BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS DEL SERVICIO COMUNITARIO PRIVADO

Nelson de Vida Martincorena




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Los Beneficiarios

Puede parecer de lo anterior que ¿estamos postulando trabajar entre todos para movilizar a receptores pasivos?

No.

(*) Adela Cortina, Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia y autora de varios libros, postula una actitud ética de empresas, en una interesante nota titulada «La empresa decente es redituable». (El País Cultural, No.742, 23 de enero de 2004, Pág. l y siguientes).

Allí, establece: «En el ámbito de la globalización, creo que hay nuevos protagonistas que no son solamente el Estado nacional, sino también las empresas y las organizaciones cívicas... Sólo los políticos, sólo la sociedad civil, no pueden cambiar el mundo. Los tres sectores tienen que trabajar juntos; el sector político, el sector económico y el sector social. El mundo no puede cambiar si los empresarios no se suman también a cambiar radicalmente su actitud».

Y aclara que si bien algunas empresas pueden tomar una actitud solidaria como una mera forma cosmética o de propaganda, las ventajas de una conducta auténtica son evidentes : «... si las empresas en este momento de globalización no apuestan por la ética pueden perder la carrera en el medio o en el largo plazo, porque a las empresas les gusta trabajar con otras empresas éticas. A la gente le gusta comprar productos de calidad y los trabajadores que trabajan con un buen salario lo hacen a gusto y son incluso más productivos y rentables que los otros. Lo mismo ocurre con los medios de comunicación. Si son engañosos la gente acaba desconfiando y no teniendo ningún interés en ellos».

Como se ha establecido anteriormente, los beneficiarios de la actividad social deben poner de sí lo más que sea posible.

Si bien todos reconocemos que hay casos en que ello no puede ocurrir, en muchas situaciones es lícito pedir a la gente necesitada que se aglutine, se organice primariamente y asuma, en su momento y con todas sus limitaciones, un rol activo en las gestiones; bueno es decir que esta actitud ya existe en muchas ocasiones.

Diariamente contemplamos en televisión, manifestaciones espontáneas de mucha gente, que ante una situación concreta, se reúne, pide o exige soluciones, denuncia situaciones insostenibles.

Ello está muy bien e integra el elenco fundamental de derechos constitucionales que todos tenemos.

Con el ejemplo de estas asociaciones espontáneas, que suelen durar lo que un lirio, promovamos que los nucleamientos se desarrollen si bien precariamente, pero con permanencia.

Que constituyan fogatas en la oscuridad, para guiar a los socorristas.

En esta forma especial de la intensidad del servicio comunitario, creemos que los futuros beneficiarios tienen un papel importante en dos momentos: al principio propugnando activamente para que el procedimiento se implante y en lo sucesivo brindando su creciente apoyo a las tareas que se desarrollen.

Ellos conocen mejor que nadie sus necesidades acuciantes; pueden tener o no claro sus causas y factores determinantes, pero su voz debe ser escuchada, sus experiencias positivas o negativas de otras forma de ayuda, son brújulas que no se deben desatender. (*)

No es pecar de optimismo sin fundamento, pensar que todo lo que se haga para ayudar a los futuros beneficiarios a crear formas de organización que defiendan, orienten y multipliquen cuidadosamente los aportes que se reciban, constituye un campo muy fértil para el desarrollo de esta nueva fórmula.

Si sólo se pudiera orientar positivamente, una parte de esa energía que yace inhibida, aplicándola a la solución de sus propios problemas, una gran batalla se habría ganado.

Hay un rubro que demuestra palmariamente lo que venimos de postular; el mismo se relaciona con la reconstrucción de viviendas destruidas en ocasiones de tragedias naturales y las edificadas por sistemas de autoayuda.

El ser humano que levanta con esfuerzo su vivienda, agradecerá todo el apoyo imprescindible que se le brinde y la cuidará en el futuro como un bien preciado que le pertenece; no se la dieron, no le cayó del cielo. La considera realmente suya y es muy posible que el futuro trate de mejorarla.

(*) En ese sentido parece muy útil procurar relevar las personas que presentan las mayores carencias, para establecer un orden prioritario en los apoyos.

Es también probable que ayude a otros a realizar empresa tan gratificadora, que sólo se disfruta en la medida en que se participa en ella.

El trabajo social no puede ni debe operar sólo de arriba hacia abajo, hay mucho pero mucho que cabe esperar de la potencia vital que alienta en los estratos más comprometidos de la población: sólo hay que abrir cauces... (*)

Para finalizar este ítem, puede afirmarse que a largo plazo, no hay mejor uso de los recursos siempre escasos, que aquellos que se orienten a promover la capacitación y organización de aquellos que pensamos que «nada tienen...».

No olvidemos que ellos serán los interlocutores válidos de todo el futuro de buena parte del hacer social.

Contarán y mucho.


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