EDUCACIÓN PARA LA CIENCIA: MODELO EDUCATIVO POR COMPETENCIAS

EDUCACIÓN PARA LA CIENCIA: MODELO EDUCATIVO POR COMPETENCIAS

Roxana Estela Malpica Calderón (CV)
Santiago Gallur Santorum
(CV)
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

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1. INTRODUCCIÓN. PERSPECTIVAS PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO EN UN MUNDO GLOBALIZADO: DEPENDENCIA TECNOLÓGICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN:
La globalización es uno de los fenómenos socioeconómicos y culturales más importantes de los últimos años. Muchos son los intelectuales que han estudiado el tema1 y cada vez más personas se interesan por una situación que algunos perciben como actual, pero que en realidad lleva con nosotros muchos años 2. Además de ello, existen cientos de ideas preconcebidas y “falacias”3 que se manejan habitualmente con total comodidad por todo aquel que cree tener el conocimiento suficiente como para elaborar la “fórmula mágica” que permitiría el desarrollo económico en un mundo globalizado. Sin embargo, una de las principales evidencias de la globalización es que ni todos los países están “invitados” a participar, ni todo el mundo parte de las mismas circunstancias como para percibir como necesariamente positiva la situación actual.
La globalización tiene muchas características pero una de las más evidentes es que no todos los países son beneficiados por sus “bondades”. Es más, una de las situaciones más obvias y comunes del mundo globalizado es que mientras a unas naciones les va muy bien, económicamente hablando, a otras les va muy mal. Y es precisamente esta lógica de creciente y permanente desigualdad la que permite que el desarrollo financiero se produzca actualmente a la velocidad y en las condiciones en las que se da. Nadie puede negar que una de las condiciones más constantes de la globalización es la movilidad de personas, bienes y servicios, así como un desarrollo tecnológico nunca visto hasta ahora en la historia de la humanidad. Por ello, muchos señalan que este fenómeno globalizador está consiguiendo un mayor desarrollo económico, social, cultural y democrático en todo el mundo. Sin embargo, esta afirmación sólo requiere de un análisis en profundidad para que comiencen a aparecer las primeras inconsistencias, tanto teóricas como prácticas4 .
Internet se ha convertido en uno de los principales motores de desarrollo de un proceso globalizador que supuestamente permite acortar distancias y conectar a todos los países entre sí, construyendo de este modo el concepto de “aldea global”. La cuestión es, ¿cuánto hay de “aldea” y de “global” en el mundo en que vivimos en la actualidad?. La respuesta abruma por lo obvia: muy poco, tanto de uno como de otro concepto. En primer lugar porque a pesar de que Internet se suele presentar como un “herramienta” al alcance de todos, y que por lo tanto facilita el acceso a una suerte de “democracia virtual”, al final, en la realidad de los hechos se acaba convirtiendo precisamente en todo lo contrario: una herramienta muy útil para los que pueden acceder a ella, pero que aboca al mayor de los “aislamientos” a aquellos que no puedan disponer de ella.
A estas alturas podría haber personas que estén pensando, ¿pero quién no puede acceder hoy en día a Internet si es muy barato o incluso gratis en determinadas ocasiones (ya que en muchos países, en lugares públicos, el servicio es gratuito)?. En realidad Internet ni es “barato” ni es gratis, por varios motivos. Para poder acceder a la red de redes se necesitan varios aparatos electrónicos caros, así como servicios e infraestructuras con un costo añadido. A saber: 1) Una vivienda o local con electricidad e instalación eléctrica en buenas condiciones. 2) una instalación telefónica, un módem o “router” inalámbrico que permita proporcionar el servicio bien sea mediante cable telefónico o por “wifi”. 3) Una computadora, laptop, tablet o cualquier otro dispositivo electrónico que permita poder disfrutar de la conexión a Internet. Si sumamos todos los gastos que suponen estos servicios evidentemente la cifra se hace prohibitiva para una gran cantidad de personas, que además de no disponer de electricidad en sus hogares, tampoco tienen para costearse una línea fija de teléfono y menos aún para gastarse varios cientos de dólares de media en la compra de una computadora (elemento básico para poder disfrutar de la red).
Si tomamos como referencia las cifras que aporta por el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo y que han sido ampliamente difundidas en la web del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo, tenemos los siguientes datos sobre la pobreza en el mundo:
-“Más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar por día.
2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares por día.
-448 millones de niños sufren de bajo peso.
-876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras partes son mujeres.
-Cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas.
-Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable.
-El 20% de la población mundial posee el 90% de las riquezas.” 5
Si después de tener en cuenta estos datos señalamos que en el mundo actualmente según la ONU somos 7 mil 162 millones de habitantes, tenemos que un poco menos de la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares al día, y una séptima parte de la población del planeta vive con menos de un dólar por día 6. Con todo lo anterior en mente se hace evidente que más de la mitad del planeta apenas tiene para comer. Esto sitúa a Internet como un lujo fuera de las posibilidades de miles de millones de personas.
Si pensamos en el caso particular de México, en el país existen más de 50 millones pobres, casi la mitad de su población7 . A la vez en el país, paradójicamente, se fabrica una gran cantidad de tecnología, lo que no quita que sufra de una grandísima dependencia tecnológica de las naciones del primer mundo. Esta “surrealista”situación se explica de forma sencilla si nos situamos en que en la frontera norte de México con Estados Unidos el desarrollo de la economía globalizadora ha provocado que se extendiese un proceso de deslocalización de las fábricas e industrias de grandes empresas del “primer mundo”. Así, cientos de trasnacionales llevan los procesos de producción de bienes de electrónica, computación, automotriz, etc. a ciudades como Ciudad Juárez, donde cientos de maquilas se encargan de ensamblar todas las piezas de complejos productos cuyos propietarios intelectuales son grandes multinacionales de países del primer mundo. Así, Olga Lucía Rodríguez Álvarez, señalaba, ya en 2002 en un artículo académico, lo siguiente:

La llegada de la Maquila y sus compañeros los Parques Industriales
Generalmente las ciudades fronterizas resultan un punto de atracción de inmigrantes, en el caso de Ciudad Juárez el flujo de inmigrantes provenientes del sur tuvo un alto crecimiento demográfico entre 1940 y 1970. Este crecimiento se vio intensificado con la suspensión del Programa de Bracero (2) en 1964 que obligó a la repatriación masiva de trabajadores, muchos de los cuales se quedaron a vivir en Ciudad Juárez. Entonces el gobierno mexicano lanza el Programa Nacional Fronterizo (PRONAF) tendiente a crear las condiciones institucionales para fomentar el desarrollo industrial a lo largo de la frontera (Herzog, 1990:53) y así cambiar la imagen de toda la frontera de México hacia los Estados Unidos y generar mayores fuentes de empleo. Por su parte el sector privado, frente a la fuerte crisis de empleo de los años 70, tuvo la iniciativa de inducir a un nuevo desarrollo para el Estado (3) a través de la transición del sector primario a una economía secundaria o industrializada. Así deciden que el camino era la industria maquiladora porque requería relativamente poca inversión y por la alta capacidad que tenía para generar empleo. Se hizo la actividad de promoción, trabajo en conjunto entre empresarios y gobierno, se hicieron inversiones en puentes, vías, centros comerciales con el cual se demostró el potencial que podrían tener para la atracción de capital para el ensamble de plantas o maquiladoras. Por definición la maquiladora es una planta industrial extranjera que posee, controla o subcontrata operaciones que procesan temporalmente componentes importados en México para la exportación. La industria maquiladora de exportación es el conjunto de empresas o establecimientos que se dedican a realizar alguna o varias de las etapas del proceso productivo. La actividad de la maquila está destinada a la transformación, elaboración y reparación de mercancías de procedencia extranjera, importadas temporalmente, para su posterior exportación. (INEGI, 1994:1) Una de las características principales de esta actividad es la utilización intensiva de mano de obra, lo cual genera una significativa cantidad de empleos en los lugares donde se establecen. En 1966 Ciudad Juárez fue asiento de las primeras maquiladoras y con ella el desarrollo del primer Parque Industrial en México, muy al estilo de los parques industriales estadounidenses y con los requerimientos establecidos por ellos (áreas verdes, número de estacionamientos, etc.). Las localizaciones más favorables para las plantas de este tipo siguen siendo los parques industriales en la zona fronteriza norte del país que ofrece a las empresas sus instalaciones industriales en arrendamiento o venta y se esmeran en tenerlas listas para ocupación inmediata o en caso contrario cumplir rápidamente con los requerimientos de los clientes. Actualmente se encuentran en todo el estado de Chihuahua 26 desarrollos industriales que incluyen Parques, Ciudades y Corredores Industriales en los que existen 549 establecimientos, de los cuales 371 pertenecen a Ciudad Juárez junto con Nuevo Casas y 130 se dedican a la industria manufacturera. Ciudad Juárez, como otras ciudades de la frontera, presentó una serie de elementos que la hicieron atractiva para la instalación de las plantas maquiladoras, entre ellas la gran oferta de mano de obra barata, su proximidad geográfica con Estados Unidos que disminuyó los costos de transporte entre las plantas y además le permitió al personal estadounidense que viviera en su país y viajar a diario hasta su lugar de trabajo (CEPAL, 1996:44). Por todas estas razones no es de extrañar que en su territorio se hayan localizado el mayor número de plantas maquiladoras del Estado (4) y que sea quien destaca en primer lugar en ocupación de personal en los parques industriales con 360.620 personas ocupadas (INEGI, 1999).” 8.
Así, en la localidad fronteriza se da la “extraña” circunstancia de que una producto de tecnología o electrónica como un televisor que ha salido de las grandes empresas maquiladoras de Ciudad Juárez, cuesta un tanto por ciento más en la ciudad mexicana que en su vecina estadounidense, El Paso, separada por apenas metros en algunos tramos de frontera. Esto se entiende fácilmente por la dependencia tecnológica, ya que los productos fabricados en México son en la mayoría de los casos “inventados” y patentados en Estados Unidos. Así, las causas de la dependencia tecnológica que provoca esta situación y otras muchas serían, según el profesor de Economía de la UNAM Salvador Medina Ramírez, las siguientes:
“México es un país dependiente de la tecnología que se genera en otras partes del mundo. Es innegable que el país no ha participado acti­vamente en ninguna revolución tecnológica sucedida hasta el momento; nunca se ha ca­racterizado por construir locomotoras, por do­minar la energía atómica, por ser una potencia en la biotecnología o en la fabricación de chips de computadora, por citar algunos ejemplos. México, como resultado, sufre un retraso en tecnología. Entonces, a qué se debe esta dependencia. La respuesta es a la escasez de desarrollo cientí­fico nacional que derive en nuevas tecnologías aplicadas a la producción; pero en tal caso, por qué sucede o ha sucedido esto. El fenómeno no tiene una solución simplista ni mucho menos se puede resumir en unas cuantas líneas. Aun así es posible explicar a grandes rasgos esta pro­blemática sin recurrir a un examen histórico de la nación desde sus inicios. Las razones se pue­den agrupar en tres grandes grupos. En primer lugar, la ausencia de inversión de los empresa­rios en investigación y desarrollo tecnológico (I&D), debido a diversos factores: falta de visión, escasa vinculación con los sectores aca­démicos, no se considera rentable invertir en I&D, falta de apoyo financiero, es más barato importar la tecnología en vez de desarrollarla. En segundo lugar, un bajo apoyo a la I&D por parte de las instituciones gubernamentales por diversos motivos: restricciones presupuestarias, falta de visión o ignorancia de los gobernantes, corrupción, motivos políticos, etcétera. Por úl­timo, la limitada presencia de capital humano enfocado a la I&D provocada por la falta de una educación adecuada y por la fuga de talen­tos al extranjero.” 9 .
Tal y como indica Medina Ramírez, actualmente el país se encuentra en dependencia tecnológica en el primer mundo porque no ha desarrollado entre otras cosas investigación e investigadores en ramas tan estratégicas como la de la Biotecnología. Uno de los motivos directamente relacionado con lo anterior sería que precisamente no existe una política a nivel nacional lo suficientemente fuerte como para conseguir el fomento de lo que se denomina I+D+I, es decir, inversión en investigación y desarrollo. Tal y como se señala en la introducción del documento titulado “Evaluación de la política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel Internacional Independiente”:
“El sistema mexicano de ciencia, tecnología e innovación (CTI) es pequeño y se caracteriza por su falta de articulación. La interacción entre los diversos actores del sistema (universidades, centros públicos de investigación (CPI), empresas y otros agentes del sector productivo, administraciones públicas, organismos sin ánimo de lucro, etc.) es limitada. Utilizando la metáfora del sistema, se puede decir que el sistema mexicano no existe, porque lo que caracteriza un sistema son las interacciones entre sus partes y la emergencia de una dinámica nueva en la que los diversos elementos evolucionan conjuntamente. Sin embargo, en el sexenio pasado se han producido avances en este ámbito. El sistema mexicano de CTI presenta un importante atraso relativo, tanto respecto a los países de la OCDE, como a los países emergentes, que es resultado simultáneo de una insuficiente capacidad de la producción de conocimiento y, a la vez, de la escasez de la demanda y de la inadaptación entre ésta y la oferta pública. La sociedad y el sector productivo otorgan una importancia reducida a los problemas del desarrollo científico-técnico y de la innovación; además los recursos que el Gobierno mexicano asigna en los presupuestos anuales a la ciencia y la tecnología son muy escasos y dificultan la viabilidad de una política activa que contribuya a resolver los problemas en este ámbito y a mejorar su contribución al crecimiento económico y al bienestar social; además las estructuras institucionales y los mecanismos de gobernanza presentan importantes deficiencias. La situación de México en materia de CTI se encuentra en un círculo vicioso. Es urgente romper esta situación por medio de una acción de gobierno decidida; pero para que esa acción de gobierno sea algo más que retórica se necesitan los recursos presupuestarios que permitan avanzar hacia los objetivos señalados. México se caracteriza, por un lado, por una limitada capacidad de producción (oferta) de conocimiento científico y tecnológico (codificado en publicaciones y patentes, o tácito en las competencias adquiridas por las personas). Esta reducida oferta se mide de diversas formas, por ejemplo: el número absoluto y relativo de egresados (licenciados, maestros y doctores) con competencias científico técnicas, así como sus niveles de formación y capacitación para incorporarse al mercado de trabajo; el número de investigadores, tanto en el sector público como en el privado; la ausencia de un papel significativo de las empresas en la realización de actividades de investigación y desarrollo (I+D), incluso en la etapa de desarrollo de productos y servicios, por lo que cuando innovan lo hacen exclusivamente a nivel local, etc. Por otro lado, el sistema mexicano de innovación se caracteriza por una escasa demanda de tecnología, conocimiento y recursos humanos altamente cualificados por parte de las empresas. Las empresas en general (ya sean multinacionales o empresas mexicanas) compiten internacionalmente por medio de bajos costes laborales, y nacionalmente a través de una tenaz defensa de sus posiciones dominantes en el mercado interno. Existen pocos casos de empresas mexicanas que basen su posición competitiva en mercados internacionales en el uso avanzado de la tecnología y en la aplicación y utilización del conocimiento producido por ellas mismas. El recurso a la compra de tecnología en el exterior, cuando se ha necesitado, ha sido la pauta dominante. El mercado mexicano y los niveles de competencia existentes no parecen jugar un papel determinante para forzar a las empresas a utilizar el conocimiento, la ciencia y la innovación como mecanismos clave en sus estrategias competitivas. Esto se refleja en una baja contratación de recursos humanos altamente calificados por parte de las empresas, particularmente doctores, aunque la incorporación y el papel de los ingenieros en las grandes y medianas empresas sea reconocible…” 10 .
Y si nos fijamos específicamente en el papel jugado en esta situación por las universidades y los centros de investigación en el país, el mismo documento señala que:
“… Por añadidura, el sistema de producción de conocimiento científico y tecnológico está dominado por las universidades y CPI, y sus investigadores responden a una estructura de incentivos que se limita a fortalecer una parte de su actividad, aquella que se plasma en artículos y publicaciones científicas. A esta orientación en exceso academicista e individualista –que sin embargo ha servido para elevar los estándares de calidad y la producción científica- ha contribuido la orientación dominante en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI). El SNI y sus pautas de funcionamiento tienen un impacto en la estructura de incentivos de los investigadores del sector público que explica las actitudes y las estrategias que conducen a consolidar la orientación preponderante de corte academicista, que tiende a aislarles e incomunicarles del mundo de la empresa y de la producción, y fomenta la conversión de universidad y CPI en mundos auto-referenciados., exclusivamente coherentes con el modelo tradicional de la carrera académica; aunque bien es verdad que ha facilitado el desarrollo de la práctica de los “entregables” como productos finales. La existencia de un fuerte sistema universitario en Estados Unidos, con altos niveles de excelencia y tradición de cooperación con la empresa, tampoco influye de manera positiva en las oportunidades para las universidades y CPI mexicanos, que corren el riesgo de ver como empresas mexicanas recurren a universidades y entidades más allá de la frontera. El sistema de CTI carece de las propiedades sistémicas que permiten romper el nudo gordiano de la falta de interacción entre oferta y demanda. Hasta hace poco tiempo no se han comenzado a desarrollar mecanismos y funciones de vinculación entre los actores del sistema (dispositivos para garantizar la transferencia de conocimiento), ni los recursos humanos altamente capacitados han influido hacia la empresa, para aumentar su capacidad de absorción. Salvo excepciones, los niveles de vinculación y colaboración del sector público investigador con las empresas con reducidos, y la estructura de incentivos de los diversos actores tiende a impedir que esa cooperación se convierta en palanca esencial para la ruptura del círculo vicioso y para la utilización del conocimiento científico y tecnológico a favor del desarrollo económico de México y la mejora  del bienestar social de sus ciudadanos. En resumen, el principal problema de México al comienzo del sexenio pasado seguía siendo la desarticulación del sistema y la falta de interacciones entre los actores de la I+D y la innovación. Sin embargo, la ausencia de demanda tecnológica y de conocimiento por parte de las empresas es el problema más grave, porque dificulta que la limitada producción científico-técnica, que hay que aumentar de manera importante, se oriente no sólo al mundo académico sino también a satisfacer las necesidad científicas y tecnológicas de las empresas y de la sociedad.” 11 .
Para superar esta situación los medios de comunicación cumplen una función esencial: difunden los avances científicos y permiten así obtener mayores presupuestos para las investigaciones desarrolladas en las universidades y en los centros de investigación. Sin embargo, precisamente a todo lo anterior en México se une la circunstancia de que los medios de comunicación no llevan a cabo, tanto como sería deseable, una buena labor de divulgación, por lo que la situación se acaba agravando. Es decir, si la sociedad no conoce lo que hacen sus científicos a través de los medios de comunicación, es muy difícil que vayan a recibir dicha información por otras vías, y por lo tanto tampoco entenderán la necesidad de financiar investigaciones relevantes, puesto que no tendrán los datos necesarios para valorarlo correctamente. En concreto Marisa Avogadro señala:
“El escritor científico Luis Estrada y la profesora Patricia Magaña, de la UNAM, refieren que los riesgos que amenazan la labor de la divulgación en los países de América son los siguientes:
1. El primero es que la improvisación tiende a convertirse en la forma definitiva de trabajar. Muchos creen que cualquiera puede divulgar la ciencia y que esta labor es esencialmente filantrópica.
2. Carencia de escuelas y de otros medios de formación de divulgadores de la ciencia.
3. Creer que el manejo de un medio de comunicación es suficiente para hacer la divulgación científica.
4. Abuso del aspecto lúdico de la comunicación de la ciencia. Hay actividades, en especial algunas dedicadas a los niños, en las que, con el pretexto de dar el conocimiento científico como un asunto fácil y divertido, todo queda reducido a información trivial.
5. Algo que suele olvidarse es que una de las características esenciales de la ciencia es el procedimiento empleado para construirla, un proceso permanente que está siempre sujeto a prueba, tanto en sí mismo cuanto en sus resultados.
6. Otro problema es la estrechez del concepto de cultura en estos países, que, aun habiéndose ampliado últimamente, no comprende todavía a la ciencia. Uno de los propósitos de la divulgación debe ser corregir esta situación.
7. La divulgación de la ciencia que necesitan no puede ser una copia de la que realizan los países más desarrollados sino una parte del proyecto educativo de cada nación.
8. En general, los científicos mexicanos juegan el papel de comunicadores de la ciencia y se involucran en proyectos de libros, artículos en revista, asesoran salas de museos o conceden entrevistas. Este trabajo lo consideran más una labor social a la que destinan generalmente sólo su escaso tiempo libre, y muchos de ellos piensan que son los únicos capaces de hablar de ciencia. La tarea de divulgar es vista como algo secundario o menos valioso, en relación con la investigación". (CALVO HERNANDO; M. 1999: 126/7).” 12.
Es más, según se señala en la página web del gran divulgador científico Manuel Calvo Hernando, la importancia de la divulgación científica radica precisamente en sus funciones:
“Las funciones de la divulgación científica son múltiples y de grandes consecuencias: prolonga, corrige y completa la instrucción escolar, que se halla inevitablemente retrasada en relación con la marcha del progreso; despierta vocaciones de investigadores y, con ello, se pone directamente al servicio de la ciencia creadora a la cual sirve también iniciando a la gran mayoría en el conocimiento del poder y la eficacia del conocimiento; atrae hacia éste el interés y el sostén de la opinión; establece un vínculo entre los especialistas de diversas disciplinas, pues gracias a ella el físico no ignora los avances de la biología, ni el biólogo los de la física; informa -o podría informar- a los estadistas que cada día tienen más necesidad de no permanecer ajenos a las adquisiciones de la ciencia. Pero en realidad, por importantes que sean estas funciones de la divulgación de la ciencia, nada tienen que ver con su misión real y específica, que consiste en hacer participar al mayor número de personas en la dignidad soberana del conocimiento; en velar por que la multitud reciba un poco de lo que constituye el honor del espíritu humano y no se mantenga al margen de la grandiosa aventura de la especie; en acercar a los hombres entre sí en la lucha por reducir esa distancia tremenda, aunque invisible: la ignorancia; en combatir el hambre espiritual y la consiguiente falta de desarrollo, proporcionando a cada uno la ración mínima de calorías espirituales... (Rostand, 1960). Lionel de Roulet ha recordado que la Asociación francesa de escritores científicos es necesaria en todos los niveles, de la escuela primaria al Premio Nóbel. En este sentido, a la divulgación se le reconocen cuatro funciones principales: 1. La primera podría definirse así: la divulgación científica es la ciencia sin dolor. 2. La segunda es un nivel más alto, la ciencia como elemento básico de la cultura general. 3. La tercera se dirige a establecer una comunicación entre las distintas especialidades científicas. 4. Una cuarta función sería la expresada por este pensamiento actual: la ciencia no es completa hasta que se comunica. Sólo es ciencia la ciencia transmisible decía el gran hombre y también divulgador, Leonardo de Vinci. En su libro de 1988, La communication scientifique publique, Fayard, comentaba que a lo largo de una veintena de años de existencia (ahora tendríamos que decir, una treintena), la comunicación científica pública contemporánea parece anunciar su entrada en la bolsa de las industrias culturales. Después del tiempo de la divulgación, y luego de la acción cultural científica, suena la hora de un funcionamiento más mediático, al menos en Europa, porque en los Estados Unidos el New York Times ya publicaba en los años 20 del pasado siglo, materiales de difusión científica, como crónicas, reportajes, editoriales, etc.
Ante la imposibilidad de hablar aquí de todos de modo pormenorizado, me limito a los grandes maestros, muy distintos uno de otro, pero unidos ambos por la pasión de divulgar el conocimiento. Está por hacer la historia del periodismo científico en Iberoamérica. Mientras alguien acomete esta empresa tan necesaria, quisiera recordar a varios creadores. El primero es el brasileño José Reis. Por fortuna, él mismo nos ha contado los pormenores de su trabajo, en el artículo "O Caminho de um divulgador". Y en el prólogo de uno de sus libros más conocidos, Eduacaçao è investimento, Tristao de Athayde dice de él: "Es un caso posiblemente único en nuestra historia cultural: un hombre de ciencia auténtico que se convierte en auténtico periodista". El boletín Informativo JR, del Núcleo José Reis de Divulgación Científica (Universidad de Sao Paulo, mayo-junio 1997) publicó textos sobre el Dr. José Reis, con motivo de sus 90 años. Otro destacado divulgador, el médico y periodista argentino Dr. Jacobo Brailovsky, Presidente de Honor de la Asociación Argentina de Periodismo Científico, pasa ya también de los 97 años de una vida plena dedicada al ejercicio de la medicina y del periodismo. Otro gran divulgador ha sido Arístides Bastidas, que dirigió la página científica diaria de El Nacional, de Caracas, y en ella publicó, durante más un cuarto de siglo, una columna leída en todo el país. Sin haber cursado enseñanza superior, era profesor honorario de varias universidades. Escribió algo más de una veintena de libros, y sobre su figura se han hecho tesis doctorales y otros estudios, y se han publicado biografías. Su búsqueda de la noticia científica y tecnológica, sus esfuerzos de promoción de instituciones de ciencia y tecnología en Venezuela, su preocupación por elevar el nivel del periodismo científico en Iberoamérica (juntos fundamos la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico), su visión de la divulgación de la ciencia como instrumento para lograr la autodeterminación tecnológica y cultural de los países en desarrollo, han hecho de él un gigante del periodismo científico de América. “ 13 .
         Y si nos preocupamos por la perspectiva didáctica de esta divulgación de la ciencia, en la misma web Calvo Hernando, hace hincapié en la vocación educativa de la divulgación:
“Martín Bonfil Olivera, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), autor del texto “La difusión cultural de la ciencia: un puente para reintegrar la ciencia a la cultura”, distingue en su trabajo la concepción “cultural” de la divulgación científica, que pretenden ubicar a la ciencia como una parte de la cultura, junto con las artes y las humanidades; la divulgación científica con vocación didáctica se caracteriza por su objetivo, que es esencialmente enseñar; muy cercana a esta se encuentra la visión vocacional de la divulgación, que no se propone enseñar, sino promover el estudio de carreras científicas; la divulgación recreativa buscar el placer del conocimiento; la de carácter democrático o social puede concebirse como una labor social, cuyo fin primario es democratizar el conocimiento científico, ponerlo al alcance de todos los ciudadanos.
Hay también, para el autor mexicano, otros tipos de divulgación: la periodística, que enfoca las noticias en su sentido de novedades; la divulgación escéptica, que combate las creencias pseudocientíficas, las supercherías y supersticiones y difundir los hábitos de pensamiento crítico y racional: la difusión cultural de la ciencia, que busca fomentar lo que podríamos llamar “la apreciación de la ciencia”, y es la más profunda y a la vez la que abarca con mayor amplitud a las demás concepciones. La divulgadora y escritora mexicana Ana María Sánchez Mora, recuerda que un día cierto periodista mexicano le preguntó “Cómo se aprende a hacer divulgación”, obtuvo la respuesta siguiente: ¿Divulgación? ¿De cual? ¿Para niños, adolescentes o adultos? ¿para primaria, secundaria o enseñanza superior? ¿Para científicos de otras especialidades? ¿Por escrito, en vídeo o por radio? ¿Estilo literario o periodístico? ¿Cómo cuento, entrevista, ensayo o guión? ¿Modelo Gamow, Asimov, Sagan, Jay Gould o Dawkins?. Con esta respuesta, Sánchez quiso mostrar al periodista la gama de posibilidades que existen dentro de la divulgación de la ciencia. Por eso aceptó ser nuevamente interpelada. ¿Cómo puede llegar alguien a ser divulgador?. Aunque no lo parezca a primera vista, esta pregunta es semejante a cuestionar cómo puede aprender un pintor a pintar, un escritor a escribir y un compositor a componer. En el caso de la divulgación no hay un método que se nos enseñe, no hay libros de texto, ni exámenes. Los de mi generación y quienes nos precedieron no tuvimos una escuela formal; hemos aprendido en la práctica, con suerte a la sombra de un divulgador ya formado y hasta reconocido. Como en cualquier actividad intelectual, con escuela o sin ella, algunos han trascendido al encontrar un estilo propio, una definición original, una manera muy personal de hacerla. Y si en suerte les tocó llegar a ser considerados divulgadores de primera línea, tal vez pudieron retribuir ese conocimiento empírico a otros jóvenes aprendices. Sólo a unos cuantos, pues fue una enseñanza individualizada. La experiencia acumulada en seis ediciones de la diplomatura de la DGDC, ha permitido identificar varios obstáculos en la enseñanza de la divulgación. Ana María Sánchez destaca los siguientes: 1. La divulgación no es una disciplina, de modo que no tiene un método que le sea inherente. 2. La ausencia casi total de reflexiones escritas sobre cómo hacer la divulgación. Eso incluye la necesidad de una antología mínima de los clásicos de la divulgación. 3. Se requiere también un conjunto de normas, extraídas de la práctica constante, sobre el mínimo de recursos que un divulgador debe conocer y saber utilizar para hacer su trabajo. 4. Hacen falta criterios sólidos para evaluar el trabajo. 5. Se precisa de una institución que respalde el proyecto de enseñanza que le permita ser reproducible y que le otorgue garantía de calidad.
Hace algo más de medio siglo, los participantes en un coloquio del Consejo de Europa establecieron la necesidad de estudios, en buena parte, no se han llevado a cabo todavía, sobre las cuestiones siguientes: -Las motivaciones. ¿Por qué el público se interesa por la ciencia?. -El nivel social de los diversos tipos de público. ¿A quién se dirige la divulgación? ¿A quiénes interesa?. -Las formas de la divulgación. ¿Cómo presentar la ciencia a los no iniciados? ¿Por qué medios?. -Los contenidos de la divulgación. ¿Qué elegir entre los temas, productos y servicios de la ciencia y la técnica?. -Los autores. ¿Quiénes pueden o deben presentar la ciencia al público?”14 .
Pero quizás de toda la información disponible en la ya mencionaba web de periodista y divulgador científico Manuel Calvo Hernando, la que permite entender mejor la problemática a la que se enfrenta la ciencia en América Latina y su relación con la divulgación científica es la siguiente:
“El Dr. Marcelino Cereijido, Profesor Titular en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados de México, nacido en Argentina, es uno de esos científicos, poco abundantes entre nosotros, que hace compatible su investigación en fisiología con la publicación de artículos y libros donde se plantea los grandes problemas de la ciencia en su ámbito, Iberoamérica en este caso. Hace tres años, escribió una frase que desencadenó un aluvión de reacciones de muy diversos signos: "En Latinoamérica ya tenemos investigación, el próximo paso sería desarrollar la ciencia". Luego publicó un libro donde explica lo que él llama su "exabrupto", Por qué no tenemos ciencia (Siglo XXI Editores). En el capítulo final del libro, La hora de la divulgación, Cereijido afirma que casi toda la comunicación de la ciencia es divulgación. Uno de los mensajes de este libro es que para tratar de desarrollar la ciencia de los países iberoamericanos, junto con los hechos de la naturaleza debe divulgarse su historia, su sociología y su geografía. "Debemos adaptar nuestra divulgación -afirma el Dr. Cereijido- para que el filósofo, el historiador, el funcionario, el empresario y el legislador entiendan a los investigadores de su país, y comprendan que si bien la investigación depende de los investigadores, de modo preponderante, la ciencia depende crucialmente de ellos mismos. El día en que a cada uno de los actores le quede claro cuál es su inserción en este sistema complejo, comenzaremos a desarrollar por fin nuestra ciencia"15 .
A pesar de todo lo señalado anteriormente a través de los mencionados expertos en la divulgación científica, los medios constituyen un elemento importante en esta estrategia de difusión de la ciencia pero no son suficientes por sí mismos. Por ello se necesita abordar el problema de la dependencia tecnológica desde sus orígenes: La educación Universitaria.

1 Entre otros, los siguientes: Bauman, Zygmunt. Globalización. Consecuencias humanas, Fondo de la Cultura Económica, México, 2003. Beck, Ulrich. ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Editorial Paidós, Barcelona, 2004. Frieden, Jeffry A. Capitalismo global; el trasfondo económico de la historia del siglo XX. Madrid, 2007 Ortiz, Renato. Mundialización: saberes y creencias, Gedisa Editorial, Barcelona, 2005. Santos, Milton. Por otra globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal, Convenio Andrés Bello, Colombia, 2004. Taylor, Peter J. Geografía política; economía mundo, estado-nación y localidad. Madrid, Trama Editorial, 2002 (2ª edición). Wallerstein, Immanuel. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción, Siglo XXI Editories, México, 2006.

2 Wallerstein, Immanuel. Análisis de sistemas-mundo. Una introducción, Siglo XXI Editories, México, 2006.

3 Beck, Ulrich. ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Editorial Paidós, Barcelona, 2004.

4 Santos, Milton. Por otra globalización. Del pensamiento único a la conciencia universal, Convenio Andrés Bello, Colombia, 2004.

5 Consultar el siguiente sitio web para obtener las cifras oficiales:
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter3.htm
http://www.un.org/es/publications/publipl45.shtml
http://www.movimiento-cuartomundo.org/Cuanta-gente-pobre-hay.html
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/07/24/onu-mas-de-2-mil-200-millones-de-personas-en-el-mundo-son-pobres-4820.html

6 Consultar el siguiente sitio web para obtener las cifras oficiales:
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21spchapter3.htm
http://www.un.org/es/publications/publipl45.shtml
http://quo.mx/noticias/2013/07/10/cuantos-somos-en-el-mundo
http://www.bancomundial.org/odm/pobreza-hambre.html

7 Consultar los siguientes sitios webs donde aparece una gran cantidad de información sobre la pobreza en México:
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/05/18/959942
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/04/29/la-mitad-de-los-40-millones-de-ninos-y-jovenes-mexicanos-viven-en-pobreza-8902.html
http://www.etcetera.com.mx/articulo/en_pobreza_multidimensional,_46.2&_de_mexico_inegi/17600/
http://www.coneval.gob.mx/Medicion/Paginas/Medición/Pobreza%202012/Pobreza-2012.aspx
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:sqF-5BVskKIJ:www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadisticas/2014/justicia0.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx
http://www.onu.org.mx/objetivo1.html

8 Rodríguez Álvarez, Olga Lucía. “La ciudad que hace la maquila: El caso de Ciudad Juárez (México)”. Scripta Nova, Revista Electrónica de Geografía y Ciencia Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, número 119 (53), 1 de agosto de 2002. Consultar en:  http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn119-53.htm

9 Medina Ramírez, Salvador. “La dependencia tecnológica en México”. Economía, Número 330, Octubre de 2004, pp. 73, 74. Disponible:
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:ohpc5_1FK54J:www.economia.unam.mx/publicaciones/reseconinforma/pdfs/330/07SalvadorMedina.pdf+&cd=1&hl=es-419&ct=clnk&gl=mx

10 Sáenz Menéndez, Luis (coord.). Evaluación de la política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel Internacional Independiente. Documento Provisional para Debate, 7 de febrero 2007, pp. 5. Disponible en: www.adiat.org/es/documento/18.pdf

11 Sáenz Menéndez, Luis (coord.). Evaluación de la política de I+D e innovación de México (2001-2006). Informe del Panel Internacional Independiente. Documento Provisional para Debate, 7 de febrero 2007, pp. 6.

12 Avogadro, Marisa. “Periodismo científico en México”. Razón y palabra, número 36, diciembre de 2003. Disponible en: http://www.razonypalabra.org.mx/comunicarte/2003/diciembre.html

13 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38

14 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38

15 Calvo Hernando, Manuel. “Ciencia y periodismo científico en Iberoamérica”. II Congreso Iberoamericano de Comunicación y I Reunión Iberoamericana de Radios Universitarias, Granada, 2005. Consultar el siguiente enlace web: http://www.manuelcalvohernando.es/articulo.php?id=38