SUJETOS SOCIALES, CONFLICTOS Y GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DE AGUA POTABLE, ALCANTARILLADO Y SANEAMIENTO EN EL

SUJETOS SOCIALES, CONFLICTOS Y GESTIÓN DE LOS SERVICIOS DE AGUA POTABLE, ALCANTARILLADO Y SANEAMIENTO EN EL "ESPACIO SOCIAL-NATURAL" DE LA CIUDAD DE PUEBLA 1984-2010

Rafael de Jesús López Zamora (CV)
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

1.1.-Características hidrológicas y disponibilidad

El acuífero del Alto Atoyac constituye la principal fuente de agua potable para la ciudad de Puebla y su zona conurbada. El acuífero lo comparten los estados de Puebla y Tlaxcala para atender la demanda de las ciudades arriba mencionadas, principalmente. Son tres las principales zonas de recarga que alimentan el acuífero, una localizada en las estribaciones de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, otra en las estribaciones de La Malinche y la tercera en la parte norte del acuífero, denominada Sierra de Tlaxco. En la parte del acuífero que corresponde al Estado de Puebla (Valle de Puebla), se puede distinguir verticalmente un sistema de tres acuíferos denominados superior, medio y profundo.
El acuífero del Valle de Puebla tiene una extensión de unos 1,470 km2, su porción superior está compuesta por materiales aluviales no consolidados, gravas y arenas; su espesor varía entre unos cuantos metros, cerca de sus bordes y más de 200 m, en el área de la ciudad de Puebla, con valor medio de 130 m; tiene permeabilidad de media a alta, y contiene agua de buena calidad, excepto en algunos sectores, la parte inferior del acuífero está constituida por rocas ígneas extrusivas fracturadas, basaltos y andesitas; tiene espesor de varios cientos de metros y está limitada inferiormente por rocas calcáreas, consideradas como el basamento geohidrológico de la cuenca (SOAPAP, 2004).
La parte central del Valle de Puebla se abastece básicamente de las corrientes provenientes de la Malinche, las que son escindidas por el dique basáltico de Amalucan, Loreto y Guadalupe. En el valle de Puebla se distinguen dos tipos de acuíferos. Uno formado por las infiltraciones de los escurrimientos de los deshielos del volcán Iztacíhuatl, ubicado entre las localidades de San Martín Texmelucan, Huejotzingo, San Miguel Xoxtla y San Francisco Ocotlán, este acuífero se localiza en materiales de relleno y tobas arenosas (Figura III.2).
El acuífero del Valle de Puebla ha estado sometido en los últimos años a una continua explotación, detectándose actualmente algunos conos de abatimiento de los niveles dentro del área urbana de la ciudad, (se presentan abatimientos en los niveles piezométricos de entre 20 y 40 m, y hacia el sur alcanzan los valores máximos de 60 m., este impacto es producto de la concentración de pozos y podría incrementarse al entrar en operación nuevos pozos), esto ha motivado que las fuentes de abastecimiento potenciales sean localizadas en zonas o cuencas vecinas al Valle de Puebla (SOAPAP, 2004).
El crecimiento poblacional, el auge industrial y el desarrollo agrícola en la zona acuífera, genera fuentes potenciales de contaminación, que ponen en riesgo los mantos acuíferos; dadas las características de permeabilidad del subsuelo, presenta  alta vulnerabilidad a la contaminación por infiltración. Independientemente de la contaminación antropogénica1 , los acuíferos están propensos a la contaminación de tipo natural, debido a que el agua en su recorrido subterráneo cruza formaciones geológicas relativamente fáciles de diluir, por lo que el agua originalmente pura adquiere sales y otros compuestos que en ocasiones no permiten su utilización.
Respecto a la calidad del agua del acuífero superior en el territorio del Municipio de Puebla, se puede decir que la degradación observada se debe a un proceso evolutivo que se manifiesta lenta y gradualmente, especialmente en lo que concierne a dureza y presencia de  sólidos disueltos atribuible a las aguas sulfurosas del segundo acuífero; mientras más cercano está un pozo al acuífero y por su profundidad, más duras se tornan sus aguas, resultando concentraciones mayores a 400 mg./l. que son excesivas.
En la parte que corresponde al Estado de Puebla, el acuífero se encuentra regulado por el Decreto de Veda Meridional publicado en el Diario Oficial de la Federación del 15 de noviembre de 1967 y su ampliación del 30 de agosto de 1969; la Comisión Nacional del Agua (CNA), es la dependencia facultada para autorizar la explotación de  aguas subterráneas.
Respecto a las aguas superficiales, en el municipio de Puebla se encuentran los ríos Atoyac y Alseseca que descargan a la presa Manuel Ávila Camacho (Valsequillo), localizada al sur de la ciudad; sin embargo, estas aguas no son adecuadas para consumo humano por ser aguas de desecho de una población aproximada de un millón de habitantes y de diez mil industrias de la zona  San Martín Texmelucan, Huejotzingo, Cholula, Puebla y Tlaxcala (SOAPAP, 2004).
De acuerdo con la CNA, de los 22 cuerpos de agua que se tienen registrados en el Municipio, únicamente se  encuentran funcionando seis, estos son: la Presa Manuel A. Camacho (Valsequillo), Laguna de Chapulco, Laguna de San Baltasar, Laguna del Parque Ecológico, Laguna de Ciudad Universitaria y Laguna de Amaluquilla (H. Ayuntamiento de Puebla [HAP], 2006).
De acuerdo con la información de la tabla III.1, el acuífero del Valle de Puebla, en registros anteriores al año 2000 registraba una disponibilidad media anual de 61.41 Mm3 (en descenso) para satisfacer los diferentes usos: público urbano, agrícola, industrial. Para el año 2001, en el D.O.F., registra una disponibilidad media anual de agua subterránea de 38.58 Mm3 y en la última actualización con corte al 30 de septiembre del año 2008 y publicada en el D.O.F. del 28 de agosto del año 2009  registra una disponibilidad media anual de agua subterránea de 18.41 Mm3. No obstante el volumen concesionado que se tiene registrado, el volumen de extracción de agua subterránea consignado en estudios técnicos fue del orden de los 307 Mm3, de ser así, la disponibilidad sería negativa en -3.1 Mm3, por lo que estaríamos hablando ya, de una sobreexplotación del acuífero (SOAPAP, 2004; CNA, 2009).

 

 

 

 

 

 

La distribución porcentual del volumen de aguas subterráneas concesionado actualmente en la unidad hidrogeológica del Valle de Puebla (285.5 Mm.3) de acuerdo a sus principales usos, se ilustra en la gráfica III.1. Como podemos observar la mayor parte del agua subterránea, el 59.2 por ciento, se destina al uso público urbano, seguido por el uso agrícola con el 29.6 por ciento, el 10.3 por ciento para el uso industrial y menos del 1 por ciento a otros usos.

Como resultado de la intensa explotación del agua subterránea a que ha sido sometido el acuífero y de la creciente actividad productiva en la región, en los últimos años se observa gran desperdicio, uso ineficiente, regulación y distribución inequitativa del agua urbana, lo que se traduce en una creciente demanda que crea competencia entre regiones al tiempo que se reduce la disponibilidad. Actualmente el agua susceptible de concesión es insuficiente para soportar el crecimiento poblacional y la actividad económica, en el mediano plazo; existe una alta concentración de pozos en los municipios aledaños al corredor que comunica a las ciudades de Puebla y Tlaxcala; el acuífero está en peligro por la intensa deforestación de las dos principales fuentes de recarga: la Sierra Nevada Izta–Popo y La Malinche, existiendo un fuerte riesgo de contaminación antropogénica y  natural.

1 El crecimiento demográfico que ha experimentado la ciudad de Puebla en los últimos años y la insuficiente capacidad con la que opera la red y la infraestructura para el depósito de desechos, tanto sólidos como líquidos, ha provocado un gran impacto negativo al medio ambiente. La contaminación por las descargas de aguas residuales se inicia en los muebles sanitarios de las viviendas, servicios públicos y privados, así como en las instalaciones industriales. De esta descarga el 75 % pasa a la red de alcantarillado, en tanto que el 25% restante descarga directamente a los cauces naturales más próximos (HAP, 2006). Las zonas más contaminadas se localizan al Norte y  al nororiente de  la ciudad, afectada por el alto número de industrias textiles, químicas, del acero, embotelladoras y de alimentos.