LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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LA PLANIFICACIÓN ECONÓMICA Y SUS ALTERNATIVAS

1991

La planificación económica surge por primera vez en la historia a raíz de la Revolución Rusa de 1917, como una necesidad fundamental para reorganizar sobre bases nuevas la economía de ese país. Es por tanto una categoría histórica vinculada estrechamente a un determinado momento histórico y a determinadas condiciones de producción. Así como una vez el mercado surgió como mecanismo fundamental para asignar recursos productivos en la forma más conveniente dentro de la economía. Para impulsar el desarrollo y mantener el equilibrio de manera espontánea. Así también la planificación surge como una respuesta para poner orden a la anarquía en que se envuelve el funcionamiento económico cuando el mercado ya no es capaz de cumplir la tarea de asignación de recursos y mantener el equilibrio. En una sociedad capitalista, sin embargo, hasta el momento, la planificación no ha sido un mecanismo que haya permitido corregir los equilibrios y las desviaciones de la economía que la orillan a la crisis. Y esto sucede por una cuestión fundamental: la planificación no es solamente una simple técnica que permita anticiparse a los hechos o prever situaciones futuras. Su concepto dentro del capitalismo es muy limitado ya que se circunscribe a la planificación individual al nivel de unidad económica. No subordina las decisiones particulares y a posteriori de los empresarios a las de toda la población. La planificación vista de esa forma no logra el objetivo de destruir la anarquía económica impuesta por el mercado. No alcanza a manipular en su favor las leyes objetivas que rigen el funcionamiento de la economía. Esta situación se da porque la planificación es, como decíamos, una categoría histórica que para que alcance sus fines debe darse bajo ciertas condiciones históricas. Así, la planeación, que permitirá, a través del conocimiento de las leyes económicas su manipulación para alcanzar el desarrollo equilibrado de la sociedad y el desarrollo de la anarquía, sólo puede darse si el concepto de racionalidad económica adquiere un nivel social y subordina los intereses y las decisiones anticipadas y conscientes de toda la población a través de su órgano de gobierno. Esto es, sólo la planificación imperativa logrará los objetivos que persigue todo tipo de planificación porque es la única que circunscribe a la economía en su conjunto y se practica a priori. Sólo la planificación imperativa permite someter progresivamente las fuerzas económicas a nuestra voluntad y alcanzar, por ese medio, nuestros fines. Los fines de toda la sociedad. Sólo este tipo de planificación logra someter y controlar las tendencias y contradicciones que produce la anarquía en el capitalismo.

El fracaso de los planes en una economía capitalista no radica en su implementación y puesta en operación. Esta radica en su concepción. En la imposibilidad de estos planes de poder manipular a su libre antojo las fuerzas económicas antagónicas que ocurren en una sociedad.

El plan no debe concebirse como el documento que resume las tareas que a sí mismo se ha asignado el gobierno, convertido por decreto en órgano central de planificación. Un plan es mucho más que ello. Es el instrumento que al someter las anarquías de la fuerza de la economía, permite llevar a ésta por un rumbo predeterminado minado. Para ello, es necesario conocer la realidad, conocer como funciona la economía e implica necesariamente tener una capacidad profesional para implementar los instrumentos que con seguridad llevarán a la consecución de las metas propuestas.

La historia de la planificación en nuestro país es una historia de fracasos, sobre todo en los últimos años. No sólo por los errores de implementación sino principalmente porque los resultados siempre se han encontrado muy alejados de los objetivos esperados. Un caso patente es el de los Planes Nacionales de Desarrollo que han sido anunciados, como el Mesías que salvaría a México de la crisis y han terminado crucificados por ésta y dramática recesión que provocaron.

Variadas son las razones por las que la tarea planificadora ha fracasado en México. La más importante es que la planificación practicada es de tipo indicativo. Esto significa que sólo tiene capacidad para inducir a una acción deseada a los agentes económicos, los cuales pueden o no responder al estímulo. Esto quiere decir que el Plan, puede o no responder al estímulo. Esto quiere decir que el plan no puede someter bajo su control las divergentes fuerzas económicas. Por tanto, no es el mecanismo más adecuado para la conducción de una economía de mercado. Precisamente por tener este carácter no tiene la capacidad de prever con exactitud situaciones futuras. Siempre existe una gran incertidumbre con respecto a cómo será la respuesta o el comportamiento de fuerzas o agentes económicos. Se ha cometido el error también de planificar a ciegas, ignorando la realidad en la que se vive, alterando con ello el diagnóstico del Plan y por tanto desviando a éste de sus verdaderos objetivos. O simplemente se han cometido errores de concepción teórica que han dado al traste con la tarea planificadora a la hora de implementar un plan.

En los casos de los planes implementados a nivel nacional se ha cometido el error de concretizar la realización del Plan a partir de la unificación de planes sectoriales. Sin coherencia entre uno y otro en cuanto a metas y a la forma de coordinar los mecanismos que utilizarán, convirtiendo la planificación en un proceso anárquico y sin sentido.