EL NACIMIETO DEL LIBERALISMO ECONÓMICO EN ANDALUCÍA

EL NACIMIETO DEL LIBERALISMO ECONÓMICO EN ANDALUCÍA

Eduardo Escartín González (CV)
Francisco Velasco Morente
Luis González Abril

Universidad de Sevilla

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INTRODUCCIÓN

José Manuel de Vadillo (1777-1858) fue un político y economista gaditano de la primera mitad del siglo XIX. Se trata de un autor muy poco conocido en la actualidad, a pesar de haber tenido un cierto renombre en su tiempo, ya que fue diputado en las Cortes de Cádiz, alcalde de esta ciudad, diputado en Cortes, senador y ministro de Ultramar; incluso fue Primer Secretario de Estado y del Despacho, cargo (equivalente a Presidente del Consejo de Ministros) que con carácter interino desempeñó durante unos días, de 25-04-1823 a 7-5-23, tras haber sido depuesto el gabinete formado por Evaristo San Miguel y Valledor. En su época sus obras no debieron gozar de amplia difusión y apenas sale a relucir en libros de historia del pensamiento económico español. Aun así, hoy es preciso hacerle justicia reconociendo que sus ideas no han perdido actualidad y por ello merece la pena ponerlas nuevamente de relieve.
Sobre la obra económica de este autor, sólo conozco un breve estudio efectuado por Velasco Pérez en 1990 y otro, un poco más extenso, publicado por de la Iglesia García en 19931. En la magna obra sobre el pensamiento económico en España dirigida por el eximio Enrique Fuentes Quintana: Economía y Economistas Españoles; (8 vols., 1999 el 1º y 2004 el 8º), no hay ningún análisis de las ideas económicas de Vadillo, sólo se le cita de pasada en seis ocasiones, en el Tomo 4. La primera, por Salvador Almenar Palau (p. 35), remite al estudio realizado por Velasco Pérez (1990) de los economistas clásicos andaluces Gutiérrez, Vadillo y Mora. La segunda, del mismo autor y en idéntico artículo (p. 45), para referirse a una obra de Vadillo (Breves observaciones sobre libertad y prohibiciones de comercio de 1842), cuyo texto es de corte librecambistas. La tercera, igualmente por este autor (p. 60), menciona a determinados librecambistas de la primera generación, como Flórez, Marliani, Vadillo y Mora. La cuarta, también por el autor precedente (p. 69), que, a raíz de las reformas económicas, alude a algunas personas que desempeñaron puestos importantes, y entre los parlamentarios, que algunas veces tuvieron destacado protagonismo, se encuentra Vadillo. La quinta, por Lluch y Almenar (p. 134), para comentar que Vadillo se sumó a la defensa del librecambio. Y la sexta cita, por estos últimos autores (p. 156), con el objeto de incluir a Vadillo entre los defensores del librecambio, junto a Flórez, Pebrer, Mora y Marliani. También es citado dos veces por Almenar y Velasco en el artículo «Una etapa en la consolidación del librecambio en España: El viaje de Cobden por Andalucía (1846)» incluido en el libro Andalucía en el Pensamiento económico coordinado por Gumersindo Ruiz; la primera en la página 108 donde se menciona a Vadillo entre los autores antiprohibicionistas y la segunda en la página 113 en que se comenta la inclusión de Vadillo entre los redactores de una publicación periódica dedicada a la difusión de las doctrinas del libre cambio.
Por otra parte, Almenar, en su estudio preliminar: «El pensamiento económico de A. Flórez de Estrada. Economía ricardiana y reformismo radical» a la edición del Curso de Economía Política (1980, pp. XCIV y XCV) de Álvaro Flórez de Estrada, hace una alusión muy similar a la precedente: «Hasta entonces [se refiere Almenar a la década de los cuarenta del siglo XIX], el librecambismo es obra de individualidades (algunas veces conectadas personalmente) como Pebrer, Vadillo, Marliani y Mora, y asumido por los portavoces de sectores comerciales o vinateros».
Además de estas referencias sobre Vadillo, Escartín (2003, pp. 151-153), en su Estudio y traducción de la obra: Reflexiones sobre la formación y la distribución de las riquezas de R. J. Turgot (Noviembre 1766), hace una breve alusión a la influencia de Turgot sobre Vadillo.
El presente opúsculo, que tiene un carácter totalmente distinto de los antes mencionados estudios sobre nuestro personaje, es un ensayo sobre la naturaleza de economista liberal de José Manuel de Vadillo, cuyas ideas al respecto no han perdido vigencia hoy en día y pueden servir de guía para superar la crisis económica actual y ayudar al crecimiento económico español, que, pese al paso del tiempo y a algunos avances, sigue siendo un dilema persistente a lo largo de los cinco últimos siglos e intensificado en los que median entre la época de Vadillo y la nuestra. Además exponemos su pensamiento económico, realzando sus ideas y rastreando sus posibles fuentes de inspiración. Analizamos básicamente el primer escrito de Vadillo, una memoria sobre el dinero y el interés, en la que se estrenó como economista liberal al declarar que sus ideas eran similares a las de Turgot, Smith y Say y porque, como dicho memorándum de Vadillo vio la luz en 1805, se trata, posiblemente, del primer escrito en el campo del liberalismo económico en Andalucía. Esto no obsta para tener también en cuenta otros ensayos económicos del autor, aun presentando menos contenido teórico que el primero.
Con el objeto de apreciar con la mayor pureza posible el pensamiento económico de este autor, las interpretaciones que de él se ofrecen se acompañan de amplias y profusas citas de sus escritos. Es aconsejable este proceder porque así se evita tener que acudir continuamente a su obra y porque es preferible dejar hablar al propio autor ante la posibilidad de desvirtuar el pensamiento de un escritor antiguo con exégesis personales.
A la par que se va leyendo esta primera memoria de Vadillo se viene de inmediato a la mente el recuerdo de algunas doctrinas económicas provenientes de la Escolástica; en especial de la que tardíamente se desarrolló en España en el siglo XVI y que también se preocupó del crecimiento económico con tesis liberales. Por tal motivo, para efectuar el análisis de esta obra de Vadillo se ha adoptado una hipótesis; a saber: la formación de las personas crea una impronta de la que es difícil escapar aun realizando el autor esfuerzos conscientes para evitarla. Y semejante suposición se confirma en el estudio realizado en el presente ensayo. Por tanto, la tesis es que se puede llagar a liberal con educación escolástica.
Vadillo se considera a sí mismo discípulo de Adam Smith en lo relativo a sus ideas económicas y en lo concerniente a su trayectoria política fue un liberal practicante. Aunque para escudriñar la naturaleza de su pensamiento económico es necesario analizar más a fondo sus ideas. Sobre esto, su primer escrito económico, como obra de juventud, es muy revelador y, sin tergiversar su pensamiento, se pretende contemplarlo desde varios puntos de vista.
Por el momento histórico que vivió y por su posicionamiento ante los acontecimientos políticos, podría ser inscrito Vadillo en las filas de los escritores «doceañistas»; esto es, los liberales que formaron parte activa en las Cortes de Cádiz de 1812 y luego sufrieron exilio, y de los que su representante más conocido en el campo de la Economía es Álvaro Flórez de Estrada. «Doceañista» es un término usado en 1958 por Artola en la «Introducción. Vida y obra de D. Alvaro Flórez de Estrada» en Obras de Alvaro Flórez de Estrada, I (p. XXVII) de la Biblioteca de Autores Españoles y luegopropagado por Velarde en Economistas españoles contemporáneos: primeros maestros (1990, p. 25). Ahora bien, Velarde no cita a Vadillo entre los autores «doceañistas». Al parecer, Velarde no lo consideró como un escritor destacado, porque sólo nombra a «los más señeros»: Álvaro Flórez de Estrada, José Canga Argüelles, Eudaldo Jaumeandreu y Pascual Madoz. Quizá no fuera Vadillo un economista o un hacendista de las tallas de Flórez de Estrada o Canga Argüelles, pero mantuvo toda su vida el talante liberal, cosa que no puede afirmarse de estos cuatro. Antes se mencionó que Vadillo fue incluido en las filas de los librecambistas. Sin embargo, de la Iglesia (en su obra citada, p. 133) contempla a Vadillo, y también a Manuel María Gutiérrez y a José Joaquín Mora, entre «los economistas liberales que surgieron del Cádiz doceañista». De todas formas, no está exenta de crítica la incorporación de un escritor en una u otra tendencia, puesto que ésta depende de cómo sea definida y, además, en un personaje siempre existen influencias dispares procedentes de todos cuantos autores él ha estudiado: intelectualmente cada cual es fruto de sus múltiples lecturas.
La principal obra de Vadillo a examinar, como se ha dicho, es la memoria con la que se estrenó en su faceta de economista; se trata del Discurso sobre si la moneda es común medida de los géneros comerciables y el influjo de la legislación y de los gobiernos en el valor de la moneda y del interés del dinero, escrito en 1804 y entregado a la Real Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País en marzo de 1805; por consiguiente, hace poco se cumplió el bicentenario de la presentación de esta primera obra de Vadillo como economista. El discurso de Vadillo, que originalmente llevaba el nombre de memoria en lugar de discurso, mereció ser distinguido, por parte de la referida sociedad, con la concesión de una medalla de plata (evento comentado por el propio autor –p. 10– en el «Preámbulo á la primera impresión de la Memoria»). Concerniente a este premio, Manuel Márquez, historiador y socio honorario de la Real Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País (que antes fue el entrañable y popular ex ordenanza del Ayuntamiento de Sevilla), encontró en dicha sociedad el libro de actas en el que se halla la referida concesión de la medalla de plata a la Memoria presentada por Vadillo. La fotocopia del acta figura en el Apéndice 1. En ella se observa que el director de la sociedad era el conde del Águila (se trata del tercer conde, Juan Ignacio de Espinosa y Tello, asesinado ignominiosamente, el 27 de mayo de 1808, por el populacho sevillano); el vice-director era el conde de Arboré; entre los censores que recomendaron la concesión del premio figura el famoso intelectual sevillano Alberto Lista y José María Blanco, que, posiblemente, sea el no menos famoso José María Blanco White, nacido en Sevilla en 1775.
En este ensayo, donde se presentan y desentrañan las ideas económicas de Vadillo, se pretende captar cuáles eran sus concepciones sobre diversos hechos económicos; por ejemplo: el régimen jurídico de la propiedad privada; el valor de los bienes; el dinero, su naturaleza económica y consideraciones legales; el interés del dinero; y asimismo el efecto del dinero sobre los precios y sobre la producción de mercancías; y los diferentes enfoques de contemplar la economía, ora desde el punto de vista del estudio real de los productos, ora desde el punto de vista de un análisis monetario. Dado que Vadillo tuvo inquietud por superar la depresión económica de su tiempo, completamos el presente ensayo sobre Vadillo con un estudio teórico sobre las crisis económicas.
También se intenta dilucidar las fuentes de inspiración de este gaditano que, ciertamente, absorbió de las emanadas unas décadas antes por Turgot y otros fisiócratas, así como por Adam Smith. Después, nuestro personaje comprobó con agrado que su pensamiento también concordaba con el del francés Juan Bautista Say. Sin embargo, en su memoria también se pueden apreciar influencias del escolasticismo. Al fin y al cabo, en el siglo XVI, también fueron liberales «los escolásticos tardíos» de la Escuela de Salamanca, según la denominación popularizada por el prestigioso profesor Schumpeter, en su Historia del análisis económico (1971 [1954], pp. 134, 136, 137) 2. Sucede, según asevera Schumpeter (obra citada p. 138), que «no estamos acostumbrados a buscar en los escolásticos el origen de las teorías propias del liberalismo del laissez faire ochocentista».
A este respecto, Velarde (obra citada, pp. 22 a 27) cree que los conocimientos económicos en España se difundieron por oleadas. Pero el parecer de Alfred Marshall es diferente, pues opinaba que los conocimientos no avanzan por saltos. Así reza el lema de su libro: Principios de Economía. Un Tratado de Introducción (Natura non facit saltum). De esta última opinión son seguidores García Lizana y Calero Secall (1999, p. 32 y 33), pues sospechan que en la Península Ibérica debió haber una continuidad (difícil de demostrar, por no existir pruebas documentales concretas) en el estado de los conocimientos científicos en general (o sea, incluidos los económicos) desde la época andalusí hasta la del siglo XVI.
En la versión de las oleadas y hasta los tiempos de Vadillo, los doctores escolásticos de la Escuela de Salamanca fueron los de la primera oleada, los economistas ilustrados los de la segunda y los «doceañistas» los de la tercera. Además, podríamos ampliar esta concepción diciendo que igualmente a estas mismas oleadas se debió la difusión de la economía liberal en la Península Ibérica. Pero, como se ha indicado, Almenar considera a los economistas partícipes del espíritu de las Cortes de Cádiz de 1812 miembros de la primera generación de librecambistas. Como se ve el léxico y los conceptos aún no están consolidados, pues al parecer los liberales y los librecambistas son contemplados de forma dispar por diferentes escritores económicos. Pero, pese a la falta de unanimidad, todas estas disquisiciones no quitan la condición liberal de los doctores salmantinos del siglo XVI. Sobre esto, Schumpeter (obra citada, p. 131) afirma:
La doctrina escolástica no tiene nada metafísico. Ni sostuvieron los doctores escolásticos el autoritarismo político. En particular, el derecho divino de los monarcas y el concepto de un estado omnipotente son creaciones de los defensores protestantes de las tendencias absolutistas que se iban a imponer en los estados nacionales.
Respecto a esta aseveración Schumpeter añade (ibídem, p. 135):
Los escolásticos no se interesaron primordialmente por los problemas de los estados nacionales y de su política de poder. Éste es precisamente uno de los vínculos principales entre ellos y los «liberales» del siglo XVIII y hasta del XIX.
Podemos interpretar, en lo que a España concierne, que los liberales del siglo XVIII son los «ilustrados» y los del siglo XIX los «doceañistas», que fueron los maestros de otros liberales de ese siglo.
Desde luego, tal apreciación no debe sorprender si se tiene en cuenta que los escolásticos, y también los tardíos de la Escuela de Salamanca, explicaron el valor de las cosas con el argumento de la communis aestimatio, o libre juego de la oferta y la demanda en mercados competitivos, como dice Velarde (obra citada, p.23); defendieron unas leyes propias de la Economía que seguirían vigentes pese a los esfuerzos legislativos para regular en su contra determinados hechos económicos, según comenta Velarde (ibídem, p.23); y se opusieron, ¡no faltaría más!, a los tejemanejes monetarios para devaluar o depreciar la moneda llevadas a cabo por los monarcas, como afirma Schumpeter (obra citada, pp. 134, 138 y 139).
En este estudio sobre Vadillo, todas las citas y páginas, las cuales se indicarán directamente con la abreviatura p. y el número de la página a continuación y la adición de una n en caso de tratarse de nota a pie de página, se han extraído de la recopilación efectuada por el propio autor de varias de sus obras en el libro:
Discursos Económicos-Políticos y Sumario de la España Económica de los siglos XVI y XVII, corregidos y aumentados. Imprenta de D. D. Feros, a cargo de Guerrero, calle del general Riego nº 58, Cádiz, 1844.

1 Velasco Pérez: Pensamiento económico en Andalucía (1800-1850). En el Capítulo III de ese libro se trata «El librecambismo y los economistas andaluces», donde se hace un sucinto estudio de José Manuel Vadillo (pp. 65 a 79).
De la Iglesia García: «José Manuel Vadillo», en Diez Economistas Españoles. Siglo XIX (1993, pp 131 a 161).

2 Escuela de Salamanca es la denominación que se ha consolidando para designar a los profesores de la Universidad de Salamanca y sus discípulos que prosiguieron las enseñanzas de Francisco de Vitoria. Los orígenes y asentamiento de tal nomenclatura se pueden seguir en la obra de Grice-Huchison Econonic Thought in Spain. Selected Essays of Marjorie Grice-Hutchinson (1993, pp. 67 y ss. de la versión española).