ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

Eduardo Escartín González (CV)
Universidad de Sevilla

Preceptos religiosos sobre el consumo de carne

A los musulmanes se les proscribe en su código religioso, el Corán, alimentarse con carne de algunos animales, de los que el más conocido popularmente es el cerdo. La prohibición del consumo de carne de cerdo es taxativa, y la de otros animales sólo afecta a los que hayan muerto o no hayan sido inmolados en el nombre de Dios o no hayan sido previamente desangrados. Mahoma en el Corán (2,163 y ss.; p. 75) prescribe:
¡Hombres! Comed lo que hay en la tierra lícito, saludable, pero no sigáis los pasos del demonio [...]. Cuando se les dice a los infieles: Seguid lo que Dios os ha revelado, responden: Antes bien seguiremos lo que encontramos procedente de nuestros padres. ¿Y si sus padres no razonaban en absoluto ni estaban en la buena senda? Quienes descreen se asemejan al ganado, al que se llama, pero que no oye sino voz y grito. Sordos, mudos y ciegos no razonan. ¡Oh, los que creéis! Comed las cosas saludables que os hemos dado y dad gracias a Dios, si le adoráis. Os ha prohibido la carne de animal que haya muerto, la sangre, la carne de cerdo y lo que se inmoló en nombre de otro que no sea Dios. Quien, forzado, sin intención ni trasgresión, coma, no cometerá pecado. Dios es indulgente y misericordioso. Quienes ocultan el Libro que Dios reveló y compran con él algo de poco precio, lo que ésos coman no será, en sus vientres, sino fuego. Dios no les hablará el día de la Resurrección, no les purificará y tendrán un castigo doloroso [...]. Eso es que Dios ha hecho descender al Libro con la verdad. Ciertamente, quienes disputan acerca del Libro, están en una discrepancia grande.”1
Dos cosas convienen resaltar de estos preceptos sobre la alimentación. Primera, que hay excepciones a la prohibición, cuando existe fuerza mayor y no se tiene intención de vulnerar la norma, como sería el supuesto de verse obligado a ello por hambre (según se dice en la azora 5, aleya 6; p. 138). Y segunda, que no afecta de igual modo a judíos y cristianos, puesto que estos últimos no cumplen la normativa del Libro (o sea, las Sagradas Escrituras, del Antiguo y Nuevo Testamento) revelado por Dios, y que sí cumplen los judíos (que sólo reconocen el Antiguo Testamento) en lo que concierne a la prohibición más amplia de comer ciertos animales, según se regula en Lev. 11, 1 a 7:
Yavé habló a Moisés y a Arón, diciendo: «Hablad a los hijos de Israel y decidle: He aquí los animales que comeréis de entre las bestias de la tierra. Todo animal de casco partido y pezuña hendida y que rumie lo comeréis; pero no comeréis los que sólo rumian o sólo tienen partida la pezuña. El camello, que rumia, pero no tiene partida la pezuña, será inmundo para vosotros; el conejo, que rumia y no parte la pezuña, es inmundo; la liebre, que rumia y no parte la pezuña, es inmunda; el cerdo, que divide la pezuña y no rumia, es inmundo para vosotros. No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; serán inmundos para vosotros.»2
Debido a esta semejanza entre los preceptos del Antiguo Testamento y del Corán, Mahoma tiene una consideración hacia los judíos (Corán, 5,7; p. 138): “Hoy se os declaran lícitos los buenos alimentos. Los alimentos de aquellos a quienes se dio el Libro son lícitos para vosotros. Vuestros alimentos son lícitos para ellos.” Conviene señalar que cuando Mahoma menciona el “Libro” se refiere a las sagradas escrituras reveladas por Dios al pueblo judío, y que, en parte, eran aceptadas por los cristianos. Pero, al parecer, Ibn Abdún va más lejos que Mahoma en la intolerancia contra los judíos. El traductor, en nota a pie de página, comenta el contenido del §157 de Ibn Abdún, diciendo que, por lo general, los musulmanes siempre han considerado ilícito el consumo de carne sacrificada por los judíos. No obstante, nos informa que era la escuela malikí la que consideraba lícito el consumo de carne de las reses inmoladas por las gentes del Libro. Y da la casualidad que el rito malikí era el que se había adoptado en la Península Ibérica, antes de la conquista de los almorávides y también el que éstos seguían; por consiguiente, Ibn Abdún demuestra una intransigencia que iba en contra de la costumbre inveterada que existía en al-Andalus.


1 Estos alimentos prohibidos son tratados en diversas azoras del Corán; por ejemplo, en 5,1 a 6 (p. 137); 6,118 a 121 (pp. 164 y 165); 6,144 a 146 (pp. 167 y 168); y 16,116 (p. 275).

2 Conviene apreciar que los équidos (caballos, asnos y mulos) no tienen la pezuña hendida y no rumian. Por tanto, los judíos no pueden comerlos, pero sí los seguidores de Mahoma (quienes también pueden comer camellos).