LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA: FORTALEZAS Y DEBILIDADES (SEGUNDA PARTE)

LOS COMPONENTES ÉTICO-POLÍTICOS EN LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA: FORTALEZAS Y DEBILIDADES (SEGUNDA PARTE)

Raúl Quintana Suárez (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona

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2,2.- Nacimiento del movimiento obrero.

 Si en 1827 los ingenios movidos por máquinas de vapor constituían el 2,5% del total de ingenios en el país, en 1846 éste subió  a 19,8% y en 1861 alcanzó la del 17,7%. La introducción de la máquina de vapor es acompañada por otros adelantos técnicos que favorecen el incremento de la producción azucarera.
En 1837 se inaugura la primera línea de ferrocarril de 27 kilómetros, de La Habana a Bejucal. En 1859 la longitud total de las líneas de ferrocarril llega a 350 kilómetros, en 1860 a 1281 y en 1885 a 1 499 kilómetros. En 1898 al cesar la dominación de España en Cuba, la longitud alcanza ya un total de 1717 kilómetros. Junto con este desarrollo ferroviario se extendió la red telegráfica.
A partir de la industria azucarera se constituye el núcleo fundamental en la formación de nuestra clase obrera, a partir del trabajo asalariado que sustituye gradualmente al trabajo propiamente esclavo hasta la abolición de la misma en 1886 que suma a la incipiente clase obrera unos 200 000 antiguos esclavos Es de destacar que en 1862, unos 6 años de iniciarse la primera contienda independentista existían en Cuba  172 071 negros esclavos y  45 477  hombres libres de los cuales  41 mil eran blancos.
En otros sectores de la economía que aportan al movimiento obrero nuevas fuerzas está la industria tabacalera. Si en 1836, en 21 cigarrerías laboraban tan solo 46 obreros, ya en 1861 en 38 manufacturas laboran 2 300 trabajadores. A partir de la introducción de la máquina de vapor en 1860, a lo que se agrega la modalidad de la torcedura de tabaco en 1988, determina la concentración en los talleres de la fuerza laboral y los primeros conflictos con la patronal en demanda de mejoras salariales.  Este sector es cuna del movimiento sindical, basado en que muchos de sus miembros eran antiguos artesanos organizados en asociaciones de socorros y ayuda mutua. La primera organización conocida en Cuba es la Asociación de tabaqueros de La Habana fundada en 1866.
Si bien la tendencia reformista en  el movimiento obrero impera durante años, liderada por Saturnino Martínez, la creciente influencia del anarco-sindicalismo introducido en Cuba por los inmigrantes ibéricos, radica la lucha contra la patronal, encabezada por una figura destacada en esa esfera, Enrique Roig de San Martín que tiene como vocero el periódico por él fundado: El Productor.
Saturnino Martínez se puede considerar uno de los fundadores del movimiento obrero en Cuba. Asturiano de nacimiento, era portador del rico legado obrero de esa provincia española pues a partir de su ideario reformista luchó por la fundación de escuelas obreras nocturnas,  cooperativas de producción y mejoras en las condiciones laborales. En 1865 aparece en la capital,  fundado por él, el primer periódico obrero de Cuba, La Aurora, que cesa hacia 1868.
En el primer número de La Aurora, el  22 de octubre de 1865, se edita el artículo “Profesión de fe” donde se valora que…“…cuando en el seno de los pueblos empieza a sentirse el desarrollo de las ideas  de civilización y progreso,  no hay fuerza posible a detener, el espíritu de impulsión que lo anima. Las ciencias y las artes, el comercio y la industria, losa ricos y los pobres, todos  en armónicas y legítimas aspiraciones se empeñan en disipar el fantasma del error que cierne sus alas sobre la multitud que empieza a despertar de su letargo. Por eso los pueblos han efectuado con éxito admirable tan grandes evoluciones en su rápida jornada” (60)
En su artículo “Escaseces” publicado en el “Aurora” el 17 de diciembre de 1865 después de valorar el cúmulo de penurias y escaseces que sufren los integrantes de los gremios, de donde nace el movimiento obrero en Cuba expresa que…”….nosotros levantamos hoy nuestra débil voz pidiendo para ellos más fraternidad, más amor, más unión y más confianza; porque hoy que se gana poco y que todo cuesta tanto, es cuando los pobres necesitan la misericordia y la filantropía de que tanto blasonamos a cada instante sin hacer alto en la práctica de tan buenas doctrinas”  (61)
Ya avanzado el siglo XIX, exactamente en 1885, se funda el llamado Círculo de los Trabajadores, que tiene como objetivo el luchar por mejoras laborales para los gremios, donde sus principales dirigentes, como Enrique Messonier, profesaban   mayoritariamente las ideas anarquistas que tienen gran importancia en la etapa inicial de la formación del movimiento obrero en Cuba. En la medida que este se consolida  tiene la capacidad de organizar el Congreso Obrero (1887), que en realidad consistió en un consistió en un conjunto de reuniones efectuadas por diversas asociaciones obreras en La Habana así como la celebración por primera vez  en Cuba del Primero de Mayo en 1890, cuya convocatoria se divulga el 20 de abril de 1890, así como el Congreso Obrero de 1892. (62)
Nuestro país figura entre los primeros en el mundo en celebrar esa fecha.  En  la convocatoria  se expresa como…”…los abajo firmantes habiéndose hecho cargo del espíritu que anima a la mayor parte de los obreros de esta capital, de celebrar una manifestación pública, que termine en un gran meeting el primero de mayo, han determinado celebrar dicha manifestación para que el gobierno, las clases elevadas y el público en general, sepan o puedan apreciar cuales son las aspiraciones de este pueblo obrero. El itinerario de la marcha sería por Calzada del Monte, Calle del Águila, Calzada de la Reina, Galiano, San Rafael y Consulado hasta arribar al Skating Ring, donde se celebrará el meeting donde los oradores deberán exponer las necesidades y aspiraciones de la clase obrera únicamente en forma moderada, para que nuestros conceptos puedan ilustrar la opinión” (63) 
Producto de la  relativamente gradual primacía del ideario anarquista sobre el reformista, en las décadas finales del siglo, se revela en el importante papel que desempeña Enrique Roig de San Martín (1843-1889) y la fundación por éste del periódico “El Productor”  (1887) que publica los resultados del Congreso Obrero de 1892, las demandas de la época del aún incipiente movimiento obrero y divulga la condena  de los hechos ocurridos en Chicago el primero de mayo de 1886. (64)
El texto del acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la II Internacional expresa:
 “Por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París del 14 al 21 de julio de  1889, se convierte en una jornada de lucha  de homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago. Llamativamente en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. Allí celebran el Labor Day el primer lunes de septiembre desde 1882 en una parada realizada en Nueva York y organizada por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos”. (65) 
Roig de San Martín es expresión de una evidente radicalización en las ideas que esgrime el movimiento obrero en su enfrentamiento a la patronal  con una determinada influencia del marxismo. En su escrito  “En nuestro puesto” que se publica en  “El Productor” el 17 de noviembre de 1887 se valora como…”…faltaríamos a nuestro deber si en los supremos instantes por que atravesamos no se levantase nuestra voz para formular la más enérgica protesta en contra de los acontecimientos realizados en Chicago el día 11 del presente. Y faltaríamos a nuestro deber por dos razones: porque como  hombres protestamos en contra de la pena de muerte, de ese crimen jurídico que mancha la toga del magistrado con la sangre del culpable…y porque como obreros tenían nuestra simpatía los infortunados anarquistas de Chicago” (66)
Asimismo escribe en su artículo “Democracia y socialismo”, divulgado en “El Productor” en su edición del 28 de junio de 1888 que…”…todos conocemos la organización en que está basada la sociedad actual y todos, por más vueltas que le demos con el fin de atenuar los males que apareja,  no podemos menos de reconocer que esta gran máquina se mueve debido a la explotación del hombre por el hombre […] La violencia y el fraude puestos en juego por una minoría ambiciosa y astuta, llegan a eximirla del trabajo directamente productivo, señalándole un puesto en la dirección de los negocios, o sea, de la mayoría consagrada a trabajar; y si pacientemente esa mayoría soporta ese estado de cosas, es porque la costumbre, la tradición, etc…han hecho que al fin la considere como natural” (67) 
Del 15 al 19 de enero de 1892 se efectuó el Congreso Regional Obrero de la Isla de Cuba. El término regional obedecía a que el movimiento obrero en Cuba se consideraba parte orgánica del de España. La convención tuvo lugar en el local del Centro Gallego de la Habana, sito en Prado y Dragones, y contó con la participación de 74 delegados. Allí fueron discutidos libremente los temas que naturalmente inquietaban a los sectores proletarios de entonces, como son: la jornada de ocho horas, el derecho a huelga, las formas de organización, la igualdad racial, el problema de la mujer, el trabajo infantil. La particularidad del evento estuvo dada por el debate entre los trabajadores afines al anarcosindicalismo cubano debía ser menos ortodoxo en su ideología antinacionalista y respaldar las actividades de los que luchaban por la emancipación de Cuba., separatismo y los obreros, cosmopolita, o antibelicistas, que mantenían una posición más bien neutral con respecto al problema de la independencia de Cuba. Al final la balanza se inclinó hacia los que sustentaban la idea de que el anarcosindicalismo cubano debía ser menos ortodoxo en su ideología antinacionalista y respaldar las actividades de los que luchaban por la emancipación de Cuba. En esa dirección se aprueba la siguiente moción:
1ro- El Congreso reconoce que la clase trabajadora no se emancipará en tanto no abrace las ideas del socialismo revolucionario y, por tanto, aconseja a los trabajadores en Cuba el estudio de dichas ideas para que, actualizándolas, puedan apreciar, como aprecia el Congreso, las inmensas ventajas que estas ideas proporcionan a toda la humanidad al ser implantadas.
2do- Que si bien hace la anterior afirmación en su sentido más absoluto, también declara que la introducción de estas ideas en la masa trabajadora de Cuba, no viene, no puede venir a ser un nuevo obstáculo para el triunfo de las aspiraciones de emancipación de este pueblo, por cuanto sería absurdo que el hombre que aspira a su libertad individual se opusiera a la libertad colectiva de un pueblo, aunque la libertad a que ese pueblo sea a esa libertad relativa que consiste en emanciparse de la tutela de otro pueblo.
Por orden firmada por las autoridades coloniales el 20 de enero de 1892 se suspende el Congreso y se inicia una violenta represión contra las organizaciones obreras, a pocos años de dar inicia la última contienda independentista, organizada por José Martí, por…”…considerar que la mayor parte de los acuerdos, particularmente los aceptados y aclamados en la noche de ayer, tienden directamente a implantar y llevar a ejecución los procedimientos del socialismo revolucionario, mediante actos que revisten caracteres de delitos contra el orden social y político existente”. (68)
En su edición del 27 de marzo de 1892 se publica en “El Trabajo”, el siguiente escrito bajo el título: A los trabajadores de la región cubana:
“En Cuba, motivado por especiales circunstancias históricas, es mucho más reciente el despertar de los obreros, pero como en los demás países los industriales y propietarios tienden constantemente a mermar nuestros salarios, a pagar a más bajo precio por nuestra servidumbre y nos afligen los mismos males: nuestra vida sin garantías; el pan del siguiente día siempre eventual; ignorantes y con deudas, viciosos y holgazanes a la fuerza, nuestros familiares sin sostén y sin medios de educación, sin abrigo, sin higiene, sin medicinas ni médicos en sus frecuentes enfermedades, la zozobra  y la desesperación  y el aterrador aspecto de la indigencia como única perspectiva para el porvenir […] He aquí el resultado de las leyes político-económicas que nos rigen” (69) 
Solo desde 1879 a 1900 se efectuaron en Cuba 81 huelgas de mayor o menor envergadura (70).
En crónica de Martí publicada en el diario La Nación de Buenos Aires sobre la muerte de Karl Marx ocurrida en marzo de 1883, éste expresa interesantes valoraciones:
“Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honores. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña  remedio blando al daño. Espanta la tarea de odiar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamento de unos hombres en provecho de otros. Más se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde y espante. Ved esta sala; la preside rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos y organizador incansable […] Karl Marx estudió los modos de asentar el mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa. Aquí están buenos amigos de Karl Marx, que no fue solo movedor titánico de las cóleras  de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón y en las miserias humanas y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. El veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha…”. (71)