3. Dimensión diagnóstico (ver anexo 5).
Se entiende por trastorno mental grave, aquella persona que (22):
. Genera problemas de captación y comprensión de la realidad.
. Distorsiona la relación con los otros.
. Supone o puede suponer riesgo para su vida
. Tiene repercusiones negativas en distintas áreas del funcionamiento personal (vida cotidiana, educación, empleo, relaciones sociales).
. Atención sanitaria directa con intervenciones biológicas, psicosociales y de rehabilitación.
. Intervenciones sobre el medio social y de apoyo a la familia.
. Atención intersectorial: social, laboral, educativa y externa.
Los criterios citados hacen referencia a las siguientes categorías diagnósticas según la CIE-10 para los trastornos incluidos en el TMG (42):
4. Dimensión: Duración.
La duración del trastorno se incluye como una dimensión definitoria del TMG en cuanto a la necesidad de incluir a personas con una duración prolongada de su enfermedad y por tanto de descartar a aquellas personas que aun teniendo un diagnóstico de enfermedad mental grave y presentar dificultades en el funcionamiento psicosocial, presentan un periodo corto de evolución y por tanto un pronóstico incierto (35).
Se han utilizado en la literatura diferentes criterios para operativizar esta dimensión: duración de la enfermedad, duración del tratamiento, número o tiempo de hospitalizaciones, institucionalización, uso de recursos residenciales, etc. (24).
Frente al criterio de duración de la enfermedad -más difícil de objetivar-, el más consensuado en la actualidad sería el que duración del tratamiento psiquiátrico (la persona ha de llevar dos o más años en tratamiento psiquiátrico) o deterioro importante y progresivo en el funcionamiento psicosocial en los últimos seis meses (29).
5. Dimensión: Discapacidad.
Las dificultades en el funcionamiento social se consideran otro rasgo esencial en la conceptualización del trastorno mental grave. Se afirma que estas personas tienen graves y duraderas inhabilidades a consecuencia de la enfermedad o trastorno mental. Se han utilizado diferentes criterios para concretar esta dimensión, por ejemplo: recibir prestaciones económicas por la discapacidad, necesitar ayuda en el uso de servicios, dificultades en las actividades de la vida diaria, dependencia de cuidadores o servicios, dificultades en el funcionamiento social, dificultades en el funcionamiento laboral, alta vulnerabilidad al estrés, etc.
Se observa un consenso en la necesidad de cuantificar dicha discapacidad, siendo la Escala de Evaluación de la Actividad Global EEAG (Global Assessment of Functionating GAF) la más utilizada (43).
Las personas con un trastorno mental grave suelen presentar con mayor o menor grado de afectación, una o varias de las siguientes dificultades en su desempeño social:
Estas dificultades en el funcionamiento social dificultan que las personas con TMG puedan desempeñar roles sociales relevantes en la comunidad lo que junto a las barreras sociales y estigma les coloca en una situación de desventaja social y riesgo de exclusión (44, 45).
6. Tratamiento.
Se desarrolla un plan individualizado de tratamiento (PIT), que está integrado por la descripción de las diferentes intervenciones recomendadas, con sus características correspondientes. Al inicio del inventario de intervenciones se describen una característica de calidad y tres actividades de carácter general que deben poseer todas y cada una de las mismas (22).
El inventario de intervenciones está estructurado de la manera siguiente: