POBREZA, DESARROLLO Y POLÍTICA SOCIAL EN MÉXICO

Hilario Barcelata Chávez

POBREZA Y MEDIO AMBIENTE

La sabiduría convencional
"Los pobres degradan el medio ambiente" podría ser el resumen caricaturesco de la tesis de la sabiduría convencional. Lamentablemente, el Informe Bruntland, que sirvió como documento de discusión en la Cumbre de Río sobre el Medio Ambiente (1992), reforzó esta tesis, según la cual el calentamiento global y el hoyo en la capa de ozono convencieron a muchos gobiernos y filántropos de que está en su propio interés ayudar a combatir la pobreza para evitar el avance de la degradación ambiental global. Una "buena" consecuencia como resultado de una tesis muy poco sustentada.
Sin embargo, la función real de esta tesis es crear una cortina de humo para ocultar que, en verdad, lo que más contamina es la riqueza despilfarradora que predomina en el primer mundo. Con ello se trata de evitar que los países ricos asuman plenamente la responsabilidad que les corresponde en la materia.

Economía moral y economía ecológica
"La manipulación de la información hace aparecer ahora a los dirigentes de países ricos como líderes ecologistas", dice Juan Martínez Alier (JMA), "proponiendo programas universales de restricciones ecológicas (donde, por ejemplo, unos deben aumentar la eficiencia energética de sus automóviles y otros pueden sólo contribuir a una menor producción de gas metano cultivando menos arroz o a una menor producción de CO2 respirando menos)"1. El comentario burlón entre paréntesis muestra, vía reducción al absurdo, lo insostenible de la tesis de que los pobres contaminan o por lo menos que contaminan más que los ricos. En el mismo texto Martínez Alier señala que "la lucha por la supervivencia lleva a los pobres a defender el acceso a los recursos naturales y su conservación y, por tanto, el ecologismo de los pobres ha estado muy presente tanto en la historia como en la actualidad". Pero nuestro autor va más allá y asocia este ecologismo con una resistencia a la economía de mercado:
"Muchos movimientos sociales surgen de las luchas de los pobres por la supervivencia. Son, por tanto, movimientos ecologistas en cuanto sus objetivos consisten en satisfacer las necesidades ecológicas para la vida: energía (incluyendo las calorías de la comida), agua, espacio para albergarse. Son movimientos ecologistas que tratan de sacar los recursos naturales de la esfera económica, del sistema de mercado generalizado, de la racionalidad mercantil. "Los movimientos sociales en defensa a la vez de una economía moral y de una economía ecológica son movimientos que se resisten a la incorporación de recursos naturales, cuya utilización era regulada por instituciones comunales, en la esfera de la valoración monetaria, ya que el sistema de mercado generalizado discrimina a los pobres (y contra las generaciones futuras)".
La resistencia a la transformación de los recursos naturales en mercancías, que supondría que sean regulados por el mercado, y la postulación de que, por el contrario, sean regulados por la comunidad, constituye propiamente la economía ecológica. A ésta JMA le añade, correctamente, la economía moral, que resiste a la economía del libre mercado porque considera que la supervivencia humana no puede estar librada a la suerte del mercado, sino que debe ser protegida socialmente. Queda implícito que buena parte de los problemas medioambientales surgen de la invasión de todas las esferas sociales y naturales por las reglas mercantiles y por la codicia que conllevan, transformada en virtud.

Ecologismo campesino
La mayor eficiencia energética de la economía campesina, señala JMA -su pertenencia a comunidades y el hecho que no esté totalmente inmersa en la racionalidad mercantil de corto plazo-, se traduce en una visión de más largo plazo de las inversiones, que la que tienen la administración estatal o los bancos internacionales (cuyos análisis costo-beneficio usan altas tasas de descuento que infravaloran los beneficios futuros). La economía campesina, que es ecologista, no descuenta (o descuenta con tasas muy bajas) los beneficios futuros.

Descomposición campesina
Sin embargo, JMA no cree que los campesinos siempre sean ecologistas. Hace notar las inversiones no realizadas (como testimonian los andenes incas abandonados) y la existencia de prácticas de cultivo nocivas para el suelo. Cita aprobatoriamente un trabajo que señala que los campesinos pobres del Titicaca "no pueden darse el lujo, hoy en día, de ser solamente campesinos". Mientras los cultivos tradicionales se mantienen en la sierra, en la ceja de selva se desarrolla la siembra del café, "sin preocuparse por la erosión del suelo, como una actividad especulativa. Falta tiempo para cuidar los cafetos adecuadamente, ya que los miembros de las familias trabajan en ocupaciones diversas, tratando de conseguir lo suficiente para vivir".
Concluye JMA: "pierden poco a poco su visión campesina, frecuentemente viajan a las ciudades para conseguir recursos adicionales, y la degradación ambiental de sus campos se vuelve habitual". Recapitulando: la economía campesina está óptimamente preparada para una agricultura muy eficiente (en términos energéticos) y para realizar inversiones de largo plazo que conservan el entorno natural y que protegen a las generaciones futuras. Son ecologistas. Sin embargo, hay una descomposición campesina que JMA no explica, que toma como un dato en la frase "no pueden darse el lujo de ser campesinos solamente".

Hacia una explicación
La búsqueda de ingresos extraparcelarios para sobrevivir está determinada por un doble proceso de formación de precios que los pauperiza. Por una parte, el carácter estacional de los requerimientos de fuerza de trabajo en la agricultura, que lleva a que en la formación actual de los precios de los productos agrícolas no se incluya el costo de reproducción de la mano de obra (y su familia) durante todo el año. Por otra parte, la subvaloración de los precios de los combustibles fósiles, que favorecen una agricultura capitalista que los usa intensivamente y cancela la ventaja que su mayor eficiencia energética le otorga a la agricultura campesina. La primera parte de la explicación constituye un esbozo de una teoría de la pobreza rural, que he desarrollado en trabajos anteriores y que resumo más abajo2. La segunda ha sido postulada por diversos ecologistas.

Una teoría de la pobreza rural
Las diferencias entre la agricultura y la industria se resumen diciendo que mientras en la industria los procesos pueden ser continuos (24 horas al día, 365 días al año), en la agricultura son estacionales (cosecha en pocas semanas del año, por ejemplo). La estacionalidad agrícola se expresa en requerimientos de fuerza de trabajo desiguales a lo largo del año. Esta diferencia genera consecuencias poco analizadas. La más importante es la relacionada con la pregunta: ¿quién paga el costo de reproducción (manutención) de la fuerza de trabajo -y de sus familias- durante los periodos de escasa o nula actividad agrícola? Esta pregunta puede reformularse así: ¿cuáles son los costos de mano de obra pertinentes en la formación de los precios agrícolas? ¿El costo de los días trabajados únicamente, o el costo de reproducción, durante todo el año, del productor y su familia? En la industria (y en los servicios) este dilema no se presenta, ya que se trabaja todo el año. La presencia de este dilema en la agricultura explica la enorme variedad de formas de producción presentes en ella. Cada forma de producción es una manera particular de solucionar el dilema. En la agricultura capitalista, como señala Brewster3, el problema de la manutención del asalariado en los periodos de desempleo es un asunto suyo, no del capitalista. La formación de los precios en un mercado de productos agrícolas en el cual participan empresas capitalistas estará determinada solamente por el costo de la mano de obra durante los días efectivamente trabajados.
En la medida en que el productor familiar, sea éste farmer o campesino, concurre a los mismos mercados que los productores capitalistas, y actúa en ellos como tomador de precios, los precios de sus productos sólo pueden remunerar los días efectivamente trabajados. Sin embargo, el campesino y su familia tienen que comer todo el año. He aquí la causa más importante de la pobreza de los campesinos en todo el mundo. En la medida en que los campesinos deben asumir el "costo social" que el capitalismo impone a la agricultura, se ven obligados a complementar sus ingresos como trabajadores asalariados fuera de la parcela o realizando otras actividades. El costo humano de la migración estacional involucrada es altísimo. Una consecuencia adicional es la degradación ambiental, ya que el campesino, presionado por las necesidades de subsistencia, carece del tiempo para cuidar sus cultivos, evitar la degradación ambiental y realizar las inversiones necesarias.

Cultivando con petróleo
Escribe JMA: "En 1973 y 1974 varios estudiosos, siguiendo una sugerencia del ecólogo Howard Odum que había escrito que la agricultura moderna consiste en cultivar con petróleo, presentaron balances energéticos de diversos tipos de agricultura. El estudio más conocido es el de David Pimentel, quien mostró la decreciente eficiencia energética del cultivo de maíz en Estados Unidos, a causa del enorme y creciente insumo de petróleo o sus derivados (como fertilizantes, pesticidas), y la comparó con la mayor eficiencia energética conseguida en la agricultura de la milpa en el sur de México. ¿Qué significa el aumento de productividad en la agricultura que los economistas observan? La productividad económica aumenta, la productividad energética disminuye. ¿Cómo conciliar esos hechos? Del valor de la producción, ¿no deberíamos deducir las varias contaminaciones que son productos de la agricultura moderna, de la erosión del suelo y de la pérdida de la biodiversidad? Y el valor de los insumos, ¿realmente asume la falta de disponibilidad futura del petróleo al usarlo ahora en tan grandes cantidades?"4
Desde la economía ecológica surge la cuestión del valor de los recursos naturales y los servicios ambientales para la economía. JMA se pregunta si es posible traducir tales valores ambientales en valores monetarios, a lo que contesta que podemos complementar los mercados reales con mercados ficticios, donde preguntemos por la disposición a pagar por bienes ambientales extramercantiles o por la disposición a aceptar indemnizaciones por externalidades negativas (esto es lo que hacen los economistas neoclásicos). "Pero ni los mercados reales ni los simulados pueden realmente superar algunas de sus fallas -la ausencia en ellos de las generaciones futuras, y de miembros de otras especies-. No son realmente fallas, sino características propias de lo que entendemos por mercados (reales o ficticios)." Habría que añadir que los pobres están casi ausentes de los mercados.
Los mercados no determinan el precio del petróleo. La renta petrolera, factor fundamental del precio del petróleo, ya que los costos de exploración y extracción son mucho menores, está determinada políticamente, como ha demostrado la OPEP en múltiples ocasiones. Mientras más barato es el petróleo, más ventajas tiene la agricultura que cultiva con petróleo, lo que abarata los productos agrícolas y pauperiza a los productores campesinos que no siembran con petróleo.

Conclusión
En síntesis, los campesinos del tercer mundo practican una agricultura más eficiente energéticamente que la agricultura capitalista, y en condiciones adecuadas, lejos de degradar el medio ambiente, son productores ecologistas con visión de largo plazo. Sin embargo, enfrentan la competencia de una producción agrícola capitalista triplemente subsidiada: por los jornaleros agrícolas, a los que sólo paga los días trabajados; por los países productores de petróleo que valúan éste sin considerarlo un recurso no renovable; y por los gobiernos de los países capitalistas. Estos subsidios deprimen el precio de los productos agrícolas, y los campesinos del tercer mundo, para subsistir, se ven obligados a buscar ingresos extraparcelarios, lo que les impide llevar a cabo plenamente sus tareas ecológicas. Aun así, los campesinos son ecologistas. La historia reciente de México tiene ejemplos de campesinos ecologistas presos o asesinados por oponerse a la depredación capitalista de los bosques.


1 Juan Martínez Alier, La interpretación ecologista de la historia socioeconómica: algunos ejemplos andinos, Proyecto de Investigación, Universidad Autónoma Bellaterra, Barcelona, 1989, multicopiado

2 Julio Boltvinik, "Hacia una teoría de la pobreza rural", La Jornada, Economía Moral, 14 de junio de 2002; y "Presentación" en Economía popular. Una vía para el desarrollo sin pobreza en América Latina, PNUD, Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza, RLA/86/004, Bogotá, 1991, pp. VII-LV

3 John W. Brewster, "The machine process in agriculture and industry", en Karl A. Fox y D. Gale Johnson (eds.), Readings in the Economics of Agriculture, George Allen & Unwin Ltd., Londres, 1970, pp.3-13.

4 Juan Martínez Alier, Curso de economía ecológica, PNUMA, México, 1998, pp.21-22

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