ESTRATEGIA PARA LA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL RECURSO AGUA. ESTUDIO DE CASO: CUENCA DEL RÍO NARANJO, PROVINCIA LAS TUNAS

ESTRATEGIA PARA LA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL RECURSO AGUA. ESTUDIO DE CASO: CUENCA DEL RÍO NARANJO, PROVINCIA LAS TUNAS

Yoandris Garcia Hidalgo (CV)
Universidad Agraria de La Habana

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1.4. Calidad de las aguas

El agua natural es un sistema de cierta complejidad, no homogéneo, que puede estar  constituido por una fase acuosa, una gaseosa y una o más fases sólidas (Rajendra et al., 2009).

La composición química de este sistema en función del uso que se le da, recibe el nombre de calidad del agua. Existe una serie de normas que regulan las concentraciones permisibles que debe poseer cada elemento o indicador de calidad según los diferentes usos. Por ejemplo, las normas establecidas para que un agua pueda utilizarse en el abasto a la población exigen un contenido despreciable de los elementos relacionados con ciclos del nitrógeno y el fósforo (NC 827_2010); sin embargo para el riego de cultivos, las aguas deben poseer un alto contenido de los mismos.
Por tanto, en dependencia de la composición química de un agua esta podrá encontrar distintos usos, se hace necesario tener en cuenta algunos aspectos a la hora de la toma, conservación y análisis de la muestra, los cuales podrían alterar el resultado dado.
Estudios sobre la aptitud de las aguas para diversos usos se pueden encontrar en la literatura. Vielle et al. (2011) investigaron la aptitud de las aguas de lluvia cosechadas en viviendas del suroeste francés, encontrando que tenían características físico-químicas adecuadas, sin embargo, no poseen los requerimientos para el consumo humano por la contaminación bacterial.
De la Losa et al. (2010) estudiaron la calidad de aguas subterráneas con el fin de conocer la afectación que pudieran provocar actividades de minería en la Cuenca Carbonífera del Bierzo (León, España). La conclusión más relevante es que “no encontraron contenidos anormalmente elevados de metales pesados”.
Garbagnati et al. (2005) hicieron la caracterización físico-química del agua del río Grande en Argentina con vistas a establecer la línea base ambiental y la vulnerabilidad del sistema hídrico estudiado, de manera que se pueda mejorar la gestión de la cuenca.
Skhiri y Dechmi (2011, 2012) estudiaron las aguas usadas para el riego y las excedentes del drenaje en la cuenca Del Reguero, España, para conocer la dinámica del transporte de fósforo de los suelos y su contribución en la contaminación de las aguas superficiales por este elemento que facilita el aumento de la eutrofización. Un trabajo similar fue ejecutado por Krupa et al. (2011) en sistemas de arroz en clima mediterráneo.
Brunet y Westbrook (2012) determinaron la variación temporal del almacenamiento de solutos y su pérdida a través de las aguas de drenaje en praderas canadienses. La calidad de las aguas de drenaje fue un factor fundamental para predecir con exactitud la exportación de nutrientes, sales y bacterias de las tierras bajas.
Ruiseco (2009) determinó la aptitud de aguas para emplearlas en el riego de jardines y utilizó este indicador como uno de los criterios de sostenibilidad en el manejo del recurso hídrico en estos ecosistemas.
Investigaciones relacionadas sobre la calidad de las aguas para cultivos agrícolas fueron realizadas por Herrera (2011) y Orozco (2011) al evaluar las aguas subterráneas de diversas cuencas en Guatemala.
Fuentes (2003) plantea que la calidad del agua para riego depende del contenido y tipo de sales. Según este autor los problemas más comunes derivados de la calidad del agua se deben a los siguientes efectos:

  • Salinidad: a medida que aumenta el contenido de sales en la solución del suelo, se incrementa la tensión osmótica y, por tanto, la planta tiene que hacer mayor esfuerzo para absorber el agua por las raíces, o sea, disminuye la cantidad de agua disponible para las plantas.
  • Infiltración del agua en el suelo: contenidos relativamente altos de sodio y bajos de calcio provocan que las partículas de suelo tiendan a disgregarse, ocasionando una reducción en la velocidad de infiltración del agua, que puede implicar poca disponibilidad de agua en el suelo.
  • Toxicidad: algunos iones, tales como sodio, cloro y boro, se pueden acumular en los cultivos en concentraciones suficientemente altas como para reducir el rendimiento de las cosechas, además facilitan la obstrucción de algunos sistemas de riego.
  • Otros efectos: en ocasiones hay que considerar los nutrientes contenidos en el agua de riego, con el fin de restringir la fertilización o porque produzcan excesos contraproducentes. Otras veces pueden producir corrosión excesiva en el equipo de riego, aumentando costos de mantenimiento.
  • Son tres los criterios generales que se emplean para evaluar la aptitud del agua para el riego agrícola, en correspondencia con los efectos mencionados en el párrafo anterior. Medrano (2001) plantea que cada criterio puede ser valorado en función de diversos indicadores, como aparece a continuación:
  • Contenidos de sales solubles: Sales Solubles Totales (SST), Conductividad Eléctrica (CE), Salinidad Efectiva (SE) y Salinidad Potencial (SP).

La salinidad efectiva es la estimación del peligro que representan las sales solubles del agua de riego al pasar a formar parte del agua del suelo, pues toma en cuenta la precipitación ulterior en forma de sales menos solubles. Por siguiente, dejan de participar en la elevación de la presión osmótica de la solución del suelo.
La salinidad potencial sigue una secuencia con respecto al anterior, ya que una vez precipitadas las sales menos solubles, quedarán en solución, cloruros y sulfatos. Estas aumentan considerablemente la presión osmótica y actúan a bajos niveles de humedad. La salinidad potencial nos da una medida del peligro de estas últimas sales.

  • Efecto probable del sodio sobre las características físicas de los suelos: Relación de Adsorción de Sodio (RAS) y Porciento de Sodio Posible (PSP).

Relación de Adsorción de Sodio: en este caso es preferible ajustar la concentración de calcio (Cax) en el agua al valor de equilibrio esperado después del riego. Este procedimiento denominado RAS corregida (RASx) supone la existencia de una fuente de calcio en el suelo, como la caliza (CaCO3) u otros minerales como los silicatos y la inexistencia de precipitación del magnesio (Ayers y Westcot, 1987).
Porciento de sodio posible: este indicador valora el peligro de sustitución del calcio y el magnesio del complejo de cambio por el sodio, comienza cuando el contenido de sodio en solución representa más del 50 % de los cationes disueltos.
Contenidos de elementos tóxicos para la planta: Contenido de cloruros, sodio y bicarbonatos.
Las concentraciones de estos iones son importantes en función del método de riego empleado.
El autor considera que la calidad del agua es la condición general que permite que ésta se emplee para usos concretos. La calidad del agua depende del uso a que esté destinada. Las cuencas cubanas están sometidas a impactos negativos como resultado de: no tomarse las medidas de tratamiento, por el reuso de las aguas residuales, la deforestación, el empleo de químicos en la agricultura, acompañado del mal uso de los suelos, entre otros, que se generan como consecuencia del desarrollo económico y social.
Según Monteagudo (2008), el predominio de los fenómenos cársicos y en ausencia de fenómenos antrópicos que puedan causar impactos negativos en su calidad, las aguas tanto superficiales como subterráneas se clasifican, generalmente, como bicarbonatadas cálcicas o magnésicas en dependencia del contenido de calcio o de dolomitas presentes en dicha formación geológica. Las sales solubles totales de las aguas subterráneas pueden variar generalmente entre 500 y 1000 mg.l-1.
La agricultura de riego en Cuba genera problemas ambientales similares a los de otros países de la región asociados a la utilización de aguas con alto contenido en sales. La utilización inadecuada de los sistemas de riego da lugar a suelos sobre humedecidos o con drenajes bloqueados, que generan escorrentía superficial, erosión, dispersión de partículas de agroquímicos, e incremento de la sedimentación en cursos de agua (Casanova, 2007).
Los efectos más notables de un mal uso del agua de riego son la salinización y sodificación de los suelos que pierden su estructura y la capacidad para soportar nuevos ciclos agrícolas.
El color y la turbiedad de las aguas superficiales varían dependiendo del periodo lluvioso, menos lluvioso y seco. Cuyo contenido salino se encuentra en general por debajo de 500 mg.l-1, aunque en su desembocadura se eleva por efectos de la presencia del agua de mar. Las corrientes y cuerpos de agua superficiales por lo general poseen un contenido de oxígeno disuelto de saturación o cercano a la saturación, de acuerdo con la temperatura (De La Losa, 2010).
Las relaciones cualitativas del agua con el estado de conservación, manejo y uso de los suelos, así como con el tipo y la extensión de la cobertura boscosa existente en la cuenca, siempre ha sido un factor reconocido en el grado de su deterioro Garbagnati et al. (2005).