RESPONSABILIDAD E IMPACTO AMBIENTAL EN UN TERRITORIO DEL ALTIPLANO MEXICANO. Análisis ambiental, sociodemográfico y económico

RESPONSABILIDAD E IMPACTO AMBIENTAL EN UN TERRITORIO DEL ALTIPLANO MEXICANO. Análisis ambiental, sociodemográfico y económico

José Isabel Juan Pérez, María del Carmen Magallanes Méndez, Raúl Juárez Toledo, Alfredo Ángel Ramírez Carbajal, Jesús Gastón Gutiérrez Cedillo, José Gonzalo Pozas Cárdenas, Irma Eugenia García López, José Emilio Baró Suárez, Adolfo López Suárez Arturo Vilchis Onofre, José Luis Olvera García
Universidad Autónoma del Estado de México

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CAPITULO  I CONSIDERACIONES TEÓRICAS

La integración del Plan Municipal de Desarrollo Urbano contenida en este libro tiene sustento en algunos fundamentos teóricos relacionados con el concepto de límites, sustentabilidad, recursos comunes, desarrollo urbano sustentable  e impacto ambiental. La asociación entre este sustento teórico y la realidad existente en los patrones y procesos que ocurren en el territorio del Municipio de Calimaya, fue un elemento clave para proponer estrategias y políticas que coadyuven al mejoramiento de las condiciones ambientales, mitigar los impactos ocasionados por actividades humanas no sustentables, asignar usos al suelo de acuerdo a su potencialidad y fomentar el bienestar social.  Enseguida se expone de manera general  los fundamentos más significativos.

EL CONCEPTO DE LÍMITES EN EL ANÁLISIS SOCIO-ESPACIAL

Genéricamente, una limitación es cualquier restricción económica, física, social, biológica etc. Etimológicamente, la palabra significaba un camino que indica límites entre las parcelas (del Latín “limes”, plural “limites”). Con el tiempo, se hizo alusión al sendero sobre el cual las tropas debían marchar a territorio enemigo, por lo que, posteriormente, significó un camino militar fortificado con atalayas y fortalezas, de esta manera, el concepto adquirió el sentido actual de fronteras naturales o artificiales (Encyclopedia Britannica, 2013).  Cualquier límite puede ser considerado como un contenedor de entidades físicas y cognitivas, pero los bordes y la delimitación son necesarios en ambos casos, aunque pueden ser ampliamente discutidos, pues esto depende del observador y sus procesos mentales, así como de las propiedades físicas del objeto de estudio y de las unidades funcionales y espaciales, que son independientes de cualquier observación (Farina, 2010). Existe otro límite que es inherente al observador, que en ocasiones está fuera del rango de visualización, pero que debe ser detectado: el paisaje invisible, que se diferencia del paisaje visible en los procesos y el patrón de tiempo. En el paisaje visible, el sistema está delimitado por el observador y la coincidencia entre el proceso y el patrón observado, por ejemplo, cuando se observa un árbol y su sombra, es posible vincular inmediatamente el paisaje. Sin embargo, cuando se observa un grupo de árboles en un campo previamente abandonado, la observación está limitada por el patrón que crea la vegetación. El campo abandonado pertenece a un sistema socio-económico no observable en el paisaje analizado. La tierra abandonada no puede ser visualizada, pero sus efectos si, por lo que, sería un error explicar el paisaje únicamente en términos presentes (Farina, 2010).

En el contexto geográfico, los límites pueden ser 1) naturales: se establecen por  elementos notorios en la naturaleza, por ejemplo, ríos y montañas; y 2) artificiales: están determinados por líneas imaginarias (geodésicas) basadas en paralelos de latitud y meridianos de longitud. También pueden ser límites artificiales las carreteras, caminos vecinales, vías férreas, así como cualquier barrera construida que se interponga al libre tránsito humano (un cerco perimetral o vecinal).

El límite, en su concepción filosófica más profunda, marca la diferencia entre sistemas de vida y pensamiento, entre lo permitido y lo prohibido. Por otra parte, los límites culturales pueden tener un carácter dinámico y difuso, es decir, cruzan fronteras sin considerar la separación natural o artificial entre comunidades. Según Bourdieu (1998) la frontera es “una ilusión bien fundada”, porque existen antecedentes geográficos, culturales e históricos acerca de los límites (Anderson, 1996; Zacher, 1992).

Es común que una frontera cultural se refiera a un estado o comunidad específica  que es claramente identificable. Esta relación entre cultura y territorio ha sido ampliamente investigada en la antropología (Ewing, 1998; Lugo, 1997). Se asume que dos sociedades distintas permanecerán separadas entre sí,  y que existen límites culturales diferenciadores, por lo que, pueden identificarse culturas diferentes, que al  establecer contacto crearán un borde cultural, que podría permitir inclusión o exclusión (Chang, 1999).

Erickson (1997) menciona la base política de las fronteras o bordes, a diferencia de los límites: un límite cultural hace referencia a la presencia de diferencias culturales como características de todas las sociedades humanas, tradicionales o modernas. Un borde es una construcción social que tiene un origen político, por el cual se ejerce un poder, que el lado más poderoso construye para preservar sus privilegios y conocimiento cultural, así como para mantener y reproducir ese sistema (Albert, Jacobson y Lapid, 2000).

En el contexto jurídico o legal, el límite es cualquier restricción o barrera que no puede sobrepasarse sin recibir consecuencias negativas. Según Picazo (1982), existen cuatro tipos legales: 1) Naturales, 2) Múltiples, 3) Genéricos, y 4) Temporales. El primer tipo deriva del derecho natural y debe comprenderse en su configuración social y económica. El segundo tipo considera los límites que surgen de la colisión de derechos entre sujetos distintos. El tercer tipo se apoya en la moral y ética, sobre la base de la buena fe y la función económica o social para la cual ha sido concebida la ley o norma social. Finalmente, el cuarto tipo se refiere a los límites temporales, o aquellos que después de un determinado tiempo, se extinguen.