CULTURA Y FORMACIÓN HUMANISTA<br>Desde la óptica del Contador Público

CULTURA Y FORMACIÓN HUMANISTA
Desde la óptica del Contador Público

Emigdio Archundia Fernández. Coordinador
Universidad de Guanajuato

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MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI.

BIOGRAFÍA.

Nació el 6 de marzo de 1475 en Caprese, cerca de Arezzo.Hijo de Ludovico Buonarroti, oficial florentino que colocó a su hijo cuando contaba 13 años de edad en el taller del pintor Domenico Ghirlandaio. Dos años más tarde se sintió atraído por la escultura en el jardín de San Marcos, lugar al que acudía con frecuencia para estudiar las estatuas antiguas de la colección de los Medici.
 Escultor, pintor y arquitecto italiano. Habitualmente se reconoce a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI y cuya figura está en la base de la concepción del artista como un ser excepcional, que rebasa ampliamente las convenciones ordinarias.
Durante los cerca de setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas. Sus coetáneos veían en las realizaciones de Miguel Ángel una cualidad, denominada terribilità, a la que puede atribuirse la grandeza de su genio; dicho término se refiere a aspectos como el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo creativo, verdaderas constantes en las obras de este creador que les confieren su grandeza y su personalidad inimitables.
La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que dejó sus obras maestras. Aprendió pintura en el taller de Ghirlandaio y escultura en el jardín de los Médicis, que habían reunido una excepcional colección de estatuas antiguas. Dio sus primeros pasos haciendo copias de frescos de Giotto o de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.

En 1496 se trasladó a Roma, donde realizó dos esculturas que lo proyectaron a la fama: el Baco y la Piedad de San Pedro. Esta última, su obra maestra de los años de juventud, es una escultura de gran belleza y de un acabado impecable que refleja su maestría técnica. Al cabo de cinco años regresó a Florencia, donde recibió diversos encargos, entre ellos el David, el joven desnudo de cuatro metros de altura que representa la belleza perfecta y sintetiza los valores del humanismo renacentista.

Realizó su primera escultura a gran escala, el monumental Baco (1496-1498, Museo del Barguello, Florencia) y talló la Piedad del Vaticano con veintitrés años. En esa misma época esculpió también la Pietà (1498-1500) para San Pedro del Vaticano, que aún se conserva en su emplazamiento original y es la única obra en la que aparece su firma. Su estilo de juventud viene marcado por la gigantesca (4,34 metros) escultura en mármol del David (Academia, Florencia), realizada entre 1501 y 1504, tras su regreso a Florencia.

En 1534, Miguel Ángel se estableció definitivamente en Roma, donde realizó el fresco del Juicio Final en la capilla Sixtina y supervisó las obras de la basílica de San Pedro, en la que modificó sustancialmente los planos y diseñó la cúpula.

ESCULTURA

Miguel Ángel esculpía la salvación, la condena y el espíritu, es decir, grandes ideas y siempre desde un punto de vista dramático. Por eso la mayor parte de sus figuras son dramáticas y tienen ese sentimiento que se ha denominado “La Terribilitá”, esa violencia interior, ese enfado y esa visión tan catastrofista del mundo. Sus figuras están en ese preciso momento en que el hombre va a pasar a la acción y se contiene, se contrae y se concentra para ello.

 Trabajó sólo el mármol porque para él era el material más noble (y el más difícil). Él iba personalmente a extraer sus bloques a una cantera muy cerca de Roma: Carrara. Una vez que tenía el bloque dialogaba con él y conseguía meterse dentro de él para saber qué gran idea escondía en su interior. Cada bloque tenía ya su figura en el interior y sólo había que sacarla, que liberarla. Siempre entendía la escultura como el arte de quitar lo que sobra en un bloque y odiaba la escultura de añadir o modelar. Siempre tallaba directamente sin hacer saca de puntos, sin hacer un boceto previo, sin dibujar nada en el bloque. Llevaba el boceto en su cabeza y tallaba directamente como si sacara su figura del agua, primero lo que más sobresale, empezando por la parte frontal de lo que será la escultura y acabando por la parte de atrás.
Algunas de sus obras escultóricas más representativas son las siguientes, que aunque no son parte de la exhibición: Un artista entre dos mundos, es importante  conocer acerca de ellas. Las obras que se describirán a continuación son:

  • El David
  • Los Dos Luchadores
  • El Moisés
  • La Piedad Rondanini

EL DAVID

El David es una de las obras representativas del Renacimiento y es además una de las esculturas más famosas del mundo. Representa al Rey David antes de su enfrentamiento con Goliat, es una escultura de 4.10 metros con un peso de 5.5 toneladas, tallada en mármol de Carrara, realizada entre 1501 y 1504.
La escultura formaba parte de un proyecto que consistiría en la elaboración de 12 figuras de personajes que aparecían en el Antiguo Testamento, esto sobre los exteriores de la catedral Santa María de las Flores. La obra comenzó el 13 de septiembre de 1501. En el más absoluto de los secretos Miguel Ángel se encerró con su obra, y sólo el 23 de junio de 1503 dejó ver algo de ella a los ciudadanos. En mayo de 1504, Miguel Ángel acabó la que es considerada como la escultura más bella y perfecta del Mundo.
El David es la figura de un adolescente que muestra una anatomía extraña, pues para su edad, tiene una cabeza muy grande, brazos muy largos, manos grandes y pesadas, además de cadera estrecha y piernas muy separadas. Los ojos cargados de dramatismo, un cuerpo lleno de tensión, la marca de sus tendones, los músculos y las venas no tienen gestos violentos, pero muestran una energía contenida que caracteriza el trabajo de Miguel Ángel.
 Durante el Renacimiento la desnudez era considerada como un sinónimo de belleza, con lo que se dejó atrás los tabús medievales. Miguel Ángel exaltaba la figura humana en una conciliación con la naturaleza.

Antiguamente, la escultura contenía algunos elementos de oro, sobre todo en su base. Estos elementos simbolizaban la nobleza, el esplendor, la prosperidad, la sabiduría, la magnanimidad, el poder y la luz en el hombre.
El David se exhibió por primera ocasión el 8 de agosto de 1504.

LOS DOS LUCHADORES

Los Dos luchadores son un boceto de una escultura en arcilla de cerca de cuarenta centímetros de altura, atribuido a Miguel Ángel, datado cerca de 1525 y conservado en la Casa Buonarroti de Florencia.
Los Dos luchadores se encuentran entre los pequeños bocetos atribuidos al célebre escultor, uno de los que la crítica ha recogido opiniones más favorables para su atribución. Esta obra fue reconstruida en 1926. Sin saber las circunstancias de la creación de la obra, desde entonces comenzaron a circular varias hipótesis
La primera hipótesis puso a la obra en relación con el Hércules y Anteo encargo realizado por Piero Soderini hacia 1508 a Miguel Ángel y que debería acompañar al David en el frente del Palazzo Vecchio.
 El artista estaba en ese período con los frescos de la bóveda de la Capilla Sixtina, pero parece que realizó un modelo que inicialmente había sido encargado al escultor Leone Leoni y que más tarde desapareció. Como es bien sabido, Miguel Ángel nunca trabajó en este encargo, aunque en Florencia se encontraba el bloque para esculpirlo. Se pensó entonces en Baccio Bandinelli, que se encontraba en 1525 en Florencia, pero el trabajo fue interrumpido por los desórdenes relacionados con la expulsión de los Medici. Se volvió a hablar de la obra en 1528, cuando Miguel Ángel estaba en la ciudad y aceptó el encargo, sin embargo, cambió de tema haciendo un nuevo boceto de Sansón y los filisteos. La obra fue adjudicada a continuación, definitivamente a Bandinelli.

"MOISÉS" DE MIGUEL ÁNGEL

Es una escultura renacentista del siglo XVI, perteneciente a la etapa de Cinquecento en Italia. Es la figura central de la tumba del Papa Julio II, que se encuentra en la iglesia de San Pedro in Víncoli, en Roma. Fue realizada en 1515 por Miguel Ángel Buonarotti, escultor florentino.
Está realizada en mármol blanco de Carrara y se trata de una escultura exenta o de bulto redondo, de cuerpo entero y sedente, aunque dado la configuración del sepulcro (tipo fachada adherido al muro), la obra sólo puede ser contemplada frontalmente.
El modelado es perfecto; Miguel Ángel ha tratado el mármol, su material predilecto, como si fuera la más dócil de las materias (arcilla, plastilina, etc.). El estudio anatómico es de un naturalismo asombroso (los brazos del profeta exhiben la fortaleza y tensión de un atleta, a pesar de la edad madura del mismo).
 El mármol blanco pulido deja resbalar la luz. Las ropas caen en pliegues de gran naturalismo, donde los contrastes de luces y sombras que provocan las profundas oquedades en el mármol, otorgan a la figura su rotundo volumen.

Con esta compleja composición, el artista sugiere el movimiento en potencia; los músculos están en tensión, pero no hay movimiento en acto. Consigue que este coloso no resulte pesado, sino grandioso. Capta el instante en que Moisés vuelve la cabeza y va a levantarse, lleno de furia ante la infidelidad de su pueblo. Esta ira, la "terribilitá", que le embarga se expresa en su rostro, que se contrae en un gesto ceñudo y feroz, anticipo de la cólera que estallará en breve. Miguel Ángel abandona los rostros serenos de su primera época y opta por una expresividad acentuada y dramática, anuncio del Barroco. Moisés está lleno de vida interior. Posiblemente sea producto no sólo de su propia evolución personal, sino también de la influencia que sobre él ejerció el descubrimiento del grupo helenístico del Laocoonte (1506). Es la culminación del idealismo dramático que caracteriza esta etapa de su producción escultórica y que también observamos en su pintura.

Podemos ver en esta escultura las características del estilo renacentista: búsqueda de la belleza ideal, acentuado naturalismo, interés por la figura humana y su anatomía (el cuerpo como expresión del ideal humanista de virtud y fortaleza y no como depósito del pecado, como era percibido en la Edad Media), tal como corresponde a la cultura antropocéntrica del periodo humanista.

Al igual que en la Antigüedad clásica, se crean: composiciones equilibradas, armoniosas, movimiento en potencia, perfección técnica. Todas estas características, no obstante, han de ser matizadas según la naturaleza de la obra y el autor del que se trate, ya que Miguel Ángel es, en sí mismo, un caso excepcional por la calidad de sus obras y la evolución estilística que ofrece en su larga vida: desde el idealismo clásico de influjo donatelliano hasta el dramatismo de sus obras de madurez o la distorsión (anti clásica) de sus últimas versiones de la Pietá, antecedentes ya del Barroco.
Algunos han querido ver en el Moisés un retrato idealizado del propio escultor o del Papa Julio II, temible guerrero y líder espiritual, al igual que el profeta bíblico. Otros piensan que puede ser un símbolo de los elementos que componen la Naturaleza; así, la barba representaría el agua y el cabello, las llamas del fuego. Para Miguel Ángel podría simbolizar la fusión de la vida activa y la contemplativa, según el ideal neoplatónico.