El concepto de desarrollo sustentable es de origen relativamente reciente, contrapuesto al concepto de crecimiento o desarrollo económico, que fue sometido a diversos cuestionamientos en la segunda mitad del siglo XX en vista de las consecuencias negativas que un enfoque puramente economicista venía teniendo sobre el ambiente planetario y la vida social de los hombres.
El desarrollo sustentable no es un concepto puramente económico ni puramente ambientalista, sino que pretende integrar todas las dimensiones abarcadas por las ciencias sociales en un enfoque claramente interdisciplinario, muy amplio y complejo.
La definición más frecuentemente citada cuando se habla de desarrollo sustentable es la que se planteó en la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, en 1988, que lo define como “el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. También se lo suele nombrar como “desarrollo sostenible”: ambas expresiones son equivalentes.
El desarrollo sustentable abarca tres componentes básicos e íntimamente interrelacionados: el económico, el social y el ambiental.
El desarrollo sustentable, dada las prácticas actualmente vigentes y los poderosos intereses existentes, solo puede ser entendido como proceso de cambios, con profundas modificaciones en los criterios sobre la explotación de los recursos, las tecnologías en uso y el marco legal institucional, para recorrer caminos nuevos de crecimiento económico con mayor equidad social, mejor uso racional de los recursos-en especial de la energía- y el reciclado y tratamiento de los desechos de la actividad humana.
También se relaciona con la estabilización de la población humana y su mejor distribución, así como el cambio de los patrones de consumo para satisfacer reales necesidades y no ficticias demandas, y por encima de todo ello, la asimilación de una “cultura ecológica” que disuada, por presión social, los impulsos, especulativos y predatorios del medio ambiente, de los intereses privados.
Se trata, pues de cambios profundos, en la reorientación tecnológica, en un contexto social concientizado, democrático y participativo, con participación de las minorías y los grupos étnicos, y el rediseño de instituciones, leyes y políticas públicas, para superar la crisis ecológica que se cierne sobre nuestro mundo.
Los principales problemas a tener en cuenta para la real vigencia de un desarrollo sustentable son: