
		      Revista académica de economía  
		        con 
		        el Número Internacional Normalizado de 
		        Publicaciones Seriadas ISSN 
		        1696-8352
Reinaldo Padua Muñoz (CV) 
Yuvy Martínez Pérez (CV) 
Yudy Aguila Cudeiro (CV) 
María del Carmen Azorín Domínguez  (CV) 
yuaguila@ucf.edu.cu  
Universidad de Cienfuegos "Carlos Rafael Rodríguez"
				
Resumen
En el presente artículo se realiza una análisis de las dimensiones del desarrollo desde la perspectiva endógena. Se abordan los términos relacionados con la sustentabilidad y el desarrollo humano, las dimensiones y los indicadores del desarrollo humano, además del enfoque del desarrollo humano en los espacios rurales. Se tenie en cuenta el comportamiento y las tendencia actuales de los indicadores de desarrollo humano en América latina y el Caribe, haciendo referencia estudios de casos en Cuba.
Palabras Clave: desarrollo humano, calidad de vida, bienestar social, nivel de vida, comunidad rural.
			
			
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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato
Padua Muñoz, Martínez Pérez, Aguila Cudeiro y Azorín Domínguez: "La visión del desarrollo humano y la calidad de vida en comunidades rurales" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 166, 2012. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/2012/1.1. Sustentabilidad y desarrollo humano: evolución del concepto
El concepto de desarrollo sustentable ha ido evolucionando en el  transcurso del tiempo y es precisamente a partir de la segunda mitad del siglo XX  que cobra vigencia. Hasta entonces el desarrollo, visto desde el enfoque  económico, ha sido utilizado para determinar exclusivamente la reducción o  eliminación de la pobreza, la desigualdad y el desempleo, dentro de un contexto  de crecimiento económico. 
                Cuando entra en escena el debate sobre el desarrollo de los países en la etapa de post guerra, este se produce a través de la Teoría del Crecimiento. Los  primeros ensayos vinculaban a los países no desarrollados o subdesarrollados  con aquellos donde el nivel de renta era bajo. Poco a poco la discusión comenza  a incluir el bienestar de las personas y su libertad, pasando la renta a ser  solo un punto dentro de los factores que influyen en el desarrollo (García  Rabelo, Margarita: 2007).
                Al evolucionar el pensamiento económico-social,  en cuanto a la problemática del desarrollo económico y la relación que este  debe tributar al bienestar de la sociedad, comienza a quedar implícita una  visión holística, donde el hombre aparece como centro del desarrollo, en su  doble condición de ente social e individual, como eje central, principio y fin  de un proceso que integra la dimensión económica, la social, la política, la  jurídica y la ética. El desarrollo humano se refiere más a la formación de  capacidades humanas, tales como un mejor estado de salud o mayores  conocimientos y el uso de estas capacidades ya sea en el trabajo o en  actividades políticas y culturales. 
                A partir de la segunda  mitad del siglo XX e inicios del presente siglo XXI se suma al concepto el  término de sustentabilidad, lo  novedoso que introduce el término sustentable dentro del concepto de  desarrollo, puede verse como una nueva búsqueda para resolver las grandes  problemáticas medioambientales del mundo en el contexto actual, ya que  relaciona el análisis económico con los aspectos sociales y ambientales. El  informe de la Comisión Brundtland propone “reformas” al modelo de  crecimiento económico, introduciendo mecanismos que hace posible un desarrollo sostenible (Becerra Lois, F.:  2002; Pino, René: 2002; Díaz Colarte, Elías: 2002; Padilla Suárez, Yuderquis:  2006). 
                Para establecer el enfoque se impone una referencia obligada  al Informe de la Comisión Brundtland,  donde se plantea. “La humanidad cuenta  con la habilidad para hacer sostenible el desarrollo – asegurar que el mismo  atienda a las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las  futuras generaciones por atender sus propias necesidades…”( ONU:1987) A partir de la definición dada por esta  comisión, José de Souza Silva emite su criterio, con el cual coincidimos: “La Comisión cree que la pobreza  generalizada ya no es inevitable…el desarrollo sostenible implica atender las  necesidades básicas de todos y extender a todos la oportunidad para lograr sus  aspiraciones de una vida mejor. Un mundo donde la pobreza es endémica será  siempre susceptible a catástrofes ecológicas y de otros tipos” (De  Souza Silva: 2004).
                Además el economista y político cienfueguero  Carlos R. Rodríguez tiene en cuenta estas ideas cuando expresa: "Hace algunos años he defendido la idea de  que existen diferencias entre el crecimiento (growing) y el desarrollo  (development). Una economía puede crecer sin que avance hacia su real  desarrollo. El desarrollo es una clase especial de crecimiento que asegura a un  país crecer constantemente y a través de la autoimpulsión de su economía”  (Rodríguez, Carlos Rafael: 1983). 
                Coincidiendo con los preceptos antes expuestos,  se puede asumir que el desarrollo humano es un proceso a través del cual se  amplían las oportunidades de las personas. Que según el Programa de Naciones  Unidas para el Desarrollo las tres necesidades esenciales son; disfrutar de una  vida prolongada y saludable; adquirir conocimientos y tener el acceso a los  recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente; por lo que es  bastante elocuente que si no se poseen éstas, muchas otras sencillamente  quedarán inaccesibles.
                Entre otras oportunidades altamente valoradas  desde el punto de vista social, podemos mencionar las libertades económicas,  sociales, políticas y culturales, como también la posibilidad de ser creativo y  productivo, gozar del respeto mutuo y disfrutar de la garantía de los derechos  humanos. 
                Desde esta perspectiva, se pretende una visión  de desarrollo que coloca al ser humano y los intereses colectivos de las  mayorías como punto central de su accionar, convergiendo para la posibilidad de  potencialización de las capacidades de todos los individuos. Las actividades  económicas deben orientarse con el fin de garantizar incrementos en la calidad  de vida, la socialización del poder, la distribución de la riqueza, así como el  acceso a los servicios públicos (educación, salud, telecomunicaciones e  infraestructura técnica.) y a los beneficios de la tecnología (semillas  transgénicas, las tecnologías de la informática y las comunicaciones). 
1.2. Dimensiones del desarrollo humano
La   Conferencia Sobre Medio Ambiente y Desarrollo  Sostenible en Río de Janeiro, celebrada el 12 de junio de 1992, se lleva a cabo  dado que los objetivos propuestos en conferencias anteriores no estaban siendo  cumplidos. La magistral intervención  realizada por Fidel Castro en este evento comienza enunciando:  “Una importante especie biológica está en  riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones  naturales de vida: el hombre.”…,y más adelante expresa,…“Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que  distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos  lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y  menos hambre en gran parte de la   Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de  vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional  la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese  toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación.  Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el  hombre” (Castro Ruz, Fidel: 1983).
                El pensamiento revolucionario y humanista más  avanzado con relación al tema del desarrollo sostenible queda plasmado en esas  aleccionadoras palabras, que marcan pautas a seguir desde la etica  ambientalista. Aunque en algunos países se ha avanzado en este sentido, la  realidad que enfrenta el mundo, en el contexto actual, es mucho más dramática  que hace veinte años atrás. De ahí la necesidad de un cambio en el actual  modelo de desarrollo impuesto por las grandes potencias. Se requiere que, desde  las Ciencias Sociales, se promuevan indicadores de desarrollo humano que  permiten valorar su comportamiento en las distintas regiones del mundo y  establecer comparaciones oportunas para corregir las políticas trazadas en tal  sentido.
                De acuerdo con las Naciones Unidas, se plantea  que uno de los índices más importantes de los países en crecimiento es el  desarrollo humano que “… requiere de la  formación de las capacidades humanas para el aprovechamiento pleno y cabal de  las oportunidades y opciones que se aspiran genere este proceso" (ONU:1998;  De Cambra Bassols, Jordi:1999).
                Este nuevo paradigma, que en cierto sentido se  opone a la visión tradicional, enfatiza en la importancia de mejorar los  ingresos percápita. Plantea que para lograr el desarrollo humano hace falta  mucho más que elevar el ingreso percápita. El desarrollo humano se refiere a una situación en la cual las personas pueden desarrollar su  potencial y mejorar su calidad de vida. 
                Pero la calidad de vida de una población  resulta tanto, de la calidad, la forma y tipo de los aspectos ambientales, como  de las cualidades intrínsecas de la población estudiada, es decir: las  características físicas y culturales compartidas por la mayoría de los  individuos; el nivel de educación, de salud, las influencias  recibidas de otras culturas, así como la forma político gubernamental adoptada.  Por lo anterior, cuanto más se cuiden y se respeten las relaciones con el medio  ambiente y cuanto más alto sea el nivel de educación, salud y paz en  una localidad, mayor será la calidad de vida de esa población.
                Otra forma de interpretación del desarrollo  humano es relacionarlo con el bienestar social, pero este enfoque constituyen un reto permanente para los  estudiosos de las Ciencias Sociales. En primer lugar, porque el concepto de  bienestar es un concepto difícil de conceptualizar, en particular debido a los  aspectos subjetivos que afectan al bienestar individual y que se trasladan al  bienestar colectivo o social. Esta falta de precisión del concepto afecta  lógicamente a su medición. En segundo lugar, porque siendo un concepto  multidimensional, es casi imposible de abarcarlo a partir de datos empíricos.  El bienestar individual, al igual que la utilidad, presentan serios problemas  metodológicos para su agregación en un ente colectivo (Hernández Águila, Nodaimis: 2004).
                Sin embargo, a pesar de las dificultades que  encierra su medición, para las sociedades modernas es indispensable disponer de  instrumentos capaces de medir los impactos que las políticas sociales puedan  tener sobre el bienestar social de las familias y de servir de guía para el  seguimiento de tales políticas que garantizen el desarrollo humano através del  tiempo y del espacio .
                Desde el punto de vista  teórico se relacionan conceptos vinculados directamente con el desarrollo  humano en los que se destacan: calidad de vida y bienestar social. 
                Calidad de vida 
                El concepto de calidad de vida surge  como una forma de "contrarrestar" los análisis exclusivamente  economicistas de nivel de vida, que dejaban de lado toda una serie de valores  no materiales, necesarios para el bienestar general humano. No obstante el  debate persiste en torno a la amplitud de elementos a considerar dentro del  concepto.
                La calidad de vida es una  categoría multidimensional, presupone el reconocimiento de las dimensiones  materiales, culturales, psicológicas y espirituales del hombre, combate el  concepto de hombre unidimensional y uniforme y obliga a desplegar mucha  creatividad para aprender la diversidad humana (Hernández Águila, Nodaimis: 2004).
                La aplicación de este concepto sirve,  no sólo para evaluar un determinado aspecto de la calidad del servicio, si no  para realizar un seguimiento de dicha medida a lo largo del tiempo y poder  comparar la calidad asistencial bien en un mismo centro en diferentes períodos  de tiempo (obtención de datos longitudinal), o entre diferentes centros de un  mismo sector en el mismo período de tiempo (obtención de datos transversal). 
                Se entiende que la calidad de vida se  encuentra en función del acceso que tiene la persona a satisfacer tanto necesidades  materiales, como necesidades espirituales o culturales. La calidad de vida es  un proceso dinámico de una persona u hogar determinados, que cambia  constantemente y de forma casi imperceptible. Por lo anterior, sólo se puede  hablar de un “nivel de calidad de vida” en un momento o período determinado. El concepto depende en gran medida de la concepción propia de  mundo que tiene el sujeto en particular: la interpretación y valoración que le  da a lo que tiene, con vive y a lo que aspira (Becerra Lois; F.: 2002).
Bienestar social
Cuando se pregunta a varias personas  ¿Qué entienden por bienestar social?, todos manifiestan una idea, sin embargo  les resulta difícil llegar a definir brevemente en una expresión los  sentimientos de satisfacción material e inmaterial que producen en los  individuos y colectividades una serie de condiciones materiales como: el nivel  de ingresos, equipamiento de la vivienda, acceso a la educación, salud. Es por  esta razón, que las propuestas para su medición han resultado múltiples, donde  influyen además el ámbito territorial seleccionado y las estadísticas  disponibles.
                Podría continuar la búsqueda de un  concepto más acabado de bienestar social, aunque seguramente sin encontrar una  definición que pareciese de perfecta validez para indicar todo el significado  que encierra tal expresión, sin embargo cuando investigamos y analizamos la  obra de varios autores basta para comprender que existe un consenso, sea cual  sea la definición, de que el bienestar encierra aspectos materiales e  inmateriales, a modo de ejemplo, se comparte la idea expresada por Pena Trapero  quién dice que, “El bienestar es el  resultado de un conjunto de situaciones objetivas o condiciones materiales  (tener acceso a la educación, salud, vivienda, determinados ingresos) y de  apreciaciones subjetivas o percepciones (actitudes, decepciones y  satisfacciones) que, sobre aquellas, realizan los individuos” (Pena  Trapero: 1977; Zarzosa: 1996).
1.3 El Desarrollo Humano en los espacios rurales
Históricamente la manera de  concebir la comunidad ha variado en dependencia de las líneas investigativas y  los objetivos propuestos a alcanzar. Ha sido, es y será un término utilizado y abordado  desde diferentes perspectivas epistemológicas, condicionado por el contexto  histórico social concreto de la producción teórica. 
                Un momento importante en la conceptualización  del término comunidad lo constituye la aparición, organización y difusión de  conocimientos de la   Sociología y la Antropología como ciencias, las que abordan  la comunidad entre otras diversas áreas de las Ciencias Sociales, como una de  sus esferas investigativas, pues por sí misma se adentra en lo esencial de las  interrelaciones sociales. El término ha sido utilizado por estudiosos con una  muy variada concepción, desde una comprensión general acerca de las comunidades  humanas (su ubicación física, por contexto cultural, geográfico, ecológico,  etc.) hasta formas o tipos diferentes de organización social (PNUD: 1990).
                Del  vocablo latino communĭtas, una comunidad es un conjunto de personas que forman  parte de un pueblo, región o nación, o que están vinculadas por ciertos  intereses comunes, como idioma, costumbres, ubicación geográfica, visión del mundo o valores. Dentro  de una comunidad se suele crear una identidad común mediante la diferenciación de otros  grupos o comunidades. El concepto de comunidad, que asume la Sociología,  reconoce al medio rural como el entorno territorial donde se producen los  alimentos y las materias primas que la sociedad consume, y el lugar donde vive  la gente que realiza estas actividades. 
                En un sentido más amplio, también se ve al medio rural como la suma de  elementos geográficos que agrupan componentes naturales como recursos bióticos,  geológicos, climatológicos y ambientales a los que se atribuyen valores  fundamentales para el desarrollo sustentable de las comunidades y de la  sociedad en general. Lo rural,  por otra parte, es aquello referente o perteneciente a la vida en el campo. El  adjetivo se utiliza como opuesto a lo urbano, que es el ámbito de la ciudad.
                En  gran medida las comunidades rurales viven de la agricultura o la ganadería.  Por lo general, se trata de regiones donde la industria no está desarrollada y,  por lo tanto, la economía es bastante precaria. Suelen ser bastante simples en  lo que respecta a su calidad de vida, no contando con demasiada influencia de  la tecnología (en la mayoría de los casos, con nula influencia) y manteniendo  en muchos casos estructuras de pensamiento tradicionales (Becerra Lois, F.:  2006). 
                Otra  característica de las comunidades rurales es la infraestructura deficiente. A  diferencia de las ciudades, las comunidades rurales suelen contar con calles de  tierra y sufrir la carencia de alumbrado público, servicio de conexión a  Internet u otras prestaciones. Los servicios públicos, por lo tanto, se limitan  a lo mínimo indispensable. Por lo que la población en las comunidades rurales  es escasa.
                Los  gobiernos tienen la obligación de contribuir al desarrollo rural, lo que no supone que descuiden las tradiciones y  costumbres de estos lugares, sino que favorezcan el crecimiento económico a  partir de las medidas adecuadas. El  desarrollo en comunidades rurales  abarca un rango de enfoques y actividades cuyo principal objetivo es la mejora  del bienestar y el sustento de las personas que viven en esas áreas.
                Como una rama del  desarrollo comunitario, estas aproximaciones atienden a asuntos sociales,  particularmente a la organización de la comunidad. Este es un contraste claro  con otras formas de desarrollo rural, enfocadas en trabajo en el sector  terciario y la tecnología (carreteras, gestión de subvenciones, técnicas para  la mejora de la producción agrícola) (Zárate: 2007).
                La diversidad de ambientes y contrastes que actualmente presentan  los territorios rurales obligan a una reorientación de las políticas públicas,  de las estrategias seguidas y de los instrumentos que permitan su  reorganización. De manera particular, se deben aprovechar las capacidades  acumuladas a lo largo del tiempo de los propios actores del desarrollo, entre  ellos los funcionarios públicos y los prestadores de servicios profesionales quienes  han sido de manera directa corresponsables de gestionar apoyos y procesos a  favor del desarrollo local. Pero junto a ello, es indispensable generar entre  los actores rurales, nuevas competencias acordes al contexto actual que les  permita estar capacitados para enfrentar la crisis del sector, revertir las  disparidades sociales y favorecer acciones de participación ciudadana que se  reviertan en mejores prácticas de desarrollo territorial (Pujades, R., & Font, Jaune: 1998).
                El punto de partida es aceptar, en primer lugar, que el territorio  encierra un valor decisivo en el proceso de desarrollo; la identidad  territorial y su vinculación con la historia social son elementos primordiales  para entender el sistema económico, político y cultural del medio. En segundo lugar,  las personas y sus sistemas de organización social, antes instrumentalizadas  como mera mano de obra, se revelan hoy como el principal recurso. En tercer  lugar, los recursos tangibles o  intangibles en el territorio deben ser manejados por personas integradas al  sistema territorial para generar procesos de desarrollo local. La  articulación entre personas, territorio y recursos debe integrar los conceptos  de cooperación y colaboración para generar nuevas formas de gestión  territorial, que pongan de relieve el cambio cultural en entornos rurales a partir de la síntesis de los elementos  tradicionales, que conforman la identidad territorial y los recursos  procedentes de la innovación urbana y tecnológica. El mundo rural no se  conservará si permanece inamovible frente a las nuevas realidades (Pujades, R., & Font, Jaune: 1998).
                En el mismo sentido, debe entenderse que el territorio rural no  contiene elementos sólo relacionados con la agricultura, sino con el medio  ambiente, el paisaje, la salud, el ocio y el bienestar. Los intereses de la  población local atribuyen a la agricultura funciones tradicionales que se deben  conservar, pero al mismo tiempo perciben el beneficio que genera incorporarle a  la agricultura otras funciones distintas a la simple producción de alimentos. Por  ello se manifiestan de acuerdo con apoyar a los agricultores, siempre que las ayudas  agrícolas vayan acompañadas del compromiso de respetar al medio ambiente, de utilizar en  forma adecuada los recursos naturales, de ahorrar agua, de contribuir a la  preservación del paisaje y la conservación del patrimonio cultural. El  territorio rural adquiere un carácter multifuncional, el cual se convierte  además en un argumento del desarrollo territorial rural (Rodríguez Gutiérrez, A. : 2007).
                La multifuncionalidad es considerada un atributo de la agricultura  y se le reconoce a este sector la capacidad para desarrollar múltiples  funciones en el ámbito productivo, más allá de su clásica función de producir  alimentos, materias primas para la industria textil, productos para la  fabricación de fármacos, asi como cultivos agroenergéticos (Moyano: 2008).
                1.4.  El desarrollo humano en comunidades rurales de América latina y el Caribe. El  caso de Cuba
                La región Latinoamericana ha sido una de las  regiones que más ha sufrido la explotación de sus recursos de manera despiadada  y en detrimento de sus pobladores durante cientos de años, desde la  colonización, que sin dudas todavía aún se sufre, como ejemplo más desgarrador  se tiene la pérdida de comunidades indígenas, sus culturas, sus tierras. Se ha  vivido la amarga experiencia de servir de conejillos de indias para los  experimentos de la aplicación de las políticas neoliberales que aplican los  Estados Unidos de Norteamérica desde la década de los años 1960 y 1970 al sur del  continente (Rodríguez, Carlos  Rafael: 1983).
                Sin duda alguna el modelo de explotación de  los recursos naturales y humanos, desarrollado por las grandes transnacionales,  ha impuesto a América Latina una gran carga sobre sus débiles economías,  convirtiéndolo en exportador de materias primas a bajos precios e importador de  bienes de consumo con elevado nivel de manufactura, endeudando a estos países,  al extremo de que prácticamente en muchos casos el endeudamiento acumulado  supera el Producto Interno Bruto (PIB) de esas naciones. En consecuencia con  esto, los grandes monopolios financieros obligan a los gobiernos a reducir el  gasto público y de hecho los planes de desarrollo social son los primeros en  recibir el impacto.
                Teniendo en cuenta lo anterior es pertinente  hacer el razonamiento siguiente ¿Qué ocurre entonces con el sector rural, ya de  hecho marginado socialmente en los países de América Latina y el Caribe?
                El cambio de la  situación que impera actualmente en los territorios rurales de la región Latinoamericana,  se impone como una necesidad impostergable para estos pueblos. Es por tanto muy  provechoso el hecho de que surja una nueva propuesta, concebida para redefinir  conceptos y métodos que hasta ahora demuestran ser ineficaces, esta nueva  mentalidad está basada en los siguientes principios básicos: 
En el  criterio de Schejtman y Berdegué: “aunque  muchas de las causas de la pobreza rural tienen su origen fuera del sector, lo  que no se puede discutir es la poca efectividad de las políticas de desarrollo  rural impulsadas desde hace al menos tres o cuatro décadas, aún en países que  han logrado tasas importantes de crecimiento económico. Cada vez son más  quienes piensan que si queremos que los resultados sean diferentes en el  futuro, debemos evitar seguir haciendo más de lo mismo. En la búsqueda de  nuevas respuestas, en los últimos cuatro o cinco años ha cobrado fuerza en  nuestra región el debate sobre el denominado enfoque territorial del desarrollo  rural” (Schejtman y Berdegué: 2004).
                A  diferencia de otras regiones en desarrollo, el crecimiento con desigualdad es  una característica distintiva de esta parte del mundo. Mientras en otros territorios  el crecimiento económico se ha dado con un cierto equilibrio con la  distribución del ingreso, las cifras revelan que en América Latina esto no ha  sucedido, siendo de hecho la región más inequitativa del mundo en la actualidad  (Banco Mundial: 2007). La severa rigidez de la distribución del ingreso ha sido  identificada como un importante obstáculo para la reducción de la extrema  pobreza (CEPAL: 2005).
  “Hasta ahora, la estrategia  predominante para mitigar los efectos de la crisis en el sector rural se ha  basado en acciones de “alivio de la pobreza” y, sólo en menor medida, en  intervenciones orientadas al desarrollo rural” así lo refiere la revista del Programa Dinámicas Territoriales Rurales: Crisis y pobreza  rural: síntesis para medios.
  “El surgimiento de gobiernos progresistas  en América Latina y el Caribe han permitido avanzar hoy hacia nuevas y  superiores formas de integración, con la convicción de que nos une la defensa  del derecho de los pueblos de la región, como parte inseparable del proyecto  soñado por los próceres de nuestra independencia” (Castro Ruz, Raúl: 2011). Muestra de ello es la formación de  bloques integradores como son los proyectos de la Alternativa Bolivariana para  las Américas (ALBA), el Mercado del Cono Sur (MERCOSUR), la alianza comercia de  los pueblos que integran el grupo del ALBA (PETROCARIBE), Y La Comunidad del  Caribe para el Comercio (CARICOM) y más recientemente la creación de la Comunidad  de Estados de América Latina y e Caribe (CELAC).
                Se  observa que en el nuevo contexto político de la región, existe una voluntad,  por parte de los gobiernos de organizar y conciliar acciones para enfrentar el  empobrecimiento rural en Latinoamérica, muestra de ello es la celebración de s  eventos internacionales dirigidos a lograr acciones contra la pobreza rural,  entre ellos podemos mencionar:
Puede  entenderse que la situación imperante en el espacio rural de Latinoamérica, presenta  la difícil realidad que vive el sector agrícola, existe una coyuntura política  favorable con la presencia de varios gobiernos de izquierda que se han  planteado la voluntad de tomar acciones que permitan mitigar y revertir esta  situación en un futuro próximo.
                1.4.1 Situación de las comunidades rurales en Cuba 
                Antes del triunfo de la Revolución la  situación imperante en los campos de Cuba no era diferente a la del resto de  los países del área geográfica, muestra de ello son algunos estudios realizados  en la etapa prerevolucionaria, como por ejemplo el informe del sociólogo Lowry  Nelson, realizado a finales de la década de los cuarenta a partir del estudio y  publicado por la   Universidad de Minennsota en 1950 bajo la denominación de  Rural Cuba, “reconoce que una de las carencias más importantes de las zonas  rurales de Cuba es la referida a la educación”. (Nelson: 1950 ).
                Otra referencia sobre el tema es el Informe de la Agrupación Católica  de la Universidad  de la Habana sobre  la población rural de Cuba y sus condiciones de vida, presentado en 1956,  comentaba en la presentación por su director  que, “en sus recorridos por Europa,  América y África pocas veces había encontrado campesinos que vivieran más  miserablemente que el trabajador agrícola cubano” (Agrupación Católica.  Universidad de La Habana: 1972).
                En cuanto a lo referido a las particularidades  del desarrollo humano en Cuba, en las condiciones actuales, debemos partir las  principales transformaciones aplicadas en la economía, que responden al  contenido de la actual estrategia de desarrollo económico-social, teniendo en  cuenta el carácter multiforme o heterogéneo de la economía cubana de transición  del capitalismo al socialismo en condiciones de economía subdesarrollada,  bloqueada económicamente por los Estados Unidos, y en situación de recuperación  económica, después de los efectos de la desaparición del bloque socialista de  Europa del Este.
                Lo que Cuba ha realizado por el hombre, lo ha  hecho con métodos extraordinariamente humanos, tenemos la particularidad y el  orgullo de sintetizar en la obra de la Revolución Cubana en torno al desarrollo  humano, el pensamiento de nuestro Comandante en Jefe, según criterio de la Maritza V. Martínez Lima hay dos  conclusiones de Fidel Castro, que denotan la magnitud de su optimismo  revolucionario y su previsión como líder político, en torno a esta temática.  Primeramente sitúa al hombre como centro y objeto del desarrollo cuando plantea  “Algún día… seremos por encima de todo, seres humanos llamados a vivir  inevitablemente en un mundo globalizado, pero verdaderamente justo, solidario y  pacífico. Ese día hay que ganarlo luchando” (Martínez Lina, Maritza V.: 2009). 
En segundo lugar manifiesta la esperanza del  mejoramiento humano cuando expresa “Esperamos  que el mundo se salve; al mundo no le queda otra alternativa que salvarse, y  salvar la naturaleza de la cual tendremos que vivir los 10 000 millones de  seres humanos que pronto seremos ” (Martínez Lina, Maritza V.: 2009).
                Es imprescindible aclarar que en la transición  socialista cubana se aprecia una clara vocación por la inclusión del enfoque  territorial en el diseño de las políticas económicas y sociales. Las comunidades rurales se dividen por sus características y para su  mejor estudio en comunidades rurales tradicionales y comunidades rurales  inducidas. Las comunidades rurales tradicionales  presentan un aislamiento espacial relativo a través del sistema de caserío,  identificación de sus pobladores con el entorno, relaciones de cooperación  productiva entre los sujetos económicos, adecuado grado de comunicación entre  los miembros. Las inducidas se pueden definir de dos formas: las que han  logrado su consolidación e identificación y que se pueden considerar una  comunidad. Las que todavía no han alcanzado esta categoría pero ya tienen un  tiempo determinado de formación. Estas surgen con el proceso de socialización y  cooperativización del campesinado. 
                En  los últimos años han ocurrido en la   Isla algunas transformaciones locales que facilitan el  trabajo de la comunidad. Las características de las localidades cambian en  forma constante, por lo que las estrategias también se modifican y pueden pasar  del fomento de la capacidad empresarial a la solución de los problemas  estructurales. Los dos elementos claves para materializar las estrategias de  desarrollo local son la disponibilidad de recursos (humanos, materiales,  empresariales y financieros) y la participación de los agentes públicos y  privados interesados en las iniciativas (Figueroa Albelo, Víctor: 2005).
                Cuba  ha debido tomar un conjunto de medidas frente a la crisis económica, las cuales  han incidido en las economías locales y propiciado cierto desarrollo en los  marcos de la sociedad misma. Entre los saldos del proceso de cambio cabe  destacar: períodos de descentralización económica y de la gestión empresarial. Un  número creciente de empresas que orientan su gestión económica hacia los  mecanismos de mercado; la reconversión industrial y el repliegue de la gran  industria; la reestructuración de la fuerza laboral y el incremento del trabajo  por cuenta propia; la expansión de los mercados agropecuario y de productos  industriales; el surgimiento de diferentes formas de propiedad que implican  nuevos actores (empresas mixtas, corporaciones, unidades básicas de producción  cooperativa, agricultura familiar y programas acuícola); la despenalización de la  tenencia de dólares; los empeños de saneamiento de las finanzas internas, y una  Ley Tributaria que se corresponde a las exigencias de los momentos actuales. 
                1.4.2.  Evolución del desarrollo local comunitario en los espacios rurales de la  provincia Cienfuegos
                En la provincia de Cienfuegos, como parte del  programa de carácter democrático popular se establecen un conjunto de medidas  que comienzan a variar la estructura económica del país y de la propiedad. Como  consecuencia del cumplimiento del programa del proceso político cubano se  desarrollan obras de carácter diverso que tienen gran impacto social y económico  e influyen, también, en el desarrollo de la vida rural cienfueguera. Se produce  una apertura para el desarrollo de la superación y acceso de hijos de  trabajadores del campo a las Universidades, en la enseñanza politécnica y de  todo tipo. Dando posibilidades, además, para la incorporación activa de la  mujer en todos los campos de la vida social, política y cultural.
                Las transformaciones socioeconómicas en  Cienfuegos originaron que la propiedad estatal alcanzara la mayor proporción de  las áreas rurales. El balance de la propiedad, a inicio de los años noventa del  siglo pasado, hace que en todos los municipios de la provincia prevalezca la  propiedad estatal sobre la tierra en una proporción que está por encima del  81.0% en todos los casos. El segundo lugar lo ocupa la propiedad cooperativa,  cuyo rango incluye entre 1 y 9% de las tierras municipales. La proporción de la  propiedad privada individual sobre la tierra es prácticamente insignificante,  existiendo municipios de la provincia donde todas las tierras están en manos  del estado o colectivizadas mediante cooperativas (Figuero Albelo, Víctor:  2005).
                En el contexto local de la comunidad objeto de  analisis, que tiene como característica fundamental, desde el punto de vista  territorial, la proximidad a la   Central electronuclear  de Juraguá, donde se mantiene hasta septiembre de 1993, una ejecución  presupuestaria de 1 800 millones de pesos en viviendas y urbanización, en  carreteras y en obras sociales (CEE: 1992). Esto ha implicado que,  independientemente de que la ejecución de la obra haya sido paralizada desde  1993, constituyera un factor importante de la urbanización territorial. Esta obra trajo como resultado desde el punto de vista  demográfico la migración de muchas personas hacia esta comunidad en la etapa comprendida entre las décadas de los 1980 y 1990.  La motivaciones fundamentales se enmarcan en la floreciente infraestructura que  demandaba la obra y las posibilidades de empleo y vivienda. 
                En segundo lugar, la irrupción de  una violenta crisis económica en el escenario nacional desde  comienzos de los 1990 marca un giro en la dirección espacial que toman las  migraciones internas. En el período 1990-1995 si bien no desaparecen las  migraciones rural-urbanas, se inicia la recepción de inmigrantes en las  comunidades rurales dispersas y concentradas que intervienen en la franja de  base como consecuencia de la  contracción del empleo y redimensionamiento empresarial en el sector estatal  urbano y la puesta en práctica de estrategias familiares e individuales en  zonas urbanas para resolver las necesidades de la economía doméstica en un  contexto de reforma agraria. Se introducen cambios en el sistema de tenencia de  la tierra, se diversifican las formas organizativas de la producción, se crean  nuevos espacios de comercialización y se potencia el sector cooperativo y la  pequeña propiedad campesina, entre otras transformaciones.
                La crisis provoca la paralización casi  absoluta de importantes programas de desarrollo rural con extenso beneficio  para las comunidades. Para contrarrestar los efectos de este proceso se han  diseñado diversas alternativas que promueven el desarrollo local con el apoyo  del Estado, instituciones nacionales, así como de organismos y organizaciones  internacionales que aportan financiamiento y tecnologías destinados a proyectos  de desarrollo comunitario y rural en general.
                En  las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) se han modificado  sustancialmente la estructura social interna del campesinado cooperativista y  se aprecian mutaciones en la cultura del trabajo y el modo de vida. Estos  elementos se entrelazan con fenómenos de cambio en la identidad y el folklore  campesino, observados en las comunidades rurales a través de los materiales  utilizados y en los modelos en la construcción de las viviendas. Cambian los gustos  musicales hacia otros géneros diferentes a la música campesina, asi como la  forma de vestir, los métodos de esparcimiento y ocio. 
                El  perfeccionamiento futuro del modelo de desarrollo agrario debe tomar más en  cuenta el papel de la comunidad rural, no sólo en la reproducción y oferta de  fuerza de trabajo agrícola, sino que será necesario emprender el tratamiento  multinstitucional a los problemas de infraestructura social y de servicios. Apuntando  hacia un desarrollo rural integral sobre la base de sus dimensiones económica,  sociocultural, demográfica, y ambiental como esferas insoslayables del  desarrollo humano.
                Desde esta  óptica, las experiencias cubanas tuvieron la limitante de transcurrir en  condiciones de alta centralización del modelo económico, donde el nivel  territorial de la planificación difícilmente puede trascender el rol de réplica  reducida de las políticas nacionales, quedando muy poco espacio para opciones  de autotransformación local. Sin embargo, en lo concerniente a la dimensión  socioestructural del funcionamiento de las sociedades locales, donde recae el  interés específico de la investigación, ha sido una gran ausente de los  enfoques de planificación territorial en Cuba (Espina Mayra, Paula: 2001).
                En la  actualidad la globalización de la economía, originada entre otras cosas, por  los descubrimientos e innovaciones tecnológicas, genera la necesidad de que los  habitantes de una nación se capaciten más y mejor en distintas áreas. Unido a  lo anterior, muchas regiones, localidades y comunidades de distintos países  sufren un rezago económico significativo y presentan un grave problema de  exclusión social.
                Lo anterior, exige un mayor esfuerzo  de instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales para encontrar  un justo equilibrio entre los determinantes históricos culturales de los  lugares donde se desarrolle un proyecto de desarrollo humano desde el contexto  local y las exigencias científico tecnológicas desde una integración  institucional y la participación real de los actores sociales implicados; en  función de la efectividad de recursos humanos, técnicos, materiales,  constructivos, económicos, naturales, siendo el gran reto para el éxito de las  diferentes propuestas de desarrollo  local para Cuba en el contexto actual.
                Conclusiones  parciales
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