1.5 Importancia social
Generalmente, el sistema financiero de un país está  compuesto por el sistema bancario y por las instituciones financieras no  bancarias. Asimismo, dentro del sistema existen otras instituciones como las  compañías de seguros, los fondos mutuales y de pensiones, asociaciones de  ahorro y préstamo, cajas de ahorro y los fondos de mercado de dinero. En  algunos casos el desequilibrio entre oferta y demanda de fondos provoca el  surgimiento de un sector financiero informal, que realiza actividades de  similar importancia.
  El sistema financiero cumple la misión fundamental en una  economía de mercado, de captar el excedente de los ahorradores (unidades de  gasto con superávit) y canalizarlo hacia los prestatarios públicos o privados  (unidades de gasto con déficit). (Kaufman, 2004)
  Esta misión resulta fundamental por dos razones: la primera  es la no coincidencia, en general, de ahorradores e inversores, esto es, las unidades  que tienen déficit son distintas de las que tienen superávit; la segunda es que  los deseos de los ahorradores tampoco coinciden, en general, con los delos  inversores respecto al grado de liquidez, seguridad y rentabilidad de los activos  emitidos por estos últimos, por lo que los intermediarios han de llevar a cabo una  labor de transformación de activos, para hacerlos más aptos a los deseos de los  ahorradores. (Domínguez,  2013)
  El sistema financiero tiene una importancia social es decir  un flujo de información veraz y suministrada oportunamente, es otro de los  elementos básicos para dar debida protección al público, así como propiciar la  competencia entre las diversas entidades financieras. Por ello, la información  es de primordial importancia desde diversos puntos de vista: 1) representa un  elemento de juicio para que el público pueda tomar mejor sus decisiones; 2) es  un instrumento indispensable para que los entes encargados de la regulación y  supervisión puedan apreciar la situación y el desenvolvimiento de las instituciones  financieras; y, 3) exige a cada una de las entidades financieras suministrar  información que sirve de base a las demás para formarse un criterio sobre su  condición actual y expectativas futuras.
  Cuando las tasas de interés activas son elevadas aumenta el  riesgo y disminuyen las posibilidades de pago, lo que perjudica al sistema productivo  con la disminución del intercambio comercial y la recaudación fiscal; aumenta  el desempleo, incrementa la pobreza, incrementa el gasto público y se genera  déficit presupuestario, es decir los recursos del Estado son insuficientes y no  alcanzan a cubrir sus funciones básicas como: educación, salud, seguridad y  justicia.
  Cuando los deudores del sistema bancario tienen  dificultades para cumplir sus obligaciones de pago, comprimen su capacidad de  consumo, por lo que se reduce la capacidad de producción, con fuertes  repercusiones en los derechos individuales y de las familias.
  Las tasas de interés activas bajas nos benefician porque  los agentes económicos tienen mayores incentivos para endeudarse a bajo costo y  utilizar el dinero en consumo o en inversión, dinamizando la producción y  generando crecimiento.
  Las tasas de interés activas bajas en un ambiente  macroeconómico estable promueven la inversión real, gracias a esta inversión se  multiplica la producción y el empleo.
  Mayor empleo reduce la pobreza y mejora la calidad de vida  de los ecuatorianos, porque se satisfacen las necesidades básicas de las  familias y al mismo tiempo el Estado tiene mayores posibilidades de atender los  problemas sociales debido a los ingresos que recibe por el aumento de la recaudación  tributaria.