"EL TRÁNSITO DE LOS ESTUDIANTES POR LA UNIVERSIDAD"

Verónica Soledad Walker

Representación de la enseñanza y visión sobre los docentes


En cuanto a las prácticas de enseñanza, interesa centrarnos aquí en la percepción que los estudiantes tienen de la tarea que realizan sus docentes y cómo inciden en sus aprendizajes. Para ello se indagó, por un lado, las opiniones acerca de las clases teóricas y prácticas a las que asisten y por el otro, lo que conciben -y observan en sus propios docentes- como buen y mal profesor y el trato que mantienen con ellos. Por un lado, la mayoría de los estudiantes de Ingeniería de Sistemas dice asistir frecuentemente tanto a las clases teóricas como a las prácticas más allá de que en ninguna de ellas existen requisitos de asistencia. Algunas de las razones por las cuales deciden concurrir a las clases teóricas son la orientación que los docentes brindan para rendir los exámenes, la preferencia por escuchar a alguien en lugar de leer un libro y la necesidad de contar con cierta información para poner en juego, luego, en las clases prácticas. Varios estudiantes coincidieron en que el asistir a los teóricos ahorra un tiempo de lectura que no les resulta atractivo ya que no les gusta leer, brindan la oportunidad de ‘escuchar’ todo lo que saben los profesores y conocer sus experiencias. También lo consideran un espacio útil en la medida en que el profesor da orientaciones sobre lo que se tomará en los exámenes. En cuanto a las clases prácticas, algunos estudiantes sostienen que “nuestra carrera es teoría para la práctica y aplicar lo de la teoría es fundamental”, “las clases prácticas son esenciales en la carrera (…) sin asistir a las prácticas no se puede”; “las prácticas por lo general están buenas para ir, hacer ejercicios, generalmente son ejercicios y bueno, consultarlos ahí con el ayudante o profesor que te puede llegar a decir está bien o está mal”. Uno de los estudiantes que dice haber concurrido más a las clases teóricas que a las prácticas señala que la utilidad de estas últimas reside en la posibilidad de evacuar dudas y escuchar las preguntas de otros alumnos. Más allá de estas valoraciones positivas respecto de la concurrencia a las clases teóricas y prácticas, los estudiantes no tardan en aclarar que “depende de la materia”, que algunas son una pérdida de tiempo y sin asistir a las mismas se puede aprobar la materia. Al preguntarles por la dinámica que caracteriza a aquellas clases que consideran poco fructíferas, la mayoría de los estudiantes mencionó el uso permanente y exclusivo de filminas sin mayores explicaciones por parte del profesor.
Al preguntar a los estudiantes qué es para ellos ser un buen y un mal profesor y qué de ello encuentran en sus propios docentes, las respuestas contemplaron: el tipo de explicaciones dadas, la capacidad para ‘transmitir’ y la dinámica de las clases. Para muchos de los estudiantes de Ingeniería de Sistemas, un buen profesor es aquel que ‘explica con claridad’, que tiene facilidad para ‘transmitir’, aquel que da gusto ‘sentarse a escuchar’, ‘que te enseña y te quedó re claro, que te explica re bien, re sencillo y lo entendés’. Aparecen, también, otros aspectos que son valorados por los estudiantes: la humildad y el compromiso, el entusiasmo, las ganas de enseñar. Al intentar describir a un mal profesor, fueron varios los estudiantes que ejemplificaron con el habitual uso de filminas. Algunos estudiantes reconocen tener docentes que saben mucho y están actualizados pero que “no tienen una buena didáctica”, que “pedagógicamente no tienen herramientas” para ‘transmitir’ esos conocimientos. Otros comentarios hicieron alusión a la soberbia que caracteriza a los malos profesores, al ‘ego’ que muestran muchos; aquellos “que dan las clases desde arriba y todos los demás tienen que escucharlo”, “aquellos que son solamente pedantes que te vienen a traer la chapa y a contarte todo lo que hicieron ellos y que vos no vas a llegar a hacer”. Por último, hubo apreciaciones positivas respecto de la necesidad de que un buen profesor relacione el contenido de su materia con otras asignaturas y con situaciones de la vida cotidiana, sea coherente al momento de evaluar, esté abierto a preguntas y sepa mirar a la cara a los estudiantes para saber si entendieron o no. De lo mencionado anteriormente pareciera que las percepciones sobre lo que es un buen y un mal profesor descansan sobre una concepción de la enseñanza como transmisión y del saber como algo que se posee y se da. En este caso, un buen profesor es aquel que es capaz de ‘dar’, ‘otorgar’, ‘brindar’ sus conocimientos -entendidos como cosa, como algo acabado- a quienes están dispuestos a aprender -esto es, dispuestos a ‘escuchar’, a ‘recibir’-.
Por último, en cuanto al trato con los profesores, algunos alumnos viven su vínculo con los docentes como ‘distante’, ‘corto’, limitado al horario de cursada en el que se sienten ‘un número’, en el que, sostiene un alumno, “el profesor está allá y nosotros estamos acá y me da vergüenza preguntarle”. Se sostiene que “nosotros casi prácticamente ni nos dirigimos a los profesores, en Exactas acá somos un número, a nosotros no nos conocen, los profesores no te conocen”. Sin embargo, mientras otros lo consideran ‘bueno’, ‘espectacular’ hubo opiniones que relativizan la cuestión planteando que depende de cada docente, que “hay profesores que son muy estrictos con el tema de ser profesor-alumno y hay profesores que se sientan al lado tuyo y te explican, como si fuese un ayudante más”. Hay docentes que muestran cierta disponibilidad para las consultas fuera del horario de clases y otros que explícitamente plantean que no los molesten en su oficina porque están trabajando. A partir de esto último, los estudiantes dicen recurrir a los ayudantes; apareciendo esta figura como aquella con disposición de explicar, que se sienta de igual a igual y que inspira confianza para preguntar. Dice un estudiante: “la verdad que los ayudantes se re portan en la carrera, los agarramos y les preguntamos todo, los gastamos a los ayudantes. Eso es una facilidad, tener ayudantes en todas las materias”. De acuerdo a los resultados del estudio “Formación Universitaria y éxito académico: disciplinas, estudiantes y profesores”  los estudiantes de Ingeniería de Sistemas son los que más recurren a los auxiliares docentes (estando en primer lugar la Facultad de Ingeniería), mientras que en el resto de las carreras analizadas ésta no constituye una práctica frecuente.

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