Tesis doctorales de Economía


VALORACIÓN DE PEQUEÑAS EMPRESAS: UNA APLICACIÓN A LA MARCA “DENOMINACIÓN DE ORIGEN DEHESA DE EXTREMADURA”

Celestino Castaño Guillén



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4.5.1.5 La beta (β)

La beta (β) es la sensibilidad de un activo a los movimientos del mercado.

De acuerdo con el modelo CAPM, la prima de mercado es la misma para todos los activos, y se define como la rentabilidad adicional que los inversores exigen por colocar su capital en una inversión de riesgo medio frente a inversiones sin riesgo. El riesgo específico del sector o empresa se concreta en el coeficiente beta, que mide la sensibilidad del sector respecto a los cambios de las expectativas en el mercado. Una beta superior a 1 significa que la acción es muy sensible a los movimientos del mercado, es decir, cuando el mercado aumenta la prima de riesgo, el riesgo de la empresa aumenta en una proporción mayor que lo ha hecho el mercado. Por el contrario una beta menor que 1 señala poca sensibilidad de la acción a las variaciones del mercado. Los gestores de inversiones hablan de acciones “agresivas” a aquellas que amplifican cualquier movimiento del mercado, denominando “defensivas” aquellas que suavizan los movimientos del mercado. Las agresivas tienen betas superiores a 1 y las defensivas menores que 1.

El signo de la beta indica el sentido en el que se mueve el valor respecto del mercado: cuando es positivo se mueve en el mismo sentido, y cuando es negativo se mueve en sentido contrario. Es decir, cuando sube la rentabilidad del mercado baja la rentabilidad de estos valores y viceversa.

Los factores que tienen una mayor influencia en la beta son el tipo de negocio, el grado de apalancamiento operativo y la estructura financiera de la empresa.

Cuanto más sensible es el tipo de negocio a las condiciones del mercado, mayor será la beta. Por ejemplo, una empresa de carácter cíclico como las constructoras o automovilísticas, presentan betas mayores que las empresas de sectores no cíclicos como las empresas alimentarias. No solamente el sector, sino también el tipo de producto que ofrezca la empresa tiene una gran influencia en la beta, ya que hay productos cuya demanda cae rápidamente en el caso de que el cliente vea reducido sus ingresos, por lo que la beta de las empresas dedicadas a la producción de éstos será mayor.

El grado de apalancamiento operativo causado por la proporción de costes fijos (amortizaciones, seguros, administración, etc.) hacen que la variación en el volumen de ventas se transforme en un cambio más que proporcional en los beneficios (pérdidas), lo que se traduce en un riesgo potencial con la consecuente influencia sobre la beta: a mayor proporción de coste fijo, mayor beta.

Por último, el grado de apalancamiento financiero aumenta la beta en la medida que aumente éste.

La beta de una empresa la podemos desglosar en: beta del activo, cuando carece de deudas (βU); la del activo, cuando tiene deudas (βL), la beta de los recursos propios y la beta de la deuda. La beta del activo ha de ser igual a la beta del pasivo.

Según Fernández (2004), para calcular la beta de una acción se suele efectuar la regresión entre la rentabilidad histórica de la acción (Ri) y la rentabilidad del mercado (RM). La beta de la acción (βi) es la pendiente de la regresión:

donde:

es la rentabilidad de la acción a considerar. (Siendo P el precio de la acción y D otros rendimientos, principalmente el dividendo).

es la rentabilidad del mercado. (Siendo I el valor del índice y D la rentabilidad de las acciones que lo componen en el periodo considerado, aunque algunos índices ya incluyen el valor de los dividendos, como el ITBM)

ε es el error de la regresión

El profesor Termes (2001) agrupa las variables de esta ecuación en dos grupos: por una parte el rendimiento sistemático, representado por , que es el que depende del rendimiento del mercado; y por otra, el riesgo no sistemático representado por a + ε, que es el específico o propio del valor.

Fernández (2004) encuentra varios problemas a resolver sobre la beta que ha de ser utilizada y la forma en la que ha de ser calculada. Entre ellos podemos reseñar:

a. Las betas calculadas con datos históricos cambian mucho de un día para otro.

b. Las betas calculadas dependen mucho del índice bursátil de referencia.

c. Las betas calculadas dependen mucho del período histórico considerado (5 años, 3 años, etc.).

d. Las betas calculadas dependen de la rentabilidad utilizada en su cálculo (mensual, anuales, etc.) .

e. Con mucha frecuencia, no sabemos si la beta de una empresa es superior o inferior a la de otra.

f. Las betas calculadas tienen muy poca relación con la rentabilidad posterior de las acciones.

g. La correlación (y la R2) de las regresiones que se utilizan para calcular las betas son muy pequeñas.

Al ser poco estables las betas calculadas con datos históricos las empresas recurren al cálculo cualitativo de la beta de empresas o de proyectos de inversión.

Uno de estos métodos es el NODERFELASE (iniciales de los parámetros que se considera para evaluar el riesgo de cada proyecto). Cada parámetro puntúa de 1 a 5 según su contribución al riesgo. También es preciso definir la ponderación de cada factor.

Cálculo cualitativo de la beta.

Al final se suele utilizar un parámetro para ajustar la beta.


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