MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO I

MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO I

Eduardo Meza Ramos (CV)

Las exportaciones mexicanas de manufacturas. Análisis de cointegración

 

Carlos Gómez Chiñas

I. Introducción
El objetivo de este trabajo es evaluar algunos de los principales determinantes de las exportaciones
mexicanas de manufacturas. A pesar de que después de haber alcanzado en 1998 un máximo de 89.7 por ciento de las exportaciones totales de México, las exportaciones de manufacturas han venido disminuyendo su participación en las exportaciones mexicanas, todavía continúan representando un porcentaje importante de las exportaciones totales de México. Así, durante 2009-2010 representaron un poco más del 82 por ciento de las exportaciones mexicanas2. Sin duda que continúan siendo un elemento importante del comercio exterior de México.
Las variables utilizadas son las exportaciones de manufacturas de México deflactadas por el índice de precios de las exportaciones publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el tipo de cambio real calculado con base en la versión relativa de la paridad del poder de compra, el índice de la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera. Se utilizaron datos mensuales para el período enero de 1993-mayo de
2011. Se seleccionó como año inicial 1993 cuando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)
ya había sido negociado aunque no ratificado.
Los datos de las exportaciones de manufacturas de México se obtuvieron del Banco de Información Económica del INEGI, lo mismo que el índice de precio de las exportaciones que se utilizó para deflactarlas. Los datos de la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera se obtuvieron de dos series del Banco de Información Económica (BIE) del INEGI, una con base en 1993 en la parte de series que ya no se actualizan y la otra con base en 2008. Se encadenaron las dos series. La serie del tipo de cambio real se construyó, como ya se señaló, a partir de la versión relativa de la paridad del poder de compra. Se utilizaron los índices nacional de precios al consumidor (INPC) y el Consumer Price Index (CPI) de los Estados Unidos. Ambas series se llevaron a un mismo período base que en este caso fue mayo de 2006. Se eligió mayo de 2006, porque para el segundo trimestre de ese año se puede considerar que la balanza en cuenta corriente estuvo en equilibrio, lo que es consistente con un tipo de cambio real de equilibrio. La serie del tipo de cambio real se obtuvo de multiplicar el resultado de la división del CPI entre el INPC por el tipo de cambio nominal. Tanto esta última serie como la del INPC también se obtuvieron del Banco de Información Económica del INEGI. La serie del CPI se obtuvo de la página de internet del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos mientras que la serie del índice de la producción industrial de los Estados Unidos fue obtenida de www.econstats.com.

II. Marco Teórico
Desde  hace  mucho  tiempo,  los  estudiosos  del  comercio  internacional  han  intentado  establecer  las
características del vínculo entre comercio internacional y crecimiento económico. Hace algún tiempo hubo cierto consenso sobre la existencia de una correlación positiva entre ambos, como resultado del cual se destacaba la importancia de las estrategias de crecimiento orientadas “hacia afuera”, en las que se basaron algunas de las recomendaciones emanadas del “Consenso de Washington”.  Autores representativos de esta opinión son David Dollar, Jeffrey Frankel y David Romer, entre otros más, quienes sostienen que la apertura induce un mayor crecimiento, lo que sucede básicamente porque los países pueden adoptar las mejores tecnologías, provocando así un aumento de la productividad lo que a su vez propicia un aumento del crecimiento (Rodríguez Arana, 2005:74).
La situación ha cambiado desde principios del presente siglo. Así, en la actualidad la literatura especializada se caracteriza por tener más dudas que certezas acerca del vínculo entre comercio internacional y crecimiento económico. Uno de los aportes más críticos es el de Rodrik y Rodríguez, quienes cuestionan la correlación positiva entre apertura comercial y crecimiento afirmando que dicha correlación está afectada por problemas metodológicos y que, por lo tanto, los resultados de dichos estudios no son robustos. Esta perspectiva es reafirmada por Winters, quien con base en una revisión de la literatura concluye que aunque existe evidencia a favor de una relación positiva, los problemas metodológicos impiden estar completamente seguros de ello (Machinea y Vera,
2006:11). Según estos mismos autores, “aunque la relación entre apertura comercial y crecimiento está lejos de ser inequívoca, del análisis del desempeño exportador de América Latina desde 1990 a la fecha surge una correlación positiva entre al aumento de las exportaciones y el crecimiento económico” (Machinea y Vera, 2006:12).

Las razones por las que el aumento de las exportaciones impacta positivamente en el crecimiento son las siguientes:
a)  La generación de divisas, vía exportaciones, con un costo real de producción menor que el que implicaría producir localmente las importaciones requeridas para alimentar la expansión económica, lo que eleva la productividad promedio, tanto del país como del mundo en su conjunto. Lo importante aquí no es sólo el volumen de divisas generado, sino además la perspectiva de su crecimiento en el futuro. De ahí la relevancia de promover exportaciones de bienes y servicios cuya demanda externa presente tendencias de ascenso sostenido en el tiempo. Para sostener un crecimiento elevado del volumen de las exportaciones es imprescindible diversificar la canasta exportadora hacia rubros con demanda internacional más dinámica.
b)  Por los efectos positivos o encadenamientos que la actividad exportadora tiene sobre otras actividades locales, gracias a la demanda por productos y servicios de proveedores locales (permitiendo activar recursos físicos y humanos insuficientemente utilizados, o reasignándolos a usos de mayor productividad, o estimulando nuevas inversiones de estos proveedores). Estos efectos positivos serán mayores mientras mayor sea el número de empresas y sectores productivos asociados a las exportaciones. Este impacto será más intenso cuanto mayor sea la capacidad nacional para absorber el aprendizaje de las empresas exportadoras, lo que resalta la importancia de los vínculos entre la actividad exportadora y los mecanismos de transferencia y difusión interna de tecnología, así como la capacitación del capital humano.
c)  Las exportaciones pueden tener también un papel macroeconómico. En economías con restricciones externas al desarrollo, las mayores exportaciones contribuyen a aumentar la tasa de uso de recursos (Ffrench-Davis, 2005:177-178). En otras palabras, las exportaciones pueden generar crecimiento del producto cuando existen insuficiencias en la demanda doméstica. Esto es especialmente importante en economías pequeñas, donde es probable que los mercados externos sean los principales motores del crecimiento.
d)  El crecimiento robusto de las exportaciones conduce tanto a mayores como mejores empleos. Las exportaciones de manufacturas son típicamente intensivas en trabajo, así que la demanda de trabajo aumenta con el incremento de las exportaciones. Las empresas exportadoras también crean empleos con salarios más altos y mejores condiciones de trabajo que las empresas que compiten con las importaciones.
e)  Un crecimiento fuerte de las exportaciones ayuda a prevenir crisis en la balanza de pagos (Freund y
Pierola, 2008:2).
f)   La existencia de un mayor contacto con la economía internacional y con las exigencias de competitividad que enfrentan las actividades exportadoras y sus proveedores. Este efecto será mayor cuanto más diferenciado sea el producto y mayor sea la capacidad nacional para absorber el aprendizaje de las empresas exportadoras.
g)  El aprovechamiento de economías de escala y de especialización derivadas de la ampliación de los
mercados a los cuales las empresas locales destinan su producción (Gutiérrez y Romero, 2007:8).
En la década de los noventa surgieron algunos cuestionamientos a la importancia de las exportaciones para impulsar el crecimiento económico; autores como Ghatak y otros señalaron que son las exportaciones de manufacturas y no las exportaciones totales, las determinantes principales del crecimiento económico (Gutiérrez y Romero, 2007:8).  Por esta razón es que este trabajo se enfoca en las exportaciones de manufacturas de México.
De acuerdo con Marco Fugazza (2004:3), la correlación positiva entre crecimiento económico y desempeño exportador es una afirmación con un fuerte sustento empírico. De esta forma, un mejor conocimiento de los determinantes del desempeño exportador contribuiría a un mejor entendimiento de la relación entre apertura comercial y crecimiento económico.
El crecimiento sostenido de las exportaciones depende del nivel y la variabilidad del tipo de cambio real y de los costos directos e indirectos del negocio exportador. Así, para facilitar la expansión de las exportaciones la apertura debe ir acompañada, en las etapas iniciales, de una depreciación real. La baja de aranceles por sí misma iniciará un proceso de mejora del tipo de cambio real, que para concretarse requiere de una disciplina macroeconómica que mantenga constante la brecha entre gasto interno y producto (Vittorio Corbo, 1999:474).
El predominio del papel del tipo de cambio real para propiciar un aumento de las exportaciones es sorprendente, dados los modestos efectos del tipo de cambio sobre las exportaciones que han reportado la mayoría de los estudios. Sólo en unos pocos casos, el tipo de cambio ha sido identificado como un factor importante de estímulo del crecimiento de las exportaciones. Algunos estudios recientes discuten el vínculo entre un tipo de cambio subvaluado y el crecimiento de las exportaciones chinas, aunque algunos autores encuentran la demanda externa más importante. Se ha encontrado también que la depreciación del tipo de cambio es una parte importante de la aceleración del crecimiento económico y que la subvaluación conduce al crecimiento del ingreso en los países en desarrollo. Cambios en los precios relativos llevan a entrar en nuevas industrias de exportación y al descubrimiento de nuevos mercados. El tipo de cambio subvaluado hace más fácil ser exitoso en esos nuevos mercados y productos (Freund y Pierola, 2008:4-5).
La estabilidad  macroeconómica, junto con las reformas estructurales orientadas a aumentar la eficiencia, especialmente la reforma comercial,  es la vía más segura para promover las exportaciones. Esta estrategia global necesita ser complementada con el desarrollo de un marco institucional de apoyo al esfuerzo exportador. En las etapas iniciales, cuando el nivel medio y la varianza de los aranceles son todavía altos, es necesario contar con un mecanismo expedito de devolución de los aranceles pagados por los insumos incorporados en productos de exportación. Este tipo de medida reduce el sesgo anti-exportador implícito en la política comercial (Corbo, 1999:475).
Los modelos de crecimiento endógeno incorporan rendimientos crecientes a escala y externalidades, asignando de este modo un papel al comercio exterior y en particular al crecimiento de las exportaciones mediante la especialización y el aprovechamiento de las economías de escala, del acceso a una mayor variedad de materias primas, del aprendizaje obtenido por la experiencia y las negociaciones en la economía mundial y de la incorporación y adaptación de tecnologías (Corbo, 1999:474). En estos modelos, las exportaciones se relacionan con el crecimiento del producto básicamente por el lado de sus efectos para anular los rendimientos decrecientes de los factores, supuestos en el modelo neoclásico.
Las características que se incluyen surgen de las siguientes hipótesis:
•     La productividad del sector exportador sería mayor que la del no exportador debido a que el primero, al exponerse a la competencia internacional, con sus requerimientos de mejoras tecnológicas y mejores prácticas administrativas, participa en un entorno competitivo más dinámico. Así, cualquier crecimiento de las exportaciones se asocia a la generación de productos en un sector altamente productivo y con ello al aumento del crecimiento económico.
•     La existencia de externalidades desde el sector exportador hacia el resto de la economía. La mayor capacidad de producción de los sectores más productivos se extendería a los demás sectores tanto por un efecto imitación” como por la presión de tener acceso a materias primas y servicios más eficientes con el fin de que los exportadores mejoren su competitividad en los mercados internacionales.
•     El crecimiento de las exportaciones contribuye a elevar el nivel del producto interno bruto y, para cierto nivel de la demanda interna, ayuda a disminuir la dependencia del ahorro externo y con ello a acceder a financiamiento para la importación de insumos productivos intermedios que permitirían imprimir dinamismo al crecimiento. Así, las exportaciones son un instrumento para el crecimiento.
•     Una mayor cantidad de exportaciones acumuladas refleja la existencia de especialización mediante
economías de escala y efectos de aprendizaje.
•     Las diferencias de conocimientos entre los países explicaría las desigualdades en el crecimiento. En la medida en que crece el comercio internacional las diferencias se reducen.
•     La liberalización comercial por sí misma tiene un efecto favorable y significativo en el crecimiento.
•     En la medida en que un país registre un mayor volumen de exportaciones puede contar con un mercado mucho más amplio para sus productos. Un sector exportador más desarrollados atrae inversiones al disminuir el riesgo de los proyectos y con ello propicia un mayor crecimiento económico (Corbo,
1999:476-477).

III. El modelo
El modelo se especifica de la siguiente manera: LXMANR= C +C *LIPIEU+ C *LPRODL + C * LTCR
1        2                                  3                                          4
Donde LXMANR, la variable dependiente, son las exportaciones mexicanas de manufacturas expresadas en
millones de dólares de dólares constantes.
LIPIEU= el índice de Producción Industrial de los Estados Unidos, con 2000=100
LPRODL= productividad de la mano de obra en México en la industria manufacturera. Es un índice con
2008=100.
TCR= es el tipo de cambio real calculado con base en la versión relativa de la Paridad del Poder de Compra.

Todas las variables están en logaritmos. Se supone una relación positiva entre el índice de producción industrial de los Estados Unidos (LPIEU) y las exportaciones mexicanas de manufacturas. Las industrias de ambos países están estrechamente vinculadas por lo que cabe esperar que las exportaciones de manufacturas de México respondan a las variaciones de la producción industrial de los Estados Unidos.
Se espera que la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera guarde una relación positiva con las exportaciones ya que a medida que la productividad de la mano de obra aumente, las exportaciones se vuelven más competitivas.
La relación entre las exportaciones y el tipo de cambio real se espera que sea positiva ya que un aumento del tipo de cambio real implica una depreciación del peso, lo que hace más atractivas las exportaciones mexicanas en términos de precios. Es decir un aumento en el tipo de cambio real hace más competitivas a las exportaciones mexicanas de manufacturas.

IV. Estimación del modelo
La metodología a seguir para la estimación del modelo es la de cointegración propuesta por Engle Granger.
Se estima una ecuación estática (todas las variables se expresan en el tiempo t) por MCO, a la cual se le denomina regresión de cointegración (Loría, 2007:281).

Relación de exportaciones estimada a largo plazo
LXMANR =-7.092666+2.078823*LIPIEU+0.537314*LPRODL+0.109915*LTCR+u
Al nivel de 5% de significancia, el logaritmo  del tipo de cambio real es no significativo, los signos son los esperados para el índice de producción de los Estados Unidos y la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera en México y el tipo de cambio real, hay evidencia clara de autocorrelación. Los estadísticos t indican que los parámetros son significativos en lo individual, excepto el LTCR, y el estadístico F indica que en conjunto los parámetros no son iguales a cero.
Se sospecha que la regresión estimada es espuria. De acuerdo con el criterio de Granger y Newbold (Mata,
2004:39), las regresiones espurias  son aquellas que exhiben, entre otras, las siguientes características:
-Un coeficiente de determinación (R2)>DW
-Las variables no mantienen entre sí una relación causal.

-La estimación de un modelo econométrico temporal proporciona una elevada bondad de ajuste, en nuestro
caso 0.88.
Un valor del estadístico D-W relativamente bajo, indicativo de autocorrelación positiva, 0.58 en este caso.
De acuerdo con la prueba de Dickey-Fueller aumentada, las cuatro variables del modelo (en logaritmos) son no estacionarias, pero de acuerdo con esta misma prueba sus primeras diferencias sí son estacionarias. Esto indica que las cuatro series son I(1). Por lo tanto, se cumple con la primera condición para que exista una relación de cointegración (Pérez, 2006:670). El siguiente paso es comprobar si las variables cointegran. Para ello se utilizan los residuos estimados en la regresión de cointegración.

Se puede observar en el cuadro anterior que de acuerdo con la prueba de Dickey-Fueller aumentada, los
residuos estimados en la regresión de cointegración son estacionarios y que la regresión no es espuria.

 Asociado a la relación de cointegración existe un modelo de corrección del error (MCE) que tiene la siguiente expresión:

El ajuste del modelo de corrección del error (MCE) asociado a la relación de cointegración es el siguiente:

El término -0.309379RRES es el mecanismo de corrección de errores. El signo negativo actúa para reducir el desequilibrio en el próximo período (mes). Si las variables están en desequilibrio en el período t-1, el mecanismo de corrección de errores actúa para restaurar gradualmente las variables hacia el equilibrio en el futuro. En este caso se observa que la desviación de las exportaciones de manufacturas respecto a su nivel de equilibrio de largo plazo se corrige mensualmente en aproximadamente 31 por ciento.
El hecho de que exista cointegración entre series I(1) sólo indica asociación de largo plazo entre ellas, pero no refiere nada a la relación de causalidad, por lo que la prueba de causalidad de Granger busca determinar estadísticamente si el pasado de la variable x contiene información que preceda al comportamiento de la variable (y) y que contribuya a explicarla (Loría, 2007:306).

Se rechaza la hipótesis nula de que el índice de la producción industrial de los Estados Unidos no causa en el
sentido de Granger a las exportaciones de manufacturas de México. Asimismo, no se puede rechazar la hipótesis nula de que las exportaciones de manufacturas no causan, en el sentido de Granger, a la producción industrial de los Estados Unidos. En este caso, se tiene una relación de causalidad del índice de producción industrial de los Estados Unidos a las exportaciones mexicanas de manufacturas pero no a la inversa.
No obstante el resultado de la ecuación de corrección del error, donde la primera diferencia del logaritmo del índice de productividad del trabajo en las manufacturas aparece como no significativo, se rechaza la hipótesis nula de que la productividad del trabajo en las manufacturas no causa, en el sentido de Granger, a las exportaciones de manufacturas. También en este caso se tiene una relación de causalidad desde la productividad del trabajo en las manufacturas a las exportaciones de manufacturas pero no a la inversa.
Finalmente, no se puede rechazar la hipótesis nula de que el tipo de cambio real no causa a las exportaciones de manufacturas.

Conclusiones
De acuerdo a los resultados obtenidos se puede afirmar que las variables que explican el comportamiento
de las exportaciones mexicanas de manufacturas son el índice de la producción industrial de los Estados Unidos y la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera de México, el tipo de cambio real resultó no significativo. Una de las explicaciones para esto se puede encontrar en el alto grado de integración de las industrias manufactureras de Estados Unidos y México. Por este alto grado de integración el tipo de cambio real deja de ser una variable relevante en las decisiones de exportación de las empresas transnacionales de origen estadounidense establecidas en México. Las decisiones se toman con base en consideraciones globales.
Una explicación adicional podría estar en el hecho de que para exportar se requiere importar un porcentaje no despreciable de los insumos requeridos en la producción de los bienes exportables. Así, un aumento en el tipo de cambio real no necesariamente incentiva las exportaciones, puede suceder precisamente lo contrario como indican los resultados obtenidos.

Bibliografía
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