UN ENFOQUE TEÓRICO ACERCA DE LOS VALORES EN LA CONTEMPORANEIDAD

UN ENFOQUE TEÓRICO ACERCA DE LOS VALORES EN LA CONTEMPORANEIDAD

Ibón Leonor Lahera Cabrales (CV)
UCP Frank País García

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LA ACTIVIDAD COMO CATEGORÍA FILOSÓFICA Y LOS VALORES.

La autora de este trabajo considera interesante el  análisis de un colectivo de autores cubanos en Lecciones de Filosofía Marxista realizan y que son de fácil comprensión de los profesionales acerca de la actividad y el conocimiento, el valor y la valoración.
La actividad es un modo específicamente humano de relación con el mundo proceso en el cual el hombre reproduce y transforma creativamente la naturaleza.
En esta definición se destaca el papel activo del hombre en ese proceso (se puede hacer un análisis de la antropología de Feuerbach, pues sería muy complejo esbozar su obra en este trabajo).
La comprensión entro lo objetivo y lo subjetivo y su relación dialéctica es un fundamento esencial para comprender el contenido psicológico y sociológico en el estudio de los valores, elementos que a grandes rasgos se refieren en este trabajo de la autora al abordar el criterio de pensadores como  A.Luria, Leontiev, Rubinstein,  González, entre otros.
No menos significativo es referir los componentes del contenido de la enseñanza (Sistema de conocimientos- Sistema de habilidades y Sistema de valores) ¿Cómo se relacionan estos componentes con las categorías conocimiento- valor?
Los valores son analizados y comprendidos en la relación filosófica sujeto-objeto, es un proceso en el que el hombre conoce y valora, por ello el valor solo se concibe desde esta relación.
Este punto de vista constituye un enfoque esencial de carácter metodológico e implica:

  • La necesaria relación ciencia- valor
  • El reconocimiento de la categoría actividad y los tipos de actividad del sujeto social (actividad práctica- cognoscitiva- comunicativa - valorativa).

La conceptualización de la ciencia con propósitos académicos no excluye su tratamiento como fuerza social activa lo que hace que influya en todos los aspectos de la vida de la sociedad, como plantea Zaira Rodríguez (2001): en la producción, el modo de vida y la cultura en general. “Considerar la ciencia como una actividad social determinada conduce a su enfoque valorativo, a incluirla en la órbita del análisis axiológico”.
Entender “la ciencia como una fuerza social integral, en la unidad de todas sus ramas:ciencias naturales, ciencias técnicas y ciencias sociales, permite una utilización plenamente científica de todos sus resultados y logros, es decir, una utilización que responda a cabalidad a los intereses y valores esenciales del individuo y de toda la humanidad.” (Rodríguez, 2001: 212)
En el análisis de la  autora citada, se identifica un principio válido en las complejas transformaciones del Siglo XXI:
- El principio de la unidad de todos los conocimientos científicos, que lleva a que la ciencia actúe como valor auténticamente humano. Desde este principio se puede entender la relación, unidad e interpretación de los aspectos científicos y valorativos de la actividad humana.
La autora citada reconoce que hay un valor de la ciencia en relación con la sociedad y la propia ciencia tiene aspectos valorativos por lo que puede ser entendida como una forma de actividad valorativa y orientadora.
Para la comprensión de este problema con respecto a la Educación y los Valores desde la Pedagogía, se tiene en cuenta los componentes del proceso de enseñanza – aprendizaje.

  • Sistema de conocimientos
  • Sistema de habilidades 
  • Sistema de valores

Solo puede lograrse en el proceso de educación una formación en valores si se parte de un sistema de conocimientos, pues el individuo no puede reflexionar y convertir en algo suyo aquello que no ha aprendido. De hecho  la actividad científica y la actividad valorativa deben ser fuerzas complementarias. La ciencia no puede aparecer como un anti-valor “no se le puede considerar como una actividad axiológicamente neutral” (Rodríguez, 2001: p. 213).
Desconocer este principio integrador de la actividad cognoscitiva y de la valorativa, sustentado por la concepciones burguesas contemporáneas, va en contra de la relación teoría – práctica, divorcia las ciencias naturales y las ciencias sociales y se cuestiona si ¿Es posible un conocimiento y una fundamentación científica de los valores?, ¿Incluye la ciencia entre sus componentes aspectos valorativos?
La Dr. Zaira Rodríguez Ugido en esta dirección establece los nexos internos entre ciencia y valor, realizando un análisis del contenido objetivo de los valores, de la relación entre valor y valoración. Su concepción permite la crítica a las posiciones filosóficas objetivas y subjetivas.
Define que los valores como objetos o determinaciones espirituales no son otra cosa que la expresión concentrada de las relaciones sociales. Fuera de las relaciones activas del sujeto con el objeto es imposible concebir el valor (...) (Rodríguez, 1985: 53), los reconoce además como el elemento “atomístico” de las ideologías, expresándose en ellos los intereses, puntos de vista, necesidades y concepciones del sujeto.
Esta  autora  señala además, que a través de los valores el sujeto se auto conoce, conoce sus necesidades y la posibilidad de satisfacerlas o proyecta condiciones ideales para ello. En su concepción marxista reconoce los aspectos de interrelación entre la actividad cognoscitiva y la actividad valorativa, así como la especificidad de cada una. El conocimiento brinda la información y los valores poseen  una función práctico- reguladora y orientadora de la conducta humana, a su vez los hombres no pueden valorar adecuadamente lo que no conocen (Rodríguez, 1985: 38). El enfoque marxista, como ella señala, permite transformar el valor en conocimiento, aunque tiene en cuenta el carácter diferenciado entre ciencia y valor; busca sus nexos internos y recíprocos "(...) en la medida en que el conocimiento penetra en la vida se hacen más amplios y plenas la libertad y la creación humanas en tantos valores permanentes del hombre" (Rodríguez, 1985: 15).
Este enfoque filosófico, nos permite en el orden pedagógico a nuestro juicio,  establecer la relación entre los componentes del contenido de la enseñanza (sistema de conocimientos, sistema de habilidades y sistema de valores) pues, al reconocer la influencia del primero sobre este último, podemos identificar el estudio de los valores como un proceso formativo desde el contenido de las materias que favorece la unidad de lo instructivo y lo educativo a través del cual se va conformando una ideología, pues la educación en toda sociedad responde a un fin establecido políticamente por la clase en el poder.
De este análisis se concluye la  importancia que posee el análisis de la categoría filosófica de la actividad, obsérvese el gráfico siguiente:

Tipos de actividad.

El marxismo  produce una revolución en la consideración de la  relación sujeto-objeto y la actividad histórico-social que la  media. Al desentrañar el papel de la práctica material como fundamento integrador de dicha relación, postula    una nueva   problemática  que   supera tanto al idealismo como al naturalismo.  "Si la actividad práctico - material - escribió Zaira Rodríguez- constituye una relación en la que lo ideal  se materializa, la actividad cognoscitiva representa, por su  parte, un proceso de desobjetivación y de tránsito de lo material en ideas. A su vez la actividad valorativa integra el movimiento de lo ideal en lo material y de lo material en lo ideal". (En Lecciones de Filosofía).
Tanto la actividad cognoscitiva como la valorativa son expresiones de la práctica social.    En la relación sujeto-objeto la actividad humana se expresa como una síntesis que integra a manera de sistema tres momentos o dimensiones de la forma existencial de la realidad social, es decir, la actividad práctica, la actividad cognoscitiva y la valorativa. Estas formas de actividad sólo son separables en la abstracción, pues existen estrechamente vinculadas, en tanto expresión única de la relación sujeto - objeto.
El hombre conoce la realidad  porque la transforma con su práctica para satisfacer determinada necesidad. ¿Quiere esto  decir que al hombre no le interesa  desentrañar la verdad, penetrar en la esencia de las cosas? Todo lo contrario persigue determinado  valor  en correspondencia con las necesidades materiales o espirituales que objetivamente debe satisfacer, es decir, el criterio fundamental y el  punto de partida determinante del valor del  conocimiento, es la transformación del mundo por el hombre,  es decir, el conocimiento, en tanto actividad práctica.
En este modo práctica-valoración-conocimiento, constituyen momentos de la  actividad en esta relación y son inseparables  entre sí, es decir, son aspectos de un todo único que sólo se  aislan mediante la abstracción.
La actividad es síntesis de los aspectos ideal y material del hombre, cuya expresión concreta se realiza en la dinámica y movimiento de la actividad cognoscitiva,   valorativa  y práctica, a partir del condicionamiento material - objetivo que le sirve de fundamento y premisa.
En la comprensión científica de la actividad práctica es imposible soslayar el determinismo dialéctico-materialista. El hombre hace la historia, humaniza la naturaleza, cada día, con su acción transformadora, enriquece y amplía su objeto de conocimiento, pero en dependencia de leyes objetivas. Es cierto que los fines humanos devienen leyes de la actuación del hombre, que anticipan los resultados, pero en correspondencia con la realidad que le sirven de entorno.
La práctica es fundamento y fin del conocimiento, así como criterio objetivo de su veracidad. Estas tres funciones las ejerce la práctica en la medida que media todo el proceso del conocimiento en la aprehensión de la verdad objetiva.
En las Tesis sobre Feuerbach, trabajo que esboza la esencia del viraje revolucionario en la Filosofía, Marx revela el papel mediador de la práctica en el proceso del conocimiento. Somete a crítica la tergiversación que tiene lugar en el materialismo anterior acerca del problema de la relación sujeto-objeto y su nexo con el proceso del conocimiento. Tanto el materialismo anterior como el idealismo fueron incapaces de fijar la práctica como    fundamento del conocimiento humano.
La práctica es fundamento del conocimiento, precisamente por el hecho de que éste se genera en ella, en la medida que integra la realidad al sujeto, es decir, que deviene objeto. El proceso del conocimiento fundado en la práctica es un transcurrir ininterrumpido de  aproximación del sujeto al objeto, de conversión  de la realidad objetiva en objeto humano, social en y por el  por el hombre como ser social.