivo de este nuevo modelo, que consiste en sustituir los mecanismos históricamente inaplicables, del modelo “keynesiano” por  otros que, en las nuevas condiciones sociales, aseguren los procesos básicos de toda economía capitalista como son “la generación del excedente (fuente de inversión), la elevación de la ganancia, el desarrollo de mercados en forma equivalente, la regulación del ciclo económico y las condiciones generales de producción” manteniendo las condiciones de circulación del capital, favorable a la apropiación e inversión de los beneficios, y que eviten procesos inflacionarios desmesurados. La confluencia de estas políticas, basadas en una visión anti-keynesiana junto a la “adopción de un nuevo sistema tecnológico, articulado en torno a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), lo que condujo a la materialización de este nuevo ‘modelo de desarrollo capitalista’” (Castells, 1987: 261, citado en De Mattos, 2006:42). Como consecuencia de tal situación emergente, se redujo aún más la posibilidad de aplicar políticas consecuentes con los objetivos sociales de interés general y particular para los sectores más desfavorecidos), “si éstos no son compatibles con los objetivos de los propietarios y/o gestores del capital, que son quienes tienen la prerrogativa de invertir o no invertir, de producir o no producir” (De Mattos, 2006:44 ), lo cual no parece quitar el sueño a quienes detentan este modelo económico.

Entre las tendencias que se observan en las ciudades de América Latina se vislumbra un auge en los procesos de sub-contratación de manera que “la terciarización se transformó en una tendencia dominante, apuntalada por la creciente demanda de servicios a la producción”, lo cual implicó una transformación en “unidades” de la nueva geografía de la globalización, de manera que la base económica de las ciudades se vio afectada por un proceso de desindustrialización y por una progresiva terciarización, de tal forma que los servicios se situaron como nuevo núcleo de la economía urbana, generando en las ciudades una mayor concentración de la riqueza y una precarización de la fuerza de trabajo; todo esto acentuó de las desigualdades sociales y presenta “nuevas formas de exclusión, segregación, fragmentación y tugurización, que han afectado negativamente la vida social de la mayoría de las grandes aglomeraciones urbanas”, es decir, el sector terciario implica actividades de baja productividad y acrecentamiento de las desigualdades, bajo éste modelo en el escenario urbano la concentración de la riqueza, la pobreza y exclusión social aparecen como componentes inseparables, (De Mattos, 2006:47 – 53). El estudio platea que tal tendencia de las ciudades latinoamericanas afecta no solo a las grandes urbes sino a todas las pequeñas localidades de carácter rural. En el caso de las actuales tendencias oficiales de promover el turismo de carácter culturalista y patrimonialista, uno de los criterios es que se encuentren cercanas a grandes ciudades para facilitar la movilidad de los “viajeros selectos” y, por el otro, encontrarse cerca de infraestructura y equipamiento con cierta especialización que demandan los turistas.

La visión del  turismo se ha transformado al paso del tiempo, en sus inicios poco después de la Segunda Guerra Mundial era visto como un desfogue para las clases trabajadoras, en el siglo XX plantea la noción del “no trabajo”, “apropiado de múltiples peculiaridades culturales, para transformarse en productos nómadas, que pueden reproducirse en todo el mundo. La burguesía marca la pauta de hacia dónde viajar” (Hiernaux, 1994: 26 - 29), sin embargo se ha demostrado que la movilidad con fines de esparcimiento de las clases menos favorecidas, está en auge y genera importantes ganancias. El turismo en sí no solo es una actividad económica, también es un potente inductor de cambios en la estructura económica, durante algunas temporadas del año en los periodos vacacionales,  que generan desplazamientos masivos de población. En general, entre algunas definiciones del turismo, se proponen tres categorías: “las ‘mercadológicas’ que hacen hincapié en el turismo como fenómeno mercantil; las ‘jurídico demográficas’ en las cuales se realza el carácter migratorio – legal asociado al turismo en las legislaciones nacionales; y finalmente las ‘sociológicas’ por las cuales se destaca la relación entre el turismo, el fenómeno del ocio y el aprovechamiento del tiempo libre”, (Hiernaux,   1991:13-14).

El turismo, planteado como una estrategia de desarrollo, prevé la dinamización de las economías locales, pueblos en condición periférica y relativamente cercanos a grandes urbes, que aseguren al turista contar con el confort del viaje, resuelto en la localidad o cerca de ella. La puesta en valor del atractivo mexicano, está basado en sus virtudes culturales: su tradición, su historia, la hospitalidad de su gente, la variedad gastronómica, el paisaje natural, su arquitectura patrimonial y su artesanía, entre otros.  
 
Los escenarios locales se ven involucrados en proyectos externos, y en el caso del turismo, se tocan sus fibras sensibles, ante el abordaje y la promoción de la cultura local, es pertinente considerar los distintos factores (cultura, territorio y organización social) que conforman procesos de afianzamiento y transformación en contextos locales como es el caso de la cabecera municipal de Tepoztlán, Morelos. Ante las propuestas turísticas ¿Cómo se expresa la transformación de la cultura, el espacio y la interacción social en Tepoztlán?

Hoy en día en América Latina se considera el turismo como una de las actividades de servicios que más ha crecido en los últimos diez años, notoriamente ha sido en áreas rurales donde se ha presentado un mayor crecimiento anual, a partir de esto se pronostica que el turismo  será una alternativa de desarrollo en el ámbito rural, en el cual se considera que es otra opción de oferta turística, susceptible de contribuir a la conservación del patrimonio natural y cultural de las regiones desfavorecidas económicamente, de esta forma se otorga valor a los recursos locales  (Arellano et. Al., 2013: 99).

De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (2010), México es uno de los diez países que más turistas internacionales reciben, se estima un aproximado de 22.3 millones.  El turismo ha sido un gran generador de empleos, sin embargo, el aporte de divisas, la creación de empleos y la creación de ingresos fiscales, constituyen un capital que “es repatriado a los lugares de origen de las grandes cadenas trasnacionales” y  a los poderosos grupos de la economía mundial. La visión empresarial del turismo, adoptada por el Estado, lo refiere como una alternativa viable. Según el Plan Nacional de Desarrollo 2013 – 2018, la oferta de alojamiento generó 2.5 millones de puestos de trabajo en 2010, lo que representaba el 6.9 % del empleo total. El turismo se ha tratado como un asunto estrictamente de gestión de inversión y de publicidad, en el que se ignoran las responsabilidades ambientales y sociales, “frente a los grandes conglomerados, el pequeño hotel de pueblo y los servicios turísticos nacionales que operaban muy bien hace algunas décadas no pueden competir y van siendo desplazados”.  En los años 60 fue notorio un crecimiento en el desarrollo turístico; en la década de 1990, México era el primer destino de América Latina, tenía cerca del 40% de todos los viajes internacionales y hasta ahora es una de las industrias más dinámicas en el país. El Estado impulsó de manera significativa la orientación del desarrollo turístico, para lo cual tuvo que proveer infraestructura, su papel fue de empresario, terrateniente, inversionista, hotelero y banquero. En 1969 se creó el Fondo de Promoción de Infraestructura Turística (Infratur) para el desarrollo de esa acción planificada y en 1974 se creó el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), que opera hasta la fecha  (Oehmichen, 2013: 13 – 21).

El Programa Pueblos Mágicos creado en el año 2001, actualmente cuenta con 83 pueblos con este nombramiento. En la República Mexicana. “los objetivos del Programa Pueblos Mágicos tienen alcances muy amplios, entre otros, resaltar el valor turístico de localidades en el interior del país, para estructurar una oferta turística innovadora y original, que atienda una demanda naciente de cultura, tradiciones, aventura y deporte extremo en escenarios naturales, o la simple, pero única cotidianidad de la vida rural” (SECTUR, 2014).

El Pueblo Mágico de Tepoztlán (cabecera municipal), uno de los pueblos nahuas del estado de Morelos, inmerso en el corredor biológico del Chichinautzin, con una población total en la cabecera municipal de 14,130 y de todo el municipio de 41,629 (INEGI, 2010). Fue nombrado como Pueblo Mágico de 2002 a 2009 y de 2010 a la fecha. Su población conserva rasgos de identidad como son las fiestas patronales, las mayordomías y la actividad comunal que les da cohesión y unidad como pueblo. De acuerdo al Programa de Desarrollo Turístico Municipal la cabecera está dividida en tres recursos destinados para el desarrollo turístico-urbano:

  1. Forma parte del Área Natural protegida Parque Nacional “El Tepozteco”, donde pueden realizarse paseos a caballo, avistamiento de flora y fauna con guía comunitario, sitios de interés paisajístico, zona para acampar, observación de ecosistemas, caminatas por grutas y cavernas, exploración de cañones y barrancas con agua y vivencias místicas.
  2. Arquitectura religiosa, museo de Tepoztlán, iglesia principal y capillas de barrio, centros para eventos culturales y artísticos tradicionales, folklore y artesanías.
  3. Administración del Palacio Municipal; hoteles; restaurantes; discotecas y bares; cafeterías; información turística y guía de turistas; terminal de autobuses; salud, belleza y spa; temazcales; bancos, agencia de viajes, arrendadora de autos, auditorio, biblioteca, correos, telégrafos, mercado y tianguis; asistencia médica; estacionamientos; unidad deportiva y ciclismo (Alvarado, Et. Al., en prensa).

Tepoztlán, uno de los 33 municipios del estado de Morelos, forma parte de la Zona Metropolitana de Cuernavaca, la más importante del sistema estatal. Se localiza al norte de la entidad y cuenta con un total de 292 km2. Sus colindancias son el norte con el Distrito Federal, al noreste con el municipio de Tlalnepantla, al este con Tlayacapan, al sureste con Yautepec, al sur con Jiutepec y al noroeste con Cuernavaca y Huitzilac (Rueda, 2006).

Tepoztlán expresa de diversas formas su tradición cultural, en la cual un referente significativo es el territorio y sus componentes, quienes saben de las plantas y de su poder curativo, son respetuosos con el tema de lo mágico, atribuyen a los elementos de la naturaleza, el agua, el viento, la tierra y el fuego, presentes en todo lo existente una fuerza invisible, un componente espiritual, consideran que los sitios como las montañas, los manantiales, las cuevas tienen sus guardianes y que en algunos de ellos se pueden llevar a cabo prácticas mágicas, de curación, que los enfermos anhelan encontrar, de manera que en el nombre del programa federal al cual está adscrito, de Pueblo Mágico, el sentido de lo mágico que tienen los tepoztecos, al igual que otros pueblos de la república es ampliamente rebasado.

La consideración de lo ambiental también se ha integrado al turismo, desde un ámbito global, distintas organizaciones internacionales plantean una introducción del turismo en la filosofía del desarrollo sostenible. Durante los años cincuenta y sesenta, el turismo de masas se concebía como un factor de democratización de la sociedad y se proponía el turismo como una industria “sin humos”. Para los años setenta y ochenta, ya la preocupación ambiental había cobrado mayor fuerza, se planteaba “que la inadecuada pauta de crecimiento y de imbricación territorial ha sido la razón de la decadencia de algunos destinos turísticos tradicionales”. A la par del desarrollo de nuevas periferias turísticas, se consideraba al turismo como un detonador del desarrollo de los países pobres. Desde la década de los noventa, entre amplios sectores de la sociedad, se consolidó el pensamiento verde y se desarrollaron formas de turismo alternativo, asociado a una mayor concienciación y preocupación de la demanda frente a la problemática ambiental; en este marco la industria turística se orientaba a satisfacer estos nuevos planteamientos de la demanda. A partir de la influencia de Río se han propuesto nuevos documentos que plantean el impulso del turismo sostenible a nivel internacional. Los  organismos internacionales como las Naciones Unidas, la OMT, la Unión Europea, la UNESCO o la WTTC han propuesto documentos de gran relevancia como la Carta del turismo sostenible de Lanzarote (1996), la Declaración de Berlín sobre diversidad biológica y turismo sostenible (1997), la Declaración de Manila sobre el impacto social del turismo (1997), la Declaración de Calviá sobre turismo y desarrollo sostenible en el Mediterráneo (1997), el Código ético mundial para el turismo (1999), la Carta de Rímini de la Conferencia internacional sobre turismo sostenible (2001)”, (Norrild, 2006: 3).

El turismo desencadena una serie de cambios en los sitios donde se desarrolla, como en el caso de Marruecos, que plantea Carmen Gil de Arriba quien señala que mediante la creación de entornos ostentosos y acotados para extranjeros, la actividad turística residencial, no ha contribuido a superar diversas carencias para la población, sino que ha acentuado los contrastes, de manera que se presenta una marcada dualidad espacial, social y cultural a la vez que se establecen relaciones desiguales. Esas tendencias se han acrecentado en los últimos años, para determinados grupos minoritarios de poder político y económico han resultado muy rentables, dentro y fuera de Marruecos, pues controlan los circuitos de producción. De tal suerte que se confirma la máxima de que la actividad turística al poner en relación “sociedades con distintas cotas de desarrollo (y con distintos modelos sociales y culturales), ineludiblemente se acaban planteando relaciones de intercambio desigual y por ello de supeditación o de dependencia de la sociedad receptora respecto a las sociedades emisoras”. Tales flujos migratorios turístico-residenciales, como en el caso de Marruecos que es receptor, general nuevas territorialidades y nuevos significados espaciales, “basados desde el punto de vista del turista en la contradicción entre el deseo de interacción cultural, por un lado, y el de mantenimiento de la seducción provocada por la búsqueda/demanda constante de alteridad, por otro, (Gil, 2011:19 - 22). En el caso particular de Tepoztlán, desde hace tres décadas la venta de terrenos a población foránea para la construcción de casas de fin de semana, plantea una situación similar al contexto marroquí, las lujosas construcciones de la periferia tepozteca, amuralladas, privadas alejadas y cercanas a la vez, constituyen un flujo dinámico de capitales privados y movilidad de sectores privilegiados que buscan el descanso frente a la bella y apacible montaña.

Así mismo, como plantea De Mattos acerca de la tendencia de distribución de la población en las ciudades latinoamericanas “se observa una tendencia a la acentuación de la homogeneidad social de los barrios ricos, producto de la preferencia de sus habitantes por vivir tan alejados como sea posible de los diferentes (esto es, de las “clases peligrosas”) y en la proximidad de sus iguales. De donde, “la homogeneidad social de los barrios ricos permite tomar conciencia de la ambivalencia de la segregación: ella no es nunca solamente separación, sino también siempre agregación y búsqueda de sus similares” (De Mattos, 2006:53). En Tepoztlán se presenta una concentración de las clases medias locales en el área central, la acentuación de la marginación en la población que vive a las orillas o bordes del pueblo, donde aún se observan humildes casas típicas, construidas con materiales de la región, donde viven los cada vez más escasos agricultores y donde puede percibirse a la hora de la comida, el aroma de sencillos y suculentos platillos que difícilmente se encuentran en los restaurantes más exclusivos visitados por los turistas extranjeros; igualmente se observan los asentamientos en la periferia de las clases privilegiadas que “se aíslan y se protegen” de la población local, disfrutan de paisajes escénicos privilegiados del lugar, interactúan entre sí y mantienen una gran distancia socioeconómica con la población nativa.

Las visitas guiadas por senderos de la montaña tepozteca plantean igualmente alternativas distintas de apreciación del paisaje, los paseos dirigidos a los turistas que suelen ser breves a comparación con los recorridos de grupos comunitarios formados por parientes y amigos que mediante largas caminatas reconocen el entorno, las plantas medicinales y su uso, los sitios con valor simbólico asociados a la “fuerza”, a la bondad de los árboles, de las rocas y el suelo que “descargan” a la persona de sus más recónditos pesares. 

La propuesta de nuevas formas de consumo del espacio turístico (turismo espiritual, deportes extremos entre otros), ofertadas a los distintos sectores de turistas,  inciden sobre la configuración social de los actores locales, generalmente los beneficios económicos no justifican los impactos culturales de tal modernización (Valenzuela Et. Al, 2013: 650).

El desarrollo cobra una alta factura a las comunidades poseedoras de tradiciones culturales que son y se promueven como representativas del patrimonio cultural nacional, mismo que se expresa en el deterioro de los recursos naturales, la expansión de la mancha urbana, el crecimiento demográfico, la migración, emigración de los locales porque no tienen empleo y la inmigración de nuevos avecindados pudientes constructores de ostentosas casas. La agricultura como principal actividad de Tepoztlán quedó atrás, los agricultores de productos comerciales que destinan sus bienes a mercados importantes de otras ciudades del estado o del Distrito Federal o bien los pequeños agriculores de temporal que cultivan los productos básicos maíz, calabaza, frijol, etc. En fin, la agricultura ha sido superada por la actividad turística. En torno al turismo hay muchos temas a desarrollar como los efectos de “la privatización de las tierras ejidales y comunales, antes destinadas a la producción agrícola, (y) las dimensiones simbólicas del cambio que acarrea el turismo […] apropiación y resignificación de las expresiones y prácticas culturales de los pueblos por el capital”  (Oehmichen, 2013: 12-13) en muchas regiones del país, en este caso en Tepoztlán.
A partir de esto, es necesario establecer un diálogo con la comunidad en el cual se intercambien impresiones acerca de las distintas propuestas de desarrollo que hay en Tepoztlán y la manera en que la comunidad responde a éstas, visualizar un seguimiento de proyectos y perspectivas de mejoramiento de las condiciones de vida de la población, analizando el impacto que éstos han generado. 

Las recientes inversiones han potenciado el atractivo original y con ello han emergido nuevas tendencias que a la vez revitalizan y generan conflictos: 1) sensible  incremento de la urbanización; 2) cambio de usos del suelo; 3) deterioro del patrimonio cultural: ambiente, paisaje, arquitectura, ciudad; 4) exclusión, nula participación de los grupos sociales locales en la toma de decisiones en torno a las propuestas implementadas en la localidad:turismo, infraestructura, etc. ; 5) escasas alternativas para los grupos más vulnerables: niños, jóvenes, inmigrantes, campesinos, artesanos, pequeños comerciantes;  6) incremento de asentamientos de segunda residencia de nacionales y extranjeros; 7) rasgos emergentes de segregación social en el espacio; 8) apropiación diferencial de las innovaciones tecnológicas y educativas, entre otros.
Se trata de conocer el escenario problemático, explorarlo, codificarlo, dimensionarlo, interpretarlo, para rescatar y reelaborar propuestas de modificación y mejora del panorama local. Se plantea la necesidad de identificar  las expectativas micro-sociales (familia, gremio, barrio, etnia) en torno a la apropiación del territorio y preservación del patrimonio; reconocer el entorno construido como lugar; el espacio edificado, social; registrar y diferenciar los sitios en que los vecinos se reconocen y resisten el embate de las transformaciones, a la vez que los sitios creados o disputados por la invasión de escenarios y actividades turísticas, una pugna que emplaza y desplaza a un mismo tiempo.  “En México es muy importante hablar de cultura y de tradición porque forman parte del  patrimonio nacional. El turismo también es significativo por su carácter  multifactorial, acarrea una serie de dilemas y expectativas para amplios sectores de la población, locales y foráneos” (Saldaña, en prensa).
Conclusiones
Las transformaciones del territorio en Tepoztlán, Morelos, a partir del impulso turístico que se ha presentado por el Programa Pueblos Mágicos desde una década atrás, no constituyen un caso aislado. Inserto en la creciente influencia de la globalización, éste caso no solo se presenta en América Latina sino en todo el mundo, plantea sin embargo la especificidad cultural e identitaria, un patrimonio cultural a través del cual la población local está en posibilidades de enfrentarse a tal dinámica que pretende dejar a la población de comunidades como ésta al margen de acciones oficiales para el mejoramiento de sus condiciones de vida.
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