José David. Lizcano, Peñuela,
jose.penuela@campusucc.edu.co
Resumen
Este documento pretende reflexionar acerca de la relación “Naturaleza-Hombres”y como, esta relación en el actual sistema dominante se ha sobredimensionado, se ha distorsionado la cosmovisión de la naturaleza y del mismo hombre. A la fecha, el desastre continúa, el hombre con su conocimiento y tecnología no ha podido dominar a sus anchas la naturaleza, más bien ella ha venido reclamando su espacio perdido. Así, los siniestros del calentamiento global son cada vez más visibles, la deforestación y desertificación avanzan ante la imperiosa necesidad de aumentar la producción de alimentos necesarios para la subsistencia humana en la “Ciudad Global,” además, el desbordado hiperconsumo producto de una cultura globalizada, viene cada día más comprometiendo los recursos naturales vitales para la sostenibilidad planetaria. Por lo tanto, urge la necesidad de reflexionar, cuestionar, de tomar conciencia, que tan sostenible es una ciudad vista como un “territorio” que arropa y posee un ecosistema, un hábitat, donde se reproduce la vida en todas sus expresiones y donde, como generación presente, tenemos la responsabilidad ética y social de crear condiciones socioeconómicas aceptables para las generaciones futuras, la continuación de la especie humana; la especie humana como un subsistema que reside en armonía con el ecosistema que habita; el planeta.
Palabras clave— Ecosistema, Recursos naturales, Sostenibilidad, Territorio.
Milenariamente, el hombre ha utilizado los recursos naturales para satisfacer sus necesidades, para mejorar su condición de vida, explotándolos con cierta racionalidad social y económica, evolucionando en el tiempo, hasta ser lo que hoy en día, “la sociedad del conocimiento.”
Sin embargo, este grado de racionalidad fue subestimado, por la falsa concepción que los recursos naturales eran inagotables-infinitos, alteraron en cierta forma la cosmovisión del hombre sobre la naturaleza, ya no era suficiente crear excedentes para la subsistencia humana, sino la creación de excedentes productivos, monetarios y financieros para la acumulación de capital. Se había iniciado la revolución industrial, consumidora en masa de recursos naturales a manera de materias primas, necesarias para la generación de mercancías y el posicionamiento del capitalismo como sistema dominante.
La devastación de los recursos naturales en los últimos 150 años en pro del crecimiento económico, parece ser de magnitudes inconsumerable, así, las sociedades del siglo XXI poseen un gran desafío ambiental. Especialmente, los países subdesarrollados quienes están apurados a obtener tasas de crecimiento económico satisfactorias, que les brinde los recursos monetarios necesarios para mejorar el bienestar social de sus pueblos.
Por otra parte, los países desarrollados, en algunos casos ya agotaron sus recursos naturales, declarándolos “en conservación,” en respuesta, han traslado sus procesos industriales y comerciales mediante la táctica de la globalización (fundamentalmente vía inversión extranjera) a los países subdesarrollados, aprovechando su dotación factorial, sin abandonar el ideal del crecimiento económico y la acumulación de capital, ahondando la brecha entre centro-periferia.
Este documento, además de reflexionar acerca de la relación “Naturaleza-Hombres,”busca generar conciencia, de cómo la desmesurada producción capitalista ha profundizado la problemática ambiental. También, resalta el potencial que poseen las instituciones de educación superior (publicas y privadas) para contribuir significativamente a la problemática ambiental, mediante la implementación de la responsabilidad social como estrategia.
Actualmente, el desarrollo sostenible demanda un conocimiento de frontera, interdisciplinario. Una educación que involucre una cultura-ética que posea valores y principios ideológicos vinculantes con los devenires del siglo XXI, así, las universidades (públicas y privadas) tienen una Responsabilidad Social Empresarial-Corporativa (RSEC) mucho más apremiante con la sociedad, en la medida que ellas deben identificar las bases epistemológicas para la reinterpretación de la nueva cultura-ética del mundo globalizado.
El documento está organizado en cinco secciones contemplando esta introducción y las conclusiones finales. La segunda sección aglutina los principales antecedentes de la problemática ambiental, la tercera sección plasma de una manera breve la conceptualización/teorización de la sostenibilidad ambiental, la cuarta sección implícitamente justifica la propuesta de ¿cuál es el papel de las instituciones de educación superior? y de la responsabilidad social y corporativa como estrategia para el fortalecimiento de la relación Universidad-Empresa-Gobierno-Comunidad. Como última sección se presentan las principales conclusiones.
Desde la época más remota, el hombre ha utilizado parte de los recursos naturales para poder satisfacer sus propias necesidades, así por ejemplo, en la época primitiva se aprovechaban los recursos de fácil acceso para el beneficio y bienestar de las comunidades.
Posteriormente, en la época medieval continuo con el proceso, descubrió elementos que le permitieron resolver mejor su problema económico, el descubrimiento de metales, la cacería y la domesticación de animales, sentaron las bases cardinales para el descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Así, este conjunto de métodos, técnicas y herramientas le permitieron mejorar su condición socioeconómica a través del tiempo, maximizando la generación de excedentes y mejorando la estructura social de sus pueblos. Se puede decir, que hasta cierto punto, el grado de explotación de los recursos era sostenido, racional, justo, en comparación con el nivel población o también, que el nivel de poblacional y el grado de explotación de los recursos, era en cierta medida sostenible.
La pregunta que se debería plantear es ¿cuáles fueron los factores y antecedentes que impulsaron la primera revolución industrial? ¿A qué se debe el deseo imperioso de aumentar la producción y/o productividad, y este proceso como está relacionado con la sostenibilidad?
La segunda revolución industrial continuó modificando sustancialmente las relaciones sociales de producción (1850 -1970), impulsados por un profundo proceso de innovación y desarrollo tecnológico, empleando nuevas fuentes de energía como el petróleo, la electricidad, y el descubrimiento de nuevas materias primas.
De esta manera se dio paso a nuevos procesos industriales como la industria petrolera, automotriz, química y la producción en serie de artefactos de tipo duradero. Esta avalancha de mercancías en cierta forma transformó la visión de ciudad, generando procesos de infraestructura y urbanísticos necesarios para la concentración de la mano de obra manufacturera, la cual su vez cambio las concepciones de consumo y tipos de calidad de vida.
Ahora, para mantener esta pujante dinámica, era obvio que se requería una gran cantidad de materias primas, materias primas que inicialmente se encontraban en abundancia en los Estados/Naciones donde se originó la industrialización, pero donde, hoy en día, ellas son escasas o son depósitos declarados por sus gobiernos como “Reservas” y las cuales no se pueden explotar.
En la actualidad, esas materias primas son abundantes en los países subdesarrollados, países urgidos por obtener tasas satisfactorias de crecimiento económico, y, donde los planeadores económicos ven en la inversión extranjera una oportunidad/estrategia para generar empleo productivo, por lo general en la explotación intensiva de recursos naturales.
En síntesis, se puede visualizar el sacrificio de la naturaleza en beneficio del crecimiento económico bajo el paradigma del bienestar social, alterando el balance de la relación Naturaleza-Hombre. Cuando el hombre sometió la naturaleza a su voluntad auxiliado por el desarrollo tecnológico, alteró el grado de explotación y reposición de los recursos naturales, en parte porque ellos se consideraban infinitos-inagotables, por otra, por el crecimiento poblacional estacionado en las ciudades, producto de la prospera industrialización y la demanda en conjunto de la nueva realidad social adquirida.
Se puede argumentar que el capitalismo modificó sustancialmente el comportamiento y la cosmovisión de las sociedades en todas sus expresiones, sentó las bases ideológicas, políticas, económicas y sociales de la sociedad actual “La globalización – sociedad de la información,” dando como resultado cosmopolita un conjunto de países con altos ingresos y bienestar social, mientras otras sociedades se han quedado resegadas, con la gran problemática socioeconómica de cómo generar ingresos sostenidos para disminuir la pobreza, la desigualdad social, ¿cómo volver sostenibles nuestros territorios?
Desde su inicio hasta la fecha, la industrialización dejó un gran panorama de desolación y pesimismo en la sociedad de posguerra, tanto así, que actores sociales de la década de los años 40-60, lograron más que evidenciar, concientizar, persuadir a los grandes líderes mundiales del impacto ambiental generado hasta el momento, la posible catástrofe que se acercaba, sí el hombre continuaba la explotación ilógica de sus recursos naturales, y los problemas globales que se deslumbraban desde el entonces, ejemplo de ello, la contaminación ambiental, la deforestación, la descertificación de la tierra y los problemas relacionados con el calentamiento global.
Para detallar la magnitud de la crisis generada, a continuación se “relaciona los principales informes científicos que presentan la alarma ambiental inicial” [1].
Estos informes científicos, más la presión radican de grupos ambientalistas, ecologistas, conservacionistas, biólogos y de economistas ayudaron para que en 1972 se llevara a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, denominada “La cumbre de Estocolmo.” La cumbre tuvo buena aceptación entre los participantes, lográndose concebir la denominada “Declaración de Estocolmo” que reza 26 principios a seguir y la creación del “Plan de acción de Estocolmo” que aglutina 10 recomendaciones que tienen como fin primordial la conservación del medio ambiente.
La sinergia creada en la conferencia de “Estocolmo,” sentó los pilares necesarios para que el conjunto de países involucrados continuaran trabajando, uniendo esfuerzos, recursos, compartiendo experiencias, es decir, se había iniciado la conceptualización y teorización de lo que hoy denominamos desarrollo sustentable.
A continuación se relacionan “Algunos hechos que evidencian la crisis Ambiental (1972-1987)” [2].
Teniendo en cuenta los referentes mencionados anteriormente, el debate de la problemática del desarrollo sostenible, de la economía ecológica, de la economía ambiental y/o de la sustentabilidad es aparentemente nuevo, como lo es también la concepción de bienestar social, aunque el debate de la problemática ambiental es mucho más tradicional. Así, sus primeras expresiones aparecen a inicios de los años 70, producto fundamentalmente de las controversias “expresadas en El manifiesto por la supervivencia, de Goldsmith et al., y el planteo de los límites del crecimiento, de Meadows et al,”
Posteriormente, estos esfuerzos se logran conceptualizar/teorizar en 1983, gracias al informe producido por la comisión Mundial para el Medio Ambiente y Desarrollo de la Organización de Naciones UnidadeS (ONU); la Comisión Brundtland “Nuestro Futuro Común” En este mismo documento, se “formaliza el concepto de Desarrollo sostenible, como un desarrollo que necesariamente deberá abordar la protección del ambiente y el crecimiento económico como una sola cuestión, con el fin de “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer el derecho de las generaciones futuras a satisfacer sus propias necesidades,” pero además aclara que: “el concepto de Desarrollo Sustentable incorpora el tema de la equidad, tanto social como intergeneracional y plantea la necesaria articulación entre ambiente y desarrollo, colocando a la sustentabilidad ambiental en el tema central a ser considerado al momento de definir el modelo de desarrollo a seguir. Bajo esta óptica, y según el situado informa plantea, los problemas ambientales deben ser considerados no sólo porque afectan la calidad de vida, sino porque atentan directamente contra el crecimiento económico y el desarrollo de los pueblos. Reafirmando la idea que el deterioro ambiental no debe verse sólo como la consecuencia del patrón predominante de producción y consumo occidental y su presión sobre los recursos naturales mundiales sino, fundamentalmente, como una causa que terminará imponiendo límites al desarrollo. El papel que la naturaleza desempeña se revaloriza en términos de su aporte directo a la generación de bienestar humano. La comprensión de que la población humana y el sistema económico dependen del mantenimiento de los flujos de aire, agua, alimentos, materias primas y combustibles fósiles, llevó a la lógica conclusión de que era necesaria la sustentación de todo el sistema” [3].
Hoy en día, la sistematización y funcionalidad del Desarrollo Sustentable se ha venido fortaleciendo gracias a los alcances obtenidos en las cumbres mundiales de Estocolmo, Río y Johannesburgo, más, los diferentes acuerdos internacionales firmados entre el conjunto de naciones comprometidas.
Es necesario, aclarar que el informe, “Nuestro Futuro Común” identificó tres dimensiones para la aplicabilidad del concepto de desarrollo sostenible/sustentable. Estas dimensiones son:
Ahora, de acuerdo a Sepúlveda et al. (1998), plantean que el desarrollo Sostenible puede ser concebido en cuatro dimensiones: social, ambiental, económica, político-institucional. [La dimensión política-institucional], es referida al gasto público dirigido a mejorar las condiciones de vida de las comunidades agrícolas, como infraestructura, salud, vialidad, entre otras [4]. Véase la fig. Dimensiones del desarrollo sostenible.
Continuando, en [5] se profundiza en el concepto de Sostenibilidad, al nombrar “Sostenibilidad Global,” argumentando que “la evolución que ha tenido este concepto, deja claro que existen unas dimensiones de la sostenibilidad, que bien pueden considerarse como sostenibilidades, y que dan paso a la sostenibilidad global. En este sentido la “Sostenibilidad” se concibe como un sistema o estructura dinámica y como un proceso (desarrollo del sistema en el tiempo).” Véase la figura II.
Históricamente, las civilizaciones se han ubicado en el “territorio” en aquellos espacios geográficos donde los recursos vitales para su sobrevivencia son abundantes y de fácil aprovechamiento. Se puede deducir, que las ciudades tuvieron relativamente el mismo concepto, aunque en algunas ciudades europeas y americanas, el flujo, transito y comercialización de mercancías jugó un papel deterministico para el ordenamiento y construcción de las ciudades.
Ahora, la pregunta es, ¿es que tipo de ciudad deseamos tener para el siglo XXI? ¿Cuál es el prototipo de ciudad ideal? ¿Qué características debe poseer para ser sostenible, equilibrada?, de manera tal, que todos los seres que la habitan logre satisfacer sus necesidades. Antes de tratar de dar una respuesta aproximada, es necesario mencionar cuales son los principales problemas ambientales a los cuales se enfrentan las ciudades del siglo XXI y cuáles son sus principales desafíos que deben superar.
Los principales factores que afectan y profundizan la problemática ambiental son fundamentalmente:
Relacionados con las ciudades.
Otros relacionados con las zonas rurales.
La dimensión de la problemática es muy compleja y profunda, es realmente todo un desafío para los poderes públicos y cívicos, que requieren de una mirada interdisciplinaria para llenar a crear procesos coherentes y pertinentes con la realidad socioeconómica descrita. Para resultados factibles, estos procesos deben ser sistemáticos, integradores e incluyentes en el corto y mediano plazo, es decir se requiere de la alianza, participación de todos los estamentos que conforman la sociedad, de una verdadera participación ciudadana, ¿y cómo lo hacemos, con que contamos?
La política de la Educación Ambiental en Colombia es relativamente nueva, tiene sus inicios en los años de 1991, sus “esfuerzos fundamentales han estado orientados a la inclusión de la temática, tanto en el sector ambiental como en el sector educativo específicamente. En el sector educativo, la Educación Ambiental se ha venido incluyendo como una de las estrategia importantes de las políticas, en el marco de la reforma educativa nacional y desde los conceptos de autonomía y descentralización”
Sus objetivos fundamentales son:
Además, de los anteriores objetivos planteados en la política de la Educación Ambiental Colombiana, también se encuentran los lineamientos conceptuales básicos, donde se logra identificar la visión hacia donde se quiere llegar, que tipo de ciudadanos se busca formar, qué papel deben jugar las escuelas y el entorno, cual es la responsabilidad de las universidades en la formación y Educación Ambiental, el papel de la investigación, como también, la necesidad de la inclusión de la dimensión ambiental en la educación formal y no formal.
A pesar de los esfuerzos que el estado Colombiano a tratado de implementar en los últimos 23 años en materia de Educación Ambiental, los desastres ambientales continúan, la crisis se profundiza, parece ser, que los resultados obtenidos en algunos casos no son muy satisfactorios.
En [7], plantea “¿Cómo avanzar en esta dirección? ¿Podremos sustituir la codicia y el dominio que están en la raíz de la crisis ambiental por unas actitudes responsables y equitativas…? La educación, si se deja interpelar por estas preguntas, tiene que caminar hacia una renovación inteligente del arte de vivir y avanzar hacia la “convivencialidad,” restituyendo la comprensión del valor de la naturaleza y contribuyendo a la equidad social y la diversidad cultural. Educar es favorecer el progreso humano, pero el de toda la humanidad, no el de una pequeña parte privilegiada a costa del resto, como viene sucediendo históricamente.”
Ahora, Tomando como referente el informe Framework for the UNEDESD International Implementation Sheme (Unesco, 2006), en [7] se continúa profundizando e identificando cuales pueden ser los “campos en los cuales debería ser incorporada la educación para el desarrollo sostenible:”
La utopía del desarrollo sostenible requiere esencialmente de una convergencia, de una unión, de una inclusión, entre sus distintas dimensiones identificadas hasta el momento (económica, social, ambiental, político-institucional, educativa, ideológica y cultural), donde se logren identificar sus afinidades y aceptaciones, como también sus asimetrías, en pro de la problemática ambiental, para la solución de problemas tan complejos como por ejemplo, el cambio climático y la contaminación ambiental.
Tomando los referentes descritos hasta el momento, podemos hacer una aproximación a las preguntas planteadas anteriormente: ¿Cuál es el prototipo de ciudad ideal? ¿Qué características debe poseer para ser sostenible?
En la construcción de ciudades sostenibles se debe propender por identificar ¿Cuáles son los factores ambientales prioritarios, esenciales, lo que no dan espera y que se deben garantizar para no alterar la viabilidad/sostenibilidad de las ciudades?
Ellos se relacionan a continuación en su orden de prioridad:
Acciones complementarias:
Ahora, ¿Cómo se puede generar una educación con responsabilidad Social como estrategia de empoderamiento?
Fundamentalmente, este papel lo deben asumir los distintos entes educativos, especialmente las Universidades (públicas y privadas) con sus Centros y Grupos de investigación. Son ellas las llamadas a tomar la vocería mediante la investigación aplicada y la generación de un modelo educativo pertinente y coherente con el entorno socioeconómico que las rodea, usando como estrategia las bondades que brinda la implementación de la Responsabilidad Social empresarial y Corporativa (RSE/C).
Mediante la implementación de la RSE/C se pueden unir esfuerzos, las universidades pueden generar los insumos de investigación tan requeridos por el poder público para poder tomar decisiones mucho más eficientes, las empresas pueden transferir fondos a los centros y grupos de investigación para adelantar proyectos que la empresa demande y que están relacionados con el entorno socioeconómico-ambiental en el cual se encuentran ubicadas. Así, las universidades pueden transferir valor social mediante la implementación de la RSE/C en las comunidades intervenidas, creando así, soluciones mucho más viables, coherentes y pertinentes con las realidades sociales.
Las instituciones de educación superior, también pueden crear redes de investigación regional, nacional e internacional haciendo uso de su planta docente especializada. En cierta manera, esta planta docente especializada (Doctorados) esta subutilizada, en parte porque las universidades no poseen los recursos suficientes para iniciar investigaciones de frontera, segundo; porque su participan es medianamente regular en la construcción de políticas públicas, especialmente las de carácter municipal y regional.
Para alcanzar tal visión, se requiere que se fortalezca la relación Universidad-Gobierno-Empresa-comunidad. Es necesario crear, concebir nuevas formas y espacios de cómo generar capital social y capital natural, empoderando la relación: Universidad-Gobierno-Empresa-comunidad.
Asumiendo que el desarrollo sostenible tiende a una convergencia de sus dimensiones, requiriendo una cultura-ética para la conciliación del Hombre-Naturaleza, que contemple valores y principios ideológicos vinculantes con los devenires del siglo XXI, entonces las universidades (públicas y privadas) tienen una RSEC mucho más apremiante con la sociedad, en la medida que ellas deben identificar las bases epistemológicas para la reinterpretación de esta nueva cultura-ética del mundo globalizado.
Es necesario por medio de las reformas curriculares, no solo contemplar una ética empresarial, sino una cultura-ética mucho más vinculante con el contexto de la globalización. Posiblemente se requiere, una cultura-ética para el ciudadano del común y corriente, una cultura-ética para el mundo de los empresarios, una cultura-ética política, una cultura-ética institucional, una cultura-ética comunitaria.
Por último, en [8], se identifica cual es la ciencia necesaria para tratar de reducir la problemática ambiental:
A manera de síntesis, las universidades por medio de sus centros y grupos de investigación más el capital humano especializado que tienen, poseen un alto potencial para desarrollar una educación coherente y pertinente con la realidad social, exclusivamente con la problemática ambiental, empleando como estrategia la responsabilidad social empresarial corporativa, básicamente; fortaleciendo, empoderando la relación Universidad-Empresa-Gobierno-Comunidad. A través de esta relación, se pueden reorientar recursos, esfuerzos y capital humano para la generación de investigaciones de frontera. Por otra parte, es necesario por medio de las reformas curriculares, no solo contemplar una ética empresarial, sino una cultura-ética mucho más vinculante con el contexto de la globalización.
Conclusiones
Las universidades (públicas y privadas) por medio de sus centros y grupos de investigación poseen un alto potencial para promover y fomentar una Educación coherente y pertinente con la realidad social, contribuyendo significativamente, mediante la implementación de la responsabilidad social empresarial corporativa, creando y transfiriendo valor social y natural, cooperando para la mitigación de la problemática ambiental.
Se debe fortalecer la relación Universidad-Empresa-Gobierno-Comunidad, creando redes de conocimiento, uniendo esfuerzos y recursos, para la aplicación y generación de conocimiento, investigación, ciencia y tecnología de frontera, tan significativa para que las instituciones públicas y privadas puedan tomas mejores decisiones.
El desarrollo sostenible urge de la puesta en marcha de una Cultura/ética que posea valores y principios vinculantes con la globalización mundial. Así, las instituciones de educación superior deben incluir en sus currículos, ejes temáticos que ayuden a revalidar, promover, fortalecer y posicionar la Educación Ambiental.
Bibliografia
– [2] Pierri, Naína. Capítulo 2. Historia del concepto de desarrollo sustentable. S.f. pp. 33 y 54. [Online]. Avalailable: http://soda.ustadistancia.edu.co/enlinea/eduvirtual/Seminario_ecoturismo/documentos/Unidad%201%20-Sustentabilidad/Desarrollo%20Sustentable_capitulo_2.pdf