En el marco del Primer Congreso Internacional de la Filosofía de la Sustentabilidad de la Vivienda Tradicional: trasformando comunidades hacia el desarrollo local, convocado por el Seminario Interinstitucional de Filosofía de la Ciencia de la Sustentabilidad, participando en la organización: La Universidad de Antioquia Colombia, La Universidad de Chapingo y siendo sede La Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Estando a días de la realización de magno evento en la Facultad del Hábitat, presentamos este Manifiesto. Considerando ideas y principios que nos hacen coincidir y resaltar las consignas principales para un cambio de paradigma en la arquitectura, surgidas de charlas interminables en los pasillos de nuestra Universidad.
INTRODUCCIÓN
Una crisis recorre México. Una crisis cuyas proporciones cobran múltiples dimensiones, y arrastra como consecuencias el agravamiento de las desigualdades sociales, la pobreza extrema y el hambre, el abandono del campo y el deterioro del medio ambiente, además, a esta crisis se suma el aumento de la desconfianza ciudadana en el trabajo de las instituciones gubernamentales en una brecha entre gobierno y sociedad que tiende a engrandecerse. Al observar el paso de la crisis por el campo mexicano, los desastres naturales y sociales se estiman con un impacto lacerante. De acuerdo con Zamora (2011) la pobreza extrema se acentúa entre 25% de la población nacional que habita en zonas con menos de 2,500 habitantes, zonas rurales donde los procesos sociales se conciben desde el trabajo diario con la tierra, desde las fiestas y tradiciones que se marcan con los calendarios, desde las lenguas indígenas de quienes habitan los territorios rurales.
Por otro lado, desde hace tiempo se asegura que la arquitectura se encuentra en crisis. Ésta revela la ruptura que se ha producido entre ciertos ideales que los arquitectos pretenden lograr y la realidad de su práctica diaria, crisis manifestada sobre todo, en la enseñanza. Una confusión que privilegia el aspecto estético de la arquitectura, por encima de sus características sociales, utilitarias y técnico-constructivas; y que privilegia la atención a los aspectos formales de las obras, desatendiendo sus aspectos constructivos, ambientales y la supervisión y control de la construcción. Eso ha causado que en la enseñanza no se tenga un proceso explícito para preparar al alumno para la realidad de la práctica profesional y que –en mucho de los casos- sólo se privilegie el desarrollo de proyectos, sin relacionarlos con aspectos ambientales, constructivos, sociales y técnicos.
En este tema Antonio Toca (2013) afirma que la causa de esta crisis se debe, entre otras razones, a la grave separación entre los ideales “estéticos” que se pretenden lograr y la difícil realidad social en la que se realiza la práctica profesional en los países pobres como el nuestro. Una práctica que muestra un decreciente nivel en los honorarios, un gran número de desempleados, subempleados, una fuerte competencia para ofertar servicios, un irracional aumento de profesionistas y estudiantes con un perfil en gran medida obsoleto y desgastado, y una generalizada sensación en el gremio de impotencia y frustración ante la degradación de la profesión; que dista mucho de la idealizada visión de muchas de las actuales escuelas de arquitectura.
Ante las descritas crisis, está emergiendo una nueva oleada de arquitectos preocupados por la sociedad y el medio ambiente en México, los discursos de la sustentabilidad, la permacultura, la educación ambiental, la participación comunitaria, calidad de vida, el desarrollo comunitario, van coincidiendo e interactuando a través de la dinámica interdisciplinar, produciendo necesidades nuevas y requiriendo un nuevo perfil de Arquitecto. Un arquitecto con nuevas habilidades sumadas a las ya existentes.
México cuenta con antecedentes en el tema, en los años 20, después de la Revolución Mexicana y como resultado de un "sentimiento nacionalista" que surgió debido a dicho movimiento, arquitectos como José Villagrán Garcia, Enrique Yañez, Juan Legarreta, Alvaro Aburto y Juan O’ Gorman comenzaron a tomar en cuenta necesidades de la nueva clase media (u obrera) del país.
Es entonces que comienzan a considerarse proyectos sociales que tienen que ver con edificios públicos, viviendas colectivas, cooperativas, escuelas, hospitales; todos estos respondiendo a una necesidad de arquitectura incluyente, que pudiera ofrecer calidad constructiva, estética, funcional, pero sobre todo calidad de vida.
Actualmente en la mayoría de los despachos de arquitectura existe un simil con lo que se vivía en el Porfiriato, tratando de sobresalir en las revistas con construcciones que se antojan hasta imposibles, intentando recrear Dubai en Santa Fe, de poner los materiales más innovadores en los renders y recorridos virtuales, dejando con esto la arquitectura al alcance solo de unos pocos que pueden pagarla. Dejamos fuera a millones de mexicanos del México que no nos gusta ver, el México rural, abandonado y marginado, el México que nos avergüenza e incómoda, por causa del sentimiento colectivo de culpa que cargamos por nuestro papel pasivo en su crisis.
En este contexto se abre una puerta de oportunidad para un nuevo perfil de arquitecto, un arquitecto, investigador, diseñador, docente, constructor, y a su vez gestor del desarrollo comunitario, facilitador de la educación ambiental y promotor de la permacultura y la diversidad cultural. Un Arquitecto transdiciplinar, holístico en su conocimiento pero sobretodo que tenga herramientas para aprender de forma humilde de los conocimientos empíricos, dando respeto y valor al conocimiento ancestral, reconociéndolo y utilizándolo de forma científica hacia la sustentabilidad. Sumando a su quehacer a otras disciplinas y atendiendo problemáticas ambientales desde su raíz, colaborando en la comprensión del entorno y empoderando comunidades hacia su desarrollo.
PROBLEMÁTICA
En la actualidad en México, se pueden observar problemas diversos atendidos en este manifiesto entre ellos: los atribuidos a la masificación de la profesión del arquitecto; los relacionados con la situación del abandono del campo y los saberes tradicionales de sus construcciones vernáculas; los problemas ambientales, y otros de índole diverso aquí expuestos:
De acuerdo a la Secretaria de Educación Pública (SEP 2010), las carreras Arquitectura y Urbanismo están dentro de las 16 carreras con exceso de egresados, lo cual provoca una sobre oferta y por consecuencia desempleo, subempleo, salarios bajos y difíciles de obtener.
Estas carreras se encuentran saturadas y se registran un gran número de egresados por cada puesto de trabajo. El laboratorio laboral 2011 reporta que 8 arquitectos de cada 10 están en el desempleo o subempleo, y que los empleados tienen salarios de entre 2,000 a 7,500 por mes.
También se registra que en las principales universidades públicas y privadas la mayoría de los catedráticos están laborando con contratos semestrales por horas, concursando materias semestre tras semestre, sin un tiempo completo o contrato laboral definitivo.
El perfil de egresado es insuficiente para ser insertado en la dinámica laboral actual, ya que, en las últimas tres décadas el número de personas de la clase social alta de este país, que demanda de un arquitecto ha disminuido del 10% al 1%, y el número de arquitectos ha aumentado en el mismo periodo más de treinta veces, para la clase media sucede un fenómeno diferente, ya que su poder adquisitivo le permite acceder a una vivienda media que es ofertada por grandes constructoras quienes atienden el 92% del total de la vivienda.
Por otro lado, aumenta cada día la cantidad de aspirantes que quedan sin acceso a la carrera de Arquitectura de las principales universidades de nuestro País, siendo un fenómeno generalizado que beneficia a las instituciones privadas.
Al mismo tiempo, existe una perdida en el conjunto de saberes del conocimiento empírico de las construcciones vernáculas en el ámbito rural. En este sentido, la sustitución de procesos constructivos tradicionales por otros industrializados en la autoconstrucción ha mermado el capital cultural de la diversidad.
Por otro lado, a finales del siglo pasado los arquitectos incorporaron el discurso ambientalista a su quehacer, debido a la problemática ambiental y la necesidad de incluir alternativas sustentables en la arquitectura, la desertificación, el cambio climático, la aparición de hipertóxicos, la perdida de la biodiversidad, la distancia entre ricos y pobres, y el elevado costo de los energéticos son algunas de las evidencias de la crisis civilizatoria que nos aqueja. No obstante, los adelantos en la materia, aún es necesario que los conceptos sean aplicados en la arquitectura.
Otro problema identificado tiene que ver con la enseñanza de la arquitectura. En la actualidad y por diversas razones durante la licenciatura se presenta poco contacto con la práctica profesional de la construcción, a pesar de los esfuerzos loables en los talleres y laboratorios el estudiante de arquitectura tiene poco ejercicio práctico: con el uso, innovación y manipulación de los materiales de construcción; con el comportamiento de estos de manera física y no tan solo matemática. Además, el sentido común y los saberes empíricos transmitidos por la experiencia y contacto con las obras en proceso de construcción quedan lejos del programa de materias académicas y se dejan a la experiencia pos titulación.
Otra carencia del arquitecto bajo el modelo de enseñanza predominante es la poca capacidad de trabajar de forma colaborativa, es en esta materia que se necesita adquirir habilidades para el trabajo interdisciplinar, multidisciplinar, metadisciplinar -además de las propias de la disciplina-, sobre todo en la comprensión del medio ambiente en sus dimensiones: cultural, económico, social, institucional y físico, lo anterior le permitiría dar soluciones más puntuales a problemas específicos.
Por ultimo, coincidimos en la problemática que ha ocasionado el guiar el quehacer del arquitecto bajo una visión de un modelo tecnocrático dando respuesta a una elite del status quo meramente consumista, neoliberal y urbana. Dejando a un lado las necesidades de los más desprotegidos del sistema económico dominante. Es para ello necesario, buscar un modelo incluyente, asequible, democrático, autosuficiente, que dé respuesta tanto a los grupos marginados de nuestro País, como a los demás grupos de nuestra sociedad.
Oportunidades de incursión y reflexión
La pobreza no es una consecuencia simple del modelo económico, el modelo neolibreal necesita de la pobreza y la explotación para poder tener los crecimientos esperados y constantes.
Vale la pena revisar los casos en los que comunidades rurales han y están resistiendo la evacuación o compara de sus tierras a los esfuerzos del gran capital reforzado por la fuerza del estado para el despojo en pos de "desarrollo nacional" (resorts, infraestructura, desarrollo masivo agroindustrial).
El arquitecto de la antigüedad no estaba entrenado para ningún tema de acción de territorio, ni de esquemas participativos, tenía un conocimiento técnico de materiales pero no estaba dentro de la disciplina el desarrollo de vivienda (eso fue creciendo conforme se fue necesitando en las posguerras y conforme el mercado se fue reduciendo a la oferta de profesionistas).
Es fundamental hablar del empoderamiento de las personas hacia la autoconstrucción por dos factores: 1) regresar la capacidad de autogestión a las personas, sobre todo a las más desprovistas de recursos monetarios 2) La escala de la problemática de la Habitabilidad Básica nos rebasa como gremio 3) Para generar mejor arquitectura necesitamos de una sociedad que comprenda los valores básicos de esta, de esa manera puede exigir mejores espacios.
Sobre el autoempleo y la sustentabilidad económica de estos proyectos: se tiene un tema complejo porque se cuenta con una forma de medir solo con capital monetario la supervivencia de estos sistemas, que en realidad son híbridos y tienen factores humanos no medibles que les permiten existir. Habrá que saber un poco más de la naturaleza que empuja a proyectos comunitarios a suceder y ser exitosos.
Sin embargo, hay un cambio muy importante cuando se habla de Habitabilidad básica y es que el derecho a la vivienda es un derecho humano. Entonces el estado que firma los convenios internacionales está obligado a atender lo como un derecho, no como una posibilidad de acceso. Es decir: tener una vivienda digna no debería dejarse al trabajo de las personas hacía poder conseguir una vivienda en el mercado. Esto trae consigo asuntos de tenencia, acceso a servicios etc.
La conservación de centros rurales permite además que persistan las particularidades territoriales que incentivas después a nuevas formas económicas, muchas del turismo, por ejemplo, pero podemos observar que en Europa la tendencia está revirtiéndose, dónde más personas están migrando fuera de centros urbanos para ir a comunidades de menos de 10,000 habitantes. Esta tendencia (y la libertad tecnológica que la ha permitido) nos puede dar una idea de la importancia a largo plazo que supondría mantener y fomentar la recuperación de espacios rurales o periurbanos.
El consumo ha cambiado también y se puede estudiar mecánicas de consumo responsable que buscar las particularidades del conocimiento campesino y orgánico para generar productos, procesos y lugares deseables.
Las técnicas vernáculas y sus sistemas constructivos pueden ser usados en todos los contextos, no deben constreñirse al campo solamente. Estas técnicas nos permiten hacer todos los elementos constructivos que se pueden necesitar en cualquier momento histórico de una sociedad, lo único que necesitaría cambiar y/o adecuarse es el programa arquitectónico. (en Yemen existen edificios de 16 pisos de altura).
Con esperanza se ve que desde "abajo y adentro": se observa como el fenómeno social en el país es que las comunidades dejaron de esperar el "trickle down" del desarrollo y las soluciones de sus comunidades ya no están saliendo de las clases privilegiadas y con educación. Las personas desde la "base de la pirámide" están tomando acciones mientras que se sigue hablando de implementar sistemas para llevar el desarrollo a la "base". La necesidad es la Acción en Tiempo Real.
La Sustentabilidad pasiva ha mostrado que la necesidad de sistemas con consumo de energía no son necesarios, este se puede implementar junto con el diseño (y belleza) para que puedan satisfacer muchas más necesidades que las microclimáticas.
Es importante que las mismas técnicas que nos permiten taclear la pobreza se utilicen en espacios de lujo y otros arquetipos, debemos cruzar esas fronteras para quitar la carga de preconcepción de que las construcciones de tierra son para pobres.
Se habla siempre de la vernacularidad como una atadura al pasado y solamente al pasado. Las técnicas vernáculas siguen vivas y evolucionan, aceptan nuevas formas y sistemas que logran adecuarse a los tiempos, el paisaje "perdido" es importante pero también la adopción y evolución de estas y su manifestación. La liga al pasado debe ser una de continuidad histórica y crecimiento de bagaje histórico y social.
El diseño participativo, la cooperación y la sustentabilidad No debe ser exclusiva a comunidades marginadas, debe buscarse como un valor social sin fronteras para diluir su carga social y de esta manera se más fácil su implementación y aceptación en esquemas de pobreza.
DECLARACIÓN DE CONVICCIONES
Durante las convergencias anteriores se buscó generar una currícula que forme a un arquitecto con mayor posibilidad de insertarse en la dinámica económica, con más oportunidades de ejercer un papel social proactivo y un profesionista con habilidades colaborativas y capacidades de facilitador del desarrollo comunitario.
Por eso, se piensa que un Arquitecto para el Desarrollo Comunitario ADC debe ser un profesionista que amplíe y expanda sus capacidades colaborativas, lleve en su plan de estudio en forma transversal los conceptos del eco desarrollo, permacultura, educación ambiental, seguridad humana, calidad de vida, sustentabilidad, gestión ambiental, participación comunitaria, gobernanza, habitabilidad, conozca y use desde sus primeros semestres la investigación acción, utilice, innove y experimente con eco tecnologías, adquiera y perfeccione habilidades para la gestión de recursos ante instituciones, fundaciones u organismos (nacionales e internacionales) durante y posterior a su formación profesional, además de las habilidades tradicionales de diseño y construcción, dinamizando un nuevo paradigma de un arquitecto con su vista más allá de su campo disciplinar.
Nuestro desafío como Arquitectos para el Desarrollo Comunitario es adaptarnos a esta realidad que emerge de manera exponencial. Generando un movimiento que se multiplique en un gran número de comunidades, para inspirar a más personas a que sean pilares en sus comunidades, pueblos y ciudades. Animándonos a invitar, motivar y contagiar, el desarrollo y la toma de decisiones de manera local, acompañar el proceso y renovar el entusiasmo, intercambiar inquietudes y acercar soluciones que faciliten un estilo de vida democrático, asequible, culturalmente diverso, donde el conocimiento empírico es trasmitido en el seno de las comunidades y utilizado en los proyectos de desarrollo.
Es por eso que previo al 1er Congreso de Internacional de Vivienda tradicional: transformando comunidades para el desarrollo local en la Ciudad de San Luis Potosí y durante el evento, dedicaremos tiempo y herramientas tecnológicas para que el mensaje llegue, no solo a quienes ya están convencidos, sino también más allá. Valorando las pequeñas acciones que generan las condiciones para que el desarrollo comunitario se replique de manera continua.
Es nuestro deseo desde ahora que 1er Congreso de Internacional de Vivienda tradicional: transformando comunidades para el desarrollo local (Diciembre 2015), abrace las éticas y principios que aquí nos une, y permita replicarse en otros foros y eventos que den madurez a las ideas y principios aquí expuestos.
Por lo tanto se propone el siguiente ideario esencial para la integración de arquitectura y el desarrollo comunitario:
PRINCIPIOS CENTRALES
El Arquitecto en la antigüedad contaba con una diversidad del conocimiento que le permitía visualizar y entender las variables necesarias para proponer una solución a un territorio, ciudad o vivienda, además de ser un experimentado hacedor de sus construcciones, conociendo los materiales y su comportamiento. En la actualidad el arquitecto ha cedido su campo de operación, a nuevas disciplinas: la ingeniería, el diseño de interiores, la edificación, el diseño industrial y gráfico, el urbanismo, el paisajismo; de tal manera que hoy se especializa “en pocas cosas y en nada que es lo mismo”. Sumado a la masificación de la profesión tenemos un problema que nos lleva a proponer principios centrales de un nuevo perfil de arquitecto, el complemento del perfil predominante de las actuales escuelas de arquitectura, pero además un profesionista que se auto emplee y tenga una alta responsabilidad social sobre todo en el trabajo hacia las comunidades rurales, para lo anterior se reconocen los siguiente principios centrales:
Debemos:
PRINCIPIOS PARA EL DESARROLLO COMUNITARIO
PRINCIPIOS DE DISEÑO
PRINCIPIOS DE EDUCACIÓN
PRINCIPIOS Y PUNTO DE ENCUENTRO CON LA PERMACULTURA
PRINCIPIOS DE ACCIÓN
ACCION 1
Firma del manifiesto
ACCION 2
Diseñar un perfil de egresado acorde a los principios planteados
ACCIÓN 3
Formar y consolidar un Cuerpo Académico Interinstitucional “Arquitectura, Sustentabilidad y Desarrollo Comunitario”, donde se formen los espacios de generación y divulgación de conocimiento, se gestionen recursos económicos y humanos para la implementación de proyectos de investigación y se establezcan redes y convenios para la transmisión de los resultados.
ACCIÓN 4
Editar una revista especializada que permita a los alumnos, profesores, investigadores y simpatizantes, publicar, compartir sus hallazgos y fortalecer redes de conocimiento especializado.
ACCIÓN 5
Organizar congresos (internacionales, nacionales), foros, seminarios, cursos, diplomados, que permitan difundir e intercambiar ideas sobre el papel del Arquitecto en el Desarrollo Comunitario.
ACCIÓN 6
Vincular los trabajos de Tesis, con proyectos de investigación acción, gestionar recursos ante instituciones de fondeo, concursar para obtención de recursos institucionales, proponer proyectos de desarrollo comunitario.
ACCIÓN 7
Formar una Fundación Facilitadora del Desarrollo Comunitario A.C., que permita recibir y administrar recursos públicos y privados, que fomente la educación, la investigación acción y el desarrollo comunitario.
ACCIÓN 8
Esta acción puede tener dos vertientes, una es la que se desprende de conseguir recursos y gestionar estos en pro de la construcción de una escuela que titule a un arquitecto para el desarrollo comunitario y se visualice a futuro como una Universidad Pública para el Desarrollo Comunitario.
Y la segunda vertiente se desprende de incorporar, vender, o promover el proyecto del nuevo perfil de egresado a una Universidad pública o privada ya establecida.
Reconocemos que:
La vivienda tradicional es vigente en el campo mexicano. A pesar de sus condiciones precarias y de la falta de políticas gubernamentales que la apoyen. La vivienda tradicional es auto-construida y rescata los saberes ancestrales y la relación con su medio ambiente. Producen habitabilidad de los sectores más desprotegidos de la economía de nuestro país. Resguarda los recursos naturales, culturales y permite la autosuficiencia, independencia, autonomía, asequibilidad y equidad.
La vivienda tradicional mantiene vivo el legado de las y los antiguos pobladores. Esta diversidad cultural es parte del patrimonio cultural de México, que subsiste gracias a las pequeñas comunidades que siguen perpetuándola, es amenazada por las políticas de desarrollo mal aplicadas y el empeño por uniformar y urbanizar el campo mexicano.
La vivienda tradicional ha permanecido vigente por centenares de años, por su alto componente de sustentabilidad, el cual, es un saber que nos permite construir conocimiento nuevo e innovar en él.
La diversidad cultural de la vivienda tradicional es indispensable para el fomento de la sustentabilidad cultural, su principal virtud, hace de ésta, única en su contexto, apropiando a sus usuarios con los productos arquitectónicos.
La producción campesina de la vivienda tradicional es la base del reconocimiento al paisaje arquitectónico como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Fue reconocida por la UNESCO en 1999 a través de ICOMOS por ser “El Patrimonio Tradicional o Vernáculo construido la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y al mismo tiempo, la expresión de la diversidad cultural del mundo”.
Estos datos demuestran que la vivienda tradicional es un sujeto indispensable para el desarrollo del campo y para garantizar la habitabilidad, la autonomía, autosuficiencia e independencia del hábitat de las comunidades.
Sin embargo, la vivienda tradicional ha sido despreciada en las décadas recientes. A partir de 1982, cuando se abandonó al pequeño productor, la economía rural se ha estancado y no crece más del 2% anual, no hay empleos, se dispara la pobreza y la migración. México se transforma en un país que abandona a su campo y pone en riesgo la seguridad alimentaria.
A los campesinos se les ha creado una imagen injusta como “expresión del pasado”, “ancla para el desarrollo” o “pobres”, “improductivos e ineficientes, que depredan los recursos naturales, con procedimientos ineficientes, para generar productos de baja calidad”. Lo anterior se refleja en la vivienda tradicional, expresión que produce en las nuevas generaciones un símbolo de atraso y pobreza.
Por todo lo anterior, es vital para nuestro país valorar y apoyar a las comunidades, sus medios y modos de vida, producción y cultura, incluyendo en ello a la vivienda tradicional. Para ello, es necesario mantener la propiedad social de la tierra y el agua como base de la producción campesina de alimentos, y como bienes básicos para la reproducción social y la plena realización de los derechos a la vivienda digna, alimentación, al agua y a la vida.
Hoy es indispensable revalorar y fomentar el potencial de la vivienda tradicional, sus técnicas y materiales constructivos, así como hacer plenamente justos, progresivos y eficientes los programas dirigidos a este sector, al igual que los apoyos técnicos y económicos, ya que mejorar sus condiciones productivas redunda en beneficios para toda la sociedad.
La arquitectura y el diseño del paisaje debe concebirse como una proyección en todas las escalas del territorio, en la “búsqueda del paisaje perdido”: El paisaje como memoria social, resguardo de la identidad y la diversidad. Ese paisaje, en cada caso, es el lugar definido como cuna de visiones en un lenguaje de códigos abiertos, donde “el lugar inspira la técnica”. Desde el paisaje valoramos la naturaleza y la cultura de lo local, en una modernidad apropiada, nuevo futuro de la modernidad.