Afirma  Joseph Stiglitz que “… la capida de Wall Street es para el fundamentalismo de  mercado lo que la caída del Muro de Berlín fue para el comunismo…” (Stiglitz,  2009; 62)1 
  El  premio Nobel de Economía (2001) y neokeynesiano sostiene que si la crisis  sibprime inicia con base a la quiebra de la agencias hipotecarias en los  Estados Unidos esto se debe a que, este sector impacta fuertemente a las  finanzas comprometidas a largo plazo del sistema financiero estadounidense, y  que es con base a ello que las expectativas de estabilidad económica se  sostienen. 
  La  tercera parte de las utilidades obtenidas en los negocios de dicha economía  provienen del sector financiero y por tanto están amarradas a las expectativas  de estabilidad del sistema inmobiliario. Su quiebra, lleva a la quiebra del  sistema.
  Sostiene  este economista estadounidense que el problema se suscita desde tiempos de la  administración de Ronald Reagan (1980 – 1988), quien laxa de regulaciones al  sistema financiero, y especialmente al correspondiente hipotecario, de su  economía. Esta libertad se prestó a malos manejos por las agencias de colocación  de bienes inmobiliarios quienes llegaron a sobrevaluar los bienes inmobiliarios  en cuanto a su valor hipotecario con respecto al valor del propio inmueble.  Entre más discordes son estos valores más insolvente se vuelve para quienes  adquieren los inmuebles como negocio su adquisición.
  De  esta experiencia se extrae la lección que los neo institucionalistas ya marcan  desde los años 90 de la centuria pasada. Deben erigirse mayores y mejores  regulaciones de los sectores financieros, bursátiles e hipotecarios para lograr  que las transacciones sean más transparentes (sin engaños y abusos), acordes a  la expectativa de los negocios para todos los interactuantes, y con garantías  para los mismos. De esta forma, quizá las ganancias del sector en cuanto a su  participación nacional bajen de una tercera parte a una cuarta, o incluso  quinta, no obstante, menos redituables, más seguras. El mundo de los negocios  ahora más que la procuración de la máxima ganancia, prefiere una menor a cambio  de más seguridad y cobertura de riesgo. Es por eso que de los negocios más  prósperos dentro del sector financiero lo son las aseguradoras.
  En  1992 Carlos Salinas de Gortari reforma las regulaciones de instituciones  financieras propias de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, permitiendo  que ingresen a la Bolsa Mexicana más inversionistas, lo que pretende hacer más  rentable las inversiones en cuanto redituabilidad al ahorrarse la cuota del  intermediario (banco privado). De ahí la crisis bancaria subsiguiente que 2  años después lleva al hundimiento del sistema. 
  No  obstante la crisis de 1994 y las salidas que el FOBAPROA permite a las agencias  financieras bancarias del país, este sistema regulatorio sigue tan laxo como lo  deja Salinas de Gortari desde el 92. Por ello, y ante la experiencia reciente  norteamericana, como la misma de México en 1994, es importante hacer caso a la  escuela neokeynesiana y volver a la mesura en los mercados financieros y  bursátiles, puesto que en su laxitud regulatoria queda abierto un gran espacio  que no solo alberga riesgosamente la especulación, sino a la misma corrupción.
  Finalmente  el libre mercado más que dejar libres a las fuerzas del mercado para su auto  regulación, lo que realmente deja libres son las manos de la corrupción. En el  capitalismo salvaje, como afirma el dicho mexicano “en río revuelto, ganancia  de pescadores”… ¿pero quienes son los pescadores en la economía nacional? Pues  las 20 familias que controlan la tercera parte de la economía nacional.
1 Stiglitz, Joseph (2009) “La caída de Wall Street es para el fundamentalismo de mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo”, en La crisis económica mundial de Krugman, P (et al., 2009) México. Editorial Debate. P. 224.