Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía de México

 

ENTORNO SOCIOECONÓMICO MEXICANO A FINALES DEL SIGLO XX

 

Alan F. Carrasco Dávila (CV)
American University Of London
alancarrasco_cursos@yahoo.com.mx





CAPITULO I
ECONOMÍA EN MÉXICO


1.1. El FOBAPROA: La Historia.

Al concluir 1994 doce Bancos mexicanos habían vendido su cartera vencida al Fondo Bancario de Protección al Ahorro, que de ahora en adelante se denominará en este trabajo como “FOBAPROA”, pero este ya se encontraba descapitalizado, no sólo por la crisis, sino también por las innumerables operaciones irregulares cometidos por Carlos Cabal Peniche y Ángel Rodríguez, ex-propietarios de BANCA CREMI, UNIÓN y BANPAÍS, respectivamente.
En CREMI y UNIÓN la malversación ascendió a 2 millones de dólares. Para garantizar el capital de ambas instituciones, así como los depósitos de los ahorradores, el gobierno dispuso de los fondos del FOBAPROA. Al momento de los actos ilegítimos de Cabal Peniche, se agotaron los recursos del fideicomiso, y fue necesario que el gobierno adquiriera los créditos vencidos de las instituciones bancarias. Luego vino el segundo escamoteo.
En marzo de 1995 las autoridades intervinieron BANPAIS, después de que su presidente Ángel Rodríguez provocara un quebranto a la institución por un mil doscientos millones de dólares. Entonces, a través del FOBAPROA, el gobierno realizó una segunda compra de cartera de créditos para garantizar el capital de la institución.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) denunció que, de la deuda absorbida por el FOBAPROA de créditos otorgados por BANCA UNIÓN, por lo menos 300 millones de dólares corresponden a aportaciones de Cabal Peniche para las campañas electorales del PRI en 1994. Al término de 1995 se duplicó la cartera vencida de diciembre de 1994, como resultado del aumento de las tasas de interés en dicho año 95.
Ante la necesidad de continuar con los apoyos financieros, y argumentado ejercer la facultad que le otorga la Ley de Deudas Públicas, el Gobierno Federal, con posterioridad a la crisis, garantizó las operaciones que el FOBAPROA realizó para mantener la estabilidad del Sistema Financiero. El mecanismo fue, entregarles pagarés a los bancos a cambio de los créditos en cartera.
En sí, el FOBAPROA era, y es, aunque con una nueva denominación, Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), un organismo encargado de vigilar y garantizar las operaciones de los bancos, y para cumplir con este fin recibía de los bancos y del Gobierno Federal recursos económicos, y podía, hasta cierto límite, vigilar bajo reglas específicas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que hubieran caído en cartera vencida.
En 1990 se creó, con aportaciones de los bancos, un fondo para garantizar los depósitos de los ahorradores. Este fondo es un fideicomiso privado, no una entidad de la administración pública federal administrado por el Banco de México. Sin embargo, ante la crisis bancaria, el gobierno a través del FOBAPROA, y sin aprobación de la Cámara de Diputados, le cambió a los bancos la cartera vencida por pagarés, con vencimiento a diez años, tiempo en el cual no se podrían vender ni intercambiar, garantizándoles que éstos generarían intereses capitalizables y pagaría intereses sobre intereses. Pero el problema para los banqueros fue, que los documentos no se podían vender en las bolsas de valores. De ahí la propuesta del Presidente Ernesto Zedillo de convertirlos en deuda pública mediante la aprobación de la Cámara de Diputados.
Esta transformación generaría altísimos intereses a los compradores, y el gobierno tendría que gastar, ya fuera convirtiendo los pagarés del FOBAPROA en deuda pública, u otros instrumentos financieros expedidos por un organismo, específicamente creado con ese fin, para convertirlos, nos referimos a los pagarés del FOBAPROA, en nuevos instrumentos financieros, llamándolos: garantías u obligaciones.


1.2. Globalización.

Se está en los inicios del Tercer Milenio. ¿Cuál será el destino de México en el Siglo XXI? ¿Podrá disfrutar los logros del progreso científico-técnico, o seguirá siendo un país de tercer mundo? La respuesta a esta interrogante dependerá de la forma con que el país participe en la globalización. Será un país “globalizado” desde el exterior, o quizá se convierta en un sujeto consciente y activo del proceso de internacionalización de la producción y del capital, tal como lo hicieron los países actualmente ganadores en la concurrencia por el mercado internacional. Esta es la cuestión central. Gran papel, su solución, jugará el modelo económico que adoptará el país para enfrentar los retos del siglo XXI.
La capacidad de un país para lograr el desarrollo sostenido, en gran medida se determina por la forma de su incorporación al proceso de globalización. Es un resultado de desarrollo de la producción, y del capital, cuando sus expansiones prolongadas pueden efectuarse sólo como una ampliación de participación en el mercado internacional. ¿No es exageración?... , parece que no, ya que la tendencia del capital, de sobrepasar las fronteras nacionales se debe a su propia naturaleza, o sea, requiere de una permanente valorización. Para aumentar las ganancias se deben vender más mercancías con un precio de costo menor posible. Si la creciente cantidad de mercancías producidas encuentra su límite en el volumen de la demanda, adquiere la disminución del precio de costo, lo que permite bajar el precio y aumentar las ventas. Pero una disminución significativa del precio de costo requiere una producción en gran escala. Con la modernización y ampliación de la producción se cubre la demanda crecida, pero de nuevo se actualiza la necesidad de bajar el costo y el ciclo se repite. La interminable sucesión de este ciclo conduce a la expansión continua de los capitales, en la cual ellos inevitablemente sobrepasan las fronteras nacionales.


1.3. Inflación.

En los marcos del modelo alternativo, la inflación no se percibe de manera tan dolorosa. En la política de ingresos, el énfasis se hace en el crecimiento salarial más que en la estabilidad de los precios, y se considera que es un mejor crecimiento con la inflación que un estancamiento con los precios relativamente estables. La política comercial es pragmática, y el tipo de cambio es competitivo, está al servicio de las necesidades de los exportadores y protege el mercado interno frente a las competencias externas. El estado juega un papel importante en la economía, pues admite un moderado déficit del presupuesto público, ya que este puede seguir las fuertes políticas industriales. La expansión del capital se efectúa sobre la base de mayor productividad y competitividad. La ampliación del mercado nacional también es el mejor ámbito para la inversión en general, ya que los resultados de las políticas industriales al tipo de cambio competitivo, y las políticas nacionales de “conquista estratégica” hacen que la balanza comercial se caracterice por un permanente superávit.


1.4. Caída del peso mexicano por la disputa electoral.

La incertidumbre sobre el resultado de las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2000 golpea al peso mexicano y deprecia su valor ante el dólar estadounidense. La divisa norteamericana llegó a cotizar a 9.9 pesos, y en algunos casos superó los diez pesos por unidad; un hecho que no se había registrado, con lo que acumuló un aumento del 4.7% recientemente.
Tanto analistas, como el propio gobierno y los consultores internacionales, atribuyeron la volatilidad de la moneda al proceso político, y negaron que hubieran otras causas de fondo que provocaran esa inestabilidad en virtud del buen estado general de la economía. La misma apelación a la calma hicieron los voceros de las principales centrales empresariales mexicanas.
La duda política descansa básicamente en el “empate técnico” de los dos principales candidatos a presidente: Francisco Labastida, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Vicente Fox, (que sería el ganador de estas elecciones) del opositor Partido Autonomista Nacional (PAN). Ambos candidatos no muestran grandes diferencias en sus plataformas económicas y aseguran que no existe variante en el modelo. Pero las presiones sobre el peso se desatan cuando Labastida afirma que habría riesgos de ingobernabilidad y violencia política si no ganaba las elecciones por un buen margen. Su partido arriesga por primera vez perder el poder presidencial tras 70 años de dominio, y la estrategia del candidato –“yo o el caos”- es señalada como clara muestra de desesperación por sus opositores.
La situación se refleja en la primera plana de los diarios. El Financiero, que muestra con precisión el comportamiento de los inversionistas, habla del “factor Labastida”. Otro diario especializado, el Economista, también recogió la reacción negativa de los inversionistas por las declaraciones alarmistas del candidato del PRI. Otros medios titularon “Se dispara el peso” (Milenio), “Cae otra vez el peso por clima electoral” (El Universal), “Rebasa el dólar los $10” (Reforma).
En consecuencia, el Presidente Ernesto Zedillo salió a calmar los mercados desde Estados Unidos, donde obtuvo el apoyo del FMI (Fondo Monetario Internacional), cuyos directivos resaltaron los números en caja de la economía azteca. La bolsa cerró sus operaciones con un alza del 0.53%.
Durante las últimas siete jornadas, las de mayor inestabilidad, el dólar cotizado en las casas de cambio acumuló un alza de 45 centavos. El dólar “Spot” a la venta incrementó un precio en 4.7% en lo que va de junio y pasó de 9.51 pesos el 31 de mayo a 9.96 al cierre. En algunas casas de cambio llegó a los 10.5 pesos en operaciones de poco dinero.
Las presiones cambiarias obligaron al Banco de México a vender en el mercado 50 millones de dólares para reducir la demanda de esa divisa. Las autoridades financieras aplican este mecanismo de subasta para regular la cotización cuando esta aumenta más de 2% en un solo día.
El Secretario de Hacienda José Ángel Gurría advirtió el aumento de la volatilidad del peso debido a la incertidumbre electoral, pero pidió tomar las cosas con cautela. El encargado de las finanzas observó que habrían rebotes del tipo de cambio, por lo que no fue fácil apostarle a la especulación.
También el presidente del Banco Central, Guillermo Ortiz, afirmó que “es totalmente normal” la devaluación del peso, “lo que ha pasado es que hubo temor (de los inversionistas) por el alza de las tasas de interés en Estados Unidos, y esto ha metido volatilidad en los mercados internacionales. A esa volatilidad se añade el nerviosismo de las elecciones ...”.
Gurría y el Presidente Ernesto Zedillo anunciaron que no habría crisis de fin de sexenio, sin embargo, como suele ocurrir en México al final de un período presidencial, la última, en 1994, provocó una devaluación y el famoso efecto tequila.
Últimamente, los inversionistas extranjeros adoptaron medidas conservadoras de cara a los comicios y vendieron parte de los títulos en valores del gobierno mexicano (CETES), presionando al alza el tipo de cambio. En abril salió de México capital volátil por el equivalente a 100 millones de dólares y en mayo a 657 millones de dólares.

1.5. Tipo de cambio.

El peso inició el mes de junio de 2000 con un retroceso de 2.7 centavos frente al dólar para intercambiarse a 9.5450 a la compra y 9.55 a la venta en el mercado de mayoreo. Esta baja fue atribuida a la falta de demanda de inversionistas extranjeros ante la cercanía de las elecciones presidenciales. En sucursales y casas de cambio, la divisa mexicana se mantuvo sin cambio al cotizarse a 9.35 a la compra y 9.65 a la venta.
En la semana del 5 al 9 de junio de 2000, el peso valor 48 horas cerró en 9.8850/9.9050 por dólar, se recuperó tras las bajas previas, debido al avance de las cifras económicas de Estados Unidos, señalaron operadores. Tras aseveraciones oficiales que los mercados presentan un entorno de volatilidad coyuntural tanto por factores externos, como el efecto de las elecciones en México, lo cierto es que la semana del 5 al 9 de junio se rompió el esquema de estabilidad que tenía la paridad, afectando en menor medida al mercado bursátil.
La divisa mexicana revirtió la mayor parte de sus ganancias iniciales en la semana del 12 al 16 de junio y finalizó la semana ligeramente por debajo de su nivel previo, debido a que algunos participantes decidieron vender sus posiciones largas en dólares hacia el final de la jornada. En el mercado de mayoreo, el peso cerró en 9.8750 a la compra y 9.88 a la venta con un centavo de pérdida respecto de la divisa estadounidense. El nivel máximo de venta se ubicó en 9.9380 y el mínimo fue de 9.8740 por dólar.
En la semana del 19 al 23 de junio, el tipo de cambio ha mostrado volatilidad en las últimas semanas por una corrección especulativa vinculada a la incertidumbre sobre el resultado de las reñidas elecciones y la expectativa sobre las tasas de interés en Estados Unidos. En su valor 24 horas, la divisa mexicana, el 23 de junio, bajo 2.8 centavos, al situarse en 9.9320 a la compra y 9.9420 a la venta. En sucursales y casas de cambio, el peso de intercambio a 9.75 por dólar a la compra y 10.10 a la venta, con una baja de diez centavos respecto al cierre del 22 de junio.

Las presiones sobre el peso se relajaron lo que permitió una reevaluación de la divisa en la última semana de junio, lo que generó bajas en los réditos y una recuperación del mercado de valores. En las jornadas previas, la probabilidad de un resultado electoral muy reñido como indicaron los últimos sondeos hizo temer a los inversionistas impugnaciones o el desconocimiento del candidato ganador, no obstante, estas dudas parecieron disiparse. El peso recuperó las pérdidas del 26 y 27 de junio, luego que los inversionistas consideraron que no existe mucho riesgo electoral y, antes de que el precio baje más, se deshicieron de sus posiciones largas.
El peso se situó el 27 de junio en 10.25 por dólar en el mercado libre, lo cual representó una depreciación de 8% en menos de un mes, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, calificó de “normal” el nerviosismo en los mercados cambiarios previo a las elecciones y añadió que resulta también previsible que se eleven las tasas de interés de corto plazo.
El Banco de México colocó, el 30 de junio, 250 millones de dólares subastaos a una prima ponderada de 59.90 pesos por cada mil dólares. En sucursales y casas de cambio, el peso se cotizó a 9.65 por dólar a la compra y 10 pesos a la venta, con una ganancia de 5 centavos respecto del cierre del 29 de junio. La divisa mexicana en el mercado de mayoreo recuperó 8 centavos frente al dólar al intercambiarse a 9.83 a la compra y 9.84 a la venta, con una ganancia de 1.07% durante la semana.


1.6. Cetes.

El Banco de México informó que las tasas de interés de los Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes) en sus diferentes rendimientos bajaron en la primera subasta de junio (6 de junio) y la tasa preferencial a 28 días se ubicó en 14.7%, 75 puntos base menos que la subasta anterior. El rendimiento a 91 días, bajó en 0.02 puntos porcentuales, a 15.77%, desde el 15.79 que registró en la subasta del 30 de mayo.
En la subasta de valores gubernamentales del 13 de junio, los factores como la volatilidad en el mercado de dinero y las presiones sobre el peso propiciaron el alza en los rendimientos de corto plazo. El rendimiento de la tasa primaria de los Cetes a 28 días presentó un incremento de 0.65 puntos porcentuales y se ubicó en 15.34%, mientras que el plazo a tres meses se colocó en 16.48%, lo que representó un avance de 0.71 puntos base respecto a su nivel anterior. El rendimiento de Cetes a seis meses se ubicó en 16.88% igual que los Cetes a plazo de un año.
En la subasta del 20 de junio, los Cetes registraron por segunda semana consecutiva alzas generalizadas en consecuencia al ambiente de volatilidad que han presentado tanto las tasas de interés como el tipo de cambio en los mercados financieros nacionales. La tasa líder a 28 días fijó su rendimiento en 15.76%, lo que representa un avance de 0.42 puntos porcentuales respecto a su nivel anterior. Mientras que, el plazo a tres meses se ubicó en 16.96 por ciento.
En la última semana de junio el remedio vía “corto” aplicado por el banco central, con el fin de mitigar la volatilidad del tipo de cambio y contener futuras presionas inflacionarias. Las tasas de interés secundarias como primarias presentaron fuertes posiciones a la alza, situación que logró mantener más atractiva la inversión en pesos y contuvo la volatilidad del tipo de cambio.

En el mercado primario, la subasta de valores gubernamentales, presentó alzas en todos los títulos en niveles por arriba de los 100 puntos base tal como estimaban los analistas. El rendimiento líder de los Cetes a 28 días subió 1.25 puntos y se colocó en 17.01%, mientras que los rendimientos a tres y seis meses ascendieron 1.11 y 0.94 puntos para ubicarse en 18.07% y 17.86%, respectivamente.


1.7. Bolsa Mexicana de Valores

La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) se asociará con nueve de las bolsas más importantes del mundo, a fin de crear el primer mercado de capitales verdaderamente global con operaciones las 24 horas del día.
La asociación, que temporalmente llevará el nombre de Mercado Global de Capitales (MGC), incluirá a las bolsas de Tokio, Hong Kong, Australia, Ámsterdam, Bruselas, París, Nueva York, Toronto y Sao Paulo.
MGC será el principal mercado de valores del mundo, ya que el valor de capitalización de sus integrantes sumará 20 millones de dólares. Esto representa actualmente 60% del valor de capitalización de todas las bolsas del planeta.
La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) alcanzó su máxima ganancia en el año, al inicio del mes de junio, con un avance de 449.28 puntos equivalentes a 7.27% para situar, el 2 de junio, su Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) en 6,627.34 unidades, lo que implica un avance porcentual similar al del 15 de enero de 1999 cuando ganó 7.78% en una sola sesión. Analistas comentaron las ganancias de los mercados de Nueva York, tanto del índice Dow Jones como del Nasdaq impulsó a las emisoras más importantes del mercado mexicano.
La intervención del Banco de México y las voces de alerta de las autoridades surtieron efecto en el mercado cambiario y aminoró la presión sobre el peso en la segunda semana del mes, del 5 al 9 de junio, la BMV terminó con una ganancia marginal de 54.66 puntos, es decir, 0.55% y se colocó en 6,400.05 unidades, sin embargo el índice perdió en la semana 3.45.por ciento.
En la semana del 12 al 16 de junio la BMV se cerró en 6,452.90 unidades, una ganancia semanal de 54.17 puntos, es decir, 0.85%. Analistas bursátiles explicaron que la decisión del grupo financiero Bancomer (GFB) de recomendar a sus accionistas la aprobación del programa de alianza y capitalización propuesto por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) contribuyó al alza de esta semana.
Los mercados financieros de México están volátiles ante la elección presidencial del 2 de julio, pero gane quien gane, la expectativa es muy alentadora para el mediano y largo plazo, estimó el 23 de junio el banco de inversiones ING. Barings.
Pablo Riveroll, jefe de análisis de Merrill Lynch en México, indica que en los próximos días, de cara a los comicios del 2 de julio, “anticipamos volatilidad, pero no una salida significativa de capitales por parte de los inversionistas en México”.
Los mercados financieros nacionales registraron mayor volatilidad en la recta final de la semana después de que se mantuvieron estables durante varios días. El IPC terminó en 6,425.57 unidades, una disminución de 0.42% semanal.
La BMV presentó una jornada positiva y de tranquilidad ante un fin de semana electoral, del 26 al 30 de julio el IPC finalizó con un balance semanal de 8.14%, 522.76 puntos y cerró en las 6,948.33 unidades. Sin embargo para el cierre del primer trimestre la BMV presentó un retroceso de 2.55 por ciento.
 


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Alan F. Carrasco Dávila: Entorno socioeconómico mexicano a finales del siglo XX, Observatorio de la Economía Latinoamericana, Número 43, mayo 2005. en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/index.htm


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