ANÁLISIS DE VALOR DE LA TRAZABILIDAD DE LOS PRODUCTOS CÁRNICOS ESPAÑOLES

José Ruiz Chico

CAPÍTULO IV.-

METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN.

1. PLANTEAMIENTO DE HIPÓTESIS.

INTRODUCCIÓN.

 

A continuación exponemos las hipótesis de investigación, que serán contrastadas en este trabajo según los métodos convenientes en cada caso, y explicamos la metodología aplicada para contrastar esas hipótesis y conseguir los objetivos buscados.

1.2. HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN PLANTEADAS.

En el proceso investigador debemos partir de unas hipótesis. Sarabia Sánchez (1999) las define como una solución anticipada del problema que estudia la investigación. Según Sierra Bravo (2003), deben cumplir unos requisitos para estar bien planteadas:

Basándonos en este planteamiento, las hipótesis de partida serían las siguientes:

H1: La trazabilidad añade valor al producto cárnico desde el punto de vista del cliente.

H2: La coordinación de la trazabilidad de la empresa con la del resto de integrantes de su cadena tiene una repercusión positiva en el valor de su producto.

H3: La trazabilidad no supone un despilfarro de recursos para la empresa cárnica.

H4: A las empresas cárnicas españolas les compensa la implantación de la trazabilidad.

H5: Las empresas que muestran más acuerdo con las ventajas de la trazabilidad son aquéllas que consideran que esta técnica añade más valor al producto.

H6: Las empresas cárnicas españolas no valoran el potencial que tienen los vínculos con el resto de agentes de su cadena para optimizar la trazabilidad.

H7: La información que supone la trazabilidad es la variable principal de la que depende su valor añadido al producto.
 
H8: El tamaño de la empresa determina su opinión con respecto a la trazabilidad.

En el capítulo VI, se presenta un resumen con el resultado de las hipótesis planteadas, su sistematización correspondiente y las decisiones sobre su aceptación o rechazo.

2. EXPOSICIÓN DEL MÉTODO DE INVESTIGACIÓN APLICADO.

Partiendo de los objetivos y las hipótesis, debemos plantear un método de investigación acorde para cubrir estas intenciones. Sarabia Sánchez (1999) define el método científico como el conjunto de etapas y reglas que señalan el procedimiento para realizar una investigación con resultados válidos para la comunidad científica. López Quero et al (2004) dan una definición similar al referirse a él como al camino o guía que conduce a un fin concreto, definido de modo racional, y poniendo en práctica de forma gradual y ordenada los principios, reglas y medios necesarios para conseguir lo buscado del modo más fácil. Por este motivo, el conocimiento científico requiere una metodología y exige una demostración mediante la investigación.

Según Kotler (2000), el método científico de investigación en ciencias sociales debe seguir un proceso consistente en la definición del problema y de los objetivos de la investigación, la selección de la población y la muestra, la recogida y análisis de la información, y la presentación de resultados. Sierra Bravo (2003) y López Quero et al (2004) ofrecen un desarrollo de este procedimiento consistente en detectar la existencia de un problema, desechar aspectos no esenciales y reunir los datos sobre el problema. A continuación, se elaboran las hipótesis y se diseña un procedimiento para contrastarlas. De esta forma, si la hipótesis es válida, sale reforzada, y se puede convertir en teoría.

Una de las metodologías más frecuentes en las ciencias sociales es la metodología de encuestas, que es la que hemos utilizado en este estudio. Esta técnica nos ofrece grandes oportunidades para la investigación con un error mínimo si se sigue de forma correcta, permitiendo conseguir información sobre un problema concreto mediante un conjunto de preguntas preestablecidas, dirigidas a personas involucradas en el tema objeto de estudio. Lininger y Warwick (1984) explican que este tipo de investigación se desarrolla en una serie de etapas interdependientes que, aplicadas a este caso concreto, serían:

 

Grande Esteban y Abascal Fernández (2007) indican que se debe comenzar con un proceso exploratorio de estas fuentes secundarias, no debiéndose utilizar las primarias si disponemos de secundarias suficientes. Según Sarabia Sánchez (1999), éstas se deben utilizar en primer lugar por razones económicas (Más accesibles, con menos tiempo y coste), metodológicas (Ayudan a aproximarse a los problemas, las investigaciones se diseñan mejor, se pueden enjuiciar estudios previos y se formulan mejor las hipótesis), por la complejidad del entorno (Más amplio, heterogéneo y cambiante) y por las características de la empresa (Estructuras más complejas y necesidad de una información centralizada).

El análisis de las fuentes secundarias disponibles, en el que se encuentran libros, artículos, estadísticas y actas de congresos, a nivel nacional e internacional, muestra una insuficiencia de información sobre el tema concreto que estamos estudiando, tal y como muestra la tabla I.1 presentada en la introducción, donde se recogen las tesis doctorales españolas sobre este tema desde un punto de vista económico. De esta forma, se justifica la búsqueda y la utilización de fuentes primarias de información, para la cual utilizaremos la metodología de encuestas.

El método de investigación que planteamos puede delimitarse de esta forma, según criterios de Sarabia Sánchez (1999) y Sierra Bravo (2003):

De acuerdo con lo expuesto, la metodología de encuesta utilizada queda definida como una metodología no experimental, constituyendo así una estrategia para generar conocimiento en un área concreta, centrada en definitiva en medir variables y estudiar sus relaciones. Se caracteriza por la no manipulación de la variable independiente y la no asignación aleatoria de sujetos a los grupos. Ubicándola en de los códigos UNESCO, podríamos ver estas posibilidades:

3104 Producción Animal.
3104.04 Cuidado y explotación.

3309 Tecnología de los alimentos.
3309.14 Elaboración de alimentos.

5312 Economía Sectorial.
5312.08 Fabricación.

 

Según Sierra Bravo (2003), podemos definir la población como el conjunto finito o infinito de unidades (individuos o elementos) de las que se desea obtener una información, debiendo estar perfectamente definida. De esta forma, la población objetivo de esta investigación está formada por empresas cárnicas españolas (Unidad de muestreo), ubicadas en el territorio nacional (Alcance geográfico) entre junio y noviembre del año 2008 (Delimitación temporal).

Sierra Bravo (2003) define también la muestra como una parte de las unidades que forman la población, ante la imposibilidad de encuestarla entera, a partir de la que se pueden inferir las características de la misma. Se recomienda su uso si el tamaño de la población es grande y si el coste o el tiempo para obtener la información de la población completa son elevados, pudiendo dedicar más tiempo a cada entrevista y facilitando así una toma de decisiones más rápida.

El muestreo es el procedimiento mediante el cual se obtiene una muestra, que será representativa de la población y reflejará las características de los elementos que la componen para poder inferir sus resultados, de ahí su importancia. El muestreo puede ser probabilístico o no probabilístico. Se ha elegido el primero ya que se seleccionan las unidades muestrales mediante un proceso aleatorio, al azar, permitiendo conocer el error y la confianza de las estimaciones. Aunque resulta más lento, caro y complicado que el no probabilístico, sus resultados se pueden generalizar y puede evaluar la representatividad de la muestra. Entre los tipos de muestreo probabilístico, se ha seleccionado el muestreo aleatorio simple. Sierra Bravo (2003) explica que, en la práctica, consiste en asignar un número a cada elemento de la población y aleatoriamente elegir tantos como tamaño tenga la muestra, siendo equiprobable cada elemento. Este muestreo exige, además, disponer de una lista completa de los miembros de la población, para lo que se dispone del directorio de Eurocarne (2007).

Para determinar el tamaño de la muestra, se tuvieron en cuenta dos factores principales: Los recursos disponibles (humanos, temporales, presupuestarios…) y la precisión con la que se quieren llevar a cabo las inferencias, limitando el error máximo de muestreo aceptable al ± 5%.

A efectos de definir esta población, y atendiendo al CNAE’93 (151), en España había 4437 empresas cárnicas en 2008 (4414 en 2007). El directorio Eurocarne (2007) considera, en cambio que en nuestro país existían 9288 empresas que trabajaban con algún tipo de producto cárnico, según datos de AESAN. Buscando la máxima exhaustividad y prudencia, se decidió entonces considerar esta magnitud como población final por ser la mayor de todas las fuentes consultadas (www.einforma.es, www.elgranjamon.es) para calcular el tamaño de la muestra, de manera que el error real de muestreo sería en todo caso, inferior al planteado (±4,94%).

La ficha técnica de muestreo realizada viene recogida en la tabla VI.1.

TABLA IV.1. FICHA TÉCNICA DEL MUESTREO.

Universo
Población
Ámbito
Tamaño muestral

 

Error muestral
Nivel de confianza

Diseño de la muestra
Medidas de control

Fecha del trabajo de campo

Empresas cárnicas españolas.
9288 empresas (Eurocarne (2007), según AESAN)
Nacional.
388 encuestas realizadas por el propio investigador, mediante correo postal y electrónico con contacto telefónico previo.
± 4,94%.
95,5% (K = 2 sigmas) bajo el supuesto de máxima indeterminación (p=q=0,5) en las proporciones.
Muestreo aleatorio simple.
30 cuestionarios previos. Análisis de consistencia de todas las respuestas antes del análisis.
Junio - Noviembre 2008

Fuente: Elaboración propia.

Además, se ha creado un censo o lista de unidades de muestreo según las bases anteriores, de forma que concuerde lo máximo posible con la población objetivo y siendo conscientes, en todo caso, del sesgo de no observación y de no cobertura que puede suponer el hecho de que no aparecerán aquellas empresas creadas después de su publicación. La unidad muestral pasa a ser la empresa individual, de modo que un grupo empresarial tendría tantas unidades muestrales como empresas compongan el grupo.

 

El cuestionario utilizado tiene una carta de presentación que explica los objetivos por los que se realiza la encuesta, se solicita la colaboración del encuestado y se garantiza su anonimato. Puede ser consultado en el anexo 1, mientras que las cartas de presentación utilizadas para correo postal o electrónico están disponibles en los anexos 2 y 3 respectivamente.

La encuesta utilizada en esta investigación sería de tipo directo y estructurado, pues utiliza preguntas que se hacen siempre de la misma forma a todos los encuestados. Consta de tres bloques, en los que las preguntas se ordenan por grupos homogéneos para facilitar su desarrollo. Además, pasan de ser de tipo general a más concretas y específicas:

Salvo excepciones como la pregunta final, que sería una pregunta abierta, las preguntas utilizadas han sido generalmente de tipo cerrado, utilizando tanto preguntas politómicas de respuesta única como de respuesta múltiple (En casos como cuando se pregunta por el tipo de carne con el que trabajan o las técnicas de trazabilidad). La mayor parte se basa en un formato de escalas, mediante las cuales se mide el grado de acuerdo o desacuerdo con unos planteamientos. Esta medición, según Sierra Bravo (2003), puede definirse como la asignación de números a características de objetos o eventos según ciertas reglas.

Se ha elegido una escala de tipo no comparativo, en la que, cuantitativamente, cada objeto se valora de forma independiente del resto. Dentro de estas escalas, se ha utilizado la escala de Likert, utilizada habitualmente para medir actitudes y basada en un conjunto de enunciados, sobre los cuales el entrevistado muestra su nivel de acuerdo o desacuerdo, a través de un número impar de categorías (En este caso 5). Los enunciados deben recoger, sin ambigüedades, todos los aspectos importantes hacia el objeto, y ser lo suficientemente sensibles como para discriminar entre los encuestados con respecto a la actitud investigada.

Esta escala es muy recomendable pues tiene como puntos fuertes su fiabilidad, flexibilidad y validez, así como la sencillez y el poco tiempo en que se pueden construir. No obstante, hay que minimizar algunos aspectos negativos, ya que ciertos factores indirectos pueden limitar su fiabilidad y, a veces, puede ser difícil considerar todos los factores. Además, se puede dar el caso de que dos encuestados piensen distinto y ofrezcan la misma valoración.

Respecto a la encuesta, debemos ver también el análisis de la fiabilidad (El instrumento que produce los mismos resultados en diferentes usos) y la validez (El procedimiento utilizado mide lo que realmente pretende medir), cuestiones éstas muy relevantes en la investigación.

La confiabilidad es el grado en el que una medida de una variable está libre de error aleatorio y proporciona resultados consistentes, generando resultados prácticamente idénticos cuando se repite el experimento. Para medirla, se puede determinar su consistencia interna, para lo que han sido sometidas al análisis de su coeficiente alfa de Cronbach. Santesmases (2005) opina que es uno de los coeficientes más utilizados para medir la confiabilidad de una escala, con valores entre 0 y 1, aunque también puede presentar valores negativos ante ítems correlacionados negativamente, caso en el que no sería un buen indicador. Se puede observar que, en todos los casos, este coeficiente es superior a 0,7, indicativo de una buena consistencia interna, lo que implica que la escala mide un solo fenómeno y puede ser apropiada para los fines de la investigación. Autores como Peterson (1994) recomiendan también el 0,7 como el nivel mínimo para investigación preliminar, 0,8 para investigación básica y 0,9 en investigación aplicada, valor alcanzado en los grupos principales.

Respecto a la validez, Sarabia Sánchez (1999) distingue cuatro tipos:
•  Validez pragmática o externa: Los resultados son generalizables y sirven para hacer predicciones. En la práctica, se relaciona con la aplicación de un procedimiento correcto de muestreo, para lo que es necesario que la muestra sea aleatoria y representativa.
•  Validez de contenido: Tiene que ser adecuado para los encuestados.
•  Validez de concepto: Debe estar correlacionada con escalas similares.
•  Validez nomológica o de constructo: Los resultados son coherentes con los conocimientos previos. Es un indicador de la correspondencia entre la teoría, los conceptos y su comprobación empírica.

En todo momento se han tenido presente estos conceptos de validez para garantizarla en el proceso seguido. Se puede hablar también de validez interna, ya que para asegurar el mayor grado de certeza de las conclusiones, se deben controlar los errores que podrían invalidarlas. Desde un punto de vista operativo, las principales fuentes de error están relacionadas con el cuestionario (Posibles deficiencias), el proceso de entrevista (Por el equipo de entrevistadores, por lo que, en este caso, al ser el investigador el único que realiza las encuestas, en todo momento ha sido consciente del mismo), las personas investigadas (Se produce cuando el encuestado no entiende alguna pregunta, aporta información incorrecta, etc.), del tratamiento de datos (Errores sobre la codificación y registro de los datos, por lo que para evitarlo se ha revisado la consistencia de las respuestas, la existencia de cuestionarios incompletos, etc.) y errores asociados al muestreo (Por trabajar con una muestra y no con la población completa).

A continuación, se realizó el pretest del cuestionario, que lo compusieron las acciones llevadas a cabo desde su primera redacción completa. Este proceso ha supuesto un largo proceso reflexivo con análisis, consultas con investigadores y expertos en la materia y pruebas previas, para optimizar su eficiencia sobre redacción, orden y tipo de preguntas. Las preguntas no suelen plantearse bien a la primera, exigiendo un proceso de estudio para minimizar errores posteriores. De esta forma se eliminaron palabras no apropiadas o ambiguas, preguntas de doble efecto o expresiones como “frecuentemente”, etc…

También se eliminaron aquellas preguntas que se vieron como superfluas. De hecho, basta con decir que el cuestionario inicial constaba de 9 folios y más de 500 variables (Frente a los 5 folios actuales). Así, se redujeron las ventajas planteadas (De 22 a 11), los posibles despilfarros (De 10 a 7) o las variaciones de costes (De 9 a 6). Hubo aspectos que fueron eliminados, como puede ser el grado de acuerdo con los inconvenientes de la trazabilidad, ya que tras sucesivas simplificaciones se comprobó que los principales inconvenientes de esta técnica (Coste, por ej.) ya aparecían implícitamente en otras partes del cuestionario. Del mismo modo, se añadieron preguntas vistas como necesarias (Estimación del coste de implantación o sobre ventas) y se cambió el orden de algunas para agilizar la respuesta, sin apreciar incoherencias en la secuencia final.

A continuación, el cuestionario fue sometido a una serie de pruebas, como por ejemplo, calcular el tiempo que se tarda en contestarlo, para que no resultara pesado. Finalmente, fue remitido a expertos en investigación de mercados, que recomendaron, por ejemplo, cambiar el tono de las preguntas ya que en algún caso resultaban algo coercitivas, así como a colectivos sectoriales como CONFECARNE (Confederación de Organizaciones Empresariales del Sector Cárnico de España) y AECERIBER (Asociación Española de Criadores de Ganado Porcino Selecto Ibérico Puro y Tronco Ibérico), quienes asesoraron en aspectos más técnicos y conceptuales.

Además se realizaron ensayos previos sobre treinta empresas, en lo que sería el pilotaje del cuestionario. Sus resultados sirvieron para mejorar algunos aspectos como reducir el número de preguntas que se habían planteado inicialmente como abiertas (Coste de implantación o coste sobre ventas), pues tienen mayores dificultades de tabulación, y además son más fáciles de responder. Además, por ejemplo, en el planteamiento de la pregunta “¿Podría indicarme cuánto le costó implantar la trazabilidad en su empresa?” algunas empresas contestaban en términos de tiempo y no en términos monetarios, que era lo que en realidad pretendía la pregunta. Tras realizar los cambios oportunos, se procedió a la edición final del cuestionario para pasar al trabajo de campo.

 

Teniendo en cuenta que el estudio realizado no se planteado bajo un muestreo estratificado, por cuotas o por conglomerados, la tabla IV.2 nos compara la distribución de la muestra con la que hemos trabajado con la distribución real de empresas, según el CNAE’93 (151) y la distribución por Comunidades Autónomas y basado en los datos del Instinto Nacional de Estadística (2008), observándose valores muy similares en sus pesos relativos.

TABLA IV.2. CUADRO COMPARATIVO DE LA MUESTRA ESTUDIADA Y DE LA POBLACIÓN SEGÚN INE (2008)

 

muestra

Población INE

diferencia

Andalucía

11,34%

15,28%

3,94%

Aragón

4,38%

3,40%

-0,98%

Asturias

2,58%

2,37%

-0,21%

Baleares

2,06%

1,46%

-0,60%

Canarias

0,77%

1,19%

0,42%

Cantabria

0,26%

0,77%

0,51%

Castilla La Mancha

4,38%

6,96%

2,58%

Castilla y León

27,32%

19,36%

-7,96%

Cataluña

17,01%

16,63%

-0,38%

Extremadura

5,93%

5,93%

0,00%

Galicia

4,12%

4,19%

0,07%

Madrid

3,87%

6,00%

2,13%

Murcia

3,09%

3,27%

0,18%

Navarra

2,32%

1,94%

-0,38%

País Vasco

2,84%

2,88%

0,04%

La Rioja

1,80%

2,10%

0,30%

Comunidad Valenciana

5,93%

6,27%

0,34%

 

100,00%

100,00%

0,00%

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurocarne (2007) e INE (2008)

Las empresas encuestadas trabajan sobre todo con porcino (81,96%) y vacuno (38,14%), seguidas por carne de aves (31,96%) y de ovino (30,15%), mientras que el resto de carnes supondrían un 20,88%. Con respecto a la antigüedad, destacan principalmente las empresas con más de 20 años en el sector (41,74%), frente a un peso más reducido de las más jóvenes (8,51%, menos de 5 años).

Podemos reseñar especialmente el factor tamaño dentro de la muestra estudiada. Siguiendo la Recomendación 2003/361/CE de la Comisión, de 6 de mayo de 2003, sobre la definición de microempresas, pequeñas y medianas empresas, podemos decir que, según el volumen de plantilla, nos encontraríamos que en la muestra habría un 78,86% de pequeñas empresas (Menos de 50 trabajadores). Si elevamos este nivel a las medianas (Menos de 250), cubriríamos un 96,13% de la muestra total. Estos datos no son muy diferentes de la estructura general del sector en nuestro país, donde según datos del INE (2008) habría un 98,85% de pymes (Aunque en este caso se considera el límite de 200 trabajadores).

La muestra de 388 empresas supone una tasa de respuesta de un 8% aproximadamente. Los expertos en investigación de mercados consultados consideran este porcentaje bastante razonable, incluso lo califican de positivo al ser una encuesta destinada a empresas (En un sector dominado por pymes) y sin recompensa. A favor de esta tasa de respuesta se puede resaltar también el interés que despierta un tema como la trazabilidad, así como el prestigio del que goza la Universidad Politécnica de Madrid o la presentación del cuestionario, diseñado para facilitar su contestación. No obstante, en contra jugaba la elevada carga de trabajo de estas empresas (Evitando por nuestra parte la campaña de navidad), el nivel cultural del encuestado, sobre todo en las empresas familiares o microempresas, y el hecho de ofrecer, como única recompensa, el envío de las conclusiones del estudio a las empresas que colaboraran con el mismo.

Como método de encuesta, en nuestro caso, se eligió la encuesta postal y por correo electrónico. Sarabia Sánchez (1999) explica que la encuesta por correo consiste en someter a la muestra a un cuestionario autoadministrado enviado por vía postal para que el destinatario lo rellene y lo devuelva también por correo. Va acompañado de una carta que explica el carácter y la finalidad de la encuesta, pidiendo educadamente que se conteste con la mayor brevedad posible. Por eso, se acompaña de un sobre franqueado con la dirección impresa a la que deben remitirlo, para facilitar la respuesta. Elegir este tipo de encuesta implica priorizar el formato, la claridad, la sencillez y la brevedad del cuestionario, aunque algunas empresas manifestaron que quizás era algo extenso.

Entre las ventajas de la encuesta postal, se puede destacar la relativa economicidad del sistema (El coste de una encuesta postal suele equivaler a un tercio de una entrevista personal), la facilidad de cubrir zonas geográficas extensas (Se trata de una investigación a nivel nacional), la eliminación de las distorsiones provocadas por los entrevistadores (En este caso, sólo hay uno), la obtención de respuestas más meditadas y la percepción de ser un medio más anónimo. Asimismo, por el contrario, debemos minimizar inconvenientes como que su tasa de respuestas es más baja, la brevedad y simplicidad del cuestionario, la lentitud del proceso, la necesidad de una base de datos con todo el universo de la investigación (Solventado gracias al directorio de Eurocarne (2007)), el sesgo cultural que condicionan sus respuestas, el hecho de que no se pueda asegurar que conteste la persona adecuada o que hayan influido terceros.

También se ha utilizado la encuesta por internet, definida por Sarabia Sánchez (1999) como una encuesta ad-hoc en la que las partes contactan a través de la red. La modalidad utilizada ha sido la encuesta de tipo activo, ya que se remite por correo electrónico. Por lo tanto, sus ventajas e inconvenientes serían similares a las de las encuestas por correo postal convencional. El interés al contactar con una empresa fue siempre obtener el correo electrónico como forma de envío, ya que es un sistema más económico y práctico a la hora de hacer reenvíos que el correo postal, por lo que en definitiva ambos sistemas serían prácticamente equivalentes a efectos de esta investigación.

La utilización de este formato de encuesta lleva implícita la duda de quién la contesta. Se planteó como objetivo que contestara el gerente o el director de producción o de calidad. En el caso de las pequeñas empresas, suele ser un administrativo, el único que quizás tenga, quien lleva la gestión de la trazabilidad, por lo que en estos casos se han admitido también sus respuestas.

 

Además, como paso previo, se depuraron las encuestas recibidas, pidiendo a las empresas que contestaran aquellos apartados incompletos o con inconsistencias en sus respuestas, de forma que los que no fueron corregidos, fueron desechados para el análisis salvo que se tratara de una falta de respuestas mínima. En esos casos, Santesmases Mestre (2005) propone varias alternativas (Distribución de las respuestas entre las demás categorías, estimar la respuesta en función del resto, etc…) de las que se ha elegido la sustitución del valor ausente por la media aritmética de los valores otorgados por empresas similares. Si el dato corresponde a una pregunta de clasificación, se consultaron bases de datos (www.einforma.com, por ejemplo) para completar el apartado incompleto, o incluso en la web de la empresa o noticias aparecidas en prensa.

 

Al codificar las preguntas, han sido vistas como variables nominales o categóricas, numéricas y mixtas. En una primera fase, se trabajó con un análisis básico univariante, para conocer sus medidas de tendencia central y de variabilidad, con análisis de sus frecuencias, representaciones gráficas y sus medidas de dispersión y deformación. A continuación se hicieron análisis bivariantes, para identificar, sobre todo, posibles dependencias entre las variables objeto de estudio, a través de las tabulaciones cruzadas por pares y el análisis de los X2 correspondientes. Además, se han llevado a cabo los tests de F de Snedecor de diferencias entre medias (Análisis de la varianza).

Por último, se han realizado análisis multivariantes como pueden ser el análisis cluster entre grupos de variables, con la prueba F de Snedecor, el análisis discriminante, el análisis CHAID y el análisis global realizado con las tareas desagregadas de la trazabilidad. Veamos con más detenimiento en qué consisten estas metodologías de análisis (Santesmases Mestre (2005)):

 

En todos los análisis CHAID realizados, el tamaño mínimo del segmento exigido para su división es de 25 elementos, con un nivel mínimo de significación en su partición del 0,5%. La variable a explicar ha sido la valoración del ítem “Un producto con trazabilidad vale más que un producto que sin ella”, planteado como una escala de Likert de 5 puntos.

 

Existen varias técnicas de análisis de grupos. Puede distinguirse entre las ascendentes (building up) que forman los grupos por agregación, a partir de los individuos, y las descendentes, que al contrario de las anteriores, parten del conjunto total de los individuos y lo dividen (breaking down) en grupos más pequeños. Dentro de las técnicas descendentes, se puede destacar el algoritmo de Howard-Harris, que es el que hemos utilizado, minimizando la varianza intragrupos en cada división y se maximice la intergrupos, ya que a diferencia de otros, puede aplicarse a grandes muestras y es especialmente indicado cuando se dispone de ellas.

 

El resultado final de todo este proceso será una serie de conclusiones que deberán profundizar en el conocimiento sobre el contenido estudiado, y harán referencia tanto a la aplicación de la metodología de encuesta como a los criterios que intervienen en el análisis de valor.


Datos del Instituto Nacional de Estadística.

Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

Chi Square Automatic Interaction Detection

Automatic Interaction Detection

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