BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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2. El programa de Investigación Científica de J.M. Keynes

“The modern capitalist is a fair-weather sailor. As soon as a storm rises he abandons the duties of navigation and even sinks the boats which might carry him to safely by his haste to push his neighbors off and himself”

Proponer una abordaje como si fuese un programa de investigación científica para los problemas analizados por Keynes, es buscar un modo de entender el resultado de la interacción entre la formación de una antevisión y el proceso teórico que conduce a crear un sistema teórico innovador, del cual resulta la demostración de la existencia del desempleo involuntario como un desempleo obstinado y persistente.

Un programa de investigación de acuerdo con Lakatos posee un núcleo duro, irrefutable por decisión metodológica de sus protagonistas, pues muestra las opciones ideológicas del teórico, las cuales contienen creencias, visiones, ideas racionales, técnicas de análisis, toda una suerte de axiomática. Las creencias racionales son elementos puramente metafísicos de formación de teorías, puntos de partida necesarios que el propio científico escoge y reconoce como el modo de ver el funciona-miento de un mundo circundante, y que adopta e integra de manera permanente para un análisis.

El programa científico que atribuimos a Keynes comienza con la conceptualización del conjunto de creencias, ideas y visiones que definen el núcleo duro, el cual permite entender su pensamiento como el producto de un proceso de simbiosis entre ideas filosóficas y doctrina económica, entre creencias e ideales que resultan de la percepción del funcionamiento de la sociedad de su tiempo, así como de los deseos de modificarla del mejor modo sin grandes rupturas económicas y sociales .

Este programa nos da también la posibilidad de entender la historia de la investigación keynesiana como la construcción de la hipótesis de que las creencias sobre los comportamientos humanos, las conductas sociales, los presupuestos económicos y las aspiraciones intelectuales, reflejan los acontecimientos históricos y los problemas económicos de un siglo caracterizado por grandes cambios en el funcionamiento de la economía, lo cual obliga más temprano que tarde a la actualización de la ciencia económica.

De hecho muy pocos economistas teóricos expresaran como Keynes, de modo tan consistente y vehemente, creencias y antevisiones sobre la sociedad y economía de su tiempo. La adopción de un cuerpo de ‘ideas metafísicas‘, son identificables en la reflexión teórica de J. M. Keynes, las cuales se expresan en una singular y original antevisión política, social, psicológica, ética, cultural y económica del capitalismo, asociada a valores tales como la demanda de la felicidad terrenal y humana, la de-manda por un progreso harmonioso y la realización de la paz entre las naciones y entre los pueblos.

Una lectura de ese conjunto de creencias y antevisiones constituye también la posibilidad de entender su doctrina como una visión premonitoria sobre la situación del capitalismo de entre guerras, en el contexto de la crisis de valores de la Inglaterra vitoriana, en el contexto de la crisis económica que afectó la economía inglesa después del regreso al padrón-oro y que se agudizo de forma dramática con la Grande Depresión, culminando en la guerra más bárbara que la humanidad conoció hasta ahora.

Las ideas que constituyen el núcleo duro de la investigación resultan de la creencia absoluta de que la sociedad democrática y de libre mercado era el mejor de los mundos posibles, de la necesidad de velar por la seguridad y cualidad de ese mundo. De aquí resulta una antevisión sobre el funcionamiento de la sociedad y de la economía que conducen a resultados importantes, no solamente para la historia del pensamiento y la teoría económica como para la transformación y configuración de la sociedad que emerge de la segunda Guerra Mundial.

El núcleo duro del programa de Keynes engloba las principales ideas en el plano po-lítico, social y ético, las cuales dirigen la práctica de la investigación a una actividad teórica dirigida a los problemas de la producción y del empleo. Hay implícitos metodológicos que condicionan la investigación de una teoría de la estabilidad capitalista, pues revelan que los mecanismos de ajuste de la economía de mercado son mecanismos vitales para la base material de una sociedad harmoniosa y, que su no-existencia, requiere admitir la mediación permanente de mecanismos colectivos complementares y reguladores de su funcionamiento.

Definí cinco puntos integrantes que aseguran la explicación de que el desempleo involuntario es un fenómeno persistente, describen su importancia como elemento teórico central en una teoría de equilibrio de subempleo sin necesaria relación con la teoría del equilibrio marshaliano o walrasiano. La descubierta del desempleo involuntario es posible solo si consideramos que los elementos integrantes de esta visión permiten generar las condiciones para su abordaje teórico y proporcionan el camino de exigencia por soluciones para su eliminación como problema económico, social y ético.

Deseamos de este modo enaltecer la manutención de una problemática que acaba por proyectarse en un programa coherente, desde el regreso al padrón-oro en la mitad de los años veinte a la grande Depresión, y, que sirve de reflexión hasta nuestros días, cuando el desempleo se ha transformado en un problema permanente y estructural.

Por último, el análisis de las ideas de Keynes implican el estudio de un conjunto de problemas que dan legitimidad a una nueva doctrina sobre como se entiende que deba funcionar la sociedad capitalista. El economista ingles exploró nuevos presupuestos para la teoría y capturó otras conductas de los agentes económicos y socia-les; recogió diferentes aspiraciones intelectuales, representó una cosmovisión para el científico social que estaba descontento con la realidad social y deseoso de resolver los angustiantes problema de esa época; proporcionó los fundamentos ideológicos que sirvieran para cuestionar el viejo programa clásico, pues contenía ideas que ofrecían una alternativa al pensamiento ortodoxo, las cuales marcan una diferencia en el abordaje de los problemas contemporáneos. Es en este sentido, que las ideas que constituyen el pensamiento de Keynes construyen también el hard core irrefutable, pues se trata de una doctrina económica diferente.

El desarrollo del programa de investigación de Keynes nos obliga a determinar y precisar los elementos integrantes de ese núcleo duro. Iremos separarlos por temas a fin de dar la visión constituyente que la metodología exige. En primer lugar, expondré sus ideas en el plano ético, político y social, con el simple objetivo de entender las influencias que Keynes aceptó en la constitución de sus ideas y su aprensión de los problemas en un plano que va a influenciar directamente la teoría económica, la política económica, el entendimiento cualitativo sobre la acción gobernativa. Por eso es que las primeras semillas para una teoría monetaria del empleo deben encontrarse en un conjunto de ideas filosóficas que alimentaron la capacidad de percepción de los fenómenos característicos de los años de crisis y depresión que Keynes vivió.

En ese sentido, la exposición de las ideas ético-morales, políticas y sociales es un medio de entender el conjunto de las ideas económicas como la defensa teórica de esas ideas . Por eso iré analizar las convicciones éticas, destacando la demarcación de la visión utilitarista dominante en filosofía inglesa y de Cambridge; a seguir discutiré la filosofía que nutre los valores políticos que permiten un distanciamiento con relación al laissez-faire reinante, con especial énfasis en la crítica a la filosofía del individualismo y sus consecuencias sobre la actividad gobernativa y, en último lugar, analizar la filosofía social que caracteriza su abordaje reformista y moderado en el sentido de dar al capitalismo una doctrina de su posible propia evolución progresista.

En segundo lugar, discutiré determinados problema de orden filosófica, que se evidencian en el modo como Keynes introduce temas modernos como la incertidumbre, las expectativas, que lo diferencian en un plano lógico de la teoría clásica e inician la diferenciación entre el abordaje macro-económico y el micro-económico En tercer lugar, veremos en un plano histórico el análisis de las condiciones psico-sociales del laissez-faire y la crítica a las consecuencias de la reimplantación del laissez-faire monetario con el regreso al padrón-oro. Keynes constata la falta de un mecanismo de coordinación perfecta y auto-ajustable que asegurase el equilibrio de pleno empleo, verificó la ausencia de un sistema de oferta monetaria internacional y domestica que permitiese que los objetivos de política interna sean eficientes en la obtención de pleno empleo.

Sus ideas son objeto de permanente divulgación, por lo que consideramos que la exigencia de una sociedad libre y democrática no es concretizable sin una actividad de persuasión permanente. Por eso interpretamos y consideramos, en el cuarto aspecto del núcleo duro, la persuasión como actividad autónoma del desarrollo de las ideas y como manifestación de la razón práctica. La política de la persuasión es un mecanismo que contribuye para asegurar que una agenda de intervención sea aceptada, no arbitraria y permanente, que se coaduna con las ideas políticas, sociales y éticas y no viola el presupuesto de que la sociedad democrática es compatible con un nivel de «pleno empleo.

La llamada heurística negativa, que engloba la crítica teórica de Keynes a la teoría clásica, cierra el hard core indicando la dirección en el modo como se van a desarrollar las teorías auxiliares. Como diría el poeta portugués José Regio, yo no se por donde voy, pero se que no voy por ahí.

Keynes no acepta que los comportamientos de los agentes supuestos por la teoría clásica sean válidos y que tengan un carácter general. En la crítica al mercado de trabajo Keynes no acepta el postulado que niega la hipótesis del desempleo involuntario, así como también rechaza que de la decisión de ahorrar e invertir se pueda extraer jugo teórico que permita la determinación de la tasa de interés. De la primera crítica se retira la necesidad de una teoría de la demanda efectiva, reencontrando en la incertidumbre de la inversión la aplicación de su teoría de las probabilidades, de la segunda se reinventa la teoría de la moneda y del interés.


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