ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

Volver al índice

La destrucción del templo.

Herodes murió en el año 4 a.e.c., el miedo profundo al tirano había mantenido la paz durante su reinado, pero ante su deceso, disturbios y rebeliones se iniciaron en todo el reino: Jerusalén, Judea, Galilea y la Transjordania ardían en revueltas, también surgieron quienes se denominaron reyes de Judea y otros grupos de forajidos – héroes, que se rebelaban por los altos impuestos que se pagaban, Cohen nos dice que eran una especie de Robin Hood y gozaban de la popularidad entre la gente (Cohen, 2011, pág. 297), algo así como la popularidad de la que gozaba ETA en la época franquista realizando actividades que eran condenables, pero al ser en contra del gobierno odiado, generaban en ultramar en los desplazados españoles, sentimientos de empatía. Como dato meramente anecdótico, podemos señalar que el hecho de la muerte de Herodes el grande en el año 4 a.e.c. y el censo ordenado por el legado Quirino en el año 7 de la era común (Holtzmann & Oncken, 1918, pág. 354), no permiten sostener históricamente la fecha del nacimiento de un judío sobre el cual se iniciaría una nueva religión, el cristianismo, religión cuyo verdadero nacimiento resulta tardío, ya que las fundamentos de la fe cristiana se definieron en el llamado Concilio de Nicea que tuvo lugar entre el 20 de mayo y el 25 de julio del 325, siendo papa Silvestre I, y que ocurrió cuando la religión cristiana fue adoptada por el emperador romano Constantino I el Grande, de este concilio se definió el dogma de la llamada trinidad, así como la celebración de la Semana Santa (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008).
    Pero regresando a la historia principal, Roma no podía permitir que una parte de su reino se fragmentara, por lo que ante la ola de disturbios se ordenó una división del reino entre los hijos de Herodes, Antipas recibió Galilea, Philip los altos del Golán y Arquelao la parte más grande e importante del reino Judea. Pero Arquelao no respondió a las expectativas que tenían los romanos y dada su mala administración, el reino le fue arrebatado y anexado a la provincia de Siria la cual lo administraba por medio de procuradores, situación que prevaleció desde el año 6 e.c., si bien en el año 41 Agripa I, nieto de Herodes recibió del emperador Claudio el reino de Judea, solo reinó hasta el 44 e.c. ya que lo alcanzó la muerte y de nueva cuenta el reino de Judea se dividió en una administración romana; ninguno de esos procuradores tuvo una especial mención salvo uno de ellos, Poncio Pilatos 1, los cristianos por el relato que hacen de él en los sucesos de la llamada crucifixión, pero los judíos por el hecho de que para construir un acueducto sacó el dinero del tesoro del templo (Holtzmann & Oncken, 1918, pág. 323) y además levantó el enojo de la población al introducir en el palacio de Jerusalén, imágenes e inscripciones del emperador Tiberio 2 y por la forma despiadada en que trataba los asuntos.  El mal manejo y trato de los procuradores romanos, sirvió para calentar el ambiente y la rebelión final de los judíos en contra del imperio romano. Si al ambiente sumamente hostil en contra de los romanos, se hubiera sumado las instrucciones que el emperador Calígula3 , famoso por sus locuras entre ellas haber nombrado Cónsul a su caballo, ordenó al gobernador de Siria para erigir una estatua colosal del emperador en el templo de Jerusalén, con intenciones muy probables que lo adoraran ya que se consideraba Di-os, de haberse cumplido la instrucción hubiera estallado antes la rebelión judía, pero el gobernador Publius Petronius era un hombre prudente y retrasó las órdenes recibidas enviando sendas cartas a Calígula para tratar de disuadirlo de sus instrucciones, el emperador lo invitó a suicidarse, afortunadamente el asesinato de Calígula en el 41, evitó se consumaran esas instrucciones. Pero los procuradores romanos en Judea no fueron tan prudentes como el gobernador Publius Petronius, por lo que desde el 44 cuando murió Agripa I, siguieron un poco más de veinte años de procuradores corruptos e insensibles a las creencias y cultos judíos. Pero no solo había una mala administración de los procuradores romanos, la riqueza también era contrastante ya que la aristocracia judía gozaba de grandes beneficios económicos, en cambio el grueso de la población no encontraba medidas para soportar las malas condiciones económicas. Cuando los romanos privaron a la aristocracia de sus beneficios, fueron ellos los líderes que armaron e iniciaron esta gran rebelión al lado de los campesinos y las clases más pobres de la sociedad de Judá. Ese sentimiento de insatisfacción y ausencia de riqueza se vivía en todas las provincias del Imperio Romano, por lo que el caso de Judá no fue único, la Galia también se rebeló en el 69 e.c. con la predicción de un Druida 4 de que Roma sería destruida, pero como bien lo señala Cohen, estamos mejor documentados de la rebelión judía que de cualquier otra del imperio romano, gracias a Josefo y su participación como historiador de los emperadores romanos Vespasiano y sus dos hijos. Con un clima de insatisfacción y pobreza de todas las clases sociales de Judá, la gran rebelión era lógico que estuviera a punto de ocurrir. En efecto en el otoño del año 66 de la era común, cuando Gessius Florus el último de los procuradores romanos, saqueó el tesoro del templo, la rebelión inició matando a la guarnición romana en Jerusalén, el gobernador de Siria trató de controlar la situación pero sufrió una aplastante derrota, el celo judío se había manifestado de nuevo pero como lo demostrarían los siguientes acontecimientos, fue un celo irracional. La resistencia en contra de los romanos había existido casi permanentemente, pero en la época de Herodes el Grande, surgió un grupo de resistencia fanática denominados Zelotes, dentro de este grupo existía una rama llamada sicarios, los hombres daga, quienes además de asesinar romanos lo hacían con judíos nobles que eran cooperadores romanos (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008), de tal suerte que los aristócratas judíos, que probablemente apoyaron el inicio de las hostilidades de esta gran rebelión, fueron objeto también de represalias y se desató una lucha interna entre los judíos, los sicarios fueron expulsados de Jerusalén y se refugiaron en Masada, de la que hablaremos más adelante, lo importante es destacar que quienes se rebelaron en contra de los romanos no lo hicieron en un frente común, cada grupo rebelde al parecer tenía su propio líder y la manera de interpretar la lucha en contra de Roma.
A pesar de la propia división judía, es evidente que la rebelión fue grande y poderosa, las guarniciones romanas en la zona y del gobierno de la provincia no fueron suficientes para contener los ánimos judíos de independencia, se requería de una intervención mayor. En el verano del 67 Roma envío a su mejor general de la época, Vespasiano, en sus primeros enfrentamientos conoció a un noble judío al frente de una guarnición, Josefo, quien al no poder resistir el asedio romano decidió rendirse y profetizarle al romano que sería el siguiente emperador del Imperio, el refrán que reza: quien acepta un halago empieza a ser dominado, rindió frutos y Vespasiano decidió no solo perdonar al judío sino llevarlo consigo para ver si se convertiría en realidad tal afirmación,  cuando en verdad fue nombrado Emperador, Josefo fue adoptado como historiador y hombre de letras y gozó de los favores de los emperadores Vespasiano, así como de sus dos hijos Tito y Domiciano que también serían emperadores, gracias a ello, contamos con información que se ha preservado en el tiempo. Pero Vespasiano no había llegado a Judea a conocer aristócratas e intelectuales judíos, había llegado a conseguir la paz por medio de la guerra y en la primavera del 68 ya había pacificado toda la zona, excepto Jerusalén y algunos pequeños puntos, entre ellos Masada, pero hubo de suspender la guerra en el verano del 68, el emperador Nerón5 había sido asesinado(Cohen, 2011, págs. 297 - 299, 302, 310 - 315).
Vespasiano logró ser nombrado emperador a la muerte de Vitelio ocurrida el 20 de diciembre del 69, una vez logrado ser el líder indiscutible y consolidado su poder, se volvió a ocupar de la rebelión judía, mientras tanto los judíos en lugar de aprovechar el tiempo para organizarse, se dedicaron a pelear entre ellos por el control de la zona. Vespasiano encomendó a Tito finalizar la lucha en Judea, haciéndose acompañar por Josefo, en la primavera del año 70 ya había sitiado la ciudad y no había medio de escape alguno, para el 7 de mayo las fuerzas de Tito ya habían penetrado la muralla exterior, ocho días después habían penetrado y ganado el espacio de la segunda muralla, antes de iniciar la toma de la tercera muralla detrás de la cual estaba la parte más antigua de la ciudad, le pidió a Josefo interviniera y tratara de convencer al pueblo de que se rindieran y evitaran una matanza innecesaria, pero las voz de Josefo no fue escuchada y los rebelados decidieron continuar en su lucha. El hambre se apoderó de los sitiados y Tito permitió que todo aquel que quisiera huir lo hiciera, ante la negativa de rendición el romano ordenó el ataque final, no fue ni rápido ni fácil, hubo encuentros encarnizados pero finalmente el 2 de septiembre del año 70 Jerusalén completa cayó en manos de Tito, en memoria de esta conquista los romanos construyeron el famoso arco de Tito, que aún existe y en donde celebran la caída de la Judea (Holtzmann & Oncken, 1918, págs. 421 - 422, 426). Este arco fue elaborado en el año 80, pero no fue el único, Cohen nos señala que en realidad se realizaron dos arcos, pero uno fue destruido alrededor de los siglos XIV ó XV (Cohen, 2011, pág. 318). Pero no solamente lo celebraron con el arco, además de ello se elaboraron monedas con judíos cautivos y la imagen de Vespasiano como emperador, pero en algunas la imagen era la de Tito (Deutsch, Jan/Feb 2010).
Los romanos no acostumbraban destruir los templos de las ciudades conquistadas, pero el de Jerusalén era algo más que un templo común, era una fortaleza y el símbolo de resistencia del pueblo Judío, Josefo nos cuenta que Tito no quería destruirlo pero fue consejo de sus generales que así se hiciera, al final prevaleció dicha opinión y fue arrasado por los romanos, la destrucción ocurrió de acuerdo a la tradición judía en el día 9 del mes de Av según el calendario judío, aunque Cohen considera que ocurrió en el 10 de Av al final de agosto del año 70 (Cohen, 2011, pág. 318), pero no creo que la mayoría de los judíos lo pueda creer ya que la tradición siempre ha señalado el 9 de Av, como el día de las calamidades judías y la fecha en que los dos templos fueron destruidos, cada año los judíos de todo el mundo recuerdan con tristeza y un ayuno la pérdida del templo, asimismo cada shabat se pide porque se reconstruya la casa santa, la pérdida del lugar de adoración judío no ha sido olvidado.
Un dato que cabe destacar, es que la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos no significaba una guerra de exterminio en contra de todos los judíos o una persecución religiosa, solamente lo fue en contra de los rebeldes que se habían atrincherado en la capital del reino, la prueba de ello es que en el invierno del año 70 al 71, cuando Tito llegó a Antioquía los habitantes le pidieron que expulsara a los judíos o por lo menos les quitara la ciudadanía, pero Tito se negó terminantemente, los judíos aún recibían la protección del imperio y solamente se acabó con un grupo rebelde y no se pretendía acabar con toda la población (Holtzmann & Oncken, 1918, pág. 426) (Cohen, 2011, pág. 319).

1 Poncio Pilatos (fl. siglo I d.C.), procurador (gobernador) romano de la provincia imperial de Judea (26-36). El historiador judío Flavio Josefo lo retrató como un administrador duro que no supo entender las convicciones religiosas ni el orgullo nacional de los judíos. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

2 Tiberio Julio César (42 a.C.-37 d.C.), segundo emperador de Roma (14-37 d.C.), instituyó de forma permanente la magistratura que había ejercido su antecesor. Era el hijo mayor de Tiberio Claudio Nerón y de Livia Drusilla. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

3 Cayo Julio César Calígula (12-41 d.C.), emperador romano (37-41 d.C.), famoso por su crueldad y por su extravagancia. Nacido en Antium (ahora Anzio, en Italia), era el hijo más joven del general romano Julio César Germánico y de Agripina la Mayor, y nieto por adopción del emperador Tiberio. Su juventud en los campamentos militares le hicieron merecedor del sobrenombre de Calígula (en latín, diminutivo del calzado militar romano), debido a los pequeños zapatos militares que usaba. Tiberio le nombró, junto con su nieto, Tiberio Gemelo, coheredero al trono, pero el Senado romano y el pueblo optaron por Calígula como único emperador. Fue un dirigente clemente durante los seis primeros meses, pero se convirtió en un tirano depravado después de una enfermedad mental. Derrochó su fortuna (conseguida, en parte, por las confiscaciones de miembros del Senado) en espectáculos públicos y proyectos de construcción de edificios, desterró o asesinó a la mayoría de sus familiares, nombró a su caballo cónsul, se proclamó dios construyendo templos y realizando sacrificios en su honor. En el 41, los oficiales de su guardia conspiraron contra él y le asesinaron, nombrando como sucesor a su tío Claudio. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

4 Documentos antiguos sostienen que los druidas ejercían las funciones de sacerdotes, de profesores de religión, de jueces y de administradores públicos, después de haber sido investidos del poder supremo bajo un arco druida. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

5 Nerón (37-68 d.C.), emperador de Roma (54-68), el último de la dinastía Julia-Claudia (la primera dinastía imperial romana, formada por miembros de las gens Julia y Claudia). En el 68, las legiones de la Galia e Hispania, junto con la Guardia Pretoriana, se rebelaron contra Nerón, obligándole a huir de Roma. El Senado le declaró enemigo público, y se suicidó el 9 de junio del 68. Fuente: Microsoft Encarta 2008.