VIDA COTIDIANA, CULTURA Y POBLAMIENTO DEL CAMPUS CIUDAD UNIVERSITARIA DE LA UACJ 2010-2013

VIDA COTIDIANA, CULTURA Y POBLAMIENTO DEL CAMPUS CIUDAD UNIVERSITARIA DE LA UACJ 2010-2013

Alberto Díaz Mata (CV)
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

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VII. Habitabilidad y Cotidianidad en el Edificio “A”

El primer edificio inició operaciones a las afueras de una ciudad convulsionada por la violencia, sin cumplir  aun con las normas de habitabilidad y seguridad arquitectónica, que debe tener todo espacio educativo. Las prisas por otorgar un lugar de estudio a los demandantes,  llevaron a poblar este nuevo espacio universitario, en lo que parecía ser parte de la estrategia de no dejar a jóvenes con posibilidad de realizar estudios superiores, expuestos a la violencia o al reclutamiento por organizaciones criminales. Una vez concluida la obra, el edificio contaba con mejores condiciones de seguridad, confort y sustentabilidad (aislamiento sonoro, aislamiento térmico y sistemas para el  ahorro de energía y agua). Incluso en algunos aspectos este primer edificio es  ejemplar e inteligente ya que dispone de: sensores para controlar la iluminación, sistema de clima regulado por computadora, mingitorios ecológicos y elevador.  Aunque los sensores cuando hay exámenes o poco movimiento en los recintos eventualmente dejan sin iluminación: aulas, cubículos o baños.

            Las edificaciones educativas centran su atención preferentemente en las aulas, cubículos, laboratorios porque entienden que la función primera y más evidente es la docencia. Pasando por alto que todos los miembros de esas comunidades son  personas (cuerpos, emociones e intelecto), antes que ciudadanos, estudiantes o profesores, por ello habría que considerar  un hábitat universitario que los acoja de forma integral.

            La ocupación (estudiante, profesor, intendente, gestor) de cada miembro de esta comunidad se caracteriza por actividades singulares, sujetas a regulaciones que demandan para su ejecución y desarrollo horarios, espacios y equipamientos distintos. Pero paradójicamente todos los miembros de una comunidad -que se precie de serlo- comparten y tienen el uso común, sin jerarquías, ni prioridades de algunos espacios, equipamientos y servicios para solventar las necesidades cotidianas de: interacción, alimentación, estudio, elaboración de proyectos, descanso y espera, pero simultáneamente disponen de espacios para la colegiación, discusión, encuentro y asociación de los miembros de cada estamento. El sentido de comunidad es particularmente viable cuando un grupo social comparte condiciones comunes que lo cohesionan y marcan, en el caso de la comunidad de CU: lejanía, aislamiento y abandono, en mucho abonan a la cohesión y a la construcción del sentido de comunidad, pero también lo hacen los espacios, equipamientos y servicios comunes como el “indiobus” que comparten estudiantes, profesores y  personal administrativo.

            A partir de las condiciones prevalecientes en la Ciudad Universitaria constituido en hábitat educador, es que cobran sentido la existencia de áreas cívicas, de restauración (cafeterías, comedores, bebederos, áreas de aseo y descanso); áreas comunes de encuentro, espera e interacción; salas del estudiantado, salas de maestros; sala de personal administrativo, despachos compartidos por consejeros, espacios deportivos, áreas de vegetación, áreas amuebladas y de sombra.

            El recorrido por la superficie topográfica y antropológica del Campus, hace evidente lo poco que se atienden los principios del “espacio didáctico” (Campos 2009) o el “espacio educador” de Reggia Emilia (Rinaldi 2001) y (Hernández 2010) en lo concerniente a las necesidades: del cuerpo, de las interacciones socializadoras y de las condiciones que  propicien el aprendizaje autónomo y la participación cívica.

El documento, primeras declaraciones y apartados del “Marco conceptual del Plan Maestro para el diseño y construcción de la Ciudad Universitaria (UACJ)” (Almeida 2008)  enuncia la importancia de que los distintos, espacios, lugares y equipamientos necesarios para la vida académica y ciudadana se encuentren disponibles y en operación desde el inicio de las actividades universitarias. El arranque apresurado, con vialidades, edificios y servicios aún en construcción, contribuyó a que la apertura de talleres libres, áreas equipadas y amuebladas para el aprendizaje y el trabajo independiente de los estudiantes, necesarios todos para operar a cabalidad el Modelo Educativo, fueron pospuestos; y por supuesto, quedaron para más adelante también los espacios para la recreación, el deporte, la práctica artística, la manifestación de las ideas y de organización de los miembros de la comunidad estudiantil y del profesorado. Esos espacios que vistos como superfluos o cuando más complementarios, son los escenarios de interacción y prácticas colaborativas imprescindibles en la construcción humana, cívica y profesional, son los espacios y condiciones que potencian y doten de vitalidad a los servicios de apoyo académico como la biblioteca, el equipamiento de cómputo y la indispensable conectividad digital. Incluso las infraestructuras, servicios y políticas del campus, poco  atienden –tal vez porque no entienden- que el perfil del estudiantado se ha diversificado y que los capitales económico y cultural precarios con los que arriba a la universidad buena parte de la población estudiantil de CU, la coloca en condiciones de vulnerabilidad.

            Aquí me paso todo el día, para estudiar y hacer los trabajos. Porque como en     la casa no tenemos  computadora  y por donde yo vivo (ejido López Mateos) no hay lugares   con internet, bueno hay uno pero  sale muy caro. Para mí las vacaciones(Semana            Santa) son tiempo perdido porque no puedo avanzar en los trabajos, tendría que ir en        la ruta a un lugar de internet en Juárez y estar pagando lo que cobran y la ruta... A.         Der.

            La vulnerabilidad de los estudiantes de esta comunidad, proviene de muchas fuentes, una de ella se deriva de que los capitales culturales incorporados y objetivados son –en muchos casos- insuficientes para atender las demandas de la vida universitaria. Cualquier docente del campus CU puede atestiguar las recurrentes justificaciones de los estudiantes por no entregar los trabajos y tareas de aprendizaje en el tiempo prestablecido, y una parte importante se asocian a carencias entre las que destacan: falta de computadora o de conexión a internet en casa; de un espacio silencioso en donde estudiar; de dificultades de transportación, de falta de recursos económicos para adquirir materiales, impresiones o de una memoria USB para portar los trabajos en formato electrónico. En esa vulnerabilidad también deben considerarse otras condiciones adversas como: tener otra ocupación (familiar o laboral, incluso servicio becario o servicio social). Como señala Sacristán (2008) debe considerarse “el valor del tiempo en educación”, así la lejanía y dispersión incrementa la dificultad para realizar trabajos y proyectos en equipo, para atender simultáneamente las asignaturas en el campus CU y otras asignaturas, laboratorios,  prácticas profesionales e incluso algunas prácticas deportivas que tienen como escenario distintos espacios citadinos. Para quienes requieren trabajar para solventar sus estudios o para contribuir en los gastos familiares, las condiciones de lejanía y transportación representan una complicación, que se ve agravada si su aprovechamiento académico no es óptimo porque entonces los horarios asignados por promedio los coloca en la encrucijada de avanzar lentamente o de abandonar alguna de las dos ocupaciones.

Las normas institucionales (aristocráticas y punitivas) de bajas por escolaridad, la elección de asignaturas por promedio decreciente, además de algunas políticas, equipamientos y prácticas institucionales poco contribuyen a la equidad y la permanencia y el éxito académico. La proporción de quienes abandonan o posponen sus estudios y la creciente cantidad de solicitudes de prórroga para el pago de inscripciones dan prueba de ello. A los propósitos de equidad contribuyen sin duda las políticas institucionales compensatorias como el subsidio al trasporte, las becas socioeconómicas y alimenticias, pero también contribuyen –aunque no resulte tan evidente- las condiciones de habitabilidad del campus universitario. Porque como señalan Salmerón (1992) y Hernández (2010) la Habitabilidad Educativa del Centro escolar -en nuestro caso del campus universitario- están asociadas a la normatividad, el clima y los ambientes institucionales y a ocho dimensiones interrelacionadas y dispuestas en distintos planos: 1) disponibilidad y acceso de instalaciones, mobiliario y equipamiento y conectividad; 2) suficiencia y adecuación de instalaciones, mobiliarios,  equipamiento y servicios; 3) confort: físico, psicológico y social; 4) espacio educador; 5) sustentabilidad; 6) higiene seguridad y control de riesgos; 7) accesibilidad universal; y 8) disponibilidad en la zona del asentamiento del campus de infraestructuras y servicios de apoyo y de auxilio en caso de emergencias.

            En atención a esos criterios se puede establecer que la habitabilidad de edificio A en CU -al menos  durante el periodo 2010-2013- se vio comprometida, no solo por el alejamiento del tejido social y la ausencia de las infraestructuras de apoyo y de emergencias, pero también por una serie de factores, relacionados con el diseño arquitectónico y distribución espacial que dejaron como únicas zonas de confort el interior de los edificios mientras el resto del campus queda expuesto a los factores climáticos  y al soleamiento excesivo.

            El estudio de sombras nos muestra que el tránsito entre las edificaciones deja a los miembros de esta comunidad siempre expuestos al sol y al viento, sin resguardo ni sombreado alguno. Esta condición de sobre-exposición es conocida y reconocida por las autoridades universitarias que han analizado para proveer de sombra los trayectos desde: techumbre tipo domo, jardines verticales o columnas arboladas cuya vegetación provea de sombra, frescura y rompa la monótona aridez el paisaje; hasta lonas triangulares que conforme al desplazamiento del sol generen senderos sombreados. A tres años aún se debate entre que virtud privilegiar: la sostenibilidad de áreas verdes en una zona con escasez de agua, la economía de techar un corredor de más de cincuenta metros de longitud o la preservación de la estética modernista del campus, cuya sintaxis arquitectónica se desdibujaría con un entramado de lonas. Y así mientras continúan las dubitaciones, la comunidad de CU se resguarda en el interior de los edificios o se desplaza buscando las escasas rutas sombreadas.

                        Entre otros muchos factores de la habitabilidad del edificio “A”, consideramos en primer término el criterio de  accesibilidad universal. Tan solo arribar en el transporte institucional o en los autobuses del transporte público al campus universitario, los estudiantes y profesores son recibidos por un entramado de pendientes terrosas y terreno agreste que se intercalan con banquetas y andadores por los que deben recorrer y sortear los pobladores de CU  para ingresar a las edificaciones escolares.

            Los trayectos  y senderos son distintos para los miembros de esta comunidad que llegan al campus en automóvil, para ellos se ha dispuesto –En la parte posterior del edificio “B”- un estacionamiento de terracería, con un imperceptible sello asfáltico, por lo que a las 8:00 de la mañana con ingreso masivo de vehículos, en aquella área se levanta una gran nube de polvo. Pero también deben transitar por incómodos tramos de terracería aplanada y recubierta con una gravilla cada vez más dispersa. Los únicos usuarios del campus que cuentan con equipamientos adecuados son las autoridades, para quienes han sido dispuestos  cajones de estacionamiento reservados y todos los trayectos con dirección a sus puestos de trabajo se encuentran adecuadamente pavimentados. (Claramente un acto de inequidad o incluso de violencia simbólica)

            Esta, como muchas otras prácticas de estratificación, se encuentra tan naturalizada que nadie la cuestiona ni objeta. Todo parece pertenecer a un orden natural de desigualdades. A nadie parece importar que la universidad sea una institución pública en una sociedad republicana y democrática, integrada por ciudadanos con diferentes ocupaciones y funciones, pero todos con los mismos derechos fundamentales. Sin embargo la estratificación, la distribución de espacios, privilegios y calidad o tamaño del mobiliario se distribuyen como en las antiguas sociedades de clases y castas o en las instituciones privadas en las que se distinguen a los dueños y superiores de los empleados y subordinados.

            Abordé a un solitario estudiante con discapacidad motora que descendió del indiobus y se trasladaba por el área de terracería al edificio “A” auxiliándose con un par de muletas, a quien le pregunte ¿Qué te gustaría que cambiará en CU? porque observo que te resulta muy difícil  bajar del indiobus y luego vienes batallando para atravesar por la  terracería y eludir algunas piedras para llegar al edificio.

            Siempre tiene uno que batallar, en todas las escuelas que he estado se batalla, bueno,   toda la ciudad está así. Subir y bajar del indiobus no es tan difícil, lo difícil son las          rutas, que todavía no termino de bajar y ya está arrancando. Pero yo no me quejo y        menos de la universidad, porque aquí por lo menos hay elevador. Ed. In.

            La accesibilidad y seguridad se ven comprometidas diariamente por el diseño y las dimensiones de las escaleras, por las que la mayoría de la comunidad  asciende y desciende a las diferentes plantas de la edificación. Las escaleras son -como se ha señalado- muy estrechas y claramente insuficientes para el número de pobladores, los que ascienden o descienden deben hacerlo en “fila india” porque como máximo pueden avanzar dos personas. En particular resultan inadecuadas las escaleras que se localizan en la parte frontal de edificio para ascender al cuerpo semicircular, porque tienen un trazo continuo que las hace muy  peligrosas sobre todo en la noche en caso de que fuese necesario hacer un desalojo precipitado. Pero también resultan inadecuadas porque con las curvaturas de unas, la inclinación otras y la abertura entre peldaños, todas las escaleras dejan en condición incómoda a las mujeres que visten faldas.

            Casi nunca traigo falda, pero como hoy me toca exponer, tiene una que venir      con       mejor presentación. Pero la escalera está muy empinada por eso subí      tapándome con el sweater. Pero terminando la exposición me cambio los zapatos y me pongo un pantalón. EADM

            Primero la ausencia y luego la insuficiencia de sillones y sillas de espera propició que parte de los escalones de algunas escaleras se utilicen como asiento o lugar ve espera, dificultando con ello el tránsito e incrementado el riego de caídas.

            El único elevador en este edificio resulta insuficiente para la cantidad de usuarios, sobre todo conociendo que es el edificio con mayor cantidad de aulas y que la mayor parte de ellas se ubican en la primera y segunda plantas.

En algunos momentos la cantidad de usuarios excede la capacidad de carga del elevador y la de que se quede varado siempre está latente. Por ello se han instalado carteles señalando que el elevador es para uso preferente de personas con discapacidad, pero la comunidad tanto de estudiantes como de profesores que deben cargar además de sus materiales ordinarios, los equipos  de proyección no acepta ser excluida, sobre todo porque en los  otros edificios del campus CU los elevadores son de uso universal. Por lo demás el elevador es muy pequeño, apropiado para seis personas, pero sin las dimensiones adecuadas para intentar trasladar en caso de un desmayo o lesión –por falta de profundidad- a una persona inconsciente en una camilla. Pero el mayor inconveniente del elevador es su frecuente descompostura, atribuida primero al vandalismo de los estudiantes, luego al uso intensivo y al exceso de polvo que ingresa a la edificación, aunque finalmente se reconoció que las fallas tenían como causa  principal la falta de mantenimiento por la empresa proveedora del equipo que exigía un contrato de servicio excesivamente oneroso.

            Nos han dicho que algunos [estudiantes o parejas] se encierran para hacer cosas o que le pican a todo y por eso se descomponen. Una vez, si me tocó que estaba todo orinado ... EDG

            Algunos estudiantes no respetan, intencionalmente tiran cosas y hacen que se atore o lo bloquean hasta para jugar.  INT.C

            La amplitud, diseño y acabados del edificio “A” sorprende a muchos estudiantes que provienen de escuelas con infraestructuras básicas o precarias. Para algunos estudiantes este es el primer elevador que utilizan e inicialmente se comportan como si se tratara de un juguete, hasta que pasa a formar parte de su mundo a la mano (Heidegger) y las prácticas parecen normalizarse, pero cada semestre con la llegada de nuevos pobladores el ciclo y las fallas se renuevan. El espacio del elevador con su inherente privacidad sirve para alguna despedida, un encuentro casual, conocer a nuevos compañeros y hasta para realizar proezas acrobáticas estampando la suela de sus zapatos en la parte más elevada de las puertas, quedando la marca como un record que otros tratan de emular o  superar.  Pero también ocasionalmente es un foro discreto y silencioso en donde es posible encontrar algún mensaje sugerente como el colocado en octubre del 2013 por un colectivo de estudiantes.

            Al final todo va a salir bien. Y si no ha salido bien, es que todavía no es final.     Acción Poética CU

            Un elemento perteneciente a la organización institucional que compromete la habitabilidad es la concentración de servicios y dependencias en este edificio –explicable en 2010 y 2011 cuando era el único edificio en operación-. La concentración  ocasiona que en diversos momentos del periodo escolar las largas y difusas filas de estudiantes que solicitan atención o audiencia en las oficinas de gestión se anuden y entorpezcan el flujo de los transeúntes. Esos momentos caóticos evidencian un uso inadecuado del espacio educativo porque los corredores destinados a la circulación se transforman en salas de espera, en ellos los estudiantes aguardan el turno de ser atendido. Cuando los tiempos se prolongan, toman asiento en el suelo quedando en condiciones  poco confortables, pero sobre todo poco dignas. De nuevo se observan las prácticas de la burocracia universitaria  devenida en lo Bourdieu llama nobleza de estado. El servidor atiende cómodamente apoltronado en su despacho, mientras al que se sirve debe esperar en condiciones impropias y casi suplicantes.

            …por qué no lo hacen en el audiovisual y así puede uno esperar sentado, o que den número y no que lo tenga que estar ahí parado todo el tiempo. Desde que        entra     una a la universidad es así, para el examen médico, para el examen de idioma, para            entregar los documentos, siempre filas, y filas. Y algunas veces hay que esperar en el             sol como si no tuviera la universidad un lugar donde atendernos. Lil.AD

Los estudiantes se han mostrado –a lo largo de estos primeros años- dispuestos a aceptar las condiciones y servicios que les ofrece la universidad y reciben (sobre todo los primeros pobladores) de buen talante cualquier mejora que se hace. Estas actitudes puede explicarse: porque se sienten parte de un comunidad de pioneros, de los primeros, de los fundadores, o bien porque con los referentes de que disponen, la universidad ofrece mejores condiciones que los centros educativos de los que provienen, particularmente en cuanto se refiere a: climatización interior, libertad, tolerancia y pulcritud de los servicios sanitarios (Exceptuando el primer semestre cuando las condiciones de climatización, limpieza y flujo de agua corriente eran claramente adversas).

            Hasta inicios del 2012 fuera de las aulas prevalecía la desnudez y la falta de equipamientos. Ello no incomodó demasiado a los estudiantes, sobre todos a los de espíritu aventurero y a aquellos cuya meta era ingresar a la universidad en las condiciones que fuese, aunque algunos y algunas  expresaban

            Es que no entiendo porque nos mandaron para CU si todavía no estaba terminado ni un solo edificio, además de venir saltando en el camino. Hacía         un frio   endemoniado, teníamos que echar el agua al baño con cubetas y no había ni dónde           comprar, ni a donde ir, nos sentíamos prisioneros... Ale.Ed.

            En ese periodo inicial (heroico le llama Martínez,06/09/2011) esperar o reunirse sentados o incluso recostados en el suelo durante algún tiempo pareció ser la condición natural o al menos naturalizada en el campus de CU. Ello contribuyó a que las chicas -acosadas visualmente en el transporte o las escaleras y luego verbalmente por los trabajadores de la construcción- asumieran que la única prenda con la plasticidad suficiente para las actuaciones y posturas que reclamaba ese escenario educativo, eran los pantalones. (Incluso en 2011 las autoridades del campus universitario les solicitaron a las estudiantes que transitaban desde el estacionamiento ubicado en la parte posterior del edificio B -aún en construcción- con dirección al edificio “A”, que se vistieran en forma menos provocativa para evitar el asedio y la lascivia de los trabajadores de la construcción).

            En mayo del 2012 las cosas empezaron a cambiar al amueblar con algunos sillones individuales las zonas de vestíbulos, entrepisos y los intersticios devenidos en  áreas comunes. Con la dotación primero de unos pocos sillones de color café y luego de sillas espera, acolchonadas de color azul, colocadas en los corredores de la primera y segunda planta y en la parte norte del entrepiso el escenario y las prácticas de encuentro, espera y descanso cambiaron y se definieron nuevos lugares, nuevos territorios, pero también nuevas interacciones y actuaciones al interior del edificio

            En los componente de confort: climatización, iluminación, ventilación, aislamiento sonoro, disponibilidad de equipamientos y mobiliario, tres son los elementos que echan en falta los estudiantes: reclaman -sobre todo durante el verano- la insuficiente dotación de dispensadores de agua, cuyos garrafones se encuentran generalmente vacíos por las tardes, pero en particular les molesta la falta de los conos de papel utilizados como contenedores para beber, ya que esos recipientes solo se les encuentran en la oficina de COBE y en la recepción de la jefatura del campus. (Ambas en la planta baja) hasta donde deben dirigirse con humildad los estudiantes a solicitar un conito de papel.

            Yo me traigo mi botellita (Fiji, me la muestra) y aquí la relleno porque      nunca   hay       conitos y yo no entiendo porque a los otros edificios les pusieron bebederos y aquí no.     Fuimos los primeros y estamos peor. ETS

            Para solventar esta deficiencia se han analizado diversas propuestas y hasta se elaboró un proyecto para adquirir una pequeña planta purificadora de agua con base en tecnologías de osmosis inversa y luz ultravioleta para proveer a bajo costo- agua de buena calidad a todos los bebederos y dispensadores distribuidos en el campus universitario. Esta como muchas otras iniciativas pese a su clara importancia, ética, económica y de salud se va dejando para después, cuando la relación costo beneficio sea claramente inobjetable.

            El segundo reclamo alude a un componente funcional -que parece haber sido pasado por alto- es la insuficiente e inadecuada distribución de tomacorrientes con excepción de las aulas electrónicas en las que los tomacorrientes están disponibles en el piso de toda la sala. No se consideró que: gran parte de la actividad, tareas académicas y de comunicación que esta comunidad mantiene entre sí y con el lejano mundo citadino se realiza a través de dispositivos electrónicos y que por ello, en las aulas los puestos próximos a la pared-en donde se encuentran los tomacorriente- se han convertido en territorios en disputa. Ni siquiera la biblioteca trasladada en 2012 al edificio “C”  provee –fuera de unos cuantos localizados en los muros- de enchufes eléctricos en todas las mesas, sabiendo que resultan indispensables para el funcionamiento de los equipos y dispositivos de los estudiantes. No se consideró en la distribución del cableado, del equipamiento y de la cobertura de internet en el campus que un sector importante del estudiantado, pasa la mayor parte del día en CU y que no disponen de otras alternativas o lugares en donde  trabajar, desde donde tenga  acceso a internet (Un estudio realizándose por una estudiante de CU, Ávila (2014) muestra las peripecias, dificultades y costos que deben afrontar los estudiantes que no disponer de una computadora o de internet en sus casas). Esas insuficiencias son denunciadas diariamente _en forma silenciosa- por los estudiantes que hacen uso de cualquier tomacorriente disponible incluso de aquellos que se encuentran en las oquedades que debieron ser ocupados por dispensadores de agua. La reiterada práctica se ha vuelto escenográfica y termina a fuerza de repetirse por ser ignorada. Algunos docentes y autoridades afirman que esas prácticas les gustan a los estudiantes e incluso dan significado a su identidad y son manifestaciones de libertad.

            …no es por gusto, es a huevito, porque la batería de mi computadora ya no carga, si no estoy conectado, pues ya no puedo trabajar, ni ver mi correo, ni nada…  AODIS.

El tercer elemento ausente son talleres o áreas con mesas de trabajo de acceso libre en donde los estudiantes puedan avanzar sus tareas, en las que puedan cortar, pegar y elaborar los papelotes, maquetas e ilustraciones con las que acompañan algunas de sus presentaciones y actividades tanto en clase como en sus prácticas de campo. La ausencia se refiere a todos los espacios de trabajo: independiente y autónomo;  individual o de pequeños grupos que de acuerdo al modelo educativo deben contribuir en la construcción social, profesional y ciudadana de los estudiantes.

            Es frecuente ver a los estudiantes trabajando -entre clases- en el escritorio del profesor para disponer de una superficie más amplia, utilizar en los corredores el asiento de una silla como apoyo para sus materiales, mientras ellos se sientan en el suelo o simplemente extienden sus materiales en el piso y trabajan apoyados en sus rodillas. Esas condiciones de trabajo llegan a parecer ingeniosas o creativas y forman parte del anecdotario de la vida de los estudiantes en las primeras etapas de CU, pero claramente evidencian que en las instalaciones no se cumple con el principio de proveer las condiciones adecuadas y suficientes para el estudio y el aprendizaje en condiciones dignas y funcionales.

            Por su parte el profesorado también reclama que aun cuando el edificio cuenta con conexión a internet -su cobertura no alcance por igual a todas las aulas- lo que condiciona las actuaciones, interacciones y actividades de enseñanza aprendizaje. Este condicionante también se asocia a la falta de equipamiento de proyección, solo siete aulas disponen desde fines de 2013 de proyectores fijos. Desde que inició operaciones CU la práctica cotidiana, la rutina regular es que  desde poco antes de las 8 de la mañana los docentes que han preparado sus actividades en formato digital, hagan fila esperando realizar los trámites de registro y entrega de una identificación para recibir en préstamo un equipo de proyección y una extensión eléctrica (Sí se requiere también bocinas, ese es un trámite adicional que deberá realizar en las oficinas de teleinformática). Después de la espera, algunos profesores suelen quedar decepcionados porque se agotó la cantidad de equipos o cables de conexión disponibles. Nadie se queja (Puede resultar inconveniente sobre todo para los profesores por honorarios ser etiquetado como un profesor quejumbroso). Parte del profesorado “se adapta” o se resignan a las carencias y dejan de utilizar los medios electrónicos o las salas audiovisuales de manera regular; otros han preferido adquirir por cuenta propia el equipo de proyección, ya que les parece un recurso indispensable en el ejercicio de la docencia, pero también porque es necesario para que los alumnos  presenten sus trabajos, proyectos y avances de investigación.

            Yo me canse de estar teniendo que hacer fila para que te presten un cañón y      llevar    cargando la caja o la bolsa sin correas en la que te lo dan,  -porque no            hay quien te      ayude-, y si no funciona el elevador tener que subir y bajar por las escaleras cuando    llevas también la computadora. Para colmo hay que llegar a       instalar la computadora     y el cañón, y la clase siempre empieza tarde; pero eso   sí, hay que terminarla antes       para llegar a entregar el proyector a tiempo. Nada de eso me parece ni justo, ni          educativo. Yo simplemente deje de usar el cañon. Sag.PER.

            Se quejan porque quieren, esperan que la universidad les dé todo. Yo para no     batallar me compré mi propio cañón, porque además es mi herramienta de trabajo  –y ni son    tan caros-, claro, que está la molestia de venir arrastrándolo desde el   estacionamiento, pero al menos me evitan tener que estarlo pidiendo. Ang. TS

            Deben señalarse también otros componentes de la propia configuración espacial o del uso de las instalaciones que inciden en la habitabilidad educativa  del edificio “A”. Primero que existen dos recintos denominados talleres en la primera planta de los que no se hace el aprovechamiento adecuado, porque sus dimensiones (longitud) resultan excesivas si se utilizan (como actualmente se hace), para aulas, y porque  la combinación de la longitud con curvatura de los muros propicia la dispersión. Esos recintos podrían destinarse a la función originaria, para  que en ellos los estudiantes elaboren los materiales didácticos y de sus presentaciones y para que realicen trabajos colectivos en las condiciones que la educación universitaria de calidad amerita. Anexas a los dos talleres  se encuentran dos pequeñas terrazas sin uso y que provistas de adecuados resguardos  y mobiliario podrían proporcionar un espacio adicional de solaz o como un componente externo del taller en donde se puedan utilizar pinturas y solventes.

            Esas terrazas al principio si se usaban, estaban abiertas, pero un día un             estudiante estaba sentado en la orilla y de broma otro compañero hizo     como que lo      aventaba, y por poco se cae, lo pudieron agarrar a tiempo y subirlo, pero casi le da un ataque, tuvimos que llevarlo al UAMI. Y desde entonces ya no se abren.        Gpo.INT

            En las plantas primera y segunda se localizan amplias aulas  de forma ovoide denominadas en la señalética institucional una como sala multiusos del estudiantado y la otra como sala multiusos del profesorado que ante la falta de espacios de docencia prevalecientes hasta 2012 se utilizaron  de manera emergente como aulas. Esos espacios fueron pensados para dotarlos de equipamiento y mobiliario que posibilitaran el descanso, trabajo colectivo o individual y encuentro fundando territorios propios para estudiantes y docentes. Con el crecimiento de las infraestructuras y espacios destinados a las actividades académicas, bien podrían recuperar su función primigenia dotándolas del mobiliario y de algún equipamiento como un horno de microondas y fregadero para que ahí se reúnan respectivamente miembros de los colectivos de estudiantes y docentes y en ellos estudien, preparen clase, charle, descansen o incluso, para que consuman los alimentos en condiciones más decorosas e higiénicas, ya que contiguas a esa salas se encuentran los servicios sanitarios en donde pueden asear sus manos y bocas. (Prácticas que de acuerdo con mis observaciones son casi inexistentes en la comunidad de este campus universitario) 

            Quedan como asignatura pendientes los rubros de seguridad e higiene, destacan: la ausencia de escaleras externas de emergencia para casos de incendio, falta de simulacros de evacuación, algunos insumos médicos incluyendo suero anti-crotálico y un sistema de apoyo y traslado médico en caso de emergencias. En el campus  de CU se cuenta con una  Unidad de Atención Médica Inicial (UAMI) y médicos noveles asignados por la SSA para cumplir el año de Servicio Social que realizan campañas de prevención y de  atención a problemas de salud y malestares físicos menores, de los miembros de la comunidad universitaria, también coordinan estudios y campañas sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual, higiene y salud reproductiva. En su propaganda destacan los estudios Papanicolau y la entrega de condones, pero en contraparte en la recepción de esa unidad se colocó un letrero que anuncia “Aquí no tenemos toallas sanitarias” el cartel fue la respuesta a las múltiples solicitudes de chicas que requieren urgentemente de toallas sanitaria y no disponen en ese momento de ellas o de los cinco pesos en las que se venden en la cafetería del campus.

            Es muy difícil cuando se te acaban o te agarra de sorpresa, se pueden   comprar en la    cafetería pero, a veces no traes los cinco pesos, además de que hay que esperar que    no haya mucha gente, da un poco de vergüenza. Es algo natural, pero es difícil ir por        un kotex a la cafetería. Al. Der

            A veces tiene una que arreglárselas con puro papel. Yo creo que podría hacerse como    un intercambio solidario en el UAMI, que la universidad no tenga que gastar, así cuando una tenga urgencia de toallas sanitarias va y solicita una  y se compromete a       traer al siguiente día una o dos para cuando la necesite otra compañera, así no   tendríamos que estar     pasando la vergüenza en la cafetería. Y más que la vergüenza    es, que es el lugar de la comida, pero no hay ni a donde ir…  Gri. Der

            Sobre la temática de higiene y educación, los baños de mujeres no cuentan con bidet o con algún sistema de ducha que les permita a las mujeres de la comunidad -sobre todo cuando permanecen todo el día en campus CU- mantener la higiene y sentirse más cómodas y seguras.

            En caso de emergencias médicas aún no se cuenta con algún vehículo equipado (ambulancia) para el traslado de estudiantes que han sufrido crisis epilépticas, intoxicaciones y desmayos. Los accidentes por colisiones de automóviles (29de abril y 10 de octubre de 2013) en la avenida Fundadores (Vía de acceso al campus universitario) han dejado constancia de que los tiempos de arribo de que las ambulancia provenientes de la zona urbana pueden tardar una hora o incluso más, un periodo crítico en caso de lesiones graves.

            En una ocasión (A las 19:45 horas cuando ya no hay autoridades en el campus) fui observador y partícipe en un caso de  emergencia médica, cuando   una estudiante sufrió un desmayo en la planta baja y fue trasladada en andas a la Unidad de Atención Médica Inicial (UAMI). El médico en turno decidió -después de tomar los signos vitales y hacer una valoración- que el caso era serio y que ameritaba el traslado urgente para recibir atención médica hospitalaria. Se buscó entre los presentes (profesores, estudiantes e intendentes) alguna persona que dispusiera -en ese momento- de una camioneta en donde se pudiera trasladar acostada a la estudiante inconsciente. Yo ofrecí mi vehículo (una camioneta en la que se podía abatir la segunda línea de asientos para disponer de suficiente espacio) y lo conduje -como se me indicó- ascendiendo al gran corredor peatonal por un costado del edificio C para llegar a la salida de emergencia del UAMI en el edificio A. Ya estando ahí  y habiendo dispuesto el espacio para el traslado de la estudiante, el médico decidió cancelar esa opción de traslado.

            Médico: No puede ir ella sola con usted en la camioneta, debe estar       vigilada             siempre por el médico.

            INVESTIGADOR: Está bien, creo que eso es lo correcto, venga usted también en la     camioneta.-     

            MEDICO: Pero tendría que dejar mi carro aquí y luego quien me trae, va ser       un        problema regresar por él.

            Investigador: Yo lo espero y lo traigo por su carro.

            Médico: Pero ya va a ser muy tarde, además ya no va a haber nadie

 

            Finalmente el médico trasladó a la estudiante recostada en el asiento posterior de su automóvil, contraviniendo su propia propuestade utilizar un vehículo en el que la estudiante fuese recostada.

            Con motivo del acto protocolario de inauguración del edificio “B”  concurrió el Ciudadano Gobernador del Estado acompañado por un séquito de funcionarios estatales, locales y las autoridades universitarios. En ese solemne acto se pudo observar que acompañaba al gobernador y su comitiva, un evidente cuerpo de  seguridad, numerosos periodistas y al fondo de los vehículos de la comitiva, una ambulancia equipada y personal médico para  atender cualquier emergencia.

En esa ocasión un estudiante comentó.

            …se nota que hay personas que valen más que otras, el gobernador viene no     solo      con sus guaruras, también con una ambulancia por si le pasa algo. Y nosotros[en   CU] que somos tres mil y que estamos aquí todos los días, no tenemos una    ambulancia por si nos pasa algo …(Jon.L. Ed.)

            Esta carencia afecta a todos los pobladores de esa Ciudad fantasma, llamada “Ciudad del Conocimiento” a la que concurren de Lunes a viernes más de seis mil estudiantes contabilizando las comunidades universitarias de CU y del Tecnológico de Ciudad Juárez II; además de los bachilleres del CECYTECH y DEL COBACH. Todas comunidades de estudiantes y profesores que comparten además de la lejanía  y los riesgos del trayecto, los  escenarios escindidos del medio urbano y el desolado entorno.

            Sin embargo la mayor atención del acontecer en la primera etapa de desarrollo y poblamiento CU, la merecen los claro-obscuros  de la gestión de este campus universitario que no llega a ser  “Espacio didáctico”, “Espacio educador” o el “hábitat eco-antropológico” en el que se construyen los universitarios. Estos conceptos o categorías aluden a los ambientes, clima, infraestructuras y servicios, concretados en: reglamentos, prácticas cívicas, académicas, culturales como de las prácticas y políticas compensatorias; a cada espacio, infraestructura, equipamiento y mobiliario corresponden actuaciones, relaciones e interacciones formativas, nada es prescindible, lo mismo los corredor, que las área verde; los espacios de recreación, deporte y restauración; que los equipamientos: salas de estudio, comedores, sillones, casilleros y sombreado; porque todo ello contribuye y es parte de las funciones educadora, igualadora y de formación ciudadana (Hombrados, 2005) a la que la universidad se ha obligado al declarar su Misión.

            Entre las autoridades universitarias eficientistas prevalece la creencia  de que en las aulas, laboratorios, biblioteca y servicios de cómputo y cursos en línea se agota la función educadora desdeñando la contribución que los encuentros, las interacciones, las actividades recreativas, la integración de organizaciones de estudiantes y los rituales y territorios condiciones compartidas tienen en la formación y construcción e intercambio de significados entre los universitarios.

            Entre las carencias, la provisionalidad y los defectos congénitos del diseño arquitectónico, no todo fue adversidad para los estudiantes, profesores y personal de apoyo, desterrados del tejido urbano, arrojados a un medio hostil y agreste. Viviendo un exilio diario de 10 horas de aislamiento e incomunicación. Porque en esas peculiares condiciones compartidas se fueron construyendo redes de significados, soportes afectivos y la conciencia de que la UACJ, no los acogía en sus campos citadinos, que los había destinado –sin consulta y sin consentimiento- a ser los pioneros, los primeros pobladores de un nuevo campus universitario que los recibía con un sugerente edificio cilíndrico a medio construir rodeado de matorrales y la intermitente vegetación que caracteriza a las zonas áridas.  Que los remitía a una Ciudad universitaria, que no lo era, localizada en un páramo, sin lugar alguno a donde ir. Extraviados en esa desolación, todo parecía igualmente inhóspito, no había nada que convocara a explorar el entorno, salvo una pendiente que conducía al punto donde se colocó la primera piedra de la Ciudad universitaria, “el mundo a la mano” se compañía del indiobus, inacabadas infraestructuras, pero también de compañeros y de un ambiente de cuidado mutuo, casi familiar.

            Conocíamos a los compañeros a las secretarias y conserjes  a Mary, a Julio a    Moy, a los chóferes y a Pepe el que era antes el director de CU. Cuando abrieron la cafetería a    veces se sentaba en la mesa con nosotras o con otros             compañeros para platicar. Era    muy sencillo y nos explicaba que todos los problemas se iban a solucionar. Y yo,             que fui de las primeras, si he visto como todo ha mejorado, por eso me da coraje            que los que llegaron después,          no respeten, rompan las llaves del baño, no saben lo      que nosotras tuvimos    que batallar… Eri.EDU

            El hábitat cotidiano –pese a la bastedad circundante- quedó reducido a unos cientos de metros cuadrados en la parte frontal e interior del edificio A y de pequeñas porciones pavimentadas del exterior circundante. Aun así en un par de ocasiones el personal de mantenimiento tuvo que salir en búsqueda de grupos de estudiantes que se habían alejado  del área en edificación y tardaban en regresar, esta atención y preocupación por los miembros de la naciente comunidad también se hizo evidente durante las lluvias cuando el personal universitario salía en auxilio de estudiantes cuyos vehículos quedaban varados, sufrían  descomposturas o pinchaduras en los neumático, incluso el auxilio del personal de CU en dos accidentes de vehículos que impactaron con ganada vacuno -que deambulaba por la brecha de terracería- resultó  vital y oportuno. Ello aunado a la proximidad física, a la atención personal, al conocimiento prácticamente de los nombres y carreras de cada uno de los miembros de la comunidad, a los saltos y polvaredas del camino; al frio,  bocadillos  esperas y hasta el hambre compartida; junto a las interacciones casi inevitables, como a la estrechez de los territorios  co ocupados, fueron construyendo mayor tolerancia proxémica y un sentido de comunidad solidaria. La proximidad y las interacciones entre los miembros de todos los estamentos universitarios era rica y fluida, los territorios de poder eran pocos y de reducidas dimensiones, en el caso de la secretaria no iba más allá que su escritorio. Si bien ya se formaban grupos pequeños, por género, escuela de procedencia y carrera, las interacciones se extendieron a todos los miembros de la comunidad, incluso llegó hasta los trabajadores de la construcción que avanzaban en la conclusión del edificio “A”, con ellos conversaban los estudiantes y los más audaces llegaron a solicitarles algún cigarrillo.

            Todos nos conocíamos, si no por nombre, si nos reconocimos era más fácil si    era de   tu salón o si veníamos en el mismo  indiobus, sabíamos que todos éramos de CU.        Había unos más serios y unos muy divertidos, yo recuerdo un       grupito de         entrenamiento deportivo a los que les decíamos los “menas” porque uno de ellos se             apellidaba Mena y siempre andaban con él. Cuando pusieron      las canchas de básquet             los veíamos jugar, desde acá, porque no había          ninguna sombrita. Cuando quitaron         esas canchas se enojaron mucho por eso sacaron e YOUTUBE “ Hitler se encabrona         en CU” para quejarse de todo lo que pasaba en CU. Ale. EDU.

            …el primer semestre éramos muy pocos, yo sentía que éramos los que ya no     cupimos en ICSA. Aunque también había de otros institutos. Como había pocos      salones unos veníamos lunes y miércoles y otros martes y jueves siempre de        ocho a cuatro.- todos nos llevábamos bien, pero si se hacían grupitos, al principio se formó un   grupo más o menos grande de estudiantes que hacían             oración. El primer festejo que     tuvimos fue el día de muertos, y pusimos unos   altares muy bonitos, con fotos, flores y comida. La verdad sentíamos que estábamos en la universidad que la cultura era          importante. Y es raro pero ahora que somos más, para el día de muertos, apenas           pusieron una mesita…Dan. ARQ.