ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

Eduardo Escartín González (CV)
Universidad de Sevilla

El sector terciario

Incluidos en este sector se encuentran aquellas actividades económicas que consisten en la prestación de servicios. Por lo general, la manifestación más característica del régimen jurídico de la propiedad privada es el trabajo por cuenta ajena. Se trata de una peculiar clase de trabajo: el que es prestado por quienes nada tienen a los que son propietarios de bienes económicos. Otra forma típica de expresión de dicho régimen es el comercio, pues éste es el medio de conseguir un objeto, que no se posee y se desea, entregando a cambio algo de lo que se es propietario. O bien, expresando la idea con las palabras de John Stuart Mill (1848, p. 386), se podría decir que:
hay sociedades cuyo estado “se basa por entero en la compra y la venta, y en el que cada individuo vive, y vive casi por entero, no de cosas en cuya producción ha tomado parte [e incluso que no ha tomado parte, podríamos añadir], sino de cosas que obtiene por un doble cambio, esto es, por una venta seguida de una compra.
Evidentemente, si el individuo no tiene nada, excepto sus brazos, no le quedará más remedio que acudir al mercado de trabajo para vender su esfuerzo personal a cambio de los medios que le permitan vivir1 . Puesto que en estas sociedades, como la islámica de al-Andalus, el mercado y el trabajo son dos instituciones básicas, el estudio de éstas se afronta en sendos parágrafos según lo que sobre estos temas dice Ibn Abdún en su Tratado. Pero el mercado se tratará bajo la rúbrica “El comercio” y las prestaciones laborales se englobarán dentro de la rúbrica genérica “Los servicios”, que se describirán a continuación del comercio. Para más adelante (cuando se expongan las relaciones sociales y de producción en el Capítulo IV) se deja el tratamiento específico del mercado de trabajo, que se hará en el parágrafo 4.3.

2 Esto ocurre en las sociedades que los economistas, desde muy antiguo, suelen llamar civilizadas. Malthus es uno de esos economistas que manifiestan tal opinión. Para él (1798, p. 215) es “el trabajo la única propiedad de la clase trabajadora”, es decir, de los pobres, ya que “en toda sociedad que haya salido del estado salvaje debe existir necesariamente una clase de propietarios y otra de trabajadores”. Acerca de esto, Malthus (ib., p. 215) añade: “La única forma en que un pobre puede mantenerse y conservar su independencia es utilizando su fuerza física. Ésta es la única mercancía que puede ofrecer a cambio de las subsistencias que necesita para vivir”.