Conflagración Ecuménica

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Mario Turcios

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EL GRAN DRAGóN ESCARLATA

(ROMA PAGANA)

Apocalipsis 12:3

“También apareció otra señal en el cielo: He aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.” 1

Antes de entrar en detalles sobre las bestias que aparecen en la profecía con semejanzas peculiares a animales tales como la bestia que sube de la tierra con cuernos semejantes a los de un cordero y que hablaba como dragón, es necesario que analizar cuidadosamente cada una de las bestias que la preceden en su orden, poder y autoridad. Para comprender este mensaje hay que interpretar correctamente sus símbolos. ¿Que representan el dragón, la bestia y la imagen de la bestia de Apocalipsis 14? “Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero.” 2

Satanás tiene un representante en la tierra con el cual trabaja de la mano arduamente con el objetivo de desafiar a Dios y echar a perder sus planes divinos. “La ilación profética en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12 del Apocalipsis, con el dragón que trató de destruir a Cristo cuando nació. En dicho capítulo vemos que el dragón es Satanás (Apocalipsis 12:9); fue él quien indujo a Herodes a procurar la muerte del Salvador.” 3

Satanás concede a Roma la facultad y potestad de ejecutar en su nombre los planes macabros que convulsionarán al mundo. La contienda entre el bien y el mal continúa, mientras los discípulos de Jesús trabajan en su divina obra el enemigo realiza sus esmerados esfuerzos para detener la expansión del evangelio, tomando ventaja de cada aspecto y circunstancia que le favorezca a tal punto de destruir por completo su obra.

“El agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana, fue el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana. Así que si bien el dragón representa primero a Satanás, en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana.”4 Hagamos énfasis en la historia, pues no debemos omitir las pruebas fundamentales que demuestren el desarrollo del imperio romano en su carácter destructivo e implacable ante cualquier enemigo que pretendiese desafiarlo y su actitud hacia los cristianos que se oponían al credo romano pontificio en su momento. La crueldad con que juzgaba a sus insubordinados no tiene explicación al ojo humano, solo se le encuentra sentido a la luz de la Biblia, sobre la cual los fieles cristianos juraban por sus vidas la lealtad a un Dios viviente e inmortal.

Jesús, en su carácter omnisciente, puede ver el futuro y predice a sus discípulos las persecuciones que habrían de padecer por su palabra, amor a Dios y a su mensaje divino: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.” 5. Sin duda alguna, el testimonio de aquellos discípulos se escucharía en todo el mundo y el enemigo trataría de silenciar sus voces a través de la muerte, sin embargo muchas almas aceptarían el mensaje de las buenas nuevas y se unirían a la iglesia de Dios.

En sus inicios el pueblo de Dios sufrió la adversidad de los agentes de Satanás. Los reyes se empeñaron en extirpar por completo el cristianismo; pero los discípulos de Jesús no cedieron a las pretensiones del enemigo, la iglesia continúa creciendo, nunca faltaron hombres de valor y principios que se unieran a la causa de la construcción del templo aunque las amenazas y las sentencias dictadas y ejecutadas sobre sus vidas a causa de su lealtad a Dios fuese la muerte, la pluma inspirada expresa sobre la valentía de aquellos fieles que enfrentaron la muerte.

“Uno tras otro, los primeros edificadores cayeron a mano del enemigo: Esteban fue apedreado; Santiago, muerto por la espada; Pablo, decapitado; Pedro, crucificado; Juan, desterrado. A pesar de ello la iglesia crecía”. 6

En tiempos de paz y armonía muchos profesan ser cristianos. La presunción dista mucho de la práctica y convicción fruto de la conversión; sin embargo Dios conoce aquellos corazones fieles y dispuestos a aceptar y guardar su santa ley, lejos de la comprensión humana se vislumbra a los ojos espirituales el premio de la eternidad, ¡Cuán grande galardón nos espera! Bajo el imperio romano aquellos fieles cristianos sufrieron crueles persecuciones de parte de aquel implacable sistema imperial al servicio de Satanás.

De los tales se escribió: "Otros experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles; fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo, anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; perdidos Por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra." (Heb. 11:36-38). El enemigo de la justicia no escatimaba ningún esfuerzo para detener la obra encomendada a los edificadores del Señor. Los romanos se hundieron en una decadencia tan baja que su futuro se podía ver a miles de años y sus resultados funestos tendrían efectos seductores hasta los últimos días de la existencia de la humanidad, seres sedientos de sangre y crueldad adoptarían comportamientos que los traerían a la práctica en detrimento del mismo individuo sin precaución alguna, tales acciones y comportamientos nos traen a la mente una pregunta ¿Qué esperanza había para Roma cuando los corazones de sus hijos se hallaban íntegramente dados a la crueldad y a la opresión más brutal que se puede imaginar? Pero el Emperador Decio* ha resuelto restaurar en toda su plenitud la antigua religión de los romanos.” 7

Desde que estos cristianos han aparecido el imperio va en vertiginosa declinación. En vista de eso él se ha propuesto a aniquilarlos por completo. Son la mayor maldición, y como a tal se les tiene que tratar. 8

Hablamos de aquellos tiempos en los que Roma lanzó una feroz persecución en contra de los cristianos considerados a la vista de la religión pagana como una maldición, éstos cristianos se refugiaban en las catacumbas situadas bajo los cimientos sobre los cuales descansaban aquellos enormes edificios del imperio romano. Oscuros túneles que acariciaban las entrañas de Roma, servían de refugio a los fieles que en su interior encontraban seguridad y relativa libertad para reverenciar a Dios celebrando sus cultos.

Las catacumbas eran el único lugar donde los fieles cristianos podían escapar a la ira del emperador. Existía una ley que limitaba la entrada al ejército romano a aquellas enormes cavernas hasta cierto punto y para los inmóviles e inconscientes huéspedes significaba el único lugar de paz y tranquilidad, pues no eran más que un cementerio donde yacían los restos de muchos dignatarios espíritus de los cuales eran respetados y de ninguna manera debían ser profanados de acuerdo a la religión pagana que sustenta sus creencias en la inmortalidad del alma.

Cuantos profesos cristianos movidos por el fanatismo portan la Biblia en sus manos, exhiben un ejemplar ilustrado de las sagradas escrituras en sus casas, se jactan de vivir una vida en comunión y armonía con Dios; pero en sus corazones albergan ídolos que ciegan sus ojos y no pueden ver más allá de lo que constituye sus ambiciones mundanas. Construyen en sus corazones el altar donde moran sus dioses de la codicia, envidia, orgullo y prepotencia; estos presuntos cristianos se desmoronan a la hora de la prueba, sus argumentos concluyentes, debido a su interpretación errónea de las profecías dejan mucho que desear al mundo y nada que demostrar de sus vidas hipócritas ante los ojos de Dios. ¿Cuál es la promesa de que Dios nos hace si somos fieles a sus mandamientos y realizamos su obra con lealtad? “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”10 El profeta Isaías profetizó muchos años antes de que ésta predicción se cumpliese; sin embargo Dios nos habló a través del profeta, nos advierte y nos llama a hacer su voluntad, sus promesas son la recompensa a nuestra lealtad y obediencia a su santa ley, en ningún momento de nuestras vidas debemos impedir la obra de Dios, es verdad que somos pecadores y que al medirnos ante los mandamientos vemos nuestras impurezas, sintiéndonos indignos de hacer la voluntad de Dios, nos rehusamos a cumplir con nuestra obligación de llevar el mensaje y advertir al mundo de su desobediencia y las consecuencias de sus pecados, aun así, Dios nos asigna una misión de alto nivel espiritual haciendo el buen uso de nuestras facultades en armonía con el propósito divino.

Juan fue echado en una caldera de aceite hirviente; pero el Señor preservó la vida de su fiel siervo, así como protegió a los tres hebreos en el horno de fuego. Mientras se pronunciaban las palabras: “Así perezcan todos los que creen en ese engañador, Jesucristo de Nazaret, Juan declaró: Mi Maestro se sometió pacientemente a todo lo que hicieron Satanás y sus ángeles para humillarlo y torturarlo.”10

¿Cuál debe ser nuestra actitud hoy en día? Indudablemente esta prueba fue un desafío al carácter de Juan, Satanás intentaba eliminarlo quitándole la vida, pero antes debía poner a prueba su paciencia y lograr así su derrota agotando su paciencia y hacerle caer de igual manera como intentase hacer caer a Jesús al momento de la crucifixión.

Juan continuó diciendo que su maestro el cual es Jesucristo “Dio su vida para salvar al mundo. Me siento honrado de que se me permita sufrir por su causa. Soy un hombre débil y pecador. Solamente Cristo fue santo, inocente e inmaculado. No cometió pecado, ni fue hallado engaño en su boca.” 11

¿Cuántos cristianos hay, que se consideran perfectos e inmaculados a tal punto que actúan dictatorialmente, al extremo de juzgar a miembros de la Iglesia? éste podría ser un error fatal, de manera que impiden el propósito de Dios a favor de las almas descarriadas o próximas a formar parte del pueblo de Dios, muchas veces nos consideramos tan justos y autosuficientes que osamos por insultar a Dios, determinando reglas a nuestro criterio; ante los ojos inquisitivos de quienes se consideran salvos mediante su justificación propia, el siervo fiel Job pone a prueba sus presunciones: “Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro”. 12

Por decreto del emperador, el profeta Juan fue desterrado a la isla de Patmos, condenado “Por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.” “Sus enemigos pensaron que allí no se haría sentir más su influencia y que finalmente moriría de penurias y angustia.”13 Así Satanás trató de acallar la voz del mensajero de Dios en aquella isla, el gran dragón escarlata se hizo ver mediante aquel decreto de destierro confinando al profeta Juan a la soledad según lo veía el emperador, en su ignorancia no se dio cuenta que lo estaba enviando a gozar de la mejor compañía de Dios, Jesucristo y sus ángeles que le guardarían y le asistirían en su gran obra de conducir por el camino correcto a la iglesia de Dios en todo momento de la historia futura.

“Los gobernantes judíos estaban llenos de amargo odio contra Juan por su inmutable fidelidad a la causa de Cristo.” 14 Aún en los tiempos presentes no estamos exentos de recibir ataques de nuestros propios hermanos en la fe, así como en los días de Jesús y de los discípulos. Como el profeta Juan fuese odiado por su lealtad a Dios y a su mensaje, quienes trabajen en la obra del señor con tal esmero y convicción serán odiados y se les acusara de extremistas, radicales y fanáticos, a tal punto de ser humillados y expulsados de las iglesias, pero su grande amor por aquellas almas y su maestro, su paciencia se fortalecerá de tal manera que el carácter de Jesucristo se revelara mediante sus testimonios.