EL CAMBIO TÉCNICO Y LA INNOVACIÓN: UNA APROXIMACIÓN PARA SECTOR MANUFACTURERO COLOMBIANO 1990-2010

EL CAMBIO TÉCNICO Y LA INNOVACIÓN: UNA APROXIMACIÓN PARA SECTOR MANUFACTURERO COLOMBIANO 1990-2010

Julio Cesar Caro Moreno
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

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CAPITULO II

CAMBIO TECNICO EN SECTOR INDUSTRIAL: HECHOS ESTILIZADOS EN COLOMBIA 1990- 2010

La industria es una actividad económica y técnica que se desarrolla para obtener, transformar o transportar uno o varios productos naturales1 , siendo la manufactura 2 la forma más elemental de la industria, la cual hace referencia a transformar la materia prima en un producto de utilidad concreta, y casi todo lo que se manufactura se elabora en grandes fábricas (Duque, 2010). En ese sentido la industria manufacturera por estar estrechamente ligada al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la ingeniería es un sector económico propenso a crear, experimentar y fomentar dinámicas de aprendizaje y difusión del conocimiento. De esta forma, esas nuevas visiones sobre la forma cómo se desarrollan las economías revive la importancia que tiene esta rama económica en el progreso de las naciones (Durán, 2009).

De acuerdo a los planteamientos teóricos anteriores, es claro que el vínculo entre cambio tecnológico y el sector manufacturero como fuente de crecimiento económico, en  países en vías de desarrollo, se debe trazar desde las tendencias estructurales   y  la dinámica industrial que se fundamenta en el conocimiento y la innovación3 como  fuentes de impacto, que dan origen a verdaderos procesos de crecimiento endógeno 4.

Cambio estructural y crecimiento económico

El cambio estructural es un proceso que consiste en una variación de las técnicas de producción aplicadas, esto es la aplicación de la ciencia con el fin de obtener nuevos procesos productivos que reducen costos e incrementan la productividad o con el propósito de la creación de nuevos productos. El crecimiento económico de un país está basado en el aumento en su producción, ya que la relación entre el producto y los medios requeridos para obtenerlo, determina la eficiencia con que los recursos son utilizados dentro de un proceso productivo.

El Crecimiento económico a partir del sector industrial: lo sintetiza Ortiz (2009) que logra identificar dos etapas: la primera de 1932 a 1979, en donde el país experimenta un proceso de industrialización el cual jalonó el crecimiento económico. La segunda, a partir de 1980, se da un proceso de desindustrialización acompañado de una desaceleración económica, explicada por la baja transformación industrial, la baja inversión pública y la pérdida de autonomía tecnológica.

La dinámica entre la tasa de crecimiento del PIB e industrial es directa, pero se identifica una mayor oscilación en el crecimiento industrial que en el PIB (principalmente en los periodos de recesión);  Así mismo, se evidencian tres ciclos económicos de recesión industria (91, 98-99, 09) y uno del PIB (99), mientras que de auge se presentan dos largos periodos en el crecimiento industrial y del PIB (92-97, 00-08), siendo el industrial generalmente superior.

En la primera década (90-00) la dinámica de crecimiento se explica entre otros, por los siguientes factores: la apertura económica, el aumento del gasto total financiado por deuda, la liberalización cambiaria y  financiera, así como el exceso de entrada de capitales y el colapso del sector financiero nacional.

Ya en 1991 al inicio de la apertura económica 5, el sector industrial estaba  en su primera recesión, a partir de 1992 hasta 1996 se da un crecimiento económico e industrial, debido principalmente al aumento de la demanda interna (en bienes no durables) y el flujo de capitales, se da un alto nivel de endeudamiento, revaluación y por ende a un déficit en la cuenta corriente. Ya para el final de este ciclo en 1996 se da el inicio del periodo de recesión6 más profundo de la economía colombiana en los últimos años, cuyo principal detonante macroeconómico se da por la revaluación del peso colombiano y las altas tasas de interés real.

Como lo plantea el Banco De La Republica (2009). La economía colombiana en este periodo presento una serie de desequilibrios, resultado de malas decisiones macroeconómicas, volviendo vulnerable la economía a las coyunturas internas y externas. La imposibilidad de financiar un alto déficit de cuenta corriente, por suspensión del flujo de capitales en 1999, obligó a un ostensible ajuste de inversión y del consumo privado, que resultó en una aguda contracción de la demanda agregada.

Por su parte, el gasto público que había aumentado considerablemente en años anteriores a la crisis, dificultó llevar a cabo una política fiscal contracíclica. La propiedad raíz exhibía una clara burbuja y, adicionalmente, el sistema financiero se encontraba débil, escaso de capital, con bajas provisiones y enfrentado a grandes pérdidas debido a la crisis hipotecaria. En tales condiciones el choque externo que produjo la crisis asiática terminó por generar una contracción de 4.1% del PIB, una crisis financiera y un desempleo que superó el 20% de la Población Económicamente Activa. Finalmente el crecimiento promedio de la industria en la década fue de tan solo el 1.9 %. 

Para la segunda década (00-10) se identifica un crecimiento económico sin ninguna recesión económica, a diferencia del comportamiento industrial que como resultado de algunos factores internos presento un serio decrecimiento en promedio cada dos años y una profunda crisis al finalizar la década, llegando en el 2009 a decrecer a una tasa superiores al 7 %.

Al inicio de la década, como resultado de la crisis económica se da una serie de cambios en la política económica, que favorecieron la demanda interna y externa debido a la mejora que experimento los términos de intercambio, el aumento de las remesas de los migrantes colombianos, la gran liquidez del mercado financiero y las inversiones, llevando a tener un crecimiento económico de más del 7 % e industrial superior al 12% en el 2007. En síntesis, se puede plantear que existió una expansión económica e industrial del 2002 al 2007, ya que en promedio la economía creció en 5,4% y la industria 6,8%.

Como lo muestra el grafico, a partir del 2008, se da inicio a la crisis más aguda del sector manufacturero colombiano en las dos décadas de estudio, dando inicio a esta crisis, la disminución abrupta de la producción nacional e industrial, fue tan grave que, la economía creció un 2,5 % y el sector manufacturero decreció un 1,8%.

Dentro de los factores internos que llevaron a esta desaceleración y crisis están, las políticas monetarias contractivas para frenar el crecimiento del crédito, regular la demanda y controlar la inflación. Los factores externos más importantes se dan por conflictos políticos con países vecinos y por ende la disminución de la demanda externa principalmente de productos manufactureros.

Pero sin duda el factor más importante y que agudizo la desaceleración industrial del 2009,  fue la crisis financiera internacional, que contrajo la demanda de productos del sector manufacturero, sin olvidar que ya venía en un descenso  en su ritmo de crecimiento, después de seis años de auge, tanto así que llego a una alarmante tasa -7,9 % de decrecimiento, lo que evidencio un promedio de crecimiento del sector manufacturero  de tan solo  3% entre el 2006 y el 2010.

De forma general, el análisis anterior permite identificar varios hechos que caracterizaron el gran deterioro en el sector manufacturero, como una prematura apertura económica, una inadecuada política económica e industrial que dio como resultado desequilibrios profundos en la demanda, en sectores estratégicos como el financiero y de la construcción, un gran  agotamiento tecnológico del sector manufacturero y una alta vulnerabilidad a las crisis políticas y económicas externas.

Cambio estructural, condiciones productivas y tecnológicas

Una de los aportes del pensamiento estructuralista latinoamericano ha sido el de destacar, desde sus orígenes, el carácter heterogéneo y especializado de las economías latinoamericanas. El concepto de heterogeneidad estructural denota la existencia simultánea de actividades productivas con niveles muy desiguales de productividad y remuneraciones. Según este enfoque teórico, tal desigualdad estaba determinada por las diferencias tecnológicas existentes entre un grupo reducido de actividades productivas, cuyas prácticas se hallaban próximas a la frontera del conocimiento, y un grupo más numeroso de actividades, en que predominaban condiciones productivas y tecnológicas atrasadas, que empleaban en forma ineficiente los factores productivos.

La disminución del sector agropecuario en la participación del PIB que al iniciar los noventa era de más del 9% y con un crecimiento promedio del 2,7% y finaliza en 2010 con una participación inferior al 7% del PIB y un crecimiento promedio el 1,1%, siendo este sector el más vulnerable a la apertura y a crisis del 99.

El sector industrial que con la apertura se visionaba como motor fundamental del crecimiento económico mediante la modernización y reconversión tecnológica, adopción de nuevas prácticas productivas y de gestión industrial y la consolidación internacional dinámica y diversificada,  no cumplió su objetivo,  por el contrario se dio una menor participación y mayor desaceleración del sector en la economía, ya que en 1990 la participación era del más del 17% y en 2010 era inferior al 13%, con una tasa de crecimiento inferior al 3%.

Por el contrario el sector servicios aporta un mayor valor agregado a la producción con una participación cercana al 60% en el 1990, la cual se ha incrementado hasta el 65% de la producción, tomando el lugar que han dejado  los otros sectores y con el gran impulso de los subsectores transporte, construcción y servicios financieros. En síntesis en el periodo de estudio se puede observar a partir del modelo de apertura la agricultura y la industria manufacturera le cedieron participación en la generación de valor agregado al sector de los servicios; todo esto refleja un atraso productivo y técnico en la mayor parte de la estructura productiva en especial la manufacturera que ya no es un eslabón fundamental del crecimiento, en contravía al objetivo planteado de la apertura los años noventa.

Desde la apertura económica en 1990 se da un detrimento de la producción y la diversificación industrial, que se mide con la especialización de la industria manufacturera que evidencia un estancamiento en la generación de valor por  tipo de bienes, lo que muestra una baja diversificación en la estructura del sector y en especial de subsectores con necesidad de mayor tecnología y conocimiento.

El consumo no duradero mantiene una generación de valor agregada cercana al 30%, mientras que el consumo duradero ha perdido participación en la producción al pasar de más de un 20% a representar menos del 16%, a diferencia de la producción de bienes intermedios que han tenido una notable participación al incrementarse en cerca de un 10% en la generación de valor agregado y finalmente  los otros tipos de bienes como el de capital y transporte perdieron importancia en esta estructura productiva.

Al observar la composición de la estructura productiva, es evidente que, esta es más una industria básica y liviana, basada en recursos naturales con bajo valor agregado y baja productividad laboral lo que permite una mayor participación de las importaciones que lograron incidir en la demanda de estas industrias por razones de competitividad.

Autores como Safford (1965), Poveda (1979), Garay (1998), García (2005), Echavarría y Villamizar (2007), plantean que la industria es un sector que no crea su propia tecnología, sus actividades son de bajo valor agregado, el tamaño del sector depende directamente del crecimiento económico, por lo que en los últimos años es decreciente y por ende la industria ha dejado de ser un sector líder de la economía.

En esta tabla se muestra la participación promedio por cada cuatro años de los subsectores del sector manufacturero, identificando los que mayor importancia y dinámica aportan, clarificando que ha sido estable la participación en las dos últimas décadas. Se destaca la participación de alimentos como la más representativa con una participación cercana al 30%, seguida de químicos industriales y otros productos químicos, con una participación superior al 12%, con descenso continuo igual que textiles, confecciones; cuero y calzado, que empieza con una participación de 12,9 % y finaliza con un 7,3% esto como resultado de la competencia de las importaciones, el contrabando y la revaluación del tipo de cambio.

El sector más representativo y con mayor crecimiento en la participación es sin duda la refinería del petróleo y otros derivados del petróleo que aumenta en promedio del 7 %, a diferencia del resto de subsectores que han tenido un descenso en la participación de la producción manufacturera.

En la tabla 4,  se muestra la participación promedio por cada cuatro años de los subsectores del sector manufacturero en la utilización de la intensidad tecnológica en la producción, con el fin de identificar el nivel competitivo en la producción de bienes con uso, creación o adaptación de nuevas tecnologías y la generación de empleo y de productividad manufacturera de largo plazo. 

Es clara la baja tecnificación que ha experimentado el sector, ya que en lo referente a la producción con alta tecnología 7 se evidencia un leve incremento del 5% respecto al primer cuatreño, mostrando la baja reconversión tecnológica y la alta participación de industrias con baja tecnología y conocimiento, ya que la utilización de recursos naturales no generadora valor agregado y mano de obra no calificada, así mismo no existe diversificación en los bienes producidos para el mercado interno y externo.

En la Modernización y Tecnología del sector industrial Lall (1992), Landes (1998), Ortiz y Vásquez (2007), identifican a Colombia como un país altamente dependiente de la tecnología externa, en especial a partir de 1980, ya que renuncia a su autonomía tecnológica y crea un modelo con bajo desarrollo y creación de ciencia, lo que genera una desindustrialización y  desaceleración del PIB.

En las tablas 5, 6 y 7, se muestra los departamentos que más participan en promedios de cuatro años, en la producción nacional según el nivel de conocimiento. Se encontró que los departamentos con mayor crecimiento manufacturero son: Bogotá, Antioquia, y Valle del Cauca; debido a que las ciudades que integran estos departamentos presenta áreas metropolitanas y por lo generan el mayor valor agregado del país. Finalmente, los departamentos que más aportan al PIB nacional son aquellos que se dedican a la manufactura y a los servicios financieros como Cundinamarca, Antioquia, Bogotá, y Caldas.

Cambio estructural e inversión neta  industrial

La especialización sectorial, la producción y el consiguiente cambio estructural del país dan un impulso a la inversión interna. Luego, la inversión en nuevas generaciones de bienes de capital, junto con la acumulación de capacidades tecnológicas industriales, mejora el acceso de las mismas al mercado y, de este modo, se realimenta el proceso de causalidad acumulativa.

Las inversiones  pueden generar externalidades tecnológicas que incrementan la productividad de las empresas nacionales Haskel, Pereira y Slaughter, (2002). Sin embargo, como destacan Gorg y Strobl (2001), los resultados empíricos respecto de la presencia de externalidades tecnológicas en los países varían y dependen de sus capacidades de absorción de la inversión y el conocimiento. Pero si no existen esas capacidades internas de absorción de conocimientos, es probable que el país no desarrolle una estructura industrial, lo que genera heterogeneidad productiva.

Los gráficos 2 y 3 muestran la evolución de la inversión neta tanto en su tasa de crecimiento (comparada con el PIB industrial) como en su valor nominal (con promedio polinomio), el DANE  define que la Inversión neta es igual a las adquisiciones, más traslados de cuenta recibidas, sin ajustes del año, menos las ventas.

La inversión muestra que en la primera mitad de la década de los noventa existió  un auge inversor  en infraestructura y servicios con el fin de modernizar  su actividad productiva; posterior a 1996, se da un marcado descenso de la inversión lo que no ha sido suficiente para impulsar de manera importante la acumulación del stock de capital e iniciar procesos acelerados de modernización o reestructuración de la capacidad instalada por ende de la tasa de crecimiento del sector manufacturero, lo que es claro que genero la recesión (desindustrialización) más profunda en los últimos años.

A esto se suma que a finales de la década de los noventa e inicios de los 2000 se da una profunda crisis financiera que tuvo incidencia directa en el endeudamiento y la inversión del sector sumado a la mayor competencia de productos importados y la disminución de la fuerza laboral.  Lo que se evidencia es que la fuente del crecimiento del sector manufacturero ha estado sustentada principalmente en el jalonamiento de la demanda interna, mientras que la inversión ha sido marginal.

Cambio estructural y productividad

La productividad mide el desarrollo del trabajo humano en distintas circunstancias. En otro sentido, la  productividad mide la eficiencia con que se emplean en la producción los recursos en conjunto, incluyendo tanto el capital como la mano de obra. La productividad aparece como una comparación de un producto con uno o más factores; es decir, como una comparación de un producto con los servicios de uno o más de los recursos utilizados para la obtención  del mismo.

Existe consenso en cuanto a que la tasa de aumento de la productividad es clave para definir la tasa de crecimiento de largo plazo del producto de una cierta economía, Michl (1999). Más aún, la mayoría de los economistas tiende a concordar en que la fuerza motriz tras el aumento de la productividad es el aprendizaje tecnológico, la innovación y la difusión de tecnología hacia el conjunto del sistema económico. La importancia de estas asimetrías es tal que algunos autores las consideran como la gran línea divisoria entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo (Arocena y Sutz, 2003).

En Colombia la Productividad del sector industrial la  han estudiado autores como Villamil (2003), Iregui (2006), que Muestran que no hay modernización, ni ampliación de la capacidad instalada industrial, por el contrario se presenta un debilitamiento de la capacidad de crear nuevos puestos de trabajo y los que se crearon son  de mano de obra no calificada, aunque existe industrias altamente productivas que están ligadas a ciudades de gran tamaño.

Una de las variables estructurales de la dinámica industrial que más impacto tiene en la generación de productividad y por ende de crecimiento del sector es el comportamiento que ha tenido el empleo, en especial en las dos últimas décadas que evidencian una disminución importante como generador de valor y crecimiento.

Como lo muestra la gráfica 4, existe una correlación entre el crecimiento de la producción industrial y el empleo; es claro que en cada década existe un comportamiento de crecimiento al iniciar cada periodo y finaliza con tasas negativas, en la primera década cuando se da una expansión del sector industrial por la apertura económica y la reforma estructural (90-93) se evidencia también un buen comportamiento de la ocupación del sector industrial tanto que presenta la tasa más alta de crecimiento del empleo al llegar a 30% en el año 1992.

Posteriormente (94-99) se evidencia una disminución del crecimiento del producto y por ende del crecimiento de la utilización de mano de obra llegando en el año 1999 a ser inferior al 10%, la tasa más baja de todo el periodo de estudio. Este comportamiento negativo es el resultado de la recomposición que sufrió el sector en su estructura productiva por la tecnificación que género la competencia internacional y por ende la mayor demanda de empleo calificado y mayor tecnificación en el modelo de escala.

En la primera década del 2000 se evidencia una recuperación del crecimiento tanto de la producción como del empleo a unas tasas promedio de 3%, en el 2007 se da el mayor crecimiento de la producción y el empleo, ya al final se evidencia una tasa negativa de crecimiento de la producción y por ende del empleo, pero en este caso es menor el crecimiento mostrando que el sector mantiene los ocupados a pesar de la crisis económica.

En síntesis, el crecimiento de la ocupación en el sector industrial está ligado directamente al crecimiento de la producción, es claro que a partir de los cambios estructurales del 90 no se ha creado nuevos empleos por los bajos niveles de inversión y también se evidencia una recomposición del tipo de empleo y la creciente sub contratación para disminuir costos y mantener la productividad.

Como lo evidencia la tabla 8, la mayor concentración de empleo permanente del sector industrial en las dos últimas décadas se da en las de utilización de baja y media tecnología lo que muestra la poca tecnificación productiva del sector industrial. También es evidente que los niveles de participación no se han modificado  en el trascurso del tiempo lo cual va en contravía de la reforma que se le dio al sector en la apertura económica, en especial la ocupación en sectores de alta tecnología que no muestran gran avance.

Como se mencionaba la baja tecnificación del sector industrial se ve también reflejada en la participación del empleo por ramas, que muestra una escasa restructuración, por el contrario el comportamiento del empleo es constante al pasar del tiempo.

Es evidente que el mayor número de trabajadores se concentra en las ramas de alimentos y textiles los cuales son de bajo nivel de conocimiento tecnológico y generador de empleos con baja tecnificación. Al contrario las ramas de mayor tecnificación y con empleos más calificado son las que menos participan en la generación de ocupación, como la transformación de químicos, petróleo, plásticos, aparatos electrónicos y materiales de transporte.

La productividad que se presenta en la gráfica se halla a partir de la producción bruta y el valor agregado que genera el personal ocupado en el sector manufacturero de los años 1990 al 2010, la importancia de este grafico es que existe una asociación directa entre productividad, crecimiento y cambio tecnológico aportado por el factor trabajo en el proceso productivo manufacturero y se asocia a calidad del empleo como factor de eficiencia del recurso humano; este proceso no sólo abarca la innovación tecnológica en los procesos productivos, sino los procesos graduales de aprendizaje por ajuste de tecnologías en la producción.

En el grafico es evidente la disminución progresiva de la tasa de productividad desde 1994, año en que se evidencia un aporte de los ocupados permanentemente de más del 30% al producto manufacturero. Es claro que los años siguientes la productividad disminuye entre otros por los siguientes factores: la continua desindustrialización que se agudizo con la desprotección y la competencia externa; por el agotamiento industrial que no renovó su proceso tecnológico, investigativo e innovador; la escasa producción con altos niveles tecnológicos fruto de los monopolios y oligopolios existentes antes de la reforma estructural y por último es claro que  el factor trabajo no tiene el nivel de conocimiento que aporte a la productividad y al cambio técnico en el actual proceso de globalización.

El grafico 6, muestra el comportamiento de la productividad del factor trabajo, el número de ocupados y el valor agregado de la industria desde 1990 a 2010, la productividad es la forma de mostrar la eficiencia de los factores con los que cuenta una economía para explicar sus niveles de crecimiento económico en el largo plazo, del papel que desempeñan la innovación y el cambio tecnológico en la utilización de los factores de producción; así mismo, es claro que la innovación y el desarrollo tecnológico, medido por la productividad, el valor agregado y el número de empleos,  es el resultado de un mayor capital humano o conocimiento en el proceso de producción, que es lo que impulsa el crecimiento económico de largo plazo.

El grafico muestra que el proceso de acumulación del capital no ha seguido una tendencia constante de modernización y ampliación de la capacidad instalada lo que no ha permitido un progreso tecnológico, mientras el crecimiento de la producción presentó al inicio de la apertura un excelente desempeño, en los años 1998 y 1999 presenta el peor de los crecimientos registrados en los últimos cuarenta años, la acumulación del capital permaneció estable. Mientras, el crecimiento del factor trabajo no guarda una tendencia clara que pueda explicar el desempeño de la industria ya que su tendencia es decreciente.

En síntesis el grafico muestra que la productividad laboral no es solo resultado de la mejora técnica sino que también es resultado de la participación del factor trabajo, que muestra una disminución de los ocupados en la participación en el sector manufacturero lo que incide en el incremento del indicador de la productividad.

En el grafico 7, se evidencia la disminución del valor agregado como resultado del agotamiento tecnológico y la poca generación de nuevos  empleos del sector. Es claro que el nivel de crecimiento de la producción alcanzo en el 1995 un 24% y finaliza en el 2009 en un -2%, con el mismo comportamiento, el valor agregado que aumentaba en más del 35% al inicio de la década de los 90, finaliza en el 2009 en un nivel de cero crecimiento, siendo estos valores más críticos que los presentados en la crisis económica de 1999, que evidentemente si tuvo una repercusión directa en el nivel de crecimiento del empleo ya que este presentó un nivel más bajo, llegando al -12 % en contraste con un crecimiento del 30 % a inicios de la década.

Cambio estructural y sector externo

El cambio en la estructura productiva inducirá también la gradual transformación del patrón de inserción externa. Ya que la estructura productiva de Latinoamérica generaba una demanda de importaciones mucho más dinámica que el comportamiento de las exportaciones, dando lugar a una tendencia recurrente a la aparición de desequilibrios externos.

Como los plantea Cimoli (2005), la presencia creciente de la industria debería reflejarse también en un peso cada vez mayor de las manufacturas en las exportaciones de la economía en desarrollo y en una mayor elasticidad ingreso de sus exportaciones.

La liberalización comercial del sector industria colombiano es estudiada por Bonilla (1999) y  Fráncica (2008); que concluyen que  la economía colombiana se está desindustrializando, sin embargo, no es generalizado y ha dado lugar al surgimiento de una diferenciación entre sectores estáticos y dinámicos, los últimos potencialmente aptos para transitar hacia un proceso de inserción exitosa en el mercado doméstico e internacional.

En la gráfica 8, se evidencia la existencia de un déficit comercial en el sector manufacturero, que se ha profundizado al pasar del tiempo, explicado por, una mayor dinámica de crecimiento en las importaciones y unas exportaciones con bajo valor agregado y una revaluación de la moneda que profundizo la desventaja competitiva del sector a nivel externo.

Al observar la primera década es claro que el déficit más amplio se presentó en la crisis de 1999, pero que su comportamiento era estable, al pasar al segundo decenio es evidente la continua profundización del déficit  llegando a ser el más bajo del sector  en la historia reciente.

En el grafico 9, se identifica el mayor crecimiento de las importaciones respecto a las exportaciones, este incremento de la demanda interna se explica principalmente por la gran disponibilidad de crédito para el consumo, un alto gasto público, una revaluación e incorrecta política monetaria, que aumento el nivel de importaciones y déficit en la balanza comercial manufacturera.

Es evidente que existe una gran volatilidad en el crecimiento de las importaciones que se acentúa en la década de los noventa con crecimientos de más del 60% en el 93 y decrecimientos del 1% en 1999 y 2009, las mayores caídas en los últimos cuarenta años; Lo que explica la disminución del cambio técnico en la actividad productiva y su impacto en el mercado externo.

Por su parte las exportaciones manufactureras crecieron aceleradamente en la primera década exceptuando el año 92, mientras en la segunda década lo hicieron a una menor tasa y por debajo de las importaciones, destacando el año 1991 con un crecimiento mayor al 60% y el año 2000 con un incremento de 38%; lo que implica una disminución del cambio técnico en la actividad productiva con fines de expansión del sector en el mercado externo.

Es evidente que existe una marcada diferencia en el comportamiento de balanza comercial manufacturera y total en las dos décadas, existiendo claridad de la gran distancia que va tomando el sector manufacturero en el mercado internacional y el poco aporte que genera al comercio total de la economía.

El grafico muestra que tan solo en el periodo 98-00 se da una disminución del déficit, principalmente por la contracción de la demanda interna frente a la externa, pero que superada la crisis y avanzado el proceso de apertura se agudiza el saldo en la balanza comercial manufacturera llegando a ser deficitaria en más de 15.000 millones de pesos en el 2007.

Se puede plantear que la dinámica comercial de la industria manufacturera en el periodo de estudio se ha caracterizado por ser estructuralmente deficitaria como resultado del gran aumento de las importaciones a tasas superiores en relación con la baja capacidad competitiva y el crecimiento marginal presentado por las exportaciones en la gran mayoría de los sectores industriales.

El grafico 11, se muestra el comportamiento coeficiente de penetración de las importaciones (CPI) y del coeficiente de apertura de las exportaciones (CAE), El CAE se refiere a las exportaciones del sector manufacturero respecto a su producción total; y el CPI se refiere a las importaciones manufactureras respecto al consumo aparente, siendo este la producción total más las importaciones menos las exportaciones.

El CAE después de la apertura presento un leve crecimiento, por la fragilidad estructural de la misma industria manufacturera, la participación de la manufactura en el total de exportaciones ascendió a cerca de 53%. También, es de destacar que al final del periodo de estudio y  antes de la crisis económica mundial, el crecimiento de economías emergentes permitió una mayor demanda externa.

Después de la apertura, la participación de las importaciones dentro de la demanda aparente fue cada vez mayor, ya que empezando los noventa representaba alrededor del 20%, ya para finales del 2000 estuvo por encima  del 40%.

En síntesis, las importaciones tuvieron un crecimiento superior a las exportaciones, por lo cual es claro que desde 1990 para el sector manufacturero existe una mayor posibilidad de adquirir bienes a un menor precio que la posibilidad de vender en el mercado externo, por la marcada desindustrialización fruto de baja competitividad y las deficiencias tecnológicas.

1 Definición en http://es.thefreedictionary.com/industria, 2013.

2 Tipos de industria manufacturera: Tradicionales: producen bienes de consumo final: alimentos, pieles, calzados, vestidos, bebidas.  Intermedias: producen materias primas o componentes semielaborados para las demás industrias.  Mecánicas: producen bienes necesarios para la construcción o elaboración de otros bienes y servicios. Residuales: lo que no puede clasificarse en los grupos anteriores por ejemplo joyas, artes gráficas entre otras. 

3 Se entiende por innovación: i) introducción de productos y procesos novedosos;  ii) adaptación de los nuevos productos y procesos, iii) introducción de mejoras en el rendimiento de los procesos y/o refinamiento de las características del producto.

4  El crecimiento económico endógeno y sus postulados: la expansión del conocimiento y su difusión (Romer, 1986); la diversificación productiva (Romer, 1987, 1990; Aghion y Howitt, 1992; Grossman y Helpman, 199; Rodrik, 2007); el aprendizaje en la práctica (Arrow, 1962; Lucas, 1988, 1993); la provisión de bienes públicos productivos (Barro, 1990); la educación y la tecnología (Nelson y Phelps, 1966; Lucas, 1988); la productividad del sector productor de bienes de capital (Rebelo, 1991; Matsuyama, 1992; Ortiz, 2008); y la industrialización conjunta caracterizadas por rendimientos a escala (Murphy, Shleifer y Vishny, 1989).

5 Las reformas estructurales a lo largo de la década de los noventas comprendieron las siguientes políticas: liberalización de importaciones, liberalización del mercado cambiario y adopción del sistema de bandas, liberalización de la cuenta de capitales, independencia del Banco de la República, descentralización fiscal, administrativa y política, flexibilización laboral, reforma al sistema de seguridad social en pensiones y salud, sucesivas reformas tributarias, reforma al sistema educativo, y reducción del tamaño y redefinición de las funciones del Estado (Maldonado, 2010. Pág. 27).

6 En el final de la década se presento la crisis más profunda del siglo xx en Colombia ya que en 1999 la economía presento un decrecimiento del 4 % en promedio y el sector industrial no fue ajeno a esta crisis con un decrecimiento promedio del 3,8 % .

7 En este participan la industrias farmacéutica; fabricación de materiales electrónicos, aparatos de radio, televisión y telecomunicaciones; instrumentos médicos, de precisión y óptica; construcción de aeronáutica y aeroespacial, entre otras.