PROPUESTA DE DESCENTRALIZACIÓN FISCAL DEL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO PARA EL ESTADO DE VERACRUZ

PROPUESTA DE DESCENTRALIZACIÓN FISCAL DEL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO PARA EL ESTADO DE VERACRUZ

Juana Umaña Aguilar*
Escuela Libre de Ciencias Políticas y Administración Pública de Oriente, México

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I.4. La visión neoliberal de la imposición.

En la Gran Bretaña de la segunda post-guerra, el partido Laborista ejerciendo el poder central, llegó a establecer impuestos marginales hasta de 90 por ciento. El declive económico se hizo evidente a causa de las altas tasas impositivas.
A finales de los años 70 dos economistas iniciaron el contra ataque a las teorías keynesianas que habían controlado al mundo; pero lo hacían con un novedoso concepto. Robert Mundell y Art Laffer hablaban ahora de estimular la oferta, no la demanda, como lo decía la Biblia de Keynes. Ellos concluyeron que la mejor forma de hacerlo era reduciendo los impuestos que la oprimían y desangraban. Las teorías de Keynes sin duda incrementaban la demanda, pero no había oferta para (satisfacerla) encontrarla; eso dio origen a la famosa inflación con recesión.
El uso continuado de las recetas fiscales keynesianas provocó con el paso del tiempo el aumento del peso del Estado en las economías occidentales con pérdida de posiciones relativas para la empresa privada.
Además, la política fiscal resultó inútil ante las peculiaridades de la crisis de los años setenta, con la coexistencia de desempleo e inflación.
El final definitivo a la consideración del modelo keynesiano y la política fiscal como panacea de todos los males económicos se produjo en la década de los setenta al aparecer simultáneamente fuertes tasas de paro e inflación. Esa situación resultaba inexplicable desde los sencillos esquemas keynesianos y no podía ser resuelta exclusivamente mediante medidas fiscales.
Antes de que estas crisis económicas echaran abajo el paradigma Keynesiano, el trabajo de Friedrich Von Hayek 1 consolidó la hipótesis renovada de que el mercado es el mecanismo disponible más eficiente para procesar el cúmulo de información necesaria para coordinar el proceso de intercambio y asignación de los recursos entre los agentes económicos.
A partir de ello, argumentó que la intervención del Estado en las economías capitalistas es un mecanismo altamente ineficiente, en comparación con el mercado para realizar la coordinación económica entre agentes.
Hayek no pensó que el mercado resolviera eficientemente la asignación de recursos, sólo señalaba que era un mecanismo superior al Estado. El mercado, según Hayek, no proporciona toda la información necesaria para lograr una adecuada coordinación económica, pero la competencia en los mercados, eliminando monopolios públicos y privados, es un mecanismo que permite ampliar, razonablemente, la información económica.
Los economistas de la época presentan las reducciones de impuestos y gastos además de un presupuesto equilibrado como un importante tónico fiscal. El resultado neto que se espera es la creación de mayores incentivos para ahorrar e invertir.
Robert Mundell 2 y Arthur Laffer plantean que el instrumento más efectivo que tienen los gobiernos para cambiar los incentivos de los actores económicos es el sistema impositivo. Ya que hay un intercambio macroeconómico entre trabajo y descanso., una hora extra de trabajo es balanceada contra una hora de descanso; al margen, un impuesto al producto del trabajo cambia los precios en favor del ocio. Así es que si se reducen los impuestos se incrementará el trabajo productivo adicional, más producción, más demanda agregada y más prosperidad.
Al reducir los impuestos hay más incentivos para trabajar y producir, el consumidor con más dinero en su bolsillo demanda más, las empresas con dicha reducción tendrán más dinero en sus tesorerías para contratar más gente, hacer las inversiones requeridas y enfrentar esa nueva demanda, producir más, al haber más producción y más gente trabajando, la base impositiva es más alta, los gobiernos reciben más impuestos aún cuando sus tasas sean más bajas.
Laffer afirmaba que “…un impuesto de cero obviamente no produce ingreso para el Estado, mientras que un impuesto de 100% mataría las actividades económicas produciendo al igual cero ingresos para el Estado.” 3 Laffer pensaba que debía existir una curva que conectara ambos extremos, y la curva debía tener su punto alto en alguna parte de su comportamiento. Es decir, llega un momento en el cual al incrementar las tasas impositivas se reduce la actividad económica, y como es obvio, los ingresos del Estado y viceversa, reducir impuestos en un momento dado, aumenta la actividad económica, y aunque las tasas sean menores, aumenta los ingresos del Estado.
Mundell y Laffer hablaban ahora de estimular la oferta agregada, no la demanda, como lo recomendaba el Keynesianismo. Concluyeron que la mejor forma de hacerlo era reduciendo los impuestos que la oprimían.
El Keynesianismo proponía incrementar la demanda, pero no había oferta para encontrarla; eso dio origen a la famosa inflación con recesión.
El ofertismo, como se dio por llamar a esta corriente económica, concibe la intervención del Estado como un factor que impide la eficiente asignación de los recursos, en la medida que las excesivas regulaciones, transferencias, gasto público y especialmente los altos impuestos distorsionan las elecciones de los agentes económicos.
Mayores impuestos y un déficit público creciente, desalientan las decisiones de inversión, ahorro, consumo y trabajo. Ello genera una relación contradictoria entre la dinámica económica del sector público y el privado, porque entre más se expande el primero, menos incentivos existen para estimular el crecimiento del segundo.
Si las tasas impositivas superan un nivel crítico, la disminución de los incentivos será tal que disminuya la producción y los ingresos fiscales.
Dicho de otra manera, el nivel de gasto público y la tasa máxima de impuestos podría llegar a un punto que desaliente las decisiones de invertir de los agentes económicos. Conforme aumentan las tasas marginales impositivas los contribuyentes tienden a reducir su esfuerzo en el trabajo, el ahorro y la inversión, lo cual provocará un descenso de los niveles de consumo y de recaudación fiscal, y por lo tanto, del gasto público, que inicialmente se pensaba potenciar.
Laffer argumentaba que “…una disminución en la tasa impositiva elevaría el ingreso personal disponible y también los ingresos fiscales”4 , es decir, la reducción del peso del gobierno sobre los contribuyentes y las empresas, esto tendría un efecto benéfico para todos los agentes económicos, pues el gobierno tendría más recursos económicos para gastar y, al mismo tiempo, la producción real habría aumentado, neutralizando de este modo, el desempleo potencial atribuible a los recortes fiscales.
En relación con esta idea se presenta un estudio de Vito Tanzi, 5 donde se muestra que el grupo de países con los gobiernos más económicamente dominantes en las economías internas de sus países, es decir, aquellos gobiernos que incrementaron más su gasto público, no se desempeñaron mejor que aquellos países con gobiernos menos dominantes económicamente de sus economías locales, es decir, que aquellos países que incrementaron su gasto público mucho menos.
La evidencia muestra que la mejoría de los indicadores sociales en los países con fuerte inversión gubernamental fue muy limitada, mientras que los países con gobiernos menos inversores mostraron tasas reales de crecimiento económico mayores a las del grupo de países con un sector público amplio.
Por otro lado, la contribución de Tanzi va también en el sentido de decir que los efectos expansivos de las políticas fiscales no son inmediatos, es decir, afectan con retraso a las variables que pretenden modificar, esto conduce a la descoordinación de la política fiscal, con respecto a la monetaria y a la generación de incertidumbre.
Ni aún los más sofisticados métodos estadísticos y la aplicación de políticas de ajuste permiten eliminar estos desfasamientos. El ejemplo más típico en este punto es el llamado “efecto Tanzi”, 6 atribuido el descubrimiento de este fenómeno al economista mencionado líneas arriba; que permite medir el efecto de la inflación sobre los ingresos fiscales reales desde cuatro puntos de vista: la elasticidad precio del sistema impositivo; la tasa impositiva sobre el producto (impuestos/PIB); la oferta monetaria sobre el producto (oferta monetaria/PIB) y la elasticidad de la demanda de recursos reales con respecto al PIB.
El análisis sugiere lagunas en la recolección de impuestos, lo que implica que las ganancias del gobierno provenientes del financiamiento deficitario son más pequeñas de lo que comúnmente se acepta.
Es por eso que este enfoque plantea que la intervención del gobierno en la economía, no puede evitar las fluctuaciones macroeconómicas, y crear al mismo tiempo, las condiciones para la estabilidad y el crecimiento económicos.
Los ofertistas postulan que la eficiencia de la política fiscal para afectar la demanda agregada depende crucialmente de la política monetaria.
Una política monetaria que tienda a neutralizar la velocidad de la circulación del dinero hará completamente ineficaz a la política fiscal y en contraste, una política monetaria que estabilice las tasas de interés, hace que la política fiscal influya decisivamente en la demanda agregada.
El premio Nóbel de economía Douglas North7 , impulsor del neoinstitucionalismo dá una idea de lo importante que pueden ser las instituciones públicas en la vida económica y en el buen funcionamiento del sistema productivo.
En North, el Estado busca por un lado maximizar sus rentas, captar más impuestos, pero por el otro, reducir los costos de transacción para maximizar la producción social, generando las economías de escala propias a la intervención de un sistema de leyes, justicia y defensa, por lo que hay una contradicción inherente a los objetivos del Estado.
Por otra parte, las cuestiones tales como el tamaño adecuado del Estado, la provisión de los servicios públicos, el grado de coerción ejercido y otros aspectos estatales, no tendrán una respuesta única, sino que dependerán del contexto histórico y cultural específico.
La influencia de North es reflejada en dos libros recientes. Uno es de Paul Craig Roberts 8 "La revolución capitalista en América Latina" y el otro es de Heritage Foundation: "Índice 1997 de libertad económica". Roberts descubrió que los países latinoamericanos más exitosos son los que le han dado la espalda a la concesión de privilegios por parte del gobierno y al proteccionismo, lo que los economistas llamamos "rent-seeking”, encaminándose hacia la búsqueda de legítimas ganancias, o sea, el premio por arriesgar capital y servir al consumidor.
Chile es el mejor ejemplo. Su gobierno consume sólo 9% del PIB, comparado con 35% en el caso de Estados Unidos.
Los economistas neoliberales están conscientes de que el gobierno hace un uso mucho menos eficiente de los recursos que el sector privado, por lo que a medida que el gobierno es más grande la economía nacional se vuelve menos eficiente.
El indicador más importante de libertad económica, siguiendo el estudio realizado por The Heritage Foundation9 es la tasa de impuestos. En Estados Unidos gente trabajadora y exitosa enfrenta impuestos federales y locales de 50% o más, lo que significa que muchas de estas personas entregan la mitad, o más, de sus ingresos al gobierno. No es posible hablar de libertad cuando el ser humano no es dueño del fruto de su trabajo.
Todas las posiciones concentradas líneas arriba en el texto pertenecen a la corriente económica neoliberal, cuya tendencia en materia fiscal es antiimposición, lleva más de 150 años presente en las discusiones económicas y ha hecho resaltar los efectos distorsionantes de una imposición excesiva: fuga de cerebros y de capitales, cambio de tipo de ahorro o aún pérdida de confianza en el gobierno, que tanto perjuicio causa al crecimiento económico y que aunque no son temas de este trabajo, se mencionan para conocimiento del lector.
Se resume este apartado apuntando que la escuela neoliberal mantiene en su esencia esta idea clásica anti-impositiva. La idea de un efecto nefasto de los impuestos, que aparece muy temprano en la literatura económica, desde los trabajos de David Ricardo, a comienzos del siglo XIX, fue retomada a mediados de los años 70, por el neoliberalismo, siendo esta discusión el polo de atención neoliberal más importante en materia de finanzas públicas.

1   Hayek, F.A., The Use of Knowladge in Society, en American Economic Review, 1945.

2 Mundell, Robert A., Arthur Laffer, El Hombre y la Economía, en The American Economic Review,
1972.

3 Ibidem

4 Idem

5 Tanzi, Vito y Howell Zee, Tax Policy for Developing Countries, International Monetary Fund, New
York 2001.

6 Citado en Ayala Espino, José, Mercado, Elección Pública e Instituciones, UNAM, México, 1995,
p.142.

7 31 Tijerina G., Eliezer, Los Nobel de Economía, Cámara de Diputados, LVI Legislatura, México, 1996.
Pp. 237-245.

8 32 Roberts, Paul Craig, La Revolución Capitalista en América Latina, Oxford University Press, Oxford,
1998.

9 Heritage Foundation, Economic Growth Briefing Room 2000, Heritage Found Ed., Washington, 2000.