ECONOMÍA INTERNACIONAL. APUNTES INTRODUCTORIOS

ECONOMÍA INTERNACIONAL. APUNTES INTRODUCTORIOS

Martín Carlos Ramales Osorio (CV)

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EL MODELO DEL COSTO DE OPORTUNIDAD

La reformulación de la teoría clásica del comercio internacional sustentada por Adam Smith (1776) y por David Ricardo (1817) provino de Gottfried Haberler en la década de los años 30.1 La teoría clásica del comercio internacional descansa en la restrictiva teoría del valor-trabajo, razón por la cual Haberler la reformuló en términos de la teoría de los costos de oportunidad, un concepto estrictamente neoclásico.2

Una vez reformulado el principio de la ventaja comparativa (y también el de la ventaja absoluta) en términos del costo de oportunidad, definido éste como la cantidad de un bien o un servicio a la que se debe renunciar para obtener otro bien o servicio, “no importa si realmente los bienes son producidos solamente por trabajo o por cualquier otro número de factores de producción. Esto explica la superioridad de la teoría de los costos de oportunidad que, como el deus ex machina, salva las conclusiones clásicas. Como Haberler enfatizó insistentemente, el único propósito de la teoría del valor trabajo es determinar el costo de oportunidad de un bien en términos de otro...”. 3

¿Cómo se modifica el principio de la ventaja comparativa en términos del costo de oportunidad? Se modifica de manera muy importante e interesante. Para facilitar la exposición, supongamos dos países: Estados Unidos, que dispone de 220 hombres, cada uno de los cuales puede producir cuatro kilogramos de trigo u ocho metros de tela; y México, que dispone de 170 hombres, cada uno de los cuales puede producir un kilogramo de trigo o seis metros de tela (Ver Cuadro 3.1). A partir de dicha información, tenemos primeramente lo siguiente: en Estados Unidos el costo de oportunidad del trigo es 2T (dos metros de tela) en tanto que en México es de 6T (seis metros de tela), por tanto, Estados Unidos tiene ventaja comparativa en la producción de trigo porque 2T < 6T.

De manera similar, el costo de oportunidad de la tela es de ½ kilogramo de trigo en Estados Unidos y de 1/6 de kilogramo de trigo en México, por lo que México tiene ventaja comparativa en la producción de tela ya que 1/6 < 1/2. Note que en autarquía los precios relativos en Estados Unidos y en México son iguales a sus respectivos costos de oportunidad.

Cuadro 3.1. Ventaja comparativa en términos del costo de oportunidad
(Producción por trabajador)


Producción por trabajador:

Estados Unidos

México

Trigo (kilogramos)

4

1

Tela (metros)

8

6

Fuente: elaboración propia a partir de datos puramente hipotéticos.

Ahora, y para demostrar las bondades y los beneficios del libre comercio internacional, introduzcamos el concepto de frontera de posibilidades de producción (FPP), misma que muestra la cantidad máxima de bienes y servicios que puede producir una determinada economía con los recursos escasos con los que cuenta (tierra, trabajo y capital) dado el estado de su tecnología. Y con la información dada anteriormente, construyamos la FPP de Estados Unidos y la FPP de México (Ver Cuadro 3.2).

Como máximo, Estados Unidos puede producir (y consumir) 1760 metros de tela u 880 kilogramos de trigo, o cualquier combinación intermedia de tela y trigo que le permita producir el capital, el trabajo y la tierra de que dispone (Ver Cuadro 1.5 y Figura 3.1a). De manera similar, México puede producir (y consumir) como máximo 1020 metros de tela o 170 kilogramos de trigo, o cualquier combinación intermedia que le permitan sus factores productivos escasos y su tecnología.

No obstante, si los dos países se deciden a comerciar libremente podrán consumir fuera de sus respectivas fronteras de posibilidades de producción, veamos por qué: en condiciones de autarquía, un kilogramo de trigo vale dos metros de tela en Estados Unidos, en tanto que en México el mismo kilogramo de trigo vale seis metros; por tanto, si la relación de intercambio se sitúa entre las razones de precios de autarquía de los dos países, ambos saldrán beneficiados.

De esa manera, si un kilogramo de trigo se intercambia por tres metros de tela y Estados Unidos decide exportar a México 200 kilogramos de trigo a cambio de 600 metros de tela, este intercambio permitirá a los dos países consumir en los puntos K y K´, que claramente son puntos que se encuentran fuera de las FPP de ambos países.

Para visualizarlo mejor, remitámonos al Cuadro 3.2 y supongamos que inicialmente Estados Unidos se encuentra en el punto C de su FPP, o sea, que inicialmente produce 1360 metros de tela y 200 kilogramos de trigo. Ya sabemos que Estados Unidos tiene ventaja comparativa en la producción de trigo. 

Supongamos que los norteamericanos quieren consumir más tela, la cual producen a más alto costo que los mexicanos. Por tanto, a Estados Unidos le resulta más rentable importar la tela de México que producirla internamente. De manera concreta, supongamos que los norteamericanos deciden exportar 200 kilogramos de trigo a México, para lo cual necesitan desplazar 50 hombres de la producción de tela a la producción de trigo.

Al hacerlo, la producción de tela disminuye de 1360 a 960 metros, pero a cambio de los 200 kilogramos de trigo que exportan a México reciben 600 metros de tela, de manera tal que los norteamericanos acaban consumiendo 1560 metros de tela (los 960 que acaban produciendo internamente más los 600 que reciben a cambio de sus exportaciones de trigo a México) y 200 kilogramos de trigo, combinación de trigo y tela que equivale al punto K en verde que se sitúa fuera de la FPP de los Estados Unidos (Ver Figura 3.1a).

En el caso de México, resultan todavía más evidentes las ganancias del comercio internacional. Supongamos que inicialmente México se encuentra en el punto G´ de su FPP, o sea, que inicialmente produce (y consume) 300 metros de tela y 120 kilogramos de trigo. Para exportar 600 metros de tela a Estados Unidos necesita desplazar 100 hombres de la producción de trigo a la producción de tela, en consecuencia la producción de trigo disminuye a 20 kilogramos.

Sin embargo, a cambio de los 600 metros de tela recibe de los norteamericanos 200 kilogramos de trigo, por lo que los mexicanos acaban consumiendo 220 kilogramos de trigo (los 20 que acaban produciendo internamente más los 200 que reciben a cambio de sus exportaciones de tela a Estados Unidos) y 300 metros de tela, combinación de tela y trigo que equivale al punto K´en verde que se sitúa fuera de la FPP de México (Ver Figura 3.1b). Claramente el comercio internacional beneficia a los dos países, amplía las posibilidades de consumo en cada uno de ellos.

Así, el análisis del costo de oportunidad nos ha ayudado a entender mejor los modelos de Smith y de Ricardo y nos ayudará a comprender con claridad los dos modelos siguientes: el de factores específicos de Samuelson-Jones y el de proporciones factoriales de Heckscher-Ohlin.

EL MODELO DE FACTORES ESPECÍFICOS

A diferencia de los modelos de Smith y de Ricardo que sólo reconocen la existencia del trabajo como factor de producción, el modelo de factores específicos, desarrollado por Paul Samuelson y Ronald Jones, reconoce la existencia del capital y de la tierra como factores productivos además del trabajo.4

Este modelo supone que el trabajo es el factor productivo móvil que, válgase la redundancia, puede moverse entre sectores; en tanto que el capital y la tierra son los factores productivos específicos, es decir, se pueden utilizar más específicamente (o más concretamente) en un sector de producción que en otro.

Si una economía produce manufacturas y alimentos, el factor productivo trabajo puede desempeñarse (y de hecho lo hace) en cualquiera de los dos sectores. No obstante, con el capital y con la tierra no sucede lo mismo: el capital se utiliza más específicamente en la producción de manufacturas y la tierra se utiliza más específicamente en la producción de alimentos.

Luego entonces, “las manufacturas se producen utilizando capital y trabajo (pero no tierra), mientras que los alimentos se producen utilizando tierra y trabajo (pero no capital). El trabajo es pues un factor móvil que puede ser usado en ambos sectores, mientras que la tierra y el capital son factores específicos que pueden ser usados sólo en la producción de un bien”. 5
Hecha esta distinción, cabe preguntarse ahora: ¿Cuáles son las posibilidades de producción (y de consumo) de una economía hipotética que dispone de tres factores productivos: tierra (T), trabajo (L) y capital (K)? La producción de manufacturas (QM) depende de la cantidad de capital (K) y de la cantidad de trabajo utilizado en las manufacturas (LM); de manera similar, la producción de alimentos (QA) depende de la cantidad de tierra (T) y de la cantidad de trabajo utilizado en la agricultura (LA), que en términos de funciones de producción equivalen a:

QM = QM (K, LM)   (1)

QA = QA (T, LA)   (2)

De manera tal que para la economía en su conjunto, la cantidad de trabajo empleada en las manufacturas más la cantidad de trabajo empleada en la agricultura debe ser igual a la oferta total de trabajo de la economía (L), o sea:

LM + LA = L   (3)

Si suponemos que inicialmente todo el trabajo de que dispone la economía se encuentra empleado en la agricultura, podemos derivar la FPP de esta economía hipotética desplazando trabajo de la producción de alimentos (QA) a la producción de manufacturas (QM). Conforme desplazamos trabajo del sector de la alimentación al sector de las manufacturas, la producción de este último sector aumenta. No obstante, conforme se incorporan más unidades de trabajo a una cantidad fija de capital la producción total de manufacturas aumenta pero cada vez menos, es decir, se presentan los rendimientos decrecientes porque cada trabajador adicional dispone de menos cantidad de capital para contribuir al aumento de la producción total.

Por esa razón, la forma de la FPP se modifica: en vez de ser una línea recta, indicando que el costo de oportunidad de las manufacturas en términos de los alimentos es constante, se hace cóncava con respecto al origen, es decir, se hace curva a fin de reflejar, precisamente, los rendimientos decrecientes del trabajo en cada sector de producción. Así pues, la curvatura de la FPP muestra que el costo de oportunidad de las manufacturas en términos de los alimentos es creciente: conforme la economía se desplaza del punto A al punto J, debe renunciar a cantidades crecientes de alimentos a fin de incrementar la producción de manufacturas en una unidad. Geométricamente, la tangente de la frontera de posibilidades de producción se hace cada vez más inclinada conforme nos desplazamos de A a J, lo que significa costos de oportunidad crecientes (Ver Figura 3.2).

Si se desplaza una unidad de trabajo de la producción de alimentos a la producción de manufacturas, la producción en las manufacturas aumentará en una magnitud igual al producto marginal del trabajo en las manufacturas (PMgLM). En el sector de la alimentación sucede exactamente lo contrario: la producción de alimentos disminuye en una magnitud igual al producto marginal del trabajo en el alimento (PMgLA). Por tanto, la pendiente de la FPP es:

Pendiente = -PMgLA / PMgLM

A medida que nos desplazamos de A a J, la cantidad de trabajo en las manufacturas (LM) aumenta pero la cantidad de trabajo en la alimentación (LA) disminuye; por tanto, el producto marginal del trabajo en las manufacturas (PMgLM) disminuye en tanto que el producto marginal del trabajo en la alimentación (PMgLA) aumenta. Por esa razón, la pendiente de la FPP se hace más inclinada conforme la economía se desplaza de A a J.

No obstante, ¿en qué punto producirá exactamente la economía? Recordemos que bajo competencia perfecta, las empresas maximizadoras de beneficios contratan trabajo hasta el punto en el cual el producto marginal del trabajo (PMgL) iguala al salario (w). Si el valor de una unidad de trabajo adicional en las manufacturas se define como el producto marginal del trabajo en las manufacturas (PMgLM) multiplicado por el precio de una unidad de manufacturas (PM), las empresas contratarán trabajo hasta el punto en que:

PMgLM * PM = w   (4)

Para el sector de la alimentación tenemos algo muy similar:

PMgLA * PA = w   (5)

La ecuación 4 representa la curva de demanda de trabajo en las manufacturas, en tanto que la ecuación 5 representa la curva de demanda de trabajo en la alimentación. Ambas ecuaciones se resumen en el gráfico 3.2a: partiendo del origen hacia la izquierda tenemos el valor del producto marginal del trabajo en las manufacturas (PMgLM * PM), y partiendo de la derecha tenemos el valor del producto marginal del trabajo en la alimentación (PMgLA * PA). Dado que el producto marginal del trabajo es decreciente, ambas curvas son descendentes o de pendiente negativa (Ver Figura 3.2a). Debido a que el trabajo es el factor productivo móvil, se desplazará del sector de bajos salarios al sector de altos salarios hasta que los salarios se igualen. En la figura 3.2a, la tasa de salarios de equilibrio y la asignación del trabajo entre los dos sectores está representada por el punto 1. Al salario w1 la cantidad de trabajo demandada en las manufacturas (LM1) y la cantidad de trabajo demandada en la alimentación (LA1) es igual a la oferta total de trabajo de la economía (L).

Las ecuaciones 4 y 5 implican que:

PMgLM * PM = PMgLA * PA = w

O reagrupando que:

- PMgLA / PMgLM = - PM / PA   (6)  

El lado izquierdo de 6 es la pendiente de la FPP, en tanto que la parte derecha es el precio relativo de las manufacturas con signo cambiado. La economía, entonces, produce en un punto en el cual la pendiente de la FPP es tangente a una línea cuya pendiente  es el precio relativo de las manufacturas con signo cambiado.

Llegados a este punto, conviene preguntarse qué ocurre si cambia el precio de uno de los dos bienes en cuestión. De manera concreta, supongamos que aumenta el precio de las manufacturas (PM) de PM1 a PM2. El aumento de PM hace que la curva de demanda de trabajo en las manufacturas se desplace hacia arriba en la misma proporción en que PM aumentó. La economía pasa del punto 1 al punto 2, y observamos dos cosas: 1) aumenta el salario (w) pero en menor proporción al aumento de PM (algo que podemos observar al comparar las distancias entre w1 y w2 en el eje de ordenadas de la Figura 3.3a, que claramente es menor a la distancia entre las curvas de demanda de trabajo en las manufacturas, PMgLM * PM1 y PMgLM *PM2, que aparecen en rojo en la Figura 3.3a), y 2) el trabajo se desplaza del sector de la alimentación al sector de las manufacturas por lo que la producción de alimentos disminuye en tanto que la producción de manufacturas aumenta (Ver Figura 3.3a). Visto desde la FPP, si aumenta el precio relativo de las manufacturas (PM/PA) disminuye la producción de alimentos de QA1 a QA2 y aumenta la producción de manufacturas de QM1 a QM2, la economía se mueve del punto 1 al punto 2.

¿Qué ocurre con el bienestar de trabajadores, capitalistas y terratenientes como consecuencia del aumento en el precio relativo de las manufacturas (PM/PA)? Dado que el salario (w) aumenta pero en menor proporción que el precio de las manufacturas (PM), el salario real de los trabajadores en términos de las manufacturas (w/PM) disminuye, mientras que el salario real en términos de la alimentación (w/PA) aumenta. El efecto de un incremento en el precio relativo de las manufacturas sobre el bienestar de los trabajadores es ambiguo, el efecto neto depende de la importancia que tengan las manufacturas y los alimentos en la cesta de consumo de los trabajadores.

Los capitalistas manufactureros definitivamente mejoran: dado que el salario real manufacturero disminuye, las ganancias de los capitalistas aumentan; y dado que el precio relativo de los alimentos disminuye, el poder adquisitivo de los capitalistas en términos del alimento aumenta. Los perdedores resultan ser los terratenientes: dado que el salario real en términos del alimento aumenta, los beneficios de los terratenientes disminuyen; y dado que el precio relativo de las manufacturas aumenta, el poder adquisitivo de los terratenientes en términos de las manufacturas disminuye.

¿Pero qué es lo que provoca cambios, aumentos o disminuciones, en los precios relativos de los bienes que produce la economía? La respuesta es sencilla: el libre comercio internacional. Supongamos que Estados Unidos y México comercian entre sí; no obstante, para que el comercio tenga lugar entre los dos países, los precios relativos antes del comercio deben ser diferentes en cada uno de los dos países. 

Lo anterior nos conduce a otra interrogante: ¿qué es lo que explica la diferencia de precios relativos entre los países? Y la respuesta es: porque difieren en su demanda relativa (DR) o porque difieren en su oferta relativa (OR). Así, y para facilitar la exposición, aquí suponemos que Estados Unidos y México no tienen diferencias de demanda relativa; es decir, suponemos que dado el precio relativo de las manufacturas (PM/PA), la demanda relativa es la misma en los dos países. Por tanto, ambos países tienen la misma curva de demanda relativa (DRmundo) (Ver Figura 3.4).

De esa manera, el comercio internacional entre Estados Unidos y México se explica a partir de diferencias de oferta relativa (OR). Y los países tienen diferencias de oferta relativa (OR) porque difieren en la dotación de recursos o factores productivos. Así, un país con mucho capital y poca tierra tenderá a producir una razón elevada entre manufacturas y alimentos, mientras que un país con mucha tierra y poco capital tenderá a producir una razón elevada entre alimentos y manufacturas. En el caso que nos ocupa, supongamos que Estados Unidos y México tienen la misma fuerza de trabajo, pero que Estados Unidos tiene mayor oferta de capital que México, en tanto que México tiene mayor oferta de tierra que Estados Unidos. Por tanto, la curva de oferta relativa de Estados Unidos (OREUA) se sitúa a la derecha de la curva de oferta relativa de México (ORMEX.). Dado que Estados Unidos está relativamente bien dotado de capital, el precio relativo de las manufacturas en ese país es menor que en México, país este último que está escasamente dotado de capital por lo que el precio relativo de las manufacturas es mayor que en Estados Unidos (Ver Figura 3.4).
Una vez que ambos países se abren al libre comercio internacional, la producción mundial de manufacturas y de alimentos es la suma de las producciones nacionales de ambos bienes. Así, la oferta relativa mundial de manufacturas (ORmundo) se sitúa entre las ofertas relativas de los dos países, y el precio relativo mundial de las manufacturas (PM/PA)MUNDO se sitúa entre los precios nacionales antes del comercio (Ver Figura 3.4).

En consecuencia, ¿qué ocurre con el precio relativo de las manufacturas en ambos países y, por tanto, con el bienestar de trabajadores, capitalistas y terratenientes? El precio relativo de las manufacturas en Estados Unidos aumenta y en México disminuye, ocasionando lo siguiente: en Estados Unidos los capitalistas mejoran, los terratenientes empeoran y el efecto sobre el bienestar de los trabajadores es ambiguo; en México sucede exactamente lo contrario: los capitalistas empeoran, los terratenientes mejoran y el efecto sobre el bienestar de los trabajadores es ambiguo ya que depende de la importancia que tengan las manufacturas y los alimentos en sus cestas de consumo. Así, el resultado general es el siguiente: “el comercio beneficia al factor que es específico para el sector exportador de cada país (el capital en el caso de Estados Unidos y la tierra en el caso de México), pero perjudica al factor específico de los sectores que compiten con las importaciones (la tierra en el caso de Estados Unidos y el capital en el caso de México), con efectos ambiguos sobre el factor productivo móvil (el trabajo). 6

No obstante, potencialmente el libre comercio internacional es una fuente de ganancias para todos los grupos involucrados (capitalistas, terratenientes y trabajadores). En ausencia de libre comercio, cabe recordarlo, la economía sólo puede consumir lo que produce: el punto 2, por ejemplo, de la frontera de posibilidades de producción es un punto de consumo en ausencia de comercio internacional (Ver Figura 3.5).

Una vez que la economía se abre al libre comercio internacional puede consumir más de ambos bienes (manufacturas y alimentos), permitiendo proporcionar a cada individuo una mayor cantidad de manufacturas y de alimentos: “La restricción presupuestaria de la Figura 3.5, cuya pendiente es el precio relativo de la manufacturas con signo cambiado, representa todas las posibles combinaciones de alimentos y manufacturas que el país consumiría dado el precio relativo mundial de las manufacturas. Parte de esta restricción presupuestaria – la parte representada por el rectángulo con líneas punteadas en café – representa situaciones en que la economía consume más de ambos bienes de lo que haría en ausencia de comercio... Observemos que si la economía en su conjunto consume más de ambos bienes, es posible, en principio, proporcionar a cada individuo más de ambos bienes. Esto mejoraría a todos; y demuestra, por tanto, que es posible asegurar que todos mejoran como consecuencia del comercio... La razón fundamental por la que el comercio beneficia potencialmente a un país es que expande las opciones de elección de la economía. Esta expansión de las opciones de elección significa que siempre es posible distribuir la renta de tal modo que todos ganen con el comercio. Que todos puedan ganar con el comercio lamentablemente no significa que todos ganen realmente...”.7

Es decir, que en última instancia el libre comercio internacional beneficiará al conjunto de la sociedad de un país porque finalmente todos somos consumidores que lo mismo demandamos alimentos que manufacturas. Al ampliarse las posibilidades de producción se amplían las posibilidades de consumo y, por tanto, se expanden las opciones de elección de la economía que beneficia a prácticamente todos por el mero hecho de que todos somos consumidores, independientemente de la actividad a la que nos dediquemos (terratenientes, capitalistas o trabajadores).

EL MODELO DE PROPORCIONES FACTORIALES

¿Cuál es la causa última del comercio internacional? ¿La ventaja comparativa se explica únicamente por diferencias de productividad del trabajo entre países o hay otras razones que la explican? El modelo anterior, el de factores específicos y distribución de la renta, nos ha dado de una u otra manera la respuesta: la ventaja comparativa se explica, en última instancia, porque los países difieren en dotación de recursos o factores productivos: un país abundante en capital tendrá ventajas comparativas en la producción de manufacturas y un país abundante en tierra tendrá ventajas comparativas en la producción de alimentos.

Sin embargo, y a diferencia del modelo de factores específicos, el modelo Heckscher-Ohlin, en reconocimiento a los economistas suecos que lo desarrollaron, o de proporciones factoriales, también denominado de esa manera porque hace hincapié en las proporciones en que los factores productivos están disponibles en diferentes países (abundancia o escasez relativa de recursos) y en la proporción en que son utilizados en la producción de los distintos bienes (intensidad de factores), supone que los factores productivos no son específicos para un sector de producción en particular (v. gr., el capital es específico para la producción de manufacturas y la tierra es específica para la producción de alimentos); sino que, por el contrario, supone que los mismos factores productivos (por ejemplo la tierra y el capital) se pueden utilizar (y de hecho se utilizan) tanto en la producción de manufacturas como en la producción de alimentos sólo que en distintas proporciones: la producción de alimentos puede requerir más cantidad de tierra por unidad de capital que la producción de manufacturas, en tanto que la producción de manufacturas puede requerir más cantidad de capital por hectárea de tierra que la producción de alimentos. 8

Bajo esos supuestos, diríamos que la producción de alimentos es intensiva en tierra en tanto que la producción de manufacturas es intensiva en capital. Supongamos que para producir una tonelada de alimento (digamos trigo) se requieren cuatro hectáreas de tierra y dos unidades de capital, en tanto que para manufacturar un par de zapatos se requieren dos hectáreas de tierra y dos unidades de capital: ¿cuál de los dos bienes en cuestión es intensivo en tierra y cuál es intensivo en capital? El bien intensivo en tierra es el alimento ya que la relación tierra-capital es igual a dos (= 4 / 2) mientras que en la producción de calzado la relación tierra-capital es igual a uno (= 2 / 2), y dado que dos es mayor a uno decimos que el alimento es intensivo en tierra; por definición, entonces, la producción de calzado es intensiva en capital: la relación capital-tierra en el calzado es igual a uno (= 2 / 2) y en el alimento es de 0.5 (= 2 / 4).

Así como la intensidad es un concepto relativo, por consiguiente la abundancia o escasez de factores o recursos productivos se define no en términos absolutos sino que también en términos relativos. Sí el país A tiene 600 unidades de capital y 300 hectáreas de tierra, mientras que el país B tiene 400 unidades de capital y 180 hectáreas de tierra: ¿cuál de los dos países en cuestión es abundante en tierra y cuál es abundante en capital? No podemos concluir simplemente que el país A es abundante tanto en capital como en tierra ya que posee 600 unidades de capital, contra las 400 del país B, y 300 hectáreas de tierra, contra las 180 del segundo país. Más bien deberíamos preguntarnos: ¿cuántas unidades de capital tiene cada uno de los dos países por hectárea de tierra o, alternativamente, de cuántas hectáreas de tierra dispone cada país por unidad de capital? Con la información que tenemos la respuesta es la siguiente: el país abundante en capital es el B ya que dispone de 2.2 unidades de capital por hectárea de tierra (= 400 / 180), en tanto que el país A solamente dispone de dos unidades de capital por hectárea de tierra (= 600 / 300); consecuentemente y por definición, el país A es abundante en tierra ya que dispone de más tierra por unidad de capital que el país B: 0.5 hectáreas de tierra (= 300 / 600) por unidad de capital contra las 0.45 hectáreas de tierra (= 180 / 400) por unidad de capital del país B.

De esa manera, el país A tendrá ventajas comparativas en la producción de alimentos (bien intensivo en tierra) y el país B en la producción de manufacturas (bien intensivo en capital), de donde se desprende el teorema básico de Heckscher-Ohlin: “Un país tiene ventaja comparativa en aquel bien que utiliza intensivamente el factor abundante en ese país”. 9

O más específicamente, y de acuerdo a nuestro ejemplo, el país A (abundante en tierra) tendrá ventaja comparativa y exportará alimento (bien intensivo en tierra) e importará manufacturas (bien intensivo en capital) por ser un país capital-escaso; por el contrario, el país B (abundante en capital) tendrá ventaja comparativa y exportará manufacturas (bien intensivo en capital) e importará alimento (bien intensivo en tierra) por ser un país tierra- escaso. “O dicho de otro modo, los países tienden a importar bienes que son intensivos en los factores en los que tienen oferta escasa y a exportar aquellos intensivos en los factores de los que tienen oferta abundante”. 10

Para facilitar la comprensión del modelo, supongamos que existen dos países (los Estados Unidos y México) que están dotados con dos factores de producción homogéneos (trabajo y capital) con los cuales producen dos bienes (telas y manufacturas). Adicionalmente, supongamos lo siguiente: México es abundante en trabajo y Estados Unidos es abundante en capital, al mismo precio de los factores (trabajo y capital) la producción de manufacturas es intensiva en capital y la producción de telas es intensiva en trabajo (supuesto de fuerte intensidad de factores y, por tanto, de coeficientes fijos de producción), prevalece la competencia perfecta en ambos países, la tecnología es igual tanto en México como en Estados Unidos y los gustos entre países son similares.

Si Estados Unidos es abundante en capital y México es abundante en trabajo, la frontera de posibilidades de producción de Estados Unidos, ABC, estará más sesgada hacia el eje horizontal porque las manufacturas son intensivas en capital; de manera similar, la frontera de posibilidades de producción de México, A´B´C´, estará más sesgada hacia el eje vertical porque la tela es un bien intensivo en trabajo (Ver Figura 3.6).11 Por lo tanto, México producirá una razón elevada entre telas y manufacturas porque es un país trabajo-abundante, en tanto que Estados Unidos producirá una razón elevada entre manufacturas y telas porque es un país capital-abundante.

Si los gustos en ambos países son similares, la curva de demanda relativa (DR) es la misma tanto para México como para Estados Unidos; en consecuencia, ambos países difieren en precios relativos porque difieren en dotación de factores o recursos productivos. Como ya señalamos anteriormente, México tiene relativamente más trabajo que Estados Unido, en tanto que Estados Unidos tiene relativamente más capital que México. Por tanto, el precio relativo de la tela (intensiva en trabajo) es menor en México que en Estados Unidos. La curva de oferta relativa de México (ORMEX) se sitúa a la derecha de la de Estados Unidos (OREUA) (Ver Figura 1.9).

Si ambos países deciden comerciar libremente, el precio relativo de la tela (PT / PM) aumentará en México y disminuirá en Estados Unidos, el comercio internacional llevará a la convergencia en los precios relativos de los bienes y, por tanto, a la convergencia en los precios relativos de los factores (salarios y beneficios) (teorema de la igualación del precio de los factores).12 Así, el precio relativo mundial se ubicará entre los precios de México y Estados Unidos antes del comercio, digamos en el punto 2 (Ver Figura 3.7).

De esa manera, y como bien lo asientan por aparte Krugman-Obstfeld y Miltiades Chacholiades,13 el libre comercio de mercancías sustituye, aunque sea de manera imperfecta, la inamovilidad de factores a nivel internacional porque, digámoslo así, tanto México como Estados Unidos exportan indirectamente el factor productivo que tienen en abundancia. Además, como bien lo reconoce Miltiades Chacholiades, la igualación de los precios de los factores entre países es una importante condición para una asignación eficiente de los recursos a nivel internacional (condición de optimalidad paretiana).14

El aumento del precio relativo de la tela en México disminuye su demanda o consumo relativo y el país se convierte en un exportador de tela pero en un importador de manufacturas, en Estados Unido sucede exactamente lo contrario: el precio relativo de la tela disminuye por lo que su demanda o consumo relativo aumenta por lo que Estados Unidos se convierte en un importador de tela pero un exportador de manufacturas. A su vez, esta variación de precios relativos tiene importantes consecuencias en el plano de la distribución de la renta en ambos países. El incremento del precio relativo de la tela (bien intensivo en trabajo) en México (país abundante en trabajo) mejora el bienestar de los trabajadores en términos tanto de la tela como de las manufacturas; no obstante, el bienestar de los capitalistas manufactureros empeora en términos de ambos bienes. En Estados Unidos sucede exactamente lo contrario: los capitalistas manufactureros mejoran su bienestar en términos de ambos bienes (telas y manufacturas) y los perjudicados resultan ser los trabajadores.

No obstante, el libre comercio internacional permitirá tanto a México como a Estados Unidos ampliar sus posibilidades de producción y, por tanto, sus posibilidades de elección y de consumo permitiendo otorgar a cada individuo una mayor cantidad de manufacturas y de telas asegurando que potencialmente todos ganen con el libre comercio internacional.

Así, con el modelo Heckscher-Ohlin, o de proporciones factoriales, se complementa la teoría clásica y se erige la teoría tradicional o neoclásica del comercio internacional que explica la causa última de éste. Al explicar la causa última del comercio internacional de manera sólida y formal, el modelo Heckscher-Ohlin se convirtió en teoría dominante en el área de los valores internacionales aún cuando no modificó sustancialmente las aportaciones de los economistas clásicos:
“Ya en el siglo XX, con la obra de B. Ohlin Comercio interregional e internacional, de 1933, se produce un avance significativo en la teoría del comercio internacional. Entra en juego una “nueva” explicación que viene a complementar a la teoría de la ventaja comparativa para dar lugar a la teoría tradicional o neoclásica del comercio: la teoría de proporciones factoriales o modelo Heckscher-Ohlin (...) Esta teoría supone un desarrollo que supera a la de la ventaja comparativa, pero no representa una modificación radical de los principios de Ricardo y Mill. Las causas que explican el comercio internacional siguen siendo las mismas (los países son diferentes y sus producciones se complementan entre sí) pero el nuevo modelo aporta una solidez que, una vez formalizada por Samuelson, se convirtió en doctrina absolutamente dominante en el campo de la teoría económica”.15

Cabe resaltar, por último, que para la teoría expuesta hasta aquí el comercio internacional es un “juego” en el que todos los países involucrados ganan. Los países se complementan a partir de sus diferencias en productividad del trabajo o en dotación de factores productivos, recursos naturales, suelo o clima. Sí México tiene abundantes yacimientos petroleros y el Canadá posee abundantes tierras forestales, el comercio internacional entre ambos países permitirá a México complementar su producción interna de madera y al Canadá su producción interna de petróleo de una manera más barata y eficiente. ¡Ambos países sacarán provecho de sus diferencias, ambos ganarán a través del librecambio internacional, el bienestar mundial se verá incrementado!

En consecuencia, para la teoría tradicional no hay razón para obstaculizar el librecambio internacional ya que éste es beneficioso tanto para los países del centro (productores de manufacturas y de bienes de capital) como para los países periféricos (productores de productos primarios y de materias primas). No obstante, ¿qué ocurre si en realidad el comercio internacional genera tanto ganadores como perdedores, o sea, si el comercio internacional es en realidad un juego de suma cero? ¿Qué ocurre si en el libre comercio internacional ganan los países productores de manufacturas y de bienes de capital y, por el contrario, pierden los países productores de productos primarios y de materias primas?

EL ENFOQUE ESTRUCTURALISTA: LA TEORÍA DEL DETERIORO DE LOS TÉRMINOS DE INTERCAMBIO Y LA INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES (ISI)

El interés por los países en desarrollo16 surge tras la Segunda Guerra Mundial, y surge básicamente por dos condiciones importantes: el nuevo entorno geopolítico (determinado por la descolonización) y las experiencias económicas exitosas de ese momento en Europa (la industrialización soviética vía la planificación central, la planificación económica en el Reino Unido durante la Guerra y el Plan Marshall implementado por Estados Unidos para recuperar y reactivar las economías europeas devastadas por la Guerra). Estos factores originarían la aparición de la “teoría del desarrollo” mediante la cual los Estados Unidos y Europa tratarían de responder a las inquietudes y a las inconformidades de los países en vías de desarrollo, una vez que estos últimos se percataron de las enormes desigualdades que caracterizaban a las relaciones económicas internacionales. 17

Es precisamente en ese contexto que surge la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), con el objetivo de estudiar los problemas regionales y de proponer políticas de desarrollo que hicieran posible el despegue económico de los países de la región, y en realidad de agencia de elaboración y de difusión de la “teoría del desarrollo” en el contexto de la política de domesticación ideológica que los grandes centros contrapusieron a las demandas y presiones de los países en desarrollo:18

“Al establecer en 1948 la Comisión Económica para América Latina, aparte del objetivo de ayudar a resolver los problemas económicos urgentes suscitados por la guerra en esta región, se señala que “... la Comisión dedicará especialmente sus actividades al estudio y a la búsqueda de soluciones a los problemas suscitados por el desajuste económico mundial en América Latina...” En las discusiones previas a la creación de la CEPAL se señaló, en efecto, que se había prestado insuficiente atención a la necesidad de acción internacional en la esfera del desarrollo económico, y que existía una tendencia a ver los problemas de los países subdesarrollados desde el ángulo de los países altamente desarrollados de Europa y América; además, se subrayó que el problema fundamental de los países de América Latina era su necesidad de lograr una tasa acelerada de recuperación de los efectos de la guerra, de desarrollo económico y de industrialización. La atención prestada a los problemas del desarrollo económico y la industrialización en las áreas menos desarrolladas del mundo fue convirtiéndose, en virtud de una serie de factores, en la preocupación central de las Naciones Unidas en los años siguientes. Desde luego, con el avance del proceso de descolonización, numerosos nuevos países subdesarrollados de África y Asia comenzaron a exponer sus necesidades de desarrollo económico y social”. 19

En efecto, y pese a que en la Carta de las Naciones Unidas, adoptada en la Conferencia de San Francisco en abril de 1945, los propósitos de desarrollo económico y social quedaron explícitamente reconocidos, las principales tareas de la posguerra se concebían como esfuerzos meramente transitorios a fin de restablecer la normalidad: la reconstrucción de las áreas devastadas por la guerra, la reorganización del comercio y las finanzas internacionales y la adopción de políticas de pleno empleo en los países desarrollados; sin ir más allá y sin prestar atención alguna a los problemas más que coyunturales de los países en desarrollo. Se creía que una vez recuperada la normalidad en los países desarrollados, se darían las condiciones más que suficientes para impulsar el despegue de las naciones subdesarrolladas del mundo. Ante tal situación, los países en desarrollo, sobre todo de América Latina, presionaron en torno a tareas y exigencias de orden más permanente:
“La política económica en muchos países de América Latina respondía al convencimiento que los principios de elevación e igualación de los niveles de vida proclamados por las Naciones Unidas no podrían alcanzarse, en vastas regiones del mundo, simplemente a través de la reconstrucción económica de los países afectados por la guerra, la promoción de políticas de pleno empleo en los países desarrollados y la reestructuración de una economía internacional “normal”, del tipo de la que existió antes de la primera guerra mundial. Su experiencia les señalaba, por el contrario, que se requería un esfuerzo deliberado de industrialización y de redistribución del ingreso. La influencia de la presión ejercida por los países latinoamericanos en el sentido que una de las tareas permanentes y fundamentales de las Naciones Unidas debía ser el desarrollo económico de las zonas atrasadas del mundo, se transparenta, aunque en forma atenuada, en las resoluciones que dieron vida a las comisiones económicas regionales de las Naciones Unidas...”. 20

Por tanto, la CEPAL no se limitará únicamente a mera difusora de la “teoría del desarrollo”, sino que asumirá el papel de creadora de ideología a partir de que trata de captar y de explicar las especificidades de los países latinoamericanos. Se vincula a la realidad interna de América Latina y trata de expresar las contradicciones de clase que la caracterizan.21 Y es que para el estructuralismo cepalino, 22 como para la economía del desarrollo y la teoría de la dependencia, 23 las especificidades de los países pobres de América Latina precisan de teorías diferenciadas, en oposición a la economía neoclásica y a la economía marxista que tratan de estudiar a los países en desarrollo con las mismas herramientas empleadas para el análisis de los países industrializados (Ver Diagrama 3.1).

En consecuencia, para la CEPAL la reconstrucción de las áreas devastadas por la guerra, la adopción de políticas de pleno empleo en los países desarrollados y la reorganización del comercio y las finanzas internacionales no bastarían para propiciar el desarrollo de los países de la región vía el comercio internacional, según la concepción neoclásica de los valores internacionales. Por el contrario, partiendo de las especificidades históricas y estructurales de los países de la región (Ver Cuadro 3.3), la CEPAL aportaría en su etapa inicial una formulación novedosa que llevaría a descartar la teoría tradicional del intercambio internacional, según la cual el libre comercio llevaría a todas las naciones a corregir las desigualdades en la remuneración de sus factores productivos, y que mediante la especialización mundial de la producción se llegaría al desarrollo. 24

La CEPAL dirá, a través de uno de sus teóricos más destacados y consistentes, el argentino Raúl Prebisch, que ello no es así, que el comercio internacional lejos de beneficiar a los países en desarrollo los perjudica (Ver Diagrama 3.1). Raúl Prebisch demostrará empíricamente que, a partir de 1870, se observa en el comercio internacional una tendencia permanente al deterioro de los “términos de intercambio” (entendidos éstos como la relación de precios de exportaciones de bienes primarios a precios de importaciones de manufacturas y de bienes de capital) en detrimento de los países exportadores de productos primarios, tales como los latinoamericanos. Dicha tendencia al deterioro de los “términos de intercambio”, afirmarán Prebisch y la CEPAL, propicia transferencias de ingreso de los países subdesarrollados (productores y exportadores de bienes primarios) a los países desarrollados (productores y exportadores de manufacturas y de bienes de capital), transferencias de ingreso que implican que los países en desarrollo sean sometidos a una sangría constante de riqueza a favor de los más desarrollados, dificultando enormemente su desarrollo.25

Mediante análisis empírico de un periodo amplio de comercio, Prebisch encontró que los términos de intercambio de los países productores de materias primas que comerciaban con Inglaterra habían disminuido gradualmente desde 1870, en tanto que los términos de intercambio de Inglaterra se habían incrementado durante el mismo periodo. De esa manera, Prebisch mostraba exactamente lo contrario a lo que la teoría neoclásica del comercio internacional vaticinaba: en el comercio internacional, los países avanzados son los únicos en beneficiarse debido a que el deterioro de los términos de intercambio origina la dependencia externa y se convierte en la causa básica del subdesarrollo. 26

Sin embargo, ¿qué es lo que explicaba para Prebisch y para la CEPAL la tendencia al deterioro de los términos de intercambio de los países productores de bienes primarios? Las causas se identificaban, básicamente, con las características del progreso tecnológico y con las condiciones socioeconómicas existentes tanto en el centro (países ricos) como en la periferia (países pobres) del sistema capitalista mundial. Entre esas características y condiciones se encuentran las siguientes: 1) el progreso técnico sustituye productos primarios por productos sintéticos (por ejemplo, algodón por fibra sintética), que ocasiona un descenso de la demanda por productos primarios y, por tanto, una disminución en los precios de los mismos; 2) el progreso técnico ocasiona que el producto final requiera menor cantidad de productos primarios, con efectos similares a los del primer punto; 3) la elasticidad-ingreso de la demanda por alimentos es menor que la unidad en los países avanzados, de tal manera que el crecimiento del ingreso implica un crecimiento menos que proporcional en su demanda; 4) los países avanzados han establecido una política proteccionista sobre bienes primarios (estableciendo aranceles, cuotas y subsidios al comercio internacional); 5) la tasa de crecimiento de la productividad en el ramo de manufacturas es más alta que en la de bienes primarios, por lo que se debería esperar que el aumento en la productividad se manifestara en precios menores de los bienes industriales. Sin embargo, en los países avanzados la presión sindical mantiene altos niveles de salarios y la estructura oligopólica de sus mercados les permite a las empresas mantener una elevada tasa de ganancias; por esta razón, los precios de los bienes no bajan proporcionalmente al aumento de la productividad.27

A partir de lo anterior, la conclusión inevitable a que llegaba la CEPAL consistía en que era necesario promover un nuevo modelo de desarrollo para hacer posible la acumulación de capital y el desarrollo. Si el modelo primario-exportador no se traducía en beneficios para los países de la región, había que apostar entonces a una política específica que les permitiera superar el subdesarrollo, y dicha política apuntaba a la industrialización: solamente produciendo y exportando manufacturas podrían los países latinoamericanos alcanzar el tan ansiado desarrollo. 28 De esa manera, para Ruy Mauro Marini “la fe que la CEPAL depositaba en la industrialización, en tanto medida bastante para la superación del subdesarrollo, extendíase a las virtudes que ella tendría como palanca para la transformación social (...) En el pensamiento de la CEPAL, que por ello mereció el calificativo de “desarrollista” que se la ha dado, la industrialización asumía el papel de un deus ex machina, suficiente por si misma para garantizar la corrección de los desequilibrios y desigualdades sociales”.29

Así, en un principio la industrialización la justificaba la CEPAL tanto por el deterioro de los términos de intercambio como por la necesidad de absorber la fuerza de trabajo excedente en los sectores primario  y  terciario, así  como  por  la  necesidad  de  generar  rápidamente progreso tecnológico gracias a la acción del Estado sobre el proceso de industrialización:

“Las tres principales justificaciones para la industrialización sustitutiva se plantearon en la primera formulación de la CEPAL a fines del decenio de 1940 y durante el de 1950. Primero, la restricción externa al crecimiento se atribuía a la caída de la relación de precios del intercambio para los productos primarios y a las barreras de acceso al mercado para las manufacturas, que necesitaban una fuente interna de crecimiento. Segundo, se advirtió la necesidad social de aumentar rápidamente el empleo para absorber la fuerza de trabajo creciente y ofrecer mejores oportunidades a la fuerza de trabajo subempleada de la agricultura campesina, lo que los sectores primarios de exportación no podían lograr. Tercero, la industrialización bajo la dirección del Estado fue vista como la única forma de generar rápidamente  progreso  tecnológico,  porque  los  beneficios  de  un  aumento  de  la productividad en el sector primario de exportación serían percibidos por los importadores y no por los exportadores”.30

En la visión de los teóricos de la CEPAL, la segunda justificación explicaba en cierta medida a la primera: el deterioro de los términos de intercambio, que explica en buena parte la restricción  externa   al   crecimiento  de  los   países   latinoamericanos, obedece  tanto  a  la inelasticidad-ingreso de la demanda por productos primarios y materias primas que los países latinoamericanos producen y exportan (deterioro que opera a través de los mercados de bienes), como a las asimetrías en el funcionamiento de los mercados laborales del “centro” y de la “periferia” de la economía mundial (deterioro que opera a través de los mercados factoriales). 31 Así, a partir de la segunda hipótesis la CEPAL argumentaba que la inexistencia de sector industrial o manufacturero en los países latinoamericanos limita la expansión de la demanda de empleo que lleva a que se registre en los sectores primario y terciario una fuerza de trabajo excedente que dificulta la elevación de la productividad y que reduce el precio de la mano de obra (salario), reducción salarial que indirectamente, por sus efectos en los costos de producción, incide negativamente sobre los términos de intercambio de trueque, limitando sobremanera el crecimiento económico.32

Por esa razón, la CEPAL concebía la industrialización como un catalizador capaz de acelerar el crecimiento económico y de absorber una fuerza de trabajo creciente, evitando en lo posible la generación de excedentes de mano de obra en los sectores primario y terciario y, por tanto, la reducción salarial y el consiguiente deterioro de los términos de intercambio. O dicho en otros términos, solamente sustituyendo importaciones de manufacturas y de bienes de capital por producción nacional,33 cesarían las transferencias de ingreso de los países latinoamericanos hacia los países centrales del sistema, facilitando la superación del subdesarrollo.

Para ello, no obstante, se requería de la acción del Estado, concebido por la CEPAL como algo situado arriba de la sociedad y capaz de dotarse de una racionalidad propia, a fin de establecer la protección respectiva y de construir la infraestructura material que tal proceso de industrialización demandaba y requería. El bajo nivel de inversiones industriales que registraba América Latina y la experiencia histórica de numerosos países que señalaba que el proceso de industrialización no se había dado en ellos en forma espontánea sino de manera deliberada, sugería que la intervención del Estado era más que necesaria para comandar y asegurar el éxito de la industrialización latinoamericana.

Para Valpy FitzGerald, el bajo nivel de inversión industrial que registraba América Latina se atribuía a los siguientes factores internos: primero, la renuencia de los receptores de rentas de exportación (grandes terratenientes y empresas mineras) a invertir en el sector manufacturero; segundo, la escala de los proyectos industriales modernos superaba la capacidad financiera y de gestión de los empresarios locales; tercero, la falta de una infraestructura económica adecuada (energía, transporte, etc.) y de una fuerza de trabajo capacitada; y, cuarto, la falta de expertizaje tecnológico, que era monopolizado por las grandes empresas. Por tanto, Valpý FitzGerald señala que para la CEPAL la resolución de estos cuatro problemas hacía necesaria una inversión pública en gran escala, una importante intervención del Estado en la producción y una planificación indicativa del conjunto de la economía. Acción subsidiaria del Estado y en sustitución temporal de la falta de grandes empresarios locales, implementada en favor de los intereses empresariales en detrimento de la clase trabajadora y de los pequeños productores. 34

Por otra parte, las políticas anticíclicas y proteccionistas de países industriales (el caso de Estados Unidos a mediados del siglo XIX y, posteriormente, de Alemania y de Japón frente al crecimiento y expansión geográfica del potencial industrial de Inglaterra), así como la influencia ideológica del socialismo (el caso de Rusia en el siglo XX, que hizo descansar sus esfuerzos por constituirse en una potencia industrial moderna en el pensamiento económico de Marx y de Lenin), del New Deal, el fascismo y el nazismo (el caso de Alemania y de Italia, donde los regímenes nazi y fascista estimularon en forma considerable la industria tanto para convertirse en potencias bélicas como para lograr un elevado grado de autosuficiencia), influyeron considerablemente sobre las medidas de industrialización que se adoptaron en América Latina. En todos esos países, la acción deliberada del Estado fue decisiva para asegurar la maduración y el éxito de la industrialización.35

Sin embargo, una vez iniciada la industrialización por sustitución de importaciones las economías latinoamericanas comenzaron a enfrentarse sistemáticamente a dos problemas vinculados con la misma: la inflación y el desequilibrio externo que explicaban el ciclo económico de “freno y arranque” experimentado por los países de la región. En una economía en proceso de industrialización y crecimiento, y en la medida en que tal proceso se realizó sobre la base de la vieja economía primario-exportadora, el desequilibrio externo (balanza comercial y en cuenta corriente) era determinado tanto por la dinámica de las importaciones de bienes intermedios y de capital requeridos por la industrialización sustitutiva, como por la dinámica de las exportaciones de productos primarios y de materias primas encargadas de generar las divisas necesarias que tal proceso de industrialización demandaba y requería. O más específicamente, “... Se hizo patente la estrecha relación entre el proceso de sustitución de importaciones y el déficit externo. En efecto, dicho modelo puede generar mayor necesidad de divisas de las que ahorra al requerir en su expansión de la importación creciente de bienes intermedios y de capital. Esto, aunado al poco dinamismo del sector exportador y/o a las fluctuaciones en contra de los precios en el mercado internacional, contribuye al deterioro de la cuenta externa, es decir, al persistente desequilibrio.”36

A su vez el desequilibrio externo, de carácter estructural, obligaba a la devaluación como mecanismo de ajuste indirecto con graves repercusiones estanflacionarias en el mercado interno al encarecer los bienes intermedios y de capital que requería la continuación del proceso de industrialización.37 Una vez restablecido el equilibrio externo y recuperado divisas, se iniciaba de nuevo la fase ascendente del ciclo económico.

Así, entre las contradicciones que llevaron al agotamiento pronto de la industrialización sustitutiva se identifican, según Mauro Marini, las siguientes:38

1. Una vez que las viejas estructuras productivas se habían mantenido intocadas, las exportaciones seguían consistiendo en bienes primarios tradicionales, sujetos a la tendencia secular de deterioro de los términos de intercambio.

2. El sector manufacturero no se había preocupado por conquistar mercados exteriores y destinaba toda su producción al mercado interno, por lo que dependía del sector primario para la obtención de las divisas necesarias a la adquisición de los bienes intermedios y de capital que su expansión demandaba. De esa manera, la industrialización sustitutiva no hacía sino impulsar la reproducción ampliada de la relación de dependencia de América Latina respecto al mercado mundial, sin conducirla hacia una efectiva superación.

3. El mercado interno pronto encontró sus limites debido a: las grandes migraciones del campo a la ciudad, que el mantenimiento de las estructuras tradicionales de producción provocaba y que la industrialización incentivaba, se tradujeron en el rápido crecimiento de la oferta urbana de mano de obra que desembocaba en el desempleo abierto o disfrazado; la combinación de bajos salarios con la prolongación de la jornada laboral y la intensificación del ritmo de trabajo, no permitía absorber buena parte de la mano de obra que se incorporaba por primera vez al mercado laboral; una distribución del ingreso extremadamente perversa, que condenaba a la inmensa mayoría de la población a niveles de consumo miserables, muchas veces por debajo del patrón mínimo de subsistencia.

4. La preservación de la vieja estructura agraria y la concentración de las inversiones en la industria provocaron un descompás entre la oferta de alimentos y el crecimiento urbano, impulsando los precios agrícolas hacia arriba y desatando la inflación.

Todos estos factores conducirían, en muchos países centro y sudamericanos y también en México, hacia una acentuada agudización de las luchas sociales durante la década de los 50 y hasta bien entrada la década de los 60. En México las luchas sociales fueron desde el movimiento ferrocarrilero ocurrido bajo el sexenio de Adolfo López Mateos (1958-1964), hasta el movimiento estudiantil que culminó en la masacre del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco bajo la administración de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970). Esto porque la clase citadina asalariada, los trabajadores, los obreros, una masa de estudiantes y de jóvenes profesionales se mostraban cada vez más descontentos ante la falta de oportunidades generada por un modelo de desarrollo que comandaba la burguesía industrial con el apoyo del Estado.
Por último, la crítica a la teoría de la industrialización sustitutiva provenía básicamente de tres líneas de argumentos principales: primero, la teoría tradicional del comercio que sostenía que la teoría de la CEPAL omitía los principios básicos de las ventajas comparativas que la llevaron a proponer políticas que condujeron a la ineficiencia y a otros costos económicos asociados a la misma; segundo, la perspectiva del desequilibrio sectorial que argumentaba que la protección llevaba a desfavorecer a la agricultura y, por tanto, a limitar las exportaciones (y por extensión el crecimiento del PIB)  y a generar pocos empleos; tercero, la perspectiva de la economía institucional que argumentaba que la intervención del Estado y el rentismo que generaba conducían a grandes ineficiencias.39

En resumen, llegamos a la siguiente conclusión: como los países periféricos de América Latina importan manufacturas y bienes de capital a precios cada vez mayores pero exportan productos primarios a precios cada vez menores, sus términos de intercambio se deterioran, lo que en términos prácticos de traduce en déficit en balanza comercial, el cual a su vez conduce al endeudamiento externo para seguir comprando caro a los países centrales del sistema pero para seguirles vendiendo productos primarios cada vez más baratos; cuando los préstamos internacionales no fluyen de manera suficiente se recurre a la devaluación de las monedas nacionales para corregir el déficit comercial, el cual provoca, de un lado, inflación, y, por el otro lado, estancamiento económico porque se dejan de importar bienes de capital necesarios para la producción. Debido al alto grado de monopolio de la economía mexicana, la inflación desatada por la devaluación se propaga al interior de la economía mediante el mecanismo de reajuste de precios e ingresos que transfiere recursos de los deciles de bajos ingresos hacia los deciles de altos ingresos, es decir, la renta nacional tiende a concentrarse cada vez más en los deciles de renta alta (los ricos se hacen cada vez más ricos y cada vez son menos, en tanto que los pobres se hacen cada vez más pobres y cada vez son más). El estancamiento económico provocado por la devaluación, a su vez, genera desempleo, y éste, a su vez, genera más pobreza (Ver Esquema 3.2). Todo un círculo vicioso del cual todavía México y otros países latinoamericanos no logran salir, a pesar de que emprendieron ambiciosos y vastos programas de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) en el pasado.

Para Juan F. Noyola, economista mexicano perteneciente al estructuralismo latinoamericano, la inflación y el desequilibrio externo (déficit en balanza comercial y en cuenta corriente) están íntimamente relacionados en una economía que comienza su proceso de industrialización. Noyola distingue entre presiones inflacionistas fundamentales y mecanismos de propagación. Las primeras provienen del comercio exterior y de la agricultura, y una vez desatadas las presiones inflacionistas fundamentales éstas se propagan a través de tres mecanismos: el mecanismo fiscal, el mecanismo del crédito y el mecanismo de reajuste de precios e ingresos (mecanismos de propagación). Este último mecanismo depende del grado de monopolio que prevalezca en la economía; si el grado de monopolio es muy alto, las presiones inflacionistas fundamentales se propagarán rápidamente y con gran intensidad al interior de la economía.

Los monopolios y los sindicatos de trabajadores al percatarse de que la inflación está aumentando entran en conflicto: las empresas monopólicas suben los precios de sus productos; al subir el costo de la vida, los sindicatos de trabajadores piden aumentos salariales; al conceder aumentos salariales las empresas, vuelven a incrementar los precios de sus productos, y así sucesivamente. En resumen, la economía se ve sumergida en una espiral de inflación y más inflación porque nadie se deja, lo que deja ver con meridiana claridad que la inflación no es más que una expresión de la lucha de clases. Ni trabajadores ni empresas monopólicas están dispuestos a perder participación en la renta nacional total. En esta lucha, sin embargo, salen ganando los dueños de las grandes corporaciones monopólicas en detrimento de los trabajadores.

A un nivel más analítico, el comercio exterior genera presiones| inflacionistas fundamentales porque al inicio del proceso de industrialización de las economías latinoamericanas las importaciones tienden a crecer más rápido que el ingreso nacional, en tanto que las exportaciones tienden a crecer menos deprisa que el correspondiente ingreso nacional. El resultado, desequilibrio externo (déficit en balanza comercial y en el conjunto de la cuenta corriente) que se trata de corregir, en última instancia, mediante las devaluaciones de la moneda nacional frente a divisas como dólar, mismas que desatan el proceso inflacionario que es activado o retardado por los mecanismos de propagación (fiscal, del crédito y de reajuste de precios e ingresos) (Ver Esquema 3.4).

Pero no todo termina ahí, sino que se desatan presiones inflacionistas fundamentales también en el sector agropecuario. La explicación es la siguiente: por aspectos estructurales e institucionales, la producción agrícola se rezaga con respecto a aumentos en la demanda; el resultado, aumentan importaciones de productos agrícolas para satisfacer el total de la demanda interna, por tanto, la balanza comercial agrícola se hace deficitaria complicando el desequilibrio externo provocado en un primer momento por el comercio exterior. Por otro lado, el exceso de demanda sobre oferta agropecuaria genera aumentos de precios de productos agropecuarios básicos como el maíz, el fríjol y el trigo, fundamentales en la dieta de los trabajadores. Lo que intensifica todavía más la inflación generada por el comercio exterior (Ver Esquema 3.4).

De esa manera, la industrialización sustitutiva de importaciones no pudo eliminar la restricción externa al crecimiento económico ni tampoco pudo resolver la desigual distribución familiar del ingreso. Antes más bien, durante la vigencia del modelo primario-exportador en México el déficit de la cuenta corriente fue sustancial entre 1946-1948 y 1951-1954 que culminó en las devaluaciones de 1948 y 1954, y la distribución familiar del ingreso empeoró para los deciles I al IV (esfera baja del consumo) en beneficio del decil IX y X (esfera intermedia y alta del consumo) durante 1950-1958. Cabe señalar que durante el periodo 1940-1955, el sector agropecuario (que generó excedentes para la exportación) financió el desarrollo industrial del país.

LECTURA ANALÍTICA UNO

LOS PAÍSES EN DESARROLLO Y EL COMERCIO INTERNACIONAL: MÉXICO EN EL TLCAN Y EN OTROS ACUERDOS COMERCIALES, 1994-2010

Por: Martín Carlos Ramales Osorio
(mramales2000@yahoo.com.mx)

Resumen: a 17 años de vigencia del TLCAN y a poco más de 5 años de vigencia del último acuerdo comercial firmado por México con el Japón, los saldos para México son los siguientes: tasa de crecimiento media anual del 2.5 por ciento, que tomando en cuenta el crecimiento natural de la población significa estancamiento y demora; 8 millones 50 mil desempleados; déficit comercial acumulado con la mayoría de los socios comerciales del país que asciende a 486 mil 852.4 millones de dólares; pérdida de participación de la industria manufacturera y del campo en la generación de valor agregado en lo que va de 17 años de vigencia del TLCAN, el más importante para México en términos de inversiones directas y de comercio exterior.

Palabras clave: TLCAN, acuerdos comerciales, crecimiento económico, desempleo, subsidios agrícolas, industria, campo, valor agregado.

LOS PAÍSES EN DESARROLLO Y EL COMERCIO INTERNACIONAL: MÉXICO EN EL TLCAN Y EN OTROS ACUERDOS COMERCIALES, 1994-2010

Por: Martín Carlos Ramales Osorio40
(mramales2000@yahoo.com.mx)

Para los economistas convencionales ortodoxos (Adam Smith, David Ricardo, Robert Torrens, John Stuart Mill, Heckscher y Ohlin, Paul Samuelson y Ronald Jones, Paul Krugman y tutti quanti) el comercio internacional libre de trabas, esto es, libre de aranceles a las importaciones y de subsidios a las exportaciones, beneficia a todos los países participantes por igual a través de la especialización a que da lugar; especialización que a su vez promueve el crecimiento económico al interior de cada país y, por tanto, el crecimiento de la economía mundial en su conjunto. Bajo esas premisas, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari firmó un Tratado de Libre Comercio con sus similares de Estados Unidos (George Bush padre) y de Canadá (Brian Mulroney); y después, México firmaría otros acuerdos de libre comercio con otros países y regiones del mundo: con Costa Rica; con Colombia y Venezuela (Grupo de los Tres con México); con Bolivia; con Nicaragua; con Chile; con Uruguay; con El Salvador, Guatemala y Honduras (el CA3); con los 15 de la Unión Europea; con Israel; con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC, conformada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza); y más recientemente, el Acuerdo para el fortalecimiento de la Asociación Económica entre los Estados Unidos Mexicanos y El Japón, mismo que entró en vigor el primero de abril de 2005. 41

La realidad, sin embargo, es otra muy distinta. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como los otros acuerdos comerciales, más que beneficiar a México lo han perjudicado. La economía mexicana más que crecer ha tendido al estancamiento económico durante los poco más de 17 años de vigencia del TLCAN, el acuerdo comercial más importante para México (Ver Cuadro 1: en 17 años de vigencia del mencionado acuerdo comercial, la tasa de crecimiento media anual (TCMA) de la economía mexicana ha sido de apenas el 2.5 por ciento; que tomando en cuenta el crecimiento natural de la población, significa estancamiento y demora). El TLCAN y los otros acuerdos comerciales, más que ayudar a generar empleos han generado el efecto contrario: aumentar de manera alarmante el desempleo, que a todas luces es de carácter totalmente involuntario. Más que contribuir a generar oportunidades de empleo para los jóvenes en la economía formal los expulsa y los obliga a incorporarse en una economía de carácter francamente criminal.42
Cuadro 1. Tasas de crecimiento del PIB a precios constantes1 de México, 1994-2010


Año

Tasas de crecimiento económico (%)

Año

Tasas de crecimiento económico (%)

1994

4.5

2003

1.3

1995

-6.2

2004

4.2

1996

5.1

2005

2.8

1997

6.8

2006

4.8

1998

4.9

2007

3.3

1999

3.9

2008

1.2

2000

6.6

2009

-6.1

2001

-0.2

2010

5.4

2002

0.8

TMCA1

2.5

1 TMCA: Tasa media de crecimiento anual
Fuente: elaboración propia con base en INEGI (Banco de Información Económica, BIE): series que ya no se actualizan (producto interno bruto trimestral, base 1993) e indicadores económicos de coyuntura (producto interno bruto trimestral, base 2003), disponible en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/NIVA05#ARBOL, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2011. 1 De 1994 a 2007, tasas de crecimiento del PIB a precios de 1993; y de 2008 a 2010, tasas de crecimiento del PIB a precios de 2003.

¿Por qué si el libre comercio internacional beneficia a todos los países por igual, entonces por qué la balanza comercial de México es deficitaria pero en contrapartida la balanza comercial de los Estados Unidos y de los otros socios comerciales del país son superavitarias con respecto a México? (Ver Gráfica 1: el déficit comercial acumulado del país durante 17 años de vigencia del TLCAN y de 5 años de vigencia del último acuerdo comercial firmado por México con el Japón, asciende a la estratosférica cifra de 486 mil 852.4 millones de dólares; lo anterior, descontando exportaciones petroleras, ya que éstas no son explicadas por los acuerdos comerciales, y también las exportaciones de la maquila, ya que ésta importa el 97 por ciento de los insumos que utiliza en el país, por lo que más que exportar producción nacional exporta producción pero del extranjero;43 si entre 1993 y 2010 el comercio exterior (exportaciones e importaciones) de México con los Estados Unidos se ubicó en promedio entre el 70 y el 73 por ciento, el déficit comercial del país con los Estados Unidos ronda entre los 340 mil 796.7 y los 355 mil 402.2 millones de dólares) ¿No se supone que las balanzas comerciales de México y de sus socios comerciales deberían estar equilibradas partiendo del supuesto teórico de los economistas convencionales de que todos los países se benefician del libre comercio internacional?

La realidad, sin embargo, es que la balanza comercial de México sigue siendo deficitaria con todo y sus múltiples acuerdos de libre comercio que tiene firmados con diversos países y regiones del mundo, una muestra palpable de que está perdiendo lo que sus socios comerciales están ganando (Ver Gráfica 1). Desde esa perspectiva, se trata más bien de un juego de suma cero en el que unos ganan (sobre todo los Estados Unidos de América, que es el principal socio comercial del país) los que otros pierden (sobre todo los Estados Unidos Mexicanos), más que tratarse de acuerdos de complementación comercial en los que todos los países involucrados ganan.

Como resultado de lo anterior, México se sigue viendo en la urgente necesidad de recurrir a los mercados internacionales de capital para captar ahorro del exterior en sus modalidades de inversión extranjera directa (sobre todo maquiladoras, mismas que importan el 97 por ciento de las materias primas que “transforman” en México en bienes de consumo final, por lo que agregan escaso valor y contribuyen poco por tanto al crecimiento de la economía nacional; pero eso sí sobreexplotan el trabajo de muchos mexicanos necesitados a través de magros salarios, cero prestaciones sociales e intensas jornadas laborales, además de contaminar el medio ambiente de las localidades en las que se instalan para supuestamente contribuir al progreso de México), inversión extranjera de cartera (una forma de financiamiento para los países en desarrollo en extremo peligrosa, puesto que se trata de capitales que vienen a la bolsa mexicana de valores atraídos por las altas tasas de interés que en un momento determinado prevalecen en el sistema financiero del país, pero que al menor signo de inestabilidad económica, política y social se retiran del país iniciando una fuerte corrida contra el peso que finaliza en devaluación, tal como sucedió en diciembre de 1994) y en menor medida al endeudamiento externo (mismo que genera también un peligroso circulo vicioso que mantiene a México sumido en la pobreza porque hay que pagar intereses sobre los préstamos obtenidos para financiar el desequilibrio comercial con el exterior; endeudamiento e intereses que se pueden incrementar sin en un momento determinado las autoridades monetarias de los Estados Unidos deciden incrementar sus tasas de interés domésticas).

De esa manera, y hoy como ayer bajo el modelo cerrado de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) que los tecnócratas neoliberales han criticado hasta la ignominia, México sigue siendo un país profundamente subordinado y dependiente en materia tecnológica, económica y financiera del país más industrializado, con mayor desarrollo tecnológico y más rico del planeta: Los Estados Unidos de Norteamérica.

Por si todo lo anterior fuera poco para México, su equitativo y solidario socio comercial, o sea los Estados Unidos de Norteamérica, el autoproclamado campeón del mundo libre y democrático, recurre al más descarado proteccionismo comercial: por un lado subsidia a sus agricultores con cuantiosos y considerables recursos financieros, nada comparables a los recursos que a través de PROCAMPO el gobierno mexicano pretende ayudar a nuestros campesinos; y por el otro lado recurre a las famosas barreras ecológicas para bloquear la entrada de productos mexicanos como el atún, el aguacate y el jitomate a su mercado interno, acciones con las que contribuye a la debacle total del campo mexicano. Respecto a los subsidios a los agricultores, según datos del estudio “Los subsidios agrícolas en los países del TLCAN” del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, entre 1998 y 2005 el gobierno estadounidense otorgó subsidios a sus productores agrícolas por un monto total de 372 mil 696 millones de dólares; es decir, casi ocho veces superiores a los otorgados por el gobierno mexicano durante el mismo periodo, que ascendieron a 49 mil 222 millones de dólares, y casi 10 veces mayores a los subsidios otorgados por el gobierno canadiense a sus respectivos productores agrícolas, que durante el periodo en cuestión apenas superaron los 38 mil millones de dólares (38 mil 238 para ser exactos).44

Así las cosas, y gracias al TLCAN, hoy en día nos hemos quedado sin industria y sin agricultura, los motores más potentes de cualquier economía para mantener y elevar el vuelo o el crecimiento económico generador de empleos bien remunerados (Ver Gráfica 2: el campo ha ido perdiendo importancia gradual en la generación de valor agregado: en 1960 generaba el 15.6 por ciento del PIB total, para 1980 el 8.2 por ciento, para 1993 el 7.3 por ciento, para el año 2000 el 5 por ciento y, finalmente, para 2010 únicamente generaba el 3.6 por ciento de la producción nacional, es decir, entre 1960 y 2010 el sector primario de la economía perdió 12 puntos de participación en el PIB total, y entre 1993 y 2010 3.7 puntos porcentuales de participación; la industria en su conjunto, por su parte, ganó participación en el PIB total entre 1960 y 1980, y la mantuvo entre este último año y 1993, para después declinar su participación en 6.5 puntos entre 1993 y el año 2000, y entre 2000 y 2010 recuperó  3.5 puntos porcentuales de participación en la generación de valor agregado; la industria manufacturera, en cambio, ganó participación entre 1960 y 1980, y la mantuvo entre este último año y 1993, pero entre 1993 y 2000 perdió 2.8 puntos porcentuales de participación en el PIB total, y entre 2000 y 2010 perdió otros 2.3 puntos en la generación de valor agregado, entre 1993 y 2010 la industria manufacturera ha perdido 5.1 puntos porcentuales de participación en el PIB total del país). Ojalá que  algún día los mexicanos concientes decidamos recuperar nuestro campo y nuestra industria eligiendo gobernantes comprometidos con las mejores causas del país: la soberanía alimentaria, el desarrollo tecnológico, la independencia económica y financiera, el crecimiento económico generador de empleos bien remunerados y corrector de las graves desigualdades sociales que actualmente imperan en el país, la seguridad nacional y la paz social. Lo anterior, renegociando un acuerdo comercial más justo y equitativo para los pueblos, que no únicamente para las grandes empresas transnacionales de Estados Unidos y Canadá, de los tres países. Lo anterior, porque el mercado de Norteamérica es el más importante para México, y la mayor parte de la inversión extranjera que entra a México proviene de los Estados Unidos y del Canadá.

Referencias y fuentes estadísticas

Arroyo Picard, Alberto: El TLCAN en México: promesas, mitos y realidades, disponible en www.rmalc.org.mx/documentos/balance_tlcan_bis.pdf, consultado el martes 22 de noviembre de 2011.

Banco de México: Estadísticas: política monetaria e inflación (otros indicadores: balanza de pagos, comercio exterior, resumen (sin apertura de maquiladoras)), disponible en www.banxico.org.mx/SieInternet/consultarDirectorioInternetAction.do?accion=consultarDirectorioCuadros&sector=1&sectorDescripcion=Balanza, consultado el martes 22 de noviembre de 2011.

González G., Susana: Subió 333% el desempleo en 10 años de gobiernos del PAN, señala el INEGI, La Jornada Edición Electrónica Sección Economía, domingo 26 de diciembre de 2010, disponible en www.jornada.unam.mx/2010/12/26/index.php?section=economia&article=019n1eco, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2010.

INEGI (Banco de Indicadores Económicos, BIE): series que ya no se actualizan (estadísticas de contabilidad nacional base 1980, PIB por gran división, división y rama de actividad económica, series desde 1960; y base 1993, Sistema de Cuentas Nacionales de México, cuentas de producción por gran división de actividad económica) e indicadores económicos de coyuntura (Producto Interno Bruto Trimestral, base 2003, series originales), disponible en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/NIVA050240#ARBOL, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2011.

INEGI (Banco de Información Económica, BIE): series que ya no se actualizan (producto interno bruto trimestral, base 1993) e indicadores económicos de coyuntura (producto interno bruto trimestral, base 2003), disponible en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/NIVA05#ARBOL, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2011.

Los subsidios agrícolas en los países del TLCAN, Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la H. Cámara de Diputados, diciembre de 2007, pp. 12 y 13 (Cuadro Subsidios agropecuarios en los países miembros del TLCAN, 1998-2005), en www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/cefp0952007.pdf, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2011.

Tratados de Libre Comercio, Aduana México, disponible en www.aduanas.sat.gob.mx/pv_obj_cache/pv_obj_id_B9CBBB4434D2E702D0E15D787A87BF3146C40000/filename/GI07_06.pdf, consultado el martes 22 de noviembre de 2011.

 

LECTURA ANALÍTICA DOS

EDUCACIÓN Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Por: Martín Carlos Ramales Osorio
mramales2000@yahoo.com.mx

Mucho se han jactado las administraciones priístas (las de Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo) y panistas (las de Vicente Fox y Felipe Calderón) de la supuesta estabilidad macroeconómica que vive el país desde que México se subordinó al imperio yanqui a través de la adopción de medidas del Consenso de Washington y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN por sus siglas en español, o NAFTA por sus siglas en inglés).

La inflación baja y estable más que ser una realidad es mera ficción, al igual que la supuesta fortaleza de la economía mexicana bajo régimen de tipo de cambio flexible adoptado desde tiempos del gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) (el modelo Mundell-Fleming bajo tipo de cambio flexible y perfecta movilidad del capital financiero a nivel internacional, predice que una economía se protege perfectamente de choques externos negativos como el de 2008-2009; sin embargo, y como efecto y secuela de la crisis financiera internacional con epicentro en los Estados Unidos, la economía mexicana cayó abruptamente en 2009 en 6.2 por ciento, lo que agudizó el desempleo y la pobreza).

Así que la economía mexicana no es estable ni mucho menos experimenta crecimiento económico, y además es sumamente frágil ante choques externos negativos como el de 2008-2009. En el mejor de los casos, experimenta un estancamiento estabilizador que se ha venido traduciendo en ampliación de las desigualdades socioeconómicas, en desempleo y en pobreza.

La teoría económica tradicional dominante (la de Adam Smith y David Ricardo, la de Walras y Pareto, la de Arthur Laffer y Milton Friedman, la de James Meade y Robert Solow) predice que una economía puede experimentar crecimiento económico, expansión del PIB a precios constantes, si aumenta la cantidad de capital productivo (maquinarias y equipos para producir bienes de consumo final), si aumenta la cantidad de trabajo (en particular la población económicamente activa, PEA), si se expande la frontera agrícola y si tienen lugar las innovaciones tecnológicas.

Amén de que también consideran al comercio internacional como una fuente de crecimiento económico (enfoque de los beneficios recíprocos: ventajas absolutas, Adam Smith; ventajas comparativas, David Ricardo; los refinamientos neoclásicos, Edgeworth-Haberler; la diversidad estructural de recursos, Heckscher y Ohlin). Así, sin más ni más, si un país se abre al libre comercio internacional experimentará crecimiento económico como por arte de magia.

Y es que para esta forma de razonar la economía, a través del libre comercio internacional los países más que competir se complementan, y de ahí la denominación de “enfoque de los beneficios recíprocos” (por ejemplo, Sí México tiene abundantes yacimientos petroleros y el Canadá posee abundantes tierras forestales, el comercio internacional entre ambos países permitirá a México complementar su producción interna de madera y al Canadá su producción interna de petróleo de una manera más barata y eficiente).

Argumentación tan socorrida por la administración de Salinas de Gortari (1988-1994) para convencer a millones de mexicanos incrédulos acerca de los muchos beneficios que traería para el país la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y el Canadá: crecimiento económico y generación de empleos bien remunerados que impulsarían al país hacia el primer mundo.

Pero oh decepción, después de andado el camino del comercio internacional durante poco más de 18 años, el PIB por habitante de la economía mexicana no ha crecido siquiera al uno por ciento en promedio anual, apenas lo ha hecho al 0.87 por ciento; o sea, ha permanecido prácticamente estancado.

Y es que las últimas cinco administraciones neoliberales que han gobernado al país, no han invertido lo suficiente en investigación y desarrollo científico y tecnológico que permita al país ser lo suficientemente competitivo en los mercados de la actual economía mundial globalizada. De ahí la ausencia de innovaciones tecnológicas que no permite a las empresas mexicanas producir más y mejor, mejorar la eficiencia productiva y abatir costos, generar más y mejores bienes de capital para transformar materias primas en bienes de consumo final.

Si el gobierno mexicano gastara lo suficiente en investigación y desarrollo, al respecto el promedio internacional ronda el uno por ciento como proporción del PIB, otro gallo le cantaría a la economía mexicana y a sus habitantes: crecimiento económico, baja inflación y empleos bien remunerados. El mejor antídoto contra la inflación es el aumento de la productividad proveniente de las innovaciones tecnológicas más que las políticas monetarias restrictivas del Banco de México, y que mejor que estimular el crecimiento económico mejorando las capacidades tecnológicas invirtiendo lo suficiente en investigación y desarrollo (según datos del Banco Mundial, en México el gasto en investigación y desarrollo es de apenas el 0.37% como proporción del PIB, comparado con el 0.39 de Uganda, con  el 0.44 de Cuba, con el 0.51 de Argentina, con el 1.07 de Brasil, con el 1.43 de Uruguay, con el 1.91 de Canadá, con el 2.67 de USA y con el 3.44% de Japón) (Ver Cuadro 1).

Sí la sociedad mexicana formara científicos y técnicos capaces de generar innovaciones científicas y tecnológicas aplicables a las actividades productivas en vez de sicarios para las bandas del crimen organizado, tendríamos una economía fuerte y competitiva, generadora de bienestar social. Pero no, en México únicamente hay 347 científicos por cada millón de habitantes, muy por debajo de Argentina que tiene 1 mil 46 por cada millón de habitantes, de Brasil que tiene 696, de China que tiene 1 mil 199, de Marruecos que tiene 661, de la República de Corea que tiene 4 mil 947, de Canadá que tiene 4 mil 335 o de España que tiene 2 mil 901 investigadores por cada millón de habitantes (Ver Cuadro 2).

Pero no, nuestras autoridades prefieren inyectarle competitividad a nuestra economía y a “nuestras empresas”, abaratando la mano de obra vía la reforma laboral y dejando contaminar a las grandes empresas transnacionales que vienen al país a coadyuvar a su crecimiento económico. Sí, como no: vienen a engrosar ganancias corporativas pagando salarios magros…
Cuadro 1. Gasto en investigación y desarrollo como porcentaje del PIB


País

% del PIB

País

% del PIB

Alemania

2.53

EUA

2.67

Arabia Saudita

0.05

Francia

2.08

Argentina

0.51

Israel

4.80

Austria

2.52

Italia

1.18

Brasil

1.07

Japón

3.44

Canadá

1.91

México

0.37

China

1.40

Reino Unido

1.78

Rep. de Corea

3.21

Suecia

3.40

Cuba

0.44

Uganda

0.39

España

1.27

Uruguay

1.43

Fuente: Banco Mundial, http://datos.bancomundial.org/indicador/GB.XPD.RSDV.GD.ZS/countries

 

Cuadro 2. Investigadores dedicados a investigación y desarrollo (por cada millón de personas) (Año 2008)


País

No. de investigadores

País

No. de investigadores

Alemania

3,667

Costa Rica

257

Argentina

1,046

Ecuador

106

Australia

4,259

España

2,901

Austria

4,141

EUA

4,673 (2007)

Bélgica

3,517

Francia

3,690

Brasil

696

Hong Kong

2,664

Canadá

4,335 (2007)

Italia

1,614

Chile

355

Japón

5,189

China

1,199

Marruecos

661

Rep. de Corea

4,947

México

347 (2007)

Croacia

1,516

Puerto Rico

668 (2009)

Fuente: Banco Mundial, http://datos.bancomundial.org/indicador/SP.POP.SCIE.RD.P6/countries.

CUESTIONARIO TRES

Preguntas de repaso y de discusión

1. ¿Qué economista reformuló en la década de los 30 la teoría clásica del comercio internacional sustentada por Adam Smith y David Ricardo y por qué razón lo hizo?

2. ¿De qué manera la teoría de los costos de oportunidad salva las conclusiones de la teoría clásica del comercio internacional?

3. ¿Cómo se modifica el principio de la ventaja comparativa en términos del costo de oportunidad? Al respecto, ilustre mediante un ejercicio numérico de su propia inventiva suponiendo dos países que producen dos bienes, y que disponen de determinada cantidad de trabajo cuya productividad debe usted de decidir.

4. En relación con la pregunta anterior, ¿de qué manera el comercio internacional permite a los distintos países consumir por encima y por fuera de sus respectivas Fronteras de Posibilidades de Producción (FPP)?

5. En relación con las dos preguntas anteriores, ¿de qué manera el libre comercio internacional promueve el crecimiento económico? Retomando los datos de su respuesta a la pregunta 3, demuéstrelo mediante un ejercicio numérico.

6. ¿Por qué autores fue desarrollado el modelo de factores específicos y distribución de la renta?

7. Mediante un ejemplo (cualitativo) de su propia inventiva, ¿qué factores productivos son específicos y cuál es el factor productivo móvil?

8. Explique el proceso de obtención de la Frontera de Posibilidades de Producción (FPP) de una economía hipotética que dispone de tres factores productivos: tierra (T), trabajo (L) y capital (K). ¿Por qué la FPP de una economía de esta naturaleza es cóncava con respecto al origen?

9. En relación con la pregunta anterior, explique en qué punto producirá exactamente la economía.

10. Una vez asignados los distintos factores productivos (tierra, trabajo y capital) para producir una determinada combinación de manufacturas y alimentos, ¿qué sucede con la asignación de factores productivos y con la distribución de la renta si aumenta el precio del alimento mientras que el precio de las manufacturas y todo lo demás permanece constante?

11. En relación con la pregunta anterior, ¿diga qué sucede con el bienestar de trabajadores, agricultores y manufactureros y por qué?

12. ¿Qué es lo que puede provocar cambios, aumentos o disminuciones, en los precios relativos de los distintos bienes que produce la economía?

13. Para que el comercio tenga lugar entre dos países, ¿en qué deben diferir?
14. ¿Por qué dos países o más pueden diferir en precios relativos?

15. ¿Por qué dos países o más pueden diferir en demandas relativas, y por qué en ofertas relativas?

16. Suponga dos países, el A y el B, el primero de los cuales tiene mucho capital pero poca tierra, en tanto que el B tiene mucha tierra pero poco capital, ¿cómo serán los precios relativos de las manufacturas y de los alimentos en ambos países antes del comercio internacional, y cómo será la distribución de la renta si A y B no llevan a cabo comercio entre ellos?

17. Una vez que A y B deciden comerciar, ¿qué ocurre con los precios relativos de la manufacturas y los alimentos y, por tanto, con la distribución de la renta al interior de cada país?

18. En consecuencia, ¿cuál es el resultado general en que concluye el modelo de factores específicos y distribución de la renta?

19. ¿Cuáles son las principales diferencias y semejanzas entre el modelo de factores específicos de Samuelson-Jones y el de proporciones factoriales de Heckscher y Ohlin? Enumérelas con detalle.

20. Mediante un ejercicio numérico de su propia inventiva, ilustre acerca de la intensidad de factores según el modelo Heckscher-Ohlin.

21. Mediante un ejercicio numérico de su propia inventiva, ilustre acerca de la abundancia o escasez relativa de recursos o factores productivos según el modelo de proporciones factoriales.

22. ¿Por qué razón el modelo de comercio internacional desarrollado y propuesto por Heckscher y Ohlin se denomina como de proporciones factoriales?

23. ¿Cuál será el patrón de comercio entre México y Estados Unidos si el primero tiene abundancia relativa de trabajo en tanto que el segundo tiene abundancia relativa de capital?

24. En relación con la pregunta anterior, ¿cómo serán los precios relativos de las manufacturas y de la tela al interior de cada país antes del comercio internacional, y cómo será la distribución de la renta?

25. ¿Qué curre con los precios relativos y con la distribución de la renta una vez que ambos países llevan a cabo comercio internacional?

26. ¿Cómo reza el teorema básico de Heckscher-Ohlin?

27. ¿Por qué se dice que el libre comercio internacional de mercancías sustituye, aunque sea de manera imperfecta, la inmovilidad de factores productivos a nivel internacional?

28. ¿Cómo se logra en el modelo de Heckscher y Ohlin una asignación eficiente de los recursos a nivel internacional?
29. ¿Los países ganan o se complementan con el comercio internacional según la teoría clásica y neoclásica hasta aquí expuesta? Explique detenidamente.

30. ¿Cuándo surge el interés por los países en desarrollo y por qué?

31. ¿En qué contexto surge la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL?

32. ¿Con qué objetivo surge la CEPAL?

33. ¿Cómo se concibieron las principales tareas de la posguerra?

34. ¿Cómo se pretendía impulsar el despegue de las naciones subdesarrolladas del mundo después de la Segunda Guerra Mundial?

35. ¿Por qué se dice que la CEPAL no se limitaría únicamente a mera difusora de la teoría del desarrollo?

36. ¿Por qué para la CEPAL la adopción de políticas de pleno empleo en los países desarrollados y la reorganización del comercio y las finanzas internacionales no bastarían para propiciar el desarrollo de los países latinoamericanos?

37. ¿Por qué para el argentino Raúl Prebisch, uno de los teóricos más destacados y consistentes de la CEPAL, el comercio internacional lejos de beneficiar a los países en desarrollo los perjudica?

38. ¿Qué propicia, según el enfoque de Prebisch, la tendencia al deterioro de los términos de intercambio de los países en desarrollo?

39. ¿Qué mostraba Prebisch en relación a lo que la teoría neoclásica del comercio internacional vaticinaba?

40. ¿Qué elementos o factores explicaban para Prebisch y la CEPAL la tendencia al deterioro de los términos de intercambio de los países productores de bienes primarios?
41. ¿Qué se entiende por términos de intercambio?

42. A partir de la conclusión inevitable a que llegaba la CEPAL acerca de las causas del subdesarrollo, ¿cómo hacer posible la acumulación de capital y el desarrollo de los países latinoamericanos?

43. ¿Qué opinaba Ruy Mauro Marini al respecto?

44. ¿Cómo justificaba la CEPAL la industrialización que debían asumir los países latinoamericanos?

45. ¿Cómo concebía la CEPAL la industrialización que de sus economías debían asumir los países latinoamericanos?

46. ¿Cómo se facilitaría la superación del subdesarrollo según los teóricos de la CEPAL?
47. ¿De qué factor importante requería el inicio de la industrialización latinoamericana y cómo era concebido dicho factor por la CEPAL?

48. ¿Qué opinaba Valpy FitzGertald respecto a la pregunta anterior?

49. ¿Qué acontecimientos históricos influyeron considerablemente sobre las medidas de industrialización que se adoptaron en América Latina?

50. ¿A qué problemas se comenzaron a enfrentar sistemáticamente los países latinoamericanos una vez iniciada la industrialización por sustitución de importaciones (ISI)?

51. ¿Qué entiende usted por industrialización por sustitución de importaciones (ISI)?

52. Según Mauro Marini, ¿qué contradicciones llevaron al agotamiento pronto de la industrialización sustitutiva de importaciones?

53. ¿De qué líneas de argumentos provenían las críticas principales a la teoría de la industrialización sustitutiva y en qué consistía cada una de ellas?

54. Empleando el Esquema 3.2, explique de qué manera la dependencia tecnológica se convierte en dependencia económica y financiera y cómo encierran a las economías latinoamericanas en un círculo vicioso de pobreza y subdesarrollo.

55. ¿De qué manera explica Juan F. Noyola la inflación y el desequilibrio externo de las economías latinoamericanas? ¿De qué manera explica el desequilibrio externo a la inflación?

56. ¿Por qué razón cree usted que durante poco más de 17 años de vigencia del TLCAN la balanza comercial de México sigue siendo deficitaria?

57. ¿Por qué el comercio exterior para México no ha significado un crecimiento económico alto y sostenido como lo vaticina la teoría clásica y neoclásica del comercio internacional?

58. Explique dos puntos cruciales del teorema de Heckscher-Ohlin: 1. las diferencias en la disponibilidad estructural de los factores de la producción como determinante del intercambio, y 2. la tendencia a la igualdad de los precios de los factores.

59. ¿En qué consistió la contundente crítica de la corriente estructuralista al principio clásico de los beneficios bilaterales simétricos del comercio internacional?

60. Los estructuralistas no se limitaron a criticar las versiones convencionales de la teoría del comercio internacional. Propusieron también directrices de acción. Haga un resumen y muestre cómo influyeron durante largo tiempo en la política económica de México, en esa área.

1 Chacholiades, Miltiades: “Economía Internacional”, Editorial McGraw-Hill Interamericana, S. A., Segunda Edición, México, 1997, p. 27.

2 La teoría del valor-trabajo es sumamente restrictiva porque supone que el trabajo es homogéneo, que el trabajo es el  único factor de producción y que el costo de un bien depende solamente de la cantidad de trabajo  requerida para su producción. En la realidad el trabajo no es homogéneo y en la producción además de trabajo se utilizan bienes de capital y recursos naturales. El concepto de costo de oportunidad refleja el principio de la escasez tan propio de la economía neoclásica, Lionel Robbins redefinió la disciplina en 1932 de la siguiente manera: “La ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre medios escasos que tienen usos alternativos” (Cfr. Robbins, Lionel (1932): “Ensayo Sobre la Naturaleza y Significación de la Ciencia Económica”, en Textos Selectos de Economía, http://www.eumed.net/cursecon/textos/robbins/index.htm, consultado el 27 de junio de 2008). Para Guillén Romo,  “el objeto principal de preocupación y de análisis de los neoclásicos es muy diferente al de los economistas clásicos. En efecto, los clásicos, dentro de una visión de largo plazo y una perspectiva dinámica, ponían el acento en los problemas de la acumulación de capital, el crecimiento económico y el porvenir general del sistema económico. Por el contrario, los neoclásicos, haciendo a menudo la hipótesis de una oferta dada de “factores de producción”, estudian cómo los agentes económicos pueden proceder a la mejor utilización posible de tal “factor de producción” disponible en cantidad fija. Así, el objeto esencial de estudio es la “asignación óptima a usos alternativos (competitivos) de un factor determinado”. La teoría clásica es remplazada por un razonamiento en términos de equilibrio general dentro de un cuadro esencialmente estático donde el problema es encontrar modalidades de asignación de los “factores raros”. La escasez se vuelve el concepto económico fundamental y se viene abajo la hipótesis de reproducción de un sistema propia del análisis clásico, que se situaba en una perspectiva temporal diferente” (Cfr. Guillén Romo, Héctor: “Orígenes de la Crisis en México, 1940-1982”, Ediciones Era, Colección Problemas de México, Tercera Reimpresión de la Primera Edición, México, 1988,  pp. 19 y 20).

3 Chacholiades, Miltiades: op. cit., p. 28.

4 Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: “Economía Internacional. Teoría y Política”, Editorial McGraw-Hill Interamericana de España, S. A. U., Tercera Edición, Madrid, 1995,  p. 46.

5 Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: op. cit., p. 47

6 Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: op. cit., p. 64.

7 Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: op. cit., pp. 65 y 66.

8 Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: op. cit., pp. 77 y 78.

9 Chacholiades, Miltiades: op. cit., p. 81.

10 Steinberg, Federico (2004): “La Nueva Teoría del Comercio Internacional y la Política Comercial Estratégica”, p. 22, en Libros Gratuitos de Economía, http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/fs/fs.doc, consultado el 27 de junio de 2008.

11 La FPP de Estados Unidos se puede obtener a partir de la FPP de México aplicando el teorema de Rybczynski: 1) si aumenta la cantidad de capital, la línea de restricción del capital se desplaza de B´C´a BC, y 2) si disminuye la cantidad de trabajo, la línea de restricción del trabajo se desplaza de A´B´a AB. De manera concreta, el teorema de Rybczynski demuestra que un bien es intensivo en tierra o en capital de la siguiente manera: a medida que aumenta la cantidad de trabajo de la economía, la FPP se desplaza sesgadamente en la dirección de la producción de telas (bien intensivo en trabajo) y el punto de pleno empleo de la economía se desplaza también sesgadamente en dirección de la producción de telas, por tanto, la producción de tela (intensiva en trabajo) aumenta pero la producción de manufacturas disminuye. La producción de telas aumenta a fin de absorber el incremento de la fuerza de trabajo y la producción de manufacturas disminuye a fin de liberar el capital suficiente para aumentar la producción de tela (Cfr. Chacholiades, Miltiades: op. cit., pp. 82-86).

12 Cfr. Chacholiades, Miltiades: op. cit., pp. 81, 91-96.

13 Cfr. Krugman, Paul R. y Maurice Obstfeld: op. cit., pp. 89 y 90 y Chacholiades, Miltiades: op. cit., pp. 91-96.

14 Chacholiades, Miltiades: op. cit., p. 95.

15 Steimberg, Federico (2004): op. cit., pp. 21-23, en http://www.eumed.net/cursecon/libreria/2004/fs/fs.doc, consultado el 27 de junio de 2008.

16 El término “países en desarrollo”, o más concretamente, “países en vías de desarrollo”, hace referencia sólo a una de tantas problemáticas del subdesarrollo económico. El término en cuestión resalta las potencialidades productivas desaprovechadas de los recursos humanos y naturales y, por tanto, indica que el acento de la política de desarrollo se debe volcar hacia la educación y la formación de mano de obra calificada, así como a la aplicación de la tecnología moderna a los procesos productivos. Otros términos utilizados como sinónimos son: países poco desarrollados, países menos desarrollados, países pobres, países no-industrializados, países atrasados, países de producción primaria y países dependientes. Y el subdesarrollo económico es precisamente un “conjunto complejo e interrelacionado de fenómenos que se traducen y expresan en desigualdades flagrantes de riqueza y pobreza, en estancamiento, en retraso respecto de otros países, en potencialidades productivas desaprovechadas, en dependencia económica, cultural, política y tecnológica” (Sunkel, Osvaldo y Pedro Paz: “El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teoría del Desarrollo”, Siglo XXI Editores, Vigesimosegunda Edición, México, 1988, pp. 15 y 16)

17 Escribano Francés, Gonzalo (UNED): “Conceptos y Teorías Fundamentales del Desarrollo”, en http://www.reddeleducador.com.ar/concepto_de_desarrollo.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

18 Mauro Marini, Ruy: “La Crisis del Desarrollismo”, Archivo de Ruy Mauro Marini (1994), en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

19 Sunkel, Osvaldo y Pedro Paz: “El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teoría del Desarrollo”, Siglo XXI Editores, Vigesimosegunda Edición, México, 1988, p. 21.

20 Sunkel, Osvaldo y Pedro Paz: op. cit., p. 20.

21 Mauro Marini, Ruy: op. cit.,  en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

22 Se denomina “estructuralista” al pensamiento de un grupo de economistas que estuvieron ligados directa o indirectamente con la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), pero que escribieron en su mayoría por cuenta propia y que pasó posteriormente por extensión a referirse a la totalidad del pensamiento de la CEPAL. El término (“estructuralista”) se deriva del énfasis otorgado a las peculiaridades de la transformación de la estructura productiva de la generalidad de los países latinoamericanos, y contrapone en tono polémico con el enfoque monetarista ortodoxo (Villarreal, René: “La Contrarrevolución Monetarista. Teoría, Política Económica e Ideología del Neoliberalismo”, Fondo de Cultura Económica-Océano, Primera Edición, México, 1986, p. 156). Son representantes del estructuralismo principalmente el argentino Raúl Prebisch, el brasileño Celso Furtado, el chileno Anibal Pinto, el argentino Aldo Ferrer, los mexicanos Juan F. Noyola Vázquez y Víctor Urquidi, el chileno Osvaldo Sunkel, entre otros; todos ellos de formación keynesiana y kaleckiana, y algunos con un apreciable dominio de la economía política clásica, tales como Prebisch y Furtado.

23 El estructuralismo abreva de los conceptos neoclásicos y, sobre todo, keynesianos; la teoría de la dependencia, del marxismo y de la teoría del imperialismo de Lenin. El análisis dependentista surgió durante la década de los años sesenta en América Latina, como respuesta a la crisis económica que golpeó a la mayoría de los países latinoamericanos a principios de la mencionada década, atribuida a un proceso de industrialización que estaba descansando sobre la base de la vieja economía primario-exportadora y, por tanto, sujeto al deterioro secular de los términos de intercambio que permitiera generar las divisas suficientes para importar los bienes intermedios y de capital que tal proceso exigía. El estructuralismo revelaba un cuadro idealizado de un Estado desarrollista que encabezaba las fuerzas igualitarias y modernizadoras de las sociedades latinoamericanas; por el contrario, los teóricos de la dependencia idealizaron al Estado socialista, que acabaría con la explotación y la pobreza, y que a través de un programa de reformas de nacionalización y planificación, conseguiría un desarrollo autosustentado. La teoría de la dependencia surge del pensamiento cepalino, continuando con la crítica cepalina al comercio internacional en la que el énfasis estaba puesto en el llamado deterioro de los términos de intercambio. No obstante, y a diferencia del estructuralismo que no constituyó ningún cuestionamiento serio al capitalismo y a sus formas y expresiones más acabadas, la visión dependentista planteó la necesidad de una crítica al imperialismo y a su manifestaciones más directas, por ejemplo, en lo referente a la inversión extranjera que, bajo su aspecto ideológico, asumía la forma de ayuda extranjera para el desarrollo de los países subdesarrollados. De esa manera, los dependentistas radicales como Gunder Frnak y Marini no planteaban la necesidad del fortalecimiento del Estado-Nación, sino que hacían intervenir el elemento del cambio revolucionario, la ruptura con el imperialismo y la nacionalización de los medios de producción. En el plano de la realidad, la revolución cubana incidió de manera importante sobre esta interpretación del subdesarrollo (Cfr. Del Campo Esther: “Dependencia”, en Román Reyes (Dir), Diccionario Crítico de las Ciencias Sociales, Universidad Complutense, Madrid 2004, www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/D/dependencia.htm, consultado el 27 de junio de 2008; Lezama, José Luis: “Sociedad, Espacio y Población”, Cuadernos de Docencia No. 5, El Colegio de México, Primera Edición, México, 1991. pp. 173-174; y Mauro Marini, Ruy: “La Crisis del Desarrollismo”, Archivo de Ruy Mauro Marini (1994), en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.)

24 Villarreal, René: “La Contrarrevolución Monetarista. Teoría, Política Económica e Ideología del Neoliberalismo”, Fondo de Cultura Económica-Océano, Primera Edición, México, 1986,  pp. 156-157.

25 Mauro Marini, Ruy: op. cit.,  en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

26 Villarreal, René: op. cit., p. 157. En un excelente trabajo econométrico, José Antonio Ocampo y María Ángela Parra examinan, partiendo de la hipótesis de la inelasticidad-ingreso de la demanda de materias primas que afecta negativamente los términos de intercambio de los países en vías de desarrollo y, por tanto, de los términos de intercambio de trueque que operan sobre los precios reales de los productos básicos a través de los mercados de bienes, la evolución de los términos de intercambio entre productos básicos y manufacturas ocurrida a lo largo de todo el siglo XX. Mediante análisis estadístico de series de precios relativos de 24 productos básicos y ocho índices, muestran que hubo un deterioro marcado de los términos de intercambio de trueque a lo largo del siglo XX; no obstante, encuentran que no hay evidencia de que exista una tendencia secular o continua al deterioro de los términos de intercambio, tendencia que en opinión de ambos autores se ha asociado quizás de manera incorrecta a la tesis formulada por Prebisch y Singer, señalando que no por ello es menos cierto que los precios relativos de la materias primas se deterioraron en forma notoria a lo largo del siglo pasado. Más bien, mediante diversas pruebas establecen que ha habido una caída, ya sea escalonada o continua, de los precios de nueve productos y de todos los índices utilizados. A partir de las pruebas econométricas realizadas y del conocimiento de la historia económica, afirman que el primer escalón hacia abajo parece haberse producido alrededor de 1920, que se relaciona con los grandes cambios que la primera guerra mundial generó en la economía mundial, y que el segundo cambio estructural parece haberse dado alrededor de 1980, tras la desaceleración experimentada por la economía mundial a partir de 1973 (Cfr. Ocampo, José Antonio y María Ángela Parra: “Los Términos de Intercambio de los Productos Básicos en el Siglo XX”, Revista de la CEPAL No. 79, Abril de 2003, pp. 7-35, en http://www.un.org/esa/desa/ousg/articles/pdf/lcg2200e_OcampoParra2.pdf, consultado el 27 de junio de 2008).

27 Villarreal, René: op. cit., p. 158.

28 Es importante anotar que en este punto Valpy FitzGerald asienta que en sus comienzos la teoría de la CEPAL es un intento por comprender la lógica del desarrollo de la economía de América Latina durante la gran depresión y la segunda guerra mundial que vivió la experiencia de sustitución de importaciones en las dos décadas previas como un proceso espontáneo de los gobiernos y las empresas para responder al desplome externo. Por tanto, sigue diciendo, más que una estrategia consciente dirigida a la industrialización y al manejo macroeconómico de la demanda, se entendió que este proceso era resultado de la utilización de la capacidad manufacturera instalada cuando las importaciones competitivas diminuyeron y de la lucha de los gobiernos por mantener el gasto en circunstancias que caía la recaudación tributaria originada en el comercio. Por tanto, termina diciendo, la teoría de la CEPAL fue, en sus inicios, un intento de comprender la lógica de este proceso autónomo, con el objetivo de racionalizarlo, y no de diseñar una nueva estrategia de industrialización como tal (FitzGerald, Valpy: “La CEPAL y la Teoría de la Industrialización”, St. Antony's College, Oxford, en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008).

29 Mauro Marini, Ruy: op. cit.,  en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

30 FitzGerald, Valpy: “La CEPAL y la Teoría de la Industrialización”, St. Antony's College, Oxford, en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008. El propio Valpy FitzGerald argumenta que las barreras proteccionistas surgieron toda vez que se bloqueó la creación de la Organización Mundial de Comercio y se alzaron las barrera proteccionistas de Estados Unidos luego de la Conferencia de la Habana de 1947, con lo que quedó cerrada la estrategia latinoamericana orientada a las exportaciones de productos de uso intensivo de mano de obra como los textiles, que sucedería después de una etapa de expansión manufacturera basada en los mercados internos.

31 Ocampo, José Antonio y María Ángela Parra: “Los Términos de Intercambio de los Productos Básicos en el Siglo XX”, Revista de la CEPAL No. 79, Abril de 2003, p. 8, en http://www.un.org/esa/desa/ousg/articles/pdf/lcg2200e_OcampoParra2.pdf, consultado el 27 de junio de 2008

32 Cfr. Mauro Marini, Ruy: op. cit., en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm , consultado el 27 de junio de 2008, y FitzGerald, Valpy: op. cit., en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008

33 Se distinguen dos etapas distintas de la industrialización sustitutiva: la etapa inicial suponía la sustitución de bienes de consumo masivo no duraderos e insumos básicos, en tanto que la etapa avanzada suponía la sustitución de bienes de consumo duraderos, insumos complejos y bienes de capital (FitzGerald, Valpy: op. cit., en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008)

34 FitzGerald, Valpy: op. cit., en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

35 Sunkel, Osvaldo y Pedro Paz: op. cit., pp. 25 y 26

36 Villarreal, René: op. cit., p. 162.

37 Que validaba el enfoque estructuralista de la inflación de Juan F. Noyola Vázquez, según el cual las presiones inflacionarias básicas se localizan tanto en la agricultura como en el comercio exterior de los países latinoamericanos (Ver Tabla 1.6). Las devaluaciones de 1948 y de 1954 en México eran la expresión de un proceso de industrialización que estaba descansando en el sector primario-exportador para generar las divisas que tal proceso demandaba.

38 Mauro Marini, Ruy: op. cit., en http://www.marini-escritos.unam.mx/026_crisis_desarrollismo_es.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

39 FitzGerald, Valpy: op. cit., en  http://www.robertexto.com/archivo16/cepal.htm, consultado el 27 de junio de 2008.

40 Economista académico con especialidad en política económica (macroeconomía) y en integración económica global y regional (economía internacional), Facultad de Economía de la UNAM y Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).

41 Tratados de Libre Comercio, Aduana México, disponible en http://www.aduanas.sat.gob.mx/pv_obj_cache/pv_obj_id_B9CBBB4434D2E702D0E15D787A87BF3146C40000/filename/GI07_06.pdf, consultado el martes 22 de noviembre de 2011.

42 En su edición del domingo 26 de diciembre de 2010, el periódico La Jornada revelaba lo siguiente al respecto: “la primera década del siglo XXI, en la que el PAN ha gobernado el país, concluye con un saldo de 2.6 millones de mexicanos en el desempleo y un alza de 333 por ciento en el nivel de desocupación desde que Vicente Fox empezó su gestión, con 612 mil personas. A quienes en este momento no tienen trabajo se agregan otros 5.4 millones que de plano se desistieron de buscar porque consideran que no tienen posibilidades de encontrar, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Si bien ambos grupos están conformados por mexicanos sin ocupación, y en conjunto suman 8 millones (10 por ciento de la población mayor de 14 años o 19 por ciento de la empleada), para el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), responsable de la ENOE, se trata de casos diferentes. De cualquier manera, si sólo se toma en cuenta la población que las autoridades consideran como desempleada, ésta se cuadriplicó en los 10 años de gobierno del PAN, y sólo en el último cuatrienio, correspondiente a la administración Felipe Calderón Hinojosa, se disparó 65 por ciento (un millón 50 mil más), ya que cuando asumió el poder la población desocupada era de 1.6 millones”. Podemos deducir, que los 5.4 millones que ya se desistieron de buscar empleo, son las personas que se quedaron sin empleo durante el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000), por lo que el saldo en términos de desempleo durante 17 años de TLCAN y 5 años del Acuerdo Comercial con Japón es de 8 millones 50 mil personas que actualmente no tienen empleo (González G., Susana: Subió 333% el desempleo en 10 años de gobiernos del PAN, señala el INEGI, La Jornada Edición Electrónica Sección Economía, domingo 26 de diciembre de 2010, disponible en http://www.jornada.unam.mx/2010/12/26/index.php?section=economia&article=019n1eco, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2010).

43 Al respecto, Alberto Arroyo Picard establece lo siguiente: “el superávit comercial con Estados Unidos se debe básicamente al petróleo y la maquila cuya dinámica es independiente del TLCAN. Las exportaciones de petróleo realmente no han aumentado significativamente. Previo al TLCAN (1988-1993) el promedio de exportación diaria es de 1.37 millones de barriles diarios y durante el TLCAN (1994-2002) es de 1.47 millones de barriles diarios. En volumen las exportaciones de petróleo sólo han aumentado 7.26%. Este tipo de exportaciones responden a una necesidad y no dependen de las reglas del TLCAN (…) Las maquilas si han aumentado durante el tiempo de vigencia del TLCAN sus exportaciones; pero no debido al TLCAN…” (Ver Arroyo Picard, Alberto: El TLCAN en México: promesas, mitos y realidades, disponible en http://www.rmalc.org.mx/documentos/balance_tlcan_bis.pdf, consultado el martes 22 de noviembre de 2011).

44Los subsidios agrícolas en los países del TLCAN, Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la H. Cámara de Diputados, diciembre de 2007, pp. 12 y 13 (Cuadro Subsidios agropecuarios en los países miembros del TLCAN, 1998-2005), en www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/cefp0952007.pdf, consultado el miércoles 23 de noviembre de 2011.