La familia como institución económica

Texto de Pablo Miró Rocasolano

No es fácil dar una explicación del comportamiento y organización dentro de la familia. En los sucesivos modelos económicos, ésta se ha considerado como algo dado; es decir, exógeno a los mismos. Es más recientemente, con las aportaciones del economista Gary Becker, cuando se ha hecho una modelización de dicha institución, presentándola como una "pequeña fábrica". 

La teoría de Becker acerca de la fertilidad presenta rasgos muy originales. Cuando se plantea la necesidad por parte de unos padres de tener un hijo, éstos hacen una valoración de los ingresos y costes monetarios que se prevé dicho hijo va a suponer en el futuro. Si los ingresos superan los costes, los hijos son considerados como un bien de inversión, pero si dichos ingresos no cubren los costes, entonces vienen a ser un bien de consumo. Por eso, en los países subdesarrollados la gente tiene muchos hijos y en los desarrollados no. En el primer caso, los ingresos derivados del trabajo en los campos y asistencia a los padres en época de vejez son mayores que los costes, mientras que en los países desarrollados dichos costes muchas veces superan a los ingresos. Por eso, en este segundo caso, se prefieren menos hijos, pero con una calidad mejor, porque el mercado así lo exige.

En cualquier caso, ésta falta de conocimiento no ha quitado para que las empresas hayan desarrollado una gran labor de investigación y de márketing para conocer los gustos de cada miembro de la familia y, en gran medida, modelar los mismos. Las tendencias demográficas que presentan actualmente los países desarrollados nos muestran como, con menores tasas de mortalidad y de natalidad, la población se envejece. Si nos fijamos en los cortes publicitarios en televisión, veremos cómo se va sustituyendo a la atractiva modelo por otros personajes con los que los destinatarios finales se sientan más representados. 

A ésta dificultad de escaso conocimiento, se añade la de poder o no poder comprender los rápidos cambios producidos en el seno de la familia en tiempos más modernos. Destacan los sociólogos como, en un breve lapso de tiempo, se ha pasado de una tradicional familia unida a otra en la que los miembros son más independientes: se ha pasado de comer la familia entera en la mesa a cada uno servirse de la nevera. Quizá eso pueda ser fruto del régimen de libertad que se han dado ciertos países occidentales, especialmente europeos. También se ha reforzado el concepto de familia nuclear (padres e hijos naturales o adoptados), en vez de la extensiva.

Destacables son los cambios debidos a la última etapa de la transición demográfica:

Por un lado, la caída de tasa de natalidad, debida a:

  • El impacto de la urbanización.

  • Una sociedad con acceso a mayor gama de bienes, lo que provoca que los hijos se comporten como ávidos consumidores (sin embargo, esta afirmación ha de contraponerse al aumento medio del ingreso de las familias).

  • Actualmente, la gente se casa menos

  • Además se casa más tarde, lo que se añade a una mayor permisibilidad social del hecho de la cohabitación.

  • La prolongación del nivel de estudios por una capa importante de la población respecto a épocas pasadas.

  • Las dificultades de una alta tasa de paro que se resiste a bajar de manera rápida, debido a las rigideces del mercado laboral.

  • La mayor incorporación de la mujer al mercado de trabajo.

  • El mayor conocimiento de la existencia y uso de los anticonceptivos.

  • Un incremento generalizado del divorcio.

  • La clara tendencia a la disminución de los negocios de tipo familiar.

  • Hijos dependientes hasta una alta edad.

  • En general, el clima de inseguridad en períodos de crisis.

Y, por otro lado, la caída de tasa de mortalidad, fundamentalmente por los avances sanitarios y mejora de la calidad de vida por los avances científicos.

Ésta tendencia demográfica ha dado lugar, entre otras cosas, a: 

  • Una disminución de las cohortes de población joven que pueda atender a sus mayores en la época final de su vida, lo que ha propiciado la proliferación de buen número de residencias. Se pierde afectividad.

  • Un estancamiento para la transmisión y conservación de las tradiciones familiares.

  • Una mayor oferta de asistencia personalizada para la tercera edad y de servicios a medida de ellos. Por tanto, la familia "nuclear" puede verse resentida en términos presupuestarios.

Lo que de cualquier manera debe quedar claro es que el entorno y costumbre condiciona a la familia. En un régimen de restricciones morales, difícilmente se producen los divorcios, debido al posible escándalo posterior. En una sociedad con mentalidad más abierta, un incremento del número de divorcios puede dar lugar a un profundo cambio en familia, para bien o para mal. Las mayores comodidades y vías de comunicación (Internet, mass media, etc) han hecho que la comunicación entre los miembros de una familia se vea drásticamente reducida. En tiempos de crisis económica en la Inglaterra de Keynes, la gente ahorraba una parte importante de su ingreso por miedo al futuro. En tiempos de bonanza, las familias se endeudan: acceden a comprar más bienes, a formar mejor a los hijos, etc., entre otras cosas por la seguridad "extra" que les proporciona un generoso Estado de Bienestar que es difícil de desmantelar.

Lo cierto es que la familia es una institución que evoluciona. Las políticas económicas relativas a la familia la condicionan (rápidamente), pero también los cambios en la familia favorecen la elaboración de nuevas políticas dirigidas hacia ella (aunque muy lentamente). De ahí que la familia deba estudiarse con un enfoque dinámico; y no estático, como sucede en muchos de los modelos clásicos. Pongamos un ejemplo: la famosa política del "hijo único" de China para frenar la población que, claramente, no ha tenido demasiado éxito. La masculinización de la población que ha provocado esta política ha propiciado que, muchos varones, busquen esposa en el extranjero. Cuando eso sucede, se crean familias mixtas y niños de diversas culturas; que podrían dificultar los programas de educación y crear un conflicto cultural y social, al masificarse esta tendencia en gran escala. 

El problema surge cuando, con una gran burocracia, decisiones ligadas a grupos de presión y reformas insuficientes debido a la búsqueda de votos a corto plazo, el Estado no puede dar una respuesta inmediata a tan cambiantes necesidades de las familias. Cuando intervenga, quizá ya no sea necesario y lo haga mal, pero de eso nos ocuparemos al hablar de la institución "Estado".

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