CARACTERÍSTICAS Y APORTES DE LA POESÍA PUERTOPADRENSE AL DESARROLLO CULTURAL DE LAS TUNAS

CARACTERÍSTICAS Y APORTES DE LA POESÍA PUERTOPADRENSE AL DESARROLLO CULTURAL DE LAS TUNAS

Yeysenin Ramos Fedeé (CV)
Ydalis La O Duarte (CV)
Aymara Velázquez Viamontes
Manuel Rafael Hernández Candelario

Universidad de Las Tunas

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CAPÍTULO III: LA POESÍA EN  PUERTO PADRE: UNA REVELACIÓN CULTURAL.

La poesía que se crea desde Puerto Padre es una muestra evidente de la grandeza cultural que circunda al municipio; su ciudad, merecedora de admirables poemas que se crean desde diversos matices y moldes poéticos, son una auténtica muestra del caudal lírico que envuelve a sus habitantes y a las personas que saben admirar su lírica. Por ello, se declara que: un estudio  sobre las características de la poesía puertopadrense de la segunda mitad del siglo XX y los aportes que ella ha brindado al desarrollo cultural de Las Tunas brindará el conocimiento sobre la significación que posee el género poético para la provincia.

Epígrafe 3.1: Elementos distintivos en la poesía puertopadrense de la segunda mitad del siglo XX.

Ya se ha venido precisando que poesía es toda manifestación pura de belleza; intentar definirla  es mutilarla y profanarla, porque su esencia escapa  a la frialdad lógica de toda fórmula de razonamiento. La poesía es todo lo bello, en la naturaleza o en el arte porque el poeta crea, traspone y supera con su fantasía los límites reducidos  y  normales  de  la  realidad.  Necesita  ante  todo,  fantasía,  imaginación, sensibilidad,   facultades   iluminativas   en   la   inteligencia   humana,   conductoras auténticas en el áspero camino de la producción artística, de la pura creación de la invención bella. La poesía es el arte puro que mediante la palabra idealiza lo real y sensibiliza lo abstracto.
Es  Puerto  Padre  un  lugar  mágicamente  hermoso,  villa  que  posee  el  escenario perfecto  para  que  un  corazón  se  inspire  y  desborde  sus  más  escondidos sentimientos, ya sea en décima, – una de las formas más caracterizadoras de este territorio – verso libre, soneto o romance, todos de innegable belleza y concebidos frente a un mar que incita a la creación, lo cual provoca pasiones e ilumina el camino, oscuro para algunos y sinuoso para los poetas que con sus tormentos nos deleitan el goce del alma.

De figuras emblemáticas que cantan a su ciudad y a otros temas, está colmada esta localidad, bañada por el aroma de playa, donde las gaviotas, peces y olas son testigos y protagonistas de la poesía más fiel de Renael González Batista, Miguel Navarro Díaz, María Liliana Celorrio Zaragoza, Reina Esperanza Cruz Hernández, Ernesto Carralero Bosch, Miguel Bruzón Barreras, Nuvia Estévez Machado, Waldo González López, Luis Almaguer Rivas, Pablo Armando Fernández Pérez, Jorge Luis Peña   Reyes,   Gilberto   Domínguez   Serrano,   Ceferino   Herrera   Hidalgo,   Argel Fernández  Granados,  Leonel  Pérez  Pérez,  Danaisa  Rojas  Ochoa,  Alicia  Batista Piñón, Xiomara Rodríguez Ávila, Idis Parra Batista, Teresa Fonseca Valido, Maritza Batista Batista, entre otros. Algunos ya no están en su “amada ciudad” pero le han cantado en algún instante de sus vidas desde allí. Los autores que aquí figuran, han sido tratados desde diversas aristas, pues sus obras son vistas a partir de los temas que utilizan, los elementos que distinguen su obra dentro y fuera del municipio, así como las particularidades estilísticas que  emplean. Para recopilar esta información fue necesario recurrir a las técnicas, entrevista estructurada y en profundidad, las que sirvieron de gran ayuda al brindar los  elementos necesarios  para elaborar las características de la poética del municipio.

Una de las características que  distingue la poesía villazulina es la presencia de la mujer  dentro  de  la  literatura,  mujer  hacedora  del  verso  en  distintas  fórmulas estróficas y con un sujeto lírico representativo de los intereses femeninos, “mujeres todas poseedoras del poder”,  (26) que tras el velo de la inspiración o del oficio, estallan en poesía para mostrarnos sus interioridades más laceradas o simplemente renacer como las olas del mar.

Es María Liliana Celorrio Zaragoza (Puerto Padre, 1958) una de estas mujeres que trasmite sinceridad en su poesía, a la vez que logra incitar al lector a tantear en sus versos, para ello utiliza términos comunes, pero siempre con una osadía erótica en la palabra y en las imágenes, como demuestran estos versos de su décima “Mi sexo”:
“Mi sexo es la banderola / el arte donde se inmola / todo lo eterno. Constancia/ Mi sexo es un alga errante, / lazarillo, caminante / de tu cuerda equilibrista.

Mi sexo: boca gimiente. / Mi sexo: cauce, locura.” (27)
En ellos se distingue la reiteración del título con la anáfora mi sexo, con una marcada intención, además del uso  de adjetivaciones para enfatizar en el órgano sexual femenino de forma auténtica y liberal a través de representaciones  metafóricas.

Seducen también las imágenes sensuales y atrevidas que se encuentran en la voz de Nuvia Estévez Machado (Puerto Padre, 1971) cuando dice:
“Gira     despacio,     profundo,     /     más     adentro,     allá     en     la     vena…/ Acerca el cáliz, la miel/ luminosa de tu espasmo, / dame el espléndido orgasmo. / Tájalo sobre la piel.”(28)
Obsérvese el uso cuidadoso y de manera necesaria del adjetivo, así como de los adverbios que precisan un espacio mientras el sustantivo y el verbo adquieren una carga semántica que rompe con las ya difundidas en la poesía tradicional. Los adjetivos adquieren una connotación reveladora a través de la descripción que la autora nos hace del hecho sexual mismo.
Con   el   mismo   tema   del   erotismo,   como   elemento   distintivo   en   la   lírica puertopadrense,  que  resulta  motivo  inspirador  de  auténticas  décimas  de  amor, tratadas por varios poetas en esta ciudad cantada desde diversos matices optimistas o pesimistas, eróticos o tiernos. Se distingue la décima “Erótica”, mostrando a Teresa Fonseca Valido (Puerto Padre, 1961) como una de las poetisas que escogen este tema en el momento justo de darle rienda suelta a su poesía:
“Reverso de la luz. Una mordida… /…eran la génesis de aquel abrazo / que era a mi sexo concha dividida…/ Aquel temblor  me equiparaba a nube /  y yo, madeja del momento mismo, / entre mis venas desbordaba un sismo…” (29)
Las imágenes demuestran la pasión con que la autora describe el preciso instante de materializar el amor. La utilización de la metáfora Aquel temblor me equiparaba a nube, compara su estremecimiento, consecuencia del deseo, con el movimiento de una nube.
Este sentimiento también se trata con  un marcado desenfado y se evidencia en la manera apasionada en que Danaisa Rojas Ochoa (Puerto Padre, 1974), utiliza las imágenes, elemento distintivo en su poesía, especialmente en décima, abordando el asunto con encanto y sutileza:
“Mi cuello, raro paisaje / de carne, y luz, amasijo…/ tu boca, cuerda que el viento / lejos de apagar, enciende, / cuando a mi cuello se prende… / sabe tu boca el oficio / de morderme con la lanza /  de tus dientes, que es la danza / del silencio y el bullicio.”(30)

Continuando con el más universal de los temas y sentimientos, tratado por la poesía de  todos  lo  tiempos,  se  presenta  la  décima  “Tu  mirada”,  de  Renael  González
(Calderón, Holguín, 1944),  que provoca diversas emociones y remueve a espíritus sensuales y   con aliento  de un poeta de oficio brinda  el placer de saborear sus versos:
“¿Tu mirada? Tu mirada es el más perfecto modo de decirlo todo, todo,

aunque no hayas dicho nada.
¿Qué magia tienes guardada, qué poder, bello y profundo?

 Tu mirada de un segundo

me siembra un año de antojos

 y cuando cierras los ojos

se queda sin luz el mundo.”(31)
Ya antológica respecto al tema, y por la excelencia poética o porque ha recorrido el mundo en verso y musicalizada, en esta décima el poeta logra ilustrar la melodía, ritmo, armonía, a la vez que combina admirables imágenes en busca de sensaciones y emociones que ha de experimentar el lector.
A través de las antítesis todo y nada /segundo y año y el empleo de metáforas e hipérboles,  se  logra  una  magnífica  imagen  poética  que  ha  hecho  perdurar  y memorizar esta décima, porque su lectura  deja, indudablemente, las sensaciones que provoca ese sentimiento universal que es el amor.
De igual modo, resulta significativo destacar que los poetas puertopadrenses son leales a su ciudad, rasgo que prima en los  versos que se escriben desde la Villa Azul, aún cuando se conciban desde disímiles moldes poéticos, elemento propio de su lírica. Temas como la ciudad, el mar y el puerto marcan un especial tono de autoctonía, demostrado en las voces de poetas como Teresa Fonseca Valido, quien en “Madrugada”, le canta a Puerto Padre:

“El Puerto es, a estas horas / como una roja llama recostada en el sueño… / y mientras la brisa ensaya su inicial beso al mar… / y allí bajo el suspiro vegetal del Paseo / encorvado – apurado por su obra diaria / me saluda un obrero.”(32)
Este  espacio  también  es  tratado  por  algunos  poetas  como  Gilberto  Domínguez Serrano, de manera que dejan clara evidencia de la ciudad y sus encantos. Véase en estos fragmentos de la primera décima de la trilogía “Marinas”:
“Yo vengo de los corales / y de las algas  marinas / del amor  en las centinas /de arrecifes y arenales.”(33)
Estos versos, cuyas imágenes enriquecen el poema, incitan al lector a navegar por la poesía,  sustentado  en  elementos  naturales  como  los  corales,  algas  marinas, arrecifes, todos representativos del mar villazulino.
También enriqueciendo ese mar, en la búsqueda de nuevos enfoques con motivos diferentes donde confluyen imágenes frescas que abarcan otros espacios y desde un cuidadoso estilo de la composición, aparece el poema de Miguel Bruzón Barrera
(Puerto Padre, 1945 - Las Tunas, 1981) “Al que pregunte”. Nótese en la primera décima:
“Quisiera ser un celaje de luz -espina lunar-, para en silencio besar el mapa de tu paisaje. O ser el tatuado encaje de todos los derroteros.
O las redes, los pesqueros, que siempre huelen a sal. O detrás del litoral

insomnio de carboneros.”(34)

El espacio es un mar personificado por el sujeto lírico, para mediante un lenguaje metafórico que lo identifica, lograr una peculiar imagen. Obsérvese que la reiteración es  un  recurso  que  utiliza  el  poeta  para  lograr  fuerza  enfática  en  el  tema;  es apreciable también la representación connotativa al emplear un lenguaje cuidadoso con lo que manifiesta una agradable imagen artística.

En algunas ocasiones estos cantos a  la naturaleza que rodea a la Villa de los Molinos  son  recreados  gracias  a  la  utilización  del  color  y  de  otros  elementos mezclados con auténticas y recurrentes imágenes, estos versos de Renael González lo demuestran:
“…aquí, donde el mar sigue siendo azul enigma…  /…se oye un barco que parte en la distancia / y te beso… /…entre muros de sombra se alza un faro… /…si te apago en la luz de la memoria / como un lucero limpio reapareces… /…y entra la primavera con sus pájaros… /no cierres la ventana de los sueños, / oye el rumor del mar, azul, lejano…/ la brisa pasa y canta…”(35)
Enigmático el mar para Renael, aunque lo intenta descifrar en numerosos versos, reaparece en estas líneas cuando escucha su rumor y disfruta de la brisa que metafóricamente canta. Versos invadidos de tiernas imágenes, donde el autor acude a un lucero, a la primavera, a sus pájaros,  símbolos todos.
Del mismo modo, Ceferino Herrera Hidalgo  (Bocas de Gibara,  Holguín, 1946) va dibujando historias a través  de su pincel poético para  seducirnos con sus versos
“Nocturno  entre  tus  brazos”,  donde  nuevamente  el  verso  libre  se  adueña  de elementos recurrentes que identifican la Villa de los Molinos como el oleaje, los barcos y el mar.
“La marea de tus ojos entra en mi cuarto

me seduce…

…y es sólo el principio
de un amor recién nacido en el oleaje…

…el mar deshace las premoniciones. ” (36)
Otro recurso que maneja la poesía villazulina es la utilización del verso escalonado así como la ausencia de signos de puntuación y espacios en blanco en sustitución, donde algunos poetas puertopadrenses logran liberarse de elementos formales y evitan cierto encasillamiento en la estructura estrófica. Estos son recursos con los que se identifican los decimistas de Las Tunas de manera general y especialmente algunos  de  Puerto  Padre,  como  Miguel  Navarro  Díaz,  Nuvia  Estévez  Machado, Teresa Fonseca Valido, Jorge Luis Peña Reyes, Gilberto Domínguez Serrano, entre otros.
Los versos “Sin Dios al borde de la mesa” de Miguel Navarro (Puerto Padre, 1966), son muestra de esta libertad estructural en la décima, donde el poeta con profundo lirismo, aborda temas como las laceraciones humanas y el desarraigo, esenciales en su poética. Véase en este pequeño fragmento:

“En la otra orilla centavos pesca el hermano
      Mañana puede abrirse otra ventana del sueño

     Hoy duelen clavos…” (37)

Igualmente Gilberto Domínguez Serrano se identifica con este recurso en su poema

“No”:

“No soy sombrero,
soy sombra. No caminante,
camino no soy distante, destino:

el que te cuenta y te nombra…”(38)

La más joven generación de escritores también lo utiliza,  enriqueciendo así el valor expresivo de sus versos libres.  Apréciese en estas líneas de “Óleo de una mujer sin sombrero” donde Nuvia Estévez se desdobla nuevamente:
“Aquí estoy        con el sombrero tendido
         Vendo mis ojos Los cambio por sueños rojos Por la piedra        por un fiero Crepitar

         Al pordiosero…” (39)
También la literatura infantil se perfila desde esta zona, transmitiendo enseñanzas a través de la oralidad o de forma escrita,  con el manejo de historias fantásticas e imaginarias que tanto disfrutan los niños. Entre los escritores que escriben décimas dirigidas a los pequeños se encuentra Alicia Batista Piñón, (Puerto Padre, 1951) quien  maneja  en  algunos  de  sus  poemas  divertidísimas  imágenes  donde  los animalitos son los protagonistas; es el  caso de estos fragmentos de su décima

“Susurro de Caracol”:
“Las conchas son zapatillas que van dejando las olas mientras con blancas estolas bailan sobre las orillas.
Las gaviotas son barquillas del viento y por presumido el erizo se ha creído
que puede ser como el sol. Me lo dijo un caracol

al llevármelo al oído.”(40)
La utilización de la metáfora, recurso que confiere belleza a estos versos, es tratada por la autora a través de las adjetivaciones envolventes, blancas estolas y presumido erizo. Es necesario destacar, además,  las imágenes en que se apoya, las cuales resultan fantasiosas por las palabras y las comparaciones que emplea cuando dice las conchas son zapatillas y las gaviotas son barquillas del viento.
La poesía para niños también florece de la mano de Jorge Luis Peña Reyes (Puerto Padre, 1976), joven escritor que disfruta inventar historias para los niños y para ello utiliza imágenes que los motiven, con la presencia de animales u objetos con los que frecuentemente el niño se familiariza. Esto lo demuestra su gracioso libro Donde el jején puso el huevo donde nos regala poemas  como: “Breve historia del mosquito accidentado”:
“Un día de mar estático sobre la arena muy pálida, soplaba una brisa cálida
que trajo a un mosquito errático. Pasó un cangrejo lunático ensimismado y atlético.
Lo vio el mosquito esquelético y se lanzó el muy tiránico… Quedó del impacto estrábico, alicaído y anémico, con problemas ortopédicos y tratamiento psiquiátrico.”(41)
Narraciones,   proverbios,   chistes,   adivinanzas,   refranes   y   acertijos   podemos encontrar en la obra de este imaginativo escritor, en la que se hacen significativas las personificaciones: cangrejo lunático, mosquito esquelético y anémico, entre otras, nos muestran cómo se puede tratar desde diversos matices el humor en la poesía para niños.

A través de un juego de palabras, ideal para un trabalenguas, muy gustado por los niños, Waldo González divierte con su décima “Marinera”:

“Saliboga, salinera, barquichuela, barcarola, barquillera, barquisola, margaviota, marpesquera, mariposa, marvelera, margarina, miramar, solsalera, solimar, mariluna, marisol, agua, sol y caracol, ¿dónde vas a navegar?”(42)

Además de los escritores mencionados anteriormente, resulta interesante la literatura que para los pequeños ha escrito Ernesto Carralero, siempre a través de juegos de palabras que también posee la magia de la poesía. Ella invita a viajar por el universo de la imaginación en su poema “Sapo Sapón, Rana Ranita”:

“Sapo Sapón
croa en la charca, su vozarrón
todo lo abarca. Rana Ranita

en agua clara por nada grita

y allí se ampara…”(43)

Tomando como protagonistas nuevamente a animales, recurrente en la poesía para niños que se escribe desde la ciudad de  Puerto Padre, Idis Parra muestra sus
“Acertijos”, especie de adivinanzas que invitan a los lectores a compartir rimadas interrogantes que se inspiran en los temas referidos a la ciudad, el mar, la vida en el mar y otros.

             (14)
“Galopa bajo las olas sin jinete que lo guíe, no relincha pero ríe

cuando ve las caracolas.”

             (25)
“Todos los ríos me visitan, soy la casa de los peces;
me surcan barcos, y a veces, las tempestades me agitan.”(44)

También  Renael  González  le  escribe  valiosas  historias  a  los  niños,  algunas convertidas en juegos o adivinanzas, siempre con elementos  propios de nuestra cubana; donde hace a alusión a Puerto Padre, a Las Tunas y otros lugares de la geografía cubana.

               (14)
“Hay una ciudad cubana Que tú puedes visitar, Pero no toques su nombre

Porque te vas a pinchar”…

               (16)

 “Si lo pones junto a un hijo Quizás no sea el más grande, Pero los puertos de Cuba

Son hijos de…” (45)

Luis  Almaguer  Rivas  (Puerto  Padre,  1920)  inspirado  en  sus  nietos  Eduardito  y Carmencita  regala  unas  bellas  décimas  para  los  más  pequeños  y  pinta  con  su imaginación algunos animalitos en sus versos, entre los que se destaca Palmiche, el caballo de Elpidio Valdés.

“Pinto un burrito trotón

y el eco de su cencerro,
pinto un gato y pinto un perro con los dientes de algodón. Aunque no pinte un halcón
yo pinto en un dos por tres igualita y como es
una paloma rabiche, pinto el caballo Palmiche

y pinto a Elpidio Valdés.”(46)

Aún cuando Pablo Armando Fernández (Delicias, Puerto Padre, 1930) se traslada a Estados Unidos desde muy joven, su poesía quedó marcada indisolublemente por su infancia en Delicias. Aunque en la segunda mitad del siglo XX su obra se desarrollara fuera del entorno puertopadrense, el influjo de los primeros años vividos marcaron su vida  y  obra,  donde  abundan  los  poemas  con  matices  tradicionales,  verdaderos cantos a la naturaleza, y en ella el campo con su entorno.

Los recuerdos que dominan al poeta cuando se encuentra lejos de allí, llegan como un arroyo a través de estos versos libres:

“La flor del romerillo, el rastrillo en el patio, abandonado.

Los arbustos de albahacas, aromosos.

La salvia, otras plantas que el Viernes Santo

sembró mi madre.

El libro de oraciones de mi padre:
surtidor de mi verso, cuna de esta nostalgia hecha palabras.

Mi amigo de la infancia, sus manos alargadas…

…manantial de poesía, aliento sostenedor…

…Ayer me preguntaron:

¿Te has sentido muy solo?”(47)

En ellos se observa la soledad, presente de alguna manera en la vida del autor en esos años en que estaba fuera de su terruño, a través de recuerdos que rememoran un lugar lejano y familiar que produce nostalgia por la lejanía.

También podemos apreciar que el autor para acentuar la cubanía emplea sustantivos con los que se identifica, sobre todo, el mundo del campesino: arbustos, flor, patio, salvia.
La  metáfora  es  un  recurso  literario  utilizado  en  este  poema,  en  el  cual  Pablo Armando  utiliza  la  imagen:  manantial  de  poesía,  para  referirse  quizás  a  una motivación  que  le  provoca  continuar  inspirándose,  que  bien  pueden  ser  esos recuerdos  evocados  del  pasado  o  ese  amigo  de  la  infancia  o  una  novia  de  la juventud.
La décima en algunos poetas se vuelve una  interrogante parcial o total; con este recurso, recurrente en muchos decimistas del patio, el poeta reflexiona sobre temas diversos en un monólogo del cual no espera respuesta, pero es un recurso expresivo que lleva a la meditación del lector. Entre estos autores se incluye Waldo González en su soneto “Mañana” cuando dice:

“¿Qué escribirán, poetas de mañana ?/ ¿Será distinta, igual la poesía?”(48)
También Reina Esperanza Cruz (Puerto Padre, 1956) utilizando metáforas sencillas se debate de este modo en su soneto “Quién”:
“¿Quién derramó su furia en mis raíces / para secar el verde de mis hojas? /  ¿Quién cortó de mi vida flores rojas / y me dejó tan sólo cicatrices?”(49)
Mientras que Leonel Pérez Pérez (Puerto Padre, 1966) se cuestiona de esta manera, obsérvese en los siguientes versos de su décima “Agonía del pintor”:

“¿Qué color lleva el destino / si no llegaste soñando / con el fuego? / ¿Qué asesino vuelve a la vida matando?”(50)

En  momentos  específicos  de  su  creación  algunos  autores  puertopadrenses  han escogido el endecasílabo como un verso que llegó también a la décima con el movimiento modernista. Reina Esperanza Cruz es una de ellas, quien lo maneja en varias de sus décimas, recreadas desde diversos temas. En esta décima la poeta acude a Dios de esta manera:

“Ah, los poetas, Dios, esos seres malditos seres que se deshacen en la sombra

con una soledad que nadie nombra

con llantos y poemas nunca escritos.

En estos primeros cuatro versos el lector se hace testigo de los tormentos por los que atraviesa la poeta, sus sentimientos, nostalgias.

Esos seres dolientes y proscritos esos dulces, amargos, impacientes, esos locos, absurdos, indolentes,
te necesitan, Dios, te necesitan. Por eso pido: Atiéndeles si gritan, los poetas son reos inocentes.”(51)

Desde el punto de vista estilístico se puede apreciar en esta décima la abundancia en el uso del adjetivo que refiere características de los poetas  y hace más evidente la  imagen,  también  la  antítesis  dulces  /  amargos  los  definen  como  los  seres impredecibles que son. Estos versos muestran la cadencia de unas imágenes donde están presentes los anhelos y esperanzas de hablar con Dios; en ellos sobresale un tierno endecasílabo, como uno de los elementos novedosos que ha permitido que la décima viva hasta nuestros días, sin perder su estructura y forma esencial pero floreciendo experimental o postmodernista como algunos la han llamado.

Mientras que Argel Fernández Granado (Puerto Padre, 1963) también domina el endecasílabo y los esgrime en el soneto “Acecho en el ritual” para conferirle mayor resonancia a su discurso, donde verso a verso el sujeto lírico se desdobla para sensibilizar al lector:
“Hay ecos tan profundos en las horas /  que reviven tu nombre en los portales, /en las tablas y tejas ancestrales, / como el ciclo vital de las auroras...” (52)
A  través  del  uso  de  diversas  composiciones  estróficas,  propio  en  la  poesía puertopadrense, la lírica fluye; estos  poetas no pueden contener sus tormentos, emociones y añoranzas. Para ello toman el “verso libre” como una estructura para desasirse de sus condenas. De este modo,  Xiomara Maura Rodríguez (Delicias,
1960) se despoja de sus tormentos, a través de sus creaciones, que marcadas por el tema  existencial  son  una  muestra  evidente  de  la  fuerza  que  posee  este  molde poético en el municipio, aún cuando le ha cedido el paso a la décima.

A  este  movimiento  también  se  integran  María  Liliana  Celorrio,  Nuvia  Estévez  y

Miguel Navarro, entre otros.

Obsérvese   en   los   siguientes   versos   de   Xiomara   M.   Rodríguez,   “Palomas Mensajeras”.
“Palomas que en el sueño / raudo espacio sólo han visto: / el oro de clavel que en la lumbre  /  sólo  diamante  es  hoja  y  trébol.  /  Primaveral  hechizo  mensajero…/  No pierdas la gracia que imanta el encanto. ” (53)
Con el devenir que acontece la poesía villazulina de la segunda mitad del siglo XX, resulta significativo destacar la variedad de temas que se han utilizado y se utilizan, entre ellos: el tiempo, la muerte, la soledad, la vida, la madre, Dios, la poesía, la décima, la ciudad, el amor,  la libertad, el mar, concurren en las versos que se escriben desde allí. Los poetas han encontrado en las diversas composiciones la forma ideal para dar tratamiento a esos temas desde un sujeto lírico que se torna a favor, en contra, o simplemente reflexiona sobre estas temáticas desde diversas aristas  filosóficas.  Habría  que  mencionar  entre  los  escritores  que  reflexionan  al respecto  a  Ernesto  Carralero,  Miguel  Navarro,  Miguel  Bruzón,  Ceferino  Herrera, Nuvia Estévez, Reina E. Cruz, Xiomara  Maura Rodríguez, María Liliana Celorrio y Renael González, por sólo mencionar algunos.

De   tal   manera,   la   poesía   escrita   por   los   creadores   puertopadrenses   tiene características significativas que la precisan como una lírica que se distingue por los siguientes fundamentos:

- Uso de diversas composiciones estróficas.

- Presencia de la mujer en la literatura.

- Carácter jocoso, irónico, reflexivo y filosófico de las composiciones.

- Manejo de la décima como molde estrófico distinguido.
- Prevalece la presencia del sujeto lírico en la décima, referida a la primera persona, porque el poeta canta desde sus sentimientos y su punto de vista.

- Búsquedas formales y conceptuales con elevada fuerza y novedad.

- Enfoque reflexivo de las distintas temáticas.
- Tratamiento renovador en el empleo de recursos estilísticos, el alto vuelo poético y el rigor de la forma.

- Utilización de un fino lirismo.
-  Interés  en  distanciar  la  décima  de  tradicionalismos  epocales  y  alejarla  de encasillamientos métricos y rimáticos sin que pierda su esencia.

- Presencia de un marcado erotismo en los versos.

- Expresividad discursiva y culta.
- Necesidad de reflejar temáticas sociohistóricas y culturales del país sin existencia de prejuicios.
-Presencia de la literatura infantil como forma discursiva especial de comunicación con los niños.

- Exaltación desmesurada del “yo” en los temas eróticos.

- Utilización de un sujeto lírico plural en los temas sociales.
- Osadía en la palabra y en las imágenes, tanto a nivel lingüístico como formal. Incontables  son  los  motivos  que  inspiran  la  lírica  de  Puerto  Padre,  villa  que conservará  vivo  el  amor  por  la  poesía,  porque  con  sus  rasgos  formales  y conceptuales, propios de esa ciudad, en los que está presente la cubanía, el color, el erotismo, la diversidad temática, el manejo de la estructura con cierto desenfado, hará que su poética continúe la ruta de tradición, renazca cada día y siga iluminando desde el mar la espiritualidad de sus poetas.