INTRODUCCIÓN A LA ADMINISTRACIÓN: PARADIGMAS EN LAS ORGANIZACIONES

Ricardo Juan Daniel Zalazar (CV)
ricardozalazar9@gmail.com

4.3.2. El caso de la industria minera analizado por el Instituto Tavistock

De acuerdo a los estudios encabezados por Eric Tristse trató de determinaron cuál era el impacto de los cambios tecnológicos en los modos de producir carbón. El modo de trabajo tradicional empleaba a grupos pequeños de entre dos y ocho personas, liderados por un obrero calificado quien cumplía con el rol de asignar las tareas y seleccionar a los integrantes del grupo de acuerdo a su afinidad.

En el seno de cada grupo las relaciones de trabajo se caracterizaban por poseer autonomía decisoria y sobre todo, por la afinidad afectiva que se entablaba entre sus miembros.

Era normal la presencia de conflictos, peleas y competencia entre los equipos de trabajo, aunque dicha tensión se interpretaba como un modo de canalizar las agresiones propias del trabajo.

A fin de lograr una explotación más eficiente de la mina se decidió incorporar equipos mecánicos de excavación. Ello requería también de la reorganización de los grupos de trabajo en grandes equipos de 40 a 50 personas.  Adicionalmente se incrementaron las distancias físicas entre los miembros de un mismo equipo, factor que afectaba la coordinación y la comunicación interna.

El nuevo sistema provocó una visible caída en la productividad de los trabajadores, quienes adolecían de pérdida de sentido en sus trabajos, pérdida de identidad o en otros casos, de indiferencia, apatía o pasividad en sus funciones.

La raíz de estos males se pudo hallar en la pérdida de incentivos emocionales y afectivos, por una parte, y en la mecanización y rutinización extrema de las tareas.

Los gerentes decidieron retomar en parte las viejas estructuras sociales pero adaptadas a la nueva tecnología. Los grupos recuperaron su autonomía y su sentido de cooperación interna. También se introdujeron sistemas de incentivos basados en la productividad grupal.

 Conceptos Relacionados

La escuela de relaciones humanas permitió que se prestara atención al entorno social del trabajo. Entendemos que con ello complejizó la percepción de las causas asociadas a la productividad, cobrando protagonismo las condiciones físicas, tecnológicas y humanas de labor. Como consecuencia, se profundizó el  estudio de aquellos temas asociados a la motivación humana entre ellos, la naturaleza de los grupos humanos, de los procesos de liderazgo y de comunicación, sistémicamente interrelacionados entre si.

 

4.4.1.  Naturaleza de los grupos humanos

Basados en aspectos básicos de la psicología de grupos, nuestro propósito será entender qué es un grupo, cuál es su finalidad, cómo se integra y qué funciones desempeña en una organización.
El estudio de los grupos humanos, nos permitirá profundizar el análisis de su influencia en el comportamiento humano, y así comprender su función como agente de satisfacción de las necesidades sociales.

El grupo es una instancia mediadora en la dicotomía entre la organización formal y la informal, pues traduce prescripciones, normas, o rutinas formales en valores emocionales, sensibles a las relaciones humanas. Es decir, en el marco de las organizaciones, el grupo decodifica las pautas de comportamientos tendientes a la racionalidad y las lleva hacia el nivel de la “irracionalidad” afectiva (irracionalidad entre comillas, sesgada por la visión mecanicista).

 

4.4.1.1. Concepto de grupo

En una primera definición decimos que un grupo se forma  de un conjunto de personas que comparten una actividad e intereses en común, las cuales obran como una puesta en escena,  marco a la creación de normas y valores compartidos, reconocidos por sus integrantes, de utilidad para facilitar la interacción grupal, orientados a la satisfacción de las necesidades de sus miembros.
Se trata de una reunión espontánea relativamente estable, compuesta por un número reducido de individuos, que tiene una interacción frecuente, cara a cara, intereses comunes a todos sus miembros y que reconocen un liderazgo.

Según la definición funcional de Robbins , un grupo es un espacio social formado por la unión de dos o más personas para alcanzar objetivos particulares. Esta definición admite distinguir a los grupos formales, producto de las necesidades funcionales, de los grupos informales, formaciones espontáneas originadas en la necesidad de contacto social.

Desde su formación, los grupos humanos se distinguen por las siguientes características:

 

Estas fronteras plantean criterios de inclusión - exclusión  que posee un grupo, verdadero  límite social, que une a determinados individuos entre sí. La definición de fronteras se apoya en diversos criterios:

 

Un grupo se unirá a través de uno o varios factores constitutivos de su identidad. El grado de permeabilidad o impermeabilidad de las fronteras de un grupo se mide de acuerdo a cómo sean vistos y aceptados quienes no forman parte del grupo.  Un grupo es considerado como "abierto" cuando es capaz de aceptar la participación de individuos "ajenos a sus fronteras naturales" y en cambio se consideran "cerrados" a aquellos que acentúan las diferencias con el resto, excluyéndolos.

 

Un grupo no es una unidad tangible sino que es una construcción, mezcla  de ideas  y lazos que forman una realidad compartida, una entidad social. Como tal, el grupo tiene una existencia separada de sus individuos, y en algunos casos, perdurable y reconocible por más que sus integrantes cambien.

Una fórmula bien conocida explica lo que tratamos de decir: la suma de los individuos (el grupo) es más que la suma de las partes individuales. Como sucede con  los elementos  químicos, su mezcla forma un nuevo compuesto, una síntesis cuyas propiedades son cualitativamente distintas de los elementos que le dieron origen.

Sin embargo esta noción de inmutabilidad admite excepciones, pues la relación de cada persona  en el seno de un grupo es individual y esencialmente cualitativa. El cambio de sus miembros no afecta a la institución grupo en sí, pero modifica sensible o radicalmente las modalidades de interacción.

 

La permanencia y también la eficacia de un grupo están directamente vinculadas a su cohesión interna. Estas fuerzas de unión, matizadas con sentimientos de lealtad, solidaridad, atracción y cooperación, funcionan cotidianamente. Por ejemplo al  decir  “nosotros” en realidad estamos expresando nuestra pertenencia  a un grupo determinado, pero además marcamos un límite con el resto de los individuos, a quienes catalogamos  como “ellos”.

Dentro de un grupo se manifiestan distintos grados de cohesión. En aquellos con un alto grado de cohesión sus miembros tienen la sensación de constituir un "nosotros" al que nos referimos, pero además, se sienten más satisfechos entre sí, interactúan más frecuente y libremente, reciben de los demás una mayor sensación de seguridad, ejercen una mayor influencia mutua y se comunican entre sí más a menudo y de una manera más cooperativa.

La conciencia de unicidad hace que no solo estemos en un grupo sino que seamos parte de él. Ello condiciona nuestra manera de relacionarnos con los demás, siendo muy normal el hecho de fijar distancias sociales, que se refieren tanto a la separación espacial como subjetiva de cierta gente.
Cuando la distancia social es pequeña, cada persona participa imaginariamente de la otra y comparte sus vivencias, compartiendo sus temores y esperanzas. Quienes se sienten próximos entre sí están más relajados y tienden a adoptar conductas menos defensivas, sintiéndose como en su casa y con la compañía adecuada.

A medida que se amplía la distancia social, vemos en el otro al representante de una categoría distinta, solemos sentir recelo, aprensión o incertidumbre ante aquello que el individuo imaginariamente representa. Es decir la medida de la distancia social obra como una verdadera barrera psicológica que facilita o entorpece la interacción espontánea, a la vez que determina el carácter de miembro de un grupo.

 

Un ritual es un acto social que encierra un alto contenido de significación simbólica, celebrados en virtud de una determinada tradición;  las celebraciones religiosas o patrióticas, en el caso de nuestra civilización occidental,  son ejemplos de cómo se construyen conciencias colectivas. El sociólogo francés Emile Durkheim, afirmaba que los rituales fomentan un sentido de solidaridad ceremonias y que no hacerlo equivale a romper los lazos que los unen.

El ritual confirma y refuerza los valores y  creencias compartidas predominantes en un grupo. Las formas que adquieren resultan ser expresiones simbólicas o míticas que trascienden el tiempo, la memoria y la razón de quienes participan de ellos.

Los niveles de inclusión social de un grupo poseen mecanismos simbólicos de aceptación o rechazo, definidos en modos, costumbres o en la codificación del lenguaje.  Ejemplo de ello es la variedad de significados que adquieren ciertas palabras, transmisoras y reflejos de las historias compartidas, de afectos y de lazos que unen a los miembros de un grupo.

 

De las experiencias de Hawthorne se comprobó que los grupos crean sus propias normas particulares que les confieren identidad, las cuales se hallan al margen de las dictadas por la organización. En su aspecto singular, las normas del grupo se van creando en la dinámica de las relaciones cotidianas de sus participantes que sirven como catalizador de los distintos caracteres que lo componen. Ellas construyen un  acuerdo de pertenencia entre sus integrantes, generalmente de naturaleza tácita formado en conductas consensuadas o lenguajes propios particulares del grupo.

 

La pertenencia a un grupo llena de confianza a todos sus miembros, les otorga fuerza y seguridad. Cada miembro reconoce en el grupo un lugar propio, un status de ser social reconocido por los demás. El valor de la aceptación de una persona, es fuente de satisfacción que eleva su estima personal, a la vez que refuerzo del carácter filiatorio de sus miembros.

4.4.1.2. Grupos primarios y grupos secundarios

El grupo primario es el verdadero grupo de pertenencia de una persona, su principal sostén y fuente de influencia. En él, las personas encuentran sus fuentes de contacto íntimo manifiestos en lazos de amistad o de parentesco cercanos. Su formación se ve favorecida por la proximidad física que permite un trato y una comunicación de mejor intercambio, por lo reducido de su tamaño, en tanto y en cuanto la masificación no favorece el trato persona a persona, y por la intensidad y frecuencia de la interacción.

En el ámbito organizacional los grupos primarios emergen de entre las relaciones formales, establecen sus propias normas, comparten un determinado status interno e incluso transgreden normas organizativas que configuran el inicio de la organización informal.

Como agentes  sociales, los grupos primarios son los principales agentes de influencia y de motivación individual. Algunos estudios realizados con soldados, revelan este cuadro. Ejemplos de ellos se observaron durante la Segunda Guerra Mundial, donde los soldados alemanes manifestaban ignorancia y apatía sobre el desarrollo de la contienda:

"Para el soldado alemán corriente, lo decisivo era que integraba un escuadrón o grupo que mantenía su integridad estructural, y satisfacía algunas de sus necesidades primarias. Era probable que se lanzara a combatir, en tanto el grupo contara con líderes con los que él pudiera identificarse, y pudiera dar y recibir afecto de los restantes miembros de su escuadrón. En otras palabras, su desempeño militar era bueno en la medida en que se sentía miembro de su grupo primario, y por ello, ligado a las expectativas y demandas de los restantes miembros."

En cambio, un grupo secundario es un conjunto de personas, relacionadas entre sí de manera indirecta, impersonal, carente de intimidad. En ellos se entablan relaciones cotidianas transitorias, en las que poco o nada sabe cada cual de los demás. Suele suceder que las comunicaciones revistan un carácter racional o impersonal y que los miembros participen de ellos en virtud de cumplir finalidades específicas. En este ámbito, por lo general, las personas se muestran más cautelosas y calculadoras, no depositan "todo su ser" como sí sucede en los grupos primarios.
  
4.4.1.3. Influencias del grupo sobre el individuo.

Diversas experiencias científicas han tratado de precisar qué tipo de influencias ejerce el grupo sobre los individuos. En un primer trabajo, Floyd Allport publicó un trabajo llamado "Influencia del grupo sobre la asociación y el pensamiento" en el cual exponía una serie de trabajos de laboratorio, realizados entre 1916 y 1919. Para llevarla a cabo, se escogieron diversas tareas, se emplearon test de razonamiento y de apreciación. Las tareas eran rutinarias y su objetivo era evaluar rendimientos cuantitativos, mientras que los test eran de índole cualitativa, donde se buscaba la valoración de ideas y argumentos aportados en un ensayo escrito individual primero, y luego grupal.

Los investigadores observaron que durante la ejecución de tareas rutinarias, el rendimiento aumentaba si estas se ejecutaban de manera grupal, lo que se dio en llamar como "facilitación grupal".  Por el contrario, los individuos razonaban mejor en soledad y el grupo no favorecía el razonamiento abstracto. El test de apreciación (que incluía juzgar olores) reveló otro efecto del grupo: los juicios individuales extremos tendían a ser eliminados y las opiniones tendían a convergir hacia un término medio.

Salomon Asch también expuso el resultado de experiencias realizadas con un grupo de estudiantes. Las mismas consistían en comparar juicios acerca de una situación objetiva (la longitud de algunas líneas), emitidos desde el punto de vista individual y grupal. Para enriquecerla examinaba las opiniones de cada individuo a solas y luego las exponía la discusión grupal. Surgió que con el objeto de apoyar sus apreciaciones, los individuos buscaban el apoyo de "aliados" dentro del grupo, para poder así enfrentar a la mayoría.

Otras experiencias vincularon la influencia que ejercía el grupo y la tendencia al conformismo, con ciertos rasgos de personalidad. En ellas se afirmaba que la personalidad autoritaria, relacionada con actitudes de obediencia, respeto por la autoridad, desprecio a los débiles y admiración de los fuertes, era más proclive a tener conductas conformistas y a imponerlas sobre los demás.
Algunas conclusiones  experimentales fueron:

Aquí Asch plantea un vínculo funcional, de influencia relativa del grupo respecto al individuo, distinto de los planteos lineales de influencia.

Trist, E.;Higgi, G.; Murray, H.; Pollock, A.; Organizational Choice, Londres, Tavistock, 1963.

Robbins, S.P. “Comportamiento Organizacional”, Prentice Hall, México D.F., 1993.

Heine, P. “Psicología Social y Personalidad”, Paidós, Buenos Aires, 1991, página 29.

Allport, F. “El Problema de la Percepción”, Ediciones Tres, Buenos Aires, 1965.

Asch, Solomon, “Psicología Social”, Eudeba, Buenos Aires, 1979.

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